Partida Rol por web

- No, no. Estoy bien, yo lo llevo al muchachote. - digo mientras me levanto pesadamente. Todos estabamos cansados y malheridos. 

Me pongo en cuclillas para levantar a Cáledan y veo que se le ha hecho un moretón en la frente, me paso la lengua en el dedo gordo y se lo froto, como tratando de borrarle una mancha, pero la inflamación sigue ahí... Que se le va a hacer.

Lo siento de nuevo y luego me lo cargo al hombro. Paso seguido empiezo a bajar por las escaleras. 

En broma pregunto: - ¿Cuál era el peldaño? - las gotas de transpiración caían pesadamente sobre le piso. Necesito quitarme esta armadura.... y tomarme un barril de vino yo solo. 

Tras descender calmadamente y con cautela el resto escalones, llegáis a una sala cuadrada. Esta llena de cofres y en algunos sitios se ven monedas amontonadas. La habitación no tiene más salidas y cuando terminais de entrar un muro mágicamente cierra el paso. Una carcajada diabólica suena de la nada.

- Porque no me extraña. - digo al ver como se cierra el muro y escuchar la risa malvada. - Ya me parecía demasiado fácil esto.

Miro a los cofres con aire desinteresado. Vil metal que corrompe los corazones, casi igual... o peor que los que usan magia.

- Busquemos una salida, lo que hay aquí debe de permanecer aquí. Este sitio está maldito.

Una voz, bien conocida por vosotros habló con claridad.

Vaya, no sabía si la codicia o las ilusiones conseguirian atraeros a la trampa

El cadaver andante de Baern aparece de la nada.

Hola, amigos.

Maldición... ¡malditos los Dioses que permiten que estas aberraciones sigan en este mundo!

- Mago, tu señor ha muerto, aparta antes de que corras su misma suerte - dijo con voz débil, aunque llena de odio ante ese ser.

Comenzó a mirar a los lados, para averiguar de que trampa hablaba el siervo del elfo.

Blür no daba crédito a lo que veía su ojo, una vez mas el cuerpo renacido de Baern hacía acto de presencia. ¿Cómo podía ser, si su amo había sido desterrado del mundo de los vivos por 100 años?

El bárbaro maldijo la magia escupiendo al suelo y desenvainado la espada que se encontrara en el carromato dijo: _ Ya te partí en dos una vez, Baern. Y lo volveré hacer las veces que hagan falta. BAILEMOS HIJO DE MIL PADRES!!!

El norteño se fue desplazando despacio, buscando una posición en la que sus compañeros malheridos no sufrieran un golpe fallido.

Baern sonreía con calma y satisfacción

¡Vamos, grandullón! dijo entre risas Vas a lastimarte con eso, sueltalo y deja que os mate lentamente.

Mina atacó con su lanza con rabia hacia el mago, pero ésta cruzó el aire sin rozar siquiera al aprendiz del maestro.

Su mirada de odio se cruzó con la del que debería llevar noches muerto, y en sus ojos solo había una promesa de venganza si no les dejaba salir de allí.

Lo que en un inicio resultó ser una una maniobra para evitar daños colaterales, finalizó en una inesperada estrategia de flanqueo. Mina, la guerrera repudiada, no dudo. Como minutos antes cuando se arrojó entre las llamas para acabar de una vez por todas con el elfo hechicero, atacó sin pensarlo al aprendiz del mismo.

Su cansancio era evidente pues su golpe erró tajando el aire. Al observar como se arrojaba al combate con un brazo destrozado, múltiples heridas y el desgaste de una batalla que se prolongaba por un día, encendió los ánimos de Blür. Pues en su arrogancia y fe ciega en sus habilidades de combate, había pensado batirse en solitario. Pero ahora, al verse arropado por la camaradería de una persona prácticamente desconocida, se vio crecer.

_ Luchas solo escupechispas. Nunca conocerás el vinculo que surge de quienes sangran juntos, pues este es tu final. Da lo mismo las veces que te levantes, siempre habrá alguien que deje todo por derrotarte.

_ Y ahora, basta de palabras. Es hora de entregarte mi más preciado regalo, tómalo pues tuyo es... TRÁGATE MI ACERO COMELIBROS!!!

El nómada imploró a los dioses una vez más, como tantas otras desde que dejara el calor de su hogar. Mucho habían sufrido estas gentes y ya podían disfrutar del amargo final por un siglo. Solamente pedía, la posibilidad de regresar todos y cada uno de los integrantes si no sanos al menos a salvo y de una pieza.

El rubio bárbaro describió varios círculos y filigranas alrededor de su cuerpo con su espada, para terminar con un feroz ataque sobre Baern.

En una nube de humo el cuerpo de Baern desapareció y reaparece dividido en dos Baerns más pequeños.

Oh, vamos dicen ambos a coro ¿Eso es todo?

Antes de poder hacer nada observo como mis compañeros se lanzan al ataque contra el mago, el cual se ve dividido en dos. Como si las cosas no estaban lo suficientemente difíciles....

El peso de Cáledan no me va a permitir hacer nada contra el mago. Por lo que, con cuidado, lo siento contra una de las paredes para que no salga más dañado de lo que ya estaba.

A su vez, mientras lo bajo voy orando a mis dioses.

- En estos momentos difíciles, donde el mal aqueja por todos lados y asedia nuestro buen juicio y nuestras vidas, les imploro nos protejan para poder prevalecer ante las adversidades. Que su aura sea una barrera impenetrable contra la oscuridad que trata de consumir todo lo que conocemos.

Al terminar de acomodar a Cáledan y de orar me yergo y desenfundo el arma, preparado para atacar.

La risa del mago envolvía la sala.

Sabéis que, me sois más utiles vivos...por ahora.

No observáis ningun movimiento en los dobles magos, pero de repente os pesan los parpados.

El bárbaro cae de bocas, asumiendo una plácida posición fetal mientras se chupa el dedo gordo y ronca.

Observo como Blür Ghun Dhür cae rendido ante el mago. Con los ojos como platos miro a los demás por si el efecto se generaliza en ellos también.
- ¡¿qué le has hecho?!- acusa al mago mientras reza porque los demás no se durmieran también.
Me coloco entre Blür Ghun Dhür y el mago, para evitar que éste lo ataque mientras duerme.

De un hueco en la pared aparece el cuerpo torturado de Baern.

Me librare de ti, entonces Mientras intenta golpearte.

Asesto un lanzazo que falla por mucho.

Baern murmura unas palabras y un escudo de cristal nace de su muñeca.