Partida Rol por web

Justo cuando todo parecía más tranquilo, la caravana ha tomado un aire bastante frenético. Ha sido aparecere el enano entre la maleza y todo el mundo ha corrido a socorrerle, a preparar una cama para la elfa y a preguntar insistentemente por lo ocurrido. Pobre Ungrim. Cahir siguió tomando tragos de un dulce licor pensando si debía acercarse a escuchar qué había ocurrido o si debía vigilar un rato más. Qué diablos, voy a ver qué se cuece entre la gente.

Poco a poco, entre vapores de hierbas y calmantes de diversos tipos, Ionor fue regresando a la consciencia. Las heridas habían sido brutales, y la habían acercado demasiado al borde del Páramo Infinito.

Conforme pudo intentó enterarse de lo pasado en su inconsciencia e incluso valoró el papel del enano en su salvación.

Una tarde, apenas se pudo levantar, se acercó al enano mientras este ponía a punto su equipación.

-Ugrim, aun no te he dado las gracias. Y te debo muchas, ya que mi vida te pertenece por salvarla. Muchas gracias.- Cierto es que en todo momento el color rojo adornaba su rostro, pero ella era una guerrera, no un bardo.

Ungrim casi completamente restablecido de la dura lucha da las gracias a la anciana y escuchando las palabras de la elfa responde:

- No me debes nada elfa, no quiero que te sientas en deuda conmigo, simplemente luché para salvar mi vida, tu habrías hecho lo mismo.

Poco a poco el campamento se tranquiliza y la gente vuelve a la cama a intentar dormir para aguantar el dia agotador de mañana.

Ungrim cuando todo se relaja se retira a descansar, ya habían tenido demasiadas complicaciones ese día.

Mañana seguro que no será mejor que este, elfos, hombres bestia, en este bosque hay de todo tipo de escoria.

Ionor se dirigió con paso cansado hacia su lugar. Se tendió entre las pieles, soltando un pequeño gemido de dolor por las heridas recibidas.

Sin poderlo evitar, se le escapó un sollozo. Se sentía hundida, humillada porque un enano hubiese tenido que salvarle la vida. Era una guerrera, debería poder con un puñado de bestias y con mucho más.

Tras el nerviosismo vivido en el campamento a la llegada del grupo algunas respuestas han sido suficiente para calmar a la mayoría de vecinos. Entre ellos a Cahir, que vuelve al punto de guardia y apura, en dos sorbos, su botellita de licor. El tiempo pasa rápido y cuando percibe que ha pasado el tiempo suficiente busca alguien para que le sustituya en la guardia; está cansado y debería dormir.

Ungrim ante la actividad del día anterior decide quedarse en la carreta el mayor tiempo posible sin ser molestado.

La guardia me cansa en extremo y despues de una charla interesnte con Cahir, me entretengo el resto de la guardia a comprobar mi ballesta y mis virotes, para comprobar que todo esta en orden. Miro de un lado a otro cada poco, atento a cualquier sonido de amenaza, nunca se sabe en este inmundo bosque.

Ionor se levantó cuando el campamento volvió a la vida con las primeras luces del alba. Su cuerpo se quejaba de la falta de descanso real, de la incomodidad del suelo, y sus ojos aun mostraban trazas de su llanto nocturno.
Lo primero que hizo al levantarse fue borrar todo rastro de debilidad. Un poco de agua fría en la cara, algo de aire, y ya estaba de nuevo bien. A continuación, encendió una pequeña fogata en la que calentó viandas para poder alimentarse. Antes de darse cuenta, había apartado dos raciones más.

Echó a andar hasta donde estaba el enano dormido, dejando a su lado una escudilla con un poco de carne caliente y un vaso con licor que había sustraido de vete tú a saber quien. Después, encaminó sus pasos hacia el lugar de descanso de Cahir. Posó en suelo alimentos similares a los del enano, y se sentó al lado de él a ver cómo descansaba. Su sueño parecía plácido, e Ionor no se resistió a deslizar una mano por el flequillo del durmiente y a posar un beso en sus dedos y apoyarlos levemente en la frente del humano.

Eres desconcertante, humano. Muy desconcertante. Y me haces serlo a mí también.

La caravana finalmente después de desayunar algo, vuelve a su ritmo de viaje.
Durante la mañana siguiente del combate, no ocurre nada relevante, el bosque continua siendo oscuro y opresivo pero siempre silencioso, como la calma que precede a la tempestad. A mediodía los exploradores que manda el capitán Shciller regresan con una mala noticia.

El capitan despues de hablar con ellos, reune a los guardias y nuestros heroes del puente, parece ser que mas adelante han hallado los restos de una emboscada, y el camino esta bloqueado con cadaveres. Habra que despejar el camino de los cuerpos y los restos de la caravana para que la comitiva pueda continuar su camino.

El capitán propone que una docena de hombres capaces y vigilantes se acerquen a la posible emboscada y retiren los cadáveres. El padre Dietrich, también acompañara la comitiva para bendecir a los muertos y Nana por si hay algún superviviente. El capitán mira al resto por si tienen algo que decir al respecto.

Parece que el opresivo bosque se ha relajado, o quizas nos hayamos acostumbrado a su pesado abrazo, es verdad que las largas jornadas de caminatas y silencio parece que ya quedan atras, y nuestro objetivo queda cerca, en un alarde de misericordia por esta buena gente que tiene que luchar cada dia por su vida, me acerco al capitán con las armas bien a la vista, y esquivando a algún guarda espalda, con el mas serio de los lutres y con el mayor respeto que puedo dar a alguien que no me paga:

-Señor, creo que apesar que todos estamos cansados y que esta gente se esta ganando a pulso salvar el pellejo, creo que deberiamos apurar un poco mas la marcha, asegurando llegar lo antes posible - espero que no empiece con arengas de que llevamos mujeres y niños, solo que entienda que si quiere salvarnos el pellejo en especial a mi, deberiamos apurar un poco la marcha y ya descansaremos entre unos buenos muros.

Despues de una semana, de dura caminata, solo me alegraba sentarme exporadicamente, cuando teniamos un rato ha hablar con Cahir, gracias ha él no habia perdido la cordura y esto me parecia un desfile militar, de hermanos de armas, mas que una huida a la desesperada por en medio de un apestoso bosque.