Partida Rol por web

Soy Fyara, la doncella del bosque. respondiendo a tu educada presentación.

Erïum...

Ladea la cabeza mientras repite tu nombre de nuevo.

Erïum... 

¡Ya lo recuerdo! Yo conocía a un elfo llamado Erïum, pero tu no eres él

se vuelve a acercar a ti gateando entre las raíces de los arboles como si tal cosa

¿Quieres jugar conmigo Erïum Dûïn? Estoy taaan sola...

Llega finalmente hasta ti y se abraza a una de tus piernas

Anda... quédate conmigo. dice mirándote desde abajo con cara de pena, pretendiendo causar compasión. 

Eriüm mira al ente con curiosidad pero con cautela. Lo que debo hacer antes de nada es despertar a todos, no tenemos tiempo que perder... pero este ser parece un elemental del bosque y la pregunta es... en que bando estará?

No quería enfadarle puesto que sabía que ella era la causante del profundo sueño el el que la comitiva se encuentra, pero no tenía tiempo para perder jugando con una doncella del bosque, había mucho en juego así que buscó las mejores palabras y la forma más delicada para hacérselo saber.

Encantado de conocerte Fyara doncella del bosque. No creo que nos conociéramos de antes y para mí sería un placer poder jugar contigo, pero ahora carezco de tiempo. Eriüm señala a los demás con su mano derecha. Tenemos que seguir nuestro camino y te suplico me ayudes a despertar a mis compañeros...

-Perdoname Yrvis, no he querido que pases por ese momento-

Pronto Holdio vuelve a recostarse.

-Esperaremos a que esta herida sane y luego veremos que deberíamos hacer.-

uuuuufffff duele mucho

una mueca en la cara del monje se dibuja cuando se acomoda para descansar. Nota que esta reducido de movimientos y tendrá que descansar lo mas posible.

Después del abrazo Jokibin habla contigo...

Será mejor que la lleves siempre encima. Me ha costado mucho y no quiero que te la tomes demasiado tarde. Tenla siempre contigo porfavor...  Si mueres todo esto dejará de tener sentido.

Todos salís de la caravana y os encontráis con que el campamento de mercaderes se ha esfumado.Solo parece que se han dejado un par de caballos que pastan cerca de unos matorrales. Te parece sorprendente que se hayan marchado tan rápido... algo en todo esto te huele mal.

¿Que sucede? pregunta Jokibin que no puede ver lo que esta sucediendo.

Los mercaderes ya no están aquí, todo el campamento se ha ido. Esto es muy extraño... le informa su hermano.

Los mortales y sus prisas...  ¿Por que siempre andáis corriendo de aquí para allá?

Fyara se levanta sinuosamente y te rodea lentamente mientras habla. Da vueltas a tu alrededor caminando sin prisa...

Por que no descansas un poco Erïum Dûïn... te susurra al odio al estar detrás de ti.

Tus amigos están muy cansados. Seguramente duerman un día entero. Por que no aprovechamos ese tiempo... ya que solo puedo tenerte como compañía ahora. Si dejo que te marches... puede que jamás vuelva a verte.

Finalmente en una de sus vueltas te abraza por la espalda entrelazando sus brazos alrededor de tu cuello. En ese momento te das cuenta de que tu cuerpo tarda en reaccionar a los que está sucediendo. No has tenido tiempo siquiera de pensar si quieres oponer resistencia o no, hasta ahora...

LUCRECIA

El camino hasta Lucrecia se hace corto, pues te pasas la mayoría del trayecto durmiendo. Cuando vuelves a estar despierto te das cuenta de que la carreta se ha detenido. Echas un vistazo alrededor y no parece haber nadie. Solo esta tu amiga Yrvis que parece haberse quedado dormida a tu lado...

Oyes el repicar de las gotas de lluvia sobre la lona de la carreta. El paso de los caballos sobre las calles adoquinadas. El murmullo de la gente que corre a refugiarse en sus casas.

Sigues encontrándote muy débil y te cuesta trabajo incorporarte. Al abrir la lona y mirar al exterior te ves en una calle ancha, seguramente sea la calle principal de la ciudad. Los balcones están llenos de flores y las puertas están pintadas todas de color azul. Cae un rayo a lo lejos... y tras unos segundos suena el trueno retumbando las ventanas. Todavía es de día por lo que calculas que has tardado un día entero en llegar...  

Arya cuando Jokibin le dice eso le hace caso y se cuelga la poción del cuello y le dice no te preocupes que no va pasar lo que estas diciendo y tu vas a estar todo el tiempo a mi lado y decidir todo en consenso y por favor no te niegues vale.

Después de eso es cuando ven que no hay nadie donde antes habia, y les dice a los chicos después de la explicación del hermano de Jokibin mejor cojeemos los caballos y nos volvemos al campamento ya hace mucho que nos fuimos y no quiero ni pensar que ocurra algo.

Dicho esto se dirige a los caballos.

Mejor dejo que descanse, no se cuanto tiempo se habrá quedado despierta por mi culpa. Esta herida todavía duele mucho, ¡Maldic!..eh digo...

Holdio se dedica a ver fuerta del vehiculo esperando ver al cara del niño. La verdad es que no sabía donde estaba y aventurarse con esa herida era muy peligroso. estiro un poco la mano fuera y sintió la lluvia salpicarla. Luego se pasó la palma mojada por su frente y volvió a rescotarse ya sin mucho sueño, mirando el techo y esperando que alguien se acerque. 

Los caballos se inquietan al ver como os acercáis a ellos. Incluso uno de ellos comienza a ir en dirección a la carabana de la bruja. Parece que los puedan pertenecerle a ella...

No se si es buena idea llevarnos estos caballos, no somos ladrones. Y si pertenecen a la bruja será mejor que no los cojamos...

Dice el hermano de Jokibin...

Además, estamos cerca de nuestro campamento. Por otro lado sino pertenecen a a bruja... al menos nos llevaremos algo, ya que no hemos podido comprar las provisiones que vinimos a llevarnos.

El joven te mira esperando a que des las ordenes. No parece tener más de 16 años ahora que te fijas bien en él.

Arya se siente tan intranquila como los caballos escucha el comentario del hermano de Jokibin y Arya le dice nos llevaremos los caballos de todas maneras por que no podemos llevar a Jokibin andando al campamento,su lesión no le permite ir muy deprisa..

Dicho esto Arya cogio la mano de Jokibin y lo acerco a los caballos.

Eriüm sentía a Fyara rodear su cuerpo aunque de momento no mostraba signos de violencia el elfo no opuso casi resistencia manteniéndose inmóvil en su posición salvo por mirar de vez en cuando hacia la posición de su capitana rogando porque se despertara y le ayudara en esta complicada situación.

Quizás sea por eso, los mortales tenemos un tiempo límite de vida y si queremos disfrutar de todas las maravillas de este mundo tenemos que darnos prisa en hacerlo...

Giró su cuello para quedarse cara a cara con la elemental desafiándola con su mirada. Eso es imposible, ninguno de ellos esta cansado ni lo estará en mucho tiempo. Si están durmiendo es porque han sido presa de un sortilegio. Si esto es cosa tuya te suplico que deshagas el sortilegio no podemos perder un día de camino. Sus palabras se endurecieron por momentos, pero pronto volvió a controlar sus emociones y siguió hablando con la suavidad que acostumbraba.

Te prometo que volverás a verme Fyara doncella del bosque. Este bosque esta donde yo vivo y pronto regresaré a el y dispondré de mas tiempo para estar juntos. La situación era complicada, Eriüm empezaba a sentir que ese elemental no tenia intención de ayudarle por alguna extraña razón lo mantenía despierto, puede que por mera diversión pero no podía quedarse de brazos cruzados sin hacer nada. Si no logro convencerla con las palabras tendré que usar la fuerza, pero... tengo alguna posibilidad contra un ser como ella?.

Suavemente deja deslizar sus brazos suaves como el tallo de una flor fuera de tu cuello. De nuevo comienza a dar vueltas a tu alrededor y eso te inquieta...

¿De verdad vendrás a verme Erïum? su entonación hace que te pongas en alerta. Parece que no tiene suficiente con tu palabra...

¿Acaso es cierto que volverás a este bosque?

Sigue dando vueltas a tu alrededor hasta que finalmente se detiene frente a ti.

¡De acuerdo! dice de nuevo en tono alegre y desenfadado como al principio. Dejaré que tu y tus amigos os marchéis...

Pero a cambio quiero que aceptes esta rosa.

Se acerca a ti con el puño cerrado mirando hacia el cielo. Poco a poco abre su palma. Entre las fisuras de sus dedos pequeñas hojas y tallos brotan sin cesar. Para cuando su palma está totalmente abierta, una flor preciosa brota de ella. Una rosa blanca.  

Si eres sincero y tus palabras son de corazón hallarás el camino de vuelta a mi. Pero si me traicionas la rosa te matará. Consumirá tu sangre y se alimentará de ella hasta que mueras.

Con su otra mano abre tu palma y se dispone a ofrecértela...

Acéptala y serás libre de marcharte. dice la bella dama mirándote a los ojos.

Eriüm estaba inquieto. Las palabras que había dicho eran duras y podían enfadar a la elemental, el elfo era un amante de los bosques y de los seres que habitan en ellos y estar ante una elemental le ponía los pelos de punta.

Nunca había visto uno y le picaba la curiosidad de saber mas de ellos y de sus funciones en el bosque pero ahora tenía que mantener la cabeza fría, tenían una misión de mayor importancia que sus aficiones o sus deseos y tenía que intentar que Fyara les dejara marchar sea como sea y cueste lo que cueste.

Al fin la juguetona Fyara cedió y se disponía a dejarles marchar a cambio de sufrir con una gran carga. Así que si no vuelvo esta rosa acabará conmigo... je, es una buena forma de morir pero sabiendo a lo que nos enfrentamos no creo que sea esa flor la que me mate...

La agarró con firmeza y se la llevó a la nariz para embriagarse con su aroma mientras lucía su mejor sonrisa. No hace falta que me pongas a prueba para volver a verme, pero acepto con mucho gusto. Estaré impaciente por volver y saber mas de ti, Fayra doncella del bosque. Le hace una reverencia y vuelve a su posición anterior manteniéndose a la espera de que ella haga su parte del trato y los deje ir.

Al agarrar la rosa te pinchas irremediablemente con sus espinas. Un par de gotas de sangre discurren por los surcos de tu mano de forma ascendente. La flor abre sus preciosos pétalos absorbiendo la sangre que fluye hacia ella. Finalmente el pacto termina cuando la rosa se funde en tu mano quedando en tu palma una marca. Es el símbolo de una rosa...   

La doncella del bosque se acerca cuidadosamente y te da un beso en la mejilla, para después alejarse.

Has aceptado el vinculo de unión por propia voluntad. Ahora nada excepto la muerte puede romperlo. La rosa que tienes en tu mano te permitirá saber cuanto tiempo te queda para regresar. Cuanto más lejos estés de mi, más sangre necesitará para vivir. Y ahora, como te prometí, podéis marcharos. 

Fyara se aleja entre los arboles y pronto desaparece de tu vista. Solo restan sus palabras en el aire fresco...

Te esperaré...

Finalmente os montáis en los caballos. Al subiros a ellos os dais cuenta de que son algo viejos. Es posible que no aguanten muy bien la subida por la cuesta con dos jinetes subidos a la vez. Lo mejor es que alguien suba a pie y acompañe de las riendas al caballo de Jokibin.

Su hermano no tarda en darse cuenta y se ofrece a ir a pie por la cuesta. Tu vas montada en uno de los caballos y Jokibin en otro. Al verle tan desvalido te preguntas si has hecho bien en aceptar el trato. Te miras al cuello donde llevas colgando el pequeño frasco de antídoto. ¿Realmente la bruja te habrá dado el verdadero antídoto? Dejas de pensarlo enseguida para no torturarte más y sigues tu camino hacia el campamento...  

Al llegar os encontráis con un grupo de lanceros dispuestos a preparar una batida en vuestra búsqueda. Todos van con antorchas para poderse iluminar en la oscuridad de la noche cerrada. Te das cuenta de que el capitán Iofur está en la cabeza del grupo. El está subido en su caballo y por eso lo reconoces enseguida (solo los capitanes tienen caballo). 

Así que aquí estáis jefa, ¿o debería decir traidora? 

Hay unos 40 lanceros. Los hombres que acompañan al capitán no son solo de su unidad, sino que también hay otros capitanes y guerreros.

¿Veis lo que os dije? Se han llevado todas las provisiones y ahora llegan con un par de caballos moribundos. ¿Acaso esperáis que nos los comamos?

El ambiente empieza a ser tenso. Muchos de los hombres parece que están de parte de Iofur, sobretodo los que trabajan bajo su mando. Incluso alguno de los capitanes parece estar deacuerdo con el...

¡ Exijo restaros a un duelo singular ! Esto es una grabe ofensa para nuestros hombres que confiaban plenamente en vos.

Arya se queda petrifica cuando llegan y ve lo que esta pasando.

Cuando escucha lo que su capitán esta diciendo de ella, en su cuerpo se llena de ira pero de momento aguanta pero ella se conoce muy bien y sabe que en cuanto suelte algo mas va a explotar y no se va a cortar por mucho que estén los hombres delante.

En cuanto ve que se va por el mismo derrotero de siempre no lo soporta mas y le dice desde el caballo pero que es lo que pasa aquí y tu quien te crees que eres para llamarme a mi traidora, lo primero
lo segundo que mentiras habrás contado para que estos hombres estén de tu parte y tercero nada de retarme a mi a nada tu no eres quien.

Dicho esto espera la reacción del capitán.

Después se da le vuelta y le dice al hermano de Jokibin tráele a la tienda para que le acomodemos y que descanses.

Se vuelve al capitán y le dice tu y yo hablaremos mas tarde en mi tienda y nada de traer escolta eh y sin armas por favor que vamos a hablar no a comportarnos como animales de acuerdo.

Dicho esto se dirige a su tiendo con Jokibin y su hermano.

Pasas los minutos mirando el techo de lona de la caravana mientras oyes el repicar de la lluvia. Yrvis se despereza y se acerca a ti para comprobar como tienes las heridas. No dice nada, parece que todavía está disgustada contigo...

Al cabo de poco oyes a un par de personas que se acercan. Para cuando has podido incorporarte ya han llegado a la caravana. Se trata del hombre y su hijo acompañados por una mujer. Se trata de una monja del Magisterium, la iglesia más prospera y difundida por los cuatro continentes.

La mujer se sube a la caravana junto al niño y el padre se pone en la parte delantera para llevar las riendas de los caballos. La monja comienza a examinarte la herida...

¿Has tenido suerte sabes? Podría haber sido mucho peor. No parece que te hayan cortado ninguna arteria principal. Además te han cortado la hemorragia a tiempo. Ahora lo que necesitas es que te arreglemos esos puntos, podrían infectarse con facilidad...

El carro comienza a moverse con su particular traqueteo sobre las calles de adoquines...
 

Holdio se rasca la cabeza. Mira el suelo y guarda silencio. Se siente regañado como un niño, pero sabe que ella tiene razón. No desea hablar mucho del asunto así que solo confirma con su mirada las palabras que la monje le ha dado.  Luego mira  a Yrvis y nota que tambien ella aprovecha el momento para mirarlo a modo de reto. El monje se sonroja y deja que el tiempo pase mientras la verguenza tiende a desaparecer.

Iglesia de Lucrecia

El carromato tarda un poco en llegar pero finalmente llegas a tu destino. Al bajar del carro, con ayuda de la mujer y del padre ves tu nuevo paradero. Es una iglesia bastante grande comparada con la de los pueblos que has visto durante tu viaje. Se nota que Lucrecia es una ciudad prospera, llena de vida pese al ambiente torrencial de esta mañana. La tormenta no amedrenta a los peregrinos ni a los monjes que hay por las cercanías. Todo el mundo va de un lado para otro haciendo sus tareas diarias...

Con cuidado caminas hasta la Iglesia y llaman por la puerta lateral. No tarda en abrirse dejando ver una estancia cálida y acogedora en un día como este. Te encuentras en una sala adyacente a la principal. Aquí hay seis camastros bastante sencillos que supones que son para los enfermos. No hay nadie en ellas excepto un viejo bastante demacrado.

Bienvenidos, pasad, hoy no es día para andar por las calles. dice el sacerdote que os abre la puerta

Pronto te tumban en uno de los camastros para que hagas reposo. La monja coge unos cuantos utensilios y empieza a cortarte la venda para ver la herida. 

Como me temía... hay que hacerte de nuevo los puntos. Voy a por algo que prevenga la infección, esperemos que tengas suerte...

El sacerdote se marcha junto a la monja por una puerta. Solo se queda el niño y el padre que pronto se despiden de ti.

¡Espero que te cures pronto! dice el niño.

Y se disponen a marcharse de ahí...