Partida Rol por web

Me registro los bolsos. Vaya tontería, no tengo dinero, si ese traje no es mío. Trago saliva y me acerco a la puerta del baño, pero sin entrar.

Mi... Michael, el vino ya está aquí. Tú... ¿tú tienes algo para darle de propina al botones? según tengo entendido es lo habitual, pero no sé...

Con su respuesta, diré un voy al botones y abriré la puerta.

Buenas noches jovencito. ¿Qué te sirvo? - pregunta la voz aterciopelada de una hermosa barman mientras limpia una copa con un paño de seda.

La mujer parece ser una persona muy dadivosa y amable quoen está dispuesta a atenderte de la mejor manera posible.

Ya voy, dame un minuto. - respondo mientras salgo del Jacuzzi y me cubro con la bata.

La verdad es que esos cinco minutos con el hidromasaje hicieron maravillas en mi cuerpo y mi estado de ánimo. Una vez con la bata bien ajustada, salgo del baño para catar el vino y darle su propina al botones.

El joven sirvió la copa y el Charbonay no tardo en desprender su característico olor floral, por lo que di mi beneplácito al vino mientras le entregaba su propina al chico, tenía sus ventajaa ser hijo de mi padre.

Una vez el botones se va me siento junto a Hirokony sonrío.

Gracias por acompañarme en verdad me alegro de que estés aquí, cuando te saqué de tu cápsula creí que estabas muy mal, te ruego me disculpes por no haber podido hacer más en ese momento. - digo un poco apenado al recordar lo ocurrido en la mañana.

Michael... te dije antes y te repito. Si estoy aquí disfrutando de catar por primera vez este vino y de ese cuerpo, deberías haberte puesto algo de ropa es gracias a ti. Me salvaste la vida, más veces de las que piensas.

Realmente lo que dije antes es cierto: cuando me sacaste de la capsula solo pensaba en hundirme en una oscuridad cálida y agradable que me rodeaba. Pero tu caricia, tus palabras, las sensaciones que me provocaste... me pongo intensamente roja, no puedo evitarlo fueron lo que me llevaron a seguir aquí, a luchar contra esa oscuridad.

Que no hiciste más, dices. ¿Qué más querías hacer? Con un mecha sin armas no solo te enfrentaste al kaiju, sino que este me arrastraba y saltaste detrás suyo.

Me quedo callada un momento, recordando. Luego le miro. Michael, tú eres un piloto de mecha. Eres tan importante como puedo ser yo, o más incluso por ser un líder de escuadrón. Le diste la oportunidad al kaiju de llevarse a dos de nosotros en vez de solo a uno, ¿te das cuenta? Pero no lo estoy criticando, solo quiero que pienses en ello.

      Mientras pasaba entre los invitados y los altos cargos, termino llegando por fin a la barra, en donde se encontraba una bonita Barman esperando que cualquiera de los invitados le hiciera una petición... o bueno, yo... quien me estaba sentando en una de las tantos taburetes puestos en el lugar dispuesto a probar la habilidad de la muchacha. 

   - Bue~nas...- digo mientras me sentaba - bueno.... e tenido un día bastante movido, yendo de aquí para allá, viendo cosas que no me incumben y ahora saliendo de un momento bastante tenso... deme el té mas fuerte que tenga... por favor... necesito quitarme este mal cuerpo con algo... - empiezo a hablar mientras movía mis manos a la vez que iba contando mi historia ... obviamente no voy a contar nada importante ni relacionado con lo de la muchacha... pero se que ésto ni se va poder tocar en la base y necesito desahogarme con alguien...

Las palabras de Hiroko dibujan una sonrisa en mi rostro y alivian muchísimo mi pesar.

Tras terminar mi copa, me sirvo un poco más de vino y me siento al lado de Hiroko y la abrazo con fuerza con la intención de susurrarle algo al oído

Muchas gracias Hiroko. De verdad gracias. En verdad me alegro de que nada malo te haya pasado. - digo en un susurro para luego alejarme un poco de mi compañera mientras me pongo de pie y camino hacia la ventana más cercana a observar la bahía con mi copa en la mano.

Su abrazo me deja completamente paralizada, con los ojos abiertos. Ni siquiera consigo reaccionar para devolverle el abrazo. Vuelvo a notar su calor, su olor, aquel que me sacó de la oscuridad.

Pero aquello no se prolonga. Michael se separa de mí, y se va hacia la ventana. ¿Qué debería hacer? Quisiera decirle que me gusta, que me gustó siempre, pero ahora más, pero es tan vergonzoso... Entonces pienso en lo que ha pasado. Hiroko, nuestra vida es corta. Ya lo has comprobado. Si pierdes esta oportunidad, te arrepentirás. Mejor lamenta lo que intentaste y no salió que lo que no intentaste.

Me levanto de la cama. Mi corazón está acelerado, comos si se fuera a salir del pecho. Mi cara está completamente roja. Pero estoy decidida. Me acerco un poco a mi compañero, intentando calmar el temblor de mi cuerpo. Mi... Mi.... chael... hay algo más, que no te he... dicho. Yo... tú... bueno, tú... me gustas. Me gustaste desde que te conocí, y no puedo evitarlo... Tras decirlo todo mi ánimo, sin embargo, se viene abajo. Seguro que piensa que soy una cría, infantil, que se burla de mi... no debí hacerlo.

- De nada, gracias a ustedes – Les respondí con amabilidad. Pero la realidad es que sentí quitarme un peso de encima en cuanto se fueron.

Allí no había ninguna chavala de nuestra edad, y no me apetecía meterme en otra conversación a la que no sabría muy bien que decir. Lo único que me apetecía era un poco de diversión y aquí no parecía haber de eso.

Suspiré ante el comentario de Elliot de nuestros breves contertulios. Luego levanté mis hombros sonriendo. Le dije – No veo ninguna chiquita guapa con la que hablar así que te acompañaré, tal vez la camarera tenga una conversación más interesante... – Llevé mi mano a su pescuezo y le apreté amistosamente – Anda, vamos a la barra... Voy a empezar que eres un adicto al té ¿Eh? - Le dije jocoso.

La camarera observa a Elliot un tanto confundida, había escuchado diversas clases de pedido a lo laego de su vida pero nunca un té.

De pronto Kyoga llega a la barra y trata de convencer a su compañero de que beba otra cosa, la chica sonríe y busca una cajita en la barra y sirve una taza de agua caliente.

Muy bien chico lindo. ¿Qué clase de té desean beber? Tengo clásico, verde, negro, rojo, canela y clavo y té frutal. 

Mientras recorres la sala te topas con el embajador de Austria y su hija la chica te observa un tanto nerviosa.

- Buenas noches joven, que gusto poder conversar con usted. Soy Heinz Villenev, embajador de Austria.

Ella es mi hija Hellen, la verdad es que me gustaría hacerle un par de consultas sobre sus instalaciones médicas, tengo entendido que su base está equipada con lo más avanzado en medicina.

Sin embargo, quisiera saber si cuentan ya con unidades de regeneración celular, pues de ser el caso, el gobierno austriaco está más que dispuesto de ponera unas tres o cuatro a su disposición. - dice el embajador mientras su hija te sonríe amablemente.

Mientras recorres la sala, notas dos cosas, la primera de ellas, no todos los invitados son personas mayores, pues hay algunos empresarios jóvenes, además de uno que otro adolescente, presumiblemente familiares de los invitados.

Otra cosa que notas es que Elliot y Kyoga se encuentran sentados a la barra bebiendo alguna clase de infusión o bebida caliente mientras la camarera los observa al tiempo que juega con su propio cabello.

Al otro lado de la sala, Vincent está hablando con un hombre elegantemente vestido quien está acompañado por una joven de unos 15 o 16 años de edad, quien se ve un tanto nerviosa y ligeramente ruborizada.

Finalmente notas la ausencia de cuatro pilotos en la sala: Eliza, Hiroko, Michael y Tanya.

"Hola, señor Villenev, señorita Villenev" hago una reverencia hacia ella, "mi nombre es Vincent Hertz, ¿cuales son sus dudas?" termino la presentación antes de su pregunta, a la cual me dispongo a responder, "no hay ninguna maquina de regeneración celular entre nuestro equipo medico, estaremos encantados en recibir todo el apoyo que estén dispuesto a dar su gobierno", le digo al diplomático austriaco, a la vez que le devuelvo la sonrisa a la hija del embajador de Austria.

Las palabras de Hiroko me toman por sorpresa y la verdad sea dicha, Hiroko es una chica muy guapa, sin embargo lo de Eliza estaba un tanto reciente en mi corazón.

Una sonrisa amable aparece en mi rostro mientras me acerco a ella y la abrazo con fuerza, al tiempo que la miro a los ojos, sabía perfectamente lo doloroso que era un rechazo y no quería que ella pasara por ese dolor, pero tampoco iba a mentirle a alguien que me estaba abriendo su corazón.

Con mucho cuidado escogí las siguientes palabras mientras observaba esos hermosos ojos azules llenos de esperanza.

Hiroko, eres una mujer hermosa y en verdad me atraes mucho físicamente, pero no hace mucho yo tenía la vista fija en otra persona, una chica que dijo que le gustaba y al final me hizo a un lado por otra persona.

En este momento no puedo corresponder a tus sentimientos, las heridas están muy frescas, créeme que nada me gustaría más que decirte que yo también estoy enamorado de ti, pero no quiero mentirte, necesito un tiempo para procesar todo lo que siento. - digo acariciando el rostro de mi compañera mientras la observo a los ojos.

Un par de lágrimas amenazan con salir de mis ojos, pero no tardonen refrenarlas.

Acto seguido me siento en la cama y tomo a Hiroko de la cintura con bastante delicadeza.

Por favor dame un tiempo para recuperarme de esa mala experiencia y si luego de ese tiempo aún sigues enamorada de mi, prometo que seré todo tuyo. ¿Puedes esperar hasta entonces? - pregunto con la voz hecha un hilo.

Era evidente que estaba siendo sincero con mis sentimientos y que una parte de mi ansiaba poder corresponderle a Hiroko, mientras que otra se resistía a actuar tan impulsivamente.

La pregunta ahora era ¿Cómo reaccionaría Hiroko?

Alanya se paseaba por la sala sin rumbo aparente. Constató que algunos de sus compañeros ya se habían ido, pero realmente no tenía ningún sitio especial donde ir.

Entre los presentes, estaba Vincent, pero hablaba con un par de personas que Alanya no conocía. Se fijó especialmente en la chica que les acompañaba. Aunque era consciente que no tenía posibilidades con Vincent, en el fondo de su ser se hacía ilusiones. Se sentía lo suficientemente sola como para conformarse con eso.

Se acercó a distancia de poder escucharles mientras llevaba un vaso en la mano, disimulando.

Lo... lo sé. Tú te fijaste en Eliza, y yo lo sabía... y había decidido no decirte nada. Incluso después que... llegaste del gimnasio tan desencajado, no me atreví a acercarme. Pero... cuando... cuando me sacaste de la oscuridad, lo vi claro.

Miro a los ojos de Michael, me pierdo por un momento en ellos.

Michael, ahora estoy segura de mis sentimientos. Pero también soy consciente de los tuyos, tan enrevesados ahora con lo que ha pasado. Si tengo que esperar, esperaré. Pero... recuerda una cosa. Y no te tomes a mal lo que voy a decir, no te estoy presionando ni pidiendo que tomes una decisión apresurada, solo es lo que he aprendido de esta experiencia: la vida es demasiado corta para perderla lamentándose.

Muevo la cabeza, como queriendo apartar un mal pensamiento, y sonrío levemente a mi compañero. Dios, vaya sarta de tonterías estoy diciendo. Pero bueno, ahora ya puedo estar más tranquila. Esperaré, solo quiero que comprendas que no estás solo, que ella no es la única mujer que se interesó por ti desde el principio. Ahora, dejemos el tema, ¿ne? Joder, ¿por qué he dicho ne? Di... digo, ¿si?

Siento como me he quitado un auténtico peso de encima. Ahora él lo sabe, al menos eso ya lo he conseguido. Igual nunca me corresponde, pero ya no me arrepentiré de no habérselo dicho. Y no me ha rechazado de plano, ya es algo. Lo malo es que su mano en mi cintura me pone aún nerviosa... pero se siente agradable.

Me alegra poder servir a su causa alférez Hertz, ahora si me disculpa tengo asuntos que atender, el dia de mañana haré los arreglos para que mi gobierno haga entrega de los equipos ofrecidos.

Sin embargo joven, hay un pequeño favor que me gustaría pedirle, será mucha molestia que acompañe a mi hija durante algunos minutos y le presente a sus conpañeros. - dice el embajador de manera educada.

Esto es lo que escuchas. 

Me alegra poder servir a su causa alférez Hertz, ahora si me disculpa tengo asuntos que atender, el dia de mañana haré los arreglos para que mi gobierno haga entrega de los equipos ofrecidos.

Sin embargo joven, hay un pequeño favor que me gustaría pedirle, será mucha molestia que acompañe a mi hija durante algunos minutos y le presente a sus conpañeros. - le dice el hombre a Vincent de manera educada.