Partida Rol por web

La profesora se cruza de brazos y observa a Akira, Keigo... y finalmente su mirada se detiene en Miaka.

Ya sé lo que ha pasado, no hace falta que os esforzéis - dijo levantando la mano en señal de silencio, por si alguno quería hablar - sé que Otomiya le tiró la silla a Kuroda y que vosotros dos la intentásteis cubrir... - se presiona los ojos, con los dedos, y sonríe, mirando a los dos chicos - estoy orgullosa de vosotros, no puedo negarlo, pero... - mira a todos - esto no significa que esté bien.

Así que muy a pesar... y por mucho que en realidad me gustaría castigar a Maeda por meterse a donde no lo llaman y por chivato - al fin y al cabo, la profesora Honda tiene toda la pinta de macarra - Os voy a tener que poner un castigo, no voy a enviarlo al director ni a la jefa de estudios. Sois tres, y tres alumnos tachados de violentos en mi clase no me interesa... - sonríe amistosamente, solo unos segundos - limpiaréis todas las pelotas de gimnasia y todos los utensilios necesarios y además... - mira a Miaka - tú tendrás que hacerme una redacción a mano de veinte páginas mostrándome lo arrepentida que estás por tu comportamiento, y no quiero letra XXL.

¿Tenéis algo que añadir?

Se quedó a la espectativa.

"Al final lo de cubrir a Miaka ha servido par algo. No se libra del castigo, pero no la expulsarán, ni aparecerá ninguna marca en su expediente, ni nada de nada, que era lo que yo quería."

Lo cierto es que no me sorprende la decisión de la profesora. Es lo que podía esperarse de ella, al fin y al cabo. Es la profe más pasota de todo el instituto. seguro que en sus tiempos también fue una gamberra. Aun así, no puedo evitar protestar por el castigo.

- ¡Veinte folios! ¡Profesora! ¿Para qué tantos? Si de todas formas, usted no se los va a leer.

Justo cuando Keigo iba a intervenir para realizar una espléndida y sentida defensa, la profesora Honda levanta una mano frustrando su intento y dejandole con un índice levantado y la boca abierta de par en par.
Discutir con los adultos y mas aún si eran figuras de autoridad no se le daba nada bien al muchacho. Nada, nada bien.
Sonríe cuando Honda reconoce que está orgullosa de ellos... pero se le queda la sonrisa helada en la cara cuando desvela el castigo.

...

Limpiar todos los aparatos de gimnasia... delante de sus compañeros del club de fútbol... iba a ser muy duro.
Pero podría haber sido peor. Podrían estar expedientados... Así que al fin y al cabo, no había sido tan malo.

Se lleva una mano a la nuca cuando Honda termina de hablar con ellos y niega un par de veces con gesto comprometido y algo avergonzado.
No iba a replicar como Akira, no quería buscarse mas problemas por un asunto que al final no había acabado mal.

Déjalo, Akira, solo es una redacción - se encoge de hombros y saca la punta de la lengua - Podría haber sido peor...

Sonríe y mira a la profesora, una gota recorre su frente - ¿Cuándo tenemos que ir a limpiar todos los cacharros? ^^U

Me entregarás la redacción después de las vacaciones - había decidido no responder a Akira.

Miró a los tres y sonrió, se sacó de su bolsillo unas llaves, y se las dió a Keigo - Iréis ahora, y más vale que quede todo limpio, sino lo repetiréis mañana - sonríe y se gira para entrar a clase - los utensilios de la limpieza que necesitáis están allí mismo, ya sabéis cómo es el cuarto, encerraos y que nadie os moleste.

En un rato os vendré a visitar - sigue sonriendo con malicia, mientras entra en su interior dejándolos a todos con una gota en la frente... y con unas llaves en la mano.

Entró al aula.

Coge las llaves que le tiende Honda con cuasi reverencia y se queda helado, en el sitio, hasta que esta entra de nuevo en la clase.
Apuuuuffffff
Suspira aliviado y entrecruza las manos tras la nuca, girando sobre un solo pie en dirección a la sala de instrumentos deportivos.
Vaamos allá... Seguro que entre tres no es para tanto... ¿verdad?
Sabía cuantos balones y cuantos aparatos de gimnasia tenían la escuela. Sabía como de marraneados acababan algunas veces... Y todo eso lo sabía porque solía usarlos todos todo el tiempo que podía.
Lo bueno era que aún no habían empezado las clases. Era por la mañana temprano.
Lo mejor...
Por lo menos no es laboratorio de química. Eso si que hubiera sido un buen castigo.

Será un momento, ya veréis - dice sonriendo Miaka, poniéndose a la altura de Keigo - Además... ¡podremos hacer el lanzamiento de sillas! Pero en vez de sillas... ¡balones! ¡o bancos! *.*

Miaka, adoraba los deportes. Luego se sonroja y baja la mirada.

Siento haberos metido en este marrón... mañana os traeré pasteles para todos. ^//^

Laaaaaaaaa... ¡lanzamineto de sillas! ¡Lanzamiento de pelotas! ¡Lanzamiento de balones! ¡Soooomos unos campeeeoooneeees!
Keigo va cantando todo el camino, a voz en grito, molestando mas que de seguro a los profesores de otras clases.

¡No te preocupes Miaka! La verdad es que nos hemos metido los dos solitos en este marrón ¿eh Akira? ¡Y con las entradas para el parque de atracciones estamos mas que contentos y satisfechos!
Sonríe de oreja a oreja y mira a Miaka por el rabillo del ojo con expectación.
Ahora... que sería incapaz de decir que no a uno de tus pasteles...

Llegáis a la habitación de los trastos de gimnasia, que es un edificio pequeño y apartado en una esquina del patio.

En el patio está una clase de primero, que ni siquiera reparan en vosotros.

Al abrir la puerta con la llave... descubrís que está todo desordenado... y echo un asco.

¿¡Pero qué es esto!? ¡¡¡Vamos a morir limpiando!!!

¡NO!... no... no... ¿verdad?
Keigo no concebía que tuvieran que limpiar todo ese desorden. No le cabía en la cabeza... Por lo que se acercó al primer balón que vio y, con un pase diestro y cuasi perfecto, se lo lanzó a Akira al pecho.
¡Pilla! ¡jajajaja! Seguro que tiene que haber una forma de hacer esto divertido...

Madre mía... ¿¡tú sabes el montón de mierda que hay!? - le preguntó a Keigo, Miaka empezó a escalar los bancos de madera - ¡Y aquí hay una mesa de Pim Pom! - exclamó, una vez a la cima.

Siguió mirando a todos lados - raquetas de tenis, de bádminton y... ¡¡¡OH DIOS MIO!!! - sacó de dentro de lo que parecía una montaña de cosas inútiles, un par de patines asquerosos y hechos polvo... pero patines al fin y al cabo - ¡¡¡UNA RELÍQUIA!!!

Miaka... adoraba patinar.

- Keigo lleva razón, con las entradas para el parque de atracciones nos damos más que por satisfechos. Además, al final no te han expedientado, que era lo que yo quería, y nadie ha tenido que mentir, así que la cosa ha acabado muy bien.

Miro el montón de cosas para limpiar y luego pienso en lo que acaba de decir Keigo de "hacerlo divertido". Con lo competitivo que es...

- Keigo, apuesto a que yo limpio más balones que tú -digo desafiante, cogiendo el primer balón y un cubo.

¡UNOS PATINES!
Exclama justo antes de coger un cubo lleno de agua y un trapo, lanzárlo al aire con destreza y volver a recogerlo del interior del balde, mojado por completo.
¡Apuesto a que no, Akira! ¡El que pierda tendrá que ir mañana a clase con una camiseta rosa!
Patea un balón cercano contra la pared, con un efecto que hace que llegue hasta su pecho, donde lo coge con la mano del trapo.
¡Cuando quieras...!

- El que pierda... tendrá que ir mañana a clase con una camiseta rosa ¡¡de Miaka!! - añado, bastante seguro de que no voy a perder.

Inmediatamente empiezo a limpiar balones como un poseso.

Se ríe ante la competividad de los chicos, y al ver que ellos empiezan a limpiar los balones, Miaka empieza a limpiar las estanterías, y va ordenando según va haciendo, después de haber limpiado previamente los patines, y haberlos dejado a un lado apartados.

Los balones limpios se van amontonando a mi derecha, mientras miro por el rabillo del ojo como va el montón de Keigo. Ya tendré tiempo de colocarlos después en la estantería.

Los balones de Keigo pasan mas tiempo en el aire que siendo limpiados. Por suerte o por desgracia -esta vez por desgracia- su genética le traiciona y no puede evitar darle algunos toques con los pies a cada pelota antes de ponerse a limpiarla...
Para cuando mira el montón de Akira, ya es demasiado tarde. En comparación, el macarra ha limpiado casi siete veces mas balones que el futbolista...
Keigo tendrá que llevar una camiseta rosa de Miaka a clase el día siguiente...

¡Anda! ¡Keigo! ¡Has perdido! Y por goleada además... - Miaka ha terminado de limpiar también las estanterías y ya se encuentran limpias y ordenadas, al igual que la mesa de pim pom que está a un lugar visible.

Tendré que mirar una camiseta que te quede bien... ¿la prefieres estrecha o que te vaya no tan estrecha? - lo miraba sonriendo, divertida.

Keigo mira abatido el montón de balones que ha limpiado Hiba y luego mira los dos o tres que ha limpiado él. Suspira y deja caer la cabeza hacia un lado, derrotado por completo.
Es lo que me pasa siempre que me pongo a recoger... Me entretengo con cualquier cosa y luego se me pasa el día sin hacer nada de nada... ^___^U
Se encoje de hombros y sonríe, algo avergonzado.
Pueeesss... Mejor una que no te guste demasiado y así anchota, que con los hombros estos que tengo...
Mira a un lado y a otro, comprobando que su anchura de hombros siguiera en su sitio. Para ser un chico de quince años, Keigo se desarrollaba muy rápidamente gracias al constante ejercicio.
Seguro que te ensancho cualquier cosa que me dejes y se queda inservible ¡jejeje!