Partida Rol por web

Veo la extraña maniobra de Alejandra, sin saber muy bien de qué va su película. Lo cierto es que ella siempre ha sido muy reservada y nunca la he oído hablar de su poder. Pero recuerdo el breve momento en que la toqué, allí, en el apartamento. Si lo que va a hacerle al demonio es algo similar, poca envidia me da. Pero hay que aprovechar el momento, así que me concentro, dejando que la energía fluya y tratando de que el cuerpo del bicharraco colapse, destruyendo sus órganos internos.

Alejandra comienza a mover las manos en el aire mientras que una especie de luz oscura comienza a salir del monstruo en dirección a la pequeña, entrando en su cuerpo a medida que pasa el tiempo. A su lado, José Luis comienza a canalizar su poder, ahora ya dominado, y se concentra en el interior del enemigo.

No es que sea un gran conocedor de la anatomía de un demonio, simplemente, se concentra en hacer estallar todo lo que esté dentro de él.

El demonio se convulsiona un par de veces, y unas manchas negras comienzan a salirle en la piel. Esas manchas, rápidamente se convierten en ampollas y estas, estallan hacia afuera, dejándole toda la piel cubierta de un líquido oscuro.

Podéis ver como algunas de las gotas que caen al suelo, dejan unos huequitos en el, desde los cuales se desprenden un poquito de humo.

El enemigo mira a Edie con mala cara y haciendo fuerza con el pecho, le lanza un escupitajo de flema oscura, que cae sobre la ropa y el cuerpo del músico, haciendo que esta comience a consumirse, causándole graves quemaduras.

El músico está bastante herido, pero aún así, intenta lo imposible para decantar la lucha a favor de los héroes.

Edie intenta crear un doble del monstruo, el cual puede distraer al demonio, y sin mucho esfuerzo, lo consigue.

Otra criatura, similar al enemigo, aparece a un lado de este y el Demonio, se gira para atacarla dejando a los demás algo tranquilos.

Pobre Eddie pienso al ver el estado en el que ha quedado tras recibir el impacto del demonio

Si no acabamos pronto con el estamos muertos digo con aparente tono de preocupación. Nuevamente me concentro para drenar la esencia vital de nuestro enemigo ya que parece que domino más este poder

Alejandra ataca al monstruo, el cual se retuerce de dolor al recibir el daño, sin embargo, este ataque hace que nuevamente se centre en los muchachos. Esta vez, su blanco es Lucy María...

El demonio carga con sus garras sobre ella y con un movimiento envolvente, abre en canal el abdomen de la pequeña, la cual cae al suelo entre estertores, con los intestinos asomándose por el corte que lleva en el abdomen.

La muchacha se lleva las manos al abdomen, intentando detener la hemorragia mientras que el demonio vuelve a su posición, esperando el momento para atacar nuevamente.

Alejandra, pese a su suave apariencia y su habitual timidez, se está comportando como una jabata y sus ataques parecen estar haciendo verdadera pupa al monstruo de los cojones. Pero... ¡OSTIA!

- LUCYYYYYYYYY - grito al ver el terrible ataque hacia la muchacha y como su vientre se abre como una flor bajo las garras del demonio. Mi primer impulso es acercarme, pero la descarga de adrenalina y el odio que súbitamente me asalta parece llenarme de una enorme energía. Casi sin ser consciente de lo que hago, extiendo mis manos hacia nuestro enemigo y como si con ellas rodeara su monstruosa cabeza desde la distancia, las junto más y más, hasta apretar la una con la otra, para moler, machacar su cráneo y hacer que sus sesos revienten.

El demonio parece sufrir ante el ataque de José Luis, sin embargo, aunque debido a la presión psíquica del rubio el rostro del demonio ahora está veteado de negro gracias a que muchos capilares han estallado, continúa con su ataque contra los demás hombres que están en la zona.

El horrible ser levanta sus garras hacia Edie, pero en ambos movimientos ( parece que las heridas que le han inflingido son de gravedad ) no logra alcanzar a nadie.

Mientras tanto, los demás se preparan para atacar...

Los daños sufridos por Lucy parece que hace que todos nos esforcemos por acabar la pelea lo antes posible ya que esto tiene toda la pinta de haberse convertido en una pelea contra el reloj. Contengo la respiracion al ver que el demonio se dispone a atacar pero parece que los daños sufridos comienzan a hacerle mella y falla su ataque.

Nuevamente me concentro y sigo drenando la esencia vital de nuestro enemigo esperando el momento en el que caiga rendido para tratar de auxiliar a mi compañera herida

Layla sólo tiene una reacción al ver como sus compañeros son heridos por esa... cosa. El cabreo. Ni lloros, ni gritos, ni sentimentalismos de ningún tipo. No es que se levara bien con ellos, pero sí había una cosa que tenía clara desde siempre. Si alguien está de su lado, a esa persona no se la toca.

Este capullo me está tocando los cojones...

Y con la fría mirada clavada en su objetivo, Layla hace aparecer su espada de luz azul y se lanza hacia él como una auténtica samurai pero con movimientos ágiles propios de una pantera... tan rápido como puede. Cinco estocadas que a simple vista parecen sólo una.

Los golpes de Layla son más que mortales.

La chica se movió a una velocidad pasmosa al mismo tiempo que troceaba al enemigo. Era tan rápida que para cuando había terminado, Alejandra comenzaba a drenarle la esencia vital a trozos muertos de demonio. Sus golpes, esta vez caen como bolas de demolición sobre el demonio haciendo que este estalle en mil y un pedazos, cubriendo varios metros a la redonda, y por supuesto, a nuestros cinco héroes, de restos y de vísceras calientes...

Cuando la lluvia de trozos se calmó y la arena descendió otra vez al suelo, vistéis una figura de pie en el centro de todo el estropicio.

La figura parecía translúcida, o por lo menos, eso se podía ver con la luz que había en ese momento. Sin embargo, la figura parecía sonreir tranquila, con las manos en los bolsillos. No parecía peligrosa... pero nunca se sabe.

Finalmente el monstruo ha caído y antes de tener tiempo siquiera a reaccionar, una nueva figura se presenta en este teatro de variedades en el que parece haberse convertido nuestro combate. Y el tío parece ser muy cortés y todo, pero lo que es yo, no tengo tiempo para presentaciones. Edie y Lucy están malheridos, especialmente esta última, cuyas tripas parecen asomar de su herida.

Así que corro para llegar a su altura y caigo de rodillas, como un futbolista, recorriendo el último medio metro deslizándome en el suelo sobre las mismas.

- Aguanta, conseguiremos ayuda. Necesitamos un médico. Me cago en la puta, un médico. Tú, Philim o como te llames, ¿no podrás ayudar a nuestros amigos, verdad?

Layla aparta la cara lo justo para que los restos de su enemiga no caigan en el interior de sus ojos y dificulten la visibilidad. Para ella, todo aquello no había acabado aún. Ya había cometido el error de pensar que habían ganado la primera vez... no iba a volver a cometerlo.

Con su mirada fría y distante posada en la extraña figura que les habla, su cuerpo adopta una posición defensiva delante de sus compañeros, sobretodo cubriendo a Alejandra, Lucy y Edie.

Alejandra, ¿Puedes mirar como están?

Ella no podría hacer nada para ayudar a los heridos. Era más bien de las que provocaban heridas y dejaba que la curasen... después de asegurarse de que los demás estuvieran bien. Pasa por alto las palabras del viejales. Ella no iba a fiarse de nadie hasta que tuviera motivos para ello. Y esa cosa no iba a acercarse a los heridos hasta que ella confiara.

Me importa una mierda como te llames. Dame una sola razón que justifique nuestros heridos y quizá entonces hablemos. Y no se te ocurra dar un jodido paso más.

¿Podría su espada de energía dañar a algo así? Si el tipo se acercaba más, lo comprobarían, eso seguro...

Pido a mis compañeros que se rasguen las mangas de la camiseta para tratar de apañar unas vendas que frenen la hemorragia. [B]No tiene buen aspecto, deberíamos tratar de volver y llevarla a 1 hospital, no creo que las vendas estén muy bien puestas ....

Edie sigue inconsciente, pero poco a poco, va volviendo a la realidad, aunque está un poco machucado.

En cambio, Lucy no parece despertar. Sin embargo, gracias a los cuidados de Alejandra, parece que está estabilizada.

Aunque necesitaría algo de cirugía para recomponerse de la herida de su abdomen.

Y mucho tiempo de reposo.

Ahora la podéis mover, pero muy despacio, y sólo para llevarla urgente a un hospital.

El explorador espectral, espera mientras que toméis vuestra decisión.

Decisiones, decisiones, decisiones.

De un lado, el tiparraco este interdimensional o la pollez que corresponda parece tener la potestad o el poder para eliminar los nuestros y que regresemos a nuestra cotidianeidad. Pero, ¿será eso posible? Y no, no pienso en que pueda hacerlo o no, vamos que me importa un carajo que pueda quitarme la telequinesia. No, a lo que me refiero es, yo, José Luis Torres después de haber experimentado y vivido esto, ¿sería capaz de regresar a mi vida de a diario? No negaré que es una propuesta interesante.

Vale, no me hizo puta gracia cómo comenzó todo esto y al conejo de los cojones se lo haré pagar un día, pero en este mundo lleno de miseria y necesidades, tal vez tenga algo que aportar, algo que como simple funcionario escaparía a mis posibilidades. Aunque sé también a lo que renuncio. A la posibilidad de integrarme en la sociedad sin problemas, a ser una especia de paria, a no poder revelar jamás mi secreto a quienes no son como yo. Y luego están estos. Ahora estamos juntos, pero entiendo que dentro de poco cada uno irá por su camino. Y no las tengo todas conmigo que vayan a estar siempre del lado de la ley. Al menos no todos. Hay algo peligroso y oscuro en la posesión de tamaños poderes. Ya lo dijo alguien, poder es responsabilidad y no veo la madurez suficiente para arrostrar esa responsabilidad. Aunque quién sabe. Ellos también crecerán y ya han conocido el peligro y la satisfacción de lo bien hecho.

- En lo que a mí respecta, ni quiero olvidar ni regresar sin más. Sea lo que sea esto que tengo deseo conservarlo. Hay mucho trabajo por hacer ahí fuera - digo con un vago movimiento de cabeza hacia el frente -. Así que a apechugar toca. Esa quiero que sea mi vida. Con lo bueno y lo malo. Y ahora, si me disculpas, hay trabajo por hacer.

Me concentro. En esta ocasión no se trata de conseguir nada espectacular ni de herir a nadie. No. En esta ocasión se trata de ayudar a un compañero de equipo, de modo que altero la gravedad para lograr que Lucy, herida e inconsciente, no sufra en su traslado a un hospital o a donde sea que un ambulancia pueda recogerla. Un colchón de antigravedad en el que no sufra, en el que sus heridas no se abran, en el que se sienta como dentro de un sueño suave y cálido.

- Alguien debería llamar a un hospital - comento -. Y Philim, un poco de información dudo que vaya a alterar la historia. Dinos, ¿dónde se encuentra la carretera principal más cercana?

- Lo siento, José Luis, no sé lo que es una carretera. Viajo entre el tiempo y el espacio, para mí, una carretera es algo insustancial. Sin embargo, creo que si mal no recuerdo, hace unos doscientos treinta años, hacia allí a unos kilómetros, construyeron una carretera comarcal. - Dijo el Espectro mientras sonreía. - Pero si vuestro problema es de transporte, yo puedo encargarme de eso sin problemas y mandar a cada uno a su casa. En el caso de Lucy Maria, bueno, ella terminaría en la cama de un hospital. Pero eso, eso sí puedo hacerlo. -

Phillim sonrió.

- ¿Queréis despediros de cada uno? ¿Daros el teléfono y esas cosas? Bueno, lo usual. No sea que regreséis y no os podáis comunicar entre vosotros. - Dijo el Espectro con una sonrisa al mismo tiempo que decidiáis lo que queriáis hacer.

El espectro sonrió y dándo un paso hacia delante, movió su mano para crear otro de los portales que ya conociáis.

El círculo se formó a pocos metros de donde estabáis y el Espectro del Profesor os sonrió, esta vez, por última vez en este tiempo.

- Pasad y volved a dónde queráis, yo me encargaré de Lucy y de llevarla a un lugar seguro. - Dijo solemne. - Tal vez nos volvamos a ver, o tal vez no, pero sea una cosa o la otra, disfrutad de lo que tenéis. Venga, ahora decid unas últimas palabras y salid de aquí. -

¿Salir de aquí y volver a casa? Eso es lo que quería desde el momento en que apareció en aquella maldita jaula. Pero... ¿Iba a irse sin saber quién cojones era el maldito conejo y qué coño quería? Layla no necesita mucho tiempo para pensarlo...

Que le den al puto conejo. Yo me vuelvo a casa.

Da un par de pasos hacia el portal, ahora sí, haciendo desaparecer su espada de energía y dejando su aparentemente frágil y blanca mano como lo que parece... la mano de una estudiante normal y corriente. Con un poco de mala ostia, pero normal y corriente al fin y al cabo.

Los teléfonos ya los tenemos. Y me aseguraré de que la enana esté bien. Como le pase algo seguiré buscándote en todas tus reencarnaciones o lo que quiera que sean y destruiré todas y cada una de ellas. -Sus palabras suenan distantes y prepotentes... un espejo del alma de la morena. Pero también parece que va muy en serio. Su mirada se desvía un segundo sólo hacia la maltrecha Lucy, y luego se dirige a Alejandra.

Si alguien se mete contigo, no dudo que puedas con él... Pero si tienes reparos, puedes avisarme cuando quieras. No tardaré mucho en llegar donde estés...

¿Eso había sido una broma? ¿Una oferta de ayuda? Imposible saberlo por el rostro de Layla, que se mantiene serio cuando habla y con aquella mirada fría e indiferente que es habitual en ella. Al menos hasta que acaba de hablar y parece esbozar una de sus medias sonrisas.

Un paso más hacia el portal y ahora su rostro se gira hacia Edie.

Cuidate, que ya no estás para estos trotes...

Eso sí había sido una broma... o igual no. Un paso más y su pie se introduce por el portal, pero todavía a medio salir, vuelve a girarse hacia José Luis.

Hay que reconocer que no has estado mal para ser un viejales, carcamal y pesado... Si te metes en líos estaré encantada de salvarte el culo.

Ni una palabra más. La morena desaparece por el portal, dando la espalda a sus compañeros, dejando que lo último que vean de ella sea su larga melena negra y sin haber acabado de entender qué es lo que ha pasado. Pero tampoco le importa. Iba a volver a casa. Con los suyos. ¿Cuánto tiempo habría pasado? ¿Estarían todos bien? ¿Su tío Robert se habría enterado de algo? ¿Y Lizzie y Jason? ¿La habrían encubierto? Y aquel chico extraño... ¿Seguiría por allí? En fin... era absurdo preguntarse todo aquello. Lo iba a descubrir en breves momentos...