Partida Rol por web

Sigo con el Caballero, pese a quién le pese.

Mantengo mi apoyo a Sir Ragar

Ragar insistió nuevamente para hacer cambiar la opinión de Nymeria.

- Mi señora, le pido de nuevo que deje ir a ver que ocurre allí. Los cuervos indican heridos o cadáveres, con el rato que llevamos discutiendo dudo que sea una trampa, en caso de serlo ya nos habrian asaltado y nadie creeria que unos representantes de la casa Manwoody que se dirigen al torneo asaltaron a un jinete gratuitamente por el camino. En cualquier caso debemos saber que pasa e informar. Imagino que alguien está allí tendido y si mi cuerpo fuera el que se estuviese pudriendo en ese bosque querría que alguien lo encontrara y le diera una buena sepultura.

Ragar sabía que hacerse pesado en ese aspecto no le sentaría muy bien a su señora pero se vió envalentonado por el apoyo recibido por el resto de los componentes del grupo.
Quizás me equivoque, pero espero que no...

No se si tengo que volver a tirar iniciativa, lo hago y sino que sirva la primera.

Finalmente Nymeria asintió con la cabeza. - Ragar Silox... Si no puedes obedecer una orden tan simple a pocos días de haber partido, si no puedes honrarme confiando en mí palabra, ¿cómo podré yo confiar en ti cuando estemos en Desembarco Del Rey? ¿Cómo podré dejar que lleves el estandarte, y el honor de mi familia? ¿Cómo podré confiar en ti cuando te pida Consejo o cómo confiaré en ti si necesito que defiendas mi vida? Si tanto deseas ir a explorar ve, tú y los que quieran seguirte... pero llévate todas tus pretenencias. No hay en la Casa Bredford lugar para un Caballero que cuestione órdenes y le falte el respeto a Su Señora.

Un dejo de decepción brilló en los ojos de la jóven. De todos los hombres de la caravana era el único que pensaba que jamás le fallaría.

- Andando. Ordenó al resto de la escolta mientras giraba su caballo para continuar.

Sobrina!! Deja de comportarte como una dictadora. Es cierto que eres la heredera, pero aún no eres la señora de la casa. Si sigues con esa actitud te vas a quedar muy sola cuando algún dia lo seas.

Ser Ragar ha servido a la casa con lealtad desde hace varios años y es sin duda el mando militar más dotado de cuantos sirven a los Bredford. Si quieres respeto, inculca respeto empezando con quien es leal a la casa Bredford.

El herrero parecía bastante molesto con la prepotencia que mostraba la joven y no iba a dejar que se le subiera a la cabeza tanta arrogancia.

Ser Ragar seguía con su intención de averiguar qué ocurria y Nymeria cada vez se mostraba más alterada dando ordenes a voces. Los soldados, antes quietos, dieron un paso al frente y se colocaron junto a ser Ragar dispuestos a seguir sus instrucciones, al igual que Namir y el maestre. Los jovenes Dickon y Albian seguian con la boca cerrada sin moverse. Sirius no se decantó por nadie, aunque no le gustaban las formas de su sobrina.

Ragar viendo que no podía razonar con Nymeria dejó estar su idea.

- Está bien, my lady. - dijo en tono de resignación - Espero que perdóneis mi osadía pero debía insistir por el bien de esta comitiva. Deseo que no dudéis de mi lealtad por ello, no haría nada que perjudicara vuestra casa. -comentó mientras Nymeria empezaba a avanzar.

Tras eso montó de nuevo en su caballo con ayuda y ordenó a los soldados que se repartieran rodeando al grupo. Buscó a su hombre más rápido y le ordenó que se avanzara a explorar, pero que volviera a cada hora para reportar. Se acercó a Gilliant y le susurró, de tal manera que sólo él pudiese oirlo.

- Maestre, escribid un mensaje, poned que nos atacan en tierra de los Dannet, después del caballo muerto del camino. Espero no tener que enviarlo, pero en caso de ser necesario será mejor tenerlo preparado.

Maldita sea, Nymeria, espero que no seas de las que pide obediencia ciega, si realmente quieres buenos consejeros no les inculcarás temor en defender lo que piensan...

Uno de los soldados se acerca a ser Ragar y le comenta:

- Ser, conozco bien estas tierras y no estoy seguro de que pertenezcan a los Dannett. Si lo son, terminan poco más adelante. Incluso recuerdo una posada a poco más de una hora de aquí que está en tierras de los Wyl. La regenta un tipo gordo que llaman Dag.

Ni siquiera sabemos dónde estamos exactamente...

- Mmm... está bien soldado. Quizás allí podamos descansar y averiguar si pasa algo por estas tierras que deba preocuparnos.

Uno de los soldados, como le había pedido ser Ragar, avanzó al galope para inspeccionar y explorar por si veía algo raro. No había avanzado ni 200 metros cuando se dio la vuelta y dirigiendose a todos, especialmente al caballero, dijo:

- Apenas avancé unos metros y el caballo se mostró muy nervioso y se niega a avanzar. Algo lo asusta y creo que he visto algo moverse por el bosque. Puede que nos vigilen, ser.

Poco a poco íbamos avanzando con el caballo tras la pequeña disputa que tuvieron Nymera y Ser Ragar. Pasado algunos metros, un guardia se avanzó un poco más de nosotros y se fue a observar la situación. Al volver sabíamos que estábamos en peligro.

Pones tu mano abierta en tu frente a modo de visera e intentas observar qué sucede en el bosque por donde se dirigia el soldado un poco antes. Al principio no ves nada, pero durante unos instantes logras ver una sombra veloz que corre por entre los árboles. Parece algo más pequeño que un caballo.

El escudero se había mostrado neutral en la discusión sabía que no debía de apoyar a nadie, aunque se decantaba por la opinión del caballero. Después del incidente el joven cabalgo al lado de Albian tenso sujetando con fuerza la lanza en un brazo y el escudo en el otro. Si era una trampa seguro que se mueven, si han movilizado a alguien no perderán su oportunidad de actuar.

Pero el escudero iba demasiado tenso como para prestar atención o controlar a su caballo.

Así que están cerca... Si quieren sangre, la tendrán.

Ragar estaba atento a su alrededor y aunque su caballo se mostraba inquieto parecía poder controlarlo.

- ¡Quietos, todos en posición de defensa! - dijo el caballero a la vez que volvía a desenvainar su espada y afirmaba su escudo.-

No podía ordenar una carga si no sabía contra que se enfrentaban. Si eran bandidos y marchaban a pie podrían ahuyentarlos cargando contra ellos a caballo. Lo que más le preocupaba eran las flechas. Tambien esperaba ver las órdenes de Nymeria.

Pones tu mano abierta en tu frente a modo de visera e intentas observar qué sucede en el bosque por donde se dirigia el soldado un poco antes. Al principio no ves nada, pero durante unos instantes logras ver una sombra veloz que corre por entre los árboles. Parece algo más pequeño que un caballo.

- He visto algo por allí -digo señalando hacia el bosque- era muy rápido y algo más pequeño que un caballo. Quizás un animal salvaje bastante grande o alguien de baja estatura...