Partida Rol por web

Forad se vuelve hacia una nueva determinación hacia Pelarun.

- Más que un hijo del viento parrreces un huracán descontrolado que terrrminó estrellándose. Orrredon no querrría que le visites aún y te lo demostrrrré. - Forad suelta su zurrón, su lanza y descubre su escualido pecho. - Traí a Orrredon aquí y estrrrrellaste con toda tu fuerza el hacha en mi pecho. - Forad lo golpea con fuerza. - Si mi palabra es verdad, Orrredon me prrrotegió y tu crrrreiste las palabras que me contó.

Aros se adelanta bruscamente y se interpone entre el peludo y Peralun.
¡Basta! Peralun del Viento, no lo hagas. ¡Qué dirrrán los ancestrrros si levantas la mano porr orrrgullo contrrra un Argar!

Sólo los más cercanos perciben como Forad murmura palabras en ese lenguaje que nadie conoce mientras Aros y Pelarun discuten. Sin apenas ceremonia, no como ha prácticado curaciones, la realidad se constriñe a su alrededor y notais como el poco calor que os rodea parece caer por un agujero situado entorno a Forad. Su cuerpo comienza a emitir un apenas perceptible brillo cálido como el de una brasa casi apagada y el aire reverbera a un dedo de su piel. Permanece impasible con la mirada clavada en Pelarun mientras este termina su disputa con Aros y, con férrea seguridad, se mantiene quieto mientras el bárbaro se aproxima a él. Ni un pestañeo se produce en sus ojos mientras este le golpea.

Sortien no deja de creer lo loco que puede estar este extraño ser, ante su intento de suicidio y que Sortien piensa que es más loco que mago, el viejo sin apenas pensarlo intenta interponer su estoque entre el hacha de Pelarun y el pecho de Forad, haciendo un desenvaine relámpago.

Peralun se estremece ante las últimas palabras de Forad.
Yo... yo no sabía... Oredon...
Cae de rodillas y se lleva las manos a la cara. Barbotea casi llorando.
¡Oredon!¿Qué he hecho?¡Perrrdonadme ancestrrros!
Se recompone un poco y se arrastra de rodillas junto a Kanlil, que le mira con asco, y raja y rompe el chaleco de cuero endurecido, tirándolo a un lado. El hacha se ha clavado por una de las esquinas de su filo en el costillar derecho, y de la herida mana un poco de sangre. Sólo ver el estropicio hace que os estremezcáis; tendrá alguna costilla rota, y quién sabe qué habrá pasado con los órganos bajo ellas.
¡Alguien!¡Alguien puede currrarrrle?

Sortien se desespera
¿Es que nadie le va a quitar ese hacha de encima?!!! Voy a encender una hoguera!

Busco leña para hacer un fuego, el calor le sentará bien

A Kanlil le tiemblan las manos cuando agarra el mango del hacha. Echa una última mirada a Ankor, y asiente levemente.
Forad, no te muevas. Esto va a doler…- Kanlil toma aire profundamente por última vez, y con fuerza pero con cuidado, tira del hacha que descansa en el pecho de Forad, ajena al mal causado.

Si, claro. Habrá que conseguir unos cuantos palos fuertes, y construir una camilla. ¡Vamos allá!- Kanlil comienza a buscar, espada en mano, alguna rama que pueda servirles para construir la camilla. Se acerca a un árbol, y con la espada corta empieza a cortar las ramas mas adecuadas.
Nos quedaba cuerda, ¿verdad?- pregunta, mientras sigue concentrado en su tarea

Bueno, esto es lo que he encontrado.
Kanlil coloca entre los dos palos la manta, para hacer las veces de lona, e intenta sujetarlo todo bien con las cuerdas que guardaba Ankor.

Ankor sujeta a Aros y con fuerza lo aparta de Peralun. Es entonces cuando, sin que Ankor pueda evitarlo, Peralun desliza un cuchillo de hueso en su mano y corta limpiamente el expuesto cuello de Aros. La sangre salpica y baña los poderosos antebrazos del horrorizado mercenario, que se queda lívido ante la frialdad del bárbaro, asesino del hasta hace poco su compañero. El horrible gorgotear de Aros va acompañado de grotescas sacudidas. La mirada gris de Peralun se desliza de uno a otro de vosotros, a la vez que limpia la hoja del cuchillo en su chaleco.
Había perrrdido la cabeza. Ya no nos errra útil. Rrremátalo, niño alto, y vámonos de aquí.

Ankor se queda estupefacto cuando siente como las fuerzas de Aros se desvanencen, instante en el que mira hacia Pelarun y lo ve con el cuchillo en la mano y la sangre corriéndole por el brazo. Ankor mira a Kanlil como dicíéndole "haz algo rápido" y cuando Aros se acaba de resbalar entre sus brazos saca su espadón y se abalanza hacia Pelarun mientras éste espera su respuesta.

COBARDE, BASTARDO ASESINO DE HERMANOS, MUEREEEEEE.

Cuando Ankor se lanza sobre Pelarun, Kanlil corre hacia el cuerpo de Aros, con la esperanza de que todavía esté vivo. Intenta taponar la herida del cuello con sus manos, pero algo le dice que es inútil. Un corte así tiene que resultar mortal.

Mierda!!!! esto se ha descontrolado, ahora si que estamos en un duro aprieto. Joder!!! ¿Que asqueroso barbaro creerá que no matamos nosotros a estos dos!!!

Ankor no lo mates!!!!!!

Saco apresurado mi estoque y con mi inconfundible presteza me abalanzo hacia Pelarun con la intenci´´on de desarmarlo.

Peralun prevee en todo momento el ataque de Ankor; deshacerse del agonizante Aros y sacar su espadón le da tiempo para prepararse. Él coge su hacha y se coloca con las piernas medio flexionadas, listo para saltar ante cualquier movimiento de Ankor. El gran mercenario se mueve más por la ira que por otra cosa, y el terrible mandoblazo casi horizontal que lanza Peralun lo evita retrocediendo dos pasos.
Sortien llega en ese momento y bloquea la gran masa de metal de la espada de Ankor con su aparantemente delicado estoque. Ankor forcejea con la cara congestionada por el esfuerzo y destraba su espadón. Luego, sin previo aviso, Sortien lanza una estocada a sus espaldas sin pestañear siquiera. El hacha de Peralun sale volando, perdiéndose en el bosque. El bárbaro queda confuso unos instantes, pero después habla como si le fuera en ello la vida.

Estúpido come-hierrba, ¿no ves que si me matas y yo te hierrro, un manco y un niño no podrrrán carrrgarrr al Peludo Argar? Aprrrende algo útil del sabio manco, cabeza hueca. Me necesitáis y él-dice señalando a Forad- más que ningún otro.

¿Será posible, pensáis, que este tipo haya intentado matar a su compañero por...? No, no puede ser, no es tan cruel... ¿verdad?

Ankor mira con ira hacia Pelarun, con la espada en alto y los antebrazos chorreantes aún de sangre, luego mira con la misma cara hacia Sortien, con incredulidad, y niega con la cabeza visiblemente enfadado. Luego escupe al suelo y corre hacia la llamada de Kanlil, se agacha dejando la espada junto a él y de cara a Pelarun y Sortien.

Por un momento a Sortien se le nubla la vista, su rostro es recorrido por sudores y su tez amarillea por momentos. Si poder más Sortien se sienta de golpe en el suelo, y comienza a tiritar. Tras eso se echa su manta encima para no perder el calor que le queda.

e..esas seis danzas ya son de..demasiadas...