Partida Rol por web

Observe sin interrumpir mientras hablaban los recién llegados, ¿cómo el obispo sabía lo que acababa de ocurrir?, no creía que los lobos hubieran desaparecido completamente, solo que nos dieron una tregua por alguna razón.

- Non creo señores que sea sensato viajar de noche, et más se solo vades dos - les dije sin querer meterme mucho en la conversación

Luego me dirigí al posadero para preguntarle - Maese, ¿habéis visto hoy a Benvido?, ¿sabedes do esta su carro plantado? - creo que debiera hacerle una visita antes de ir a casa de Tegiria.

Vamos a la taberna et mientras voy entrando tras Flora et su padre veo de reojo llegar dos hombre que dicen venir del Burgo de Osma.

Me interesa mas el yantar que nos pueda ofrecer el tabernero et voy entrando mientras los soldados hablan con los hombres en la puerta de la taberna

-Buen señor, poco es. Non son más que caricias, e tenga por seguro que si el padre, Martín Nabero, non hallárase ferido y en cama, por buen seguro le daría una gran paliza, ca partió al bosque sin permiso... Bien lo supe yo mas non osé decírselo, ca allá habría tenido mucho mal de pensar que su fija acompañaba extraños entre los mesmos lobos que atacarónle...Todo el día anduve yendo y viniendo, e hube de cerrar la taberna, a pesar de que los vascones pedíanme que la abriera y que el conde erraba por el pueblo... Por cierto, ¿non era con vos una dama llamada Amelia? buscábala con desespero el Señor de Ucero...-Dice Tomás, y volviéndose a Nuño, casi sin pausa:
-¿El carretero? Non lo he visto hoy e non es cosa extraña, ca dijéronme que viéronlo aquesta mañana yendo al bosque... El pobre omne andaba envuelto en una piel de lobo. Más por seguro que aquestos non olieronle como a uno... Dios se apiade de su alma.- El tabernero se santigua dudando por donde empezar.
 

Los dos jinetes miran en silencio a Nuño. Después Teolfo pide permiso a don Tancredo. 

- Disculpad, señor, ¿puedo fallar con el sirviente judío? Zacarías!

Y Teolfo descabalga y coge del hombro a Zacarías.

-Pues que cesen tales caricias que ningún bien han de hacerle a la muchacha, que si partió fué por hacernos un favor et non por otro motivo. Y en mucho valoramos que nos acompañara-Me saco del bolsillo una dobla de oro y se la lanzo al tal Tomás-¡Tomad! Un pago justo por lo mucho que nos ha ayudado. Agora explicad cuál es el motivo de la herida del padre.

Preguntome do habrá ido Amelia et la fijación del señor de aquestas tierras con ella.-¿Sabedes qué pretendía el carretero yendo sólo al bosque?-digo por inercia mientras pienso en Amelia.

-Zacarías, díxonos monseñor de buscarte, e de preguntarte “fue liberada el ave o se escapó”... Por Dios que es pregunta extraña e mandonos volver sin demora antes de mañana si la respuesta era no, ca debía decidir si comprar varios cientos de ovejas a las mestas e mandarlas a las montañas, pues eran reticentes. Zacarías, ¿qué hay con el pájaro? 
 

—Pues no me acordaba de esa maldita ave —mi cara debe reflejar bastante bien la sorpresa—. Ayer, llegando a Ucero sufrimos un ataque de esas bestias. El carro donde viajábamos se accidentó, la jaula cayó y la paloma se escapó. No pude hacer nada más que temer por mi vida y tratar de no ser devorado por los lobos. Mis perdones a monseñor por no haber podido cumplir lo que me encomendó.

Lo miro un tanto extrañado antes de añadir:

—Mas, ¿qué trapicheos con las ovejas se trae monseñor? ¿Acaso no está infestada esta zona de lobos como para invertir en eso?

Teolfo se exaspera: -¡Zote! ¡Aquesta es la razón! Cree monseñor el obispo que fuessen libre de lobos los montes e quiso fazer las mestas traer los rebaños, e como aquestas no se refiaban, quiso dar exemplo... o fazer negocio..- Añade en bajo. -¡E aqueste pájaro que escapósete era la señal de que non había lobos ya! Si non regresamos aquesta noche el obispo ¡e los pastores!  van a molernos a palos...
-Teolfo, Prefiero una paliza a los mordiscos de las fieras ¡que fazen ataques a los omnes! -Interviene Juan - Non faré el camino de regreso yo aquesta noche..-

-Nada sé del carretero, que Dios se apiade de él..-
El tabernero atrapa al vuelo la moneda, con lo que suelta a la pequeña. Empieza a inclinar la cabeza servilmente a Arturo, cada tres palabras, y se lanza a abrir la puerta de la taberna a Orosia de par en par. Flora aprovecha para escapar y agarrarse del brazo de Zacarías, que conversa con Teolfo.
— Si tan noble señor hubo a bien de pedir los servicios de la.. niña, por seguro que su padre non pondrá pega ninguna. Es sólo que el pobre omne fue atacado por lobos, cuando regresaba de visitar al Vermudo e desde entonces anda trastornado e en la cama... E cuando supe que el Buitre regresó malferido al castillo aquesta tarde...-
 

La vista de la casa de Tegidria te reconforta casi tanto como la sopa que calienta tus manos y la manta que Tegidria te ha puesto sobre los hombros, una vez en su interior. Tegidria  se había burlado con suavidad de la suciedad de tu ropa, y te había explicado que el silencio en la casa, se debía  a que Godesteo y Froilán habían sido llamados al castillo esta tarde. 
Sólo entonces, mientras mira el fondo de la olla que estaba removiendo con un cucharón de palo, pregunta:
-¿Vistéis a Vermudo, pequeña?
 

Amelia permaneció como un pasmarote, la dulzura de la vieja amiga de su madre la detuvo más la pregunta que terminó por formular acabó por romper su coraza:

-Tegri... Está muerto, matáronle. Estaban cocinando su cabeza... -Entonces rompió a llorar.

Tegidria te mira con una mueca de repulsión y suelta con aprehensión  el cucharón con el que removía la sopa. Se sienta en una esquina, y se queda mirando el vacío durante un rato. El fuego ilumina su cara, que parece ahora más arrugada, y puedes percibir como sus ojos están secos.— Vieja soy para lloros, pequeña... Vermudo sabía que algo iba a fazerle mal, ca así me lo dijo...  Más non temía tanto a los lobos, como a... Los lobos non cocinan aquello que devoran...- 
 

- Amelia...con grande mezquindad, rezaba por que Vermudo dijérate aquesto, e non fuese yo quien hubiera a bien revelarlo, más non puedo callarlo...  fue Jimena como una buena madre para ti, más sin serlo de verdad...-  Tegidria se acerca con una mano extendida temblorosa, parece una anciana ahora. -Por mis huesos que non se más de aquesta historia, más... quizás tu padre...sepa decirte más.

Si, tu padre, don Gregorio, Señor de Ucero. Aquesto si que sé por seguro..

—Vaya, pues parece que al obispo le interesa más hacer negocios que la seguridad del propio pueblo —recrimino a Teolfo.

En ese momento, aparece Flora y me agarra del brazo. Veo que Arturo ha conseguido que Tomás no le pegue más y, en su lugar, el hombre ha abierto la taberna.

—Mi señor —hago un ademán con la cabeza—, si me disculpa... 

Me doy la vuelta y entro a la taberna con el resto de mis compañeros.

Me preocupe cuando el posadero indico que Benvido se había ido al bosque solo, convencido de que el carretero sabía más sobre los lobos de lo que parecía y que tenía más vidas que un gato, esperaba que hubiese conseguido salir del bosque sin problemas mientras los lobos nos perseguían a nosotros.

Sin embargo cuando el posadero siguió hablando y menciono al Buitre llegando malherido mire a Tancredo, tal vez el caballero tenía razón en querer ir a hablar con el conde, más no estaba seguro que increparlo en mitad de la noche fuese la opción más sensata, sin querer que me oyeran los recién llegados hable casi en susurros al caballero tratando de hacérselo ver.

- Tenéis razón caballero, el Buitre está en el castillo, más no creo que el conde nos recibiera de buena gana si lo interrumpimos en medio de la noche - le dije - tal vez debiéramos recuperar fuerzas e intentarlo en la mañana -

Asiento a las palabras de Nuño-Señor-refiriendome al tabernero-¿podríamos ver al padre de Flora?-Non doy más explicaciones, pero puede que ese omne fuese el último que vió al Vermudo con vida et tal vez tenga algo de información que bien nos vendría.

 Vieja soy para lloros, pequeña... Vermudo sabía que algo iba a fazerle mal, ca así me lo dijo...  Más non temía tanto a los lobos, como a... Los lobos non cocinan aquello que devoran...- 

-Y quiénes lo facen si no Tegri... ¿Quiénes?... -La impelió inútilmente esperando encontrar respuesta, más en lugar del silencio las siguientes palabras resultaron más extrañas que reveladoras...

- Amelia...con grande mezquindad, rezaba por que Vermudo dijérate aquesto, e non fuese yo quien hubiera a bien revelarlo, más non puedo callarlo...  fue Jimena como una buena madre para ti, más sin serlo de verdad...-  Tegidria se acerca con una mano extendida temblorosa, parece una anciana ahora. -Por mis huesos que non se más de aquesta historia, más... quizás tu padre...sepa decirte más.

Si, tu padre, don Gregorio, Señor de Ucero. Aquesto si que sé por seguro..

-Dudo que Don Gregorio tenga a bien recibirme -Contestó sorprendida, no sabía cómo sentirse ante tales revelaciones que no sabían a qué venían en aquellos momentos. -Puede que ni sepa de mi presencia por aquestos lares, no en vano bastarda soy... Ayy mi madre, viviste lo mismo que he vivido pues no dicen que los pecados de unos los acaban reviviendo su prole... ¿Por qué?

Don Tancredo escucha a todos y hablando a la vez y reconoce que este guirigay de voces y opiniones lo desconcierta. Tantas intrigas lo tienen superado, vive Dios. Pero cuando los que mandan no juegan limpiamente, es que se hace de verdad difícil... De todas formas, una cosa lo inquieta, que esta gente aún no ha tratado. Mientras los enviados del obispo hablan con Zacarías, Don Tancredo se dirige al tabernero, que tan bien dispuesto se muestra con las monedas de Arturo.

- Oídme, tabernero. Estuvimos en la cabaña de Vermudo. Alguien acabó con su pobre vida. Y a fe mía que no fueron los lobos, pues que los lobos no cocinan. ¿Vos sabéis quién podía quererle mal?

-Nadie odiaba a Vermudo en aqueste pueblo, e nada temía él, más que por los estómagos vacíos de sus xentes... quizás .. una sombra del bosque...
-Pequeña.. tu padre non sólo sabe de tu existencia, mas sabe que estás en Ucero, ca ayer estuvo el día entero a las puertas de ésta casa esperando vuestro regreso. Poco faltó para que partiera al bosque en vuestra busca, ca mandó llamar a los vascones y varios soldados, más dijéronle que tornó el Buitre del bosque malferido, e volvió al castillo por la tarde.. Non sin antes advertir que faziera aviso tan pronto tornaras..

-..e llevándose consigo a los sanadores o salutadores aquestos

-Mi padre... Aquellas palabras tornaba extrañas en sus labios. -Padre -Volvió a insistir como pretendiendo facerse idea et paladearlas. No estaba contenta con el proceder que había llevado pues malas cosas ficieronla por tener precisamente poco linaje, aún bastarda la cosa mejoraba en parte... Además estaba el asunto de terras galegas et la pena de muerte que presuponía que pesaba sobre ella.

-Marcharé pues, allí marcharon también los loberos y Don Arturo. También Don Tancredo. -Decidió en voz alta. -Gracias Tegri, sin ti no habría podido llegar tan lejos. Confío en poder hacer justicia sobre el pobre Vermudo. Mucho fizo et nada pidió en cambio como para dejar que su memoria se marchite así.