Partida Rol por web

Quint se relajó por fin y dejó a Julius hacer su trabajo, aunque seguía con el gesto torcido.

-En cuanto termines, quiero que me cuentes qué ha pasado. ¡Todo! Cuantos más detalles me digas, más posibilidades tendremos de traerlo de vuelta sano y salvo. Y puede que necesite enviar una carta. ¿Podrías encargarte de que llegara rápida y segura a cualquier lugar del continente?

Beatrice asintió

Gracias por su sinceridad. De paso, ha respondido a otro par de preguntas que quería hacerle, así que solo tengo una duda más... Y esta es quizás la más importante

Entrecerró los ojos

¿Sabe si Erzebet sirve o colabora con alguien más aparte de usted? Y no me refiero a Lucer Grey, si no a alguien... Más oscuro

Era solo una corazonada. Y esperaba estar equivocada...

La verdad que agradeció ver a su padre entrar en la habitación. Al menos se sentía más acompañada ante aquella escena. Intentaba tranquilizar su mente, convencerse a si misma de que no era para tanto. Pero ¡Le había besado, joder! ¡Lo habia visto! Sin embargo ahora no tendría ninguna razon hacer alguna escenita, ni tenía nada con !Quint que pudiese reclamarle, ni era su estilo.

Inspiró, expiró, insipró, expiró. Ni se acordaba que aún tenía la camisa de el joven entre sus manos, solo pretendía despejar su mente para no empujar a nadie ni empaparlo en jabón y agua.

Habían pronunciado a Selten, ella conocía ese nombre...estaba en la carta de Quint, la palabra del dorso que, como pocas había quedado legible tras el naufragio. ¿Pero quien era?

-¿Eh? Pues simplemente le esta "bañando".-el tono de voz  al pronunciar aquella...peculiar- Y bueno -bajó la voz a un susurro al oído de su padre y poniendo su mano en el brazo de éste- Creo que han secuestrado a alguien que es importante para Quint.

Nahia fue retirándose y volviendo a su posición anterior mientras miraba a su padre a los ojos, estaba preocupada por Quint. No eran buenas noticias.

No sabía que hacer ¿Y si no era el momento? Quizás era mejor pasar algo de tiempo antes de preguntarle quien era Selten. 

se acercó lentamete a Quint con la cabeza gacha, y cunado ya estuvo lo suficientemete cerca para hablarle se pronunció.

-Quint, se que no es de mi incumbencia, y quizás no quiieras aceptarla pero...¿Sabes que cuentas con nuestra ayuda no?-Miró a su padre, quería ser respaldada y por eso repitio la pregunta , pero esta vez iba para Faliar-¿No?

-Erzebet colaborará con... bueno, más bien... estoy seguro de que más gente colaborará con Erzebet. No creo que fuera monopolio mío el favor de la condesa. En cuanto a su segunda pregunta señorita... no la entiendo.

Frederic torció el gesto, mostrando su evidente confusión. ¿Más Oscuro?

-Cualquier lugar... me lo pones difícil. Pero sí, te lo prometo. Y, aunque sé que no tengo que preguntarlo lo haré. A cambio tienes que prometerme que irás hasta Ark a salvar a Selten. La verdad es que no tengo mucha más información, y creo que sabes ya casi todo lo que sé, al menos lo relevante. Sólo falta una cosa, y es que os de "permiso" para entrar en la ciudad.

Selten. Eso le sonaba; Quint también le había mencionado que una vez se encontró con un brujo que le enseñó a no juzgar a otros brujos a la primera de cambio (miedo le daba pensar como sería Quint antes de su encuentro con ese hombre). Quizás fuese el maestro de Julius y Quint. Por lo que había oído, y por el respeto que ambos parecían tenerle, debía ser un gran hombre. No estaría bien dejarlo a su suerte,

- Por supuesto -dijo con firmeza- Nuestro propósito era ir a Ark, de todos modos, y si vuestro maestro está retenido allí, podemos ayudaros.

Había hablado en plural, pero lo cierto es que no estaba seguro de querer que Nahia y Cath le acompañasen; probablemente el viaje sería peligroso. Sabía que Nahia iría a donde fuese Quint, y ni él, ni el chico rubio, ni un ejército le podrían impedir hacerlo. Pero Cath... Le aterrorizaba que le pudiese pasar algo, y más en su estado; tendría que hablar con ella más tarde.

Nathaniel paseó durante un rato por los alrededores de la cabaña sintiendo como la luz del sol calentaba su piel. Los árboles creaban sombras curiosas, dibujos naturales pintados con los reflejos de un sol radiante cubierto por el manto de un espeso ramaje. 

El fragmento de alma siguió paseando escuchando el sonido de los animales que por ahí estuvieran. Al parecer el lugar era tremendamente apacible, un contrapunto interesante para el caos que reinó en la fiesta de Fred.

Nahia quedó entonces mirando a Faliar

¿Maestro?¿Selten era pues su maestro?

Por lo visto su padre sabía más de lo que pensaba. Iba a esperar a quedarse un momento a solas con él para preguntarle. Si en verdad habían secuestrado a su maestro... ahora entendía mejor la reaccion de QUint.

Quint agarró el antebrazo de Julius con su mano.

-¿Prometerte? ¿Quieres que te prometa que iré a salvar a Selten? ¡No digas chorradas! -El chico sonrió. Era una sonrisa triste, tímida, y que pocos instantes después se tornó una mueca de rabia.- Sabes que lo traeré de vuelta a cualquier precio. ¡Aunque para ello tenga que reducir toda la maldita ciudad a cenizas!

Soltó el brazo de su amigo para que siguiera con su trabajo y miró hacia Nahia y Faliar.

-Gracias, amigo mío. Pero ya os lo advertí en la fiesta. Este lugar es un sitio muy peligroso; en especial para la gente como vosotros. Deberíais volver a casa antes de que la situación se me vaya de las manos. 

Es decir, antes de que mi carta llegue a su destino.

Volviéndose hacia su otro amigo, preguntó:

-Dime Julius. ¿Te habló Selten de la última carta que le envié?

Faliar esbozó una sonrisa de suficiencia

- Me temo que ya estamos metidos en esto, Quint. Además, ya te he dicho que tenemos nuestros propios motivos, hemos hecho una ruta muy larga, y dar la vuelta ahora sería desperdiciar todo el tiempo y el dinero que hemos invertido.

Luego se acercó y le puso una mano en el hombro, sin perder la sonrisa

- Y por mucho que te empeñes, me parece que no es algo que puedas hacer tu solo

Y aunque consiguieses convencerme a mi, no vas a convencer a Nahia

Quint apartó la mano de Faliar. Le dolía tener que ser tan brusco después de tantos años, pero tenía que asegurarse que captaba el mensaje.

-Si te vas ahora habrás desperdiciado tiempo y dinero. Si te quedas, habrás desperdiciado tu vida... y la de tu familia, Faliar. Pero tienes razón en una cosa. No es algo que yo pueda hacer solo. 

Apartó la mirada y miró al techo. Posiblemente ninguno de sus amigos volvería a acercarse a él si supieran la verdad de con quién estaban tratando.

-Por eso voy a avisar a mi Maestra de lo que he visto hasta ahora, y luego me infiltraré en Ark para sacar a Selten antes de que ella y los demás decidan actuar. Para ese entonces, todos deberíais estar lo más lejos posible de este lugar. Puede ser al día siguiente de recibir mi carta. O a la semana. O tal vez esperen meses, o incluso más. No lo se; no soy quién para cuestinarles. Pero si lo que encuentro en esa ciudad es tan malo como para que mi viejo maestro no pudiera combatirlo, entonces os aseguro que eventualmente aparecerán. Y entonces todo aquello que estuviera en la ciudad será borrado de la historia.

-¿Quint... no estarás hablando de...?

Dejó la frase en el aire, pero en sus ojos se veía un atisbo de terror. Si era lo que pensaba eso podría ponerse muy mal...

-Unos nuevos amigos con los que Selten tendría sus diferencias. Es una larga historia; no tuve elección.

-¿A quién quieres que entregue la dichosa carta?

Seca, cortante. 

La frase que Julius dejó en el aire no expresaba la misma amistad que toda la conversación anterior. Una pequeña gotita de sudor surgió en su frente y se separó del cuerpo de su amigo poco a poco. Estaba nervioso...

Faliar se puso serio. Había intuido algo en las palabras de Quint

Este lugar es un sitio muy peligroso; en especial para la gente como vosotros

Por eso voy a avisar a mi Maestra de lo que he visto hasta ahora, y luego me infiltraré en Ark para sacar a Selten antes de que ella y los demás decidan actuar

...entonces os aseguro que eventualmente aparecerán. Y entonces todo aquello que estuviera en la ciudad será borrado de la historia.

- Un momento.... Estás hablando de la Inquisición, ¿verdad?

Entonces no puede responderla Beatrice asintió, como si con esas palabras fuera suficiente No le entretengo más. Muchísimas gracias por su atención

Inclinó la cabeza como muestra de deferencia, recordando que se encontraba ante un noble. Pero antes de marcharse se acordó de una cosa

Por cierto... Quizás no es el mejor momento, pero me gustaría negociar con usted sobre otro asunto, más tarde... Relacionado con el salvoconducto. Temo que lo necesito, al igual que el resto de mis compañeros. Sin embargo, no es el momento ni el lugar... Pero le pido que no se le olvide. Contrariamente a lo que podría parecer, podemos llegar a un acuerdo, y salir todos ganando

Sonrió con cortesía, y luego se dispuso a salir para bajar a la planta baja

Alice bajó las escaleras en ese momento y la escena que vio era desconcertante. Quint estaba recostado sobre la mesa de piedra del interior de la sala, con el torso complétamente desnudo. Nahia sostenía su camiseta y un líquido colorado, que no era sangre, descendía por su pecho.

Tanto Julius como Faliar observaban al rubio con fruición. Esperando lo que parecía ser una respuesta por su parte.

Cath tuvo que contenerse para no abrazar a Quint nada más bajar el verlo allí, vivo, respirando fue una sensación realmente extraña. Y pareció que su interior también se removía, tanto que una patada del feto casi hizo que la chica cayera de golpe. El niño, o niña, sería fuerte no cabía duda.

Beatrice se quedó en el umbral, esperando. No sabía de qué iba todo eso, pero tampoco quería llamar la atención

Nahia sintió que le daba un vuelco el corazón. ¿La Inquisición? No es que supiese demasiado de ellos..seguro que mucho menos que cualquiera de los allí presentes, pero por lo poco que sabía ya le era suficiente para no querer tener que ver mucho con ellos, y más si no eran de mente muy abierta.

Si era asi, sí, ella quería estar lejos, huir con su familia, no podía perder al padre del que empezaba a disfrutar..ni a su futura nueva hermanastra. Y si hubiese sido cualquier otro, la decisión sería más simple, quizás pudiese permanecer alguna noche dándole vueltas hasta llegar a la conclusión que en pocos segundos se le había revelado. Ella no quería renunciar a su familia, no quería tampoco proponerlos en primera línea de fuego, pero pasase lo que pasase no iba a abandonar nunca a las personas que le habían devuelto la libertad a su pueblo tantos años atrás. Aquellos que, sin tener relación alguna con esa pequeña isla, al menos que ellos recordasen, dieron todo de sí por vencer a quien les oprimía. Y mucho menos a Quint, a quien su corazón aún no había olvidado.

-Lo siento Quint. Pero yo no te voy a abandonar. Voy bajo mi cuanta y riesgo-estas palabras le eran familiares...pero seguían siendo igual de firmes y decididas que entonces- Hiciste mucho por mí en el pasado. Quiero hacerlo, se que es peligroso. Pero asumiré ese riesgo.

Sus ojos se clavaron en los de color sangre del chico. Y luego se desviaron momentáneamente a los de su padre.

¿Funcionaría su discursito como la ultima vez?