Partida Rol por web

Me mantengo impasible al frente del soldado, aún de pie, ya que sentarse con la armadura es bastante incómodo, y levantarse aún más.

- Debe ser de los pocos que vuelven ¿no? ¿Y porque tanto secretismo? - pregunto al soldado, ya que, claramente, no quiere que lo escuchen hablar... algo olía a podrido en este lugar... y estoy dispuesta a averiguar que es.

- Tengo información que muchos querrían y los reservo sólo para vosotros - responde con una mirada astuta en su mirada - ¡Perro! Pequeña no sé a que se refiere con lo del perro, pero este amigo ya no se encuentra en la Fortaleza, abandonó la vida de aventurero para vivir una vida más apacible en Robleda con la cantidad ingente de tesoros que consiguió con su última aventura, la que acabó con sus compañeros y casi con su vida.

- Yo soy sargento y yo lideré una pequeña patrulla que perseguía a una banda de orcos y trasgos que merodeaban con la finalidad de alejarlos de nuestra frontera - responde con una mirada triste - Los malditos orcos nos emboscaron, me confié pues pensaba que eran descerebrados, masacró a mi grupo y estuve a punto de perecer pero agarré mi medallón de Velex - saca de debajo de su jubón un objeto con forma de martillo como el de Sildar pero más austero - Y éste me dio fuerza y invadido por una gran furia ignota en mi comencé a masacrar trasgos hasta el punto que los impresioné y huyeron, así que soy ferviente devoto del gran dios de la justicia y la guerra.

Contempló con una mezcla de colera y tristeza el relato del guerrero. La situación era alarmante, mas allá de lo admisible. La herejía de Valió habia profanado el coraje de los hombres hasta limites peligrosos. Tras escuchar el testimonio del sargento, tomo un par de dedos mojados por sangre y unas gotas de agua bendita para bendecir el amuleto del Soldado.

-El Señor de la Guerra es justo y su voluntad inflexible- pronunció con hieratica solemnidad- Y por ello el corazón de sus guerreros es indomito e invencible.

Tras bendecir el amuleto recupero su gesto adusto pero sereno.

-Tu fe inquebrantable es tu mayor arma, habla con los hermanos en la fé y manifiesta tu testimonio- dijo con seriedad- eres la viva imagen de lo que Velex quiere de nosotros, deberías servir al templo y asi te lo recomiendo...no te hará falta tener el don de la palabra, tu valor hablará por ti mismo.

Mientras serenaba sus impulsos, jugueteando con el mango de su maza, preguntó con lentitud al sargento de la guarnición.

-Hay...hay algo que debo saber, es parte de una misión que siento que Velex ha traido para probar mi fe- dijo con lentitud-He oido hablar de una cueva infestada del mal y de una grupo de clerigos de Valión perdidos en las garras de los trasgos...dime, hermano ¿Sabes algo de ese infecto lugar?

Y dime guerrero,¿conoces los caminos para llegar a esas cuevas?¿Sabes donde podemos conseguir un mapa?...Cuentame amigo,sobre esas cosas que no son ciertas...Mi nombre es Thalos, vengo del reino de Ungoloz y estoy harto de tantas vueltas.Soy guerrero y quiero salir a alimentar mi acero...tu sabes de que hablo,¿verdad?JAJAJA

El fuerte barbaro estaba cansado de tantas palabras,en sus antiguas misiones la gente era más explicita en cuanto a sus peticiones..."traedme la cabeza del malechor" "pelea en mis filas y seras bien recompensado".Habia llegado hasta la Fortaleza para hacerse un nombre y conseguir más oro del que jamas habia tenido.Necesitaba entrar en acción rápidamente o su cabeza estallaria y junto con ella los que estuvieran cerca...Thalos tenia un buen corazón,pero la impaciencia y la furia eran sus peores aliados.

¿Entonces no tiene perro? Me gustan los perros.

La cara de Jillian dibujó un ligero puchero de decepción. Thalos intervino y fue directo al grano, como siempre, como debía ser.

- ¡Eso, eso! - acompañó las palabras del bárbaro con la cabeza y súbitamente emocionada. Entonces pareció asimilar lo que aquél soldad había dicho y se abalanzó sobre él cogiendo sus brazos con sus menudas manos.

- ¿¡Cantidad in-ingente de-de tesoros!? - sus ojos y boca muy abiertos. Sin darse cuenta empezó a salivar y tuvo que sorber una gota de saliva que había empezado a regalimar des de la comisura de sus labios.

- Resulta que dispongo de un mapa de su ubicación - comenta bajando aun más la voz - Os lo vendo a muy buen precio y os garantizo que lo rentabilizaréis pues encontraréis mucho más de 200 piezas de oro, que es lo que pido a cambio del mapa e información.

- Se cuenta muchas cosas de esa caverna infecta que llaman La Caverna del Caos y muchos han ido allí para erradicar su mal - contesta con una mirada triste y cansada - Muchos atraídos por la recompensa que supuestamente ofrecerá un comerciante que está encerrado en sus mazmorras, otros con el fin de derrotar los goblins y orcos que allí se esconden, y son más de una tribu la que se refugian en su interior y todos liderados por un poderoso mago.

Una carcajada que inundo el recinto por completo, brotó del guerrero.
200 piezas de oro...no estaba en sus planes gastar dinero, por el solo echo de cometer una buena acción. El era un fiero barbaro, nacido y criado en el calor de la batalla, había llegado hasta la Fortaleza para llenar sus alforjas de oro, no para vaciarlas. La idea de ser héroe era siempre tentadora,pero iba a dejar que los demas
tomaran la decisión de colaborar con sus propias monedas, ninguna de las suyas iban a ser gastadas. Quizás la paladina lo haga ....

Doscientas monedas...

—¿¡Pero será...!? 

Me callo a tiempo, a fin de cuentas este malandrín está en su derecho de tratar de enriquecerse a nuestra costa. 

—Oh, lástima que la nuestra sea una misión de rescate, de un pobre hombre temeroso de Valion. No somos gente adinerada —podría apostarlo—, pero seguro que, buen hombre, podrás esperar un poco de tiempo a recibir tu pago o la mayor parte de él. ¿Que te parece al regreso de nuestra misión, con mayores probabilidades de éxito si primero recibimos ese mapa (por otra parte, sin garantías de veracidad) para orientarnos?

Carraspeo un poco, incómodo con la situación.

—Piénsalo, amigo: te pagaremos con creces, y además habrás colaborado en favor de Valion. Tu reputación subirá hasta los cielos.

A ver como responde el tipejo al tanteo. ¿Será un miserable, un astuto ratero, se le podrá engañar o intimidar? Le echo un ojo disimulado a la pequeña mediana. Quizá pagar religiosamente no sea la única solución.   

- Por Velex que no me dejaré extorsionar por un mero soldado. - digo dando un golpe sobre la mesa - Aquí tenemos dos opciones, ya que veo que tu secretismo y ansiedad por hablar con nosotros es alta.... Lo que significa que no quieres que sepan que tienes el mapa ¿no es así? ¿Prefieres que hable con tú superior y le diga que estás tartando de hacer negocios por abajo de la mesa? ¿Qué pensarían de que has escondido información vital para poder rescatar a aquellos que se pierden en la periferia de la fortaleza? Si fuese por mi con lo que te he dicho es más que suficiente para cortarte las manos. ¿Eso quieres? - mi voz era baja, pero se notaba la carga de tensión y de amenaza en la misma.

Me echo atrás y me atuso los bigotes ante la directa intervención de mi aguerrida y nada sutil compañera. A ver qué afecta más a este bellaco de soldado, si los intentos de negociar o la amenaza directa de arruinarle la vida. 

—Ejem...pues eso.

El soldado queda perplejo ante la respuesta del grupo de aventureros.

- ¿Rescate? - El soldado queda confuso y carraspea - Imagino entonces que no estáis lo suficientemente interesado en los grandes tesoros que allí se ocultan.

El soldado muestra una expresión a caballo entre la sorpresa y la incredibilidad ante las palabras del paladín y el mago. Muestra una expresión de duda y queda pensativa sin saber que contestar.

- Los tesoros son ganancias mundanas que de nada ayudarán a alcanzar la gloria después de la muerte. - le respondo al soldado - Solo aquellos vacíos de alma pueden interesarse en llenar sus bolsillos por sobre el bien de un ser que respira y siente.... Ahora ¿Vas a darnos el mapa? ¿o voy buscando a tu superior?

Como bien había intuido desde un principio, el soldado no tenia intención de decirnos lo que sabía sin antes dejar nuestros bolsillos vacíos de monedas, aunque sin saberlo se había metido en un buen lió, por un lado Thynerus le había ofrecido un pago cuando regresáramos, lo cual no era un mal trato si confiaba en un grupo tan variopinto, mientras Elderane había dado un manotazo sobre la mesa intentando intimidar al soldado con acudir a su superior, sin quererlo te has metido en una situación comprometida, de nosotros no vas a obtener ese dinero, por lo menos no ahora, si es cierto lo que dices a nuestro regreso si que obtendrías tu pago, la otra opción que tienes es la que Elderane te ha propuesto pero no creo que eso te acarree nada bueno, tu decides...

Bajo de un pequeño salto de la silla sobre la que había permanecido sentada sin que mis pies llegaran a tocar el suelo.

- Pues vine a ganar oro, no a regalar el mio - mi tono es totalmente desinteresado.

Empiezo a rodear la mesa. Mis ojos se achican y mis labios se aprietan, aún sin perder mi eterna sonrisa.

Aprovecho mi baja estatura para colocarme tras el soldado y empiezo a analizar su equipo.

¿Lo llevará encima?

Thalos se sintió alegre repentinamente al escuchar y observar como sus compañeros se imponían. Acercándose lentamente lo tomo por los hombros con sus manotas y con una sonrisa desafiante en su curtido rostro se dirigió hacia él:
Ya has escuchado lo que pensamos soldado...como veras no somos fáciles de intimidar y estamos impacientes...no nos hagas perder más tiempo.

- Bueno puedo haceros una rebaja...
parece que el soldado empieza a dudar, los aventureros parecen hacer mella en su férrea voluntad mientras que la pequeña Jillian pretende conseguir el mapa sin pagar nada.

Elderane, Thynerus, Elessar y Thalos acosan al soldado quien, de forma inconsciente, se separa levemente de la mesa temiendo quizá que el Bárbaro le agarre de la pechera y lo abra en canal ahí mismo.

Pensando en lo divertido que aquello podía llegar a ser aprovecho el movimiento para escurrirme como una culebra entre las patas de madera de la mesa y me llevo una mano a la boca para forzarme a contener la risa que me sobreviene en aquél momento. Los pies del soldado tamborilean nervioso contra el suelo aunque su voz trata de infundir seguridad, salta a la vista que está muerto de miedo, *hace bien, ahora tengo que llevarme ambas manos a la boca para no estallar en una carcajada.

La risa se me corta de repente cuando veo los Portaobjetos que cuelgan del cinturón del soldado. Mis ojos ojos se abren inmensamente y mis pequeñas manos se acercan hacia su cinturón evitando todo contacto con sus piernas *¡Alabado seas Brandobaris por este momento!