Partida Rol por web

    A medida que  que hablábamos tanto mi compañero como yo, el par de señores iban escuchando con suma atención y anotando en sus blog de mano ... siempre listos, ¿ no?... , hasta llegado un momento, en donde ambos nos agradecen y solo nos dicen que deben Marchar.  

     -El placer fue nuestro- digo mientras hacia una pequeña reverencia - en ningún otro caso podríamos haber podido tener una charla con tales eminencias. tengan un buen viaje entonces - voy diciendo mientras movía la mano de un lado al otro a medida que se iban alejando por su lado.

  - Vaya... con que ese era Ted Frankling... tanto el Goburin como yo... estamos aquí gracias a él - este comentario tenia un tono un tanto ambiguo, por lo era difícil diferenciar a que se debía esto ... Aunque padre era un voluntario mas...  la fabrica y sus alrededores le pertenecían a las compañías de Frankling... si hubieran evacuado antes... cuantas vidas se podrían haber podido salvar ese día....

    Intentado cambiar de aires y viendo que ya no estábamos ocupados ni obligados a seguir aquí, le pregunto a mi compañero- bue~noooo... ¿ y ahora que ?- digo mientras doy una mirada rápida al sitio - si ya nos desocupamos y aun falta bastante antes de que nos vuelvan a llamar... ¿ sabes que ?... voy un rato a la barra... tal vez sirvan algún buen té en este sitio, si te animas me puedes encontrar allí - dicho ésto, empiezo a caminar a un ritmo mas relajado ... no tengo ninguna prisa en estos momento...

Fue menos malo de lo que pueda parecer digo, apartándome de él. Lo cierto es que prefiero ir a descansar a mi habitación, si no le importa. Ha sido un día complicado y creo merecerme una buena siesta. Adiós señor Stephenson digo, haciendo una reverencia. Y, sin esperar su respuesta, me alejo.

Mi intención es seguir a Michael, aunque sí es cierto que el cuerpo me está empezando a doler horrores. Pero tengo que aguantarlo. De momento, solo seguirle y ver si es conveniente que me acerque a él en algún momento que esté solo, ya fuera de esta "fiesta".

Al sentir el abrazo intenso de la pelirroja, cómo ésta se aferraba a ella para intentar tranquilizarla, la rusa simplemente se derritió en ella, no pudiendo evitar sonreír feliz ante el gesto de afecto de su novia. A pesar de que aquello debía de ser algo que la rubia tuviera que aprender a soportar, Eliza se mostró preocupada por ella, ya que no quería que se metiera en problemas, si bien a Tanya nada de eso le importaba, siempre que esos problemas no persiguieran también a su pareja, era por esa única razón que no le había dado un buen puñetazo a más de uno de los que se habían atrevido a pedirle matrimonio, guiada tan sólo por la ira del momento. - Lo sé... No te preocupes, no voy a meterme en problemas. Sé que luego te molestarían a ti, y no quiero eso. - Se expresó gentil, al mismo tiempo que ella también la tomaba entre sus brazos, para luego apoyar su cabeza sobre su hombro, reconfortándose en el cálido abrazo.

El deleitarse con los delicados labios de la pelirroja sobre su mejilla, ayudó a que se calmara lo suficiente, a medida que una dulce sonrisa se dibujaba en su rostro, disfrutando de un momento de tranquilidad con su querida Eliza y la preciosa risa de la misma que servía para alegrarla, para recordarle que no importaba que ese montón de idiotas le hicieran esa clase de propuestas, cuando ésta estaba enamorada de ella, así como su propio corazón le pertenecía a la pelirroja, sin duda alguna. La quería tanto... y, por eso mismo, esos hermosos abrazos servían para ablandarla, "domesticarla" en cierta manera para que no actuara de manera precipitada, para que no se dejara llevar por su ira. - Sí... yo tampoco quiero mantener oculta nuestra relación. Te quiero mucho, Eli. - Le aseguró de manera cariñosa, mientras su mano acariciaba su espalda con amor, dulce, demostrando que lo sentía con todo su corazón.

En el momento en el que escuchó el comentario respecto a que su novia explotaría, no pudo evitar liberar una risilla divertida, asintiendo en silencio, antes de besar su mejilla de la misma manera que la pelirroja lo había hecho antes, y luego otro beso en su cuello, más... personal, antes de susurrarle al oído de manera provocativa. - No te preocupes... luego podemos gastar la suficiente energía para que no explotes. - Susurró con clara picardía ante lo que había querido decir con esas palabras, tratando de romper un poco con la tristeza de tener que soportar la molestia de aquellas personas, sólo porque sus superiores eran unos completos imbéciles y querían ganarse el apoyo de los inversores. En especial Drake, si no fuera porque tendría problema por hacer algo así, ya hace mucho que le habría atado y lanzado a los kaijuus, sin dudarlo por un segundo.

No obstante, al notar que su pareja haberse mostrado interesada en la conversación que aquel idiota parecía tener con algunos inversores, la rubia negó con la cabeza, al no poder escuchar bien lo que parecían estar hablando entre sí. Seguramente, estaría soltando un montón de mentiras para lograr la inversión deseada sobre su proyecto. Sin embargo, también era posible que estuvieran hablando sobre algo más importante, algo que sería bueno que el resto también conociera, por lo que la rusa no tardó mucho en separarse del hermoso abrazo de su novia, antes de agarrar su mano con delicadeza. - No lo sé pero... podemos averiguarlo, si quieres. - Aseguró en un susurro, antes de guiarla con la intención de seguirlos y escuchar las mentiras que aquel sujeto podría estar diciendo sobre el proyecto o los pilotos.

Cuando se ponen en marcha, Drake y los inversores se alejan doblando la esquina por lo que los pierden de vista algunos segundos.

Les toma poco menos de veinte segundos llegar a la esquina por donde se había ido el grupo, una vez allí, pueden ver a Drake caminando solo hacia el salón de la gala.

Al pasar a vuestro lado, Drake les dedica una sonrisa amable y continúa su camino sin detenerse. Un par de segundos después escuchan la puerta de la sala abrirse y cerrarse.

Michael sale del salón y se dirige al ascensor, su andar es lento y cansado, era evidente que el chico no estaba en el mejor de sus días, por lo que no te cuesta nada alcanzarlo.

Al subir al ascensor notas que había presionado el botón del Lobby, posiblemente iba a recepción para solicitar alguna información.

Hola Hiroko, ¿Puedo ayudarte con algo? - pregunto algo sorprendido de que Hiroko haya podido seguirme sin que lo notase.

La rubia no pudo evitar cabrearse un poco al perder de vista a Drake y a los inversores, no pudiendo captar la conversación de los mismos, por lo que no tuvo otra opción más que ir tras ellos, con la intención de poder sacar algo de todo aquello. Lamentablemente, para su mala fortuna, en el momento en el que llegaron a la esquina, pudieron ver cómo su superior se dirigía nuevamente hacia el salón de la gala, solo, aparentemente habiendo finalizado su conversación con los inversores, y, por ende, imposibilitando que las dos pilotos pudieran obtener algo de información.

En el momento en el que Drake les dedica una sonrisa amable, la rusa sonríe también, de manera leve, y sin muchas ganas, aunque intentando disimular el desagrado que aquel sujeto creaba en ella. Después de todo, le parecía un sujeto despreciable, el cual consideraba que todos eran simples peones en su pequeño tablero de ajedrez, o al menos por la forma en la que se había comportado desde que ella se había unido al resto de los pilotos en la responsabilidad de luchar contra los kaijuus. De cualquier forma, estaba claro que no podrían saber qué era lo que aquel bastardo había estado hablando con los inversores, por lo que no había mucho sentido en continuar centrando su atención en algo que ya no tenía mucha importancia.

Una vez que su superior se marchó, de regreso a la gala, la rusa miró a su novia, un tanto frustrada con el hecho de no haber podido saber lo que habían estado conversando. - Bueno... allí queda el plan de espiarle. - Comentó un poco cabreada con Drake, si bien no tardó mucho en mostrar una dulce sonrisa a su pareja, buscando otra cosa que podrían hacer, ahora que tenían un poco de tiempo libre, y viendo que no querían regresar a la gala. - Sabes... podríamos buscar a uno de esos sujetos que Hiroko mencionó antes. Esos que buscan lo que sea que quieras. - Se explicó en un tono que dejaba en claro que se estaba divirtiendo ante la idea. Era bueno que lo hubiese recordado, ahora que podían olvidarse un poco de los problemas, tanto de los kaijuus así como de la loca obsesionada con Michael. - Podemos pedirles que compren los disfraces que queríamos... esos que tú tanto quieres mostrarme cómo te quedan. - Comentó bromista, sabiendo, más que bien, que aquello era algo que, posiblemente, deseaba más que la pelirroja.

Le miro y por un momento me pierdo en esos ojos marrones. No... yo... la verdad es que me estaba aburriendo en la fiesta y he visto que te ibas y... pensé en hacerte un poco de compañía... es decir, si quieres.

Miro al suelo, temiendo que diga que no, que no quiere que le acompañe. Pero ojalá que diga que sí... realmente me gustaría ser más cercana a él. Mi corazón late desbocado mientras espero su respuesta, casi sin atreverme a quedarme allí, aunque no podría irme del ascensor sin hacer que las puertas se pararan antes de cerrarse.

Con las palabras del señor Ghering, se me alegra un poco la cara, algo que demuestro con una sonrisa, "Muchas gracias por su apoyo, recibiremos con los brazos abiertos toda la ayuda que Europa pueda aportar al proyecto AEGIS" le digo al presidente del parlamento europeo, por lo cual me despido y me alejo del grupo en busca de algún otro invitado interesante que pueda dar algún tipo de apoyo al proyecto.

Si gustas puedes venir, pensaba pedirme una habitación para mi, pensaba darme una ducha y dormir un rato. - respondo con sinceridad.

Si no te molesta verme dormir, no tengo ningún inconveniente de que me acompañes. Tu decides Hiroko, voy a pedir una habitación con vista al mar y una botella de Chardonay. - agrego con total tranquilidad.

Alanya se inclina cortésmente hacia el presidente del parlamento europeo.

- Muchas gracias por su colaboración excelencia.

A partir de ese momento, Alanya deambula entre los invitados pero sin pararse especialmente con nadie, intentando pasar un rato relajada envuelta en sus pensamientos.

Bu... bueno, puedo acompañarte con esa botella... y luego irme yo también a dormir. Ha sido un día intenso, la verdad. Es decir... si de verdad piensas que no te voy a molestar.

Me quedo pensativa un rato y luego agrego: ¿Y piensas quedarte solo sabiendo que aquella tipa podría volver? No sé, Michael... tú sabrás, pero no me parece algo muy lógico... no quisiera que te secuestraran.

Sinceramente no creo que Elizabeth regrese, además sólo serán un par de horas, pues luego ya me reuniré con los otros en la suite. - digo mientras las puertas del ascensor se cierran.

Además no voy a estar solo, tu me estás acompañando. Sólo espero que no te aburras con mi compañía. - sentencia Michael mientras el ascensor se detiene en el lobby.

Mientras el ascensor termina de bajar, miro a Michael. La verdad, estoy algo nerviosa. ¿Por qué me siento así? Claro que sé por qué me siento así, pero tampoco puedo evitar sentirme así. Suspiro un poco cuando el ascensor llega al lobby, me pone algo nerviosa en ocasiones los ascensores. Luego le miro.

No creo que pueda aburrirme contigo digo, con una sonrisa. Dicho esto, espero para seguirlo a la recepción del hotel. Aunque a veces sea más occidental que japonesa, hay ocasiones en que la cultura de mi país me sale casi por instinto, sin yo pensarlo. Como ahora, que me quedo un paso más atrás de él al caminar. Ni siquiera lo pienso, lo hago.

Claro, que eso me permite observar un poco el cuerpo de mi compañero piloto, pero eso no es intencionado.

Michael se dirige a recepción y tras intercambiar algunas palabras con el encargado, así como mostrarle su identificación y su tarjeta de crédito, este último le entrega una tarjeta de acceso.

Acto seguido Michael y tu suben hasta el octavo piso e ingresan a la habitación 801, mientras esperan la botella de vino, Michael coge los ganchos para ropa del armario y entra al baño.

Un par de segundos después el chico salee del baño con la bata puesta y su uniforme meticulosamente colgado.

Hiroko, voy a meterme al Jacuzzi mientras llega el vino, ya está todo pagado, si gustas puedes encender el televisor mientras llega la botella. - digo mientras regreso al baño dejando la puerta abierta para estar atento a lo que suceda en el otro ambiente de la habitación.

Michael habla con el conserje y este le entrega una llave de una habitación. Le miro, yo nunca he tenido esas facilidades. Es decir, no llevaba mala vida, no me quejo, pero llegar a un hotel y poder decir eso de "eh, dame la mejor habitación que tengas, que me sobra el dinero por todos lados" debe ser, cuando menos, curioso.

Subimos en el ascensor en silencio. La verdad, mis nervios no descienden. No sé qué pensar, no sé qué pasará en esa habitación, o siquiera si pasará algo... pero solo sé que no querría estar en otro sitio. Desde luego, no con ese empresario.

Por fin llegamos, y Michael abre. Miro el cuarto, es enorme. ¿Será la suite más grande del hotel? No lo sé, pero es casi tan grande como media casa mía, o quizá incluso como toda la casa. Me doy una pequeña vuelta sin darme cuenta que Michael ha cogido los ganchos* y se ha metido en el baño.

Solo cuando habla me doy la vuelta... y me quedo pasmada. ¡Está en bata... y es guapísimo! Trago saliva y solo asiento con la cabeza, mientras veo como se marcha. Por un momento tengo ganas de seguirle. ¿Qué pensaría si entro yo también en el baño? ¿Cómo reaccionaría? Siento mi corazón acelerando mi pulso, y como el rubor sube a mis mejillas. Intento alejar esos pensamientos, pero ya es tarde.

La debilidad de mis piernas se hace patente, y con un gesto de fastidio me siento en (¿cama, sofá? desde donde ver la tv. preferiría cama). Tras un momento para recuperarme del instante de dolor que he sentido, me doy cuenta que nunca me atrevería a entrar así como así a ese baño. Así que busco el mando a distancia y enciendo la tv. De vez en cuando lanzo miradas al baño, pero no entro en ningún momento.

Algunos minutos después alguien llama a la puerta y anuncia que se trata del room service.

- Buenas noches señor, aquí tengo su vino. - dice el botones mientras espera a que le abran la puerta.

Michael parece no haberse enterado de nada, al menos de momento.