Partida Rol por web

El posadero contesta:

- Esa mujer lleva en Desembarco varios años. Yo creo que busca un buen partido para casarse con él, os susurra mirando a la joven y a ser Gennady de reojo.

-¿Y ese tipo es un buen partido?- la pregunta era reflejo de mi curiosidad, aunque también desconcierto, no iba para nada con malas intenciones ni tono de burla, aunque, por como lucía la espada (seguramente lo único más valioso para él y por lo que debía pavonearse), seguramente habrían caballeros mejor posicionados que él. 

¿Ser Gennady? pues claro jovencita, apuesto mi posada que esa tal Lidda se casaría con cualquier caballero, eso sería subir su estatus. Por el amor de dios, si hasta dicen que trabajaba en un burdel.

Cualquier caballero de la categoría de ser Gennady sería un estupendo partido para ella que sólo tiene su cara bonita, os cuenta el posadero.

Aunque Orten Lugus piensa que esa mujer es más de lo que aparenta, o eso insinuó hace unos dias. Pero yo no lo creo.

Las palabras del hombre me intrigaron de una forma curiosa.

-¿A qué se refiere cuando dice que es más de lo que aparenta ser?

Había algo en esa situación que me resultaba llamativo y hasta gracioso. Si en verdad fuese algo más que una señorita del burdel, porque buscaría un caballero de forma tan urgente para elevar su estatus.

No tengo ni idea de a qué se refería el señor Lugus, mi señor. Hace tiempo que mi curiosidad tiene un límite y no intento dilucidar los misterios de mis huespedes. Muchas veces es mejor no saber nada.

Si me lo permiten, me retiro a seguir atendiendo a los clientes. Y tras una leve reverencia, sigue con sus quehaceres.

- Puede que sea los ojos y oídos de alguien... No la perdamos de vista mientras podamos.

Asiento con la cabeza pensativa volviendo a mirar con disimulo a la pareja. El chico con la espada y la chica a la que le interesaba algo más... "quizás el chico sepa algo de dagas antiguas..."

Sin mediar palabra comienzo a caminar hacia un lado del local para mezclarme con las demás personas, y así que no se supiese demasiado bien de dónde había llegado. Por poco no le tiro la bebida a una de las camareras, aunque la agilidad de la chica nos ahorró un buen estropicio. Me incliné unas cuantas veces para disculparme y me alejé con rapidez.

Al fin...

Al fin había llegado al lugar donde estaban esos dos, acercándome con una inocente sonrisa y tono curioso en mi voz -buenas tardes caballero...señorita- le dirijo una sonrisa más amplia a ésta última -no he podido evitar fijarme en tan peculiar pareja. Un joven caballero y una hermosa joven. ¿Son pareja, verdad? Siento mi osadía, pero no me gustaría haber metido la pata...- los miro con cierta preocupación. Realmente no sabía si realmente eran pareja ya o solo estaban tanteando el terreno. Señalo la espada con un suave movimiento de mano -¡esa espada es genial! No he visto demasiadas, pero creo que es una de las mejores sin duda. 

Hago una leve pausa para coger aire y para no hablar tan seguido, sino podrían pensarse que era una niña maleducada -querría saber...- me aclaro la garganta antes de proseguir -¿ustedes conocen de algún lugar donde fabriquen dagas antiguas?- quizás mi padre me habría podido ayudar con esto de estar por aquí -me gustaría comprarle alguna a mi padre como recuerdo... y ya sabéis, cuanto más antigua más valor puede tener por los materiales raros.

Termino de hablar con una gran sonrisa con las manos cogidas por detrás de la espalda. Solo esperaba que no me mandasen a tomar viento fresco. 

El caballero y Lidda miran con sorpresa la intromisión de Albian y al rato ser Gennady le contesta con un tono de pocos amigos:

- Jovencita, si quieres saber de dagas ve a preguntar a un herrero o a un artesano.

Ahh, y no está bien ser tan cotilla y preguntar tanto. No suelo responder a quien no conozco. Por lo que veo parece que me conoces, aunque no has tenido la gentileza de presentarte. Eso no es muy educado; tendré que regañar a tu padre si alguna vez me lo encuentro por esa falta, le dice con reproche.
 

Hacen su aparicion en la posada ser Telson, ser Joris, Orten lugus, Dickon y Namir.

Ser Joris parece herido y con cara de cansancio.
 

Nymeria observa la entrada del grupo, y mira a Namir esperando novedades.

- Oh veo que habeís vuelto casi enteros. Ser Joris es grave vuestra herida? Albian podría verla y limpiarla si se lo permites.

Un problema menos, ese tal caballero zorro ya esta criando malvas. Dijo con satisfacción el escudero.  Ya no causara más problemas.

Luego con tono sumiso y de respeto, pregunto. ¿Se sabe algo de la daga?

- Sin novedades de la daga lamentablemente. Luego me contaréis en detalle lo ocurrido... Descansad Ahora, que pronto tendremos el banquete.

Con una delicada y educada reverencia miro avergonzada al caballero. 

-Mis disculpas, señor. Mi nombre es Albian. No pretendía ser maleducada, simplemente al ver su espada me llamó tanto la atención que no pensé en nada más. 

Entran Telson, ser Joris, Orten lugus, Dickon y Namir, aunque solo me giro durante medio segundo, lo suficiente para saber que eran ellos y que no tendría que tardar en retirarme. 

-No soy del lugar, por lo que pensé que lo más indicado era preguntar. Ahora debo retirarme. De nuevo ruego que me disculpen, no pretendía ser descortés- con otra leve reverencia me doy media vuelta, caminando despacio por si me llamaban y conseguía algo de información, nunca se sabía. Si no era así, simplemente me uniría a los demás. 

Me sentí bastante tentado a contestarle al caballero. Si. Tal vez Albian se había entrometido mas de lo que podía considerarse educado, pero aún así era una mujer, y debía respetársela como tal.

La entrada de ser Joris,ser Telson, Dickon,Orten lugus, y Namir. Me contienen de contestar. Mas son sus palabras que su aparición, la que llama mi atención.

Al diablo con mi teoría...

 Bueno, al menos será mas fácil demostrar la verdad, ahora que sabemos que los Dannet habían sido los reales culpables de nuestros problemas.

-Dickon-Llamé a mi joven escudero- Cuéntame. ¿Que ha sucedido?

Dickon era un excelente escudero, y el que incursionase en una actividad como la cual habían llevado a cabo era muy importante para mi.

-Cuenta muchacho-Le dije con ánimo.

El escudero espero a que se tranquilizara todo un poco y que no hubiera miradas indiscretas.

Pues la verdad es que todo fue muy rápido… y confuso. Ser Joris y Orten entraron en el claro donde se realizaría el duelo, nosotros nos quedamos atrás ocultos en el bosque. Orten se presento y entonces salió lord Archay, el caballero zorro. Ser Joris cargo contra el caballero zorro sin mediar palabra y comenzó el combate. Ser Joris estaba perdiendo el combate pero entonces Brian Telson intervino, después de Brian intervino Namir. Finalmente un golpe certero de Telson acabo con la vida del caballero. Y eso fue todo.

Aunque hubo una cosa que me llamo la atención, puede que solo fuera un comentario o una frase sin mayor importancia. Pero cuando Ser Joris cargo contra el caballero zorro, el caballero zorro no pareció reconocer a Ser Joris y pregunto “¿Y tú quién eres?”. El joven se encoge de hombros.

Voy a darme una ducha y quitarme el polvo del camino, dentro de un par de horas comenzará el banquete de inauguración del torneo de su magestad el rey Robert.

Quien sabe, lo mismo nos premia por haber liquidado a un fiel seguidor de los Targerian, dice con la aprobacion de ser Brian Telson.

Ser Joris, debe descansar y que le miren esa herida, se le puede infectar, asevera.

Antes de mi deseado baño no estaría de más celebrarlo con una buena pinta de cerveza; nos invita lord Archay, verdad joven escudero? pregunta a sabiendas de las monedas que le había requisado al traidor.

El joven escudero sonrió de medio lado. Si, a la salud del caballero. Podría haberle devuelto la ironía mencionando que el “duelo” en que murió el caballero zorro no fue del todo legal. Seis contra uno no era que se diga algo heroico. Pero el escudero prefirió callarse, su obligación era callar y obedecer. Las cerveza deberá esperar ahora tengo trabajo. Y se dirigio a la habitación a preparara sus ropas y las de sir Ragar.

El muchacho no era nada tonto. El rostro pensativo de Namir se podía leer siendo un lerdo en empatía. Ni el más ciego de Oriente y Occidente hubiera evitado percibir la pesadumbre. Se sentía con montones de dudas y empezaba a reconcomer algo su interior. ¿No será que hemos asesinado un Cabeza de Turco?* ¿No nos habrán engañado y han usado al muerto para velar la suerte de otro hombre? Incluso ¿No será que Ser Joris era parte de la trama y nos ha arrastrado al asesinato de otro hombre para que el Caballero Zorro tenga una forma de cambiar de vida?

Ahora mismo se sentía engañado ... y descontento con sigo mismo. Miraba el puño de su espada y aborrecía, con asco, lo que habían hecho. No tenía ciencia cierta, de si lo hecho era correcto o parte de un engaño, pero ahora, había tantas dudas en su alma que estaba en la creencia de que les habían mentido y lo hecho; a parte de hecho está; fue algo malo, injusto e innecesario. Que mala es la incertidumbre... o tener conciencia.

Si alguien le pregunta le soltará todos los pensamientos que le corroen las entrañas como un torrente, como una pantanada, sin dejar hablar ni preguntar. Los dirá sin respirar y como si fuera todo una sola palabra.

Me acerco con cautela al grupo, intentando no interrumpirles en sus conversaciones, por muy triviales que pareciesen algunas de ellas. 

¿Entonces ya habían terminado con el caballero Zorro? Parecía que todo se había resuelto con demasiada rapidez, y en mi interior todavía conservaba una duda que no expresaría en voz alta. 

Camino hacia ser Joris, y sin ningún pudor le cojo del brazo, tirando de él hacia alguna habitación con una sombra de preocupación y severidad en mi rostro. Eran estos los momentos en los que dejaba de parecer una cría para hacer algo útil -venga, por favor. Hay que desinfectar y curar esa herida. 

Lo primero sería ver la profundidad y parar la hemorragia, si es que la había. Ya me encargaría de lo demás. 

Nymeria movió la mandíbula, pensativa. Las nuevas no eran nada buenas...

- Oh, parece que es hora de prepararse para el banquete pues. Me retiro. Señalo con cabeza a Namir para que la siguiera a su habitación.