Partida Rol por web

Torre en brumas

Torre en brumas

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08/06/2014, 02:30
Director

La taberna no tenía nombre. Era conocida simplemente como "la taberna" o no era conocida en absoluto, pues estaba en el camino a Elturel, a dos millas de la ciudad y a varios días de viaje de cualquier otra cosa. Los únicos que bebían aquí eran los que salían o entraban de la ciudad, más unos pocos indeseables que preferían hacer sus negocios fuera de los límites de la ciudad.

A pesar de ser pequeña, o precisamente por eso, la taberna tenía ambiente. La media docena de mesas estaban tan juntas que cuando el lugar estaba lleno, como ahora, ofrecía poca privacidad. Toda la sala tenía un murmullo único, producto de las diversas charlas mezcladas. Con la única esquina vacía de la habitación como escenario, dos bardos tocaban instrumentos. Junto a ellos estaba la barra y una chimenea que solo se encendía en las noches más frías.

Una de las mesas estaba abarrotada con un mercader gordo, una chica joven pero bien armada y dos guerreros con armadura pesada. Uno de ellos tenía la cabeza afeitada y el otro, para sorpresa de muchos, era un hombre lagarto.

En la mesa adyacente a aquella estaba sentada una elegante mujer con sombrero, acompañada de una niña y un hombre bien armado que bien podría ser su guardaespaldas. Con ellos se sentaba ahora otro hombre, un local con aspecto de haber acabado su jornada y querer ahogar las penas.

Entre los demás ocupantes de la taberna se contaban un enano solitario bebiendo en grandes cantidades, tres campesinos muy sucios, una doncella que miraba constantemente la puerta como si esperara por alguien y un mediano que pasaba tanto tiempo de pie junto a los bardos o en la barra como en su silla.

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08/06/2014, 03:47
Mercader

—...Volviendo al tema de los negocios...

Ahora que sus tres extraños salvadores tenían una bebida delante, el comerciante llamado Caderly se sintió en disposición de volver a hablar de su tema predilecto. Los agradecimientos estaban muy bien, pero ninguna de las dos partes comería con ellos. La chica y el hombre lagarto, sentados enfrente, estaban de buen humor, mientras que el guerrero de cabeza afeitada al lado del mercader parecía desconfiar de todo lo que veía y oía.

—Tienen mucha razón en que necesitaría una escolta, y más, si ustedes me entienden, a la vuelta de mi transacción. El oro llama a más desastres que las telas bonitas. ¿Acaso podría interesarles, valientes señores, en que considerasen aceptar el trabajo? Tengo que proteger mis intereses...

Con un sonrisa señaló vagamente hacia el exterior de la posada, donde el chico del establo y su mujer habían quedado a cargo del carro y las mercancías.

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08/06/2014, 04:01
Director

Estaban a punto de llegar a Elturel, pero todavía no tenían ninguna pista sobre lo que hacer una vez estuvieran allí. Iseo y Astrad, acompañados de la joven sirviente, no solían frecuentar tabernas. La mujer estaba acostumbrada a otros entornos y no le gustaba estar ahí con la niña. Su escolta, el hombre con armadura pesada y de largos cabellos, tenía sus propias razones para rehuir estos locales.

Sin embargo, había pocas formas más eficaces de reunir información local que pagando unas bebidas y manteniendo el oído atento a lo que otros hablan en una taberna.

Habían encontrado al informador perfecto, o él los había encontrado a ellos con ese sobrenatural olfato que tienen los borrachos para la gente dispuesta a pagar bebidas ajenas. Tras invitarle a sentarse, todo lo que hicieron durante un buen momento fue escuchar.

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08/06/2014, 04:09
Borracho local

—...ESA MUJER DE AHÍ, LA, LA QUE ESTÁ SENTADA SOLA– decía, casi gritaba, el hombre ligeramente borracho sentado con la mujer elegante, el guardaespaldas y la niña —ES LA MUJER DEL HERRERO. YO NO ME METERÍA EN SUS, SUS ASUNTOS. TODOS SABEN QUE SU MARIDO LA ENGAÑA Y ELLA VIENE TODAS LAS MAÑANAS AQUÍ.

Se acercó más a los otros en la mesa y puso gesto confidente.

—¡Algunos dicen que a contatr... pagar asesinos!— creyó susurrar el hombre, aunque en realidad solo había sido un grito particularmente discreto. —Claro que otros dicen que solo quiere encontrar con quien eqüili, equi... eso la balanza. Ojo por ojo, como dicen. JE JE JE JE

Por alguna razón el borracho pareció percibir que ese no era el tipo de información en la que estaban interesados los que le pagaban por la cerveza.

—TAMBIÉN HAY QUIENES DICEN QUE SE, SE ESTÁN LLEVANDO NIÑOS. DOS O TRES FALTAN. ¿Y QUÉ ME DICEN DE LA SEQUÍA? ESTE AÑO LAS COSECHAS VAN A SER MALAS...

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08/06/2014, 11:29
Astrad

El acompañante de la mujer del sombrero no era un hombre corriente. No un guerrero corriente, al menos. Sobre la coraza llevaba una sobrevesta cuya manga derecha era roja y la izquierda amarilla, con el torso de un naranja antaño brillante y ahora más bien desvaído por los lavados y el polvo del camino. Un triángulo azul con una estrella en cada vértice anunciaba a los que supiesen que aquel era un clérigo de Laira, un Portador de la Alegría, aunque su expresión era de todo menos alegre.

Mientras su mano se crispaba sobre la jarra de arcilla llena de agua, su ceño se fruncía al mirar al borracho que no parecía ser capaz de hablar sin escupir. Secándose la perilla con el dorso de la mano, cada vez más molesto, Astrad dijo:

-Espera. Olvídate de las cosechas un momento, que no somos granjeros. Sigue hablando de esos niños. ¿Dos o tres, dices? ¿Quiénes eran?

No era digno sentir enfado, pero tampoco era digno sentir tristeza. Aquel hombre quizá fuese feliz. Quizá todos los que acudían cada día a la taberna eran felices, felices de un modo en que él jamás había logrado serlo. Aquellas personas venían a aliviarse después de un día de duro trabajo. ¿Acaso estaba mal? No, no lo estaba. Y los mercenarios que charlaban a su lado discutían los términos de su recompensa con una jarra de cerveza en la mano. ¿Eso era incorrecto? No, no lo era. Porque todas aquellas personas tendrían un lugar al que volver al terminarse la primera jarra. O la segunda. O la tercera. ¿Cómo podía juzgarles, cuando el rasero se basaba en sí mismo, y él sí había fracasado?

-¿Y cuándo desaparecieron? -siguió, con voz ronca-. ¿Y en qué circunstancias?

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08/06/2014, 14:11
Zz'pora

Zz'pora fue a responder, pero las palabras murieron en su boca. La conversación que el borrachín del pueblo estaba teniendo con la mujer y su guardaespaldas le pareció mucho más interesante que un contrato como guardia de caravanas. Hizo un gesto elocuente a Trixa. Detrás de las desapariciones podía estar Nikander. Y tenían cuentas pendientes con ese hijo de catoblepas.

El hombre lagarto no fue muy disimulado. Tomando la jarra de cerveza en una mano, se acodó con la otra en el respaldo de la silla para girarse y escuchar la respuesta del aldeano a las preguntas que le había hecho el triste clérigo de la alegría.

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08/06/2014, 19:23
Trixa

Al entrar, Trixa se había fijado en la mujer elegante del sombrero, esa que estaba a una cerilla mal encendida de convertirse en una hoguera de solsticio de verano. La recordaba de aquella vez el verano pasado. Se había comportado bien, y había pagado a tiempo, pero era un poco pesada.

La joven vio el gesto de Zz'pora y asintió de forma obvia para guiñar el ojo de forma aún más clara y murmurar al comerciante. —Déjanos tomar la cerveza un instante y luego ya hablamos de guardias. 

Ella no giró la cabeza, escuchaba bien al borracho, que no podía modular la voz. Pero pegó otro trago a la cerveza, había pedido la jarra más grande. 

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08/06/2014, 20:06
Borracho local

El borracho asintió con gravedad a las palabras del hombre con armadura. Él no sabía muchos de clérigos y dioses, pero parecía saber de otras cosas.

—SÍ, SEÑOR. DOS, CREO QUE DOS NIÑOS— espetó mientras levantaba tres dedos en un gesto elocuente aunque confuso.

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08/06/2014, 20:20
Enano

—¡¡OTRA CERVEZA!!

Gritó el enano desde su mesa apañándoselas para hacerse oír sobre todo el estruendo. Para dar más énfasis a sus palabras golpeó la mesa con el fondo de su jarra vacía, cosa que le ganó la atención del camarero, aunque solo fuera por preocupación de que hubiera roto jarra, mesa o ambas.

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08/06/2014, 20:24
Borracho local

—FUERA DE, DE LA CIUDAD, AQUÍ CERCA HAY ALGUNAS GRANJAS Y UN CASTILLO— continuaba el hombre ciego y sordo a todo lo que pasaba fuera de su mesa. —PUES DESDE HACE TRES DÍAS HAN DESAPASA... SE HAN IDO DOS NIÑOS. HIJOS DE DOS FAMILIAS DE GRANJA. FAMILIAS DE GRANJEROS, QUIERO DECIR.

Se encogió de hombros como queriendo decir que respecto a las circunstancias eso iba a ser todo lo que podía contar.

—MI NOMBRE ES RULF, POR, POR CIERTO. DÓNDE ESTÁN MIS MODALES.

Acercó una mano que olía a cerveza en la dirección general de los dos adultos no ebrios de la mesa.

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08/06/2014, 21:38
Iseo de Candelero

La voz del hombre, demasiado alta y desagradablemente nasalizada por el efecto del alcohol, empezaba a irritarla.

—Iseo —se presentó simplemente, apretando la mano del hombre con una firmeza sorprendente en una mano tan delicada—. Ya que ha conseguido encontrar sus modales, Rulf, le informo de que seremos capaces de oírle aunque no grite.

Estaba cansada. No acostumbraba a viajar a caballo, y las largas jornadas eran duras. Ya no tenía que someterse a la indignidad de solicitar el favor de Oghma para curarse las rozaduras en las ingles, pero todavía tensaba las piernas alrededor de la grupa del animal como si su vida dependiera de ello. Cada jornada terminaba con calambres en los muslos, y empezaba con agujetas en músculos que estaba segura de no haber visto en ningún diagrama de anatomía.

La tarea encargada por Saphida no había avanzado ni un paso en Puerta de Baldur, y las probabilidades de que lo hiciera en Elturel eran escasas. Pretender que llevara a cabo la investigación con una mera cardinal como único indicio era absurdo, una empresa de locos. No era, por fortuna, su única responsabilidad, y las otras eran bien servidas por el curso que había tomado el viaje. No todo aquello era una pérdida de tiempo.

Aunque el asunto del libro había quedado en segundo plano. La cháchara del borracho que había decidido pegarse a ellos como una garrapata a la piel de un caballo había despertado el interés de Astrad. Y el suyo. Meter las narices en el asunto de las desapariciones de niños que no se contaba ni entre las atribuciones de su trabajo para Candelero, ni entre los que contemplaban sus votos. Pero además de ser una sirviente del Señor del Conocimiento y una agente buscadora de Candelero, soy Iseo, y no necesito más motivos que ese para meter las narices.

—Si puede decirnos algo más sobre los niños desaparecidos, hágalo en voz baja y manteniendo la saliva dentro la boca. En caso contrario —dijo, con la mirada clavada en los ojos vidriosos del borracho, indicándole con un gesto del brazo un lugar vacío en el otro extremo del local—, mi compañero y yo tenemos asuntos que tratar, así que le agradeceré que nos deje solos.

Mi compañero… Iseo apenas se atrevía a mirar al hombre a la cara. No cuando consideraba que una parte fundamental de responsabilidad de lo ocurrido a la pobre Darra caía sobre sus hombros.

Aunque había formulado hipótesis al respecto, no estaba segura de la verdadera razón por la que Astrad había propuesto escoltarla en su misión. De cualquier forma, agradecía la compañía del sacerdote de Laira, a pesar de la incomodidad que representaba. Era justo que se sintiera incómoda.

Entonces se percató de que todavía llevaba puesto el sombrero. ¿Qué clase de educación te han dado? Se lo sacó lentamente, dejando que el cabello que se había adherido a la tela, resultado de la fricción, se desprendiera espontáneamente, y lo depositó sobre el guardapolvo que había plegado en la silla vacía a su lado.

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08/06/2014, 22:13
Zz'pora

El hombre lagarto se levantó, jarra en mano, haciendo una seña con la cabeza a Trixa para que lo siguiera. Se acercó a la mesa del sacerdote de Laira y la mujer que ya no tenía un sombrero.

—¡Ja! ¿Cómo vamos a oírle si no grita? —le dijo Zz'pora a Iseo—. Bienhallados, viajeros. Mi compañera es Trixa, y yo soy Zz'pora, el Caballero de Chelimber. Él... no sé su nombre. Pero es un seguidor de Ilmáter.

Alzó la jarra a modo de saludo.

—No hemos podido evitar escuchar su conversación. Claro que cualquiera podría decir lo mismo de Puerta de Baldur a Evereska, ¡ja ja ja! Lo cierto es que nosotros venimos siguiendo los rumores sobre niños desaparecidos, para tratar de ajusticiar a quien quiera que esté detrás de todo esto. ¿Nos permitirían unirnos a la conversación?

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08/06/2014, 22:40
Sin nombre

El hombre de cabeza afeitada y armadura laminada se levantó también de su silla, haciendo rechinar las patas de esta contra el suelo.

—Ilmater no ayuda a quienes pueden ayudarse a sí mismos— le respondió al mercader —que Waukin le guíe en su búsqueda de mercenarios.

Dándose la vuelta, el hombre se encaró hacia la mesa adyacente que el hombre lagarto había abordado con su saludo. El tipo llevaba ostensiblemente un gran mangual a la espalda y dos guanteletes armados colgaban de su cuello, unidos con un cordel rojo. Una inclinación de cabeza fue toda la deferencia que dedicó a los desconocidos. "Un seguidor de Ilmater" era toda la presentación posible.

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09/06/2014, 11:19
Trixa

Trixa, después de explicar el asunto al mercader —Estoy segura de que si buscas guardias en el gremio, te indicarán un par que sean mañosos, nosotros somos aventureros, nos dedicamos a cosas importantes— siguió al hombre lagarto y guiñó un ojo a Iseo, que ya sabía su nombre, en cuanto Zz'pora les presentó. Y levantó la mano para saludar al hombre triste y a la niña que iba con la clériga.

Joder. ¿Que significa ajusticiar? Bueno, dice algo parecido a "justicia", así que será "hacer justicia". Que será lo que hagamos con ese cabrón.

Por alguna razón el calvo les seguía; de momento se había manejado bien en el combate y había especificado que no quería dinero, así que por Trixa, podría venir hasta el fin del mundo.

Pero estaban llevando mal el asunto, por lo que había escuchado la joven. Así que decidió tomar el Kraken por los tentáculos y se dirigió al borracho. —Dinos lo que sabes sobre esos niños y te pagaremos unas cervezas, y si nos llevas hasta ellos, volveré y te pagaré más aún otro día. ¿Que cuantas? Más de las que puedas imaginar...continuó bajando el tono y añadiendo un cariz misterioso al asunto.

Sí, así si se hacían las cosas.

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09/06/2014, 11:33
Astrad

La llegada de los aventureros le hizo volverse con sorpresa. No se consideraba prejuicioso, pero un hombre lagarto no era la visión más común en las tierras civilizadas, y la crispación que sentía en ese momento a punto estuvo de provocar que echase mano al lucero del alba. Se alegró de no hacerlo; el lagarto hablaba con amabilidad y buen humor, y veía en sus ojos que no tenía mala idea. De buena gana giró la silla para incluirles, feliz de tener alguien más con quien hablar además de Iseo. La cuestionadora era profesional y honesta, pero cada vez que la miraba a la cara veía el reproche continuo por la parálisis de Darra.

-Bienhallados -dijo Astrad con algo parecido a una sonrisa posando su mirada en los tres recién llegados, asintiendo levemente al ilmaterino-. Quizá lo hayáis escuchado ya, pero mi compañera de viaje es Iseo de Candelero. La muchacha es Merry, su asistente, y él es... Bueno, es Rulf. Yo soy Astrad.

No quiso mencionar su afiliación religiosa por encontrarse a la vista y por el ligero regusto hipócrita que le habría dejado en la lengua.

-¿Habéis averiguado algo? Podríamos comparar nuestras notas de investigación.

Habló al hombre lagarto, pues parecía el líder. Tenía un color curioso. ¿Cómo sería vivir cubierto de escamas como una criatura de sangre fría? Seguro que estaba fresquito al tacto.

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09/06/2014, 15:31
Iseo de Candelero

Iseo se limitó a saludar con un breve movimiento de la cabeza mientras Astrad hacía las presentaciones. Levantó, sin embargo, la jarra de cerveza aguada en señal de reconocimiento cuando Trixa, nada menos que la joven guía deslenguada a la que había contratado meses atrás durante la búsqueda de los diarios del Abad Mineforo, le guiñó un ojo.

No era sorprendente que las noticias de Rulf hubieran llamado la atención de unos aventureros. Carne de tabernas y posadas, allá donde la autoridad no podía, o no quería llegar, actuaban los agentes libres, con oídos entrenados para captar cualquier mención de problemas. Especialmente cuando la mención se hacía a gritos.

Era sorprendente que uno de ellos fuera un hombre lagarto del pantano. El Caballero de Chelimber, como se presentó a sí mismo. Armado con una de las extrañas armas de su pueblo, pero acorazado con láminas y mallas metálicas, como un guerrero de sangre caliente.

La mano que apoyaba en el antebrazo de Merry indicaba a la muchacha que podía relajarse. No había nada que temer del exótico individuo.

El hombre de la cabeza afeitada no añadió nada a la presentación de Zz'pora. El orgullo no era habitual entre los sirvientes del Dios Roto, por lo que Iseo interpretó que el hombre consideraba su indentidad como algo secundario, conocida su fe.

Dejó que su mirada se posara en la figura del hombre lagarto un instante más de la cuenta, antes de volver a fijarla en un punto intermedio entre los miembros del grupo.

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09/06/2014, 19:40
Director

Iseo había escuchado hablar del Caballero del Pantano aunque solo de fuentes a las que, hasta ahora, no había dado crédito. Por increíble que pareciera, este tenía que ser el hombre lagarto paladín de la justicia que, reputadamente, no hacía otra cosa que viajar protegiendo a los que lo necesitaban.

Los Siete Honorables era un grupo de aventureros sobradamente conocido en la Costa de la Espada. Se decía que el lagarto era uno de los siete.

Del clérigo de Ilmater, sin embargo, no había oído hablar. Lo poco que sabía de la chica era por su encuentro con ella, meses atrás. Tan solo les podía juzgar por su compañía y por el interés que demostraban en las desapariciones. Iseo sabía bien que del borracho no se podría sacar nada más, pero no interrumpió a la llamada Trixa por el momento.

- Tiradas (1)
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09/06/2014, 19:50
Director

El camarero, un hombre delgado tan corto de estatura que podía tener sangre de mediano, servía cerveza al enano mientras la dama solitaria se revolvía en su asiento, nerviosa y dedicando miradas fugaces a todos. Los sucios aldeanos cuchicheaban y no perdían de vista demasiado tiempo al hombre lagarto.

El borracho llamado Rulf había estado murmurando disculpas y quejas ante la reprimenda de Iseo. Había hecho tiempo para buscar algo más valioso que decir, pero se levantó de su silla exultante al escuchar a Trixa. No había límite al tiempo que podía hablar de cualquier tema, incluso aunque ya lo hubiera dicho todo al respecto. Una cantidad inimaginable de cervezas, aun para alguien que no sabía contar más allá de la docena, era una recompensa valiosísima.

Apenas había abierto la boca el borracho para articular un confuso discurso cuando le interrumpió el golpe de la puerta abriéndose con mucha más fuerza de la necesaria.

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09/06/2014, 20:12
Eddard, hijo de Merek

Un mocetón de quince o dieciseis años había entrado en la taberna como una centella y ahora estaba como petrificado en el umbral. Tenía rasgos delicados y buenas ropas para protegerse del frío, pero era alto y sus brazos decían que sabía lo que era el trabajo.

A pesar del clima fresco ahí fuera, el chico estaba sudando copiosamente. Le temblaban las manos y el labio inferior, como si estuviera a punto de llorar.

—El castillo... No está... Mi padre. Todos. Se... Ha pasado algo... en el castillo...

Señaló hacia el oeste y unas lágrimas humedecieron sus ojos.

—Por favor... Ayuda.

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09/06/2014, 20:24
Zz'pora

—¿Notas? —repitió con perplejidad Zz'pora mientras tomaba asiento —. Mi gente no suele prestar mucha atención a la escritura. Eso sí, a la hora de recitar historias son capaces de estarse horas sentado alrededor de la lumbre sin moverse.

Se echó un trago de cerveza negra en el gaznate, y se limpió con el dorso de la mano sin muchos tapujos.

—No tengo por costumbre tomar notas. Si te refieres a esto —dijo palpándose un libro de viaje unido con una cadenita al cinto—, es un libro de plegarias de Shaundakul, dios al que sirve mi acero.

Apoyó los codos sobre la mesa.

—Respecto a lo de los niños, tengo motivos para pensar que hay nigromancia detrás —dijo en un tono de voz más bajo y mucho menos jovial—. Pero mejor asegur...

La aparición del joven pisaverde interrumpió a Zz'pora mientras hablaba. Zz'pora hubiera enarcado una ceja, pero no tenía. Así que se limitó a parpadear confuso.

—Quiero me sirvan lo que ha tomado él —le dijo a Trixa.

Cartelito amarillo :(