Partida Rol por web

De lejos a unos 20 metros veis dos siluetas, una mas delgada que la otra, no parecen engendros, por lo menos no llevan cuernos.

La cara de preocupación del enano me asalto el sueño, pasa algo, no se ni de donde ni porque ni cuando, solo se que esa cara y ese sobresalto mientras dormia no es normal, automaticamente me calzo las botas y busco instintivamente mi ballesta que esta al alcance de la mano. Escrutinando la zona me preocupa los hombres de alrededor, estos que duermen entre ronquidos, si nos atacan quizas seamos pocos con posibilidad de defendernos en condiciones.

Con el pulgar hacia arriba señalo que estoy despierto y casi preparado para lo que sea, quizas no tanto para correr, pero en medio de un bosque y en plena noche, no creo que sea lo mas saludable encontrarse con una pica clavada o un puñal por la espalda, que demenos echo ahora mis lejanas tierras Tileanas, el calor del verano y el pasto seco y poco poblado de sus llanuras. Que recuerdos y que mozas!!

Dos siluetas escondidas por la luz que emite la hoguera, se quedan de pie mirando hacia vuestra direccion, una es de tamaño humano la otra mas pequeña

Paso a paso Ionor se acerca a la hoguera, reconociendo casi sin duda a las dos figuras en la hoguera como sus compañeros de hace poco tiempo.

-Buenas, señores.

Cuando aparece con tanta naturalidad de entre los arbusto se me escapa una maldición:

-Malditas razas antiguas, que un rayo las ... - mientras dejo la frase a medias, con cara de dormido  y cabreado miro por detras de las orejas picudas, quizas no venga sola y nunca sabes que te puede estar persiguiendo por el bosque en medio de la noche. Con la mirada perdida, entre parpadeos de puro sueño tengo la garganta seca y encima me toca la guardia, esta noche y el día que me queda pinta muy pero que muy largos.

-¿Qué tal luce la noche, micer Weber?

Ionor sonrie con el pequeño susto dado al vigilante.

Y eso que no he ido muy sigilosa precisamente.

Ionor presentaba un corte en la cara y manchas de barro en las rodillas y codos. Parecía que se las había querido limpiar, pero no había sido capaz de eliminarlas.

El Enano viendo como el intruso era su compañera y que venía herida dirige la mirada hacía el lugar del bosque por donde ha salido y salta del carro para dirigirse hacía su compañera en caso de que algo la persiguiera.

- No creo que pasear sola por el bosque sea muy conveniente. ¿Que tal os fue por el poblado?

-No os preocupeis, Ungrim, que Cahir me acompaña. Y la verdad es que el pueblo nos fue francamente mal. Estos humanos no desean salvarse por sí mismos sino que vengan a sacarles las castañas del fuego en el instante que ellos desean. Lo cual no pienso hacer más.

Con un gesto al enano, le indico que hacemos el cambio de guardia, ahora permanecere atento lo que quede de noche.

Tenemos nuevos compañeros y un par de brazos extras nunca bienen de mas en estos condenados bosques. Me siento en lo alto de una carreta, sere un objetivo mas claro pero vere mas lejos. Mientras me siento mordisqueo un cacho de carne salada, no es la peor que he probado pero seguro que alimentara algo.

Finalmente el grupo se repliega nuevamente, el campamento en pocos minutos vuelve a quedar en silencio y en calma.

Poco a poco van pasando las horas, tanto weber como el enano han terminado los turnos y ahora esta Cahir y varios milicianos mas, cuando el joven de pelo oscuro escucha llantos y gritos de varios niños y se encuentran algunos de ellos deambulando por el campamento a grito pelado.

NANA, NANA! donde estas?!

Un rápido vistazo en el campamento revela que no esta en el, poco a poco y de nuevo se van levantando los guardias que duermen y algunos del pueblo, por supuesto el capitán es uno de ellos.

Cuando llega junto a cahir ya puesto al día, tiene el ceño fruncido.

Solo nos faltaba esto, nuestra mejor y única sanadora, se ha esfumado, no podemos perderla.

Ungrim se despierta alterado por los gritos de los humanos:

- ¿Que demonios pasa aquí? - dice Ungrim malhumorado cuando se acerca a uno de los que están alterando la tranquilidad de la noche.

- Seguro que vuestra curandera se ha metido en el bosque para buscar plantas para curar y todo eso que suelen hacer los curanderos no? digo yo, vamos. De todas formas seguro que no es la primera vez que lo hace, es normal que las plantas se busquen en los bosques como las piedras preciosas y los minerales se buscan bajo tierra.

Es una buena suposición, sin duda. Pero si ha salido sola por este bosque, esta en grabe peligro, como podéis saber. El bosque Drakwald como sabéis esta lleno de peligros.

Alguien debería ir a buscarla, no podemos correr el riesgo de perderla.

- Me sorprende como siempre la ambigüedad de vosotros los humanos - dice Ungrim al anciano - Esta anciana en concreto merece que un grupo se adentre en el bosque y arriesgue su vida pero sin embargo un poblado entero no merecía una parada de cinco minutos para avisarles de la horda de bestias que se les venía encima.

- Esta bien, si viene alguien más conmigo estoy dispuesto a adentrarme un poco en el bosque, si puede ser alguien más capaz que yo para seguir rastros y huellas porque no me apetece perderme en el bosque.

Mirando a diestra y siniestra, se me dibuja una sonrisa en la cara, meterme yo en ese mal sucio bosque lleno de goblins o vete tú a saber que, no gracias, nadie me paga por esto, un simple razguño puedo curarmelo yo solo, en bastantes campañas he estado.

Mirando al enano y esperando que el capitán me escuche: -yo quedare aqui a buena merced, cuidando de las carretas y estos niños que gritan con desesperación - en un susurro -esperemos que sin razón - ademas no es una posición ventajosa la de un ballestero en medio de robustos arboles.

Mirando toda la acción me quedo en silencio sin el mas minimo interes de adentrarme en el bosque.

- Si sin duda es mejor posición para un ballestero estar agazapado detrás de una protección sólida y a varias leguas de distancia del peligro - dice Ungrim a su compañero con tono sarcástico