Partida Rol por web

—¡Oh, cómo no aceptar tan agradable compañía!

Acepto su invitación, inseguro de si ha sido hecha de buen grado. 

—No recuerdo si hemos sido presentados durante el viaje —digo tras un rato—. Thynerus es mi nombre. Dedicado a las artes arcanas por necesidad vital, ni por vocación ni por tener un talento especial. Básicamente pretendo sobrevivir sin tener que dedicarse a aburridos oficios.

Sonrío de nuevo. 

—Todo lo que ese «iluminado» nos ha dicho ha despertado mi curiosidad. Cuantos como él habrán enviado a la perdición a nobles e ingenuas almas.

Desperte en el piso.Los sueños sobre luchas y sangre hacian que mis noches sean agitadas.

Baje a la taberna con pocos animos para hablar con alguien,solo estaba interesado en beber agua fresca. En la mesa se encontraban dispersos en habladurias el mago y la paladin,con quienes no tenia la menor intenciòn de compartir mi valioso tiempo.Les hice un movimiento tosco de cabeza a modo de saludo,tome la jarra que me interesaba con ambas manos y de pocos tragos la vacie,dejandola en la mesa tras un largo regueldo,para abandonar el lugar e ir en busca de provisiones para la aventura.

Gustosa de que hayan aceptado mi invitación me dispongo a tomar asiento mientras escucho la presentación de Thynerus.

- Mi nombre es Elderane Irathor, soldado y purificadora de almas encomendada a Velex. - le digo con un semblante serio y solemne - Por obligación y por gusto propio - comento replicando la necesidad de pertenecer a la iglesia. - Comprendo su desanimo y desconfianza hacia la iglesia, pero creo que nadie es puesto en un lugar por el simple hecho de estarlo. Y si bien muchos utilizan tretas y engaños para sacar provecho propio, los dioses siempre ponen en nuestras manos las herramientas para salir victoriosos ante cualquier adversidad. ¿no le parece?

Llevaba horas despierto, desde mucho antes del alba, se había levantado a hacer los rezos del alba y se había flagelado como penitencia por sus pecados potenciales. Tras lavarse las laceraciones, se puso una camisa sintiendo como las heridas le escocían al contacto con la piel y unas finas marcas de sangre traspasaban la tela. Termino de ceñirse su armadura y bajo las escaleras con brusquedad notando como la piel de su espalda se tensaba provocandole tenues dolores al caminar.

-Ese iluminado es la ultima brizna de bondad en la frontera, es un servidor de Dios...de un dios erroneo- dijo haciendo una pausa, acompañando una mirada glacial a su tono frío y cortante.- Puedes dudar de cordura de su mente, puedes dudar sobre si ha sido engañado...pero no dudes que su palabra es ley, aunque quizás está ley haya sido derrogada mucho tiempo atrás.

Ignorando las posibles respuestas del mago, se dirigió al tabernero encargandole una lista de objetos. Pagó en el acto y se volvió hacia la mesa y quedando apoyado en la mirad, oteando el patio de la fortaleza, permaneció de pie impasible.

-La perdición, la muerte y el mal son nuestras elecciones...el camino está a tus pies, Velex te indicará lo justo y lo que debe hacerse- Dijo mientras miraba al patio- Tus errores y tu incapacidad son solo responsabilidad tuya, no culpes a los dioses de lo que tu no puedes hacer.

A pesar de mi pequeño tamaño ocupo sobradamente el ancho de la cama al dormir con las piernas y los brazos completamente abiertos.

De algún modo las sábanas han acabado por los suelos, pero no es algo a lo que le dedique mucho tiempo.

A pesar de llevar horas durmiendo me levanto de un salto, como si estuviera en medio de una carrera, y me enfundo mis pantalones mientras me ciño a toda prisa mi peto de cuero tachonado, como si llegara tres horas tarde a alguna parte.

Bajo las escaleras de dos en dos menos las cuatro últimas, que las evito de un salto, y me entusiasmo al ver a mis compañeros en la mesa.

- Thaaaaaloooos - grito al gigantón de brazos enormes mientras corro hacia él y salto sobre su espalda enorme cuando éste levantaba una jarra de agua, haciendo que salpique levemente.

Colgada de su hombro, saludo al resto mientras intercambian presentaciones.

La intromisión del clérigo me sobresalta y llama la atención. Principalmente por la falta de tacto al momento de tocar temas de los dioses.

- No blasfemes hermano - le digo en tono de camaradería ya que compartimos la misma fe - Puede que el clérigo siga a otro dios, lo que no significa que este sea un dios erróneo. Si Velex nos ha puesto en este lugar es para ayudar a alguien que se sienta en su propia mesa, no para difamarlo. Y ten en cuenta de que a las leyes solo las derogan los hombres, mas no sucede así con aquellas que dictan quienes son dueños de nuestras acciones y nuestro corazón.

Mi tono era tranquilo y calmo, aunque cargado de reproche hacia el clérigo.

Se mantuvo mirando por la ventana...su fe no está consolidada, es un eslabón débil...no giró la cabeza para contestar.

-Solo hablé metaforicamente- dijo con calma- Su mente puede estar en lo cierto o puede estar recordando angustias pasadas...solo el Dios verdadero puede saber la verdad.

Se dió la vuelta, posando la mano en su martillo de guerra.

-De todas formas, no pienso abandonar a nadie al tormento...no dejaré a un hombre justo en manos de esos seres inmundos.- se dirigió hacía las escaleras mientras tomaba un paquete que le acercaba el mozo de cuadras- Quién sea justo y valiente será mi hermano...los demás solo son ovejas a merced del lobo.

...Soy Sildar uth Corvix, hijo de Aghaz uth Corvix, Barón de Cathgîl...es hora de hacerse un nombre...
 

Al notar una leve carga sobre mi espalda y una voz aguda gritando mi nombre,comienzo a despertarme.Era Jilliam ¡Que alivio! Por fin alguien que no hablara sobre dioses y todas esas cosas que nada tienen que ver conmigo.

Tomádola con una mano, la levanto en el aire sonriendo.

-Voy por provisiones, no muy lejos. Si me acompañas podemos husmear este lugar,pero solo un rato, pues estoy harto de habladurias...¡Quiero Sangre! AAAAAAAAAAAAAAARGGGGGGGGG....

Comento a la pequeña picara en tono gracioso.

Como de costumbre antes de que amanezca salgo a estirar las piernas y prepararme para el día que queda por delante, doy una vuelta por la fortaleza para familiarizarme con ella, cuando regreso a la posada donde nos hospedamos el resto del grupo esta reunido alrededor de una de las mesas del local, buenos días a todos, si hemos de salir hoy seria bueno salir pronto para aprovechar todas las horas de luz que podamos, mi nombre es Elessar, no se si ayer me presente ante todos los miembros del grupo del Tauro como Jillian nos bautizo, le dirijo una sonrisa de complicidad a la pequeña Jillian.

Vespino estaba en su templo tumbado boca abajo cuando los aventureros fueron a verlo. El anciano se levantó de forma precaria y recuperando su bastón avanzó hacia ellos. Una amplia sonrisa se dibujó en su enjuto rostro.

- Habéis venido por mi bendición¿Ehhh?

Al llegar al templo donde nos encontraríamos con Vertino, hago una reverencia y una pequeña oración hacia Velex y Valion.

A continuación entro y me encuentro de cara con el sabio clérigo consultando si por su bendición veníamos.

- Si Padre, hemos venido a por su bendición y por información más detallada de a quienes espera que ayudemos o busquemos, somos nuevos en estas tierras, y andar deambulando en forma errante es ir a una muerte segura. ¿no lo cree?

El guerrero con músculos de acero vuelve con las provisiones y se dirige con sus compañeros hacia el templo de Vertino.

-Yo no deseo ninguna bendición si no indicaciones más certeras para encontrar  esa maldita caverna. Si quieres a esos hombres de vuelta tendrás que colaborar...

- Umm, la ubicación de esa caverna ignoro pero los hombres de la fortaleza han oído comentarios de aventureros que lo han buscado, preguntad a ellos o ese tabernero tan curioso que de todo se entera . mirando al bárbaro clava sus ojos en e´l mostrando una mirada enigmática - Quiera Valion que no necesites su ayuda, lo quiera Valion.

Para ser un hombre tan enigmático sabe muy poco en relación a lo que habla. Pienso para mis adentros.

Al escuchar las palabras del bárbaro no puedo menos que hacer una mueca de desagrado en relación al comentario, todos debíamos de tener las bendiciones de los dioses y no ignorarlos e insultarlos de esa forma. Cosas muy malas podían suceder a quienes no respetaran las premisas básicas de la iglesia.

- Bien padre, consultaremos al tabernero a ver que información puede otorgarnos al respecto. Espero poder ser de ayuda en esta misión que me encomienda. ¿Podría indicarme por favor donde se encuentra el templo de Velex? Desde ayer que lo busco y no logro encontrarlo.

Irritado por la bobalicona sonrisa de Clerigo de Valión...blandengues...el clero de Velex hubiese arrasado la frontera antes de dejar a un hermano atras...Escuchó atentamente, no le gustaba nada lo que el clérigo decia y fue en busca de algún oficial de la fortaleza al que interrogar al respecto.

El barbaro será duro de pelar...pero su sed de sangre será un punto de entrada en su mente, aunque el no lo sepa Velex ya obra mediante sus manos. El mago será un problema, un infiel corruptor...eso es lo que era, un corruptor que será vindicado en algún momento.

Recorrió las murallas buscando algún oficial o algún miembro destacado entre la tropa; un soldado veterano, exploradores curtidos o simplemente el típico hombre carismático que toda guarnición solía tener.
 

El clérigo levanta las manos y comienza una plegaria de bendición a los aventureros.
Oh Valion, grande es tu magnificencia y grande tu creación. Acompaña a estos héroes en su lucha contra el caos y protégelos durante el camino tú que con tus manos acoges a fieles y no fieles no los deje desamparados y protégelos si es tu voluntad. Que así sea oh gloriosa divinidad.

Ufffffffff tantas vueltas me hacen ofuscar…
-De acuerdo Vertino, buscaré a alguien que colabore con información útil, más que vos con tus simples rezos que a nadie ayudarán. Se necesitan hombres con valor y sin miedo para este tipo de aventuras…

Salgo de aquel lugar y me dirigo enfurecido en busca del tabernero, a quien encuentro sirviendo en sus aposentos.
- ¡Ey!Tú tabernero,necesito un mapa para dirigirnos a las cavernas y no me importa lo que tengas que hacer para conseguirlo...¡Solo dame un mapa!
Le digo al hombre apuntandolo con mi dedo y con los ojos envueltos en llamas.

El pobre tabernero retrocedió dando un traspies, su rostro estaba pálido y comenzaba a sudar copiósamente.
- Dis-cul-lllpad - logra decir a trompicones - ¿A qué caverna se refiere, yo...?.
El pobre hombre estaba confuso. la ira estaba reflejada en los ojos del bárbaro ungoloz.
- Si se re-fieres a la famosa caverna del Caos, nadie ha vuelto para contar nada.
El hombre se retira perdiéndose en un sinfín de disculpas y retirándose presto. Un parroquiano del lugar hace un gesto a los aventureros para que se acerquen a su mesa, parece un soldado que disfruta de su descanso con una copa.