Partida Rol por web

El viaje continua, poco a poco el cielo se oscurece llegando la noche, la caravana se pone en circulo y el campamento consume una parte de los pocos recursos que tiene, el capitán Scheller os ofrece comida, y os explica que durante la noche habrá 5 guardias por turno para proteger el campamento.

Tanto la elfa como el humano, no han aparecido.

Llevais unas horas de camino, el rastro esta claro incluso por alguien que no sepa seguirlos, el pasar tanta gente por este sendero sin duda deja marcas, el bosque ha sido un constante foco de ruidos por los laterales del camino. Finalmente la noche llega, cuando finalmente la noche cae completamente, a lo lejos aparece una luz resplandeciente, seguramente una hoguera.

Ungrim se acerca al capitán y se ofrece como guardia en uno de los turnos. Estar todos los días de brazos cruzados no era lo que había esperado de este viaje. Sin duda seguía enfadado con toda aquella gente por haber abandonado a su suerte a sus congéneres humanos pero realmente pedía hacer la guardia porque había aprendido a cuidarse la espalda a si mismo, durante todos estos años.

 Cahir caminó en silencio durante todo el camino. Alerta. Aunque seguro que la elfa tenía mejores sentidos para detectar ruidos o emboscadas, no era Cahir un rastreador, precisamente. Pero, cuando les sorprendió la noche, observó el brillo anaranjado que caracterizaba el fuego de una hoguera. Luego, poco a poco, pudo observar el brillo intenso del fuego. Entonces, instintivamente y amparado por la oscuridad, Cahir se agachó sin quitar ojo del fuego.

 - Ionor... - Susurró. - Mira allí. Sería prudente acercarnos un poco, sin que nos vean, para investigar si son los nuestros o las bestias.

La comida es bien venida, el estomago me hacia mas ruido que una manada de caballos salvajes, pero esta es mi vida y de momento me gusta. Escucho las palabras del enano y hacercandome mientras arrastro los pies ligeramente debido al cansancio le digo - az una parte de la guardia y luego despiertame a mi compañero, asi hare yo la otra mitad de la guardia - no se me termina de esbozar ni una sonrisa, me da pena tanto sufrimiento y tantas calamidades por parte de esta gente, pero asi es la vida, unos fuertes y otros debiles.

Me siento un rato ha escuchar a los soldados, siempre es buena fuente de información, para en un rato irme a dormir.

-Déjame a mí ese trabajo, Cahir.- susurró la elfa a su compañero.

Ajusto las traviesas de las armas, ciñó la capa con el cinto. Se desprendió de la mochila y se la tendió a Cahir.

-Me será más sencillo hacerlo sin esta impedimenta.

Se dispuso a avanzar con cuidado, mirando el suelo que pisaba, para poder ver sin ser vista.

Gracias amigos.Aunque hace una pequeña cara de sorprendido seguramente por hacer media guardia cada uno, la relaja. No os sentís obligados, ya habéis echo mucho en el puente. Su voz es tranquila y sincera

A medida que pasan las horas el campamento consume una parte de sus recursos alimenticios y empieza a retirarse bajo las mantas. El silencio se apodera del campamento, la primera ronda de vigilancia, intenta proteger la caravana con la escasa luz de la hoguera central.

Poco a poco te vas acercando hasta reducir la distancia suficiente para apreciar algo mas que una simple luz, parece ser un campamento de 3 carros y varia gente, muchas de ellos están al suelo sin moverse, de pie mirando alrededor hay 5 sombras armadas, una de ellas como si estuviera arrodillada o fuera mas baja del normal.

Parece ser que no te han visto.

Con toda la sutileza posible, Ionor observó el campamento desde la distancia para asegurarse que no eran bestias malditas. Una vez tranquilizada al respecto, volvió hacia donde estaba Cahir para informarle de que había un grupo acampado delante.

De entre los árboles surgió la forma esquiva de la elfa.

-Cahir, hay un grupo acampado un poco más adelante. Probablemente sean los nuestros. ¿Vienes?

 -¿Probablemente? Ionor, pensé que los tuyos disfrutábais de una vista aguda.... ¿no estás segura? Será mejor que lo comprobemos antes de aventurarnos. Volvmos, silenciosos y alejados, a comprobar si son o no bestias. - Recomendó el joven humano, que no quería sorpresas.