Partida Rol por web

Aguas Nuevas Reloaded

2: Primeras exploraciones (¡Contacto en el mar!)

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16/09/2020, 18:56
Narrador

La flota se separó y el grupo mayor siguió adentrándose en la bahía de los acantilados blancos, mientras la carraca ZigZag se dirigía hacia el oeste, de nuevo a encontrarse con aquéllos hombres-animal.

Rumbo al sur, los acantilados eran hermosos, cubiertos de jungla en su parte superior y en muchos puntos de sus paredes. Las aves anidaban en ellas, y numerosas calas y cuevas se dejaban ver.

Quienes no disfrutaban tanto del espectáculo, buscando rocas peligrosas o a las sirenas, eran los cuarenta elfos marinos que acompañaban los navíos bajo la superficie, y nos vigías y marineros que controlaban que nada peligroso se acercase desde ninguna parte.

Bien adentrados en la bahía, por la tarde, pudieron ver al sur un gran río que alimentaba la bahía, y zonas donde los acantilados daban paso a terreno mucho más suave. Si la profundidad del río era proporcional a su anchura, es posible que incluso fuera navegable.

Los elfos habían estado advirtiendo de la cercanía de sirenas durante mucho tiempo, aunque siempre se acercaban y volvían a alejarse... pero ahora empezaron a salir por docenas, en la superficie.

Al principio parecía un espectáculo bello, hasta divertido... Hasta que empezaron a contarse un par o tres de centenares. Unas pocas de ellas llevaban lanzas de bronce, alguna incluso armadura, pero eran apenas un diez por ciento, el resto llevaba lanzas de madera con punta de piedra, y escasa o ninguna armadura o ropa.

Los elfos marinos advirtieron del peligro bajo el agua, donde contaban otras trescientas más, muchas de ellas jóvenes, tan sólo el veinte por ciento eran hombres, y aunque no les atacaban, les impedían seguir avanzando al sur, por lo que ordenaron detener los navíos para que no fueran si protección más adelante.

Una sirena salió a una roca cercana al Emperador. Hizo algunos gestos hacia las demás, y mantuvieron el cerco sobre los barcos, que tenían rodeados. Empezó a hacer gestos y a hablar, incluso gritar, para nada de buen humor, aunque haría falta acercarse para saber si el idioma era siquiera comprensible.

Notas de juego

Mapa

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16/09/2020, 22:50
Lilianna Cassalanter

Lady Cassalanter, ataviada con su armadura y sus armas, aunque guardadas estas, otea el horizonte. Los elfos marinos avisan de la cercanía de las sirenas, recibiendo una respuesta clara de la gobernadora.

Haced gestos de que suban a la superficie. -indica, empezando a tamborilear ligeramente con las uñas de los dedos índice y corazón de la diestra en la baranda del barco.

Fuese por esta orden o fuese por otra cosa, al rato las cabezas de sirena empiezan a surgir. Al ver la distancia de algunas, toma a la persona que tenga más cerca y le indica:

Busca a algún mago, hechicero o semejante, que tenga algún conjuro para elevar la voz o enviar mensajes a distancia. -le indica.

Tras eso, se gira hacia las sirenas y con mucha lentitud, hace gesto de tomar su arma y dejarla en el suelo, para indicar que no venía con intenciones de pelea. Algo que podría hacer peligrar una imagen que contaba que no viesen desde el agua, pues cerca de los militares tiradores había ordenado dejar pequeñas pilas de arcos y flechas, de tal manera que no fuesen visibles desde el agua, pero que estuviesen a mano para reaccionar si hubiese que liarse a saetazos.

¡Quiero hablar con quien las lidere, gentes del mar!¡Somos amigos! -comienza diciendo.

Una de las sirenas se sube a una roca y comienza a soltar cosas incomprensibles a esa distancia, con lo que la Cassalanter chasquea la lengua y palpa uno de sus bolsillos. Seguro que de esto no tienen la gente de los mares.

En caso de que no tenga ningún mago capaz de permitir la comunicación entre Lilianna y la sirena, ordenará:

¡Preparad un bote! Tened una escala preparada cerca de donde estemos, y mantened a los arqueros atentos. ¡Muchachos, cuento con vosotros, corazones y brazos firmes! -les grita, contando con levantar la moral.

Notas de juego

Auras: Fuerza de Voluntad y Pulso Firme.

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18/09/2020, 11:47
Tressa

Tressa salió a la cubierta tras la reunión con la Cassalanter. Estaba repasando mentalmente los puntos tratados mientras se dirigía hacia donde estaban Feanor y Oropher. Intentó entablar una conversación amistosa, cuando le pareció ver en el agua que asomaban alunas cabezas. Quiso ignorarlo, como si el suceso no fuese real, pero llegó un momento en que la evidencia era abrumadora. 

La joven no podía apartar los ojos del agua y, sin darse cuenta debido al temor que inspiraba aquella imagen sobrecogedora, se agarró con cierta fuerza del brazo de Feanor con ambas manos.

- ¡Ay madre! - dijo en voz baja - ¡no salimos de una y nos metemos en otra!

De pronto Tressa se dio cuenta que estaba agarrada a Feanor y, aunque ese gesto probablemente le había servido para mantener la calma en un primer momento, se ruborizó de tal forma que el color de su cara podía confundirse con su pelo. Soltó ambas manos a la vez

- ¡Perdón! - dijo en un tono de voz más alto del que sería recomendable en esa situación. 

La chica se llevó ambas manos a la boca y siguió observando la escena. Luego vio salir a Liliana Cassalanter, como preparada para afrontar aquello. Tressa la miraba con cierta desconfianza, expectante por lo que fuera a hacer. Verla armada no le dio buena espina. 

- Pero... ¿qué? - comenzó a preguntar a los dos elfos

Un suspiro de alivio brotó de sus labios cuando vio a la advenediza soltar el arma, pero pronto volvió a sobrecogerse cuando la gobernanta pidió bajar del barco. Tressa no salía de su asombro.

- No sé yo si será lo mejor - dijo expectante - ¿no sería más prudente dar media vuelta con el barco y buscar otro sitio? ¿porqué nos hemos acercado tanto a... a las sirenas?

La mercader no podía moverse de donde estaba. Miraba tanto a Oropher como a Feanor como a Liliana y a todos los que había en la cubierta, a ver si alguien reaccionaba. Pensaba a toda velocidad qué podría aportar a esa situación, pero tampoco se le ocurría nada más que intentar defender el barco. 

¿Habría sido un movimiento temerario ir en aquella dirección y estarían arriesgando la vida de todos los que iban a bordo? ¿no sería más prudente dar media vuelta? El barco ya había sufrido numerosos desperfectos y la visión que todas las tribus que habían avistado desde la borda bien podrían pensar en ellos como invasores, más que como unos deseables vecinos. Las reacciones de esos seres podría ser cualquiera. 

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19/09/2020, 01:10
Sirena

La sirena, que evidentemente estaba rodeada por otras cuantas bajo el agua, miró cómo Cassalanter bajaba a la barca, junto con varios marineros bastante acojonados y algunos soldados, también escoltada por seis de los elfos marinos, y se acercaron a la roca.

La sirena miró hacia una de las soldado que asomaban, la cual le preguntó:

¿Cree que hablará algo que podamos entender?

La que estaba en la roca respondió. 
Esperemos...

Cuando Cassalanter estuvo lo bastante cerca, la sirena la miró de arriba abajo, inspeccionando la extrañísima vestimenta de metal. Cogió aire y la miró a los ojos, feroz.

Tus... Miró al barco y de nuevo a Cassalanter. Cosas han entrado de nuevo a nuestras aguas. La primera vez érais cuatro, y ya os quedó claro que no os queríamos por aquí. Ahora venís con seis, y más grandes. Si lo que queréis es guerra, sabed que vais a lamentarlo. Los pies nunca han nadado tan rápido como las colas, y vuestro bronce gris no nos da miedo.

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19/09/2020, 15:50
Oropher

 La mirada de Oropher hacia Feanor y el resto, desde atrás, manteniéndose al margen, fue mucho más intensa de lo que había sido para la nueva amenaza que se cernía desde las profundidades. Su primera preocupación no fue ver como la gobernanta se disponía a su habitual forma de diplomacia. ¿A qué renunciarían ahora por el bien de todos? ¿Y ella? ¿A qué iba a renunciar? Ponía en riesgo su vida descendiendo, y a ojos del elfo solar, era un equivocación ir ataviada de aquella forma. No entendía que había pasado entre Tressa y ella como para que se hubiese cambiado de ropa. Acaso....No puede ser. De soslayo observé a la mercader, que sin duda, vivía intensamente aquella situación. ¿Permitiría Feanor que ella le tocase?

 El no llevaba su armadura, ni portaba más armas que la sonrisa que se formaba en la comisura de sus labios, su atractivo cuerpo, entre desaliñado y glorioso. Apoyó la diestra sobre la baranda, y se le ocurrió lo gracioso que sería retirar la escalera por la que su máximo dirigente descendió. Sin la presencia del almirante, ¿en quién recaía la organización de la nave? ¿Quién iba a dar cuenta de la seguridad de la chica?

 Oropher miró a su alrededor, un barco repleto de gente, cuyas órdenes parecían estipuladas de antemano. Eso quería decir que Liliana era muy prudente y previsora, o que simplemente lo tenía todo orquestado. Si lo tenía preparado de antemano para lucirse, era lo peor que le había pasado a la colonia antes incluso de formarse, y si estaba improvisando sobre la marcha de una forma tan arriesgada, exactamente igual.

 Igual si echamos lejía al mar...

 Se sonrió, podía optar por preocuparse y echarse a temblar o simplemente aceptar que el destino de la tripulación y el propio estaba ahora en manos de una persona totalmente muerta por dentro. Se inclinó para mirar al mar, escuchando a las sirenas.

 No todos los días puedes ver algo tan hermoso.

 La atracción que generaban aquellas criaturas en los marineros, su capacidad seductora y su letalidad, embriagaban al elfo solar. No perdería la oportunidad de ver a todas aquellas criaturas, las sombras fugaces bajo las olas que morían contra la madera muerta del casco, el sonido de las amenazas, y la situación que parecía anunciar una muerte segura. Inspiró fuerte por las fosas nasales, aquello era lo que significaba estar vivo.

 Todo saldrá bien. - confiar en las mentiras de Cassalanter era lo poco que podían hacer.

 - Pero...asegurémonos de que nadie lo pone más difícil. - renunció entonces a la imagen de belleza, atracción y peligro que ofrecían las sirenas para volver a lo más mundano de aquel viaje a través del mar.

 Claro que Oropher se refería a la gente del propio barco, no había nadie para pedirles calma, para controlarlos. Y aunque muchos eran suficientemente inteligentes, no todos estaban dispuestos a quedarse quietecitos mientras Lilianna jugaba a dejar en quiebra la nueva colonia.

 Con la mirada le pidió un poco de apoyo a Tressa y Feanor. Los fieles de Mystra podrían ser fundamentales y tener un papel regulador en aquella situación, podría convenirle que los mandos se apoyasen en ellos en futuras ocasiones gracias a esta oportunidad. De Tressa sólo se exigía lo evidente, era la mejor persona que había en aquel barco, sin contarse a sí mismo.

 - Si se asustan puede que arrojen objetos a las sirenas, o hagan algún gesto obsceno que no pase por alto. 

 Tampoco queremos que alguno de los nuestros se lance por la borda para ver si puede tocarle los pechos a una sirena. - se anticipó.

 Se separó de la madera que impedía que cayese al mar con un impulso delicado y flexible, se estiró los brazos y asintió con una gran sonrisa.

 si decidían quedarse allí como pasmarotes podría entenderlo.

 Con una voz melodiosa, pero alzándola ligeramente, llamó. - ¿¿¡Kruuthh!?? - lo buscó con la mirada, necesitaba ayuda de confianza para mantener la calma del barco si todo se iba al garete. 

 No confiaba demasiado en los marineros de aquel almirante, pero sí en que Cassalanter se las arreglaría, eso era lo más seguro de todo. Un poco de apoyo para salir con vida no les vendría nada mal a los que seguían en aquella tumba flotante de madera.

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19/09/2020, 21:50
Tressa

Tressa estaba inmóvil en el sitio, abrumada por la aparición de las sirenas, sin embargo, captó la mirada de Oropher y lo siguió. No pudo evitar resoplar ante sus comentarios, el elfo tenía razón, había que hacer algo, colaborar para que la situación no fuese a peor, si es que podían.

Por supuesto, la mercader había escuchado leyendas acerca de las sirenas, pero no sabía cuánto de cierto había en ellas ¿afectarían con su voz a la tripulación del barco? ¿tendría el mismo efecto aquellas artimañas sobre las mujeres igual que sobre los hombres? 

Con todas esas preguntas en la cabeza, que tal vez más tarde le preguntase a Feanor, pues lo había tomado como una referencia en cuanto a otros seres o criaturas, se dispuso a ayudar para que no cundiese el pánico. Se acercó a un grupo de marineros. 

- Señores, tengan cuidado - les dijo - lo más prudente ahora es pasar desapercibidos. No os dejéis engañar, quizás sea mas sabio ir adentro y esperar a que nuestra señora se encargue de la situación, igual que ocurrió con el dragón. 

Tressa insistía para que entrasen dentro a los diversos grupos que había esparcidos por la superficie. Siempre que la ignoraban o no le hacían caso, esta insistía hasta que al menos la escuchaban. Tampoco perdía de vista a Feanor o a Oropher. Si las leyendas eran ciertas y las artimañas de aquellas criaturas afectaban a esos dos elfos, no tendría reparos en cogerles de una oreja y meterlos dentro. Ambos eran importantes para la expedición. 

Cuando pasó al lado de Oropher, le volvió a reconocer el gesto que con el dragón había pasado totalmente desapercibido.

- Siempre estás pendiente de los civiles - dijo Tressa con bastante curiosidad- Te lo agradecemos. 

La mercader hizo todo lo posible por mantener la calma en la superficie del barco. Tener algo que hacer en esos momentos de tanta tensión era reconfortante. No obstante, lanzaba furtivas miradas a Liliana Cassalanter, preocupada por su seguridad. Se estaba exponiendo mucho ¿Y si le atacaban? A Tressa le horrorizaba lo que podría pasar

- ¿Creéis que estará bien? - preguntó inocentemente a los que había alrededor 

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19/09/2020, 22:13
Lilianna Cassalanter

La situación, dado que o bien ningún mago de Feanor había preparado algo semejante o no lo habían ofrecido, así como tampoco los militares, había desembocado en que tuviese que bajar directamente (lógicamente, varias personas se quedarían cerca de la escala para subir a todos con celeridad de ser necesario). Tras el evidente gesto de desarmarse y lo que implica, aunque aún porta el escudo y una daga en el cinturón, la Cassalanter termina por acercarse esos pocos metros en un bote.

Ante las palabras de una sirena a la otra, la Cassalanter les responde en la misma lengua cantarina de las mujeres acuáticas.

Bienhalladas sean, no sufran por la comunicación, las entenderé y responderé en su idioma. -indica con una agradable sonrisa.

Escucha sin interrumpir las palabras de la que quizás sea la líder de las sirenas, manteniendo una expresión tranquila y amistosa, abierta al diálogo.

Por favor, no convirtamos en algo hostil lo que no tiene motivos para serlo. Lamento la confusión, la otra vez no estaba en los barcos como para comunicarme o entender lo que querían. -les responde tranquilamente- No tenemos ningún motivo para iniciar hostilidades con su gente. Ustedes viven en el mar, y nosotros en tierra, no habremos de perturbar su paz en demasía. -les responde con tranquilidad.

Llegado a ese punto, introduce con deliberada lentitud una mano en el bolsillo y extrae unos pendientes, de cristal con un engarce plateado.

Aquí les entrego un pequeño presente, nada más que una simple muestra de simpatía de mi persona hacia quien les gobierne. Solo una muestra mínima de simpatía, y de lo que nuestro pueblo es capaz de hacer. -responde, mostrando que lleva y luce unos similares- No solo trabajamos cosas como lo de nuestras armas y armaduras, llamado acero, sino también múltiples cosas para la paz. -responde con total tranquilidad ante la sirena, aunque "acero" tiene que decirlo en su propio idioma y trata de traducirlo a "sireno"- Estamos a la búsqueda de establecer un buen hogar donde poder crear estos y otros productos. Estaría encantada de contar con su permiso para continuar nuestro rumbo, si esto nos permite rodear la bahía por el sur, así como de mantener buenas relaciones con sus gentes. Aún si vamos armados, como amerita un viaje tan lejos de nuestro antiguo hogar, derramar sangre sin necesidad queda muy lejos de mi intención, tanto más de unas potenciales aliadas con las que creo no habremos de competir en ningún aspecto. -le responde, intentando mantener la conversación en un tinte diplomático y no enfrentarse a las sirenas, siendo además cierto que piensa que sus pueblos pueden colaborar mucho mejor que enfrentarse.

Notas de juego

La cosa ha avanzado más de lo que me esperaba en cierto sentido, me sorprende que ningún mago tenga opción de crear un vínculo de algún tipo para hablar a distancia... Pero weh.

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20/09/2020, 23:03
Feanor

Feanor no terminaba de creerse la situación. Las sirenas eran algo relativamente conocido para él, libros mediante, pero no tenía del todo claro que fueran una amenaza más allá de para aquellos que las molestaban. Probablemente las incursiones de los barcos habían incurrido en tal pecado. No se puede ir por la vida avasallando.

El elfo alzó una ceja. Tenía ganas de desembarcar, desde luego, así que no iba a ser un impedimento para las negociaciones. Haría lo posible para ayudar a la gobernadora desde su discreta posición y usando sus talentos lo indispensable. Después de todo, eran algo... sobrevalorado. 

Una sonrisa pícara asomó a su rostro en ese instante y se acentuó cuando vio a Lady Cassalanter subirse a la barca, sin embargo rápidamente se tornó en un gesto serio que intentaba contener la ironía que para él destilaba la situación. No estaba entre sus conjuros de ese día aquél que la dama pedía, y a juzgar por la petición hecha a sus magos y clérigos la noche anterior, en la de estos tampoco, y en cierto modo se alegraba de ello. 

Sin decir nada, se limitó a pasear por la cubierta a la espera de que sus conjuros ofensivos fueran necesarios. 

 

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21/09/2020, 13:33
Gahele, Emisaria sirena

En cubierta, Oropher y Tressa hicieron bien en cuidar que la gente no se pusiera nerviosa y empezara a hacer estupideces. Un par de lelos, haciéndose los graciosos, estaban invitando a dos sirenas a subir a cubierta, subestimando seguramente su capacidad para hundir el Emperador, al verlas con armas de piedra.

Otro par dejaron sus armas, que las tenían a mano y visibles a pesar de la orden de Liliana. 

Abajo, la sirena siguió hablando.

Soy Gahele, y hablo por nuestra Reina en la mayoría de ocasiones. Por el tono, daba a entender que ésta quizá no fuera una de ésas ocasiones. Miró los pendientes con interés y curiosidad, y asintió. Si espera unos minutos, hablaré con ella.

Ante la aceptación de Liliana, Gahele se tiró al agua. Los minutos pasaron, Liliana ordenó que bajaran más cabos para los soldados y con el paso del tiempo, la tensión de los dos bandos se fue diluyendo, al menos en la mayoría, al ver que nada violento sucedía.

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21/09/2020, 15:09
Nalahuel, Reina de las sirenas

Pasados los minutos, Gahele volvió a emerger, y tras mirar a la barca y lo que se cocía allí (Nada sospechoso), volvió a sumergirse un momento. Al emerger de nuevo, iba acompañada de una segunda sirena. Su corona y las decoraciones de su armadura eran de corales y conchas, y la armadura en sí y la lanza que portaba, eran de bronce, material que parecía muy escaso entre los sirénidos.

Me llamo Nalahuel, extranjeros. Dijo subiendo a la roca donde estaba Gahele, que esperaba en el agua. Tú debes ser la que manda a ésta gente.

Iré a la perla. Quizá un 'iré al grano' en la lengua de aquéllas gentes. Las gentes del mar no tomamos nada de la tierra, pero los de la tierra sí toman del mar. Los shaiel de los acantilados no pescan en nuestras aguas, y por eso somos buenos vecinos. 

Desconozco si podré esperar lo mismo de tus gentes si las dejo ir y venir por mis aguas, ya que no sé nada de vosotros. Solo que habéis venido a éstas tierras a hacer algo que seguramente podíais hacer en las vuestras... ¿Porqué ya no allí? ¿Acaso habéis terminado los recursos de vuestra tierra? Preguntó frunciendo el ceño.

¿Y qué esperáis encontrar más adelante?

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21/09/2020, 15:13
Lilianna Cassalanter

La gobernadora escucha la respuesta de la sirénida y asiente con calma, respondiendo:

Un placer conocerla, Gahele, habla usted con Lady Lilianna Cassalanter. No nos alejaremos de la zona. -responde con tranquilidad, dando entonces las órdenes de que echasen los cabos para amarrar a sus acompañantes y que así los marineros pudiesen tirar de ellos desde arriba en caso necesario, poniéndolos a salvo... Medida de seguridad que curiosamente no pide para ella misma.

Varios minutos de espera más tarde, ve que la reina acude con arma y armadura, por lo que no se desarma, aunque tampoco porta el arma en las manos, como ella... Claro, que su arma es muy distinta, por lo que es natural que la lleve en las manos, no como la de la Cassalanter.

Esta le hace una leve reverencia femenina a la reina sirena, respondiéndole con deferencia:

Así es, Reina Nalahuel. Mi nombre es Lilianna Cassalanter, un placer conocerla. -responde, y no hay un ápice de mentira en sus palabras.

La simple transformación de la expresión no pilla a contrapie a la Cassalanter, rápida en esas lides. Escucha con tranquilidad sus planteamientos y responde tranquilamente:

No pescaría en su territorio sin su permiso, majestad. -el trato es más deferente de Cassalanter hacia Nalahuel que viceversa, dada la situación, en la que los barcos de la primera se han metido en el territorio de la segunda- Entiendo sus preocupaciones, espero que le alivie saber que nuestra tierra sigue gozando de buena salud y oportunidades para aquellos que las busquen. -se puede notar cierto orgullo como habitante del lejano continente, sin preocuparle hablar de su tierra, al menos hasta cierto punto- El mundo es grande, y esta expedición nos trae grandes nuevas oportunidades. Nuevos pueblos que conocer, nuevos materiales que trabajar, nuevas ideas... Cosas con las que hacer mejor la vida de nuestras gentes y de aquellos con los que formemos lazos de confianza. -un poco de su juventud se trasluce en sus palabras, dejando claro que a pesar del primer revés según llegar, la Gobernadora no está falta de ilusión por la empresa, no es solo el cargo- Nuestro objetivo atravesando sus aguas era explorar estas costas y buscar lugares adecuados para establecernos, seamos vecinos más cercanos o más lejanos, pero confío en que vecinos sin acritud los unos hacia los otros. -indica- Nuevamente, me disculpo si les ha disturbado nuestra intromisión, y también por cualquier fallo al protocolo en que pueda haber incurrido por la disparidad de nuestras tierras y culturas, majestad. -concluye, dedicándole una hermosa sonrisa.

No cabía duda de que sus barcos y sus gentes estaban preparados para la guerra, pero resulta muy fácil confiar en las buenas intenciones de Lady Cassalanter.

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21/09/2020, 16:31
Nalahuel, Reina de las sirenas

Nalahuel afila la mirada escuchando a Cassalanter.

Nunca ha entrado ningún extraño en nuestras aguas que no quisiera guerra, Reina Liliana. Por eso no nos gustan las visitas, vayan nadando o en... Barcos.

Dejó su lanza en la roca. En estos momentos ya estamos en guerra con los nagori, así que no queremos más problemas innecesarios. No tenemos nada que ganar luchando contra vosotros, salvo defender nuestros bancos de peces y las demás riquezas del mar que nos pertenecen.

Si sólo queréis pasar a buscar tierra firme y playas practicables, adelante, al sur hay lo que buscáis. Hizo un gesto hacia el sur. Pero tomad en serio las advertencias sobre la pesca, los corales, y demás. Acarició la lanza un momento antes de volver a cogerla. Porque van en serio.

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21/09/2020, 16:49
Lilianna Cassalanter

La Cassalanter se mantiene tranquila, y aunque no deja que se le note, especialmente cuando la ve soltar la lanza. Escucha las advertencias de la mujer y le responde con amabilidad... Le da la sensación de que la está ablandando un poco con su dialéctica.

Oh, no soy Reina, majestad, me temo que a tal título no tengo derecho. En mi tierra me llaman Lady, con la labor encomendada de dirigir el nuevo asentamiento que se cree. -le explica, mostrando humildad ante el título- Esperamos fervientemente que no llegue el día en que nuestras armas estén enfrentadas, creo que la colaboración entre nuestros pueblos, o como mínimo el respeto, puede llevar a mejores cosas que el conflicto. -responde con convicción- Me encantaría poder mantener el contacto entre nuestras especies para evitar cualquier tipo de confusión territorial, así como para posibles futuros acuerdos, si lo tiene a bien, Reina Nalahuel. -le indica a la sirena.

Probablemente desde el punto de vista de la tripulación sería un espectáculo curioso ver a la líder emitiendo esos sonidos cantarines y marinos, aunque unos pocos eran capaces de entender la lengua gracias a la magia.

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23/09/2020, 10:07
Nalahuel, Reina de las sirenas

Nalahuel se quedó pensativa un momento.

No necesitamos nada de tierra, salvo el metal.  Dijo mirando la lanza. Nos ayuda contra los nagori.  Miró a Cassalanter a los ojos. Si queréis estableceros al sur, adelante. Cuando veamos que respetáis nuestras aguas, empezaremos a hacer tratos, pero no antes. 

Siguió mirándola un poco más. 

Hasta más ver, Lady Liliana. Y tras la despedida, saltó de nuevo al agua.

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23/09/2020, 11:13
Lilianna Cassalanter

La Cassalanter asiente sin queja al respecto, respondiendo:

Motivo por el que quiero asegurarme de vuestros territorios, para no horadarlos más de lo permitido. En un tiempo ha de seguirnos un barco más, de norte a sur, para que no se alarmen. -añade, de paso.

Tenga un buen día, Reina Nalahuel. -concluye, indicando entonces a los marineros que remen hasta el Emperador.

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23/09/2020, 11:25
Narrador

Nalahuel se dio por enterada de que faltaba un barco más. Mientras regresaban al barco, la gran mayoría de las sirenas se fueron marchando, volviendo a ser raras de ver.

Cuando todo el mundo estuvo arriba y el bote de nuevo colgado en su sitio, el capitán siguió el rumbo al sur. Antes del mediodía llegaron al final de la bahía. (La 'casilla' más al sur') Los elfos marinos informaban que un grupo de sirenas se iba dejando ver de tanto en tanto, como si fueran siguiendo los barcos, para tenerlos controlados.

Una vez en el sur, al oeste había una playa algo agreste, pero perfectamente practicable en varios tramos que sumaban unos ocho kilómetros de playa, y tras ellas, suaves colinas con praderas y parches de bosques ocasionales.

Al suroeste las colinas se alzaban en montañas más agrestes e impracticables con unas pocas calas, y tras un ancho río, al sureste, había terreno llano, con una paradisíaca playa de diez y once kilómetros de longitud ininterrumpida, y frondosa jungla a los pocos metros de la arena.

Al este, la playa volvía a convertirse paulatinamente en los acantilados que tanto dominaban el paisaje de la bahía.

- Tiradas (4)
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23/09/2020, 22:04
Tressa

De nuevo parecía que la gobernadora había llegado a un acuerdo, esta vez con las sirenas y todo parecía indicar que dejarían pasar a los barcos para lo que parecía un posible desembarco. Por supuesto, entendía que el proceso no sería tan sencillo.

Se alegró de haber intervenido para que los marineros y el resto de grupos que merodeaba la cubierta se contuviesen de hacer o decir nada que pudieran haber desagradado a aquellos seres.

- ¡Oropher! – dijo entusiasmada aunque en voz baja, por si pudiera provocar con ello a alguna de aquellas sirenas - ¡parece que por fin llegaremos a tierra! ¿Qué te parece? ¿podría ser este el nuevo asentamiento?

El nuevo mundo se ofrecía tan prometedor como aterrador y a Tressa le costaba gestionar todas las emociones que esa situación le inspiraban. Veía como Liliana Cassalanter volvía a subir al barco y observó cómo muchas de las sirenas se sumergían. Parecía que todo volvía a una calma posiblemente pasajera.

Se preguntaba porqué habían elegido aquel lugar, qué habían visto de atractivo en él y cómo habían podido arriesgar a la tripulación para tal fin ¿merecería la pena? La mente de la mercader era un torbellino. Además, por lo que había entendido de la conversación, parecía una zona en guerra entre dos ciudades, tribus o criaturas diferentes ¿sería seguro? A la chica no le había pasado por alto que las sirenas querrían metal. Podría ser un buen trato negociar con ellas, ¿pero sería seguro venderles armas? Debían ser astutos y pensar en el bien de lo que parecía ser una colonia que podría construirse en medio de una batalla que no era suya, si es que elegían finalmente aquella zona. Ayudar a un pueblo o a otro podría hacer que el contrario alzara sus armas contra ellos. No parecía un movimiento muy acertado en un primer momento, pero ¿cómo llegar a una situación diplomática con ambas facciones? Era algo digno de cuestionarse, desde luego. No se podían permitir cometer errores, después de todo, ellos eran los intrusos allí. Pensaba en sus charlas con Oropher durante los últimos días de la travesía. Aquel elfo parecía que había vivido mucho y su visión ofrecía perspectivas a tener en cuenta… cualquiera con dos dedos de frente se daría cuenta de ello.

Lo cierto era que Tressa se había estado cuestionando todo desde que se subió al barco, pero sabía que una vez que desembarcasen todo cambiaría.

En el fondo, a la joven no le interesaba demasiado las contiendas de sus vecinos con tal de que dejasen a la colonia prosperar y con ello, a su negocio. Al menos de momento. Desde luego, dejaría que fueran los líderes los que tomasen las decisiones que afectaban directamente a la seguridad de la colonia, pues sabía que aquella no era su función y la responsabilidad de tomar una decisión al respecto era demasiado delicada… Pero otra cosa era aceptarla sin más. Esperaría pacientemente a ver cómo iba surgiendo todo.

Tressa se estiró sin disimular y se acercó a donde estaba Oropher, aunque estuviese buscando a otra persona que no era ella, y contempló con una amplia sonrisa cómo se iban acercando a tierra y, sorprendentemente, aquella vez el silencio duró un poco más de lo habitual en ella. El oleaje mecía el barco y el aire hacía que su cabello se moviese, mientras que sus ojos se maravillaban con la visión de lo que parecía un posible lugar para asentarse.

- ¿Qué piensas? – le preguntó feliz al elfo mientras le miraba de reojo - ¿será posible que ese sea nuestro nuevo hogar?

Buscaría con la mirada a Feanor igualmente y le dedicaría una amplia sonrisa, invitándole a unirse a la conversación si este quería.

Por supuesto, habrá que asegurarse bien – dijo la chica dándoselas de entendida. Sin embargo, el ligero rubor de sus mejillas no engañaba a nadie – quiero decir, es una decisión complicada, ¿verdad? Estoy deseando bajar del barco y pisar por fin tierra firme.

Cerró por un momento los ojos imaginándose en tierra y poniéndose en marcha. En definitiva, volver a lo que consideraba su actividad normal. De nuevo Tressa sintió un leve cosquilleo que le recorría el cuerpo entero. Había sentido lo mismo cuando partieron de aguas profundas. La posibilidad de prosperar y abrirse a nuevos mundos y conocimientos. Era toda una promesa que inflaba el ánimo de la joven.

Notas de juego

Dibujo realizado por Oropher ^^ Gracias. 

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24/09/2020, 19:57
Oropher

 Cruzándose de brazos y apoyando el trasero en la madera, dándole la espalda al mar mientras otros miraban con preocupación las olas y lo que escondían, el elfo solar se mostraba confiado. Quizás fuera una clase extraña de fe ciega en las terribles habilidades de la Cassalanter, o la necedad de saberse a salvo aunque no lo estuvieran. Echó la cabeza hacia atrás para el viento meciese la melena e inspiró de nuevo aquel olor a mar, salitre y quizás, en aquella ocasión, el de la cercanía de la hierba y la tierra mojada.

 - La verdad es que prestaba atención a algo más...interesante. - le golpearía, ante su cercanía, con el codo, como haciendo ver que se refería a ella en aquella actitud distante para con un inminente desembarco.

 Estuviera bromeando o no, terminó por girarse y observar lo que tantos ojos debían de estar contemplando con anhelo. Aquellas nuevas posibilidades hacían brillar los ojos de la gente, pero no los de todos y no con la misma intensidad. Pensaba poder perderse en las expresiones de cada marinero y civil que había en aquel barco, todos tan parecidos y a la vez tan diferentes.

 Apoyó los antebrazos inclinándose, aunque su cuerpo facilitaba de forma natural que mirase hacia abajo en esa posición, alargó su cuello, dejando ver más claro el recorrido largo y sinuoso que seguían los tatuajes de su cara hacia el resto del cuerpo, clavó sus pupilas con una mirada profunda al lugar al que se acercaban.

 - No sé nada de asentamientos. - respondió con cierto fastidio por su ignorancia, pero manteniendo una compostura amable con Tressa - a todo esto, ¿Dónde se ha metido esa arquitecta que siempre está enfurruñada? - quizás ella si sepa pensó, sin buscarla demasiado. Era un tipo de intensidad la suya de las que no necesitaba en su vida. - Si tuviera que apostar....

 Negó, con una leve risilla. 

 - Nah. Perdería.

 Si dependiera de mí buscaría un sitio hacia el interior, cerca de las selvas o bosques que esconda este nuevo mundo. Donde los recursos fuesen ricos, y hubiese fuentes naturales de agua. Quizás una buena cascada.  

 Con un paso rocoso que sirva como frontera comercial.

 Y allí estarían los estandartes de Tressa, ofreciendo objetos exóticos y fruta fresca.

 Soltó una carcajada controlada.

 - Seguro que allá donde vayamos encontraremos un sitio al que llamar hogar. - alentó a la chica, aunque no pensase eso en lo profundo de su ser.

 - Ey, ¿Qué es lo primero que haréis cuando lleguemos? - suponiendo que ellos no tendrían nada que decidir, la pregunta se dirigía a Tressa, pero si alguno de sus compañeros la acompañaba o Feanor estaba atento, el elfo solar estaba interesado en lo que cualquiera de ellos tuviera que decir. - ¿Un ángel de arena? - se mofó de la posible situación.

 - seguro que alguno le da un buen beso al suelo. - puso una expresión parecida a la que habría puesto se hubiese tragado polvo o tierra, y luego sonrió, sólo intentaba hacerse el gracioso.

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25/09/2020, 12:02
Lilianna Cassalanter

La Cassalanter, sin demasiados problemas para establecer un trato pacífico con las sirenas, consigue que los barcos avancen al sur sin perjuicio para la flota. Quizás eventualmente podrían participar en cierto modo de su sociedad y colaborar, trabajando como un conjunto. El tiempo dirá. Mientras el viaje prosigue rumbo sur, la gobernadora renuncia nuevamente a su armadura, aunque no así a los pendientes de cristal, pues no la molestan, aunque como abalorio dejen qué desear en una sociedad como aquella de la que vienen, en la que el cristal es común.

Las dos extensiones de tierra que veían a este y oeste resultan converger en una muralla sur, lo que fastidia a la Cassalanter, pero de alguna forma no permite que la gente note su frustración*, sino que simplemente asiente y comienza a hablar con uno de los oficiales militares a bordo del emperador, uno de alto rango. También les acompaña el Capitán del barco.

Que sus hombres preparen una partida de exploración semejante a la que empleó Stormbreaker, para explorar la isla. Aunque en este caso no buscamos caballería pesada, sino más exploradores y tropas a pie, preparadas para avanzar por la selva. La política con los nativos es defensiva, solo tratamos de matar alguno si no hay remedio, por lo demás, prima la retirada. -explica- Por otro lado, que me traigan a magos y sacerdotes, a ver si tienen alguna clase de augurio para esto. Se les notificará antes de partir lo que sea de relevancia. 

Después, se gira al capitán y le indica:

Capitán, nos preparamos para tocar tierra... desembarcará primero personal militar y luego civiles, allí, cerca del río. -señala la costa cercana a este- Siempre y cuando no haya augurios desfavorables. Dejemos que la gente toque tierra un tiempo mientras se decide si empezamos o no a construir. -concluye.

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25/09/2020, 13:09
Director

Notas de juego

Resumen: A la 'casilla' de las colinas va caballeria, y a la 'casilla' de jungla van tropas a pie. Cuando se reconozca el primer terreno y se vea que es seguro, podrán bajar civiles no combatientes a estirar las piernas.

Si alguien se quiere apuntar a las partidas de exploración (Casilla de jungla o casilla de montaña, ya que en las colinas van a caballo, que se lo pida a Cassalanter.