Partida Rol por web

El hombre se dispone a golpearte, y eso te permite darle dos puñaladas que le hacen encogerse, como si le hubieras dado dos golpes muy fuertes. Una en la pierna derecha, primero, y otra en el pecho. 

-AAAAaargh!-

Hay sangre en tu puñal y él se echa las manos a los lugares donde había acertado el cuchillo. 

Pero el hombre se mira las manos, manchadas, aprieta los dientes y ciego de rabia se lanza sobre tí. 

El impacto del malnacío fue fortuito consiguiendo así desviar uno de los ataques de la muher, sin embargo eso le puso al alcance et sólo tuvo que repetir el ataque una vez más con todo el cuerpo a su alcance sin embargo sólo impactó en uno de los brazos. La sangre del maldito manaba profusamente como si fuese un cerdo degüellado preparado para ser pasto de morcillas.

Mi armadura empieza a ¿congelarse? cuando ya tengo al lobo negro subyugado y éste empieza a difuminarse. Voto a bríos que aquesto es lo más raro que he visto en mi vida. El dolor me hiere y aprieto los dientes, no dejaré mi empeño ahora que siento que la victoria está cerca, así que haciendo de tripas corazón, me lanzo contra el lobo negro y le lanzo otras dos estocadas con mi escarchada espada...

Fray Tomás cae bajo el ataque del lobo. Tenemos que acabar con el resto, ahora que parece que el líder sigue retirándose y que estamos venciendo al resto. Me acerco a donde ha caído para intentar protegerle de futuros ataques.

No sé que magia ha sucedido, pero el fuego sigue atenuándose y siento un frio helador en los huesos. Espero que esto acabe pronto.

El aguacil te mira a tí, al mozo, que en silencio y temeroso asiente con la cabeza, y después al rufián que yace en el suelo. De repente, el cuerpo, inerte durante toda tu arenga, sufre un par de estertores, y se oyen algunas exclamaciones de sorpresa. Vuelve a quedar inerte, y el silencio, sólo roto por el canto de los gallos de los corrales y los relinchos de tu caballo inquieto, se hace en el patio. El alba despunta, ya se ve con claridad. 

- Vuesa merced ha de venir a explicar este lance al juez- Dice el alguacil con voy enérgica y una expresión de fastidio, pero al mirar al ya cadaver, sonríe levemente. 

- Et non credo que encontrase de buena gana pues aqueste desdichado es el cuarto muerto en aquesta villa, desde ayer.- Dice ya en voz más baja. 

- ¡Tú!- Señala al mozo . -¡Ven!- Sigue dando órdenes. -Recoged el cuerpo et traédlo a la plaza... ¡Con una carreta, non a rastras!- ... ¿En que dirección partió? ¡'Olivero'!, cabalgad a Calatañazor et faced aviso de que un ladrón de caballos pudiéra trovarse allá...- !El Timoteo se viene!

No te ha pedido que entregues la espada, así que la situación te parece menos amenazante. Y de repente te das cuenta de que hay un monje entre los locales. Resollando y rojo como un tomate se acerca al aguacil, que deja de dar órdenes. El aguacil se lleva las dos manos a la cabeza, resopla. 

- ¡Al claustro!- Grita el aguacil tras descubrirse al cara -¡Raúdos!, ¡algo sucediere en el hospitium!- Y te señala -¡Venid!-

El hombre vuelve a aullar de dolor cuando le clavas el puñal en la pierna, y al intentar golpearte con todo su empeño y fallar todo su empuje le hace trastabillar y salir lanzado contra la pared contraria en la que se apoya para no caerse. 

-Maldita, MALDITA!-

Se oyen voces fuera, pero no prestas atención a lo que dicen. Cada grito se oye más cerca. Eso es lo importante. 

Estoy dispuesto a acompañar al alguacil ante el juez. Confio plenamente en salir exculpado, más me extraña el asunto de los muertos. ¿Qué sera lo que aquí acaece? Entónces el alguacil me exorta a ir con él. No tengo muchas opciones et quiero saber que es lo que ocurre para que a aquestas horas venga un monje a solicitor ayuda. Non es que me guste dar la mia ayuda porque sí, pero sé dónde puede haber una buena historia, una historia para contar luego por los pueblos o asustar a las mozas para que caigan rendidas a los mios brazos. Et aquesta me paresce una de esas. De modo que sigo al alguacil para ver que pasa.

Aquel maldito estaba perdiendo su interés en ella, eso era bueno pero no lo suficiente. Debía pagar, pagar por todo lo que la habían hecho en su vida, tal vez se arrepintiera por no dejarle escapar con vida. Incluso ella estaba deseando largarse cuanto antes de allí para no tener que dar explicaciones... 

Atacó nuevamente buscando terminar aquello... La primera apenas dio en un punto vital pero la segunda fue derecha al pecho.

Parecía ser suficiente... Las voces estaban próximas, ella con manchas de sangre... Mucho que explicar... Quería marcharse

Pareciera que el lobo y Zacarias se hubieran retado a un duelo y el animal hubieran entendido el destino que el hacha del antiguo criado, ahora cazador de lobos, le deparaba. El lobo se lanza sobre el pecho del judío y le muerde en el cuello, desgarrándole. Un grito queda ahogado por un gruñido, que se interrumpe cuando Froilán se tira encima del lobo con su cuchillo helado y lo mata. 

Pareciera que el lobo y Zacarias se hubieran retado a un duelo y el animal hubieran comprendido que el hacha del judío iba a acabar con él, como había hecho con los otros lobos. Así que se lanza sobre el pecho del judío con sus patas delanteras, dispuesto a apresar el cuello. Pero Zacarías, viendo venir el mordisco, acierta a meter el mango del hacha que empuñaba, la cual el lobo arranca de sus manos mientras ladea la cabeza furioso. Gruñe con el trofeo en sus fauces, pero se interrumpe cuando Froilán se tira encima del lobo con su cuchillo helado y le hinca el puñal en su lomo, como si fuera un toro. 

El otro lobo intenta esquivar los golpes que recibe amagando con morder, pero tras recibir un palo, huye enseñando los colmillos hacía atras cojeando.

El lobo negro aunque casi una sombra, salta a morder al caballero de Santiago, y queda colgando de sus fauces apresando las grebas, se apoya en sus cuartos delanteros para volver a morder, esta vez perforando el costado de don Tancredo. 
Pero el caballero le hace soltarse de un mandoble. Y con un segundo, golpea al principio a un lobo, pero la espada atraviesa un montón de hielo, en lugar de un animal, y salta en mil pedazos, como nieve. El lobo negro ha desaparecido. Y un viento gélido que ya habiais sufrido antes, arrecia helando vuestros rostros y manos, llenándoos de escarcha y apagando el fuego. 
Se para pronto y deja todo en una calma rota por gemidos de dolor. Y una oscuridad profunda ahumada por la madera quemada.

Unas luces se ven a lo lejos. Vienen de Ucero. 
 

Intento golpear al lobo que ataca a Fray Tomas, pero no lo consigo. Por suerte, Godosteo si consigue darle y el lobo huye. Otro menos. Me giro para ver cómo van los demás y veo como el  caballero acaba con el gran lobo diabólico y Froilán consigue abatir al lobo restante.

Parece que hemos sobrevivido al ataque. De repente vuelve a hacer mucho frio y las llamas se apagan dejándonos a oscuras de nuevo. Miro hacia el camino a Ucero, donde parece que las luces siguen acercándose, pero no soy capaz de calcular cuánto tardará en llegar la ayuda.

- ¿Estades todos bien? - pregunto al resto de mis compañeros - ¿et alguien ten con que facer fuego de nuevo? -