Partida Rol por web

Estaban jodidos, estaban bien jodidos. Ni las balas de un potente rifle de francotirador habían hecho nada más que arañarle la pintura al tecnificado ruso. Maldición, maldición, maldición.

Tenía razón, lo único que podían hacer era huir... o tal vez enfrentarlos con sus propias armas, pero eso no iba a pasar, no al menos con un frágil Gastelu a punto de ser machacado por una explosión de grandes dimensiones. Mierda de misión...

Girando a tope el gas de su moto, de repente todo eran complicaciones: las elevaciones, las matas, los propios árboles que tenían que servirle de cobertura. Cuando uno quiere huir en línea recta lo último que encuentra es una pista por donde poder hacerlo. Maldición, maldición, maldición...

Las heridas que has sufrido son fuertes, pero cegada de rabia atacas de nuevo. Tu ataque no produce ningún daño adicional al enemigo y notas como tus garras chocan contra el metal sin atravesarlo de esta vez. En ese momento tu instinto de supervivencia entra en juego, las heridas que acabas de sufrir son elevadas y tu cuerpo te pide correr y alejarte. La nieve podría ayudarte en el momento dado a cortar la hemorragia y que tu factor de curación comience a hacer efecto.

Antes de que pueda dispararte de nuevo decides salir corriendo a toda velocidad, usando grandes zancadas y moviéndote en zig zag para evitar que te acierte con otra ráfaga de lleno que sin lugar a dudas podría mandarte seguramente a reunirte con tus ancestros en las praderas celestiales.

Te alejas y puedes escuchar una fuerte explosión en un área cercana, notas como el suelo tiembla y a los pocos segundos notas el impulso de la onda expansiva que te ayuda a alejarte más todavía de tu enemigo. Acabas rodando por la nieve, por suerte es blanda así que te dejas arrastrar y notas como el frío de la nieve alivia en parte las heridas de balas.

Tu rival decide alejarse volando, escuchas la fuerza de sus impulsores y tras unos segundos dejas de escuchar su sonido...y se hace el silencio. Sólo escuchas el sonido de tu respiración...y el aullar del viento.

El misil impacta contra el suelo...la explosión es tremenda. El suelo tiembla con brusquedad y la llamarada se eleva al menos veinte metros en el aire. Decenas de árboles son arrancados de cuajo, y lanzados alrededor del cráter generado por la explosión.

Trillo logra saltar en el último segundo y apartarse de la explosión, su salto se ve potenciado por la potencia por lo que se aleja al menos un centenar de metros más.

Gastelu corre peor suerte, logra cubrirse con la moto de nieve en el momento en que la onda expansiva lo alcanza...se ve arrastrado por el suelo y acaba enterrado bajo un par de metros de nieve y árboles caídos. Su cuerpo está bastante magullado pero sigue vivo.

La misma situación le sucede algo similar aunque en su situación es algo más leve ya que no queda enterrado por la nieve. Ha logrado esquivar la explosión pero no logra evitar que los objetos impulsados golpeen la moto de nieve y acaba rodando por el suelo siendo golpeado por trozos de ramas. La moto en su caso se lleva la peor parte.

Los enemigos desaparecen entre las nubes, alejándose a gran velocidad y perdiéndose en la oscuridad.

Huyo como un animal cobarde. El razocinio no funciona en estos momentos. Es como si no tuviese control sobre mi propio cuerpo. Mi dolorido y agujereado cuerpo...

Puedo oler la sangre que derramo y siento el ardor de mis heridas, pero no puedo parar de correr hacia el bosque. Al menos la bestia es sabia y corre en zing-zang, de manera escalonada e intermitente. Lo suficientemente desacompasada para no ser un blanco previsible y fácil.

Pero huyo. No se si eso es bueno o malo. Lo que si es seguro es que fue una insensatez por mi parte ponerme en peligro de aquella manera, más aún con alguien con una armadura como aquella. Entonces una explosión resuena no muy lejos de mí. Está tan cerca que su onda expansiva me alcanza y me empuja con brusquedad.

El contraste de la fría nieve con mis heridas abiertas se hace más que evidente en cuanto empiezo a rodar por el suelo y a sentir como la nieve se pega a mi pelaje, ayudando a cortar la hemorragia de mis heridas y acelerando en parte el proceso de regeneración de mi cuerpo, sin olvidar el efecto del frío que hace que el dolor disminuya. Me quedo tumbada en la nieve, mientras veo como mi enemigo asciende a los cielos.

Se ha llevado un buen golpe por mi parte, pero la peor parada he sido yo. Eso debería servirme de experiencia para una próxima vez... si es que volvía a hacer una locura como aquella. El silencio se hace con el lugar y yo decido estar un poco más de tiempo recostada en la nieve, manteniendo mi forma salvaje, esperando que las heridas más graves cierren lo justo para poder volver a moverme junto a los demás.

─Ostia puta, joder... ─dijo más que exclamó el vasco.

Gastelu estaba destrozado. Bueno, no, herido, machacado por la explosión, pero en realidad la explosión no le había alcanzado en nada de importancia vital.

─¡¿Por qué cojones no tenemos nosotros de esos pepinos, eh?! ¡Yo le pego un tiro de rifle de francotirador y él vuela media montaña! ¡Ni le he visto los ojos al cabrón, me-cagüen-todo, ostias ya!

Ya un poco más tranquilo y medio tosiendo mientras trataba de acabar de reincorporarse pese a los dolores varios que padecía, el vasco seguía maldiciendo por lo bajo mientras se dirigía hacia el resto del grupo para ver cuál sería su siguiente paso. Desde luego no había torre de comunicaciones, pero eso no quitaba que había unos rusos locos, armados hasta los dientes y blindados cosa mala que iban a convertir la fiesta de los compañeros en una pesadilla en cuestión de minutos...

Trillo aterriza no muy lejos y se acerca a sus compañeros.

- Se han ido antes de que pudiera atraparles, parece que sólo querían huir- explica,- tenemos que largarnos de aquí sin dejar rastro, no estamos solos en el valle, alguien más quiere dejar el hotel incomunicado, tal vez deberiamos apoyar a nuestros compañeros de abajo- plantea.- Tu, el vasco, ¿Nos podrás hacer unos trajes de vestir? Los rusos se han ido de aquí, pero seguro que podemos encontrar más en la compraventa. ¿Dónde está la chica?

Trillo localiza a Cristina todavía en forma lupina y bastante herida. Por suerte parece que se recupera rápidamente, y con ayuda médica que Silva le presta tras hacer aparecer un botiquín completo Gastelu puede retomar su forma humana pero aún así está muy débil. Va a estar dolorida unos días seguramente.

Los rusos han desaparecido pero han dejado un rastro de muerte y destrucción a su paso. La torre de comunicaciones ha quedado totalmente calcinada y vosotros por poco no lo contáis. Además debido a las explosiones es posible que las Fuerzas Armadas Suizas hagan acto de presencia y si os pillan en una zona así...será peligroso y causaréis un conflicto internacional.

- Debemos dirigirnos al hotel, recojamos el equipo que podamos y destruyamos el resto. Cerca del hotel contactaré con el contacto que me dieron para emergencias y entraremos. De todas formas tenemos habitaciones preparadas para nosotros creo recordar que eso me dijo Mayo. - os comenta mientras quita la nieve de la moto para salir de allí a toda velocidad.

A lo lejos escucháis el sonido de un rotor de helicóptero, el eco lo amplifica pero todavía está lejos.

- Parece que han enviado un equipo de observación. Seguramente en una media hora lleguen para asegurar el perímetro. Hay que darse prisa.

Apaleados y con el rabo entre las piernas, ahora tocaba replegarse a un lugar "seguro" y tratar de afrontar el futuro con la mayor diligencia. Para eso necesitaban un botiquín (que creó al instante), las motos en buenas condiciones (creó las necesarias en sólo unos segundos) y no dejar rastro de su presencia. Había que "escampar".

El vasco estaba muy motivado a crear todo lo que se les ocurriera y/o hiciera falta para agilizar su salida del lugar. No le apetecía tener otro encontronazo, ya fuera con los suizos o con los rusos.

─Vámonos cagando ostias, joder, ya me han apalizado lo suficiente por hoy...

Podía sentir como cada una de las balas incrustadas en mi carne, se desplazaban lentamente hacia atrás, retomando el mismo camino que abrieron para entrar, pero esta vez para salir. Las heridas más leves, como los rasguños, ya se habían cerrado pero me había comido demasiados balazos y la regeneración de mi cuerpo no daba para todo aquello. Estaba bien, puesto que no conocía las limitaciones que tenía realmente, salvo cuando fuí asaltada por aquellos monjes y descubrí hasta que punto me dañaba la plata. Si en algún momento pensé que de esta forma era inmortal, aquellas heridas me mostraron lo contrario.

La nieve seguía enfriando mi cuerpo y ayudando a cortar hemorragias, mientas permanecía tumbada en el suelo, manteniendo mi forma animal, incapaz de cambiar por temor a morir congelada tras hacerlo. Pronto escuché voces que se acercaban, estaba demasiado cansada y dolida para pelear, pero si querían mi pellejo, aún les plantaría cara a quienes fueran. Me giré lo suficiente como para mantenerme a cuatro patas, cual animal salvaje que era y gruñí a los presentes, dándome cuenta instantes después de quienes eran.

Aquello hizo que me relajase de nuevo y me desplomase sobre la nieve de nuevo, esta vez bocabajo, sintiendo la fría nieve en mi pelaje. Silva no tardó demasiado en dar las instrucciones pertinentes y comenzar a curar mis heridas como pudo. Mientras tanto, algunas de aquellas balas comenzaban a asomar por entre mi pelaje y salir al exterior lentamente. Los cuidados de nuestro líder y saber que había ropa de abrigo, me permitieron cambiar de forma. Aún así estaba demasiado abatida aún y, a pesar de las ganas con las que me quedé de llevar una moto de nieve, preferí ir nuevamente de paquete.

- Gracias. - Dije a los presentes una vez recuperé mi forma humana y comenzaba a vestirme. - Seguramente no pase nada pero... ¿podríais atrarme a quien me lleve o a la moto en si? Es por si pierdo el conocimiento. - Y es que no estaba segura del todo de poder aguantar el dolor que se me avecinaba en cuanto el frío que se generó en mi cuerpo por estar tendida sobre la nieve se pasase y tuviera que aguantar el dolor real de mis heridas aún cerrándose.

- Sin problema en atarte, pero irás más incómoda sin duda. Parece que estos rusos pegan fuerte...vamos a tener que andarnos con mucho ojo...joder...otra vez no nos avisaron de presencia tan hostil en la zona...parece de nuevo lo de Marruecos... - dice cagándose en la inteligencia española. 

Con el máximo cuidado que pueda ata a Cristina a la moto de nieve y tras dejar unas cargas para que exploten y eliminen rastros os largáis de allí cagando hostias.

- Id a poca velocidad y con las luces al mínimo...no llamemos demasiado la atención. Solo nos falta que nos detecten los suizos ahora...

Trillo refunfuñó. No le gustaba nada todo aquello. Los sovieticos se habían esfumado a la mínima de cambio y ellos habían dejado un montón de equipo atrás. Tal vez debian haber dejado que Gastelu dejara un rastro de objetos rusos en su campamento, para asegurarse de que no les culpaban. ¿Pero a él que más le importaba?

-  Podemos hacer el último kilometro a pie- propuso,- no será difícil, pero necesitamos una excusa de porque aparecemos de la nada.

─Por qué aparecemos de la nada... hechos un Cristo. Porque estamos hechos un asco. Y no creo que se les pase el relacionar la explosión con nuestra aparición. Mucha casualidad, ¿no? Joder, nos han jodido bien. Si somos discretos a lo mejor nos podríamos colar como gente del servicio o algo así. Si veo el uniforme puedo replicarlo sin dificultad para todos. O podemos plantarnos allí, entrar por detrás, dejar inconsciente al que nos trate de parar y le robamos el uniforme. Y replico el uniforme para el resto. Lo que me digáis. Pero decidiros ya, que hace un frío que se me están quedando las pelotas como canicas.

La sutilidad no estaba claro que no era una de las especialidades del vasco, pero también era verdad que el ambiente no era como para ponerse a llevar camisas hawaianas.

- No, si no podemos evitar que vean a un culpable, lo mejor es crear uno- replicó Trillo. Hacía tiempo que no hacía esto, pero recordaba como hacerlo de su vida anterior.- Simplmente podemos ser unos excursionistas que se han visto atacados por unos rusos locos. La clave será crear un culpable. El problema será el idioma, supongo. ¿Alguien habla francés?

─Yo me puedo defender, pero se me nota el acento a la legua ─replicó el vasco.

Ya lo había utilizado en otras ocasiones en situaciones tensas con relativo buen resultado, pero siempre le daba la impresión de que la iba a "cagar". Si lo llega a saber hasta hubiera tomado clases extra o algo. O se hubiera enrollado con una francesita, eso siempre ayuda con los idiomas, ¿no?

- Prefiero ir incómoda a caerme de la moto en macha. - Respondí a Silva. Y aunque caer sobre la nieve parecía una buena opción, nunca sabías que te encontrarías bajo ella. 

Me mantuve quieta y colaboré como pude en mi atadura, mientras escuchaba al vivo-muerto y al vasco hablar sobre el plan a seguir. - El acento es lo de menos. - Respondí a Gastelu. - Es más, confirmaría incluso lo torpes que hemos sido: españoles que se lanzan a la aventura, sin conocer la zona y acaban siendo atacados por unos rusos que han volado una torre... No hay mejor mentira que decir la verdad... - Miré a todos, debíamos estar de acuerdo en que decir porque podrían separarnos y preguntar. - Y yo hablo algo de inglés y alemán... no soy una experta pero...

─La excusa de los españoles patosos me gusta, es muy creíble... ─Y Gastelu se mordió la lengua, no hacía falta decir más, no mientras todavía trabajase para ese régimen dictatorial, españolista e intransigente. Mejor que no le estirasen de la lengua, caramba.

No era un buen plan, pero al menos no era una improvisación de última segundo, que eran casi la especialidad del vasco. De todas maneras, ¿de qué les había servido preparar tan bien la voladura de la torre? Si había servido para algo era para que los soviéticos se les adelantaran.

- Entonces necesitaremos ropa de excursionistas- afirmó Trillo, mirando a Gastelu.- Y deshacernos de todo lo que tenga aspecto militar- continuó, dejando caer el abrigo con naturalidad. Tendrían que destruir todo aquello.- Podriamos dejar pistas de equipamiento sovietico, al menos así no relacionarán esto con nostoros. Luego yo puedo dar unos saltos y llevarnos a 150 metros de aquí, así no habrá huellas hasta la motonieve. La tormenta hará el resto.

- Si necesitas indicaciones para los pasaportes, puedo echarte una mano- añadió, para Gastelu. Trillo había falsificado documentos más de una y más de dos veces en el pasado.- Elejid nuevas identidades, si nos vamos a hacer pasar por excursionistas.

- Elegid una identidad que podáis representar por si se pusiera fea la situación... - dice el capitán - ...eso incluye profesión y lugar de residencia. En mi caso me haré pasar por un lucense que es administrativo de una empresa logística...sé de logística y soy de la provincia...conozco bien mi zona para evitar decir alguna incoherencia...

Hace una pausa y añade:

- Y el motivo por el que estamos juntos debe ser creíble...una viaje concertado o algo similar, ya que no nos conocemos bien...y eso es nuestro punto más débil. Por lo demás de acuerdo a lo que habéis comentado...