Partida Rol por web

Torre en brumas

Iaobahl

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10/01/2015, 14:09
Aleera

«Brujo, nigromante... cada vez le llama de una manera» pensó Aleera «Porque todos sabemos que los nigromantes son unos malignos sociópatas obsesionados con la muerte, claro»

Se llevó un mechón de pelo castaño salpicado de hebras plateadas detrás de la puntiaguda oreja y suspiró. No tenía ni idea de dónde habían ido a parar pero desde luego el nivel de generalización y superstición con cualquier cosa que tuviese que ver remotamente con magia era alarmante en aquel mundo... o plano... o lo que fuese.

Voy a la plaza a leer eso... Necesito algo de aire—dijo mirando a los demás—. ¿Alguien más viene?

Lo último que le apetecía era volver a encerrarse entre aquellas cuatro paredes de piedra.

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10/01/2015, 22:09
Harald

Tras esperar solo un momento más por comentarios, el alquimista hizo un gesto y la patrulla salió del edificio. Decepcionados y sintiéndose poco seguros sin la presencia de los homúnculos, la mayoría de los curiosos hizo lo mismo y desapareció, ocupándose de sus propios asuntos. En poco tiempo la posada volvió a estar tan tranquila como antes.

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10/01/2015, 22:17
Tabernero

—Si fuera tu padre, en lugar de cerveza te daría agua con jabón.

Reprochó el tabernero a la niña malhablada. En todo caso, como no era su padre ni hacía ascos al dinero de los forasteros, sirvió una cerveza y la puso delante de Trixa. Hecho eso, fingió estar muy ocupado para evitar seguir hablando con los extraños. Ya bastantes problemas le habían traído.

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10/01/2015, 22:21
Xander

Xander por ser humano no se sentía menos fuera de lugar en aquel sitio. Confiaba en sus compañeros para las batallas que se lucharan con palabras en lugar de espadas, y aunque por poco, otra vez habían salido airosos. El clérigo no quería separar a dos amigos recién encontrados, y valoraba la información que podían obtener, pero en realidad estaba tan ansioso por continuar la persecución como Aleera.

—Yo iré. ¿Podemos encontrarnos ahí después?

Dirigió la pregunta a los que no se habían pronunciado, pero sobre todo a Zz´pora y su amigo. No quiso interrumpir su conversación con las noticias.

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11/01/2015, 00:57
Iseo de Candelero

Suspiró de alivio cuando la puerta se cerró tras los “homúnculos”. Por un momento, había estado convencida de que se iba a producir la masacre que temía. No cuando habló Trixa, a pesar de su inoportuno comentario, sino cuando lo hizo Aleera, implicando al grupo con Nikander. Por fortuna, el deseo de quitarse el problema de los forasteros de encima había sido más fuerte que la sombra del a sospecha.

La garganta se le había secado por completo, como si cualquier rastro de saliva se hubiera evaporado. El vino aún llenaba la jarra hasta sus dos terceras partes cuando la puerta de la taberna se cerró. Iseo la levantó y se le bebió de un solo trago.

Se arrepintió en cuanto lo hizo. Normalmente evitaba beber, y sobre todo, cuando lo hacía, era en cantidades pequeñas y muy poco a poco, desde cierta noche en Puerta de Baldur. Sabía que la culpa de lo ocurrido no era de la bebida, pero era más cómodo descargar la responsabilidad.

Aleera anunció su intención de ir a la plaza a leer las leyes, y Xander indicó que iría con ella. Si toda la región estaba bajo el control de aquel Archimago, y se veían obligados a proseguir el viaje, conocerlas sería de utilidad en el futuro. Y nos ayudará a entender este lugar.

—Os acompaño.

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11/01/2015, 12:29
Trixa

Los capullos dirigidos por el capullo jefe se dieron cuenta que no tenían razón alguna para molestar a los aventureros y que si se les ocurría, acabarían muy mal y sus agallas y ganas de abusar se desvanecieron.

Y se fueron.

Y el posadero por fin le puso una cerveza a Trixa, a la vez que Iseo, Aleera y Xander se iban a ver las leyes estúpidas esas.

Trixa probó la cerveza. Asquerosa. Nunca le había gustado, pero era la bebida de aventureros. Y tenía que estar buena.

—Hummmm que rica. ¿Agua con jabón? Para tener una hija primero hay que tener pelotas, bigotes— se acercó a Zz'pora y su amigo bardo. Igual contaban algo interesante, cosas de aventureros.  —Creo que ya se que pasa en este pueblo Zz'pora, y por qué son imbíciles y no te quieren

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11/01/2015, 13:04
Zz'pora

—¿Lo sabes? —repitió Zz'pora—. ¿Qué has averiguado?

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13/01/2015, 06:08
Director

Bajo la aliviada mirada del posadero, Aleera, Iseo y Xander abandonaron la taberna para ir en busca de la mencionada plaza de las leyes. Además de ser información valiosa para entender ese mundo, conocer las leyes podía ayudarles a evitar problemas en el futuro. Los homúnculos habían resultado poco impresionantes, aunque insistentes y rápidos en aparecer a la primera señal de problemas. Los golems, si el nombre era pista alguna, prometían ser más contundentes haciendo cumplir la ley y bastante más formidables.

Trixa se quedó disfrutando la cerveza, o al menos fingiendo que la disfrutaba. El bardo y Zz´pora también permanecieron en el edificio, disfrutando de la relativa privacidad de la taberna para discutir sus asuntos y tomar importantes decisiones.

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13/01/2015, 06:18
Director

La druida, la oghmita y el ilmaterino estaban en la avenida principal, que recorría el pueblo de norte a sur. Era razonable pensar que una plaza tan importante estaría en la vía principal del pueblo, y como ellos habían venido del sur, parecía lógico empezar a caminar hacia el norte. Volvía a verse algún aldeano por las calles, pero las miradas al trío (y especialmente a la elfa) eran suspicaces. Un gran lobo negro y un cuervo agorarero que revoloteaba alrededor terminaban de convencer a los lugareños de que ese grupo era malas noticias. Los tres forasteros preferían no recurrir a nadie en busca de ayuda si era prescindible.

Y resultó serlo, pues en muy poco tiempo llegaron a un espacio abierto que no podía ser sino la plaza. Conociendo a la gente del sombrío pueblo como empezaban a hacerlo, nadie habría esperado un alegre mercado ni trovadores cantando. Aun así, ninguno esperaba lo que vieron.

La plaza de las leyes estaba desierta. Los pocos viandantes bordeaban el espacio abierto circular sin atravesarlo, como evitando atraer miradas. Una docena de postes de madera rompían la explanada sin mucho orden. Aunque el proposito de varios era lucir anuncios y mandatos, como habían esperado, otros tenían funciones obvias mucho más oscuras. Dos gruesos maderos formaban una X alzada de altura aproximadamente humana. Otro poste con un travesaño superior formaba una L invertida, de cuyo palo más corto colgaba una soga ominosa. Varios de los mástiles eran en realidad estacas afiladas, clavadas en el suelo formando cierto ángulo con el suelo.

Además de divulgar las leyes, esta plaza tenía como función mostrar públicamente las consecuencias de incumplirlas. Afortunadamente, el único infractor expuesto como ejemplo no había sido crucificado, ahorcado ni empalado. Tan solo estaba atado, sus brazos abrazando el madero a la fuerza mientras enseñaba a quien pasara las marcas de latigazos en su espalda.

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13/01/2015, 06:52
Xander

Xander estaba tan interesado como cualquiera en aprender más de Iaobahl, como parecía llamarse ese mundo, pero al ver al hombre sufriendo en el poste olvidó todo lo demás por el momento. Con paso seguro que resonaba a metal, el ilmaterino avanzó hacia el hombre atado esperando que sus heridas no se hubieran cobrado ya un precio demasiado alto en su salud.

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13/01/2015, 12:46
Aleera

«Qué hermoso lugar» pensó Aleera con ironía «Es el epítome de lo civilizado»

Le parecía bien que a la gente que incurría en faltas graves contra los demás se les castigase pero... ¿era necesaria la exhibición truculenta? No tenía muy claro qué clase de valores se pretendía enseñar a los niños en Iaobahl, pero no le extrañaba que así salieran como salían: Paranoicos perdidos con miedo a todo.

¿Qué haces?—susurró entre dientes agarrando a Xander por un brazo para detenerlo—.  No podemos llegar a un sitio y hacer lo que nos de la gana; ya bastante mal nos miran por existir. Ese hombre bien podría ser un violador, un asesino un traidor, o a saber los dioses qué para estar ahí.

Creía que era evidente que en aquel pueblo parecían estar esperando la mínima excusa para acusarlos de algo. Lo que les faltaba ahora aun encima era ponérselo fácil, y ella desde luego no pensaba crearse más problemas de los que ya tenían por culpa de un tipo que ni sabía quén era ni qué delito había cometido.

Buscó con la mirada, ¿dónde estaban expuestas aquellas malditas leyes que les habían dicho?

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13/01/2015, 20:25
Xander

Xander pestañeó sorprendido. Antes de llegar a aquel lugar todo había sido más sencillo. No había tenido que poner en palabras por qué debía hacer lo que sentía que debía hacer. El sentimiento era toda la certeza necesaria. Claro que este lugar era complicado, y ahora viajaba con otros. Él mismo había cambiado, y veía razón en las palabras de la elfa.

—No iré contra la autoridad local liberándolo sin saber su crimen... Pero mientras está ahí no hay motivo para que sufra de sus heridas más de lo que ya lo ha hecho.

La necesidad del castigo era algo comprensible, pero en Aguasprofundas o Puerta de Baldur nadie era obligado a ver un espectáculo como aquel. Por muy silencioso que estuviera su dios, un clérigo ilmaterino nunca estaría cómodo presenciando esa clase de sufrimiento.

Xander se había detenido en seco y dirigió la mirada a Iseo, buscando su opinión.

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13/01/2015, 23:47
Trixa

—¿Averiguar? Yo no le doy a eso. Pero he dudicido algo. Mira, en este pueblo son todos unos imbéciles... pero todos llevan bigote, ¡Y tú no tienes bigote! Es ese pelo que tienen encima del labio los retrasados del pueblo. Y alguna gente más. Te puedo dejar un mechón de mi pelo y entonces te lo pegamos y cuando vuelva el abusón jefe ese, le dices... ¡Oye ya soy de los vuestros... tengo bigote! Y a ver que cara pone. 

Trixa le dio otro trago a la cerveza. No todo el mundo comprendía su humor, pero igual Zz'pora...

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14/01/2015, 00:35
Iseo de Candelero

Iseo se quedó paralizada en la entrada de la plaza. Ahí estaban, como había dicho Harald, los postes que mostraban los carteles donde debían estar expuestas las leyes del lugar, del Archimago. Y entre ellos, siniestra advertencia de lo que implicaba el incumplimiento de los postulados, los instrumentos destinados a castigar a los condenados. Escarnio, martirio y, en última instancia, muerte.

Solo uno de ellos estaba ocupado. Un simple poste y contra él, un reo cuyas manos ligadas forzaban a tomarlo en un grotesco abrazo, exhibiendo a todo aquel que pasara por la plaza una espalda en la que el látigo había grabado su sanción con trazos gruesos.

Xander se lanzó hacia el hombre, y solo la rapidez de reflejos de la druida lo contuvo. De qué otra manera podía reaccionar un siervo de Ilmáter ante aquel despliegue. Ella misma, que no seguía al Señor de la Compasión, hubiera deseado acercarse y aliviar su dolor, sin importar su crimen. Si aquello hubiera sido la Costa de la Espada, no hubiera dudado en seguir los pasos del ilmaterino.

Pero no lo es.

—Sé lo duro que es para ti contemplar esto, Xander —dijo, apoyando una mano en el ancho hombre del clérigo—, pero Aleera tiene razón. Y si el temor de esta gente hacia la magia se extiende a la que practicamos nosotros, podríamos atraer definitivamente su furia. Puede que incluso los azucemos, sin desearlo, hacia el castigado.

»Hemos venido a aprender la ley —recordó—. Solo a través del conocimiento se halla el camino hacia la comprensión.

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14/01/2015, 02:38
Xander

Xander miró alrededor, comprobando que había gente cerca y que, además, no faltaban miradas curiosas y suspicaces que seguían cada movimiento de los extranjeros. Con expresión lánguida y triste asintió y se acercó a los postes lentamente, junto a las dos aventureras.

Suponía un gran cambio asumir que ir en contra de su fe fuera siquiera una opción. Ningún relámpago le fulminó, y con seguridad su magia divina todavía funcionaría. O estaba haciendo lo correcto o a Ilmater había dejado de importarle lo que su servidor hiciera en ese mundo extraño.

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14/01/2015, 04:32
Director

Al mirar los postes más de cerca quedó claro que leyes era algo de lo que no había carencia en aquel lugar. Las normas estaban a veces escritas en papel y a veces marcadas en tablones de madera. Distintas caligrafías y variados estados del mensaje sugerían que tal vez se repusieran de vez en cuando, o quizá simplemente se siguieran creando leyes nuevas actualmente.

Los impuestos para el Archimago serán recaudados después de cada cosecha. La familia que incumpla sus obligaciones pasará a ser propiedad del Archimago hasta que la muerte les libere.

Las Harpías, los Grandes Pantanos y las Montañas Afiladas son lugares prohibidos. Quien abandone los territorios bajo la protección del Archimago será exiliado de ellos para siempre. Romper el exilio se castiga con la muerte.

LOS GOLEMS RECLAMAN LA LLANURA ENTRE EL BOSQUE DE LAS DRIADAS Y EL RIO
QUIEN TRASPASE NUESTRA FRONTERA PERDERA UNA MANO Y UN OJO

Difundir rumores falsos se castigará con siete latigazos
La escritura está prohibida y solo sabios y golems pueden practicarla. Cualquier otro que lo haga perderá tres dedos
La mujer que cante, baile o toque un instrumento en público recibirá trece latigazos
...

Diversas faltas, todas igualmente inocuas o inocentes, eran penadas con distintas cantidades de latigazos y tormentos. Algunas reglas llamaban especialmente la atención:

Cada primer día de primavera, los hijos que hayan sobrevivido su quinto invierno serán presentados al Archimago. No hacerlo se castigará con la muerte.

Comerciar con magia o carne se castiga con un latigazo por cada moneda recibida

Ocultar a un brujo o prestarle ayuda será castigado con la muerte

 Curiosamente, ningún mandato prohibía la magia en sí, aunque uno anunciaba el deber de presentarse ante el Archimago para cualquier persona que mostrase aptitud sobrenatural alguna. No hacerlo se castigaba, por supuesto, con la muerte, y el destino que esperaba a aquellos magos que se entregaban no se decía en ninguna parte.

Sería imposible memorizar todas las directrices, salvo tras una vida de aprendizaje a base de latigazos y mutilación. Y eso suponiendo que los habitantes de este lugar supieran leer, cosa que resultaba dudosa considerando que a la mayoría les estaba prohibido escribir... En conjunto, las leyes eran crueles y arbitrarias, y estaban expuestas por algún deseo de autovalidación y orden más que por justicia. No había menciones específicas a robar ni matar, como si se diera por supuesto o al legislador no le importara la convivencia civilizada tanto como su ideología y propio beneficio.

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15/01/2015, 02:12
Iseo de Candelero

El gesto avinagrado de Iseo mudó en una mueca de tedio. Lo que en aquella tierra llamaban leyes no era más que una miserable colección de normas impuestas arbitrariamente. Algunas eran tan específicas, tanto en su texto como en su pena, tan ad hoc, que veía más probable que su fuente fueran intermediarios con intereses muy concretos, en lugar de aquel Archimago sin nombre. Resultaba, de hecho, increíble que una persona fuera responsable absoluta de aquella parodia del Derecho.

El terror de aquellas gentes era harto comprensible.

Algunas de las normas, sin embargo, daban forma al patrón que habían empezado a vislumbrar en la taberna. El Archimago sabía del poder y el peligro de la magia, y hacía de su absoluto control una prioridad de su tiranía. Tales eran las ansias, que incluso probaba las capacidades mágicas innatas de todos los niños. ¿Porque qué otra razón podría tener para que fueran presentados ante él? ¿O es simplemente otra forma de subyugar a estas gentes? Otras posibilidades resultaban demasiado grotescas y siniestras como para contemplarlas confortablemente sin más evidencias al respecto.

Y sin embargo, fuera de las ciudades hay horrores como esas vampiras o la criatura que describió Aleera. ¿Por qué?

La obligación de permanecer en la tierra o convertirse en desterrado limitaba fundamentalmente el contacto con el exterior. Si no sabían qué había más allá, aceptarían con más facilidad la injusticia. Si el extranjero era algo raro, lo verían con desconfianza.

Tuvo que contenerse para no arrancar y hacer pedazos el papel en el que, con caligrafía clara, se prohibía la práctica de la escritura. Por encima de todo, limitar de esa forma la difusión del conocimiento era la más despótica forma de opresión que había contemplado jamás. Una sola frase que se oponía forma tan radical a su naturaleza y su fe, que le hacía bullir la sangre.

En Candelero, había leído grotescos tomos que describían magia capaz de arrancar la voluntad de otros hombres o de esclavizar las almas de los muertos, manuales de interrogatorio que detallaban métodos para martirizar a hombres y mujeres con estremecedora frialdad, libros de oraciones de deidades tan impías que sus propios seguidores las habían rechazado. Nunca antes había deseado deshacerse de uno de ellos. No hubiera dudado en quemar cada uno de esos postes, aguardando hasta asegurarse de que entre los rescoldos solo quedaban cenizas.

Pero no es el papel ni la tinta. No es eso; es lo que todo esto implica para quienes viven bajo este yugo absurdo.

Cuando apartó la mirada de los postes, tenía la mirada vidriosa. Una lágrima había trazado un sendero serpenteante bajando por la mejilla derecha. El ojo izquierdo estaba a punto de desbordarse y dejar escapar una segunda.

—También tenías razón en esto —dijo a la elfa—. No podemos perder tiempo. Tenemos que encontrar a Nikander antes de que se tope con los gólems, una turba aterrorizada o... algo peor.

Se calló, sin embargo, que si perdían a Nikander, o era incapaz de deshacer la magia que les había llevado a ese lugar, su única alternativa para regresar y devolver a los habitantes del castillo pasaba por ese Archimago.

Y seguimos si poder hacer nada por ellos. Están más seguros en la espesura, rodeados de peligros, que en la civilización.

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15/01/2015, 07:34
Evaryan "Palabras Melosas"

—JAJAJA— rió de buena gana el bardo ante las palabras de Trixa. Se dirigió a Zz´pora al hablar.

—Tu amiga tiene un buen sentido del humor. Y una lengua afilada. Sigue su consejo y llegarás lejos... ¡a mí también me gustaría verte con bigote!

Se apoyó contra una mesa, relajándose de nuevo tras la visita de la patrulla.

—No fue tan mal como podría haber ido, pero supongo que saldrás del pueblo después de todo. Verte me trajo esperanza, y hay tiempo por delante si decides volver o investigar por tu cuenta. La decisión es tuya, viejo amigo.

Sonrió cálidamente posando la mano derecha en el hombro escamoso de Zz´pora.

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15/01/2015, 09:43
Zz'pora

—¡Ja ja ja! —coreó Zz'pora—. ¿Qué tipo de bigote pensáis que me iría bien? A mi me gustaría encerarlo, para que se quedara rizado hacia arriba*.

Cuando Evaryan dirigió la conversación a temas más serios, el Caballero de Chelimber desvió la mirada a Trixa y bajó mucho el tono de voz.

—Escucha, Evaryan ha descubierto por qué me desapareció el monedero: una maldición, pronunciada por uno de los dolientes que... matamos por error. Era un sacerdote de Waukin, que nos maldijo con la ruina. No había tomando en serio sus palabras hasta ahora. Quiero que te quedes con mi parte de los beneficios de nuestras aventuras, si es que los tenemos, hasta que encuentre una forma de conjurar el maleficio. Y hablando de ello... —hizo un gesto elocuente hacia el bardo—. Palabras Melosas ha localizado en el pueblo a uno de los falsos informantes que nos condujeron a la trampa. Pienso que aún podría trabajar para Nikander. Si él ha pasado por el pueblo, quizá hayan tratado de ponerse en contacto.

Soltó un suspiro.

—O quizá sólo sean mis deseos de acabar con esto de una vez, pero me gustaría ir a ver a ese fulano antes de abandonar Iaobahl. No nos llevará mucho tiempo, lo prometo, y con una pizca de suerte tal vez haya visto a Nikander.

Notas de juego

*Sí, Zz'pora quiere llevar un bigote como el de Salvador Dalí.

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16/01/2015, 22:20
Aleera

A la primera conclusión que llegó Aleera fue que aquel Archimago estaba la mar de cómodo en el poder y pensaba seguir estándolo; miraba con lupa a cualquier niño que presentara aptitudes mágicas para asegurarse de que no nacía nadie que pudiese poder remotamente en peligro su supremacía absoluta, creaba leyes que hasta un ciego podía ver que eran únicamente para cubrirse las espaldas y de paso meterle el cuerpo en el miedo a la gente, apartaba a las personas de la música y todas esas maravillosas artes que enriquecen la mente, de la propia escritura...

La segunda conclusión que llegó Aleera es que no entendía como la gente podía ser tan estíupida de aceptar vivir en aquel infierno y ya está; vivir con miedo, vivir escondido en un caparazón no es vivir. Pudiendo empuñar el miedo como arma. ¿Para qué necesitaba aquel tipo la magia? Puede que se debiera a que no sabía gran cosa sobre la sociedad humana, o puede que estuviese demasiado acostumbrada a la hostilidad por parte de quienes ostentaban el poder que era incapaz de aceptar sin rebelarse una situación como aquella.

Con razón iba Nikander dándose de patadas en el culo para alejarse de allí.

«Pues claro que tenía razón» fue lo que le dieron ganas de decir; pero no lo dijo porque era una grosería. Y no le gustaba ser grosera.

Lo cierto es que la enfurecía haber acertado; porque para formular su hipótesis se había basado una vez más en el la impresión que le habían dado casi todos los humanos que había conocido; codiciosos, brutos, e irracionales. ¿Por qué no había más humanos como Iseo? ¿Dónde estaban escondidos?

Fue entonces cuando giró la cabeza hacia la susodicha y enarcó ligeramente una ceja con un gesto entre inquisitivo e interrogante que dejaba ver que no tenía claro a qué se debía la lágrima. No obstante, observó de soslayo la dirección por la que habían venido.

Sí, cuanto antes mejor... —murmuró—. Vamos a llamar a los demás y les explicamos toda esta locura en cuanto hayamos salido de aquí.

Quería volver a pisar hierba. Se asfixiaba en las ciudades, encajonada entre calles de piedra y casas grises, rígidas y frías; sin vida.