Partida Rol por web

Aaron calló al suelo... el dolor iba desapareciendo mientras todo se hacia lejano y el frio ocupaba todo su ser... su vida comenzó a pasar frente a sus ojos...

Recordó los buenos momentos que habia vivido de joven con sus padres, de como cuando nació su hermana, de la cual en principio sintió celos pues pasó a ser el centro de atención, finalmente la quiso como si fuese su mayor tesoro...

Todos esos dias con su hermana, con su familia... cuando aprendió a llamar a seres de otro mundo, lo bien que se sentia al ver como su padre le enseñaba... y entonces llegaron los recuerdos de ese viaje... ese viaje en que su vida comenzó a cambiar... entonces se dió cuenta que a lo largo del viaje muchas cosas habian pasado, en muy poco tiempo. Y como las ansias de poder le habian llevado a ese fin... se arrepintió... eso habia pasado por sus ansias de poder... habia deseado demasiado poder y esa fué su perdición...

Y con una lagrima, saliendo de su único ojo murió, una lagrima dedicada a su hermana, una hermana a la que nunca veria y a la que habia fallado pues ya no podria cumplir su promera de volver...

Xerine se movía por el bosque tratando de alejarse de la mansión lo más rápido posible. No era fácil, pero sabía que podía conseguirlo. Poco a poco iba perdiendo de vista el lugar donde había cometido su crimen, aunque al final en su mente se dibujaba la idea de haber fallado.

Después de una hora andando, internándose en el bosque empezó a ver a lo lejos un pequeño claro, y un destello carmesí en el interior de éste, en el suelo. Parecía un hombre tirado, sin moverse, totalmente quieto y... desnudo.

El hombre estaba tirado sobre un charco de sangre. Y... según parecía desde lejos... por ese pelo enmarañado, solo podía ser una persona.

Aaron.

Xerine no se sorprendió de ver al chico. El cadáver ya estaría algo seco, por llevar toda la noche en el bosque. Emil había sido rápido y certero, por lo que parecía. Pero esa sangre... Debería estar coagulada ya. Había algo que no acababa de encajar

Durante unos segundos, valoró sus posibilidades. ¿Era una trampa? Quizás alguien había colocado allí al chico para atraerla, o para atraer a los otros. Pero la curiosidad pudo al final con la prudencia. Acercarse un poco no sería demasiado peligroso... Siempre que se mantuviera oculta

Debía confirmar que el chico había muerto. Y quién sabe... Puede que, en caso de no haber peligro, pudiera encontrar algo de utilidad entre los restos

No hay nadie en los alrededores, o al menos tus ojos no te muestran a nadie oculto. La verdad es que tampoco parece una trampa, pues no parece haber mecanismos extraños cerca, como cuerdas, cepos o nada parecido, a excepción de una especie de cueva que se abre en la tierra, casi al lado del cuerpo de Aaron.

La sangre está seca, pero no tanto como sería normal habiendo pasado la noche. Aún hay partes húmedas y brillantes.

Aarib ha caído boca arriba, y su desnudez se hace realmente patente. El cuerpo tiene el pecho cubierto absolutamente de sangre, y no parece moverse en... ¿o sí?

Leve, muy leve es el movimiento, pero parece que respira. La respiración es lenta y dificultosa al parecer pero o esos movimientos los está provocando alguna clase de animal que haya elegido el interior del chico como hogar, o no está muerto del todo.

Xerine se quedó petrificada

¿Qué significaba todo aquello? ¿Qué era esa cueva? ¿Por qué la sangre estaba tan reciente? ¿Qué había hecho Emil con Aaron el día anterior? Casi se sentía engañada. Su ex-galán le había asegurado que Aaron ya no sería un problema, y sin embargo... Apretó los dientes. Eso aumentaba en uno la lista de la gente a la que tenía que matar

Porque, por otra parte, conservarle hasta que ya no le fuera útil era una opción interesante. ¿Los pros? Si Aaron despertaba, y se recuperaba, podría ayudarla con sus poderes, facilitándola el escapar de la isla cuando fuera necesario. Además, podía deshacerse de él en cualquier momento sin problemas, y no creía que se fuera a volver contra ella. Sin embargo, había muchos contras. El primero y más importante, que ella trabajaba sola. Era cierto que dos cabezas piensan mejor que una, pero si una de esas cabezas no confía en la otra, la cosa se complica. Y Ghost Note no confiaba en Aaron, por mucho que una vocecita en su cabeza, Xerine, le dijera que el chico no iba a hacerla nada. Sí: Aaron parecía muy ingenuo... Pero también era un brujo. Y luego, estaba el pequeño detalle añadido de que hasta un mono mal entrenado podría seguir su rastro si cargaba con él. ¿Y todo para qué? Era posible que, si el chico seguía vivo, no saliera de esa. Aunque tenía algunos conocimientos de primeros auxilios, no era ninguna experta, y dudaba que pudiera salvarle

Observó la escena durante un par de minutos, mientras contemplaba el pecho de Aaron subir y bajar, de forma rítmica. No, un animal no se movería de esa manera. Aaron seguía vivo

... No sé que diablos estoy haciendo

Entonces se acercó al cuerpo. Antes de examinarlo, echó un vistazo a la cueva

Xerine se acercó lentamente al cuerpo. No parecía un cadáver, y el movimiento del pecho parecía sin lugar a dudas una respiración. Según empezó a acercarse, un brillo esmeralda surgió de entre el rubí líquido que gobernaba su pecho. Aaron solo llevaba una "prenda" encima, un colgante verde que emitía un halo extraño, que Xerine fue incapaz de diferenciar. Bajo el colgante, una extraña figura parecía dibujar una gran cicatriz en el pecho del convocador: la imagen de un cuervo gigante, casi con apariencia humana, como si el plumaje fuera en realidad una capa que cubría el cuerpo de un ser con los brazos en cruz.

A su lado, a escasos metros se encontraba un hoyo en el suelo. Ghost asomó la cabeza con cuidado para otear su interior. La entrada de la cueva era más un trozo de tierra arrancado del suelo, de unos dos metros de diámetro, cuyo final daba a un suelo carmesí...

Sangre.

Dentro de dicha cueva estaba el suelo cubierto de sangre y vísceras. Además, parecía tenuemente iluminado por algún tipo de vela, por como titilaba la luz.

La verdad es que el lugar no inspiraba confianza.

Ese sitio no le gustaba, no, desde luego que no. ¿Y si había alguna maldición? ¿Y si al ayudar al chico despertaba la ira de algún espíritu que...?

Pero ella no era una vieja supersticiosa

Escucha, Note, porque este consejo que voy a darte es más útil de lo que nunca nadie podrá enseñarte. En este mundo hay... Cosas. Cosas que escapan a nuestra comprensión. Poderes ocultos, bestias oscuras y extraña magia antigua. Los dioses olvidados aún esperan el momento de resurgir, y sus súbditos aguardan ansiosos su llegada. Pero todas esas leyendas quedan fuera de nuestro alcance. Quizás algún día llegues a conocerlas. Ojalá no. Pero ten esto por seguro: Si ese día llega, solo habrá una cosa que debas hacer

Corre

Corre

Y, sin embargo, se sorprendió a sí misma revisando el cuerpo de Aaron, en busca de cualquier posible remedio que pudiera aplicarle. Y era cierto que necesitaba un aliado, pues el Marqués parecía un enemigo demasiado poderoso como para burlarle sin ayuda...

Pero... ¿Cuánto estaba dispuesta a sacrificar?

Frío. Mucho frío. 

Oscuridad.

Nada.

Y sin embargo, algo extraño había en ello. Una sensación peculiar. Un mareo algo impropio de la muerte. Algo complicado de explicar. Algo con la textura de una mano parecía recorrer tu pecho. Apartando de el las impurezas causadas con la muerte. En ocasiones era hasta... ¿doloroso?. 

Un atisbo de luz empezó a aparecer en tus ojos. Una luz roja, impropia del mundo real, totalmente distinta a lo que habías visto nunca. De un carmesí intenso era imposible distinguir nada detrás de ese telón.

Un frío intenso apareció en los pulmones, como si volvieran a funcionar correctamente. Y esto vino acompañado de un repentino ataque de tos. Vomitaba sangre, era normal... pero... respiraba... veía luz... ¿qué era eso?

De pronto el telón rojo se empezó a desvelar, y ante su cuerpo desnudo, se encontraba una vieja conocida...

Xerine. 

Aún tenía en sus manos hiervas extrañas y barro, que habría usado para taponar la herida. Si bien el dolor era realmente impresionante, tanto que la cabeza de Aaron parecía ser un concierto de tambores lo cierto es que...

Aaron

estaba

vivo.

¿Salvarla? ¿A quién? Y lo que me parece más importante... ¿de qué? ¿Qué es lo que pasa?

Se quedó un rato pensando. Se la veía a la par asustada y nerviosa, pero deseosa de saber qué es lo que escondía todo aquel misterio. Todo lo que incumbiera al padre le inquietaba y esto era el súmmun.

-Y... sus palabras de ahora... ¿os dicen algo?

Faliar medita un poco lo que acaba de ocurrir. Era evidente a lo que se refería el sacerdote; él hizo algo que afectó a la isla entera, algo oscuro. Pero no creía oportuno decirle tal cosa a Catherine. En lugar de ello, eligió otras palabras.

- Algo raro ocurre en esta isla, eso está claro. Primero, el clima. No es normal que siempre parezca que esté a punto de desatarse una tormenta. Segundo, la gente; a veces parecen marionetas, repitiendo las mismas rutinas una y otra vez. Y esos soldados que se convirtieron en polvo... Y los sueños. No suelo dormir bien nunca, al menos desde que tengo memoria, pero desde que estoy aquí, he dormido realmente mal. Creo que tu padre sabía que ocurre en esta isla, y que murió por ello...

Los ojos del chico se habían abierto. El dedo de Xerine fue hasta sus labios, y allí se mantuvo, pidiéndole silencio

Luego, continuó con su trabajo

Cuando Aaron abrió su ojo (Pues, a menos que me haya crecido el otro de nuevo, solo tengo uno XD) y vió a Xerine... estaba muy confuso... ¿Estaba vivo? ¿Estaba muerto? ¿Era el cielo o el infierno? No sabia donde estaba y le dolia hasta el alma pero... estaba ahí... de alguna forma conocia las respuestas a sus preguntas...

¡Estaba vivo! Por muy poco... eso si... su primera idea fué intentar incorporarse... pero fué incapaz, luego probó algo mas simple, como hablar, pero un dedo de la chica se colocó en sus labios, inpidiendole hablar, a si que simplemente se cayó y se relajó... no podia hacer otra cosa...

-Sí, a mí me pasa lo mismo. Normalmente las pesadillas me persiguen, pero al menos puedo recordar la mayor parte de ellas. Son repetitivas y seres parecidos a los que... "invocó" Catherine aparecen frecuentemente persiguiéndome. Pero desde que estamos aquí no recuerdo nada, no consigo fijar ni una sola imagen al despertar.

Quint se levantó y señaló hacia la puerta.

-Es igual, ahora no es momento. Tenemos que coger la comida y largarnos antes de que más guardias nos encuentren. Cuando hayamos descansado intentaremos juntar las piezas de este rompecabezas.

-¿Guardias? No suelen venir por la aldea. Cavalcanti tiene a la tropa en su mansión. Tendrá miedo de las arañas...

Catherine miró a Quint y a Faliar extrañada, la verdad es que los guardias que habían visto cuando estaban al lado de casa de Catherine no eran habituales en el pueblo...

- ...como mucho está Émil, y en ocasiones viene con un par de soldados... pero no mucho más.

- Bueno, supongo que Emil estará ahora muy "entretenido" con Xerine, así que quizás tengamos via libre. Vamos a por la comida y marchémonos de aquí; ya ataremos cabos más tarde

-Pues si no os importa, yo me dirigiré al cementerio. Es mi costumbre, y además allí tendré tiempo para pensar con claridad. Vosotros haced lo que queráis... pero... ¿no dijisteis que me acompañariais?

Catherine salió de la iglesia por la puerta entornada, un hilo de luz entraba dentro del lugar que iluminaba los movimientos de la joven mientras salía del lugar sagrado. ¿Qué estaría en su cabeza?

Antes de salir, giró la cabeza a Faliar para guiñarle un ojo sensualmente. La verdad es que no era difícil imaginar que la chica se había fijado en el físico del mago, y... bueno... Faliar era un hombre realmente apuesto. Quizá no quisiera irse sola...

- Ehm... si... bueno... eso dijimos...¿no? ¿Que tal... si recogemos la comida y vamos al cementerio?

Ya hacía rato que no tartamudeaba, pero un solo gesto de Catherine, y otra vez a balbucear como un idiota. Pero no pensaba en eso; quería seguir junto a la joven.

Quint empezaba a sentirse fuera de lugar... Otra vez.

-Yo también os acompañaré, pero luego puede que tenga que irme a hacer... Cosas.