Partida Rol por web

Han sido un par de días complicados. Joder que si.

No tienes aún muy claro lo que ha pasado. Cuando te quisiste dar cuenta de lo que pasaba, estabas desnuda, cubierta de harapos, sangre seca y entrañas, tirada debajo de un puente de piedra. Qué ha sido de los cabrones que quisieron probar suerte contigo, no lo sabes. No has visto tu rostro en ningún cartel de "se busca", pero bueno, tampoco sabes lo que has hecho. ¿Qué has hecho? ¿Te defendiste? ¿Los mataste acaso? La sangre podría ser suya, si, pero, ¿Y la ropa? ¿No te violarían acaso? Quizá tu mente se esté protegiendo a si misma cerrándote esa puerta. No lo sabes. Sólo sabes que algo que no sabías que albergara tu cuerpo, una suerte de instinto, te ha llevado como si estuvieras en piloto automático. ¿Dónde? De momento aquí, a este bar de carretera.

Llevas ropa que robaste en un instante de lucidez, y se te ha acabado el dinero que encontraste en la cartera de los pantalones en comer algo. Necesitas recuperarte, o van a empezar los problemas de verdad. No tienes muy claro donde estás. En algún punto entre Detroit y...el mundo, ¿Quién sabe? Te sientes como la protagonista de una canción de Joruney. ¿Dónde estás, maldita sea? ¿Qué ha pasado? ¿A quien preguntar?

Hay gente. No mucha, pero hay. Un par de tipos con aspecto duro, a los que no les sientan bien sus camisas y sus vaqueros. Como si no estuvieran cómodos con ellos. "Militares", adivina una parte de tu mente, la misma que ha tomado el control de tu cuerpo cuando tú no estabas en situación de hacerte cargo. También hay algunos tipos con aspecto de leñador en una esquina, con camisas de cuadro, gorros, barbas y bigotes. Y también gente peligrosa. Ves figuras vestidas con indumentaria de bandas. No reconoces ninguna, pero te parece haber visto motos fuera del sitio. Serán unos locos de la carretera. ¿Alguien te podría ayudar? Improbable. No sabes ni cómo explicarte a ti misma lo que te ha pasado, como para explicárselo a otro...

Jugaba con los cacahuates gratis, como si fuera un partido de soccer. La portería era el espacio entre el salero y el vaso de agua. Tenía la cabeza recargada en la mesa, aplastándome la mejilla. Hace bastante que no duermo, pero aun no tengo ganas de hacerlo. Eso no quiera decir que la falta de sueño no se sienta como si fuera una resaca mental.

- Y tira... y gol - dije, intentando sonar animada pero con la voz tan melosa que apenas me salía.

Normalmente tenía las uñas negras, o moradas, pero estaba tan carcomido el esmalte que solo la mitad de cada uña seguía teniendo laca. En casa, Britt era la morena que se teñía de rubio carton (más falso no podía verse...) y yo me burlaba. Ahora, véanme con un rojo carton. ¡En la vida me lo vuelvo a pintar! Si acaso, un retoque, y eso con algo que no sea... peróxido... o lo que sea que es esto. ¡Puaj!

Me rendí, hasta el partido pide demasiado de mi cabeza. Me golpee varias veces la cabeza con la mesa. Diablos, diablos...

- ¡Diablos! - se volvó el vaso y ahora tengo la mitad de la cara mojada. - ¡Puta madre!

Renegaba demasiado ultimamente. Con un pequeño estímulo, me salían más groserías de las que el director de mi escuela hubiera podido decir en todo un día de clases. De haber sabido que iba a salir, hubiera aprovechado para despedirme mostrandole dos dedos medios alzados hacia su cara.

Aggh... se me está acabando el dinero y tengo hambre... ¡si, ahora sí tengo hambre! Agarré los cacahuates que sobrevivieron al naufragio y me los llevé de una a la boca. Masticaba con las mejillas sobreinfladas.

En algunas mesas más allá veo varios moteros. Estos pims que se creen g's, es el colmo de la suerte. ¿Ahora resulta que Detroit comparte sus mierdas con el resto del mundo?

Vaya, es tan fácil banalizar con tu vida cuando crees que estás tan jodido que solo eso te queda. Casi siento ganas de aplaudirme. Hey, eso tampoco sonaría tan mal. ¡Ya estoy lo suficientemente loca como para creerme ser un hombre lobo, aprovechemos!

Me largo, al final eso es lo qe hago, me largo. Llevo el vaso en la mano, casual, tratando de que nadie se detenga a verme para darse cuenta de que me lo ando robando con todo y cubiertos (tener bolsillos interiores en la sudadera es una maravilla)

Afuera, vuelvo a caer en las motos. Por unos momentos me quedo admirándolas, embobada. Siempre he sentido curiosidad por ellas, y las pocas veces que he podido manejar ha sido una maravilla.

Esperen... y si...

Me vuelvo atrás, intentando ver si me están viendo. Son muchas motocicletas, no creo que vayan a extrañar alguna.

Hay más de una docena de motos alineadas. Todas ellas son robustas máquinas de carretera, ideales para viajes largos. No son tan rápidas, pero son más cómodas, más resistentes y desde luego, más elegantes. Estás segura de que podrías puentear una de ellas en menos tiempo del que se tarda en salir del bar y empezar a pegar tiros...

Espera, ¿Y eso? 

Un señor coche de lujo, clásico, rojo y seductor. Tiene pinta de ser el típico coche que tiene dos mil pavos en la guantera. Y seguro que se puede puentear mucho mejor. Pero es un modelo lo bastante caro como para que la orden de búsqueda dure tres o cuatro estados.

Los moteros de dentro tienen chupas muy características con parches de un club fuera de la ley (estás segura). Rhode Island...están muy lejos de casa. Puede que no puedan prescindir de una burra y te persigan hasta la muerte o la detención.

Y a todo esto, aún no sabes qué te ha pasado, donde estás exactamente ni qué vas a hacer. ¿Moto? ¿Coche? ¿Andando? ¿Limosna? ¿Hurto? Qué bien pinta todo...

- De cualquier forma no iba a lograr mucho más en Detroit... - no sé si intento convencer al aire o a mí misma.

Rapear para vivir tampoco es la mejor opción. En mis mejores días, sacaba cuarenta dólares, algunos ni uno. No me veía juntando el suficiente dinero como para poder rentarme un cuarto.

¡Y ya no quiero dormir en plazas públicas! Ya no es divertido...

Miro con ojos de tentación al auto, casi como si tuviera escrito "hotel" arriba. Es de un color cereza tan hermoso. Tuve que actuar en automático, porque cuando acordé el vaso que venía cargando estaba roto en el suelo y yo ya tenía la frente apoyada en una de las ventanas traseras.

Podría intentar entrar. O ver si no hay convenientemente dinero olvidado ahí adentro...

Sin que nadie se de cuenta, te deslizas como una serpiente en el interior del coche. Echas miradas constantes hacia la cafetería. Como te pillen las cosas se complicarán. Podrías matar a alguien, podrían detenerte...podría pasar de todo. No es algo que tu mente fuera a resistir. Seguramente ya te estés volviendo loca, y esto terminaría de rematarte. Si te pillan, pierdes. Tienes esa sensación, que hace que los dedos te tiembles mientras buscas en el salpicadero los contactos con el motor y, de paso alguna cosilla que el conductor se haya dejado.

Echas un vistazo rápido a los recovecos y tocas algo metálico. No son monedas. Es...una llave de repuesto. Hay que ser maldito imbécil. O muy confiado. Deja otra llave en un cajón en el que cualquiera puede rebuscarla en un descapotable. No ves pasta, pero bueno, quizá en el maletero haya algo que merezca la pena sisar. Es como si Dios te estuviera pidiendo que robaras el coche. Parece muy rápido y si el tipo no se da cuenta de que se lo han mangado hasta dentro de un rato podrías cambiarle la matrícula. Sólo es un poco de bricolaje, ya crees que sabrías hacerlo.

¿Es hora de lanzarse al desierto? ¿Hacia donde irás? ¿Norte, sur, este oeste? Parece una decisión trivial, ya que tiene toda la pinta de que tu vida va a convertirse en la de una nómada fugitiva, pero es importante. Al norte está Canadá, donde podrías empezar de nuevo, al este está tu casa, y aún podrías volver. Al sur está...bueno, todo, pero también los estados más permisivos con el crimen. Y al oeste están los despoblados...y California, donde cualquiera pasa desapercibido entre la violencia y el exceso de población. ¿Qué harás? 

Dentro, babeaba y sentía escalofríos a partes iguales. ¡Qué belleza! ¿A qué subnormal se le ocurre dejarlo abandonado en medio de la calle?

- Dos pobres abandonados pintados de rojo... ¿a qué te llamo Red Lobster? - solo una vez fui, y como me encantó ese lugar. ¡Si consigo dinero vuelvo! ¡Me ruge el estómago de hambre!

Estuve tan perdida en el bello momento de imaginarme a mí misma entrando a un restaurante dejando el coche a la salida, como si fuera una estúpida y mimada niña rica, hasta que regresé a la tierra.

- ¡Motherfucker! - exclamé - ¡Si tengo que irme ya!

Bien, tranquila, saliste de Racks. Robar un auto debe resultar demasiado sencillo...

Esperen, ¿a dónde me largo?

- Oh, oh…

Cierto. Solo me había dedicado a ir por el camino sin plan fijo. ¿A qué mierdas me hago un plan si a la fucking media hora perderé la noción del tiempo?

- Dios, si querías castigarme por reírme del epiléptico de Wall-Mart, de verdad la cagaste.

Miré a ambos lados. Izquierda, derecha…  eeney meeney miney moe…

- … catch a tiger by its toe, if he hollers let him go, eeney meeney miney moe… ¡¿A donde mierdas me vooooy?!

¡A donde sea y a ver si por esta dios me ayuda! Giro al oeste.

El mundo entero se ralentiza y a la par, se acelera. Sientes que todo va demasiado rápido; tus pasos, tus manos, temblando nerviosas, tus dedos apretando el botón del salpicadero. La llave en el contacto. Ni siquiera escuchas los gritos, los avisos, las maldiciones. Sólo hay un rugido de motor y los latidos de tu corazón desbocado, que te golpean los tímpanos como el redoble de un tambor. 

No puedes evitar sonreír mientras ves por el retrovisor al tipo lamentándose. Vas a tener que poner distancia, porque el coche es caro. Caro y cómodo, por cierto. El asiento en el que estás te está tratando mejor que un colchón. El cálido viento del oeste, que vas cortando a toda velocidad por una carretera que no reconoces, te promete una nueva vida, igual que la que les esperaba a los vaqueros que buscaban la frontera en busca de fortuna y un nuevo comienzo. Eres una pionera. Una aventurera. La velocidad parece borrar cierto amargor, como una lluvia limpia la tierra de impurezas.

Enciendes la radio. Sientes una tenue descarga. Al retirar el dedo notas algo. Una especie de...conexión. Es como si te hubieras comunicado con el auto. O él contigo. No le das mucha importancia, no te has hecho daño y empiezan a sonar los acordes de una bonita canción de Tom Petty:

Well she was an American girl 
Raised on promises 
She couldn't help thinkin' that there 
Was a little more to life 
Somewhere else 
After all it was a great big world 
With lots of places to run to 
Yeah, and if she had to die 
Tryin' she had one little promise 
She was gonna keep 

Oh yeah, all right 
Take it easy baby 
Make it last all night 
She was an American girl 

Vislumbras luces rojas y azules. Llega la caballería. Coche robado. Y encima de lujo. Oh, si, va a ser una persecución de las buenas. Recuerdas que alguien dijo una vez que es una vergüenza que te cojan vivo, ¿Estarás dispuesta a llegar a ese punto? 

Aceleras aún más. Estás pasándolo bien por primera vez en mucho tiempo, no vas a dejar que nadie te lo quite. Ves que la recta carretera se divide.

Ambos caminos parecen ir al oeste, pero uno se dirige hacia el sur y otro hacia el norte. Seguramente el del sur conecte con la legendaria 66, ruta por excelencia de América, pero también una carretera muy vigilada. El otro no tienes idea de donde acabará, pero seguramente te podría llevar lejos,a lugares menos poblados, a esos pueblecitos con encanto de los estados del norte, en la frotnera canadiense. Mientras lo valoras, aún a toda velocidad y con la pasma a la vista en tu horizonte trasero, notas algo por el rabillo del ojo. Hay algo que...brilla en el suelo, en la carretera que va al sur. Como si estuviera marcado a fuego en la misma piedra. Es un grabado, y parece resplandecer ante tus ojos

No lo conoces de nada pero...te está diciendo algo. Su luz se acompasa perfectamente a tus ojos mientras te acercas al cruce...¿Quiere decirte algo?

Grité de alegría cuando el coche rugió. ¡Era tan hermoso! Pisé a fondo el acelerador, alzándole el dedo medio al imbécil de atrás.

- ¡Debiste valorarlo antes, assholle! - le grité, apretando el pedal a más no poder.

Me estaba riendo como nunca. Jamás me había sentido tan eufórica, ¡estoy fucking volando!

Estiré la mano para escuchar una canción, o las noticias, o lo que fuera, pero la retiré al sentir un choque eléctrico. ¡Au! debe de tener alguna falla. No te preocupes, Red Lobster, ahora sí que estás en buenas manos. Al menos no va a ser tan fácil que te roben...

Agité la mano y volví a encender la radio. No se sentía desagradable la descarga, pero si era sorpresiva.

- Well she was an american girl...

Cantaba la canción a todo pulmón. El polvo quedaba detrás de nosotros y yo alzaba el puño derecho en victoria. ¡Esta si es vida! Nunca había sentido esto al conducir. Todo pasa demasiado rápido, siento que me tiemblan las manos y ni así dejo de sonreír. ¡Yihaaaaaa!

- ...she was an american girl, LONG LIVE AMERICA!

Wait... luces rojas y azules...

- Shit!

Vuelvo a pisar al fondo el acelerador. ¡Me están persiguiendo!

- Shit, shit, shit!

¡Mierda! estúpidos policías, ¿como es que fueron tan rápidos?

Alzo la vista, temiendo ver un helicóptero volando. Aun nada, pero no sé cuanto me dure la suerte. ¡Y la carretera se divide! 

Trato de pensar a donde girar. El norte creo, si llegara a Canada no creo que desaten por mí una búsqueda internacional. Ya estaba a punto de girar el volante para ir hacia allá.

¿Qué es eso?

No estoy segura de qué estoy viendo. Parece un tatuaje chino en la carretera. ¿Qué loco grabaría una marca así en el asfalto? ¿Y como mierda es que sigue brillando? O de verdad ya me volví loca de remate. Dios mio, ¿y si la persecución está en mi retorcida cabeza?

- Si es una señal te hago caso - le digo a Dios. Tomo el rumbo de la marca en el asfalto.

Ocurre algo extraño cuando giras. De nuevo la descarga. No es exactamente la misma que cuando has encendido la radio, claro. Pero sientes una especie de pulso cuando pasas sobre el extraño grabado del asfalto. Es como si cruzaras un badén, haciendo pegar una sacudida al coche. Como si hubieras atravesado una membrana, o roto una burbuja, es una especie de...empujón. Tus oídos tienen un estallido tenue, similar al que ocurre al bostezar por las mañanas o cuando tragas saliva. Escuchas un pequeño susurro, como un aleteo. Y todo sigue igual. Ha durado un instante, pero la carretera es la misma.

En el retrovisor ves algo extraño. Los coches de la pasma que te seguían, unos seis por lo que puedes ver a lo lejos...¡han tomado dirección al norte! ¡Te han visto girar! ¿Por qué no te siguen? No es que lleves un coche poco llamativo, ¿No? Qué extraño...

En fin, sigues la carretera, esperando que en cualquier momento la paz del viaje se vea interrumpida por el sonido de los helicópteros negros del gobierno, que vienen a por tí con sus lanzamisiles. Pero pasan diez minutos y no ocurre nada. Pasa media hora y no ocurre nada. Pasa una hora y no ocurre nada. Es todo muy extraño, pero por alguna razón...no te incomoda. De hecho, la carretera, a pesar de no haberla visto nunca, te resulta extrañamente familiar.

Notas entonces que todo ha ensombrecido. Que una especie de neblina lo cubre todo. ¿Dónde estás? No recuerdas haberte metido en un bosque.

Empieza a sonar una melodía extraña en la radio. Unas leves notas de piano que anticipan una voz fantasmal que habla de algo que conecta con tu interior de forma extraña. La misma parte de tí que te hizo huir se acurruca al escuchar las palabras y la melodía. ¿Qué llevas dentro, maldita sea? 

Empiezas a inquietarte. ¿El coche lo está haciendo a propósito? No es posible, ¿No? Han pasado las suficientes cosas como para que te lo preguntes. ¿Estarías mejor siguiendo a pie? ¿Qué ocurriría si salieras de la carretera?

- Damm...

Es la única palabra que me sale. Todo es tan fucking surreal. Miro a todos lados, aun preguntándome que demonios está sucediendo. No se siente del todo mal, o al menos mi inconsciente no lo toma así. Es mi parte racional la que está oficialmente preocupada.

Sigo adelante, pero a mucha menos velocidad. Hay momentos en que solo quiero ir con el vuelo, sin apretar el acelerador. La canción me pone más nerviosa aun, al grado de sentir la piel de gallina. Se me forma un nudo en la garganta. Parece como si me hubiera metido en Silent Hill. No, creo que ni Silent Hill me daría tanto miedo.

At first you kindle fire...

La voz me asusta pero esta vez por la sorpresa. Por unos momentos parecía que era el último ser humano del mundo. ¿Donde mierda están las patrullas?

The man will have a wife
The wife creates the home
They multiply and so
Their hearts are filled with fear

La canción se hace más agresiva, o movida, pero es la voz lo que más me sorprende. Hay algo... ¿familiar?

The man creates a wall
He arms, defends them all
This fear becomes his fall

Si reemplazaran "fear" por drogas, podría bien referirse a Joe. Detengo del todo el auto, sintiendo un escalofrío pasar por mi espalda y mis brazos. Pongo ahora verdadera atención a las letras. Lo que hablan sobre la sangre podrían ser el efecto de las drogas y el alcohol.

Al acordarme de Joe y Britt se me forma una mueca. Quiero llorar. ¡Hasta ayer me sentía liberada de ellos! Ahora me doy cuenta de que quizá nunca los volveré a ver. Les cerré la puerta en medio del silencio abominable, por un arranque mio que no tenía nada que ver con ellos.

Wolf - stares in your eyes
Blink first and die
Beauty and fear, of wolves and of people

Me llevo las manos a la boca al escuchar esa parte. Tengo que apretar los ojos, y aun así estoy llorando. Odio la palabra lobo. Desde la última semana la odio.

Están describiendo mi vida. ¿Cómo es posible?

Me quito las lágrimas, tratando de darle otro vistazo al paisaje. Esta niebla y este bosque no estaban allí. No hay forma de que llegara de forma tan brusca a este lugar. Trato de acordarme: estaba en la persecución, vi esa cosa en el suelo, sentí otra descarga...

God...

Siento que la sangre abandona mi cara. La canción seguía, pero dejé de escucharla. Estaba demasiado asustada para moverme. Trataba de no pensar, no temer, y a la vez millones de pensamientos me llegaban a la cabeza. Mi vida pasó sobre mis ojos. Me quedé en silencio, con nada más que mi respiración y los latidos de mi corazón en mis oídos. Ni siquiera estoy segura de que esté latiendo. ¿Y si es una impresión mía por este mundo surreal?

- Sé que no fui una buena hija ni estudiante, que robar es un pecado y que nunca fui a la iglesia por voluntad propia y después ni a fuerza, ¡pero tengo quince años! – exclamé.

Quizá lo que sentí fue no una descarga, sino mi muerte. ¡Me dispararon y me mataron, eso tuvo que ser!

Me desplomé sobre el volante. ¡Dios mío, creo que estoy en el purgatorio!

La desesperación te abate. Este lugar es lo bastante extraño como para retorcer la mente de cualquiera, y ya tuya no estaba para tirar cohetes, ya de primeras. Una parte optimista de ti te recuerda que al menos ya no te persiguen. Pero eso es indiferente, ¿verdad? Sólo puedes estar volviéndote loca, porque en los últimos días, todo lo que ha pasado es difícil de explicar si no se escuda en la ruptura con la realidad. Necesitarás ayuda, en cuanto consigas saber a qué puto País de las Maravillas te ha traído tu cabeza enferma.

De pronto, te das cuenta de que no estás tan sola como pensabas. Escuchas aleteos en los árboles alrededor. Ves sombras moverse entre las hojas. No sabes por qué, pero tienes la sensación de que no se trata de animales convencionales. No, si están en este paraje de locura, serán una nueva amenaza a tu razón.

Justo mientras eso pasa por tu cabeza, una sombra oscurece tu vista, incluso enterrada bajo tus brazos en las profundidades del volante. Cuando alzas la mirada, te encuentras con un ser extraño, alado, hermoso y horroroso a partes iguales, que surca el cielo sobre la carretera a toda velocidad. Acto seguido empiezas a escuchar el rugido de los motores.

Hay alguien detrás de ti, alguien en moto, a juzgar por el ruido. No pueden ser los moteros del bar, no les ha hecho nada. En ese caso, ¿Quién? Policías. No, el rugido es demasiado profundo...¿Esperarás? ¿Seguirás a esa...cosa? ¿Te alejarás del camino? ¿Volverás?

- Oh... por... dios...

Me froté los párpados, volví a mirar, y de nuevo esa cosa estaba volando en el aire. Era hermoso, pero hermosamente retorcido. Sus patas puntiagudas me causaban fascinación y horror a partes iguales. Pasé unos segundos sin hacer nada más que verlo, fascinada morbosamente en mi propio horror.

¡Damm, si se me había olvidado que es el purgatorio!

Era la confirmación oficial, tenía que ser la confirmación oficial. I'm death!

Escucho a alguien detrás, a un motor de motocicleta... volteo y lo veo. ¡O está muerto también, o es otro demonio o lo que sea esta mierda!

Apenas reacciono vuelvo a sostener el volante con ambas manos y piso el acelerador a fondo. ¡Muerta o no, no quiero que me atrapen!

Pisas a fondo. El coche responde al instante. Qué gozada de máquina, por dios, qué gusto que las cosas funcionen. Nada comparable con los trastos que solían moverse por las calles de Detroit. La carretera y la neblina se desdibujan a tu paso. Tienes la sensación de ir más rápido que las imágenes que percibes, más rápido que la luz misma. Cuanto ves ante ti es un horizonte oscuro y una carretera cuyas marcas pasan de blanco a plateado, esperas, debido a la velocidad y no a algún extraño artificio.

Los rugidos de motor no se pagan, claro. Estás en el único camino, pero se te antojan lejanos mientras surcas a toda velocidad un paisaje cambiante. A tu alrededor, pasan a toda velocidad árboles, campos y edificios. Percibes leves luces de neón, pero no aminoras. ¿Quién sabe lo que podrías encontrar en un bar de carretera de este lugar de pesadilla?

- Debes huir despacio de tu destino, para que pueda alcanzarte - dice una voz a tu lado

Es una suerte que estés conduciendo en una carretera recta. Si no, estarías muerta.

En el asiento del copiloto se encuentra cómodamente sentada una chica, con los brazos estirados, a su gusto, con una pierna estirada sobre la guantera. No dejas de apreciar su piel cubierta de tatuajes que dan la impresión de moverse cuando dejas de prestarles atención. Parece que lleva un buen rato, pero tú no la has visto. ¿Cómo coño se ha subido al coche?

- Tienes un pelo precioso - comenta sonriente -, ¿Cómo has dicho que te llamas?

Todo pasa demasiado rápido. Es una subida de adrenalina, es incertidumbre, es locura, es no saber donde estoy o que hago, es una vorágine de emociones que me lleva en línea recta.

Lo que pasa por las ventanas es fascinante, pero por temor a chocar a tanta velocidad no despego la vista el frente. Trato de mantener el control, es el mejor auto en el que he estado en mi vida y cada vez se siente más sobrenatural.

- The fuck is happening?

De nuevo vuelven los árboles y la niebla. Es algo acogedor, como si al menos aquí no tuviera que forzar tanto la vista. Hay algo que me hace sentirme bien aquí. 

- Debes huir despacio de tu destino, para que pueda alcanzarte -

What tha...

Estoy a punto de dar el volantazo y apenas logro mantener el volante pese a que acabo de pegar un brinco del susto. Agarro valor y miro a mi lado. Ella definitivamente no estaba aquí antes.

Vuelvo a mirar al frente, por temor a matarnos a las dos... fuck it, si ya estoy muerta. Capaz que el que está a mi lado es o un espíritu más o mi ángel de la guarda. Si es lo segundo, me gusta mucho su estilo. Quizá es por una mierda de una representación de nuestra alma, a lo Ghost Whisperer... era muy niña, no recuerdo que más colocaban allí. Ya le había perdido el rastro a Supernatural.

Desaceleré, no parece que venga otro monstruo o fantasma por detrás. La miro de reojo otra vez, mientras me pregunta por mi nombre. Por instantes, es como si sus tatuajes se movieran. Los miro fijamente, y se quedan quietos, pero retiro la vista y se vuelven a mover. Quizá es una ilusión óptica. U otro fenómeno de lo que sea este lugar.

- G... Gwen... Gwen Waters - recupero mi habla, aunque aun estoy temblando - Gracias. Me lo pinte.  

Estamos a una velocidad más tranquila. Al menos ahora no iba a ir a matar a... shit, ¿como voy a matar algo aquí? me siento estúpida.

- Robé un coche y supongo que me dispararon, por eso estoy acá - trato de trivializar un poco, pero solo me siento peor por haber sido lo suficientemente tarada para acabar mi vida así - Por lo menos no es el infierno,  y es un buen auto para la no-vida. Decían que no nos llevaremos nada a la tumba... también tienes un bonito cabello, es mejor que el mío - no quería perder a la única compañía que quizá tenga, o que pueda explicarme como es este lugar. Intenté relajar mis destrozados nervios - ¿Cómo te llamas?

Tu acompañante ríe, meneando la cabeza para agitar los cabellos, presumida.

- Claro, sólo dejo que los mejores peluqueros de la Umbra me lo arreglen - te mira, risueña -. Ya te presentaré a alguno, con ese color podrían hacer maravillas

Aprecia con una exhalación tus reflejos para conducir y dar volantazos a velocidad peligrosa. Tiene toda la pinta de ser una loca de la carretera, así que tiene todo el sentido...dentro del inmenso sinsentido en el que te encuentras, claro. Porque, no lo olvidemos, estás en el purgatorio.

- No te dispararon, Gwen Waters - comenta con naturalidad, mirándose las uñas de la mano izquierda, al hacerlo, te parece ver los ojos de mariposas, ángeles, lobos y todo tipo de criaturas tatuadas, pendientes también de las susodichas uñas -. Ha ocurrido algo muy extraño contigo; cambiaste y nadie fue a buscarte

¿Se refiere a...lo que te pasó?

- Yo tomo lo que otros no - afirma, aún sin quitar la atención de los dedos -. Aquellos que son despreciados, esos en lo que otros no reparan o quienes reniegan, todos ellos son mis hijos. Soy el ángel de los renegados, la luz que guía a los forajidos - suspira -. En otro tiempo tuve otro nombre, pero, como le ocurrió a Estrépito, he tenido que adaptarme

Te mira intensamente (y...¿sus tatuajes también?). Ves un enorme poder en sus ojos, algo que te habla te guerreros cubiertos de sangre invocando el nombre de tu acompañante, nombre que aún no conoces, para que les concediera el triunfo, de conquistadores elevados por sus alas más allá de toda posibilidad, de una mano que se tiende a los caídos con gloria, de una capa de plumas que hará volar a aquellos que ella designe a capricho.

- Soy Wyld Lady, Gwen Waters, y me gustas

Detrás de ti, vuelve a escucharse el sonido de los motores.

Supuse que con Umbra se refería a algún lugar especial del purgatorio. Whoa! aparte de carreteras, ¿tienen cuidades?

La miro por el rabillo del ojo, aun pendiente del frente. Parecía que lo disfrutaba tanto como yo. Con todo y hecha un cadáver, me encantaba conducir a una velocidad suicida... fuck it, se me olvida de nuevo.

- What?

Espera, ¿como que no me dispararon?

La escucho, con una creciente sensación de pánico, incertidumble, incredulidad... ¿cambiar?  Trago saliva pesadamente, tratando de pensar en como era ser en ratos lobo, aunque era difícil. No porque no recordara, sino porque no quería recordar. Cuando... eso... pasó, estaba demasiado histérica para reaccionar o relacionarlo con algo. El el fondo, algo me está gritando que ella sabe que sucedió. Como si me hubiera visto.

La violencia que me llega de sus tatuajes y sus ojos es extrañamente reconfortante. Es como un vértigo a mi propia locura. Pese a que ello en lugar de desquiciado se siente más real. 

Se me llenaron los ojos de lágrimas, con un extraño alivio. No estaba loca.

- Wyld... - traté de sonreír, pero solo pude pensar en esa noche, en esa cosa con antenas. El puente. Como destrocé esos bastardos con fauces y colmillos - ...¿qué es lo que soy?

Escuchar los motores me saca de mi ensimismamiento. Shit! Volteo, tratando de mirar quienes son, apretando con mayor fuerza el volante. ¡Otra vez! ¿por qué me persiguen? ¿es cosa de ese monstruo volador? pero si ella apareció aquí, quizá sea algo que tiene que ver con Lady.

- ¿Acelero o me detengo? - le pregunté por no saber si eran amigos o enemigos.

Miras por encima de los asientos brevemente. Aún están lejos, pero distingues lo que crees que son luces separadas. Lo cual unido al rugido, profundo, pero más tenue que el de tu coche, te indica que seguramente tienes detrás un par de motos, o tres. ¿Están siguiendo la carretera por casualidad? Lo cierto es que te cuesta imaginar que algo ocurra por casualidad en este sitio. ¿Serán los jinetes del apocalipsis que vienen a por ti? ¿El castigo de Dios? Pero Wyld Lady ha dicho que no estás muerta.

Cuando te giras y preguntas...ya no está. El asiento está vacío.

Joder. Más raro no se puede poner ya. ¿Estarás alucinando aún más? ¿Era un fantasma? ¿La niña de la curva? ¿Qué maldito sentido tiene nada en esta carretera? Y te queda una disyuntiva: detenerte o acelerar para que no te alcancen las motos de los ángeles que quieren arrastrarte al Infierno...o al Cielo.

Sientes algo, además de desesperación. Te llegan olores suaves, imaginarios, quizá, junto con leves lapsos de formas y colores. Parece que tu mente quiere mostrarte algo, o tal vez sea algún nuevo truco de este lugar encantado entre mundos.

¡No está!

Siento que entraré en pánico. El corazón me late tan fuerte que siento un retumbar en mi pecho y no puedo respirar. ¡Me están temblando las manos!

Lo despedazé, luego rodé sobre mi mísma, y sentí más fuerte el suelo de concreto. Recuerdo todo. No lo quería recordar, no quería pensar en ello, no quería pensar en que lo volví a hacer, en que estaba desnuda sin saber qué me hicieron, quería gritar y gritar. Incluso...

Darme cuenta de eso me distrajo. Todo comenzó a oler diferente. No era como si alguien hubiera arrojado basura o algo se quemara en el auto, sino todo. Mi respiración se acelera. Incluso todo se comienza a ver diferente. No es como con la maría, es otra cosa.

- The fuck is wrong with me?!

- Debes huir despacio de tu destino, para que pueda alcanzarte.

Las palabras de ella me llegan como un eco. No está aquí, pero sabía qué demonios estaba pasando. Quizá. Damm it, no sé si fue una alucinación o un fantasma. ¡Pero ella dijo...!

¿Por esta debería hacer caso?

- Debes huir despacio de tu destino, para que pueda alcanzarte.

Recupero mi respiración. Siento escalofríos, pero también calma: tomé una desición. Tragué saliva, porque sea lo que sea, ya no hay retorno.

Aflojo mi pie derecho, dejando poco a poco de hacer presión sobre el acelerador. Poco a poco, resto velocidad. Conforme va disminuyendo comienzo a sentirme más ligera, a la par que me hundo más en el asiento. Aprieto con menos tensión el volante. Inspiro y aspiro. Mis hombros se relajan, y poco a poco los cien pasan a los veinte kilómetros.

Con el corazón latiendo con fuerza y resonando contra tus sienes como los tambores de Jumanji, vas quitando peso del acelerador. El motor de la máquina es más exquisito que un restaurante italiano, parece, porque responde al instante a cada pequeño pasito que vas frenando. Es suave, y sólo notas que desaceleras porque el paisaje se vuelve más nítido y pasa más despacio. Claro que ahora mismo, el paisaje es lo último que te preocupa...con esos árboles retorcidos flanqueando la carretera, sin hojas en sus copas, y ése horizonte nebuloso y blanco que quién sabe donde te llevaría.

El rugido que te persigue se hace más poderoso. Están justo detrás de ti.

Hace aparición por tu lado derecho una moto pintada de negro y naranja. De carretera, por lo que parece, pero más estilizada que otras que has visto a lo largo de tu vida. Es brillante y casi te parece que deja tras de sí una estela de fuego, o, al menos, una luz bermellón fantasmal. Su rugido es más profundo que el de tu auto, pero sus líneas hacen que parezca moverse de forma más suave.

La piloto no lleva casco, y puedes ver su peinado, estrafalario, dejando a la vista un curioso tatuaje. Va vestida de cuero, con las manos enguantadas y unas botas de vaquera manejando su moto. Ves que en el manillar hay un arma, probablemente una escopeta. Seguramente será una motera...

¡Si! ¡lo es! Has podido ver su chupa cuando te ha adelantado.

Algo en los diseños del emblema de la banda te hace pensar en el icono brillante que te ha hecho desviarte hasta esta carretera fantasmal. Algo agita tu mente. Algo que te dice que los símbolos hablan de...familia, de creación y de destrucción. Pero también agitan esa parte de tí que temes, la que ha matado gente. Un monstruo dentro de tí gruñe, complacido, pues sabe que no está solo.