Partida Rol por web

Y se hizo la luz.

Igual que se fue, volvió de sopetón: se empezaron a encender todas las luces de la estancia que ya estaban encendidas, el sonido de los motores de los aires acondicionados, volvieron a salir las chispas de aquel cartel luminoso roto de la cristalera, las neveras se volvieron a encender y toda aquella amalgama de pequeños ruidos que daban vida a la civilización.

Pero había uno mas, un ruido mucho mas fuerte y persistente que no estaba antes: el generador de emergencia. Había pocos generadores de emergencia por la zona, pero uno de ellos era el del Bowling Paradise. Michael en época de bonanza decidió apostar económicamente por ello, pues alardeaba que su local estaría abierto día y noche, pasase lo que pasase.

Pero aquel generador era viejo y hacía un ruido horrible que se podía oír en los alrededores. Por suerte uno de vosotros lo había revisado hacía algunas horas y parecía que aunque viejo, estaba listo para dar servicio. ¿Duración? No sabríais decir, pues no se había revisado el deposito de Diésel en mucho tiempo: segundos, minutos, horas..

La luz también trajo de nuevo una nueva realidad en aquel restaurante.

Vuestros rostros tenían expresiones muy diferentes a las que llegaron una hora atrás.

Escuchasteis unos pasos corriendo desde el pasillo principal. Paul y Kate llegaban a toda prisa cogidos de la mano y con los móviles con la linterna en la mano. Justo se volvió la luz y se detuvieron de golpe al ver que el restaurante se había convertido en una especie de zona de guerra.

Allison estaba junto a una mesa de servicio donde se encontraba Jerry, un joven camarero afroamericano, tumbado e inconsciente. Parecía tener una grave herida en la pierna pues había mucha sangre. La joven doctora parecía que lo estaba tratando lo mejor que podía con las herramientas que tenía a su disposición.

Cerca suyo y dirigiéndose hacia el coche estampado en el restaurante, estaba Ronald. Su expresión, al igual que muchos de vosotros, era completamente diferente. Estaba silbando una cancioncita como si nada de eso fuera con él, en una mano empuñaba una pistola de gran calibre.

En la estancia también estaba Destiny, que parecía estar alumbrando con su móvil a la doctora Allison en aquella especie de camilla improvisada.

Finalmente, Samuel a unos metros parecía mirar de reojo hacia el agujero y la salida del restaurante, sopesando su siguiente movimiento.

Un grito, justo al instante que volvió la luz, os llamó la atención.

Provenía de la zona de los baños del restaurante y era sin duda Carla Soutbee, la encargada del evento, que parecía sin duda que se encontraba en el peor día de su vida.

Era un grito de espanto y de terror, así era imprimido en el tono e intensidad.

Andando lento y con una cara de miedo y confusión en su rostro, apareció Michael Simon, el gerente. Llegó justo detrás de Paul y Kate.

Cuando volvió la luz se quedó perplejo ante la escena y el grito que provenía del otro lado.

Os fijasteis en él y respiraba con dificultad, tenía su espantoso traje multicolor lleno de manchas de sangre y en la mano portaba un bate de béisbol también ensangrentado.

Miró hacia el otro lado del restaurante en dirección a los lavabos.

— !Carla! Estamos aquí... — gritó en respuesta. Esa chica era una miedica y sabía que se habría asustado en la oscuridad.

— ¿Se puede saber que demonios está pasando? — su cara cambió de nuevo de miedo y confusión a ira y enfado. Señaló a Jerry.

— ¿Qué hace Jerry ahí tumbado? ¿Qué le ha pasado al a pierna?

Semiinconsciente encima de la mesa, se retorcía de dolor en pequeños espasmos cada pocos segundos, su dolor era tal que apenas notaba la diferencia en cuando alguien manipulaba o tocaba su herida.

Las venas se le marcaban en el cuello y en la cara, seguramente de la tensión y estrés que estaba sufriendo su cuerpo.

El sonido del generador era terrible y molesto, pero al menos os permitía ver de nuevo en aquel mar de oscuridad.

Era curioso, ahora que os fijabais: el conductor accidentado ya no estaba en el asiento del coche.

Destiny y Samuel escuchasteis también, en medio de ese caos, un ruido de un arrastrón y un fuerte golpe que venía de mas allá de la cocina, os podíais imaginar de que se trataba.

Ya por último, escuchasteis el sonido característico de una bola chocando contra los bolos

...

...

Pero había algo en ese ruido que no era correcto, no había un orden o una consonancia con el típico strike, sino que era bolos cayendo de manera alocada y en gran cantidad.

No corriendo pero sí caminando deprisa con ayuda de la luz de linterna del móvil logramos llegar a...a la zona principal del restaurante...A oscuras y justo regresa la luz junto al ruido infernal del generador. 

Vaya desastre. ¿Qué sucedía aquí? Miré de hito en hito a un lado y otro y también con cara de perplejidad a Kate. Como si ella pudiese aclararme qué pasaba, cosa que era absurda, claro.

Caminé despacio sin saber qué hacer, ahora ya de verdad asustado y más fijándome que el loco aquel iba armado con un revólver. Me alejé de él todo lo que pude y más, tirando de Kate.

-Oh, perdona…-solté su mano cuando fui consciente de ello- Eh...Esa era Carla...en el baño...Voy a llevarle el bolso con las medicinas…- miré a los ojos a la chica, con un mudo ¿me acompañas?

Kate bajaba detrás de Paul por las escaleras, lo hacía despacio, insegura en aquella oscuridad solo aliviada por la escasa luz de sus móviles, con sus zapatos de tacón repiqueteando en casa inseguro paso.

El torrente de información les llego de repente junto con la luz, los ojos de largas pestañas de Kate parpadearon varias veces como si no fuese capaz de creer lo que estaban viendo.

-Pero que demonios ha pasado- chillo despacio y de forma pausada mientras su cabeza se dirigía de un sitio a otro con rapidez tratando de asimilar todo aquello, se percato de que aquel hombre tan peculiar empuñaba un arma de fuego y no pudo mas que sentir un escalofrió.

Enseguida su mirada se centro en el hombre herido y en la doctora y recorriendo la sala con toda la rapidez que pudo se dirigió hacia la doctora.

-Que ha ocurrido, en que puedo ayudarte- le pregunto a aquella doctora que como era habitual tenia esos aires de superioridad tan característicos de su profesión -Trabaje de enfermera una temporada- le confeso esperando que la doctora se dejase ayudar

Con mucha parsimonia, Charlie comenzó a silbar la canción patria por excelencia, tomó su celular con la linterna encendida y empuñó su pistola con la otra mano.

Supongo que tendré que tener cuidado de que no me salpique...

Comenzó a caminar calmadamente, agarró un mantel al pasar mientras iba hacia donde estaba el Sedan del siniestro, con la intención de ponérselo en la cara al conductor antes de disparar para evitar salpicaduras.

Está siendo una noche maravillosa.

Charlie estaba tranquilo silbando aquella canción, quizás demasiado, cualquiera podía pensar que tenía una fuerza de voluntad tal que era impresionante, lo cierto era que para Charlie el local le rendía honor a su nombre, era un paraíso, un paraíso de caos y muerte formidable.

Cuando las luces volvieron a encenderse, reemplazó el silbido por un chasqueó de lengua. Joder... ¡Ja, ja, ja!

-¡Tal parece que al final tenías razón en que el conductor no tenía el coco del todo roto! No está más en el Sedan.- Dijo a la doctora Allison y levantó la vista para hacer un paneo general del restaurante, se encontró con un tipejo vestido con un traje llamativo a la vez que un grito de terror se escuchaba provenir de los baños. Bueno, ya sabemos adónde ha ido. -¡Parece que el proyecto de ciencias va a tener que esperar, doctora!-

Entonces notó a Paul Singleton y a Kate, el joven pareció reconocer el grito y parecía que se trataba de Carla, la anfitriona.

La mentira que le dijo a Samuel de que se había presentado con el nombre de Ronald porque le avergonzaba usar su nombre real en un tonto evento de citas parecía haber colado; Allison, que ya conocía la verdadera naturaleza de Charlie desde hacía mucho tiempo atrás, parecía seguirle el juego, quizás porque comprendía que Ronald solo sería una carga, o quizás porque algo propio en ella estaba cambiando aquella alocada noche; Jerry, el joven de color a quien Ronald conocía por ser amigo del padre, parecía que tenía los minutos contados; y ante los demás, Ronald solo se presentó con un gesto de sombrero por lo que no podían saber su identidad, a excepción de Carla, a la que sospechaba que podía hacerle colar la misma mentira que a Samuel, y quizás también de aquél joven entrometido que interrumpió la conversación de Ronald y Allison.

Tal parecía que ese problema se estaba solucionando solo, el grito era de Carla, y Paul Singleton iba en su ayuda a morir con ella. Realmente, es una noche maravillosa.

Pero Charlie sabía que iba a necesitar liderar la mayor cantidad de carne de cañón posible si quería llevar a cabo la misión que le encargó Ronald para que le cediera el control, por lo que evitó que Paul continuase avanzando hacia el baño. 

-¡Alto ahí, Singleton!- Gritó Charlie mientras se sacaba un colgante del cuello que tenía cuatro chapas, removió un par las cuales guardó en su bolsillo y dejó el otro par puestas.

La noche estaba siendo un caos, lo cual a Charlie le parecía particularmente hermoso, pero si querían sobrevivir al caos, también necesitarían orden. 

Charlie avanzó al centro del salón, levantó la pistola al techo, y disparó para captar la atención de todos. Aunque no tenga muchas balas, es un pequeño sacrificio para que algún despistado entienda mejor cómo son las cosas.

-¡AAAAAAAAAAATENCIÓN!- Gritó Charlie a todo pulmón. -Me llamo Charles Anthony Miller, Capitán de Operaciones Especiales del Cuerpo de Raiders de los Marines.- Dijo arrojando a Samuel un collar con las chapas del amigo-hermano fallecido de Ronald, mientras que con la otra sostenía en alto una foto que tomó de su billetera que finalmente terminó entregando al tal Michael, dónde podía verse a Ronald con su característico sombrero y al resto de la unidad, entre ellos, al verdadero Charlie.

Charlie era demasiado narcisista como para utilizar la identidad de Ronald.

-Y desde este momento y hasta que demos con mis superiores, ¡SOY LA AUTORIDAD AQUÍ! Así que prestadme todos atención ahora porque voy a explicar qué es lo que está pasando. ¿ENTENDIDO?-

- Quizá no necesite las herramientas.. pero volvió la luz, mientras Sam iba cogiendo los manteles de las mesas y llevándolas para la doctora Allison, después de que volviera la luz pareció volver también todo el mundo, miró a Paul y luego a Michael.

- Joder, menos mal que estáis bien. dijo sencillamente con un suspiro mientras dejaba algunos manteles enrollados en la mesa.

- Aunque. ¿Dónde está el hombre hindú? Sam también reparó en el sonido de la cocina y el "strike" de los bolos. Todo pasaba muy rápido. - Escuchadme. hablándole a Kate y Paul, incluso a Michael.

- Tened cuidado, está pasando algo que suena a película pero Ron-.. Charlie y la Dra. Allison dicen que hay un especie de gripe que está afectando a los muertos.. y que podría afectarnos a nosotros, andad con cuidado, yo tampoco me lo creía hasta que he visto que el tipo del coche ya no está. A Jerry lo ha mordido un tipo ahí fuera.. sé lo mal que suena pero está en buenas manos. Si sabéis defenderos, coged algo para ello si no tenéis nada a mano, no sabemos siquiera si alguien de ahí fuera ha entrado también.

Luego de dejar varios manteles en la mesa junto a Jerry, enrollados, Sam se puso a buscar un "arma" para defenderse, al menos de momento, aunque fuera un resto creado por el impacto del coche contra la bolera o una silla de madera que poder partir y coger una de las patas.

Michael empezó a ponerse rojo como un tomate, como si hubiese desbloqueado un nuevo nivel de ira, nada comparado con cuando le estuvo metiendo la bronca a Carla.

— ¡Eh tú! Imbécil quien te crees que eres cowboy de pacotilla. Aquí el que da las ordenes soy YO — dijo señalándose, seguía sus movimientos con el bate de béisbol ensangrentado que tenía en la mano. Ahora pasó a señalar a Ronald con él.

— Me vas a tener que pagar el destrozo del techo con esa pistola. Así que me escucharéis a mi. El sheriff ha sido notificado, además he encontrado un cadáver en una de las salidas laterales, así que además sois sospechosos de asesinato. Tengo la grabación de seguridad de todo, así que menos historias.

Luego de un barrido os señaló al resto.

— Rashid huyó como un cobarde cuando nos asaltó un yonki a fuera, tuve que hacerle entender con quien estaba tratando — dijo a modo de respuesta Samuel.  — Nos vamos a quedar aquí todos tranquilitos hasta que se esclarezcan los hechos.

Luego señaló a Paul.

— ¡Tu! Ve a ver que le pasa a Carla, seguramente se habrá asustado por el apagón. Trae a esa pobre mujer aquí. Necesito un trago.

Allison con la ayuda de Kate, consiguen vendar al pobre Jerry, parece que la herida está lo mejor que se puede, pero necesitaría atención hospitalaria urgente.

Sus signos vitales eran malos, su corazón iba a mil como apunto de explotar, aunque estaba desmayado y anémico. Sus pupilas estaban dilatadas al 100% y no había distinción con el iris. Además sufría pequeños espasmos y calambres a través de todo el cuerpo. Solo con el contacto sabíais que debía tener una fiebre altísima, como si la infección hubiera acelerado de una forma repentina.

La luz volvió gracias a un viejo y ruidoso generador y al final pude ver algo, que ya no estábamos tan solos. El idiota del dueño del local asomaba por allí y Paul junto a Kate, la cual se ofreció a ayudarme. - Si, venga... pero antes de tocar nada, póngase unos guantes de latex. - Le dije a la mujer. - Y su puede cúbrase la nariz y boca con una servilleta. - Y le demostré como cogiendo una cercana, pues ahora con luz veía mucho mejor.

Jerry estaba inconsciente y la herida tenía muy mala pinta. Además sabiendo de donde había salido, no me gustaba nada tratársela. Cuando le vi entrar en ese estado, donde los latidos se habían disparado, recordé de nuevo al sujeto del hospital. Luego me vino a la mente la chica del parking.

- Gracias Sam. - Le dije al hombre al ver las vendas a mi lado y Ronald, o Charlie como se llamaba ahora, reclamó nuestra atención con un disparo. Lo vi bastante excesivo, pero se veía que le gustaba ser el centro de atención. - Luego te resumo todo Kate, ¿no es así?. Usemos los manteles para atarle. Uno para las piernas y otro para los brazos, unidos al cuerpo. Tendremos que amordazarle con una servilleta. De hecho, lo primero que deberíamos hacer es eso, luego atarle los brazos al cuerpo y los pies para que no se mueva.

Miré a Kate seriamente y el otro gallo de pelea saltó al ring y negué con la cabeza.

- ¡Charlie! - Exclamé. - ¡Olvida a ese payaso! ¡Ya te avisé de como era y ven aquí! ¡Puede que te necesite para dar paz al chico antes de lo que pensaba! - Y es que los síntomas eran cada vez más parecidos a aquel hombre que tenían sedado en la cama. - ¡Luego podrás ponerle en su sitio! - Necesitaba que nos cubriese, porque si le estaba pasando lo que pensaba... no quería ser mordida y acabar como él... - ¡Cúbrenos!

En cuanto al tema del arma la mía estaba clara. - Junto a mi botiquín hay una pata de una silla, a falta de algo mejor, cogedla. Yo no creo que la use... no lo hice fuera...

Destiny no dudó un momento de las indicaciones de la doctora y aceptó el alcohol que Charlie le pasó para lavarse las manos con nerviosismo hasta derrochar la botella entera. - Gracias. - Asintió en apreciación al cowboy, también teniéndole miedo a este en realidad. A estas alturas ya estaba segura de que era un flipado, sólo que no sabía hasta qué punto, pero ya que estaba siendo de ayuda, mejor seguirle el rollo.

Cuando la sigue ofreciendo, sin embargo, con aquel silbido tan macabro, ya no le parece tan bien. Este tío es un puto psicópata, y el dueño del local no se queda muy atrás. Pero... ¿Realmente debía oponerse cuando la misma doctora no lo hacía? Joder, ni siquiera estaba en el coche cuando las luces volvieron. 

La ansiedad se la come entre gritos, disparos, tomas de control, ruidos. ¿Dar paz al chico? Viéndose tan pequeña entre personalidades y decisiones tan inmensas, decide ignorar a Charlie y a Michael para no involucrarse en su lucha por el poder ni en las indignantes acusaciones del pelirrojo, pero no pasa por alto los ruidos. Mira hacia la cocina, inmediatamente preocupada. - Hay que bloquear la cocina. - Se dice a sí misma, como si se diera cuenta en voz alta. - ¡Hay que bloquear la cocina! ¡Sam! - Repite con alarma, a los demás esta vez y buscando respaldo y entendimiento en el latino, mientras se acerca a la puerta buscando en el camino alguna barra, silla, o cualquier cosa que pueda servir para bloquearla.

Michael Simon había elegido morir en cuanto habló a Charlie de ese modo, solo que aún no lo sabía.

Había estado pensando en el momento en el que daría su discurso, hasta fue preparando sutil y cínicamente a algunos de los oyentes para ganar su simpatía de forma previa y que todo sea más sencillo, pero ese idiota del traje extravagante se lo estaba arruinando, aunque la realidad era que había elegido un pésimo momento para hacerlo, todos parecían estar con el corazón a mil revoluciones y en lo suyo.

Al demonio todo...

Charlie apenas había comenzado a levantar su pistola para volar la sesera de Michael, cuando entonces escuchó la voz de Allison, y con ella, recordó la promesa a Ronald.

Tengo que conseguir que sigan mis órdenes, o no podré cumplir la misión yo solo. Bajó la pistola, lo que no significaba que hubiera perdonado la vida de Michael, oh no... Charlie no era esa clase de individuo, solo la había postergado.

La doctora le pedía apoyo para "llevarle paz" a Jerry, su transformación era entonces inminente. Charlie chasqueó la lengua. Si se hubiera descuartizado de brazos y piernas a ese negro cuál pollo se tratase cuando lo dije, no sería ahora un problema, pero parece que esta perra tiene el mismo síndrome que Ronald, el Síndrome de No Saber Escuchar a Charlie. -¿¡Qué hacen!? Olvídense de las ataduras, hay que irnos de aquí, ¡es momento de ser prácticos! ¡Sam, el palo!-

-¡Y tú quieto ahí, Singleton! No escuches a este viejo estúpido, sus ideas harán que nos maten a todos.- Charlie agregó el insulto a Michael de forma deliberada, si conseguía hacer que le ataque él primero, tendría una buena escusa para hacerle un agujero en la frente. -Dentro del baño debe de estar el conductor masticando ya a Carla, no podemos hacer nada por ella ahora.- Ni siquiera se la oye gritar más. No había otro lugar posible, ellos venían de la galería, Allison del parking y Destiny de la cocina, el conductor revivido debía de estar en los baños si o si.

-¡Escuchen todos! No sé si serán los putos comunistas chinos, los rusos, o qué demonios, pero nuestra patria está bajo un ataque biológico. Según las conclusiones de la doctora Cameron, todo indica que quienes tengan la puta gripe y mueren, reviven para comerle el culo al pobre cristiano que esté a su alcance y tal parece que solo los puede parar un buen golpe en la cabeza. Sé que suena como salido de una maldita película de zombies pero es lo que es, si un fluido salival de los revividos entra en contacto parece que todo el proceso se acelera.- Charlie miraba de reojo a Michael, si aquél imbécil intentaba atacarle no lo agarraría desprevenido, si es que Bobby no le saltaba a la yugular antes en defensa de su amo. Tras una proeza de puntería casi imposible y sumado a los reflejos justos del can, Ronald había logrado salvarlo por los pelos y contra todo pronóstico de ser devorado, aunque eso le costó su cordura. A la que este idiota se dé cuenta de que es el perro de Ronald, sabrá que el del vídeo en el callejón soy yo, buena cosa que me haya deshecho del estúpido sombrero texano que usa él cuando tomé el control.

-Si algo he aprendido en mi servicio en Irak y Afganistán, es que cuando le traen la puta guerra a uno en la propia madre patria, ¡Todo civil se transforma en un combatiente! Así que me da igual si pasaban sus días mirando TikToks, leyendo cómics, o limpiando la mierda del culo de los viejos en un geriátrico, ¡tomad un arma y preparaos a golpear las cabezas enemigas, porque combatientes es lo que sois ahora!- Las palabras de Charlie iban ganando cada vez más y más fuerza.-¡Somos la RESISTENCIA DE ESTA GLORIOSA NACIÓN! ¡De ahora en más, SOMOS LA UNIDAD PARAÍSO! Y nuestra prioridad ahora mismo es largarnos de aquí, de seguro que las protestas en Topeka y en Lawrence por el toque de queda eran en realidad los disturbios de estos enfermos del demonio, pero no había altercados en Kansas City y vi helicópteros Apaches ir en aquella dirección, es nuestra mejor opción de hallar seguridad.- Y, colateralmente, cumplir mi misión, jeeeee.

-¡Así que al parking todos mientras podamos, que con ese generador somos un puto faro en medio de este apagón que dice "vengan, comida gratis"! ¡Es una orden! ¡Yo soy el Capitán, no este imbécil con peluquín y traje de payaso!- Dijo mirando a Michael. -¿Y de quién es la 4x4 que hay afuera? La Unidad Paraíso necesita tener un buen transporte.- Llegados a este punto, cualquiera podía notar que Charlie era un psicópata delirante. ¿Unidad Paraíso? Si, cómo no... Pero lo cierto era que aquél ente que se hacía llamar Charlie y que solo era un producto de una disociación en la personalidad de Ronald, sabía lo que hacía, y sabía cómo mantenerse a él y a los demás con vida, a fuerza de cruda practicidad y violencia.

No entendía nada de lo que sucedía. Aunque me quedé clavado al sitio tras la orden y disparo del loco tejano. Después el borde del dueño me decía otra cosa. Y Samuel y la doctora, y otra vez el desquiciado ese gritando más despropósitos. ¿Pero qué coño había sucedido con toda esa sangre y el chico ese agitándose?

Palidecí. ¿Estaban todos majara? Samuel parecía un tipo decente...escuché su relato, el único que me pareció con sentido...dentro de lo increíble. ¿Zombies? ¿Como en las pelis? No, eso no pasaba en el mundo real, en los cómics, vale, en la Real Life, no, imposible. Me desmontaba la vida y tenía muchas cosas que hacer. 

-Eh...-Kate se fue corriendo con Allison y el tipo del sombrero gritaba no se qué de la resistencia y el paraíso...así que aproveché el desconcierto general para escabullirme hacia el baño, a por Carla. Que se la estaban comiendo dice el capullo...anda que...pobre chica. Aunque...bueno, por si acaso si me encuentro con un hierro o una madera o algo, lo recogería...por si...

Entraste corriendo a los baños de donde oíste que provenía el grito de Carla. De camino cogiste un trozo de taburete roto que te serviría como arma improvisada.

Abriste las puertas batientes de golpe y te encontraste unos aseos sencillos, bastante limpios. De esos que tienen un mueble con todas las picas y luego una batería de cuatro lavabos unisex.

Enseguida diste cuenta de la situación, Carla estaba en el suelo, tumbada en uno de los baños. Al parecer la puerta estaba rota, sacada de sus bisagras. Estaba forcejeando con un tipo vestido de traje que estaba encima suyo, era extraño, se intentaba acercar como si le quisiera dar un beso.

Carla estaba usando toda su fuerza para intentar apartarlo y emitía un leve ruidito de concentración y esfuerzo.

Entré. Y me quedé alucinado con esa escena. ¿quién era ese cabrón? ¿qué había dicho el loca de Ronald, que el conductor estaba aquí? Y Samuel mencionó lo mismo. ¡Dios mío! ¿Sería todo verdad? Bueno, si me hacía caquita estaba en los baños.

Gilipollas, espabila, me gritó una voz. Pero yo...Que sí, que no...corrí hacia Carla con intención de golpear a ese tipo y luego sacarlo de encima de la pobre mujer.