Partida Rol por web

El día pasó con tranqulidad, siendo que el terreno era nada mas que pradera con hierbas altas, por lo cual pudiste tener largo tiempo de charla con Aisha, a la que le ponían incómoda los silencios. Quedó encantada con tus pokemon, sobre todo con Ángel. Te enteraste de que venía de la región de Sinnoh, concretamente de Pueblo Sosiego y normalmente trabajaba para el periódico local escribiendo algunos artículos sobre el pokemon que le pidieran, pero había tomado unas vacaciones largas con el dinero ahorrado tras planearlo mucho desde que se enteró de la Aldea Skitty en Arcadia. También te habló de sus pokemon, Puff y Coral.

Puff había sido su regalo de cumpleaños cuando tuvo 10, edad que sus padres consideraron era la ideal para que comenzara a cuidar un pokemon por su cuenta. Te la describió como muy caprichosa y vanidosa en general, lo cual aumento cuando ganó un concurso de dulzura en Ciudad Corazón. No le gusta estar sin algún adorno, usualmente una cinta a cuadros. Y, contrariamente a lo que podría decirse de un Jigglypuff con un aspecto tan lindo, detestaba el sabor dulce, actualmente su dieta debía ser de cosas amargas, o se negaba a comer.

Coral por otro lado, fue un compañero difícil de conseguir. Fue durante las últimas vacaciones que tuvo Aisha hace 2 años, en una excursión a una isla tropical con una actividad de buceo. Lo avistó extraviado de su colonia aparentemente, siendo pequeño, y tras algo de resistencia de este generada por miedo a los humanos, finalmente pudo llevarlo consigo a la superficie, y al pasar el tiempo perdió su recelo, volviéndose muy pegado a ella. Eventualmente tomó la costumbre de lanzarse de espaldas de sitios altos para romperse los cuernos cada tanto, para luego traérselos como obsequio. Al principio a Aisha esto le había espantado, pero como a los Corsola les vuelven a crecer en una noche terminó aceptando esto aunque aprendió a cortarlos por si misma para evitar los saltos suicidas de Coral, por lo cual tenía un ingreso extra vendiendo sus cuernos a joyerías.

La noche ya estaba alta cuando decidieron frenar y hacer campamento. Ella dejó sus dos pokemon sueltos para que pudieran hacer compañía mientras buscaba algunas rocas para hacer un círculo que contuviera una fogata. 

Mantuvo la charla de manera animosa, escuchando con atención la historia de Aisha, preguntando un poco sobre su trabajo, familia y la relación con sus pokémon. Estaba contento de la elección que había hecho de compañera, la chica parecía agradable, inocente y buena, sin dudas disfrutaría de viajar a su lado.

Él aprovechó también para contarle su historia, que provenía de Pueblo Paleta, sobre sus padres, el Criadero, sus primeros años como criador, como conoció a Angel, Hitch y Magnus y como su interés por lo pokémon solo podía ir en crecimiento. Le contó que, además de la crianza pokémon, le gustaba cocinar y la fotografía le apasionaba, aunque la gran mayoría de las fotos que tomaba eran exclusivamente de pokémon y algún ocasional paisaje, siendo raras las oportunidades de fotografiar personas. Al llegar la noche liberó a sus pokémon, para que pudieran conocer a Coral y Puff. Se preguntaba a cual de los dos sería el primer objetivo de Hitch, si la dulce Puff y el amistoso Coral.

Mientras Aisha recolectaba piedras, le pidió a Magnus que juntara algunas bayas y frutos, sin alejarse demasiado, mientras él preparaba los utensilios de cocina y preparaba, no solo alimento para él y Asiha, sino también algo para Coral y Puff, ya que para sus propios pokémon ya había cocinado mas temprano y había guardado provisiones.

Aisha terminó el círculo de rocas y se puso a recolectar algunas hojas secas en las cercanías, de un bosque relativamente cercano. Magnus se acercó a este sitio para buscar lo que le habías pedido como era natural. Hitch por otro lado, se veía extrañamente calmo y no estaba tratando nada con ninguno de los pokemon de Aisha, observando el entorno. Angel parecía estar tratando de entablar amistad, pero lo veía bastante difícil con Puff que estaba siendo bastante grosera con ella, pero Coral parecía bastante dispuesto y estaban divirtiéndose juntos, lo cual provocó que Puff se acercara un poco mas a tratar de encajar.

Por mientras que cocinabas, el viento soplaba gentilmente revolviendo el mar de hierba que danzaba en la oscuridad, y te transmitía un presentimiento agradable sobre el viaje que habías tomado. Al menos, hasta que escuchaste el grito Aisha.

-¡¡Detente!! -el tono te alarmaba, sonaba urgente y angustioso.

¿Hitch Calmado? Eso definitivamente es algo nuevo... Sin dudas los rumores son ciertos, Arkadia es una región en la que cosas extrañas suceden, ¡Jajajaja!- Pensó y rió para sus adentros al notar la extraña pasividad de su Ditto. Le agradaba ver que Puff también intentaba encajar al ver que Ángel no se enganchaba con su mal trato. La noche era agradable y la cena era una buena oportunidad para causar una gran impresión, no solo a los pokémon, sino también a Aisha, a quien esperaba encantar con su habilidad para cocinar a la intemperie.

Sus pensamientos de conquista desaparecieron en cuanto el grito de su compañera de viaje quebró el silencio del bosque. Se levantó de golpe, alejándose de la olla para no tirarla. ¡Magnus, protege a Aisha! Gritó con fuerza para que su amigo le escuchase, no tenía idea de que es lo que estaba pasando, pero el grito de la chica parecía dejar en claro que estaba en peligro y requería ayuda. Kaoru corrió a toda velocidad en dirección al grito. ¡Aisha, Aisha! ¿Que sucede?

Sin respuesta, al menos de parte de tu pokemon, aunque que era obvio que te había escuchado. Corriste en la oscuridad, la dirección a seguir era clara. Sin visión podías haber tropezado fácilmente, pero algo luminoso viajaba contigo por encima de tu cabeza, al vuelo de unas alas que zumbaban levemente. Hitch estaba contigo, habiendo tomado la forma de un Volbeat, iluminado las cercanías con su cuerpo. Te tomó menos de un minuto ubicar a Aisha, estaba bien, aunque se había caído hacia atrás de la impresión y estaba a medio levantarse. Magnus estaba delante, pero salió volando al poco en tu dirección.

-Bonito ratón con rizos, pero, ¿que hace una chica bonita sola a estas horas? -arrastró la última sílaba de forma insidiosa. Pudiste vislumbrar a 4 chicas algo mayores que tu en el linde del bosque, aunque no estaban prestándole tanta atención a Aisha, sin embargo un Pokemon estaba encarandola y seguramente era el que había hecho volar a Raichu: Un Rhyhorn, que estaba quieto y mirando fijamente a la chica de cabello rosado.

-Toma turno, este no es tu asunto -dijo quien parecía ser su dueño y estaba ligeramente por delante de los demás. Reconocías los rostros, se trataba del grupo de cuatro que viste en la mañana.

???: ¿Un golpe de tierra contra un pokemon eléctrico? Es tan básico que me enferma casi. ¿Y bien? ¿Están esperando que esté asustada? Veo que sacaron 3 pokemon contra mi Hanshi. ¿Seguros que no quieren agregar mas? -lo último vino con una clara provocación. La voz era femenina, pero firme. Imponía.- Les recomiendo que no se distraigan en ajenos al tema, si quieren aprender algo de la derrota.

Un "hmpf" poco amable siguió a estas palabras, que aparentemente tocó bastante la moral de la agrupación.

-¡Calla! ¡Odio a las que hablan tanto! Swalot, residuos.

-Ladrar mucho es sinónimo de morder poco. ¡Hitmontop, triple patada!

-Estoy seguro de que vi tu cara en algún sitio. Seguro por tu vestuario eres de esas estrellitas de telenovela. Tajo Aéreo Tranquill, cerremosle la boca.

En general, parecía que el clima estaba caldeado entre los bravucones y su víctima. Hitch se acercó por encima con cuidado para iluminar mejor, y entre sus destellos de luz pudiste ver algo grande recibiendo y repeliendo los ataques. Algo muy grande que ya habías visto hoy, e intuías de todas formas tras ver al grupo de chicos.

Kaoru no podía estar mas agradecido de la compañía de Hitch, quien había conocido a tantos pokémons en su vida, gracias al tiempo que había pasado en la Reserva Tsukino, que siempre estaba listo para las situaciones mas diversas y, afortunadamente, tenía una reacción bastante mas rápida que la de él.

Si bien no llegaba a comprender del todo lo que estaba sucediendo, pudo ver a las mismas personas que había visto antes de salir del pueblo atacando a una que estaba oculta en la oscuridad de la noche y, sin saber aún porqué, uno estaba amenazando a Aisha con su Rhyhorn y Magnus, por protegerla, se había ligado un duro golpe que le lanzaba por los aires. Kaoru saltó con todas sus fuerzas en dirección a su amigo, estirando los brazos para sujetarlo en el aire y abrazarlo contra su pecho, recibiendo él el daño por la caída en lugar de Magnus.

¡Magnus, amigo! ¿Estas bien? El daño en él había sido considerable y si bien aún estaba en condiciones de pelear, no eran los deseos de Kaoru exponer mas a su amigo a un combate desigual. Un enorme Pangoro era el objetivo de los ataques de los cuatro pokémons que eran utilizados por los abusivos, la luz que emitía Hitch le permitió ver a una mujer alta y esbelta de cabello como el fuego. No tardó mas que un segundo en reconocerla: Se trataba de la chica que había visto mas temprano en el Pueblo, paseando con su Pangoro y que, justamente, había rechazado viajar junto a estos mismos 4 jóvenes. ¿Acaso se trataba de una represalia por haberlos rechazado?

Aquello causó tanta frustración en Kaoru que abrazó con mas fuerza a Magnus, ¿Como podían estar atacándola solamente porque no había decidido viajar con ellos? Si bien aquel Pangoro era un pokémon increíblemente fuerte y su entrenadora parecía igual de severa, Kaoru no se atrevía a dejarla sola en el combate, al fin y al cabo, ella estaba protegiendo a Aisha desde antes de que él llegara. Pero primero debía terminar de sacar del peligro a su amiga.

¡Hitch, conviértete en Lilligant y utiliza Látigo Cepa para sacar a Aisha de allí!

Hitch giró en el aire, tomando la nueva forma que le habían solicitado y se colocó junto a Kaoru, donde estaban tan alejados del Rhyhorn que estaban mas seguros mientras el Pangoro era el centro de la atención. Lanzó sus látigos cepas para atrapar a Aisha y llevarla junto a él. Al mismo tiempo, Kaoru lanzaba su última directiva, esta vez a Ángel.

¡Ángel, utiliza Pulso Cura sobre Pangoro! Él nos está protegiendo, no podemos dejarle luchar solo contra cuatro enemigos que atacan a alguien indefenso solo por recibir una negativa. Quería evitar el combate a toda costa, no era su fuerte ni mucho menos de su interés, pero tampoco podía dejar sola a la persona que les estaba ayudando.

La luz que pasaba por la oscuridad se acercó y cayó al piso a tu lado, tomando una forma grácil y vegetal. Hitch extendió sus extremidades vegetales liberando las fuertes lianas que levantaron a la joven de cabello rosa.

-¡Iaaaaa! -Aisha fue arrebatada del sitio por los látigos veloces, y fue depositada con suavidad a tu lado algo sorprendida, sujetándose la falda para evitar el vuelo, algo roja. El Rhydon, lento de reacciones usualmente, no esperaba que la humana saliera volando, y no reaccionó a tiempo.

-¡Gra...gracias! -dijo al verte como responsable del rescate improvisado. Por otro lado, los ataques continuaban junto con las ordenes. Angel obedeció, pero no viste ningún efecto en Pangoro, aunque debía haber actuado por debajo del pelaje ya.

-¡Tch! Saquen todos los que tienen, tenemos un par de metiches.

Las pokeball estaban listas, pero el lanzamiento se interrumpió cuando el Tranquill, que estaba en el aire, fue enviado como una satea contra un árbol. El grupo de abusivos...o intentos de ello, miraron desconcertados. El Pangoro que había estado mayoritariamente a la defensiva, reaccionó de golpe rompiendo su guardia con un gancho que había resultado en eso. El pájaro no se movió de vuelta, mas allá de deslizarse al suelo. Tras apoyarse firme nuevamente, un segundo y poderoso golpe alcanzó al Hitmontop, que aunque se movió de forma ágil, fue golpeado de lado por aquella fuerza indetenible en forma de puño. Su girar habitual se desconcentró y terminó golpeando una roca mediana, sin querer dar señas de moverse tampoco.

???: Adelante. Estamos calentando aún, pero, les recomendaría que pararan ya. No quiero lastimar inútilmente a sus pokemon, que pagan por su incompetencia. El año pasado, Hanshi soportó decenas de enemigos, uno tras otro. ¿Tienen esa cantidad?

-Un momento...yo vi a un Pangoro en un torneo de resistencia el año pasado. ¡N-no me jodas! -uno de los jóvenes habló, algo aterrado.

-¿Que pasa?

-Olvidalo, yo me voy -no esperó, recogió a su pokemon y echó a huir a toda prisa-  ¡Es la Rosa de Sinnoh, hermano! Yo no me quedo, ni de broma vamos a llegar a bajar al monstruo ese.

-¡Jack, vuelve, cabrón!

El apodo sembró pánico entre los que quedaban

-Esta tonto. ¡La campeona de Sinnoh debería estar en Sinnoh!

???: Me gusta tomar aire de mi región de cuando en cuando.

Aquello fue demasiado, dicho con tan pocas y bien calculadas palabras. Los tres recogieron a sus pokemon y echaron a correr en distintas, pero en general evitando donde estabas , y donde estaba el Pangoro. Por otro lado, los pokemon de Aisha estaban arribando muy cansados por la carrera. Corsol dejaba que desear sobre moverse en tierra a saltitos como podía, y las patas cortas de hablaban por si solas. Ambos se acercaron a rodear a su entrenadora, preocupados.

-¡Kaoru! Lo siento, vi que estaban atacando a alguien y traté de frenarlos.

¿Eh? Tardó mas del tiempo que le hubiera gustado en darse cuenta de que Aisha no estaba en peligro, sino que ella se había metido allí para evitar una confrontación. Le habría dicho algo al respecto, como para que no volviera a hacer una locura de ese estilo, pero bien sabía que él mismo hubiera hecho exactamente lo mismo en circunstancias similares. Tampoco llegó a reaccionar a la velocidad esperada con respecto al Pangoro y el no-efecto de la curación de Ángel. Simplemente levantó el brazo izquierdo y rodeó el cuello de Aisha, abrazándola a ella también. Esta bien, me alegra que no estés en peligro... me preocupé al escucharte gritar.

La soltó y en cuanto los brabucones se alejaron a toda velocidad, apoyó a Magnus en el piso. "La Rosa de Sinnoh", ciertamente no le sonaba de mucho aquel apodo, pero evidentemente su evocación había sido suficiente para que salieran huyendo a toda velocidad sin siquiera intentar continuar el combate de 4 versus 1, aunque a los inexpertos ojos de Kaoru, no tenían oportunidad de ganar luego de la increíble demostración de resistencia y poder del Pangoro. Aparentemente aquella mujer y su pokémon eran Campeones reconocidos.

Será mejor que descanses en la pokeball hasta que pueda tratar tus heridas en el campamento. Tocó a Magnus con la pokeball para guardarlo en el interior de la misma, donde estaría seguro y podría descansar hasta el momento indicado. Luego se puso de pié y ayudo a Aisha a incorporarse del mismo modo, esta vez dirigiéndose a la enigmática pelirroja.

Gracias por su ayuda, de no ser usted tan fuerte probablemente nos habrían causado mas de una herida grave... Las peleas no son mi fuerte Se rascó la nuca algo avergonzado. Ni siquiera fui capaz de recordar a tiempo que Pangoro es del tipo Siniestro y Pulso-Cura de tipo psíquico, por lo que no le afectaría mi intento de ayudar.

Tras unos momentos, los pasos en el bosque se redujeron a solo los de la chica acercándose con tranquilidad.

-No, no es necesaria disculpa. La batalla no lo es todo, ni siquiera para los pokemon luchadores como tipo y naturaleza.

La delicada figura se desmarcaba de la enorme y fiera silueta del Pangoro, justo detrás de ella. En la noche y aún con poca luz, esa persona realmente parecía una rosa, con los volados rojos que presentaba la falda larga y roja con bordes blancos, pero abierta delante para revelar otra mas corta y firme. Carmesí en el cabello, en la ropa, y apenas pintas de otros colores para remarcar las facciones del atuendo elegante y vistoso.  Estaba un poco fuera de lugar en medio de la nada, aunque no era exagerado, sino que...no era una vista que esperarías encontrar en un pueblo pequeño e insignificante o en un bosque en medio de la noche. Fuera de sus ropas, la persona en si portandolas tenía porte aún sin ellas. Un cuerpo bonito y generosamente bien proporcionado, acompañado del cabello muy rojo con dos largos mechones a los lados que se agitaban con suavidad con cada movimiento, y medias y guantes largos y ornamentados con un aro dorado al final de los mismos.

El pokemon que le acompañaba, fiero e imponente, se veía como una escolta ideal, cargando de nuevo los bultos de equipaje con un brazo, y acomodando con los labios la ramita entre sus dientes. Se veía calmado y pasivo ahora mismo, era un contraste increíble con lo visto recientemente, la velocidad y potencia férrea de esos enormes puños...

-La fortaleza es ilusoria en muchos casos, y la cantidad no es lo mismo que calidad. Pero, la intención es lo que cuenta -Su andar y el del pokemon se detuvieron a unos dos metros de ustedes. Sus ojos ambarinos mostraban concernimiento entre la severidad que portaban- Pero, ese pokemon eléctrico ha salido herido, mis disculpas. Mi nombre es Aidana Legendre, lamento que hayan pasado un mal momento por este incidente.

Magnus salió herido por proteger a Aisha, era exactamente lo que le pedí que hiciera. Kaoru levantó el rostro y saludó a la Rosa de Sinnoh. No hay nada por lo que disculparse. Yo soy Kaoru Tsukino, de Pueblo Paleta. Tocó el botón blanco de la pokeball para liberar a Magnus, estaba notablemente herido por la cornada del Rhyhorn. Se sentó con las piernas cruzadas en la tierra y colocó a Magnus sobre él. Tranquilo amigo, le pediremos a Ángel que te cuide. Le hizo señas a Ángel de que se acerque, ya que el combate había terminado y no debía exponerse al peligro.

Kaoru acariciaba a Magnus lentamente con sus manos, mientras Ángel se acercaba, hasta que sin saber como, sus manos comenzaron a calentarse y un ligero brillo blanco surgió de sus palmas, que se transmitió rápidamente hacia Magnus y el pokémon por completo comenzó a brillar. La luz se disipó tan rápidamente como llegó y las heridas de Magnus se fueron con ella, dejando al Raichu con un aspecto sano y saludable como si nunca hubiera tenido un combate ni sufrido daños.

Jaja, parece que ninguno de los dos quería esperar mucho. Besó la frente de Raichu, que respondió con un chillido y frotándose contra él. Me alegra verte mejor, amigo. Kaoru no reaccionaba extrañado a aquella luz brillante y sanadora que surgió de sus manos, así como tampoco ninguno de sus pokémon.

Volvió a levantar la vista en dirección de Aidana. ¿Aceptarías cenar con nosotros como agradecimiento? Estabamos armando el fuego para hacer la cena y de seguro las provisiones alcanzarán para todos. ¡También puedo cocinar algo especial para Hanshi!

-Temo que Hanshi come mas de lo que podrías proveer, aunque quien sabe...si de todas formas no te es problema, estaría encantada.

En respuesta al ofrecimiento de comida, el Pangoro asintió avanzando hasta colocarse a un lado de Aidana, con expresión relajada y bastante dispuesto. Viendo esto, la chica asintió.

-Si, sería agradable -dijo en tono complacido. No se le había escapdo el detalle de la recuperación "milagrosa" del Raichu, pero no dijo nada al respecto por ahora.

Por su  parte, Aisha parecía deslumbrada. No solo por la robustez del pokemon de Aidana, sino por el porte de ella en si. Antes de acercarse, captaste que llevo ambas manos al pecho con expresión sombría, como notando cierta diferencia particular entre ambas. Tras esto, se aproximó con su aire usual, aunque lleno de asombro.

-¿De verdad la campeona de Sinnoh está aquí? ¡H-hola! ¡Mi nombre es Aisha! M-mucho gusto...! -el nerviosismo había vuelto, con fuerza.

Por tu parte, los pokemon estaban en su mundillo...en general, alrededor de Pangoro, curiosos. Angel solo le miraba algo alejada, intimidada, mientras que Magnus había escapado de tu agarre y se había parado delante, mirándole directo -lo que podía, dada la diferencia de alturas. Una sombra grande tapó la poca luz que la luna otorgaba, y mirando hacia atrás viste un segundo Pangoro en la misma pose que el otro, de hecho, haciendo movimientos espejo al que tenía delante, lo cual desconcertó un poco a la chica pelirroja.

Se incorporó y acarició la cabeza de Ángel. Tranquila, es un amigo, no tienes nada de que preocuparte. Le susurró para no ponerla en evidencia ante los demás. Si quieres puedes ayudarme con la comida, parece que hoy deberemos cocinar bastante. Al ver la sorpresa de Aidana ante la aparición de un nuevo Pangoro, él le tranquilizó. Hitch es bastante bromista, no te preocupes, de seguro se llevará bien con Hanshi. Les indicó a todos el camino de regreso al campamento, y comenzó a preparar todo lo necesario para la cena. Sabía lo que sus pokémon y los de Aisha comían, pero aún no sabía los gustos de Pangoro, así que decidió darle a elegir entre distintos sabores antes de cocinar para él, para así asegurarse que su comida sería de su agrado. Una vez tuvo discernida la preferencia de Hanshi, se puso manos a la obra,  encendiendo tres fuegos y cocinando en los tres a la vez para agilizar el proceso y tener listo cada plato según cada preferencia.

Cuando la comida estuvo lista, sirvió los 9 platos, entregándolos uno por uno.

Espero que la comida sea de su agrado, hice lo mejor que pude con las provisiones que teníamos. Mañana podremos recolectar mas y conseguir algo mas de carne para preparar algo mejor. Esto último se lo decía a Aisha, ya que no contaba con que la Campeona quisiera seguir viajando con ellos, de seguro buscaba un nivel de desafío mucho mas alto que el de ellos que era puramente turístico e de investigación.

¿Que te trajo a Arcadia? Preguntó a Aidana, ya que estaba allí, era una buena oportunidad para conocerla un poco mas. 

-Debo seguir mejorando. Aparentemente esta tierra tiene los retos mas extremos, y luego de pensarlo mucho, he decidido venir a recorrerla para aprender mas y atesorar la experiencia.

De regreso al campamento comprobaste que Aidana no hacía ascos en cuanto a modos de campamento, aunque tenía bastantes mas comodidades de lo que esperabas. Entre todo ese abundante equipaje, incluso tenía una mesa plegable que sin necesitar orden siquiera, Hanshi sacó esta y la desdobló para colocarla, siendo una comodidad extraña en un paraje sin nada. También traía cubiertos y vasos nada rudimentarios, aunque los últimos no de vidrio para impedir que fuesen una molestia al romperse fácil, y dos sillas plegables bastante cómodas, a lo que Hitch reaccionó volviéndose una para ofrecerte asiento también cuando terminó de comer (mas pronto que nadie, simplemente asimilaba la comida de un bocado). El resto de los pokemon se sentó cerca, en ronda, y comenzaron a comer lento, a gusto y animados. Puff empujó un par de veces a algunos de los comensales cercanos a ella reclamando su espacio, pero aparte de eso nada extraño acontecía.

-Hm...si vamos a comer, mis otros compañeros deberían salir también. No te preocupes, tengo comida para ellos.

Antes de tomar asiento, acomodó raciones de comida pokemon que venía bien empaquetada, y curiosamente, reconocías esa clase de paquetes. Eran los del criadero de tu familia, y traía al menos cuatro variedades distintas. Colocó diferentes cantidades, 3 mas, una especialmente grande que además de esta en si, incluía un paquete de varios kilos de carne que probablemente hubiese hecho muy feliz al vendedor de Pueblo Amanecer de haber sido comprado allí (cosa que era muy probable). Tras esto preparado, y este último apartado de comida ligeramente algo mas alejado por temas de tamaño, mostró a sus demás pokemon, algunos conocidos y otros desconocidos para tus ojos.

Agradeció a Hitch por el gesto y la velocidad de reacción, acariciando los apoyabrazos de sus asiento y haciéndole cosquillas ocasionalmente. Cuando Aidana sacó los paquetes de comida pokémon, sonrió. Doy fe de que la comida para tus pokémon es de primera calidad. La sonrisa le duró poco, en cuanto observó los acompañantes de la Campeona, su expresión fue de total y absoluta sorpresa junto con admiración. Tenía pokémon increiblemente interesantes y extraños, de colores que no eran las comunes, como el Smeargle y el imponente Gyarados. Escavalier y Golurk también se veían fuertes e imponentes. Todos parecían muy calmados, incluso el Gyarados que se caracterizaba por una naturaleza salvaje y agresiva.

¡Wooow! Definitivamente esos son los pokémon de una campeona, están increiblemente bien cuidados y entrenados. No necesitaba levantarse de Hitch para reconocerlos, todos brillaban y se les veía sanos y fuertes. ¡Y ese Gyarados de escamas rojas! Jamás había visto algo así en mi vida, se ve sumamente intimidante. La pintura del Smeargle es increíble. Observó las rocas con las que indicaba que la comida era sabrosa, le causaba gracia tanta expresividad y le divertía tanto como le fascinaba. Nunca antes había visto un Golurk tan de cerca, son pokémons increíbles y sumamente enigmáticos. Aisha, podrías escribir todo un artículo sobre Tellus que definitivamente atraería la atención de todos los lectores. Escavallier es todo un Caballero. Bajó un poco la voz para susurrar pero con la intención de que le escuchen ambas chicas. Me pregunto cuanto tardará Hitch en ser una princesa en peligro para ser rescatada por tan gallardo Caballero, jajajaja.

-¡S-si! -Aisha cayó en cuenta solo porque le dijiste que el hecho de tener una Campeona delante para un reportero, por mas novato que fuese, era soñado, y mas si este no se mostraba reacio a la compañía. Quizá el shock de ver a las enormidades imponentes de pokemon que compartían el lugar, o la presencia misma de la humana que los comandaba. De hecho, también cayó en cuenta de que tu poseías cierto estatus también, y comenzó a escribir y tachar cosas en su agenda, aunque no sabía muy bien por donde empezar una nota que le quedaba tan grande para su trabajo regular. Trataba de no mirar mucho a Aidana, como si temiera molestarle por este mero hecho.

-El color de Drake siempre fue extraño. Cuando era un Magikarp era dorado, pero luego se tornó así -dijo con calma, no parecía dispuesta a presumir indiscriminadamente de sus pokemon, aunque estaba claro que estaba bien orgullosa de todos.

Hitch se sacudió un poco debajo de ti, como quejándose por hablar de esa forma tan "inapropiada" de él. Tras unos cuantos momentos de ver que seguías calmado, tus demás pokemon se calmaron también y aceptaron las nuevas presencias. Aquello parecía un campamento enorme a esas alturas, con tantos pokemon interactuándo entre si. De lejos, los mas sociables eran Hanshi y Gawain, el primero mas relajado, y el segundo formal en sus gestos, cuando te referiste a este ultimo para elogiarlo, cruzó una lanza en el pecho, agradecido. Fuera de batalla, parecía que el Pangoro tenía poca reticencia por sentarse de forma cómoda o tumbarse a descansar, e incluso no se inmutaba cuando otros trepaban sobre él, como era el caso de Magnus que se estacionó su hombro y parloteaba algo que no entendías alegremente, mientras recibía bastante atención de parte de Hanshi. Ángel y Puff parecían estar estableciendo una relación rara, la amabilidad de tu pokemon parecía estar siendo tornada en sumisión por parte de Puff, que comenzaba a tratarle algo mejor al notar la personalidad suave. Con todos los pokemon comiendo, ahora solo faltaba la comida humana. 

-Hm...Tsukino me sonaba demasiado...¿eres parte de la familia de criadores de Kanto? -inquirió.

Me encantaría saber lo que pasa por tu cabeza cuando estas callada, Aisha... tus ojos me hacen pensar que estas siempre soñando despierta. Le sonrió con amabilidad, no lo decía para burlarse de ella, todo lo contrario, para Kaoru era un cumplido decirle que tenía ojos de soñador. Te ves encantadora en esos instantes.

Dio unas palmaditas a Hitch. ¿Seguro que no prefieres ir a divertirte con ellos? Parecen interesantes y esta es una oportunidad especial para ponerse a hablar. Le guiñó el ojo al respaldo, que le estaba susurrando. Con comida es mas fácil hacer amigos. Si Hitch decidía ir a hablar con los demás, Kaoru se sentaría en el pasto a comer, al fin y al cabo, esa era su idea desde un principio, le gustaba convivir con los pokémon en la naturaleza y no tanto en las comodidades que podía encontrar en una casa.

Si, mis padres son Hanako y Youta Tsukino, los dueños del Criadero Tsukino de Pueblo Paleta. Prácticamente nací y me crié entre los pokémon del criadero, aprendí tanto como pude y ahora aprovecho para aprender mas de ellos en su hábitat natural, sus comportamientos cuando están en sus propias comunidades y en estado salvaje. De hecho, por eso vine a Arcadia por mas que dijeron que era el mayor desafío de todos... quiero poder ver a todos los pokémon que hay aquí, aprender de ellos y como cuidarlos del mejor podo posible, no importa que tan peligrosos puedan ser, quiero aprender a cuidar de todos. Los ojos de Kaoru brillaban cuando hablaba de pokémons y de sus intereses con ellos. Sentía que todos, sin importar el tamaño que tuvieran, eran sus hermanos y hermanas y debía cuidar de ellos como ellos habían cuidado de él cuando era mas pequeño.

-¿Ah? -levantó la vista por esas palabras, roja como un tomate.

-N-no es que estuviera distraída, es que... -se cayó, viéndose casi aterrada por la expresión de que se veía encantadora, parecía no saber bajo que piedra meterse- ¡N-no es verdad! ¡Soy tan torpe que no me he dado cuenta de que eres una persona famosa! ¡L-lo siento, s-señor! ¡P-prometo que mi nota será mu-muy buena!

Inclinó levemente la cabeza y se le cayeron los lentes por esto, haciendo que abandonara el plato y comenzara a tantear el suelo sin puntería.

-Vaya, ese entusiasmo...

Su tono era agradable, y comía con bastantes modales, sujetando los cubiertos de forma elegante.

-Cocinas bastante bien para estar a campo abierto. Aparentemente no tendrás problemas en tu viaje, imagino que cuentas con la protección necesaria del resto de tus pokemon y el equipo necesario para distintas condiciones de terreno.

Te miró con interés. Era obvio de que estaba convencida de que tenías mas pokemon y mas equipaje.

¿Persona importante? ¿Señor? Aquellas palabras le tomaron por sorpresa y al instante comenzó a reir animado. ¡Jajajaja! ¡No digas esas cosas que me las creeré! No soy nadie importante, Aisha. Mis padres son los conocidos por el negocio familiar, yo solo soy su hijo y he aprendido todo lo que he podido, pero no tengo fama de nada... ¡Al menos de nada que yo esté enterado! Así que no me trates como si fuera alguien importante, ¿Si? Solo seamos amigos. Le sonrió con una amplio gesto.

Gracias. Miró a Aidana, quien elogiaba su comida. Me alegra que sea de tu agrado, la cocina es una de esas cosas que se me da bien. ¿El resto de mis pokémons? No, solo viajo con mis amigos mas cercanos. Magnus me ayuda a recolectar bayas y es el mas experimentado en combate. Hitch siempre está acompañandome y brindándome asistencia en todo lo que necesito y Ángel me ayuda a cocinar y con los cuidados de los otros pokémon. Ellos son todo lo que necesito para viajar. Sonrió orgullo de sus amigos y de que estuvieran dispuestos a viajar con él y ayudarle en todo lo que necesitaba. Y claro que tengo el equipo necesario para acampar, aunque no estoy muy seguro de estar preparado para todo tipo de terreno. Frunció los labios, un poco preocupado por eso último. Justamente hoy trazamos nuestra ruta de viaje y tendremos algunas dificultades para subir por la montaña o descender por el río. ¡Pero tengo fe de que podremos resolverlo cuando estemos allí!