Partida Rol por web

Avanzáis el primer dia de viaje con buen tiempo y una temperatura algo menos calurosa que los ultimos dias, agradable sobre todo a primera hora de la mañana. Tras sortear los primeras millas de terreno algo más escarpado, abandonáis la vision del castillo y llegáis hasta el rio bordeando por la orilla oeste hasta poder cruzarlo por un vado horas más tarde rio arriba. Al llegar la tarde divisáis una posada; habéis recorrido unas 25 millas ese dia a ritmo lento y seguro. La posada está en vuestro territorio, cerca de las tierras de los Dannett y los Wyl.

La comitiva va encabezada por un par de soldados y ser Ragar junto a Dickon un poco más atrás, le siguen Nymeria y Albian. El maestre avanza en su garrón junto a la mula que tira de la carreta donde colocaron ropas, armas y comida; la mitad de la carga pertenece a Nymeria. Cierran la comitiva Namir conversando con Sirius Maredson y otro par de soldados de la casa Bredford.

- Entonces lleno de curiosidad infantil, eso que me contaba, ¿cómo termino Maredson?

Pues como te iba diciendo, mi hermano no era un hombre muy fuerte, tampoco débil, pero en esa batalla éramos jóvenes y vigorosos, yo tendría cerca de 20 y él 21. Aun recuerdo como le partió la espada y le cortó el brazo a la altura del hombro a ese pobre desgraciado. Ya te digo, no solo fue por la fuerza del golpe, sino por el acero. Ten mucho cuidado cuando luches con alguien con una espada de acero valyrio amigo Namir...

Aguantando la riendas, con la dificultad que la experiencia del camino, maneja la siguiente curba, que desemboca en un repecho poco pronunciando. - ¿Y qué fue de aquella arma? Me gustaría algo como eso para estos días en el torneo.

El escudero se acercó al herrero dispuesto a escuchar una buena historia sobre una batalla. Las historias de las heroicidades del pasado siempre le subían el ánimo. ¿si que fue del arma y la armadura?

Namir, si tu peso fueran convertidos en dragones de oro y lo multiplicamos por 100 quizá alguien te venda una espada de acero valyrio. No seas ingenuo forastero! gruñe casi enfadado por la pregunta. Nadie te va a vender una espada así, y nunca la tendrás. Bueno, a no ser que desposes a alguien de alta cuna cuyo padre tenga una y la herede su hija y por ende tú. 

El arma de acero valyrio fue un regalo a la casa Bredford, joven, por parte de la casa Martell hace ya muchos años. Ese arma sólo debe blandirlo un Bredford. Quizás tu padre tenga algún arma de este acero, aunque lo dudo, son muy escasas.

El dia pasaba lentamente, aunque con la charla el viaje se hacía ameno. Paraban durante unos 10 minutos cada dos horas de camino, y a medio dia hiceron un receso algo mas largo. Al caer la tarde llegaron hasta un sendero que llegaba al sendahueso. El viejo maestre recordaba que poco mas adelante había una posada.

La charla hacía gracia a Nymeria. Las historias de batalla le agradaban. Pero no por lo que significaban, sino porque veía cómo a los hombres le comenzaban a brillar los ojos al hablar de espadas, sangre, sitios, armaduras, mazas... Los sueños de gloria militar parecían estremecerlos. Pero para ser sinceros las hazañas heróicas eran las menos, y los brazos amputados, los gritos de dolor, los intestinos desparramados, eran lo más común.

- A mi madre le fascina la dureza del acero Valyrio mucho mas de lo que le gusta cualquier otro tipo de dureza... Sonrió pícara mirando a Namir. Ser Namir, espero que no planees acercarte a mi madre solo para conseguir a Cortabrazos. Jamás se la entregará a un hombre, está destinada a mis hijos. Algún día...

El maestre no prestaba atencion a ninguna de las palabras que hablaba el resto, preferia estar atento al medio que lo rodeaba, escuchar el bosque, los sonidos del camino, y sobre todas las cosas sus propios pensamientos. Estaba seguro que el viaje a Desembarco iba a valer la pena de un modo u otro, si ganaban obtendrian honor, si no lo hacian simplemente obtendrian experiencia valiosa, incluso Dickon tendria la oportunidad de ver como verdaderos caballeros competian entre si con pasion en sus ojos, eso le mostraria la verdadera crudeza de las batallas y no ese idealismo que acarreaba el joven escudero. Tenia una pequeña botella de mistela entre sus tunicas de la cual bebia de forma constante pero a sorbos, no bebia para emborracharse, lo hacia para sentir el gusto de ese sabroso y dulce nectar que tanto le gustaba e intentaba hacer que le rindiera lo mas posible. Mientras tanto todos continuaban su camino.

Durante el viaje, estaba al lado de mi padre, a veces abrazada a el, y otra veces normal. Ellos estaban hablando de cosas raras, de acero y demás, algo que le gustaba a mi padre. A mi me importaba un bledo todo eso, así que de vez en cuando perdía la vista por el horizonte, mirando los animales, las pequeñas casas que pasábamos, etc.

Ragar iba disfrutando del camino y de la conversación del resto. Sin embargo había algo que le preocupaba, pronto dejarían la protección de sus tierras y entrarían en territorio de los Dannet. No le gustaba la idea de pasar por allí, en aquellos tiempos las notícias eran más rápidas que el maestre bebiendo vino, seguro que ya tendrían notícia de que los Bredford irián en representación de los Manwoody y eso no les iba a gustar. Aunque no sabía si su oido sería tan grande cómo para provocarles algún contratiempo. Por ello, a poca distancia de la posada dónde iban a pasar la primera noche se apartó de la vanguardia y se acercó a Nymeria.

- Mi señora, mañana atravesaremos las tierras de los Dannet. Quizás podriamos bordear ese camino y seguir por otro sendero. - le comentó el caballero en un tono suave y tranquilo.

Las tierras de los Dannet, después de tantos años viviendo en el castillo de los Bredford, el escudero sabia del odio entre las dos casas. Podría ser una oportunidad ideal de entrar en batalla, puede que los  Dannet planearan una emboscada y tuviera que abrirse paso espada en mano para salvar a las damas como en los cuentos de caballería.

 El escudero se acercó  a Albian, no temas miladi, si los Dannet pretenden hacer algo os protegeré con mi espada. Dijo apoyando la mano sobre la espada, que aunque no era de acero valyrio, cortaba bastante bien.

Nymeria asintió ante las palabras del caballero.

- Lo sé Ser Ragar. Pero el día que un Bredford se esconda de un Dannet yo misma le cortaré el cuello por cobarde. Cruzaremos por sus tierras y si osan caer sobre nosotros, pagarán con sangre.

Ragar escuchó la respuesta de su señora con atención y luego expuso una breve aclaración.

- Mi señora, no digo que nos escondamos de ellos, ni que dejemos de pasar por sus tierras, para ello tenemos la bendición real de manos de los Manwoody. Sólo propongo que nos anticipemos a sus movimientos. Si quieren causarnos algún daño sin duda esperarán que vayamos por el camino principal, si avanzamos por otro sendero tendremos ventaja sobre ellos. -el caballero hizo una pausa y reflexionó- De todas maneras, tampoco tenemos notícias de que nos vayan a atacar. Lo que vos digáis, mi lady. - Ragar inclinó la cabeza.

El caballero sabía que no tenía nada que probar sobre su valor. Por eso insistió en su propuesta, pero la última decisión era de Nymeria y eso lo tenía muy presente.
 

Avanzan rumbo a la posada hablando sobre qué camino tomar el siguiente dia, dia donde abandonarían sus dominios para pasar o bien por las tierras de los Dannett durante unas millas, o bien dar un rodeo por los dominios de los Wyl, lo cual les retrasaría varias horas.

Mientras debatían qué opción tomar divisaron la pequeña posada cerca del sendero. Estaba anocheciendo.

TURNO 2

Al llegar a la posada y en los momentos de la descabalgada. De forma velada y sin que nadie más lo escuche.- ... mi señora, estoy dispuesto a dejarle comprobar la dureza que comenta, y no estoy plenamente interesado en un arma que tiene más deleidades políticas que militares. Y si un dia la empuño, no tendré problema en entregarsela a sus hijos, cosa que espero, que también compartan algo de mi sangre.

TURNO 2

Cuando comenten lo del camino a seguir:

- Sir, ¿Sabemos si algún otro grupo va de viaje? Lo digo por unirnos en caravana. Un grupo nutrido, es más fuerte ante muchos tipos de inclemencias, sean animales, bandidos u señores malintencionados. Además, esto nos da posibilidades de más hisotrias, de compañía, y de datos que puedan sernos de ayuda, antes del torneo o de las charlas entre bambalinas.

TURNO 2

El escudero estaba deseando llegar a la posada para descansar, aunque sabia que le tocaría acomodar a los caballos, pero estaba deseoso de poder comer algo caliente. Pero ante los comentarios sobre el camino el escudero decidió hablar. Sir, si los Dannet quieren atacarnos creo que no lo harían en sus tierras, si lo hicieran así estarían atando el nudo de su horca. Tenemos permiso para pasar, si quieren atacarnos supongo que lo harían en tierras de otro señor, haciéndose pasar por bandidos, se lavarían las manos acusando al otro señor de no saber proteger sus tierras de los bandidos, y de paso ellos no serian sospechosos.

TURNO 2

Nymeria soltó una carcajada ante las palabras de Namir.

- Oh Namir Ahooris, que tan alta consideración tienes de ti mismo! Jamás usaría un juguete de mi madre, aunque el mismo me gustara, cosa que no es el caso. En cuanto a los atributos del acero valyrio... ojalá nunca te enfrentes a alguien que lo esgrima. Madre te hecharía de menos querido.