Partida Rol por web

Katherine caminaba silenciosamente con su rifle laser al hombro, una mano sobre el hombro de la Hermana Mort y la otra sosteniendo el auspex que había tomado prestado de Telum, el cual cubría parcialmente con un paño tomado de sus ropas para que el brillo de la pantalla no atraiga atención indeseada.

Una vez que llegaron al punto de observación, la teniente destapó el auspex y lo utilizó para fijarse los movimientos que salían del gran edificio que estaban investigando. Por su colosal tamaño, el cual era digno de una ciudad colmena como la que estaban, dudaba que la señal del aparato pudiese atravesar las paredes de mármol, que debían ser bastante gruesas, pero podía asegurarse que las patrullas sólo estuviesen compuestas por los hostiles que veían y, muy importante, que no haya nadie mirando por las ventanas haciendo de vigía.

—Yo puedo acercarme a las ventanas e intentar usar la onda del auspex para ver algo. — Susurró en respuesta a la hermana Mort. —Y si hay alguien además de los que estén viendo, también se puede captar con esto. — Agregó la teniente dándole un golpecito al aparato con el dedo agradeciendo que había podido pedírselo al burócrata ya que sin ello estaría completamente ciega.

Pensó que tendrían que esperar más tiempo, pero gracias al Emperador solo fueron unos minutos. Su espalda se estiró mientras sus rodillas se doblaban ligeramente como si su cuerpo esperara saltar sobre un inminente ataque. Contuvo la respiración expectante mientras los veía avanzar y casi pudo sentir como si la miraran directamente, como si ellos supieran que estaban allí escondidos... El vello de su nuca se erizó ante aquella sensación. El aire se le escapó contenido, pero de alivio, al ver que seguían en linea recta.

¿Tendrían algún objetivo en concreto? ¿Sólo hacian una ronda?

Escuchó a Mort e hizo un gesto con ambas manos de que esperara solo un poco más pero Graham plasmó sus pensamientos en palabras. Ella no se atrevía a hablar todavía, como si aún fuera peligroso, aunque todo pareciera estar desierto.

Escudriñó la zona buscando algún otro movimiento, o algun cambio de luz en el refugio de los Desfavorecidos. Luego giró el rostro hacia el hombre que tenia al lado cuando Katherine hizo aquella propuesta. Alguien tenia que acompañarla, así que o iba él o iba ella. Lo dejaba en sus manos.

Beatrix entró en el habitáculo, esforzándose por parecer completamente indiferente al estallido de violencia literal que acababa de presenciar. No se había esperado que el psíquico recurriera a sus poderes, pero tenía que reconocer que eran bastante efectivos. La cháchara de Locan, por su parte, le aburría tanto que no se molestó siquiera en intentar rebatirle.

—¿Cuánto ha pasado desde tu último chute? —le preguntó casualmente, mientras husmeaba entre sus cosas— No te preocupes, no te juzgo. Si yo viviera en este agujero probablemente me metería diez veces lo que tú te metes.

Se volvió hacia él, mirándole mientras seguía en el suelo. Estaba claro que el viejo se preocupaba por Lili, así que decidió seguir tirando de ese hilo. Beatrix se agachó junto a él, clavó los ojos en sus cuencas ojerosas y empezó a meterle el miedo en el cuerpo.

—No has estado en el habitáculo de Lili, ¿verdad? Mejor. Sinceramente, no creo que sea la clase de espectáculo que fueras a disfrutar. Se la han llevado, magistrado —sus palabras se sucedían vertiginosamente, lo suficientemente atropelladas para que no pudiera ponerlas en duda y frenando en seco en cuanto llegaba a la conclusión que a ella más le interesaba. Solo entonces dejaba que el silencio reinara, cociendo a fuego lento hasta que él reunía las fuerzas para decir algo, momento en el que ella reanudaba la carga—. Fue a pedirte ayuda y se la negaste, de eso tenemos constancia. La dejaste en la estacada... y ahora, quien quiera que se llevó a su hermano se la ha llevado a ella. Si todavía te importa Lili o tu deber como magistrado, entonces cuanto antes nos digas lo que sabes, mejor... porque ni el Dios-Emperador ni San Aurelius van a mover un dedo por salvarle el pellejo.

Una vez solos de nuevo en la calle, hubo que decidir si se arriesgaban más o no, aunque primero la precaución de Graham se impuso y aguardaron a asegurarse de que no había nadie vigilando la zona en busca de alguien que pudiera seguir a las criaturas o acercarse al Refugio. Naya se aseguró de que así era, y de que seguían solos. Por lo menos a simple vista, no había nada ni nadie que pudiera echarles el ojo encima si se aproximaban al edificio, aunque si realmente el Cirujano era un miembro renegado del Adeptus Mechanicus, quién sabía qué clase de dispositivos podía tener a su disposición.

Telum cerró la puerta cuando estuvieron los cuatro dentro con Locan. Este alternaba la mirada entre el cuchillo que Leonid mantenía a unos centímetros de entre sus ojos, y Beatrix, añadiendo ahora el miedo a la lentitud con la que parecía procesarlo todo, no pudiendo responder a la mujer hasta un poco después de que esta hubiera acabado de hablar — N-no, no puede ser, yo le dije que no le dijera nada a nadie... — empezó a decir, trabándose con las palabras mientras se le humedecían los ojos — Yo... Yo... Cuando llegaron esos... Logitivistas, mataron a todo el mundo en la comisaría. Yo me escondí, y cuando me encontraron, me amenazaron para que colaborara. Solo tenía que dar apariencia de normalidad hacia mis superiores... Como si a alguno le importara este Distrito... Los demás agen... Esos matones se han encargado de hacer desaparecer a todo aquél que se atreve a preguntar por los que desaparecen, pero no sé si se encargan ellos mismos o dejan que lo hagan... esas cosas. Despojacuerpos, les he oído llamarlos. Son una docena haciéndose pasar por agentes. Su líder, Moran, se hace pasar por adepto en el Refugio con otros dos, sirviendo raciones de comida a los pobres durante el día. Hacen como si todo funcionara con normalidad, pero... seguro que ya saben más que yo sobre lo que pasa.

Da más información, patrullas, armamento, ¿has dicho que son doce? Pocos me parecen, ¿estás seguro de esa cifra? - el objeto se acercó más a su cuello - ¿has entrado en ese refugio? ¿Has visto al líder de los logitivistas? Estoy seguro de que TÚ sabes más de lo que dices, esta es tu oportunidad, la única que te daremos - lo presionó - es tu momento de brillar en este erial 

Locan consiguió reunir el suficiente valor en su interior para mirar a la sombría máscara de Leonid — Había doce agentes en la comisaría... más de repente hubieran llamado la atención — explicó — Solo he tenido trato con Moran, no sé quién dirige todo esto si no es él, ni lo que sucede en el Refugio más que el resto, solo que llevan allí a la gente que secuestran por la noche y no se les vuelve a ver. No me cuentan nada de lo que pasa, solo me mantienen con vida para aparentar normalidad... y siempre me tienen vigilado.

Lo último que Locan dijo provocó un escalofrío a Beatrix. Se volvió un segundo para mirar con recelo en la dirección de la puerta cerrada, y después volvió a girarse hacia Locan.

—¿Ves? Hablando todos nos entendemos —sacó un cigarrillo, que encendió y le ofreció al agente— Los despojacuerpos... ¿los construye a partir de lo las piezas que saca de los desaparecidos? ¿Por qué? ¿Por qué Coscarla?

— ¡Acabo de decir que no me dicen nada! — exclamó Locan, gimoteando, los ojos ahora fijos en el cuchillo que Leonid mantenía levitando frente a ellos — Tan solo me dejan con vida porque les resulto útil. ¡Es todo lo que sé, lo juro! Me hacen informar desde la comisaría, me dejan pasearme para que la gente me vea, y dejan que los chicos de Luntz me pasen... — no terminó la frase, demasiado avergonzado — De vez en cuando.

La preocupación de Beatrix se disparó por un momento, antes de caer en algo. Podía ser que hubiera alguien o algún dispositivo de vigilancia... o podía ser que el miedo que sentía Locan hubiera sido suficiente como para que una amenaza le hiciera creer que realmente lo tenían controlado en todo momento.

Y de que les informas exactamente - quiso saber, sin soltar el puñal. Compartió ese temor de que lo podrían estar vigilando, y por ende, yendo a por ellos en esos momentos, pero no dijo nada al respecto, que vinieran, tenía ganas de desatar toda su ira que seguía a buen recaudo en su corazón.

Lanzó una mirada a Leonid, sin parpadear ni una sola vez, esperando que se oliera lo que pensaba. Odiaba esa sensación. Las más de las veces era mera paranoia haciéndose pasar por certeza, pero una nunca podía estar segura. Si le estaban vigilando en ese preciso momento Locan no tenía ni idea, o no les habría contado todo lo que ya había dicho, no tan fácilmente. Pero si les estaban escuchando... si les estaban escuchando, estaban jodidos.

Lo único que se le ocurrió fue seguir subiendo la apuesta.

—No te preocupes, te diré porqué aquí. Es evidente. Están en Coscarla porque a nadie le importa este agujero, no lo suficiente como para hacer nada a tiempo. Si el Emperador supo alguna vez vuestra existencia, te garantizo que ya se ha olvidado de vosotros. Para cuando los Arbitres lleguen... Moran y quien quiera que le de sus órdenes estarán bien lejos de aquí, probablemente fuera del sector.

Se puso en pie. Lo que decía, no lo decía para los oídos de Locan. Si nadie les estaba escuchando... entonces estaba haciendo la idiota, pero merecía la pena el riesgo. Sin haber sido nunca creyente, se encontró haciendo un salto de fe.

—Tiene que dolerles, ¿no crees? El no poder echar raíces. Tener que reconstruir su operación de manera periódica. He tenido la oportunidad de ver a uno de esos Despojacuerpos de cerca. No soy ninguna experta, lo reconozco. Mi único talento es cazar talento, pero... estoy segura de que se podrían mejorar. Coblast tiene contratos en colonias penales donde... —se dio cuenta de que estaba yendo demasiado lejos, pues estaban hablando con un don nadie que no necesitaba oír nada de todo eso. Si eran víctimas de una escucha, lo mejor iba a ser dejarlo ahí, y que la imaginación de los oyentes hiciera el resto— En fin. Contesta a mi socio, por favor.

Katherine empezó a moverse manteniéndose en las sombras hacia el gran edificio de marmol, como tantas otras veces lo había hecho en sus cacerías o acechando en el campo de batalla. Usualmente solía pedirle al Dios Emperador que le ayude y guíe en este tipo de encomiendas, pero esta vez no lo hizo. Ahora ella era el instrumento del Maestro de la Humanidad, y su voluntad ya estaba condensada en ella.

Llegó cerca de una de las ventanas del edificio y se fijó el auspex, intentando ver si podía agarrar alguna señal de vida adentro del edificio, o qué podía sacar de este.

Sin nadie a la vista ni ningún posible peligro percibido, Katherine se acercó con sigilo hacia el enorme edificio, pegada a las paredes de los bloques habitacionales hasta que no le quedó otra que recorrer la calle desierta hasta alcanzar el Refugio. Una vez al lado de este, echó mano al auspex prestado, tratando de dilucidar que podía encontrar en el interior. La pantalla de cristal líquido permaneció imperturbable al principio, su alcance seguramente reducido debido al grosor de los muros de mármol verde de la construcción, pero al poco, empezó a emitir una única señal de movimiento proveniente del interior. Observándola un rato, pudo ver que siempre seguía el mismo patrón de movimiento, y viniendo de donde venía, Katherine sabía más que de sobras cuando reconocer un recorrido de patrulla.

La señal no variaba por nada su recorrido, siguiendo siempre el mismo patrón, como si se tratara de algo programado, siendo la única que le dejaba ver el aparato. Seguramente estuviera en la planta baja, y que la altura y el grosor de las paredes le impidieran encontrar más señales en las dos otras plantas del Refugio. No era mucho, pero sin llegar a entrar dentro, no podrían averiguar mucho más.

Beatrix no iba para nada desencaminada con su afirmación, podía resultar una verdad dura, o quizás no tanto, puesto que Coscarla ya había estado al borde del abismo desde antes de que llegara el Cirujano y sus creaciones. En cuanto siguió hablando, la expresión de Locan pasó a ser de cierta extrañeza, no acabando de captar qué le estaba diciendo realmente, o si se estaba dirigiendo a él siquiera, pero su mente llevaba mucho tiempo sin llegar a sus plenas facultades. Por lo menos, todavía sabía responder a una orden cuando se la daban. Volvió a mirar a Leonid — ¡I-informo a mis superiores de que todo va con normalidad, nada más! Si de repente apareciera una cara desconocida, llamaría la atención, por poco que fuera. Y no creo que hayan dejado nada al azar...

El anciano agente pasó a mirar de nuevo al cuchillo flotante, visiblemente asustado y nervioso, temblando. No parecía que le fueran a poder sacar mucho más, pero siempre quedaba la cuestión de qué harían con él ahora.

Beatrix hizo una mueca triste y preguntó a Locan lo que más le interesaba saber en ese momento:

—¿Están al tanto de nosotros, pues?

— Les he escuchado hablar a veces — respondió em cuanto pudo calmarse lo suficiente — Saben que hay un grupo de recién llegados merodeando, pero no saben qué tramáis, aunque no creen que sea casualidad que hayáis llegado y hayan sufrido una pérdida de algun tipo — volvió a bajar la cabeza, avergonzado al no haberse atrevido a escuchar más o a preguntar. 

Vamos a hacer una cosa, pregunta más, averigua que saben y, cuando tengas información que nos sirva, nos la cuentas - en ese momento dejó caer el cuchillo sobre el cuerpo de Locan, de tal manera que cayera sobre este de manera inofensiva, sin provocar daño alguno más allá de asustarlo un poco más.

Katherine se adelanto mientras yo mismo miraba a Lille para que esta siguiera estando pendiente de lo que ocurria a nuestro alrededor. Una vez quedo claro que ella estaba pendiente, devolvi mi atencion a lo que ocurria con la otra mujer.

No me fiaba de que no hubiera nadie en los alrededores... pero aun asi quien no arriesga, no gana.

Espere pacientemente a alguna señal por parte de Katherine, para saber hasta que punto el auspex habia conseguido atravesar los muros de una edificacion como la que teniamos delante.

Es extraño que solo haya una patrulla de cuatro por afuera, pero sin duda creo que deberiamos estar mas atentos a cualquier tipo de trampa o alarma. En cierta forma es demasiado facil...

No lo era, pero se sentia asi. Era obvio que estabamos en inferioridad numerica, que estamos en una posicion de desventaja tactica, pero aun asi la sencillez con la que nos habiamos podido acercar, hablaba de un ego que sin duda la gente como el Cirujano poseia. Quizas el hecho de semanas o meses sin nadie interfiriendo, haya relajado sus formas...

Deje escapar un suspiro pesado y apoye mi mano en el hombro de Lille, un leve apreton para dar fe de que seguia aqui y de que estuvieramos alerta.

Mort no se habia acercado a Katherine, asi que le indique a Lille que lo hiciera si queria.

—Y lo harás —Beatrix, con una sonrisa perversa, sumaba argumentos a la "oferta" de Leonid— porque sabes que cuando tus amigos empiecen a hacer las maletas... el último al que despojarán serás tú.

A ella le parecía evidente, pero una nunca podía fiarse de un yonki.

Una sola señal, era menos de lo que Katherine esperaba, incluso si sólo estaba viendo un piso. En parte le hacía dudar de hasta qué punto el auspex estaba logrando penetrar dentro del edificio, pero por la ronda que estaba haciendo la señal podía escanear bastante lejos en el nivel, quizá era un rayo de luz enviado por el Emperador para hacer su misión más fácil. Si así era, entonces muy bienvenido.

Tomó el vox de mano para no tener que volver hasta donde estaban los demás, ya que no sabía si los otros sabían lenguaje de señas del Astra Militarum, tendría que hablar sobre ello luego. —Tengo sólo una señal, pero no puedo ver más que este piso. — Les informó a los demás por el vox.