Partida Rol por web

Ánima:Más allá del bien y del Mal II, Un reino de Pesadillas

2. El Salvoconducto

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01/05/2012, 17:35
Director

22 de agosto del 992 después de Abel-Cristo.

 

El fuego crepitaba en una esquina de la pequeña casita. La chimenea de piedra estaba perfectamente integrada en la edificación de madera y el peligro de que toda aquella construcción prendiera en llamas era mínimo, por no decir nulo. El calor que dicho fuego traía al interior era suficiente para aceptar aquel mísero riesgo. Varias camas estaban agrupadas por todo el habitáculo, convirtiendo toda la sala en un dormitorio... o en un hospital. Todo el mundo dormía con expresión neutra, pero sus cuerpo estaba lleno de vendajes. 

Uno tenía el brazo completamente vendado, otro mantenía su pecho cubierto mientras una pequeña mancha de sangre reseca permanecía en la posición del pulmón izquierdo. Una mujer de cabellos negros descansaba con el hombro derecho vendado también y una chica de no más de 18 años dormía con las manos protegidas.

Sólo tres personas más estaban tumbadas sin ningún tipo de cuidado médico. Una chica con el vientre hinchado, que dormía de lado evitando cualquier tipo de presión sobre su tripa, un chico con un parche en el ojo de cabellos oscuros, y un hombre de cabellos rubios, que parecía el más estático de todos los que allí se encontraban.

Otro chico de pelo dorado observaba con ternura y acariciaba el pelo de Quint. Era el hombre que había entrado en aquel lugar cuando todos cayeron dormidos, y les protegió de los conjuros venidos del cielo. ¿Quién estaría tratando de acabar con todos esos nobles?

A su lado, sentados alrededor de una mesa se encontraban Frederic y su hija. Su aspecto era mucho peor que cuando los vieron en la fiesta, los cabellos enmarañados, el traje medio deshecho... parecía que hubieran estado corriendo por un bosque, o que llevaran semanas encerrados en un lugar alejado de la civilización.

Y, realmente era así.

Poco a poco, cada uno de los durmientes fue despertando... 

todos salvo uno.

Quint seguiría durmiendo, ahora y por siempre.

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01/05/2012, 19:22
Faliar

Tal vez todo sea más claro cuando despierte

Eso fue lo último que pasó por la cabeza de Faliar, antes de verse sumergido en un sueño oscuro como plumas de cuervo. Oía los graznidos de las aves, pero está vez no había picos que desagarrasen su carne. Flotaba en una oscuridad oleosa, y aparte de los graznidos, no había nada más. Solo dos ojos amarillos que parecían observarlo desde un ángulo ciego; se giraba, y ya no estaban. El graznido de los cuervos se intensificó, hasta el punto que las voces chillonas hicieron que sus tímpanos le doliesen. Se llevó las manos a los oídos, pero no sirvió de nada. El sonido se intensificó, y Faliar pensó que se iba a volver loco.

- ¡Basta! ¡Callaos ya! ¡Silencio!

El sonido y la sensación de estar flotando en un mar de aceite desaparecieron de repente. Abrió los ojos, y comprobó que ya no se encontraba soñando, ni en el sitio donde se dio la fiesta. Se había levantado de golpe, y se encontraba erguido, sobre una cama. Estaba en una habitación llena de camas, y todos los demás estaban allí también, incluido Quint. Un joven rubio parecía velar el cuerpo

Estaba empapado; sudores fríos, como los que tenía siempre que pasaba una mala noche. Sus pesadillas nunca cesaron en esos tres años, pero mientras durmiese al lado de Catherine, podía descansar con relativa tranquilidad prácticamente todas las noches. Esta vez no había sido el caso, y los eventos que había vivido antes de caer dormido probablemente hubiesen agravado sus pesadillas.

Comprobó que la herida de su pecho había sido vendada. Ya no le dolía al respirar, ni tenía ese gusto a sangre en la boca. Solo si realizaba algún movimiento brusco sentía algún pinchazo.

- Así que... ha ocurrido de verdad - dijo mientras miraba a su alrededor.

Se giró hacia el joven que permanecía junto a Quint

- ¿Do.. donde estamos?

 

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01/05/2012, 20:00
Frederic Andersen [Anfitrión]

-¿Por qué ahora? ¿Qué es lo que hemos hecho?

Frederic hablaba con su hija. Su voz temblaba, como si tuviera miedo de salir de su garganta. En sus manos, una nota con un   varios signos de haber sido agujereada. Sus manos también tiritaban, y claramente no era frío.

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01/05/2012, 20:02
Marianna

-Tranquilo papá, seguro que se puede hacer algo, no está todo perdido. Tienes un nombre, una empresa... tarde o temprano la gente acabará olvidando este incidente.

Marianna trataba de tranquilizar a su padre, también se notaba cierto grado de nerviosismo en su voz, pero mucho menos que en la de él.

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01/05/2012, 20:08
Julius

-¡Silencio los dos!

La voz del rubio resonó por la habitación. A continuación señaló a Faliar, que comenzaba a abrir los ojos en aquella pequeña cabaña. Dejó de acariciar los cabellos de Quint, y se acercó al mago.

-Están despertando.

Tras escuchar la pregunta de Falair se acercó a él moviendo su pequeño taburete, y se sentó a su lado.

-Tranquilo, estás en un lugar seguro. Marianna me contó que luchaste junto a Quint en aquel jardín, aunque no pudiste hacer anda al final contra aquel conjuro. Por suerte, ella pudo mantenerse despierta. Quiero saber quién eres.

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01/05/2012, 20:18
Frederic Andersen [Anfitrión]

Fréderic continuó su conversación con Marianna bajando un poco la voz.

-No es tan fácil. Un ataque, varios muertos, uno de ellos empalado en medio del jardín. Todo el mundo dormido... La versión oficial es bastante contradictoria dice que una intoxicación alimentaria afectó a todo el mundo, lo que deja en muy mal lugar al anfitrión. Es decir, a mí. Por eso, por el mareo producido, fue que el hombre cayó sobre el jardín.

Luego entra algo parecido a un robo, o un ajuste de cuentas, para poder explicar la extraña aparición de una de las chicas decapitada y la otra asesinada de no se sabe muy bien de qué manera.

Mi nombre está manchado, Mar ¿No comprendes?

Miró la carta, y empezó a retorcerla entre sus manos.

-Y encima esto.-se llevó el puño a la boca- No es el mejor momento para dejar de contar con su ayuda.

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01/05/2012, 20:23
Aaron

Aaron abrió los ojos lentamente y se apoyó en los codos. Tuvo que parpadear varias veces para librarse de una molesta neblina que le tapaba la vista pero eso no fue suficiente para orientarse en el espacio y en el tiempo. No sabía donde estaba, con quien o cuanto tiempo había pasado durmiendo pero se sentía demasiado cansado como para averiguarlo. Dejándose caer otra vez sobre la cama pasó un brazo por los ojos a modo de antifaz.

El crepitar de una chimenea era el único sonido que le daba la bienvenida. Eso y el murmullo ahogado de una conversación. Aaron se sentía embotado, pero poco a poco la sensación fue desapareciendo y las brumas cognoscitivas aclarándose. Habría pasado un minuto o dos levantado cuando se irguió a un lado de la cama, observando el mundo a su alrededor.
¿Quién era toda aquella gente? Ah, los nobles de la fiesta, pero, ¿Qué hacían allí?

Aaron se mordió el labio. Eran ellos los que habían luchado contra las dos mujeres, y si su memoria no le fallaba no habían salido muy bien parados…Recordaba a Faliar y a Beatrice, así como a Marianna y Frederic, pero del resto no tenía datos.

-¿Qué ha pasado?-Susurró lo suficientemente alto como para que le escuchase sin levantar a los demás-¿Dónde estamos?

Notas de juego

No se quien está despierto y quien no, así que modifica los destinatarios ;)

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01/05/2012, 20:27
Pierre Conrad

Conrad no tuvo un sueño tranquilo, ni reparador. En su cabeza se repetía todo el rato la imagen de la flecha qque caía sobre Niobe. Despertó, sin ser consciente del tiempo que había permanecido en brazos de morfeo. En cuanto abrió los ojos, y éstos enfocaron hacia un techo de madera, se sobresaltó: ya no estaba en el mismo lugar. Ya no podría ver qué era aquello que había quedado donde estaba Niobe. ¿Y los demás? ¿Estarían bien? Se movió. Estaba en una cama, y alguien le había vendado el brazo. Alguien hablaba. Eran Andersen y su hija, sentados a una mesa.

Alguien gritó: El grandullón se despertaba sobresaltado. Aaron también, y ya empezaba a hacer preguntas. Conrad encontró eso normal, no sabían dónde estaban ni qué demonios había pasado desde que empezaran a dormirse también.

El cartógrafo se incorporó, retirando con cuidado las sábanas, para comprobar si aún vestía con sus ropas.

Notas de juego

hago como que lo he oído, de lejos. ¡JUM!

que conste que este es un post forzado, y lo pongo por no perder el hilo.

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01/05/2012, 20:39
Julius

-Otros dos más que despiertan.

Dijo para sí, mientras esperaba la respuesta de Faliar.

-Estaba preguntando a este hombre sobre su identidad. Marianna me dijo que había estado con Quint así como las dos chicas. Usted-dijo mirando a Aaron-intentó salvar a Frederic, cosa muy noble por su parte, pero parece ser que también le conocían. Es más, parece que entre todos ustedes se conocían, y fueron los únicos en no caer dormidos.

Por un lado agradezco esa casualidad, pero por otro, no deja de inquietarme. Sobre todo, por encontrarme a Quint... así.Así que, por favor, me gustaría saber quienes sois. 

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01/05/2012, 20:44
Aaron

Aaron suspiró, derrotado.

-Eso parece sugerir éste hombre-Dijo, refiriéndose a Faliar-Pero me temo que no reconozco a nadie de ésta sala. Lo siento si ofendo a alguien pero es así.

El chico se había cruzado de brazos, un poco a la defensiva. Con su amnesia resultaba muy exasperante estar siempre dudando de a quien se conocía y a quien no, y llegados a aquel punto no le hacía ni pizca de gracia que todas aquellas personas insinuasen precisamente eso, que se conocían, cuando Aaron no tenía ni idea de con quien estaban hablando. Cuando se fijó en el hombre rubio tumbado, relajó el gesto, destensó los músculos y bajó la mirada.

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01/05/2012, 20:54
Director

El anillo que aún permanecía en el dedo de Faliar no tuvo ningún inconveniente con las palabras de Aaron, y la verdad es que esta vez sí parecían reales.

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01/05/2012, 21:14
Pierre Conrad
Sólo para el director

a Conrad no se le escapó la actitud del chico del pelo dorado hacia el cuerpo sin vida del rubio que antes le había ayudado. Quint, le había llamado...pero el nombre del difunto poco le importaba a Conrad. Eran sus actos lo que habían mostrado quién era. Qué clase de persona. El chico que velaba el cuerpo preguntaba quien eran, y decía que se conocían entre todos. No pudo evitar pensar en Xerine y en Faliar.

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01/05/2012, 21:24
Julius

-Esa no ha sido una respuesta a mi pregunta, caballero.

Dijo Julius mirando a Aaron, inquisitivamente.

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01/05/2012, 21:34
Pierre Conrad

Conrad miró con pesar el cuerpo que velaba el muchacho que les había preguntado. Después se levantó como pudo, evitando apoyarse en el brazo vendado. Llevaba la misma ropa que en la fiesta, sólo que algo manchada. Su chaqueta y chaleco estaban a los pies de la cama, y le habían remangado la manga derecha de la camisa para realizar el vendaje. Cuando estuvo sentado en el lecho, miró al chico de cabellos dorados, que insistía en qeu el tuerto le dijese también su identidad.

- Yo soy Conrad. Pierre Conrad, cartógrafo de Gabriel, pero puede llamarme sencillamente Conrad. En cuanto a lo que dice, yo no conozco ni conocía de antes a ninguno de todos los que están aquí presentes, salvo de haber estado con ellos cuando la fiesta se... -miró de reojo a Andersen y a su hija- ...bueno, fue interrumpida. Pero no sé quiénes son, ni quién es usted. Al igual que no sé dónde estuy, ni dónde está François, ni mi estoque.

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01/05/2012, 21:34
Pierre Conrad

Después, Conrad bajó la vista al cuerpo del tal Quint, como le había llamado el muchacho.

- Lo siento...¿eran parientes?

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01/05/2012, 21:42
Aaron

-Soy Aaron, Aaron Nigrem. Comerciante.

El chico miró a su interlocutor.

-¿Y usted?

Notas de juego

Se me hace raro no ver a Catherine en la lista de posibles destinatarios

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01/05/2012, 22:00
Nahia

Movimientos acelerados, incontrolados, nerviosos. debajo de sus párpados aún cerrados los ojos se movían a gran velocidad de una lado a otro. En su rostro aun durmiente se reflejaba miedo, dolor, tristeza, pero sobretodo pánico. Su cuerpo se movía impulsado por espasmos, leves al principio..pero poco a poco fueron aumentando hasta que casi parecía convulsionar.

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Sus ojos se abrieron lentamente, la luz del sol la cegaba. Aún estaban allí, encerrados en aquella caja de cristal, aquel selpulcro de trasparentes paredes.

Miró hacía el techo, ninguna nube osaba interpornerse ante los rayos del rey astro. Bajó la mirada, le ofendía la vista, y observó el resto del lugar. Ella llevaba una extraña túnica negra con capucha. Los nobles, sin embargo seguían en el suelo, con la mismas vestimentas de siempre, pero no fue capaz de encontrar a ninguno de sus amigos. ¿donde se habían metido Faliar, Cath, Xerine, Aaron y...? Quint! Sus ojos se posaron rapidamente en el lugar donde había caido muerto. quizás sólo fue un sueño, un mal sueño, como el de aquel hombre antes de terminar de dormirse. No debía haberlo hecho, ahora no encontraria a nadie.

En aquel lugar un cuerpo yacia, pero no parecía Quint, quizás era verdad que nunca había pasado, que sus miedos le habían jugado una mala pasada. Se acercó aún esperanzada de tener a su amado con ella.

Sin embargo a pocos pasos de él reconoció al joven guerrero de orejas puntiagudas y malas formas. No había imaginado nada, y el despertar no fue mejor que cuando se acostó, porque todo era cierto, porque el mundo le había arrebatado de verdan y para siempre al único ser que realmente quiso, al único al que habría seguido con los ojos cerrados.

Cayó de rodillas a su lado, llorando. Rogando al cielo el volver a despertar en aquella realidad donde él aún seguia vivo.

Entre sombras difusas aparecieron tras Nahia todos sus amigos. Volvió la mirada hacia ellos. Caminaban lentamente, con los ojos puestos en la joven. Todos ellos estaban aún heridos, Aaron ya no tenía el parche en el ojo mostrando una cuenca vacía. Incluso Cath estaba manchada de sangre por las piernas y la parte inferior del vestido, y en sus manos: un niño. Un bebé acurrucado en el regazo de su madre, que con los ojos rojos del llanto mostraba al mundo el fruto muerto de su vientre. Aquel pequeño tenía un color azulado, no respiraba ni hacía ningun movimiento. Era como un muñeco, un jueguete que el destino había decidido dejar sin alma, ni vida.

Cada vez se acercaban más a ella, con el mismo paso mecánico. Detrás de ellos observó nuevas figuras, almas errantes que volvían de entre las sombras para perturbarla : su madre, su pueblo. Sintió pánico. Empezaron a rodearla, y a señalarle con el dedo. Era todo culpa suya. Ella había provocado todas esas muertes. Ella sería la adalid de la parca hacía los que aún permanecían vivos a su lado.

El miedo y la culpa se apoderaron de Nahia. Se sentó con las piernas cruzadas aún junto el cadaver de Quint y agacho la cabeza protegiendola con sus manos. Unas brillantes alas blancas que la cubreon por completo

¡No!¡no! ¡ella no tuvo la culpa! Ella había hecho lo que había podido, ella...

Podías haber hecho más-dictaminó una voz sepulcral-Ahora yo estoy muerto y tu viva. Podías haberme salvado. Pero preferiste dejarme morir.

¡Quint!

En su mano apareció su flauta.

-¡Sálvame!-ordenó aquella voz. Y en la mente de Nahia aparecieron furiosos aquellos ojos rojos.

Mientras sus alas se abrían lentamente, Nahia tocaba una melodía triste, apagada. Una melodía que pretendía curar una enfermedad por encima de sus posibilidades,

la muerte.

Las lagrimas la seguían acompañando y cuando por fin se abrió por completo aquel escudo emplumado la realidad reveló algo muy distinto a lo esperado. Las alas se volvian negras, e iban cayendo plumas a su alrededor acortándolas cada vez más. El aire del que emanaba la melodía dejó de atravesar la recia madera de Córvinus, para acariciar el frio y áspero tacto de un hueso humano. Nahia continuaba envuelta en la capa negra y alzó un poco la cabeza mostrando su nuevo rostro. La juventud le había abandonado, su piel estaba arrugada y vieja, más seca a cada lágrima que derramaba.

A su alrededor ya no había nadie, ni los nobles, ni sus amigos, ni su madre, ni su pueblo... ni Quint. De él sólo quedaba su corazón posado sobre un plato entre las piernas de la "niña".

Todo era culpa suya. Cualquiera que llegase a ocupar su corazón sería envenenado por él. Era una destructora de almas, consumiendo el tiempo de sus victimas, robandole su futuro. Ella era

El ángel de la muerte.

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Su cuerpo de pronto dejó de moverse, y de sus ojos pequeñas gotitas saladas recorrian su mejilla. Se encogió, aprentando las manos aun vendadas. Y entonces despertó. No estaba sola, ni en el mismo lugar que antes de dormirse. Todo había sido una pesadilla...¿Todo?

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01/05/2012, 22:14
Faliar

Faliar fue a responder al muchacho rubio, pero de repente su vista se fijó en Nahia. Parecía que se convulsionaba. Horrorizado, saltó de la cama y corrió hasta la cama de la pequeña. Ni siquiera escuchó la conversación que Conrad y Aaron mantenían.

- ¡Nahia!

Cuando llegó, las convulsiones habían cesado, y parecía que se despertaba. Faliar le cogió con cuidado la mano, y con la otra le limpió las lágrimas. Su rostro todavía estaba torcido en una mueca de miedo y preocupación.

- Oh dios... ¿estás bien?

Notas de juego

Así justificamos que Faliar no haya dicho ni mu mientras xD

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01/05/2012, 22:22
Julius

-Está bien, tranquilo. O al menos eso es lo que tendría que pasar. Ha pasado una semana desde la noche fatídica. Lleváis dormidos desde entonces. Os he estado cuidando por orden de Marianna y Fred, y porque, al parecer sois amigos de Quint. Pero, ya que yo no estaba allí cuando murió, me gustaría saber algo.

La voz de Julius sonaba dura, tajante. Como si estuviera guardando un gran dolor en su corazón, y no fuera casi capaz de mantenerlo enterrado.

-Y, contestado a tu pregunta-dijo mirando a Conrad- era mi amigo. Uno de los únicos amigos que he tenido.

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01/05/2012, 22:27
Frederic Andersen [Anfitrión]

El anfitrión echó para atrás su silla, mirando hacia el techo, mientras dejaba caer la nota al suelo. La había leído infinidad de veces, y estaba harto de comerse la cabeza. Pero, un segundo más tarde miró a Conrad. 

Demasiadas coincidencias.

-¡Julius! ¡Ese hombre me pidió un salvoconducto! Tiene relación con Lady Erzebet, estoy seguro. Además, es su acompañante la que fue el objetivo de esta flecha.