Partida Rol por web

Aimons Gueuse

[THE GAME] Prólogo

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08/01/2022, 16:30
Narrador

 

Año 1246

La rutina es un concepto algo desconcertante. Si el ser humano lo piensa con intención, no resulta extraño que eruditos y pensadores hayan dedicado tanto esfuerzo a desentrañar sus misterios. ¿Qué razón en la tierra empuja a los hombres a realizar cada día las mismas costumbres del mismo modo? ¿Tal es el poder de la rutina que es capaz de vencer las circunstancias y empujar a hombres y mujeres a continuar con los mismos quehaceres sistemáticos incluso cuando los eventos son extraordinariamente distintos? Ciertamente, un sabio que quisiera obtener respuesta a estas y otras preguntas podría observar con atención lo que sucedió aquella mañana de lunes en la Hacienda del Seigneur Aimons Gueuse.

Como cada día, el servicio se había levantado antes que el propio Sol, se habían aseado en sus jofainas con agua fría y se habían puesto sus habituales atuendos y, como cada día, se habían dirigido al Comedor, donde el Senescal debía darles instrucciones sobre como atender al Seigneur y mantener su Hacienda... salvo que el Seigneur había partido a la guerra contra su rival Lord Umpostuh y su Hacienda se hallaba sitiada por las tropas del mismo enemigo.

Pero, ya saben, la rutina...

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08/01/2022, 19:28
Trevor Deadfate

Claire, por favor, deje por ahora eso.

El viejo senescal rompió la amada rutina con un gesto, pidiendo a la señorita Claire Verte que dejase de servir el desayuno que la Señora Patamás y Madame Bavard habían estado preparado con su usual dedicación.

Aquel simple gesto fue suficiente para llamar la atención de todo el servicio, que se giró como un solo hombre a escuchar el motivo por el cual habían interrumpido su tan esperado desayuno. Incluso Bermejo Russus, el bardo autodidacta que normalmente no prestaba especial atención a sus tareas, se volvió hacia el Senescal.

La mirada de Rudeus Greyrat, el consejero de la moneda, se volvió inquisitiva temiendo algún repentino e inesperado agujero económico, pero la realidad del asunto era muy distinta. Y también mucho más relevante.

El Senescal se elevó en toda su altura. Su semblante solemne pero sereno. Seguía siendo un hombre imponente a pesar de su edad. Era de esa clase de persona capaz de llenar una sala sin proponérselo, tan solo entrando en ella. Quizás por eso había ascendido hasta convertirse en alguien en todo lo alto que su cuna permitía e incluso un poquito más. Llevaba trabajando para la familia Gueuse toda su vida y había tenido una larga vida. A algunos de los presentes los conocía desde que habían sido contratados siendo ya adultos, pero a otros los había visto crecer allí como a Elisabeth de Gaulle, que ya desde niña había ayudado a su madre en las tareas de servicio. Tanto a unos como a otros, los consideraba parte de su familia.

Amigos, permítanme un momento. Armand, quédate por favor, también quiero que tú me oigas.

A nadie se le escapaba la condición de esclavo de Armand, pero Trevor siempre le había tratado como uno más.

Lo que debo decir no es agradable... Hace más de veinte días que el Señor partió dejándonos a cargo de su hogar, que también es el nuestro. Todos saben que son sus disputas con Lord Umpostuh las causantes de esto, pero quizás no sepan quién es este señor. Es alguien vil, violento, mezquino, caprichoso, vanidoso... Sé que muchos se compadecen de la vida que nos ha tocado vivir, pero podéis creerme que debemos dar las gracias de que Aimons Gueuse sea nuestro Seigneur en lugar de Lord Umpostuh. Maltrata y golpea a sus sirvientes cuando se enfurece o se emborracha, y ese desgraciado sólo deja de estar furioso cuando se emborracha. Violenta cuando gusta la virtud de sus vasallos más jóvenes reclamando derecho de pernada a placer...

Se volvió hacia Dilaila Merygold, la doncella, y la incluyó con un gesto de su mano que continuó avanzando hasta incluir de igual modo a Mary Reilly e incluso al joven Jack O Lantern de una manera bastante explícita.

...llenando su séquito de bastardos. Y lo que ordena hacer con ellos cuando no...

Su voz grave se apagó y retiró la mirada frenándose a sí mismo.

Lo siento. No pretendía dar un discurso tan crudo ni inspirar temor. Solamente pueden creer que no exagero cuando les digo que ese hombre es un enviado del demonio.

Todos se miraron entre ellos. Una pregunta pareció flotar en la sala. ¿A qué venía todo aquello?. El senescal lanzó un largo suspiro y se dispuso a responder a aquella cuestión que no había sido pronunciada.

En la madrugada de hoy, un grupo de hombres de Lord Umpostuh ha intentado asaltar esta Hacienda.

Aquella noticia despertó gritos ahogados y compungidos en la sala. Se oyeron voces confusas cuestionando aquello, pidiendo detalles, preocupados, inquietos...

No lo consiguieron. Esta mañana he pedido a Arne que reforzase los portones del jardín desde dentro... - Todos conocían a Arne Windsbraut, el herrero. Era uno de ellos. Un hombre fuerte y diestro. Siempre confiaban en él para las tareas más pesadas. - ...así que no tenemos nada de lo que preocuparnos. Tengo la total seguridad de que los hombres de Lord Umpostuh no podrán acceder a la Hacienda sin ayuda desde el interior. 

Por desgracia, todo esto significa que estamos siendo asediados. Pero por favor, no dejen que el pánico se extienda. - Su voz sonaba calmada y su tono tranquilizador, pese a la gravedad de la noticia - Pretendían realizar una incursión sigilosa en el territorio de su enemigo, por lo que no tenían opción de viajar con armas de asedio, así que son poco más que una cuadrilla de bastardos esperando una oportunidad.

Con la ayuda de Angus... - Se estaba refiriendo, como no, a Angus Urquhart, el escribano que también era uno de vosotros - ...hemos enviado un ave a nuestro Seigneur con el aviso de lo sucedido, así que más pronto que tarde estará al corriente de todo y regresará para aplastar a esos cobardes.

Por nuestra parte tenemos provisiones para sobrevivir al asedio por mucho tiempo, el pozo de la terraza que nos proporciona todo el agua que podamos necesitar, una Hacienda prácticamente inexpugnable que nos separa de ellos y el favor del frío invierno de estas tierras. Mientras tengamos leña con la que alimentar el fuego de las chimeneas y los portones del jardín permanezcan sellados y reforzados gracias a Arne, no hay modo de que puedan acceder. Aun así, creía importante compartir esta información con todos vosotros.

Dejó un poquito de tiempo para que todos allí asimilasen la información y hablasen entre ellos. Pero al cabo, volvió a intervenir.

Así que, amigos, les pido tranquilidad en ese asunto. Particularmente no cambia en nada nuestra situación con respecto a ayer, tan solo que no podremos abandonar la Hacienda. Pero eso es algo que la mayor parte de nosotros no íbamos a hacer en ningún caso, menos aun con el frío invierno fuera. Así pues, debemos mantener la calma y continuar cuidando del lugar como siempre.

Ahora desayunen, hablemos de esto o de cualquier otra cosa si quieren. En un rato, repartiremos las tareas del día, como siempre. En esta casa hay muchas cosas que hacer y todos tendremos que aportar nuestro granito de arena en ella.

Y por fin, guardó silencio. A pesar de sus últimas palabras, a nadie se le escapó que, al contrario de su discurso, él no probaba bocado de aquel desayuno. En realidad, aunque no decía nada sobre sus impresiones respecto a lo que estaba ocurriendo, su aspecto era bastante expresivo: Su rostro estaba descolorido por la preocupación y por la falta de sueño, sus ojos amoratados y su frente barnizada en sudor. Era el vivo retrato de la severidad de la situación que estaban viviendo.

Notas de juego

Con esto damos paso al prólogo.

Esta escena permanecerá abierta hasta el próximo lunes, cuando empezará la mecánica de partida como tal. Considerad esto como si fuera una Deliberación de día 0 pero sin votar a nadie. La idea es que presentéis a vuestros personajes, roleéis un ratito y nos metamos en el contexto narrativo la partida. Hasta que no termine esta escena, no podréis moveros libremente por la casa, asesinar, votar para expulsar ni ninguna otra de las mecánicas de la partida (ya que la partida está inspirada en un videojuego, a nadie le molestará un poco del típico escenario de introducción en el que estás encerrado hasta que pase algo :P).

Una última cosilla: Aun nadie tiene repartidos sus roles, así que no empecéis a desconfiar unos de otros aún... o sí, pero si lo hacéis que sepáis que es gratuito XD. Finalmente sois 12 con opciones a ser 14, porque hay dos que han estado out durante vacaciones. Les doy de plazo lo que dure el prólogo y, al terminar, cuando reparta los roles os digo cuántos hay de cada.

Y dicho esto... ¡al turrón!

¡Espero que disfrutéis la partida!

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10/01/2022, 11:06
Señora Patamás

Que la señora Patamás llevase mal las interrupciones cuando estaba trabajando no era ninguna novedad, pero desde que los fríos del invierno le regalasen unos tremenos sabañones en los pies estaba más irascible de lo habitual.

Un momento, un momento... En un momento se enfriarán las gachas y se bajará el suflado del pastel. ¿Para esto hemos madrugado? - pensaba mientras alternaba miradas de desaprovación al senescal y de simpatía con su compañera Bavard.

Era tal su enfado que de todas las nuevas que compartió Trevor Deadfate no se enteró ni de una cuarta parte. 

Y las manzanas al horno... tres horas para esto. - se llevaba las manos a la frente. Dio un codazo a su compañera  y le susurró - ¿Ves? Ya ni humean, qué desastre Bavard, qué desastre...

 

 

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10/01/2022, 11:37
Bermejo Russus

Aquellas noticias realmente sacaron de las zarzas a Bermejo el cual estaba demasiado ocupado pensando en qué habrá de comer más que en la situación en la que se encontraban, y eso era lo que había para desayunar. -¡Que desastre!. ¡Asediados!. ¡Amenazados!. ¡A... A... ¿E?... ¿O?... ¿U? -Exclamó ante las palabras del Senescal, sin encontrar alguna otra palabra más para explicar sus sentimientos al respecto- Estas terribles noticias acaban de espantar a las musas del Arte, la Composición y de Como Afinar el Trasto Este... -Dijo mientras levantaba el Laud- Esa última es nueva... no hace falta que penséis demasiado en ella... ese es mi trabajo, a fin de cuentas...

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10/01/2022, 11:54
Claire Verte

Claire retomó el servir el desayuno cuando el senescal terminó su discurso. Era su cometido. Pero en su interior se quedó preocupadísima por las noticias. ¿Estaban bajo asedio? ¿En peligro de muerte? Un sudor frío perló su frente. Sus manos temblaban.

Con la mirada buscó a Arne, era el más fuerte de la hacienda. Si alguien podía enfrentarse a los asaltantes, era él. Atendió a todos antes que a él, para poder cruzar unas palabras de agradecimiento sin lastrar el servicio:

-  Señor herrero, Tome un buen desayuno y reponga fuerzas... Gracias por trabajar tan duro y tan temprano...

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10/01/2022, 12:48
Elisabeth de Gaulle

Elisabeth se movía alrededor de la mesa sirviendo leche recién hervida en los cubiletes de madera de sus compañeros. Al pasar por el lado del bardo, le dedicó unas palabras.

—¡Venga, señor, usted es joven y varón! Como mucho lo dejan sufrir por sus heridas mientras acaban con el resto. Pero nosotras, las mujeres, ¡que Dios nos ampare y el Espíritu Santo nos cuide de no acabar violentadas por aquéllos infames depravados!

Continuó su paso sirviendo la leche, ahora templada con la acción del frío ambiental y añadió:

—No se preocupen, habemos pasado por estas penurias con anterioridad, las veteranas bien lo sabemos. Tenemos hombres fuertes y mujeres valerosas; apuesto a que todas aquí sabemos cómo trinchar el pavo. Usted, señor Russus, querido bardo, siga ofreciéndonos vuestros cantares y nosotras seguiremos lavando sus calzas.

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10/01/2022, 17:59
Angus Urquhart

Con la ayuda de Angus...

El escribano asintió con un leve gesto de cabeza a la alusión a su persona por parte del Senescal dejando, como no podía ser de otro modo, que terminara su intervención.

Con su permiso, me retiraré a seguir con mis quehaceres ya que lo que comenta es un problema de los hombres para con los hombres, y yo me debo a las letras. Buenos días...

Era un hombre de Dios, versado en el uso de la Sagrada Palabra y por tanto se debía a ella. Si, la rutina, esa bendita palabra. En un lugar como aquel todos la tenían pero, ceñirse a un plan, unas normas, unos horarios, aunque fuesen tan inflexibles como los de la congregación del viejo Urquhart, era... una virtud.

Abrir los ojos, oración. Oficio de maitines. Tomar un frugal desayuno. Prima. Trabajar. Tercia, etc.

Si, esa la vida del escribano, interrumpida por esa... incidencia.

Debía volver a su lugar de trabajo para acabar la tarea que se había propuesto antes del siguiente oficio.

 

Notas de juego

Editado: cambiado el texto de 1a persona a 3a persona. Disculpen.

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10/01/2022, 18:31
Trevor Deadfate

Un momento, Angus. Primero espera a que te sean repartidas las tareas para el día de hoy. Después podrás irte a tu retiro o a lo que desees hacer... siempre y cuando completes tus tareas.

Su tono era autoritario pero amable. Desde que la hacienda se había quedado con tan poco personal, hasta el anciano escribano tenía que cumplir con su parte.

Repartiré las tareas tras el desayuno.

Aquello no dejaba mucho lugar a la iniciativa privada de irse. Al viejo escribano no le quedaría otro remedio que quedarse allí con el resto hasta que el Senescal hiciese el reparto de tareas.

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10/01/2022, 20:53
Armand

Armand despertó temprano, como cada día.

Por su condición de esclavo se esperaba de él que trabajara hasta el desfallecimiento y, a pesar de que el Señor es lo suficientemente piadoso como para permitir a Armand descansar, su cuerpo parecía no soportar estar mucho rato en reposo desde que fue comprado y dejó de recibir golpizas a diario.

Como siempre, cuando Armand estaba en la misma estancia en presencia de alguien más, el esclavo no levantaba la vista de sus pies y hacía todo lo posible para que nadie notase su presencia. ¡Incluso si tenía que lamer la boñiga incrustada en sus botas para no dejar olor o mancha alguna!

Armand era un buen esclavo. Si le ordenaban quedarse, él no se movería ni siquiera si le iban a golpear. Estaba acostumbrado a servir a sus amos incluso para cargar con sus pecados y enojo. Por eso, cuando el senescal requiere de la presencia de un sucio esclavo, aún habiendo sido tratado como un ser humano con anterioridad, Armand no puede evitar temblar.

Se queda en un rincón, con la cabeza gacha y fingiendo ser un feo elemento de decoración sin valor.

No son buenas nuevas. Pero no es algo que Armand pueda expresar en voz alta como los demás. Su destino estaba escrito desde que se convirtió en esclavo, así que lo único que puede desear es no ir de mal a peor. Por lo menos ya no tenía que dormir al raso o en los establos... a pesar de que realmente le gustan los establos. Le dan paz e inspiración.

Volviendo abruptamente a la realidad, el esclavo sigue en silencio, esperando a recibir sus órdenes.

"Oh, tengo pipí en la bota"

Armand es un esclavo sucio y torpe. Pero obediente y diligente.

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10/01/2022, 21:44
Madame Bavard

Madame Bavard puso los los ojos en blanco y los brazos en jarra al ver que el senescal pedía que detuviesen todo aquello que estuviesen haciendo. No era, ni de lejos, la primera vez que les ordenaban detenerse en sus quehaceres por alguna sandez, pero lejos de acostumbrarse a ello cada vez le molestaba más, al igual que parecía ocurrirle a la Señora Patamás a juzgar por el codazo que acababa de recibir de esta.

— No se preocupe, gajes del oficio —dio unas palmadas en el hombro de la cocinera, tratando de consolarla—. Si a alguien no le gustan, que se las preparen ellos solitos.

Sin duda las nuevas no era lo que se esperaba, pero tampoco le sorprendieron. Tenía ya sus años y la gran mayoría los había vivido sirviendo en aquel castillo, así que no le cogía por sorpresa que de vez en cuando algún que otro señorito quisiese hacerse con un lugar que no fuese de su propiedad. Y por lo general, le darían igual sus guerras de niños ricos si no fuese porque... bueno, porque prefería limpiar la mierda conocida que la mierda por conocer.

— Me temo que esas musas han sido espantadas hace ya mucho, joven. —Negó con la cabeza, con cierta lástima, mientras miraba al bardo. Únicamente apartó la vista de este para seguir removiendo las gachas con salero mientras esperaba que el resto de sirvientas se acercasen para seguir sirviéndolas.

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10/01/2022, 22:48
Rudeus Greyrat

Aunque todavía no estaba plenamente al corriente de los últimos sucesos de la noche anterior, el Consejero de la Moneda Rudeus Greyrat sabía que las nuevas del viejo Senescal no iban a ser para nada halagüeñas en aquella fría mañana. No es que le hiciese especial ilusión escuchar las peroratas de aquel decrépito anciano, pero por una vez estaba de acuerdo en que era vital y necesario que todo el servicio estuviese presente ante las explicaciones que allí se iban a dar. 

Puntual como siempre allí a donde fuere convocado, el consejero llegó acompañando a la doncella Dilaila MeryGold y la joven Mary Reilly, a las que con exquisita galantería, educación y etiqueta les ofreció asiento antes de sentarse en su sitio, apartando sus respectivas sillas con la mano y ayudándolas a acomodarse una vez en la mesa, todo ello aderezado con una sonrisa encandilante en su rostro.

- Señorita Reilly, si es tan amable... -  expresó con una voz melodiosa, ofreciendo asiento a la joven de ojos color miel y cabello largo y lacio de color castaño - Vos sentaos aquí, lady Merygold - continuó con la doncella de ojos azules, generoso escote y esbelta figura, a la que Rudeus Greyrat no hacía excesivos esfuerzos por evitar clavar la mirada en cuanto tenía oportunidad, aunque siempre aparentando las formas frente al resto.

Cuando al fin tomó asiento a la diestra del senescal, posición en la mesa que ocupaba con cierto orgullo y dignidad, no tardó en  servirse una copa de vino mientras escuchaba al anciano en su discurso, solo tomando voz en el asunto en el momento en que se habló de las reservas del castillo, corrigiéndole al respecto.

- Mi buen Senescal Deadfate, permitidme corregirle sin ánimo de ofender... - intervino con su siempre sibilina voz, que rezumaba veneno en cada una de las edulcoradas palabras - Esa afirmación gratuita de que tenemos provisiones más que suficientes para sobrevivir un largo asedio... ejem, sabe usted bien que no es del todo cierta... Las provisiones no digo que deban ser estrictamente racionadas ya desde un inicio, pero teniendo en cuenta que la situación se puede postergar largo en el tiempo y que los campos exteriores han sido tomados por el enemigo... ejem, usted ya me entiende. En cuanto al agua del pozo... anteriormente podíamos llenar los abrevaderos de las caballerizas con agua del río, al igual que redirigir el caudal para regar los extensos campos de cultivo exteriores... pero ahora, todo nuestro suministro depende íntegramente del pozo, ¿entiende la gravedad de la situación?

No pretendía airar al anciano senescal llevándole como siempre la contraria, pero su función y rol en el palacio así lo demandaban. Sin embargo, guardó silencio y dejó de hurgar en la herida en cuanto el mustio hombre se llevó los dedos a la sien y realizó un leve gesto resignado de haberle entendido con claridad.

- Como sea, coincido con nuestro buen senescal en que lo prioritario es mantener la calma, continuar realizando nuestras obligaciones como hasta ahora, y asegurar que ningún enemigo logre cruzar los lindes y penetrar en la hacienda... ¿Desayunamos? - y con una sonrisa cínica, levantó las cejas, saludó con la copa en alto y dio un largo trago, antes de ver a las cocineras servir los platos a los comensales.

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11/01/2022, 12:16
Dilaila Merygold

Me senté en el sitio ofrecido por Rudeus Greyrat, un hombre siempre tan amable y educado, a mi parecer, y escuché con incipiente preocupación las palabras del Senescal, desde luego que no podíamos vivir con tranquilidad, eran tiempos duros y ahora más aún, solo esperaba que nuestro Señor regresase pronto y nos salvase de aquellos odiosos asediadores, no quería ni pensar en lo que sucedería si lograban entrar. Ya había oído lo referente a lo que hacía el otro Señor con las jóvenes como yo, lo que había ocasionado que un escalofrío recorriese todo mi cuerpo.

Al oír al Consejero de la Moneda no pude evitar sonreír disimuladamente, siempre peleando con Trevor Deadfate, parecían un gato y un ratón, pero en esta ocasión creía que Greyrat llevaba razón, aunque quizás el primero no había querido que los allí reunidos entrarán en pánico contando la realidad, era una posibilidad. Aún así, intenté mantener la calma, me mantendría entretenida el resto del día con las tareas que me tocasen, así evitaría pensar en todo aquel follón en el que nos encontrábamos.

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11/01/2022, 18:17
Jack O'lantern

La situación no era para nada la más auspiciosa, pero aún así teníamos muchas posibilidades de salir bien librados de este asedio.

Así que sin perder tiempo decidí disfrutar mi desayuno lo mejor que me resultó posible, para luego ponerme en pie y tomar el hacha.

Pues si leña es lo que falta, leña es lo que traeré, allá mueran congelados los vasallos del infame canalla que intenta tomar nuestras tierras. - digo con voz firme mientras me dispongo a iniciar mis faenas diarias.

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11/01/2022, 20:39
Arne Windsbraut

Quedarse en la haciendo un par de días mientras trabajaba no era algo nuevo para el herrero, ni siquiera madrugar o trabajar hasta tarde, después de todo prefería la compañía del yunque que la verborrea de algunos.

Pero aquello era diferente, cierto es que estaba orgulloso de su trabajo, como con casi todo lo que hacia, pero tener que quedarse por asedio, no lo había previsto, esperaba volver a mediados a su casa con su familia, deseaba el pan caliente de su esposa y la sonrisa de sus gemelos, pero el deber era prioritario y eso lo sabia tanto él como los suyos, por lo que se resigno a escuchar y atender, mientras esperaba una rápida solución al problema.

-¿Disculpa? -La suave voz de la sirvienta lo saco de sus pobres pensamientos. -Hhmmm... Gracias. -Comento buscando asiento. -Es mi trabajo, no hace falta agradecer nada. -Comento un tanto seco. No tenia hambre, aquellas noticias le habían quitado el apetito. Pero algo mordería ya que aquella mujer se lo hubiera pedido.

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12/01/2022, 12:54
Mary Reilly

Mary recibió las palabras del señor Deadfate con incipiente angustia. No eran buenas nuevas, y eso la ponía nerviosa. ¿Asedio? Por mucho que ese grupo fuese pequeño, ya resultaba una molestia para la vida cotidiana del lugar.

Buscó acomodo rápido, antes de que sus fuerzas flaqueasen, y se aflojó la capa de paseo. Ahora ya no saldría, ¡no iba a exponerse a que la asaltasen esos bribones!

-Por favor, señora Patamás, ¿no tendría un pastel y un vasito de vino? Creo que no me encuentro muy bien...

Cualquier excusa era buena para conseguir un pastelito recién horneado.

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12/01/2022, 18:36
Señora Patamás

La señora Patamás no pudo evitar soltar una pedorreta ante la sugerencia de racionamiento que hacía Rudeus Greyart. Dio un segundo codazo a su compañera y le dijo por lo bajini:

- Apunta Bavard, la próxima vez que llame desde su habitación para que se le prepare y entregue cena ahí, le preparamos dos nueces y un mendrugo. Que se aplique - dijo riéndose.

Ahora, a la petición de pastel y vino de la joven Mary no dijo palabra aunque los pasteles estuvieran en la mesa cerca de ella, pues le tenía especial simpatía. El vino en el desayuno era algo que desagradaba a la cocinera pues le recordaba lo peor de su difunto esposo. Aún así, hizo un gesto al servicio para que le sacase en una jarrita parte del que tenía reservado para la comida y le acercó uno de los pasteles a los que parecía no alcanzar.

- Toma cariño. Pasa el mal rato.

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12/01/2022, 21:30
Trevor Deadfate

Habiéndoles dejado suficiente tiempo a sus compañeros para asimilar aquella noticia y para desayunar aquellos que aun siguiesen teniendo hambre, el Senescal volvió a intervenir.

Mi querido Rudeus... sin duda sus palabras estarían cargadas de verdad... si siguiesen aquí las tropas de Seigneur.

Seguía sin tener buena cara en absoluto. Incluso había ido a peor. Estaba demasiado pálido y sudoroso, las cuencas de sus ojos empezaban a oscurecerse, así como sus labios. Le costaba hablar fluido y hacía pausas para respirar pesadamente.

Cuéntenos bien... No quedamos más que 13 personas... para ocuparnos de la Hacienda. Y se han llevado todos los caballos a la batalla.

Empezaba a parecer que la mano que se había llevado a la sien no era simplemente por aliviar su preocupación.

Las provisiones que disponemos en la despensa deberán ser suficientes para aguantar unas semanas... hasta que vuelva Seigneur... Y lo mismo con el agua del pozo. Aunque... concedo que exigirá un poco de mesura por nuestra... parte.

Hizo ademán de levantarse pero su cabeza se balanceó y su cuerpo cayó de nuevo pesadamente en la silla. El Senescal, con cara confundida, fingió sin éxito que aquello era un movimiento intencionado para recolocarse en la silla más cómodamente.

Estaremos bien siempre que actuemos unidos... Aun así, he tenido presentes el pozo y la comprobación de la despensa entre las tareas que les he asignado para hoy.

Sacó de su cinturón unos manuscritos y los puso sobre la mesa. Hizo un gesto torpe con el dorso de una mano señalándolos.

Ahí tienen las tareas para el día... cada uno en un escrito con su nombre. Por favor, empiecen las tareas sin más dem...

Sus ojos rodaron y el Senescal perdió el equilibrio cayéndose de la silla al suelo.

Su tez estaba muy pálida. Sus ojos y labios amoratados y por la comisura de su boca empezó a asomar una espuma blanca. Un claro signo de envenenamiento. Pero... ¿cómo había podido ocurrir? Estaban todos presentes y el Senescal ni siquiera había probado bocado del desayuno. Además, cuando habían entrado al amanecer, estaba enérgico y con buen color.

¿Significaba eso que alguien allí le había envenenado? ¿Traidores entre vosotros? ¿Acaso estabais todos en peligro?

Notas de juego

Cada uno de vosotros recibe en su escena personal las tareas a realizar para que podáis ir trazando estrategias de movimiento.

El prólogo permanecerá abierto para que reaccionéis hasta la próxima actualización el Lunes 17, cuando repartiré los roles y comenzará la primera Ronda de Juego. Finalmente seréis 12 jugadores, así que habrá 10 vasallos y 2 impostores.

Hasta entonces, podéis lanzaros todos los cuchillos que queráis, pero no hacer votaciones para expulsar a nadie ^^

PD: Los impostores aun no saben que lo son y tienen tareas asignadas como todos los demás ^^

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13/01/2022, 16:20
Claire Verte

Al ver cómo al Senescal le salía espuma por la boca, Claire dió un chillido. Con lágrimas en los ojos corrió hasta él, intentando reanimarle con zarandeos. En vano. Le tenía mucha estima. Jamás la había tratado mal  - ¡No me se muera! ¡No me se muera! - Gritaba mientras le sacudía.

Miró a su alrededor, buscando ayuda con los ojos enrojecidos. Ella no sabía curar envenenamientos ni resucitar muertos. Pero sí sabía limpiar. Y le limpió la baba espumosa.

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13/01/2022, 22:46
Rudeus Greyrat

Rudeus no estaba de humor para discutir con el viejo senescal, quién también sabía afilar la lengua cuando era menester, siempre llevándole la contraria. Si bien era cierto que la mayoría de caballos de batalla habían abandonado la hacienda en pos del Seigneur Aimons Gueuse, todavía quedaban varios equinos en reserva en los establos, amén de animales de carga, reses y aves de corral. ¿No bebían también agua dichos animales? ¿Y qué hablar de los setos, los árboles y plantas del claustro y los jardines? ¿Ignorarían todo aquello llegado el momento? No entró a discutir, el anciano se veía agotado físicamente, incluso más pálido de lo habitual, por lo que decidió que era propicio alcanzar una momentanea tregua y seguir con la discusión más adelante. 

- Señora Patamás, no me malentienda... - expresó conciliador el consejero de la Moneda, en cuanto vio peligrar sus generosas raciones tras sus palabras, al escuchar las voces susurradas de las cocineras - Ser moderados en el uso de las provisiones de las que disponemos y estar dispuestos a racionarlas llegado el momento, no implica que debamos pasar hambre...ni mucho menos. Es solo... ejem, instar a todos los presentes a ser un poco más comedidos de lo habitual dadas las circunstancias...

No obstante, las palabras "comedido" y "racionar" parecían no encajar con el consejero, quién estaba degustando con buen apetito de los manjares allí servidos, casi como si no hubiese un mañana. ¿A caso no aplicaban sus palabras para consigo mismo?

- ¡Mon dieu! ¡Esto está de muerte! ¡Realmente exquisito, mis señoras! - se congratuló Rudeus Greyrat, llevándose a la boca una buena porción de aquel pastel, para de inmediato procurarse una de las manzanas asadas rociadas con miel de flores silvestres.

Poco duraría el deleite y placer de degustar aquellos postres, en cuanto el senescal empezó a soltar espuma por la boca y colapsar sobre la mesa, sin hálito de vida. Rudeus Greyrat no emitió ningún sonido, completamente sorprendido por lo que acababa de presenciar. ¿Había envenenado alguno de los presentes al decrépito anciano? ¿Por qué razón alguien realizaría tal atrocidad? 

El consejero se limpió la boca con su servilleta, finalizando abruptamente su desayuno y levantándose de su asiento. Su mirada se fue clavando uno a uno en los presentes. ¿Quién o quienes serían los traidores? ¿Pretendían entregarles al lord Impostuh de la forma más baja posible?

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14/01/2022, 22:41
Angus Urquhart

Como no, excelencia – dijo el escribano, después de que el senescal le negara la posibilidad de irse. Lo hizo con amabilidad y no menoscabando la dignidad del viejo franciscano, pero lo hizo, al fin y al cabo.

Volvió entonces a dejarse caer en el banco que ocupaba y miró alrededor. Observó (y desaprobó) como - algunos caían en brazos de esa vulgar ramera llamada gula, y continuaban comiendo pese a haber saciado su hambre. Y, además, lo hacían con deleite, como si de ese modo buscaran reposicionarse ante los ojos de… ante… ante los ojos aquí presentes.

El senescal repartió unos papeles manuscritos y los fue entregando a los presentes, incluido Angus. El hermano Urquhart comenzó a leer y lo que no esperaba era que Deadfate cayera inerte de inmediato.

Era un monje, estaba acostumbrado a trabajar con la muerte, para él, la muerte era solo el comienzo, el nacimiento de su nueva vida. Aunque no por ello deseaba ser alumbrado más pronto que tarde. Rápidamente se agachó sobre el cuerpo y lo inspeccionó con eficacia. Moviéndole la cara, abriéndole la boca y mirando su interior. Los ojos, etc.

Lo que me temía. A este hombre lo han asesinado.

¡Guardias!

¡GUARDIAS!