Partida Rol por web

-En cuanto a... ¿Niobe? Yo la conocía por otro nombre, pero eso fue hace más de veinte años. Clitia, mi esposa. La mujer con la que estuve antes de conocer a tu madre-dijo mirando a Marianna- desapareció en un viaje precisamente a la ciudad de Ark. La busqué durante al menos tres años, y no encontré signo alguno de que permaneciera con vida.

Fréderic bajó la mirada, los recuerdos dolorosos comenzaban a apretarle el corazón y una lágrima azulada comenzó a surgir en su ojo derecho, que rápidamente se esforzó en ocultar.

-Niobe... estoy seguro... es ella. Nunca he podido olvidar su cara, su belleza, su mirada...

¿Para qué la quiere?, ¿por qué la necesita? Lo desconozco, pero créeme si te digo que me parte el alma el que desaparezca tan súbitamente después de regresar.

-Sobre nuestro acuerdo: Yo proveía a la cuidad de Ark de todos los recursos necesarios para su supervivencia, a cambio de cierta libertad en el comercio exterior. Esa mujer nunca ha tenido muchos tapujos o moral. Créanme, nuestras familias se conocen desde hace tiempo. Mientras mi imperio aumentaba en poder, a su ciudad amada no le faltaba de nada.

Para ello, me dio permiso para enviar gente a la ciudad, pues algo ha hecho para que sólo los que ella quiera que entren pueden pasar. De eso se encarga Julius, él conoce el secreto.

Conrad se quedó paralizado un instante, con los ojos muy abiertos. Todo rastro de enfado había dado paso a la estupefacción.

- Su... ¿su esposa? ¿Clitia? eso, no, no puede ser, ¿hace más de veinte años? es imposible. Niobe apenas ha cumplido los veinte, y ha estado a mi lado siempre, desde....desde que era muy pequeña. ¿Y qué es eso que usted debía conseguir para ella, y que esa "compañera" ya le ha conseguido, haciéndole a usted inútil, a sus ojos?

-Otra... de las partes del trato que también se encarga el sacerdote es de encontrar cierto objeto... algo mágico... no entiendo de esas cosas. De hecho, hasta hace unos años no conocía la existencia de estas cosas, y aún así no dejan de sorprenderme. Pero parece, a la luz de la nota que ha dejado que ya no le interesa. Ha encontrado otro método para hacer lo que quiera que intenta.

Beatrice pareció sopesar cada una de las palabras de Frederic, pero decidió no añadir nada más, a la espera de que el noble que la había ayudado en la fiesta terminara su pequeña conversación. Al parecer, estaba recibiendo unas noticias algo impactantes, por lo que supuso que sería mejor darle algo de espacio para que pudiera aclararse antes de volver a su pequeño interrogatorio

Faliar pensaba que eso que acababa de decir Frederic sobre su primera esposa y la hija de Conrad era bastante increíble. Pero bueno, todo lo que estaba pasando era bastante increíble de por si, y había visto cosas peores, así que no le pareció imposible.

- Usted dijo que ya tenían eso que buscaba pero ya no quiere. ¿Que es?

Marianna se quedó boquiabierta ante las palabras de su padre. No esperaba ninguna de las palabras que estaba diciendo, su padre, su perfecto padre se revelaba como un tramposo, un intrigante y...

alguien al que no conocía.

Se levantó de la mesa alejándose de él, con cara de sorpresa y asco.

-Por... por eso éramos tan parecidas. ¿Por qué no me lo contaste papá? ¿Por qué nunca le dijiste a mamá que hubo otra?

- De modo que si alguien sabe lo que ha pasado, es Julius...Tal vez debería hablar con él para conseguir la información que necesito, y para entrar en Ark... -Conrad, que pensaba en voz alta, calló al ver que Marianna se esperaba aquella noticia tan poco como él. Pero, para el cartógrafo, no tenía sentido discutirlo. Se trataba obviamente de un error, debido a que por casualidad su hija y Niobe se parecían. Era imposible. Hacía más de veinte años, Niobe ni siquiera había nacido.

-Nunca he amado a tu madre Marianna. Era una tapadera, una manera de conseguir prestigio y riqueza.

Los ojos de Fred ya estaban llenos de lágrimas sin remedio. Ya no podía ocultarlo por mucho que pasara su pañuelo de seda por los lagrimales, y tratara de cambiar el tono de voz.

-Al cabo del tiempo, la costumbre dio paso al cariño. Aprecio a tu madre, pero no la amo. Mi corazón pertenece y ha pertenecido siempre a Clitia. Verla en aquella fiesta, fue demasiado para mí.

-Me das asco. ¿Y a mi? ¿Me quieres a mi? ¿O solo soy el fruto de una noche de pasión?

Marianna tampoco se quedaba atrás en lágrimas. Su padre había confesado que nunca había querido a su madre, que seguía enamorada de un primera amor del que nunca había tenido constancia.

Conrad no pudo evitar intervenir.

- Le repito que se equivoca. Tiene que estar en un error. Niobe es demasiado joven. Yo la he visto crecer, convertirse en mujer. Ella no era una adulta hace más de veinte años ​-el noble hizo una pausa, y se apresuró a añadir- . De hecho, ni siquiera había nacido.

......o eso creo. No, era muy pequeña cuando la encontré, pero aun que ya hubiese nacido, es absurdo pensarlo.

¿Y si todo esto se lo estuviese imaginando? ¿y si es un delirio, un dejá vu, que ha sufrido a l ver a Niobe?

hay que ver cómo chochea, el abuelo.

-A ti sí, cariño. Tu eres sangre de mi sangre. No te enfades conmigo... traté de hacer lo mejor para las dos. Nunca me habrás visto tratar mal a tu madre. La mantuve como una reina, y así hice que se sintiera. Pero no la quería, y mira que lo intenté.

Alzó la vista, para encontrarse con los ojos de Marianna, que le miraban con furia.

Además tú... eres tan parecida a ella... parece un verdadero milagro...

Beatrice se llevó una mano a los ojos, visiblemente cansada

¿Cuánto he dormido? Preguntó a Nahia, a la vista de que los otros parecían inmersos en alguna clase de drama familiar que no estaba segura de querer conocer Siento que la cabeza me da vueltas

-Respondiendo a tu pregunta, Faliar... dijo apartando la vista de Marianna, quien estaba ya de espaldas a él respirando con fuerza mientras lloraba- No sé qué es lo que ha conseguido, pero me dijo que lo encontró hace unas dos semanas. Dice que si lo vendiéramos, podría costar más de cien mil monedas de oro en el mercado negro. Con eso podría volver a tener el favor de Erzebet, o conseguir de nuevo un montón de dinero para reflotar mi imperio...

Faliar había perdido el hilo intentando imaginar quien es la hija de quien, quien la mujer, y todo el lío familiar que parecía tener Frederic; la respuesta de Frederic le devolvió a la realidad.

- ¿Que lo consiguió... quien?

La pequeña miró a Beatrice, que preguntaba por su estancia en estado de letargo. Sin estar muy segura de comprender bien lo que contaban, y por no tener relación ninguna con la muerte de su amor, ignoraba casi por completo la conversación, por lo que contestó a la ex-música.

-Creo que una semana, por lo que nos ha contado Julius. 

Julius, él era el que buscaba el artefacto.

- ¿No consiguió su "amada compañera"?. ¿No sabe quién puede ser, Andersen?

-No, lo siento Conrad, pero de eso sí que no tengo datos. En cuanto a lo de Níobe... le aseguro que reconocí a mi esposa en esa cara. Quizá un poco cambiada, pero la misma mirada, la misma sensación de calidez a su lado...