Partida Rol por web

El medio día alumbra las inertes ruinas, las huellas de pisadas se mantienen en el suelo y el resplandor azulado brilla en el interior del castillo derruido. Es la hora de decidir. Finalmente entráis, toda la planta baja está vacía y solo se ven unas escaleras que descienden y emanan una luz azulada.

Habéis resgistrado el resto de las ruinas, no hay nada. Esta totalmente desierto y abandonado. Solo hay dos direcciones; huir o descender al interior de los subterraneos. La decisión es vuestra.
 

Avanzo cauteloso con mi nueva espada y mi escudo en mano. Atengo a cualquier ataque que podamos llegar a recibir.

Pero después de un par de minutos me voy convenciendo de que aquí no pasará nada. Todavía es de día y no creo que los seres inanimados ataquen mientras haya luz.

Miro a mis compañeros y les digo.

- Bueno, ya estamos aquí. Ustedes hicieron la inspección. ¿Qué hacemos? ¿Bajamos o tienen otra idea?

Al fin llegaron a las malditas ruinas y tras explorar los alrededores debidamente, se apresuraron a encaminarse a las escaleras descendentes. Se quedó mirando al paladín mientras escuchaba su pregunta y le dijo con voz decidida:

-Para mí sólo hay una opción -y acto seguido y sin esperar respuesta se encaminó para descender por la escalera.

Bajo atento por la misma pues no sabía que clase de trampas o maldiciones podría haber en aquel lugar infernal.

Una vez mas, allí estaban, ante las ruinas de lo que alguna vez fue un santuario. La luz verdeazulada se asomaba por los ventanales en ruinas. El equipo decidido comenzó a descender por la escaleras.

_ Cáledan!! ¿Cómo no me dijiste nada de estas escaleras la otra vez que estuvimos? Era prácticamente una pregunta retórica, ya que ahora nada de eso importaba.

El grupo no se encontraba en las mejores condiciones, mas de la mitad se encontraban heridos. Blür, portaba una visible cicatriz sangrante en el pecho, producida por un hachazo del engendro reanimado de Baern. En su espalda descansaba su nuevo mandoble, un regalo de los norteños elegido por los dioses. Cuando deambulaba por la armería secreta, sintió una conexión con aquella arma, casi como si lo estuviese llamando.

Llevaba con el resto de su equipo, su hacha bien ajustada a la cadera derecha, su daga en la parte baja de la espalda, algo de cuerda y demás enseres.

_ Compañeros, no dejemos que la impaciencia nos domine... JAJAJAAJA es extraño que estas palabras provengan de mi. Blür, no pudo contener la sonora risotada.

_ Estas criaturas han estado cientos de años aquí, es posible que no ataquen durante el día o incluso que no puedan hacerlo. Pero seguro, que otros guerreros habrán venido antes que nosotros y aquí siguen esos malnacidos. Por lo que a mi respecta, bien podría estar repleto de trampas o de a saber qué criaturas que les protejan. Así que deberíamos establecer el orden de exploración.

_ Yusuf, has demostrado ser bueno colocando trampas, pero ¿qué tal se te da encontrarlas? y Erik, eres el único que puede curar usando la bendición de tu dios. Es mejor que no vayas el primero, puede que te necesitemos mas adelante y si algo te sucediera no podríamos atenderte.

Así pues, si estáis de acuerdo, es mejor que Yusuf vaya delante, yo le cubriré justo por delante de Mina, y vosotros Cáledan y Erik nos cubriréis a todos y os mantendréis atentos de que nada nos sorprenda por la espalda.

En ningún momento optó por el liderazgo del grupo, pero ahora era distinto. Recién nombrado canciller de su tribu debía mostrarse seguro en toma de decisiones. Y esta empresa, quizás la última con sus nuevos camaradas, requería de las habilidades y la experiencia de cada uno de ellos.

El nómada desenvainó la espada, miró a todos a los ojos y les dijo: _ Que los dioses os protejan, ha sido un placer compartir este tramo del sendero de la vida con vosotros. Ahora, pongámonos en marcha!!

Con la ropa embarrada y hecha jirones, el pecho empapado de sangre, la cara manchada de hollín... es posible que sus palabras fuesen sinceras pero no calaron como a el le hubiera gustado... 

El Visirtaní escuchó la arenga del barbaro con cierta apatía, hasta que le mencionaron. Levantó la cabeza y se acercó a las escaleras. Exámino los primeros tramos con cautela y giró la cabeza al grupo.

Por ahora parece que no hay trampas o alarmas dijo con contundencia Es seguro pasar, iré delante.

Desenvainó un estoque, el arma flameaba pequeñas llamas de fuego en torno a la hoja. Mientras tanto iba palpando el terreno y las paredes con cautela.

Las ruinas se encontraban desiertas, tal y como era lo esperado. El explorador se acercó al la escalera, e impulsado por su valor o su insensatez, comenzó a bajar por ellas.
Mina lo siguió, sin prestar atención a los planes del bárbaro, que enardecido por los acontecimientos estaba disponiendo un plan para explorar el subterráneo, un plan tan descabellado como la propia idea de descender a los infiernos del hechicero elfo que nos esperaba abajo.
- Te sigo-indicó simplemente, armada con su preciada lanza, encaminandose detrás del último que hubiese empezado a bajar.
A pesar de que todo a su alrededor invitaba a salir corriendo, comenzaron a bajar con decisión. Polvo al polvo, cenizas a las cenizas, posiblemente acabarían convertidos en esqueletos sin voluntad, obligados a derramar la sangre de su pueblo guiados por los hilos de su titiritero, pero sabían que sus nombres serian recordados en la memoria de su pueblo para siempre, y eso era lo que ahora realmente importaba.

Ante vosotros se abre una sala ovalada con dos puertas. Una que baja hacia el sur y la otra hacia el oeste. Vosotros habéis aparecido por el norte.

La habitación está edificada dentro de una gruta natural a la que han añadido muros y contrafuertes de mampostería para reforzarla. Su construcción, aunque visiblemente modificada posteriormente, parece antigua y elegante. Es del mismo estilo que el resto de las ruinas.

El Ladrón visirtaní examino la sala con cuidado, tanteó las paredes y examinos los primeros peldaños de cada escalera. Hacía gestos al grupo pidiendo paciencia. Hizo señas de que se reuniesen todos en el centro de la sala.

La escalera del sur tiene una trampa, la otra puerta no he apreciado nada dijo con cautela Tampoco en esta habitación ¿Por donde iremos?.

Dijo con interes mientras miraba alternativamente hacía las diferentes puertas.

Quizás la puerta sur sea la importante y por eso esté protegida. Se llevó la mano al oido por si oía algo, pero negó con la cabeza.

_ Que no haya trampas en la entrada, no significa que no las haya mas adelante... Creo que deberíamos tomar el camino que nos dirige hacia el sur. En la primera incursión que hicimos Cáledan y yo, vimos unos hoyos que daban a unas grutas. Si no me equivoco, es por el camino sur que lleva a la catedral en ruinas. Por lo que, deberíamos investigar esa zona primero.

_ Pero somos un grupo, y la muerte nos acecha a todos por igual. Así que hablad y soltad vuestra opinión. Mina, no se si en esos escritos que guardáis viene alguna narración de algún valeroso guerrero, el cual pudiera haber regresado después de explorar este lugar.

Mientras esperaba la aportación de sus compañeros comenzó a fijarse en las paredes y contrafuertes, en un gesto sistemático comenzó a rascarse la cabeza. Como si el hecho de usar su cerebro le produjese fuertes picores.

_ Por otra parte, si esta fuera mi casa no me gustaría tener que ir esquivando trampas o desarmándolas y rearmándolas cada vez que salgo y regreso. Y si como dices, estas criaturas y su jefe de marionetas, salen siempre que el cielo esté despejado... Se me ocurre que pudiera haber otra entrada oculta a la vista. Aquí hay partes muy antiguas y otras que han sido reforzadas posteriormente...

El bárbaro quedó dubitativo, repasando las palabras que acababa de pronunciar. Cualquier otra persona lo hubiera hecho al revés, pero Blür era una persona honesta, que no temía decir lo que pensaba sin reparar en ello dos veces. Ahora después de lo dicho, algo nuevo le carcomía en su interior. No quería quedar como un idiota...

Una vez se internaron en las ruinas, el explorador se quedó escuchando las averiguaciones y planes de sus compañeros, mientras meditaba sobre la información obtenida. Lo dicho por el bárbaro era cierto, pero él no se sentía tranquilo dejando una puerta sin explorar, puede que después lo acabaran lamentando, por lo que respondiendo a Blür y a su nuevo arranque de iniciativa, le dijo en voz baja a los demás por no llamar mucho la atención:

- Lo que dices es cierto Blür, pero, ¿estaríamos seguros dejando una zona sin revisar tras nosotros? puede pasarnos factura después y ya bastante arriesgado es todo como para permitirnos dejar un peligro tras nosotros. Además, Yusuf, si puedes desactivar la trampa de la puerta sur hazlo, sino deberemos activarla con un palo o algo similar, y ya si todo falla pues como dice nuestro fornido amigo, puede que haya algún pasadizo, sobretodo en alguna de las zonas de nueva construcción. 

Luego moviéndose sigilosamente, se colocó en el lateral de la puerta oeste, dirigió una última mirada a los demás en tono decidido y optó por dar algunas órdenes:

-A partir de ahora recomendaría ir siempre en sigilo y hablar en voz baja, no sabemos qué o quién puede estar esperándonos. Si estáis dispuestos a ver lo que hay tras esta puerta dadme la señal y la abriré rápido para apartarme lo antes posible, mientras los demás estáis atentos a cualquier enemigo que pueda salir de ahí, ¿de acuerdo?

Negué con la cabeza.

- Nadie ha vuelto de estas ruinas, jamás.

Sopesé las diferentes opciones, el bárbaro llevaba razón, pero tampoco era sensato dejar nada sin revisar por si necesitábamos una huída rápida.

- No es sensato dejar nada sin revisar, en caso de que tengamos que huir podríamos caer en una trampa por error, y ese sería nuestro final.

Había que mantener la cabeza fría. Y yo tenía que volver viva, Therinya me estaba esperando arriba.

- Creo que lo más sensato será mirar primero en esta habitación... con mucho cuidado - dije, señalando la puerta que el ladrón había marcado como que no tenía trampas.

- Concuerdo con Cáledan. Debemos ir despacio y sin levantar la atención. No sabemos que nos espera. Si no salen a la luz del día no significa que no se muevan en la oscuridad. Por ello, no recomiendo activar la trampa, si desactivarla, ya que daríamos a entender que alguien ha ingresado y perderíamos el efecto sorpresa.

- Yusuf, creo que deberías ir delante para ver trampas, yo iré detrás tuyo por si hay complicaciones poner mi escudo frente tuyo para protegerte. En medio Mina y Cáledan, y atrás Blur que es el más preparado con armas y defensa. ¿Les parece? 

- Por ahora vamos a ver que hay detrás de esa puerta. Ábrela cuando quieras. - digo en posición defensiva ante cualquier sorpresa. 

Blür se alegraba de contar con compañeros tan sabios y experimentados, y no pudo reprimir una sincera sonrisa al escuchar la opinión de cada uno de ellos.

Menos mal, que Cáledan cuenta con una mente mas rápida que su lengua. Sigilo, esa es la clave de esta incursión. Si hubiera venido solo, no hubieran tardado ni 5 minutos en detectarme...

_ Bien, pues si todos estáis de acuerdo, adelante revisemos esa puerta antes de avanzar por el pasillo sur. Dijo en un susurro solemne.

En un extraño y fugaz flashback, Blür rememoró las enseñanzas de su padre. A menudo, Dhür ghun Khenix debía tomar decisiones contrarias a las que el hubiera tomado, y aunque frente al consejo de ancianos o de sus hombres de confianza no mostrara ningún sentimiento al respecto, en la intimidad de su choza se despachaba a gusto. Blür, que tan solo era un muchacho le preguntó por qué no hacía lo que quería puesto que el era el canciller. Y sus sabias palabras no las olvidará: "Dirijo a mi pueblo porque así lo quisieron los dioses, pero nunca olvides que un canciller debe pensar en cada uno de los habitantes de la tribu y en lo que es mejor para ellos, y no en lo que sería tu propia satisfacción. Por eso, hijo mío, rodéate de gente valiente pero mantén cerca los que primen en sabiduría."

Si esta debe ser mi última contienda que sea acompañado de estos valerosos guerreros, pues aún cuando nos estamos internando donde nunca nadie hubiera regresado, aún mantienen la esperanza del regreso. Pues, ¿no es está si no, una misión suicida amados dioses? Mi única intención era la de realizar esta empresa con la máxima celeridad posible, con la esperanza de que alguno de nosotros sobreviviera para que pudiera narrar nuestra gesta. Pero ya han tomado una decisión y yo no temo a la muerte, pues ésta se nos es escrita cuando nacemos.

Tras sus palabras, el bárbaro nómada se posicionó al lado del paladín con la espada en alto esperando la acometida de lo que pudiera surgir de aquella puerta.

Yusuf empezó a descender unos metros seguido por todo el grupo. Iba andando con ruidosa cautela cuando se detuvo en seco, pero sacudió la cabeza y decidió continuar.

Cáledan asintió al ladrón cuando pasó por el arco de la puerta, y se apresuró a dar algunas indicaciones al grupo acorde a la idea principal del bárbaro, cuyo nuevo cargo en su tribu parecía haberle dotado de una mayor madurez y compromiso, y se esforzaba en intentar demostrarlo. Por ello, siguiendo hablando en voz baja, e intentando usar pocas palabras y muchos gestos con su mano añadió:

-Deberíamos ir como Blür indicó, aunque no tan separados; que el señor bárbaro acompañe a Yusuf, Mina y yo en medio y Sir Erik en la retaguardia, pues si nos atacan por detrás, con tu escudo podrás retenerlos hasta que nos reagrupemos debidamente -además estaba el tema de la curación, pero ya Blúr lo indicó en su momento y no iba a perder el tiempo en repetirlo- así que vamos, y no bajéis la guardia ni un instante.

Acto seguido sacó su nuevo arco, deseando probarlo y encordó una nueva flecha en el mismo, mientras se apresuraba a ir tras los dos primeros compañeros, junto a Mina y seguido del paladín; para finalmente seguir en su descenso hacia aquella nueva sala.

Al explorador le llenaba de orgullo que se comportarán como un grupo bien compenetrado y unido, si conseguían salir vivos sería gracias a aquella virtud, sin duda, se sentía seguro junto a ellos y la verdad es que si llegaba su hora, no podría haber elegido a compañeros mejores junto a los que hacerlo; bueno sí, le faltaba su leal compañero, pero alguien tendría que relatar sus hazañas y estaba seguro que su inteligente amigo sabría hacerlo de alguna u otra forma...

Asiento ante las palabras del explorador, era mejor estar atrás y proteger a mis compañeros. Al final y al cabo, el bárbaro había demostrado su valía y destreza para atacar y ser un amigo digno de reconocimiento y respeto de parte mía. 

Espero que empiecen a pasar por el arco y cierro la fila, mirando para todos lados por cualquier movimiento que notase o algo que pudiese llamarme la atención. 

Algo hizo click cuando el ladrón se apoyaba en un escalón. Las escaleras se volvieron una rampa que descendía al velocidad vertiginosa durante unos metros.

El explorador sintió como el suelo se volvía liso, se resbaló y empezó a descender a una velocidad vertiginosa, mientras susurraba:

-  ¡Mierda, mierda, mierdaaaa!

Noto que algo no va bien. ¡¡¡LOS ESCALONES SE ESTÁN UNIENDO EN FORMA OBLICUA!!!!

Olvidándome del sigilo y demás no puedo más que demostrar mi sorpresa y asombro ante lo ocurrido.

- ¡¡¡PERO QUE MIERDAAAAAAAAAAAAAA!!!!! - grito mientras bajamos resbaladizamente por la ya inexistente escalera.