Partida Rol por web

A Partir de Ahora.

Capítulo V

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04/05/2010, 19:50
Francis P. Spencer

Por fin lo había dicho. Sin tramas, sin falsas apariencias, sin disfraces de falsa confianza y control. Se sintió más libre que nunca en su vida. ¿Qué había hecho con él esa niña? No lo entendía y no le importaba. Se sentía feliz. Aún tenso, pero feliz.

Soy yo quien teme no alcanzar tu altura, pequeña, pensaba Francis, fascinado por el brillo que parecía desprender aquella criatura que no temía desplegar su vitalidad como un ave que desplegara sus alas al verse libre. Y aunque el corazón del noble seguía latiendo con fuerza, lo hacía ahora imbuído de una calidez para él del todo desconocida. Le había dejado sin palabras, obligándole a prescindir de la diplomacia que tan poderosa arma había demostrado ser en tantas ocasiones.

De modo que, asombrado por lo débil que se presentaba la línea entre el miedo y el coraje y lo sencillo que resulta borrarla cuando la causa lo merece, se acercó a la joven con total cautela, despacio, dejando tiempo para comprobar si ella respondía. Estrechándola entre sus brazos lentamente, con total delicadeza, hasta posar sobre sus labios el más leve y entregado de los besos. Sólo un beso. Un acto de voluntad pura. Sin trampas ni subterfugios. Sólo un hombre y una mujer, siendo sinceros el uno con el otro de la única forma que podían serlo. La única, pero también la más bella.

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04/05/2010, 20:29
Ethan Byron
Sólo para el director

  La educación y el protocolo lo eran todo, lo primero, o eso decía su padre. Pero la verdad era bien distinta y si no fuera por los prejuicios que su vida le había impuesto puede que la Señorita Hancock, de nombre Darla, un nombre bonito, interesante...místico, erótico, hubiese sido un objetivo más que respetable de sus intenciones. Pero desde luego, no estaba tan convencido de su poder como para insultar a Mr. Hancock en su propia casa.

  Había tenido, no obstante, la posibilidad de cambiarse de ropa, de asearse debidamente y apartar el hedor de la plebe que se había reunido en la Iglesia, y de los que son peor que los vasayos, aquellos nobles de tres al cuarto que creen ser el centro del mundo. Claro que...pensando así Byron se sentía como ellos y eso...le repugnaba.

  Que Dios me guarde de caer en esta degeneración...

http://www.stuarttownsend.org/studor20.JPG

 - Oh, que agradable sorpresa, Señor Hancock.

 Mi carcelero. A estas alturas Ethan pensaba que ya habría tirado la llave y se habría olvidado de él. Sabía del exterior los rumores que escuchaba y a decir verdad, aquella no era la idea de vacaciones que había concebido en el momento en el que visitó la campiña. No le extrañó que ninguno de sus criados estuviese preocupado y...sospechaba que el propio patriarca de la casa Hancock había tomado cartas en el asunto para no darle motivos...otra posibilidad era que estaban tan asustado que aquellas sucias ratas no pensaban en echarle una mano.

  Era...tétrico si se pensaba con detenimiento. Le costaba dormir por las noches después de ver a aquella criatura, pero cuando todo iba olvidandose, cuando la mente relega esos recuerdos al más allá, se encontraba con que no era sino el prisionero de un hombre, su mujer, sus hijas y sus doncellas.

  Almenos tienen una casa de buen gusto... Pensó sacando levemente el labio inferior y alzando las cejas mientras miraba las paredes de su alrededor y los innumerables objetos, recuerdos de la vejez o la niñez de los que habían crecido, sino nacido, allí mismo.

 - Técnicamente...sólo deseaba conocerle. Soy nuevo por aquí, ¿Sabe? - No había dudas, sino naturalidad, y ya no estaba tan seguro de ir al grano después de que un ser llamado..Darla apareciese en su vida.

 - Aunque gracias a su familia y a vos, sin duda, me siento uno más de este agradable lugar. - añadió inclinandose, una circunflexión simple muy bien estudiada. al levantarse se echó parte del cabello hacia atrás para que no le molestase en su semblante.

 - Pero...ya que no quiere que hablemos con rodeos...- no bajo la voz, pero parecía tener muchas cosas que expresar y con mucho ánimo, desde luego era un hombre que, dentro de las relaciones sociales, no tenía ningún miedo a decir lo que pensaba. Era franco y eso ya era más de lo que era mucha gente en aquella campiña.

 - Si permite mi opinión, mantendría vigilado a Jean Antoine, tengo entendido que le tiene echado el ojo a su herencia, y ya sabe como son estas cosas.

 Las mujeres no son objetos que se puedan poseer, mucho menos medios para alcanzar un fin tan pueril como el dinero.

 No son asunto de negocios.

 Afirmó con rotundidad, expresaba lo que sentía y pensaba, era sincero.

 - He podido observar que su hija le tiene...cierto...digamos.. - Separó los dedos de la mano derecha y con el pulgar hizo girar el anillo de su dedo corazón. - aprecio, quizás por algún tipo de encaprichamiento.

 Pero Byron intuía que el Señor Hancock no estaba allí para escuchar aquello.

 - Se lo digo con la mayor de las inocencias...por supuesto, y no es de otra forma pues os lo digo no por otro motivo que porque os respeto a vos y a sus hijas. A su casa, su nombre y su sangre.

 Expresó muy cordialmente Byron.

 - Respecto a su hija...la Señorita Claire, he de reconocer que su belleza me robó el corazón en el momento en que la vi y su elocuencia más de un suspiro afortunado.

 Cuando fui a la iglesia fui en su ayuda, pues las doncellas estaban preocupadas, le dije que las sacaría de allí y que las protegería, a sendas damas, y ahora, no me siento liberado de esa responsabilidad. Si usted me entiende, aún cuando sé que no hay lugar más seguro que junto a su padre.

 Le sonreí y asentí con moderación.

 

 

 

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05/05/2010, 11:40
Elizabeth Cornwell

Los dibujos que ella entre sus brazos llevaba, cayeron al suelo, esparcidos entre la hierba, casi con naturalidad...

Él se acercaba, y ella, nerviosa, pero decidida, le miró a los ojos.
Cuando sus labios se juntaron, Liz creyó que debería de estar muerta, porque aquélla sensación, sin duda alguna, no podía ser terrenal...

Un escalofrío recorrió su cuerpo, mientras la presencia de Francis tan cercana a ella la hacía sentirse feliz de una extraña manera...

Correspondió al beso de forma dulce, inocente, y también algo torpe, puesto que jamás había conocido algo así antes.
Cuando se separaron, Liz sintió sus mejillas arder, y como si en su estómago revoloteasen miles de mariposas.

La joven volvió a mirar al Lord, sonrió alegremente, y señaló:

-Gracias...-Le tomó de una mano, suavemente.-Ahora su puntuación como hombre acaba de subir, Lord de Heddington...-Añadió, más pícara que nunca.-Espero que continúe ascendiendo más y más...-Rió de forma cristalina, realmente feliz.

Sólo entonces se dio cuenta de que en el suelo se hallaban sus bártulos de dibujo, y se apresuró en recogerlos, aún riéndose de lo tonta que había sido al dejarlos caer...

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05/05/2010, 13:17
Francis P. Spencer

Cuando se separaron, Francis se sintió lleno, completo. Sintió que no sólo estaba haciendo lo que debía, sino también lo que quería. Pareció como si todo pasara muy deprisa... simplemente porque no quería que acabase. Quería seguir cerca de ella, y permanecer allí para siempre.

- Hasta Patrick, que es casi como mi hermano, me trata de cortesía. Así que, por favor, llámame Francis... Liz - comentó, y rió divertido, contento de poder contagiarse de la espontaneidad y la decisión de su joven compañera.

Sin dejar de mantener la mirada, se agachó para ayudarla a recoger.

- Todavía no he podido contemplar esos dibujos. Sinceramente, me encantaría verlos.

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05/05/2010, 16:33
Mary Ann Windsor-Hancock

Aquella mujer me irritaba solo de existir, cuando menos si habría su bocaza para mandarme callar. Asumir que era la mujer de la casa era duro, pero ver como descaradamente demostraba que solo era el interés lo que la retenía allí era humillante.

Iba a reprochar abiertamente sus palabras, cuando Claire hizo un gracioso numerito, me hizo sonreír, al momento me vi imitándola: Disculpe señor Lesdiguiers, lamento que mis palabras le hayan ofendido, no era esa intención. Debo ser muy torpe, será mejor que mantenga mi lengua en otros menesteres.

Después dije con un perfecto acento francés: Il peut-être ait raison et soyez equivocada, il sûrement est vous un grand expert en des questions affectueuses. Donc il pourrait être mon professeur, puisque je ne précise pas professeur de français... il ainsi laisserait d'être une niñata et il parlerait avec plus connaissance de cause et ne tellement à la légère.

Notas de juego

perdonar si está mal, he usado un traductor, ni papa de francés jajajajjaa :P

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05/05/2010, 16:40
Mary Ann Windsor-Hancock

Después dije con un perfecto acento francés: Il peut-être ait raison et soyez equivocada, il sûrement est vous un grand expert en des questions affectueuses. Donc il pourrait être mon professeur, puisque je ne précise pas professeur de français... il ainsi laisserait d'être une niñata et il parlerait avec plus connaissance de cause et ne tellement à la légère.

Notas de juego

Traducción:

Después dije con un perfecto acento francés: Quizás tenga razón y esté equivocada, seguramente es usted un gran experto en cuestiones amorosas. Así que podría ser mi profesor, ya que no necesito profesor de francés... Así dejaría de ser una niñata y hablaría con más conocimiento de causa y no tan a la ligera.

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05/05/2010, 17:44
Claire Windsor-Hancock

Notas de juego

Dos cosas: No somos las Hancock, somos las Windsor-Hancock y, hermana, al menos nos hubieras puesto la traducción xDDD

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05/05/2010, 17:50
Mary Ann Windsor-Hancock

Notas de juego

Lo siento hermanita, solo he puesto la traducción a Jean, ya que se supone que no sabes francés, al igual que nuestra madrastra. Lo siento, pero tranquila solo es una chorrada, nada importante, y nada de ti. ^^

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05/05/2010, 19:04
Elizabeth Cornwell

Liz sonrió ante la petición del Lord...

-Está bien... Francis...-Señala divertida.-Lo cierto es que... ¡Es un alivio no tener que depender de las formalidades!-añade, animada.

-Aunque... Lord Heddington también me divertía utilizarlo...-pensativa...-No descartes que vuelva a usarlo de vez en cuando...!-ríe, feliz.

Conforme recoge los dibujos, se los va pasando a Francis, para que los vea, los cuales son de una calidad bastante buena. Entre las hojas, se pueden ver varios bocetos de paisajes, de los jardines de allí, o de sus hermanas distraídas... Pero... Hay una hoja que se guarda de forma disimulada, como quien no quiere la cosa, e incluso empieza a hablarle para evitar toda atención sobre la misma...

-Entonces... ¿Te gustan...? No soy muy buena aún... Debo aprender más... Pero... Bueno... Todo esto lo he ido haciendo por mi cuenta... No he tenido más profesor que la propia realidad que se muestra ante mí...

Se sienta en la hierba mientras aguarda a que él termine de ver los dibujos..

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05/05/2010, 19:17
Francis P. Spencer

Francis, arrodillado, contempla los bocetos con detenimiento, dedicando un buen rato a cada lámina. Conocedor de que la obra de todo artista es un reflejo de su esencia.

-¿Hay acaso mejor maestro?

Francis no apartaba la vista del papel, como no se apartaba la sonrisa de su cara. Las obras de la doncella mostraban una belleza pura, desnuda, libre de artificios o de ornamentación innecesaria.

-Bueno, no soy muy versado en bellas artes, pero no hace falta serlo para darse cuenta de que aquí hay talento.

Finalmente le dedica una sonrisa traviesa, como las que tan bien se le dan a ella misma. No se le ha escapado el gesto de guardar una de las hojas.

-No obstante, algo me dice que lo que no he visto es lo más interesante...

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06/05/2010, 03:11
Patrick Collins

Cuando su señor desmontó, él tomó las riendas de su caballo, viéndole marchar detrás de la señorita Elizabeth. Sabía que le gustaba, y que no había cejado en su empeño a la hora de cortejarla. Pero ella era un alma libre, e iba ser dificil conciliar ambos carácteres. Eran como polos opuestos, pero de los artilleros aprendió que los imanes de distinta carga se atraen el uno al otro.

Entonces la miró desde el caballo, sentada como estaba sobre la hierba con una brizna entre los dedos. Sonrió despacio, sintiendo paz y tranquilidad. Una paz que ella le inspiraba, y que sentía desde que estaba con ella, y las grandes preocupaciones se habían marchado.

Descabalgó con tranquilidad, dejando los corceles sueltos para pastaran un poco. Sabía que no se iban a desmandar, ni saldrían cabalgando lejos de allí. Aquel era su hogar, y se sentían agusto. Tenían pasto fresco y cobijo, y eran animales bien domados de sangre pura. Unos excelentes corceles, pero también muy caros, solo aptos para un bolsillo como el de su señor.

Caminó hasta ella sin perder la sonrisa, observándola. La suave brisa mecía sus cabellos de forma indolente, como una caricia. Era la muchacha más bonita del mundo, y en ese momento no habría admitido discusión alguna. Se sentó a su lado, con calma, escuchando la melodía del cercano bosquecillo, con el rumor de las aguas y el canto de los pájaros. Aquel era un lugar de ensueño, sin duda alguna, pero el paisaje más bello, para él, estaba frente a sus ojos.

Posó una mano sobre las suyas, como midiéndolas con una media sonrisa. Eran tan pequeñas, y aparentemente frágiles, comparadas con las suyas. Su piel era tersa, suave como la seda, y su tacto ligero y cosquilleante como el de una pluma. Durante un momento, dejó que el silencio fuera el único que hablara por ellos, y que el único lenguaje que emanara de sus cuerpos fueran las caricias y las miradas. Caricias en las manos, en el pelo, en el cuello... Ella era un mundo, un mundo que quería conocer, y al que dedicaría el resto de su vida.

Al cabo, selló sus labios con un beso, un beso dulce y despacioso. Realmente, tenían todo el tiempo del mundo.

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07/05/2010, 01:05
Elizabeth Cornwell

Elizabeth sonríe ante el comentario de Francis...

-Oh, gracias... Me hace feliz que lo reconozcas... Aunque...-pensativa...-Sigo pensando que he de mejorar... Sobre todo la figura humana... Es bastante difícil de hacer...

Sonríe de lado, cuando él insinúa que ella esconde algo...

-Oh... No... No... ¡Qué va! Estoy segura de que son imaginaciones vuestras, milord!-Señala en tono jocoso, mientras se recoge rauda el resto de bocetos y se pone en pie, traviesa...-¡Jamás os escondería nada!-En tono solemna, tras lo que le hace una graciosa reverencia, para luego salir casi corriendo en dirección a la casa....

Se gira un poco, mirándole, y añade:

-¿No creéis que de repente se ha puesto más frío? ¡Estoy segura de que deberíamos ir a abrigarnos...!-agrega, tentada de reírse. Está claro que intenta desviar su atención.

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07/05/2010, 01:45
Francis P. Spencer

Aún arrodillado sobre la hierba, con gesto inquisitivo, el hombre presta atención a las excusas de Liz. Tras su comentario sobre la temperatura, permanecen un rato en silencio, Francis totalmente serio. Tras unos segundos, en los que suponía que ella era consciente de lo pobre de sus intentos por desviar su atención, no fue Liz sino Francis quien estalló en una sonora carcajada.

- Creo que está claro que no nos moveremos de aquí hasta que vea esa hoja.

Y de repente vuelve a torcer el gesto, frunciendo el ceño, tornando su carcajada en una media sonrisa, como la de quien se dispone a hacer algo que no debe.

- No querrá obligarme, señorita Elizabeth - habla despacio, remarcando el trato de cortesía - obligarme a quitárselo de las manos, ¿verdad? No sería propio de un caballero...

Y comienza a acercarse a ella, lentamente, aún arrodillado, inclinándose hacia delante. ¿Qué otra cosa si no? No pretende violar su intimidad, pero puesto que ella también parece tomárselo a juego, Francis se permite insistir un poco. Cualquier motivo para acercarse es bueno. Se divertía con aquella joven, de un modo libre y sin pretensiones. En ese momento, no le importa esperar un poco para ver qué hay en la hoja.

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09/05/2010, 19:11
Elizabeth Cornwell

Liz alza una ceja, desde luego no se esperaba aquél golpe bajo de su parte...

Fingiendo sorpresa, señala, "ofendida":

-Ohhh... Conque ésas tenemos, Lord Spencer... Vaya, vaaaya...-sonríe de lado, mientras le ve acercarse.-Ha de saber usted, que se me da muy bien correr... Y que podría hasta utilizar "métodos extremos" para salvaguardar mi... Secreto...-señala la última palabra con un halo de misterio, realmente divertida...

Da un paso hacia atrás...

-Realmente ignoraba que una cosa tan simple pudiera hacerle perder su pasibilidad, milord...-sonríe traviesa...-¿Quiere eso decir que con todo es igual...? Su máscara de Lord Frígido se está rompiendo... Y eso... No me desagrada en absoluto...-Ríe ahora ella.

Sinceramente está disfrutando con todo el asunto, se notaba a grandes leguas.
Sólo esperaba que Francis no se cansase muy rápido del juego...

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09/05/2010, 19:54
Francis P. Spencer

Francis se puso en pie y se inclinó para acercar su cara a la de Liz, como si intentara intimidarla. Obviamente, formaba parte de la broma, como ponía de manifiesto su amplia sonrisa.

-Si desea usted correr, señorita Elizabeth, sepa que mis propiedades se encuentran a su total disposición. Sepa también que, inevitablemente, la alcanzaré.

Acompañó esta última frase con un gesto de fingida arrogancia, como un reto. Se sentía enormemente satisfecho al ver que ella se divertía, que realmente podían abandonar esa barrera de apariencias, normas y convenios y limitarse a, simplemente, compartir un momento agradable. Se preguntaba qué pensarían de él sus empleados, u otros miembros de la nobleza, o el propio Patrick o las hermanas de Liz si le veían comportarse como un crío. Pero lo cierto era que se divertía como un crío.

Casi olvidaba que tenía que reunir al resto para decidir alguna medida en cuanto a la noticia de la falsa cuarentena, pero tenía tiempo y por primera vez quería disfrutar de él.

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09/05/2010, 22:19
Elizabeth Cornwell

Liz aguanta la mirada del Lord, sin venirse abajo en ningún momento.

-Uhmm... ¿Debo tomar sus palabras como... Una amenaza...?-sonríe leve.-Eso no es propio de un caballero...-Con la mano libre le toca la punta de la nariz, tras lo cual, sin previo aviso, sale corriendo recogiéndose el vestido con una mano, mientras que con la otra lleva sus dibujos.

Ríe mientras corre buscando un sitio hacia donde escabullirse.

Finalmente decide esconderse entre los árboles de un pequeño boscquecillo a un lado del jardín.
Su corazón late con fuerza, tanto, que le parece que cualquiera a metros de distancia podría escucharle...

Se sonroja de repente. En realidad... ¿Qué estaba haciendo...? Eso no era propio de una señorita... Pero... ¿Cuándo ella se había comportado como tal...?
De todas maneras...

Sólo era un dibujo... ¿No?

Pero... Le resultaba imposible mostrárselo ahora.
No de momento al menos. Se divertía así, y no sabía cuánto podría durar todo eso...

Las formalidades luego le impedirían estar así...
Y en parte la desanimaba un poco...

Por eso...
No pensaba ceder ahora. No hasta que él buscase la forma de vencerla y con la que ella estuviese de acuerdo...

Por supuesto...

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09/05/2010, 23:10
Francis P. Spencer

El orgulloso y altivo Lord Heddington llega al escondite de la muchacha poco después, jadeando, sudando y tambaleándose.

-Muy bien... ahora nadie puede vernos... estás... a mi merced...

Sin recuperar aún el aliento, se acerca a Elizabeth para agarrarla, o para abalanzarse sobre ella. En realidad no está muy claro lo que pretende, pero no importa ya que, sea lo que sea, no lo consigue. Agotado, cae sobre la hierba arrastrando inevitablemente a la joven, que cae con él.

-¿Crees que no conozco los escondites de mi propia casa?

Habla e intenta reirse en el suelo, pero se da cuenta de que está exhausto. Parece ser que para algunas cosas, la diferencia de edad es, efectivamente, un problema.

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10/05/2010, 11:08
Anabel Cornwell

Notas de juego

agape posteas tú o yo otra vez? XD

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10/05/2010, 12:01
Elizabeth Cornwell

Elizabeth evita un grito de sorpresa cuando ve que el Lord la encuentra sin problemas:

-¡Eso es injusto!-se queja, divertida, preparada para escabullirse, cosa que no es necesaria, debido al repentino cansancio de Francis.

Eso sí, ambos caen sobre la hierba, Liz lanzando cristalinas carcajadas realmente sintiéndose feliz de esa manera.

Cuando sobre la hierba yacen, Liz deja sus dibujos con cuidado a un lado, y le mira a él, a la cara, sonriendo:

-Vaya... Parece que mi señor no logra recuperar el aliento tan rápido como suponía...
-Le vuelve a tocar la punta de la nariz, de forma descarada, riéndose una vez más.-Creo que gano yo...-señala, convencida y traviesa.

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10/05/2010, 12:06
Hypatia

Posteo yo, miren que ha cambiado un poco la situación ^^