Ante la abrupta intimidación que el bárbaro propina al tabernero no puedo más que interceder.
- ¡HEY! ¿Qué demonios te pasa? - digo poniéndome al frente de este - Que aquí no eres ni más ni menos que el tabernero. Suficiente tengo que soportar tus insultos a los dioses. Pero bajo ninguna circunstancia voy a tolerar que maltrates a las personas que hace tiempo habitan en este lugar, mucho menos cuando has llegado hace menos de 24 horas. ¿Te queda claro muchachito? - digo haciendo puntas de pie para ponerme un poco más a la altura del bárbaro.
Iría hacia el soldado, pero cortaría mi acción para con Thalos. Así que quedo en stand by hasta que conteste.
DM: Correcto es lo lógico, me parece bien
Motivo: Tirada por carisma
Tirada: 1d20
Dificultad: 13-
Resultado: 15 (Fracaso)
Yo me he separado del grupo para buscar información hablando con soldados, oficiales y demás ¿debo tirar sobre carisma?
las preguntas son:
¿Sabeis algo de una caverna o cueva? ¿Sabeis de algún clerigo de Valión que haya salido con una expedición hace poco y hacia donde? y cosas por el estilo.
Caminando sin sentido de un lado para otro. No había nada que me aburriera más.
Entro a la Taberna colgada del hombro de Thalos, lanzando un sonoro bostezo. Por lo visto mi enorme amigo estaba tan harto cómo yo, pues exige al tabernero la información que necesitamos sin miramientos. Cuando el bárbaro grita al tabernero, saco la cabeza por encima de su hombro y señalo con un dedo.
- ¡Eso! ¡Eso! - añado haciendo ver que pongo cara de enfado, cosa que no me sale muy bien.
Entonces llega la bronca de Elderane, la mujer de hielo.
Acerco mi mano y mis labios a la oreja del bárbaro - ha dicho "demonios" le digo entre risas - jijiji
Pero de repente llama mi atención el gesto del soldado, parecía intranquilo. Desciendo por la espalda de Thalos y tiro de la manga de la paladín un par de veces señalando al soldado.
La reacción del tabernero era de esperar, pero el enojo de la pequeña seguidora de velex hizo a Thalos estallar en risas.
-JAJAJA Eyyyy niña tranquila, no hace falta que sigas más tiempo intentando alcanzarme en las puntas de tus pies...mi intención no es despreciar a nadie. Tu tienes tus maneras y yo las mías, en Ungoloz somos belicosos...
Declara Thalos, mientras le da con su gran manota unas palmaditas, para él suaves , en la cabeza de la paladina, abriendose camino para sentarse en la mesa del soldado que les hacia señas.
Permanezco detrás de mis nuevos compañeros observando el comportamiento de cada uno, apenas los conocía y siempre era bueno saber que se podía esperar de cada uno, desde luego el bárbaro hacia buen nombre a su procedencia, si era igual de fiero en el combate nuestros enemigos iban a tener alguien al que temer, sin mas preámbulos me encamino junto al resto al hombre que al parecer sabe algo relacionado con lo que buscamos, no si antes dirigir unas palabras al posadero, no os preocupéis buen hombre, mi amigo es una persona de temperamento, pero nada mas, estad tranquilo.
La reacción del bárbaro me desconcierta un poco, y poco gusto me dio sentir su pesada mano en mi cabeza.
- Pues aprende a mejorarlos entonces. - digo en tono de enfado mientras me doy vuelta para pararme frente a la mesa y escuchar que es lo que nos tiene que decir el soldado.
El soldado vuelve a llamar a los aventureros. Parece impaciente y gira la cabeza mirando a su alrededor, asegurándose de la ausencia de oídos ajenos. Shh, hacerme el alago de acompañarme por favor. Había urgencia en su comportamiento y daba la impresión que tenía prisa por contarles algo.
Mi curiosidad infinita me hizo desesperar ante el misterio de aquél soldado. Le seguí sin pensármelo dos veces.
- Vamos, vamos - empecé a tirar de la manga de cada uno de mis compañeros, apremiándoles.
Aun estoy dirigiéndome al posadero cuando Jillian no para de tirar de mi manga, llevándome hacia una de las mesas donde un soldado hace gestos para que nos sentemos a su lado, me siento en uno de los asientos mientras que el resto de mis compañeros toman asiento esperando lo que con tanta urgencia nos tenia que contar.
Dejo escapar una sonrisa cuando surge el inevitable enfrentamiento entre el brutal guerrero de Ungoloz y mi compañera de desayuno. Se había perdido la oportunidad de una conversación agradable, pero el espectáculo resulta ser mejor.
—De armas tomar, va a ser todo un reto compartir camino con tales personajes...
De pronto noto como cierta pequeña revoltosa me tira de la manga y se escurre hacia otro de los compañeros. Por fin caigo en los gestos que nos dedica el soldado. Tal vez de ahí saquemos algo de información para iniciar nuestro viaje.
El clérigo de Velex sale de la posada y se dispone a indagar.
No señaléis a partir de ahora a Sildar. Estáis en la posada si nadie dice lo contrario. Si os queréis mover basta con decirlo o narrarlo y postear "Sólo al Director".
Regresas al Patio de la Fuente (13). Recuerdas la conversación con el capitán de la Legión, sí. Decía que había un pequeño altar erigido a Velex. Es una buena idea presentarle tus respetos y de camino hacer preguntas.
Si no quieres ir a ningún lado continuamos en la localización 18 del castillo.
Yo ya había dicho que me paro al frente de la mesa donde nos llamaba el soldado. Esperando a que comience a hablar.
Thalos se sienta en la mesa del enigmatico soldado,junto a sus compañeros que se van acercando.
-Bien ¿Que es eso que nos quieres contar?
Desanimado por la falta de respuestas, vagando por la fortaleza, se encamina hacía el Altar de Velex...Portador de la Venganza y Juez de los justos, Espada de la Rectitud...Alguien debe de saber algo sobre ese grupo o sobre alguna caverna de ese tipo, Velex me guiará...al llegar al altar, humilde y discreto, se hizó una suave laceración en la mano. El dolor le permitió sentir la comunión de su fé con la voluntad de su Dios.
-La Sangre que corre por nuestras venas es la ofrenda de tu agrado, los corazones de nuestros enemigos son nuestra expiación- Inició la Letanía del Soldado en voz alta, era una vieja oración transmitida por los Señores Jinetes de Ungoloz. No erá una oración personal, era una bendición general. Tras untar su sangre en el pedestal del altar, se giró hacía las almenas y baluartes donde la guarnición montaba guardia.- Nuestro dolor es la forma de entender tu obra, no hay justicia sin sufrimiento y no hay victoria sin sangre. Portador de la venganza y Señor de la Guerra, bendice la almas de aquellos que luchan por los Reinos de los Hombres y guía las espadas que luchan en nombre de la justicia y tu gloria.
Realizó una genuflexión ante el altar y permaneció orando entre susurros que a veces la frustración elevaban, los soldados practicaban con armas de torneo y se escuchaban los caballos en las cuadras.
-¿Donde y porque fueron esos hombres mas allá de la frontera?.
Lo pongo solo para el director porque imagino que no estoy con los demás, si puedes poner lo que diga el soldado sin marcarme a mi para evitar metajuego lo agradeceria.
- Menos mal que hay un devoto de Velex - interrumpe un soldado de aspecto maduro con el uniforme ya desgastado - Ese Vertino pretende hacernos creer que Valion lo es todo y ya se olvidan de los verdaderos dioses.
El soldado los hace sentarse en su mesa y les habla en voz baja como si estuviera contando un secreto.
- Eso de que nadie ha regresado no es cierto, yo conozco a uno que regresó de allí y muchas de las cosas que se dicen no son ciertas.
Y veo que Vertino lo intenta en vano- dijo el Clérigo con una sonrisa-La verdadera fé es fuerte como el acero
Se acercó al veterano Guerrero, apoyó su mano ensangrentada sobre el hombro del hombre. Su actitud era vehemente, su mirada firme.
Cuentame, hermano, los peligros que acechan este lugar- dijo lentamente- He oido historias preocupantes, astutas emboscasdas, cavernas infestadas de ogros, osgos y goblins...incluso sobre expediciones que no vuelven
Se volvió hacía el altar, encendió los cirios que alumbraban los pequeños faroles de acero forjado. Esperaba pacientemente una respuesta.
Tirada oculta
Motivo: Carisma para ganarme la confianza del soldado
Tirada: 1d20
Dificultad: 13-
Resultado: 15 (Fracaso)
- ¡Oh! - ante el secretismo del soldado se me escapa una sonora exclamación que me apremio en silenciar yo misma llevándome ambas manos a la boca.
Luego me esfuerzo en susurrar.
- Y... ¿y quién es? ¿dónde está? ¿cómo se llama? ¿tiene perro?