Partida Rol por web

Cuando os dais cuenta, algo falta, Yusuf no estaba con vosotros. Una silueta tomaba un bastón de una columna y alumbrado por la tenue luz desaparecía en el fondo de la inmensa estructura.

Parece que Yusuf ha tomado su decisión y ya nadie puede detenerlo. La columna poco antes poco se vuelve rígida y totalmente pétrea. Antes de recuperar su postura os dice.

Necesitará tiempo, el mal que habita el abismo ha notado vuestra llegada

Una luz azulada alumbra fuertemente vuestras espaldas.

El olor a descomposción, el sonido de huesos crujiendo en cada paso y el tono mortecino de su piel revelaban la presencia. Llevaba en una mano una larga daga plateada y miraba con desdén al grupo. Señaló a Mina con el dedo y como si hubiese tirado de un hilo invisible, la guerrera se puso tensa y sus facciones se contrajeron.

Por fín nos conocemos, cara a cara... musitó con desprecio, su voz era suave y llenaba los espacios del vacío. Sus movimientos gráciles se lanzaron con un salto contra el barbaro blandiendo la daga.

La daga lanzó un tajo superficial que impactó en uno de los muslos del bárbaro. Venía dispuesto a mataros.

Mientras se veían embutidos en una pelea sin sentido sobre quien debía sacrificarse o no, nadie reparó en que alguien ya había tomado la decisión.

Una luz es todo lo que se veía de aquel que fue el ladrón del grupo. Silencioso, caminaba con decisión hacia las profundidades de la catedral, mientras todos los demás no podían salvo mirarlo con la boca abierta en una expresión de desconcierto.

La estatua recuperó su posición natural lanzando una advertencia, cuya presencia se hizo inminente bajo una luz azulada. Asustada, me di la vuelta para encontrarme con ese ser, cuyo olor a putrefacción llenaba las fosas nasales.

Con un movimiento de su dedo, dejé de sentir. Todo se oscureció para mí.

La nueva Mina habló con voz de ultratumba.

- Mi señor... - dijo con una inclinación de cabeza, mientras preparaba su lanza para matar al primero que levantase un arma contra su nuevo señor. Su vista se fijó en el paladín, cuya armadura y simple presencia era una ofensa para el hechicero.

La situación se había complicado demasiado. El ladrón se había adentrado sin mediar palabra y se estaba convirtiendo en parte de los pilares de la catedral, mi orgullo estaba dañado, era mi trabajo hacer eso y no ver que alguien se sacrificara en mi lugar.

Pero todo eso quedó de lado al ver la luz azulada y la advertencia de la estatua, Blur se ve atacado nuevamente, y Mina parecía haber sido poseída de alguna forma, Al parecer no quedaría otra más que entablar lucha. No importaba quien se pusiese al frente mío, el mago caería y su alma vagaría por el purgatorio o el averno durante muchísimo tiempo.

- Muere maldito mago, los de tu clase no deberían tener lugar en este mundo! DIOSES, denme el poder para llevar el bien y la tranquilidad a estas tierras de una vez por TODAS!!!!!!!!

Saco la espada mágica y cargo contra el mago (o Mina, depende quien se me ponga al frente).

Al ver a su señor en peligro, Mina no lo dudó ni un instante y se interpuso entre el paladín y el hechicero, logrando que la espada no la hiriese de lleno, sino que le diese un tajo en el costado que la hizo tambalearse, pero mantuvo la posición.

Apenas articulando palabras legibles, se lanzó a contraatacar a Sir Erik, lanza en mano, para acabar con su vida.

La lanzada de Mina rebota en el escudo de Eric.

Todo pasó muy rápido, en un abrir y cerrar de ojos las discusiones por ver quién debería sacrificarse se zanjaron cuando Yusuf sin mediar palabra se encaminó hacia el peor de todos los destinos, ni la vida ni la muerte. La completa eternidad rodeado de las anteriores mártires que componían cada uno de los pilares de la catedral.

Atónitos, observando la marcha de su compañero recibieron el aviso del anciano hecho columna. Erik espetó las órdenes, pero llegaron tarde...

Los crujidos de huesos y el profundo hedor de la putrefacción, fueron los preámbulos ante la presencia del hechicero elfo.

Con un gesto de la mano se hizo con el control de Mina, una marioneta mas bajo sus decretos y voluntad. En un ágil y rápido movimiento Blür se llevó el primer tajo. Rápidamente el paladín cargó contra él, pero la guerrera se interpuso entre su amo y la acometida del rubiales. Sin mostrar dolor contrarrestó con su lanza, pero hábilmente el siervo de los dioses de la luz, lo bloqueó con su escudo.

Una vez mas, el corazón del bárbaro galopaba en su pecho. Los latidos aumentaban el ritmo golpeando duro en su interior. Pero esta vez fueron mas allá, tomó una gran inspiración concentrándose en su flujo sanguíneo. La adrenalina comenzaba afluir por su cuerpo, sus músculos se tensaron... Era como si poco a poco su masa muscular hubiera aumentado, su rostro era distinto con el ceño fruncido, el sudor empapando su frente, el ojo casi fuera de su órbita...

Dioses de la luz, apoyad a mis compañeros. Dadles coraje y protección. Nada os pido para mi. Solo a ti acudo ahora, Taranis. Confiéreme la cólera de las tormentas, la fuerza de los huracanes y la devastación de un ciclón... DADME LA FURIA.

_ ESCÚCHAME BIEN, NO LO REPETIRÉ. MI NOMBRE ES BLÜR GHUN DHÜR!!!!!!!! Gritó en referencia a las órdenes que había dado Erik, pero su ojo estaba puesto en el hechicero. Su boca al pronunciar las palabras estaban abiertas como las fauces de un oso antes de atacar, soltando escupitajos con cada palabra. Su pecho se hinchaba y encogía brutalmente con cada respiración...

Un latigazo eléctrico recorrió las espalda del nómada, su mirada estaba perdida fija en su objetivo y ya no descansaría hasta morir o vencer a su oponente.

De un paso lateral esquivó a la norteña, aprovechando el impulso para arrojarse sobre el elfo no muerto.  El mandoble describió un arco descendente, dirigido hacia el cuello de aquel ser de ultratumba.

El explorador mientras se sinceraba con el grupo pasó por alto el enorme sacrificio del ladrón. Él, lejos de lamentar su decisión solitaria sintió orgullo por él, era todo un ejemplo para el mundo, Yusuf, un hombre odiado por muchos y con una profesión realmente vil no dudó en sacrificarse por gente que apenas conocía, aquello daba mucho que pensar, nunca se debe juzgar a la ligera a nadie, pues puede haber un gran héroe dentro de cualquiera.

De esta forma asintió con solemnidad ante la nueva estatua mientras realizaba una plegaria interior en pos de su amigo "Yusuf, me aseguraré que tu sacrificio no sea olvidado nunca, eres un gran hombre y todo un ejemplo para cualquiera que haya llevado una vida dura. Que tu guardia sea fructuosa, y que algún día puedas llegar a descansar en paz, adiós amigo..." pensó a modo de sentida despedida mientras mantenía la mano sobre su pecho.

No obstante justo al terminar pudo sentir aquel nauseabundo olor a muerte, y al girarse pudo ver al fin al demonio élfico, o lo que quedaba de él, causante de toda aquella maldición. Cáledan estaba preparado para el combate, hacía mucho que lo ansiaba, sobretodo contra aquel maldito ser que se movía por una venganza que ya carecía de sentido. Por ello desenfundó su arco y se dispuso a enfrentar al maligno.

Mientras encordaba su flecha vio con disgusto como la joven guerrera caía presa del influjo de su nuevo amo, el paladín intentó llegar al mago pero su nueva marioneta se lo impidió. El bárbaro hizo acopio de toda su cólera y embistió con extrema dureza al regresado.

Cáledan, al ver la entrega de sus compañeros no quiso quedarse atrás, aquel era el momento crucial de toda la aventura, el instante elegido por el destino, atrás quedaban todos sus errores y fracasos, atrás quedaron todos sus fallos y meteduras de pata. Desde que entro en aquel lugar sentía que su espíritu se había "limpiado", fuera lo que fuera aquello que lo maldecía ya se sentía libre, quizás fuera que en los momentos cruciales como aquel era capaz de darlo todo, y no hubo momento más crucial en su vida que el pasó cuando acabó con la vida del asesino de su mujer. Ahora recordaba aquello como si lo estuviera viviendo, veía en el elfo el rostro de Korvir, sabía lo que tenía que hacer, la irá movía sus brazos, la precisión milimétrica de un reloj le hacía apuntar con extrema agudeza y con una habilidad digna del mejor arquero del reino soltó la cuerda... Fue un disparo perfecto, igual que el que hizo en su día para matar al violador, fue directo a la cabeza, justo entre las cejas y a una velocidad endemoniada.

El explorador se sentía francamente orgulloso de su nueva arma, tenía claro que no podía haber pedido una mejor.

Blür ghun Dhür golpeó con su espada al liche mientras este se elevaba por los aires, a pesar de todo su concentración no se rompía. La flecha de Caledán voló hasta clavarse en la garganta del no-muerto, pero con una risa gorgojeante este se la extrajo. Al hacerlo brotaron gusanos y carne descompuesta, pero la herida se cerro sola. Subitamente Maedhân arrojó su daga contra el Paladín para distraerlo, pero la daga se perdió en el vacio. Una luz cegadora como una flecha de luz voló de la nada... Mientras, vuestro enemigo dijo:

Es hora de que mi aprendiz se una a la fiesta su voz era fría.

El proyectil arcano impactó en el pecho del explorador, abrasando su piel y haciendole caer al suelo. Baern apareció de la nada con una sonrisa cruel.

Creo que Cáledan y yo tenemos una deuda pendiente dijo mientras se reía.

Con los ojos totalmente idos por la rabia de haber fallado su anterior ataque, y sus músculos tensos bajo la armadura, Mina avanzó de nuevo hacia el paladín para volverlo a atacar duramente con la lanza. Un hilo de saliva salía de su boca, como si todas las funciones de su cuerpo que no fuesen masacrar a sus compañeros fuesen insignificantes para controlarlas debidamente.

¡Maldición! Las cosas se estaban poniendo difíciles. Veo como un as de luz impacta directamente en Cáledan y observo quien fue el casteador.... Baern. 

Este tipo de magia tenía que ser erradicada de la faz de la tierra de una vez por todas. Lo único que hacían era corromper el alma de quien la usara. 

Pero yo tenía mis propios problemas, la guerrera estaba embelesada en descargar su ira conmigo, y yo le voy a devolver la atención. Más allá de que mi intención no es matarla, la empujo con el escudo y trato de golpearle la cara con el pomo de la espada, tratando de dejarla inconsciente. No tiene la culpa de ser una marioneta y no debe morir por ello.

- Vamos mujer, date cuenta de lo que pasa. - digo apretando los dientes. 

El mandoble impacta y su objetivo escapa a las alturas. La mente enfurecida el bárbaro pide sangre, pide lucha. Como una polilla atraída a la luz de una hoguera, el proyectil mágico hace que Blür fije su atención en su anterior compañero de aventuras.

Como un perro rabioso se arroja a por su hueso. Corriendo con la espada hacia atrás, carga contra Baern realizando una hendedura de abajo arriba.

El espadazo del bárbaro golpea de lleno a Baern partiendolo por la mitad.

Cáledan permanecía sonriente tras su gran disparo, cuando de pronto un proyectil ígneo le golpeó en el pecho. El explorador había bajado la guardia y ahora lo estaba pagando caro. El conjuro le impactó duramente, aún no estaba recuperado de sus heridas de la noche anterior y aquello lo llevó casi al límite de su resistencia. Por fortuna, el bárbaro se vengó definitivamente del hechicero corrompido y pudo dejar de temer por un momento otro bestial ataque como aquel.

Por ello colocó otra flecha en su majestuoso arco y volvió a disparar al elfo. Disparó con prisa y dolorido, y el tiro fue mucho peor que el anterior, por lo que no pudo emular su hazaña. Tenía el cuerpo lleno de heridas y con quemaduras en sus partes desnudas, puede que aquella fuera finalmente su hora, y no tenía miedo a enfrentarla, por lo que le gritó al engendro:

-¡Eh, maldito elfo!, ¿esto es todo lo que puedes conjurar? ¡Ven aquí y pelea con algo de dignidad monstruo! -dijo esperando que el liche aceptara su reto y descendiera.

Si tenían suerte, aquel regresado caería en su trampa y el bárbaro podría embestirle por detrás.

El elfo alzó un brazo y recuperó su daga que volvió sola. Con la otra mano apunto a Caledan mientras un rayo verde brotaba de sus dedos hacia el explorador.

No, eso no es todo. Acto seguido lanzó su daga contra el bárbaro. Que vuela por los aires sin encontrar carne.

El explorador se quedó extrañado de la maniobra del regresado cuando de pronto el rallo verde le impactó, por un momento temió su final, pero no notó nada, tan solo un pequeño hormigueo en la nuca y poco más. Por ello miró incrédulo al mago elfo, y con una soberbia y una arrogancia inusual en él, pero propiciada por sus últimos acontecimientos, le espetó con chulería:

-¿Se supone que ahora debería pasarme algo malo? -dijo mientras disfrutaba de la decepción del liche tras su conjuro- pues yo creo que sí ha sido todo.

Acto seguido volvió a encordar su flecha y disparó con rapidez, pero ahora sí pudo comprobar en sus carnes el precio de la soberbia y seguramente la maldición que le había echado aquel ser; su disparo fue horrible, el peor que hizo jamás, y ahora tras el golpe de humildad volvía a recordar porque nunca hay que infravalorar a un enemigo, y menos a un mago...

Cáledan tensa su arco llevando el plumil de la flecha hasta su oreja, la tensión es excesiva y con un sonido estremecedor la cuerda se rompe. Debes volver a encordarlo.

Viendo que el mago ya no era una complicación a tener en cuenta, y que Cáledan y Blur se podían hacer cargo del hechicero, pongo toda mi atención en la guerrera que tenía al frente. Debía distraerla y contenerla mientras podía para que no estorbara o terminara muerta en el intento de defender a su titiritero.

Por lo cual, alzo mi escudo y me pongo en posición defensiva, con la intención de parar cualquier tipo de ataque que haga y empiezo a caminar hacia ella, cosa que retroceda algunos pasos, para alejarla del resto de mis compañeros. 

La guerrera esbozó una sonrisa siniestra mientras veía como el paladín intentaba defenderse, lanzó su lanza contra el escudo, sin poder atravesar sus defensas.
Un rugido inhumano salió de su garganta por la frustración de no poder acabar la misión que le estaba ordenando su nuevo amo.