Partida Rol por web

Os acercáis al fuego donde las dos mujeres se apoyan la una a la otra. El duelo comienza ahora, pero aún sentís que muchas cosas están sin arreglar. Ívarr no puede irse así. Todos lo sabéis. Su muerte ha sido tan horrible, tan innecesaria, tan brutal... no podéis aceptarlo. Tenéis que cortar ese hilo que mantiene al alma de vuestro lider en el Midgard. Tenéis que ayudarle a abandonar este mundo y darle paz eterna. Sea donde sea que vaya a ir después.

Miráis el fuego central que chisporrotea danzarín, como si no se inmutase del dolor que inunda cada gramo de aire de la sala. Durante algunos minutos os mantenéis en silencio. Podéis notar como el espíritu de Ishild tiembla en el interior de su hermoso cuerpo. Ninguno dice nada. Incluso parece como si respiráseis lo mínimo indispensable para no romper la quietud de la estancia. Ni siquiera los niños al respirar en sus camitas son audibles. Sus rostros denotan cierta serenidad, pese a que alrededor de sus pequeños ojos cerrados se puede ver el peso de la carga que supone la pérdida de un progenitor.

Habéis cerrado la puerta, dejando la oscuridad de la noche en el exterior, pero la oscuridad de la muerte está presente, pese a todo, entre vosotros. Ni siquiera la luz de la lumbre consigue, ni tan siquiera por unos momentos, disipar esa oscuridad que se cierne sobre todos vosotros. Los rostros son taciturnos, como con miedo a ser el primero en romper el silencio, como si estuviéseis en una posición de equilibrio sosteniendo un jarrón en un estado precario y que éste pudiese llegar a caerse y romperse si tan siquiera osáis hablar. Pero muchas cosas han pasado y más tienen que pasar. La sangre debe ser pagada con sangre. Así es la ley y así debe cumplirse.

  Nunca me habia sentido como me sentía ahora en casa de Ishild e Ívarr. La mujer de Karl siempre con su tenue sonrisa en la boca, convertida en un rictus. El espíritu quebrado de Ishild... y pensar en los pequeños me rompe el alma. Se como han de sentirse y se qué es lo que deben ahora desear. Al pensar en los pequeños unas ascuas que se mantenían en mi interior, simplemente candentes, espectantes, se rompen con una llamita. Una llamita que se va convirtiendo en un fuego que arde en mi interior. El silencio es opresivo, pero lo es más la necesidad de venganza. Rompo el silencio, no se si llevado por el ardor de la juventud, mi propia necesidad de venganza, o simplemente porque ese silencio me estaba matando.

 - No vamos a dejar que esto termine así, Ishild. No... Voy a volver a esa taberna... - Digo en voz alta lo que horas antes, o quizá solo fueran interminables y largos minutos, le dije a Bernt. - Björn deberia acompañarme por si reconoce a alguien, o por si nos proporcionan alguna descripción. Si alguien quiere acompañarme estaré encantado... Esta vez no seré tan educado con el tabernero y por su bien más le vale recordar algo.

Callado, podría decirse que se encontraba sumido en sus pensamientos hasta que su compañero rompió el pesado silencio de la sala sin nada nuevo o útil que decir. Era demasiado impulsivo o joven para entender que algunas veces había que dar golpes duros al metal mas si se daban demasiados podría arruinarse el trabajo de toda una mañana.
- Eso no es prudente.- dijo bajando el tono para no molestar a los pequeños en su sueño.- Sabemos para quien trabajan, podemos identificarlos, seguirlos y darles caza cuando sientan que nadie les culpa de crimen alguno. Entonces podremos interrogarlos sin testigos y conocer la verdad.

Para ser un hombre tan parco en palabras aquello, saliendo de sus labios, parecía un discurso.- Ívarr sera vengado pero no hoy ni mañana, tendremos que ser pacientes y mantenernos alerta en todo momento.

Se atrevió a mirar a la viuda, posiblemente quisiera decirle algo y no se atreviera o no supiera como empezar. Se dio cuenta que su mirada había sido mantenida por mas tiempo de el que cualquier cortesía dispusiera correcto. Se aclaro la garganta y se puso en pie.- Se hace tarde, mi hija me espera.- expuso preparándose para salir, si nadie tenia otra cosa que comentar.

 - Si hay alguien con los escrúpulos necesarios para ordenar la muerte de Ívarr de la manera en que murió... ¿que le impediría matar a sus propios hombres para que éstos no puedan ser interrogados, o no se vayan de la lengua? ¿Que pasaría si en el transcurso del tiempo quien quiera que ha ordenado todo esto se encarga de hacer desaparecer a cualquiera que pueda decir lo más mínimo sobre el asunto? - Contesto a Erik, con el fin de poner sobre la mesa cualquier posibilidad. - Tu idea es buena, Erik. Si dejamos que se confíen les pillaremos desprevenidos y caeremos sobre ellos sin que se lo esperen siquiera. Pero... por muy bueno que sea un barco, puede tener fugas de agua. Hagamos lo que hagamos, debemos pensar en todas las posibilidades, sobretodo las adversas. Eso nos dará oportunidades para reponernos en caso de desastre y llevar a a cabo otros planes con rapidez.

- Ellos no saben que sabemos.- murmuro.- Tenemos la opción de esperar o atacar. No voy a discutir, si se decide dar un golpe contundente mi brazo estará con el vuestro.
Era evidente que no desaba ser precipitado pero tampoco cuestionaría el rumbo a seguir por sus compañeros.
 

No creo que preguntar en la taberna implique enseñar todas nuestras cartas. Bernt medita cada palabra, intentando evitar que la rabia que todos sienten haga que se deje llevar. Preguntar por quién jugó contra Ívarr me parece una buena idea. Y para ello no hace falta revelar lo que sabemos sobre los hombres de Gunnar.

El leñador pensaba que Gunnar aparecería en el entierro y que sus reacciones podrían arrojar algo de luz sobre su implicación en el asesinato. Pensándolo bien, tampoco es excesivamente raro que no haya ido, pero es una pena que no lo haya hecho, habría podido ayudarles a descubrir más sobre el problema.

He asistido silencioso al intercambio de opiniones de mis compañeros y me temo que veo la parte de razón que tienen todos, por lo que estoy lleno de dudas sobre qué hacer. Por un lado, preferiría dejar que se olvidase un poco el asunto, se confiasen y en ese instante caer sobre ellos pero tampoco puedo desechar la inquietante sugerencia de Uthred, que esto sea algo más que una riña de taberna y que esté detrás un personaje poderoso que haga eliminar a sus peones para que no hablen.

Sumido en ese mar de dudas, hago partícipes de ellas a mis compañeros: Normalmente, me inclinaría por esperar, como dice Erik y cuando menos se lo esperen. cogerlos y hacerles hablar, pero ya que Uthred nos ha alertado del peligro que existe de que los silencien si hay alguien más detrás, no sería sensato ignorarlo. Contad conmigo para lo que haga falta. Creo que no deberían ir solos Uthred y Bjorn, deberíamos acompañarles más. No quiero decir que si van solo ellos sean fáciles de coger, conozco bien su capacidad de lucha, pero si vamos tres o cuatro se lo pensarán más que si vamos solo dos.

- Escuchad - había permanecido escuchando casi desde que había terminado el rito funerario de Ívarr. En parte era cansancio, pues los cánticos eran prolongados y no se admitían pausas, pero también quería conocer las ideas de los demás antes de dar las mías

- Estoy de acuerdo en averiguar todo lo posible sobre los hombres de la taberna, pero aún quedan lugares donde buscar y labores que hacer. Iré a hablar con Gunnar. - inconscientemente, volvió a dejar una pausa más larga de lo necesaria en esa frase - No pretendo acusarle ni tratar con él lo que sabemos sobre la muerte de Ívarr, pero tal vez en su casa descubramos algo. Y aunque no lo hagamos... deberíamos vigilarle; si hay alguna sospecha de que él pudiera haber dado la orden, tal vez los asesinos aparezcan por ahí, u ocurra algo más fuera de lugar. -

Se ahorró decir que, fuera o no inocente, debían hablar con Gunnar sobre el dinero de la última incursion, ahora perdido, y las consecuencias que tendría para ello. Aunque todo eso ahora parecía secundario, una parte de Haakon no se olvidaba de que era parte de su deber.

 - Yo te acompaño, Haakon. Cuando se trata con serpientes... hay que prevenir la mordedura y cortarles la cabeza antes de que muerdan. - Dije cuando Haakon se ofreció voluntario para ir a hablar con Gunnar. Siempre pendía el peligro de que Gunnar le capturara, o incluso que le matara como hizo con Ívarr. Pero Haakon tiene razón, si Gunnar no tiene nada que ver y sus hombres han matado a una persona sin su orden, no le gustara. Como cuando un perro caza sin que su amo se lo haya ordenado, el perro merece un castigo. Si Gunnar no tiene que ver en este asunto, no le gustará que sus perros anden sueltos sin collar. - Cuando todo esto acabe... que le den a Gunnar... podriamos buscar otro benefactor e ir a otras tierras. - Entonces reparé en Ishild, y en Karl, y directamente les pregunte. - ¿Que pensais vosotros? ¿Ishild? ¿Karl?

Creo que estáis cometiendo un error. Dice Karl rompiendo el silencio al dirigirse directamente a Uhtred. En su contestación, el hermano de Ívarr amplía el círculo de su visión hasta Haakon que había propuesto igualmente ir a visitar hasta vuestro empleador. Os queréis meter en la boca del lobo. Pero aunque yo mismo creo que es verdad que allí podríamos conseguir muchas respuestas, no es menos cierto que nada impediría a Gunnar mataros en el acto, mermando aún más nuestras fuerzas. No. No podemos debilitar al grupo aún más. Karl calla de nuevo.

Tras unos minutos donde todos os mantenéis en silencio, Karl vuelve a hablar. Es ya tarde. La noche es cerrada, podéis quedaros en casa de mi hermano, si a Ishild le parece bien y mañana continuaremos. Cansados no seremos de ayuda de nadie. Termina sentenciando. Con pasos ágiles se acerca hasta su mujer y cogiéndola de la mano la lleva hasta la cama donde duerme su hijo. Entre los tres, consiguen de alguna manera caber en el catre. Notáis vuestros ojos pesados y el cuerpo os pide descanso, pero no es menos cierto que una parte de vosotros sigue ardiendo.

Tras las palabras de Karl pensé en su propuesta de pasar la noche. La noche anterior también la habían pasado allí, y aunque no me preocupaba no dormir en mi propia casa por segunda noche seguida, al menos tendría que pasar por allí al día siguiente para poner orden en algunos asuntos y no presentarme ante Gunnar como un pordiosero.

- Me quedaré, Karl. Pero creo que estás exagerando, ni siquiera alguien como Gunnar puede matar a hombres libres en su casa abiertamente sin  consecuencias, incluso con nuestra deuda hacia él. Además, si mostramos cobardía ahora, ninguno podríamos mirar a la cara a Ívarr si nos encontramos con él en la otra vida. -

Miré un segundo a Uthred, convencido de que compartiría mi opinión y las palabras de Karl no habrían sido suficientes para disuadirlo.

- Tranquilo, evitaré que piense que sospechamos de él. Solo quiero vigilar y observar, no ofrecerle un cuchillo e invitarle a cortarme el cuello. -

Yo he de irme.- aviso, que continuaba en pie y aviso.- Volveré temprano.

En su dura cabeza había muchas ideas y no estaba preparado para pensar demasiado. Era un hombre básico, que gustaba de las cosas sencillas, comer, trabajar, luchar, dormir...cosas que sabia hacer por inercia y no le ocupaban la mente. Todo aquello le estaba dando una fuerte jaqueca.

- No subestimes lo que Gunnar puede o no hacer, podría ser un error mortal.- comento a su compañero encarando la puerta. Se despidió con un gesto cortes de los presentes, en especial de la viuda. La miro teniendo algo en la cabeza, otro asunto que rondaba su sesera sin encontrar salida. No dijo nada pero se le noto que quedaba con ganas de decirle algo.

Sin mas se dirigió a la salida preparándose para enfrentar el frió del camino de vuelta a su casa.

Creo que la visita a Gunnar podría esperar - rompiendo mi silencio - por lo menos hasta que hablemos con el tabernero y tratemos de atrapar a ese par de dos para que nos digan si actuaron por su cuenta o bien se lo mando su jefe, cosa que me temo que tendrá que esperar a mañana por lo tarde que es.

Por otra parte, hay un jarl para algo. Cuando tengamos más pistas, quizás deberíamos informarle. No creo que quiera que en la ciudad se cometan ese tipo de crímenes y queden impunes. ¿Alguien lo conoce o ha oido hablar de él? - digo, mirando de reojo a Erik. No me pasó desapercibida su reacción cuando nos hablaron del nuevo jarl.

- Harald tiene razón. De momento bastará con que Haakon hable con Gunnar. Puede... insinuarle que queremos seguir trabajando para él, algo que no le haga sospechar y comentar el infortunio de la muerte de Ívarr. Ver como reacciona y sacar cualquier tipo de información. El resto, bien podriamos seguir la pista de los matones. Cuando tengamos algo solido, podremos decidir qué hacer... - Abri la boca. No pude aguantar el bostezo y es que habia sido un dia duro y muy largo. - Bfffff. - Resoplé. - El nuevo Jarl... se llama Sigmund Ragassen y se encuentra afincado en Roskilde. Viene en nombre del Rey pero... quien sabe si puede tener relaciones importantes en Heiðabýr. Ahora que lo pienso... - Algunos ya se estaban retirando, así que me acerco hasta Erik y le pongo una mano en su hombro, para evitar que saliera. - Un momento. Solo un segundo, muchachos... pensad en esto que os voy a decir: Hay un nuevo Jarl, ¿de parte de quien estará? Quizá pueda ser interesante acercarse a ese jarl, si viene de lejos quiza no tenga relaciones en Heiðabýr, habria que saberlo... y a ser posible ganarnoslo. Podemos también abrir ese frente. Pensad en ello y.... Ishild. - Me dirijo a mi compañera, con una triste sonrisa. - Gracias por dejarme dormir ayer en tu casa. Te juro, por mi sangre, que Ívarr será vengado. - Y dicho lo cual, dejo que Erik se marche y marcho yo tras él.

Nos vendrá bien consultarlo con la almohada. Mañana nos veremos a primera hora. Intento resumir el que parece ser el pensar del grupo. Aún no he visto a mi hermano desde que he llegado a la ciudad, y eso ya no puede esperar más.

Después de despedirme del resto, me dirijo a la casa de mi hermano, para saludarle y ponerle al día de lo que ha pasado. Sé que puedo confiar en él, y seguro que tiene alguna idea respecto a todo esto.

No tienes que agradecerme nada Uthred - le digo asintiendo con la cabeza. Había escuchado las opiniones cruzadas pero no había podido meditar. Tampoco quería meditar. Tras el entierro  no dejaba de pensar en Ivar y en cómo se había ido. Lo habían sacado arrastras de este mundo mejor dicho..

Tenemos que transmitir calma. No sabemos el por qué de la muerte de mi marido. Si estaba en la taberna apostando para conseguir dinero - digo no sin cierto dolor en mi pecho - Y le mataron después.Hay varias posibilidades. Tal vez el asesinato fue fruto del alcohol del momento y de que perdieron contra él. Planteáis que Gunnar puede estar detrás de todo. Pero. ¿Por qué? Quiere que le paguemos la deuda y matar a Ivar sin duda sólo retrasará el pago. No tiene lógica. A menos claro, que nos falte información y Gunnar tuviera motivos suficientes para querer matar a mi marido. Es todo muy confuso.

Esperad. Dice Karl. Todos os detenéis. Muchos estábais ya en la puerta. ¿Es eso cierto, Erik, conoces al nuevo jarl, ese tal Sigmund Ragassen? ¿Será un aliado o un enemigo? Pregunta con cierto deje de temor en la voz. Contar con el jarl como aliado podría ser una buena baza para tener las espaldas cubiertas. Por otro lado, la voz de Karl deja entrever que no confía en ello. Sus sospechas sólo pueden ser confirmadas con Erik que ha intentado marcharse sin contestar. ¿Ocurrirá algo entre ellos?

La noche es ya cerrada. El tiempo avanza con extremada rapidez, especialmente cuando uno no para de un lado para otro. La ciudad duerme y todo parece silencioso. En las calles ya sólo quedan los perros callejeros y las gentes de mal vivir. Pocos se atreverían a ir por las calles de una gran ciudad de noche sin temer un asalto en cualquier esquina.

Como dice Erik, no debemos subertimar a Gunnar en ningún caso. Tengo el presentimiento de que las cosas no han pasado por casualidad. Quieran los dioses que me haya equivocado.
 

Erik vio que no podía escapar tan fácilmente, ni evitar responder una respuesta tan directa. No le gustaba hablar, menos de su familia que de ninguna otra cosa pero solo pensar en algunas personas hacia que su boca se calentase.- Sigmund Ragassen es el esposo de una de mis hermanas, llamarle serpiente seria manchar el nombre de los animales que rectan dignamente por el fango, digno hijo del malnacido de su padre.- por sus palabras se entendía que la relación entre ambos era la peor posible.- No obstante... podría acercarme a presentarle mis felicitaciones por el cargo... o con el pretexto de una visita familiar... por Ívarr.- sentencio. Si fuera por el mismo iría pero para arrancarle la cabeza y clavarla en una pica.

- Ahora debo irme, por mi hija.- explico. Como padre tenia obligaciones. Miro a la viuda, ella debía comprenderle mejor que nadie.

Vaya, casi desearía no haberme dado cuenta de nada - pienso al ver el odio y la amargura que se desprenden de las palabras de Erik.

Creo que debemos irnos todos, mañana será un día largo y necesitamos descansar. Salvo que necesitéis algo más, me voy para casa. ¿os parece bien si nos vemos mañada después de desayunar aquí?

Mientras espero la respuesta, voy recogiendo mis cosas y me preparo para marcharme a la casa. Está un poco alejada, pero el paseo me refrescará las ideas y por otra parte, ya hemos impuesto demasiado nuestra presencia a Ishild. Necesitará descansar y estar un rato a solas con los recuerdos de Ivarr.

Escuché entre curioso y preocupado las palabras de Erik sobre el jarl. Al principio dudaba que en jarl fuera a prestar atención a lo que había ocurrido a Ívarr si ni tan siquiera podíamos nombrar a sus asesinos, al menos hasta que Björn les viera de nuevo y pudieran acusarles directamente, pero escuchar tan graves palabras sobre el jarl me dejó aún más lleno de dudas al respecto.

De repente se me pasa por la cabeza que todos están por abandonar la casa, salvo claro, Ishild y Karl. Para ellos era noche de luto, Karl había sido demasiado amable ofreciendonos dormir allí, pero lo cierto era que se merecían tiempo a solas, del que no había disfrutado durante todo este día.

- Sea, nos vemos mañana - respondí al final - Karl, se que he dicho que me quedaría, pero he cambiado de idea. Me hará bien dormir en mi propia cama esta noche. A todos nos vendrá bien. - terminé casi dirigiéndome a mi mismo.