Partida Rol por web

Conrad se quedó boqueabierto con el espectáculo que acababa de presenciar. Primero, había parecido no funcionar, luego, se apagaron las luces, augurando el inicio de una función. Y después....después.....el cuerpo de aquel chico, levitando..........iluminado como una estrella en el cielo.......aquella esfera que entraba en él, y cómo despertaba y todo volvía a la normalidad. Aquello era radical. Conrad acababa de presenciar la prueba de que nada tenía límites. No había nada irreparable. Ni siquiera la muerte.

La estupefacción de Conrad ya no se podía medir cuando la joven, al parecer la más afectada por la muerte del sujeto, la que Faliar había presentado como su hija, tal y como venía sospechando desde el incidente, se abalanzaba sobre el,... sí ese era el único adjetivo, resucitado, Quint, y le besaba, con pasión, antes de declararle su amor. Aquello realmente parecía un cuento de hadas. Durante unos minutos, el catógrafo no pudo reaccionar, petrificado por las imágenes que se habían grabado, para siempre, en sus ojos, en su memoria, y en su corazón.

Desde ese día, Conrad ya lo sabía. Nada era imposible. Ni siquiera volver de entre los muertos.

Quint se sentía muy desorientado. ¿Por qué le estaban rodeando todos? ¿Por qué estaba encima de una mesa? ¿Qué había pasado en la fiesta? ¿Cómo había llegado allí? ¿Dónde estaban sus dagas? ¿Por qué ese extraño cosquilleo en el cuerpo? ¿Por qué le parecía conocida la cara del rubio que se hallaba entre sus "compañeros"?  ¿Por qué...

Habría seguido enumerando preguntas en su cabeza, per la súbita e inesperada acción de Nahia pilló completamente por sorpresa al cazabrujas, bloqueándole la mente y rompiedo la poca lógica que le quedaba a la situación. Tras el beso y la confirmación de que Nahia no le había olvidado del todo en esos tres años, esta se quedó abrazada a él. Quint estaba demasiado desconcertado como para siquiera apartarla, y recorría a los presentes con miradas rápidas y nerviosas

-Yo... Esto... Estáis empezando a ponerme un poco nervioso... ¿Alguien va a decirme qué está pasando aq

Los ojos de Quint se pararon en Julius a la tercera vez que pasaron sobre él. Rápidamente alzó el brazo hacia él y le señaló con la mano sin poder ocultar su sorpresa:

-¡¿Tú?! ¡¿Pero qué cojones estás haciendo aquí?!

La siguiente pregunta la hizo como acto instintivo, sin dejar tiempo a los demás a responder.

-¿Selten está aquí? ¿A qué esperabas para decírmelo?

Volvió en sí,sus ojos se abrieron despertando del sueño, las palabras de Quint le habían recordado como eran las cosas. Ese sentimiento, por el momento, era sólo suyo. Quizás nunca fuese correspondido. pero mientras siguiese vivo siempre quedaba una pequeña esperanza¿No?

Soltó al joven, y se retiró mirándole a la cara. Pero la atención de Quint se centraba ahora en otro de los presentes. Bajó la cabeza algo avergonzada.

-Yo..em...Perdona..-No creía que estuviese escuchando ni una palabra de las disculpas y termino la frase casi para ella misma-   _{Me dejé llevar por el momento.}

Se colocó cerca de su padre. Intentando hacer como si todo aquel espectáculo ofrecido momentos antes nunca hubiesen sucedido.

- Joder Quint... Que tacto -pensó para si mismo. Pero bueno, la falta de tacto del chico tampoco le extrañaba, y menos en aquella situación. De hecho, era uno de sus rasgos más característicos. Al menos no le había dicho "cazo seres como tu".

Pero no podía enfadarse, ni siquiera molestarse por ello. Estaba más que contento de ver a Quint de vuelta. En un gesto de complicidad ya habitual entre ellos dos, Faliar apoyó una mano sobre el hombro de Nahia, apretó con ternura y sonrió. Sabía lo que había sufrido, y era inevitable que se dejase llevar por la emoción; no había salido como a ella le hubiese gustado, pero al menos Quint estaba vivo, y mientras viviese, había alguna esperanza.

Se dio cuenta de que allí abajo faltaba alguien. Cath no había despertado aún. Faliar no había intentado despertarla, más que nada porque no creía conveniente hacerlo, pero era una lástima que se hubiese perdido aquello. Iba a alucinar cuando se lo contasen. Estuvo tentado de subir y despertarla, pero el reencuentro entre Quint y su amigo Julius era... demasiado interesante.

El sacerdote se quedó paralizado un momento cuando la chica salió corriendo hacia Quint. Él ya se había levantado y su sonrisa había crecido de manera exponencial. Cuando el rubio habló, reconoció en su voz y en sus palabras al Quint que conocía.

Una vez Nahia se separó, y Quint se fijó en su presencia allí, no pudo evitar soltar una carcajada.

-Joder, Quint... ¿ni siquiera viniendo de entre los muertos eres capaz de darme un abrazo antes de preguntarme por qué estoy aquí?

Se acercó y abrazó al cazabrujas con todas sus fuerzas, mientras le susurraba al oído.

_{^{-Dejemos el tema Selten para dentro de un rato, ahora no es el momento.}}

El corazón de Julius palpitaba a gran velocidad. Sus labios estaban muy cerca del cazabrujas, quien casi podía sentir el calor de su aliento en su oreja picuda. 

Poco a poco, el sacerdote se fue retirando, dejando que su faz acariciara la de Quint. Ambos eran lampiños, pues la barba no osaba manchar la palidez de sus rostros. Cuando los labios de Julius estuvieron a la altura de los de Quint, no pudo refrenar el impulso. 

No fue tan apasionado como el de Nahia, y tampoco le aconteció una declaración de amor. De hecho, fue casi imperceptible, excepto para aquellos que realmente estuvieran escrutando la escena con minuciosidad. Pero fue cierto, un leve roce, un pico inocente...

Pero los labios de Quint se juntaron un segundo con los de Julius, y la sensación que embargó al sacerdote fue maravillosa. No necesitaba más, el cazabrujas estaba vivo, y sus labios estaban calientes. Lo había conseguido.

Aaron parpadeó confuso ante el despliegue de medios y emociones. Sin embargo, encogiéndose de hombros, decidió que no le correspondía estar allí, además, todavía tenía un par de asuntos que tratar.

Alzando el brazo y sin moverse del sitio, estiró la manga de Beatrice para llamar su atención y cuando lo consiguió, le hizo un gesto con la cabeza para salir a hablar a otra habitación.

Beatrice arqueó una ceja ante el pequeño circo de emociones que se estaba montando en frente de sus narices, pero no dijo nada. Sin embargo, cuando Aaron la tiró de la manga casi agradeció tener una excusa para salir de allí, y se apresuró a abandonar la habitación con el joven. Ya habría tiempo más tarde de ponerse al día...

Una vez estuvieron fuera, Beatrice esbozó una cálida sonrisa que, por otro lado, no estaba nada acompañada por lo que trasmitían sus ojos. Dejó que pasaran unos segundos de silencio entre los dos para hablar, como si estuviera esperando a que la conversación surgiera por sí misma

Has cambiado mucho. No solo de aspecto. Hay algo en tu mirada...

Llevó una mano hasta su hombro, como si estuviera palpándole para cercionarse de que, efectivamente, estaba allí presente y no era una mala broma de su mente

Has madurado

Aaron dio un respingo y se apartó de la mujer. Estaba tenso, no en vano había visto luchar a su interlocutora con una destreza envidiable, sacando de dios sabe donde dos afiladas dagas y plantando una feroz resistencia a la asesina del pelo verde.

-Entonces me conoces...

La sopesó con la mirada.

-¿Por qué? ¿De qué? ¿Quién es toda esa gente que hay dentro de la sala y porqué ese Faliar también me conoce?

Pasaron al lado de Catherine que, como si fuera un muerto, seguía dormida. Lo único que la diferenciaba de éste estado es que respiraba. Un poco más al fondo, se encontraban Frederic y Marianna, discutiendo en voz un poco más baja. Los ojos de ambos estaban empañados.

Cruzaron la habitación y salieron por una pequeña puerta.

En el exterior el sol coronaba el cielo, dejando caer sus rayos sobre la casita de madera. Una columna de humo surgía desde la chimenea y se perdía en las ramas de los verdes árboles que rodeaban el lugar. Estaban en mitad de un bosque, perdidos en la vegetación, en un pequeño claro. Como si de una casita de cuento se tratara, Julius había elegido un bucólico sitio para ocultarse.

Beatrice rió. No pudo evitarlo, la situación le parecía demasiado cómica. Quizás, con el paso de los años, había adquirido algún retorcido sentido del humor que la permitía captar las ironías que antes habrían pasado desapercibidas para ella

Discúlpame Se apresuró a decir, una vez se hubo acabado de reír Pero me resulta irónico oír como te refieres a él como ese Faliar. Cualquiera lo habría dicho, viendo lo amigos que erais hace tres años. Cualquiera lo habría dicho, viendo la relación que teníamos nosotros dos

Aunque su sonrisa perduró, esta vez sus ojos se clavaron en Aaron como si fueran sus dos dagas, acusándole de algo de lo que él probablemente no tenía ni idea. Cabría destacar que, a pesar de estar en camisón, no parecía tener ningún tipo de apuro a la hora de mostrarse ante los demás

Pero creo que antes de contarte nada, deberías ser tú el que me dijera qué recuerdas. Así nos ahorraremos explicaciones innecesarias. Dime, Aaron... ¿Qué has hecho estos últimos tres años? Y lo más importante... ¿Qué es lo que piensas que hiciste antes de ellos?

Mientras esperaba la respuesta, se apoyó contra la pared de madera, dejando que sus ojos volaran por el claro...

Aaron entrecerró los ojos con cautela. Valoró sus posibilidades, lo que podría perder dando a la mujer la información y lo que podría ganar después.

-Lo que he hecho estos tres últimos años no importa, lo que pasó antes si.

La miró a los ojos y la valoró una vez más. A decir verdad, todavía no había dejado de hacerlo.

-Tengo lagunas y ni os recuerdo ni se de qué me conocéis. Viendo el panorama no me extrañaría que intentarais matarme, pero no es eso de lo que quiero hablar-Se humedeció los labios-Puedes empezar presentándote otra vez, Beatrice. Yo haría lo mismo pero creo que es un poco innecesario.

Esbozó una sonrisa irónica.

No me llamo Beatrice, cariño La situación, de nuevo, parecía resultarle bastante cómica Tú me conociste por otro nombre. Pero supongo que, a estas alturas, ninguno de los dos es una buena opción. Llámame Alice

Extendió una mano, como burda parodia de un saludo formal

La sonrisa irónica volvió a aparecer en la cara de Aaron, y éste besó la mano de la mujer sin dejar de mirar sus ojos y su mano libre.

-Bien-Se levantó-¿Y de qué me conoces, Alice?

Veo que tus modales también han mejorado. Aunque tendría que verte en la mesa para juzgar con claridad

La broma, que solo entendió ella, se quedó flotando en el aire mientras la sonrisa de Alice se borraba de su rostro. Los ojos de la asesina bucearon entre los de Aaron en silencio, como si intentara adivinar que estaba pensando el chico en ese momento. Luego empezó a hablar, sin mudar su expresión

Verás, Aaron... La historia que voy a contarte no es fácil de digerir, así que quiero que pongas un poco de tu parte, ¿de acuerdo? Yo misma dudé, en su momento, de que lo que estaba ocurriendo fuera real... Pero lo era. Tan real que aún puebla mis pesadillas. Es por eso que, en cierta medida, necesito que hagas un ejercicio de fe y esperes a que concluya antes de juzgar. Lo que creas o no luego será tu problema, al fin y al cabo...

Pero odio que me interrumpan si no es por un buen motivo

A pesar de sus palabras, su tono no era amenazador... O, al menos, no más que de costumbre. Parecía que Alice solo quería dejar la advertencia en el aire, sin insinuar consecuencias negativas en caso de ser ignorada. Claro que asegurar algo con esa mujer era como hacer malabares con cuchillos al rojo vivo: Un movimiento en falso y perderías algo más que la dignidad

Probablemente hayas oído hablar de la Dama Comenzó su relato, sin dejar tiempo a Aaron para responder Uno de los mayores adelantos de los últimos siglos, y un verdadero estandarte de progreso y tecnología para el principado de Lucrecio, cuyo oscuro destino, sin embargo, le ha granjeado una fama oscura que roza la leyenda negra a estas alturas. ¿Sabes de qué hablo, cierto?

Pues bien. Tú eras uno de los pasajeros

Aaron agrandó los ojos pero no añadió nada. Esperó callado a que Alice siguiera hablando.

Alice asintió al ver que Aaron no añadía nada, y continuó como si nada. Si el golpe efectista había sido intencionado o no, solo ella lo sabía

Como puedes suponer, no te contaría todo esto si yo no hubiera estado allí presente. Tanto Faliar como Quint iban también en el zeppelín, y justo ahí fue donde nos conocimos. No diré que nuestra primera conversación fuera demasiado agradable, pero... En fin, supongo que fue un comienzo

¿Nostalgia? No, Alice no parecía de las que se ponían sentimentales hablando de esos temas. Quizás algo distinto...

Algunos dicen que la Dama fue secuestrada. Otros dicen que se estrelló. La verdad es una mezcla de las dos versiones, y mucho más oscura de lo que la mayoría podrían llegar a imaginarse. Y agárrate a la silla, porque aquí es cuando empieza la parte poco creíble de la historia... Y no mejora, créeme

Y le contó todo. El motín de los guardias, el ritual de Raptor y el naufragio en el mar. Corvinus, Emil y Guido. Incluso le habló sobre Seline y su némesis oscura, y sobre la batalla que los dos habían librado utilizándoles como piezas de un macabro ajedrez. Desarrolló la historia a rasgos generales, sin centrarse en detalles. Ni Aaron necesitaba saber como había sido la pelea con el Marqués, por poner un ejemplo, ni ella tenía ganas de contárselo. Tampoco mencionó su delicado juego de máscaras, con el cuál logró asesinar a Emil. De hecho, omitió muchos de los detalles que la dejaban en mala posición frente a Aaron. Simplemente, no veía la necesidad de centrarse en hechos poco importantes, y más teniendo en cuenta que el invocador se sentiría abrumado ante tanta información. Luego ya habría más tiempo para llenar esos huecos... Cabría destacar que no mencionó nada sobre la relación entre ellos dos, ni siquiera el hecho de que le había salvado la vida

Ya lejos de la isla, el cielo se tornó negro y una figura apareció, levitando, sobre esta. El enemigo de Seline, el señor de Raptor. Destruyó la isla delante de nuestros ojos, causando que nuestro barco naufragara, tal era su poder. Pero, de alguna manera, todos conseguimos sobrevivir, pues aquí estamos ahora. Tres años en los que cada uno ha seguido su sendero, asumiendo que no volveríamos a vernos jamás... Y, sin embargo, ahora estoy hablando contigo

Suspiró. Tenía la boca seca. Una vez hubiera terminado esa conversación, desayunar estaba entre sus prioridades. Su estómago se quejaba del tiempo transcurrido sin probar bocado

Ahora, ponte en nuestro lugar, y supón que toda esta historia es real. ¿Entiendes por qué no podemos volver a separarnos sin más? No soy una experta en estas cosas, pero, a diferencia de hace tres años, ahora sí sé que hay algo parecido a una conciencia, un destino invisible que nos dirige de forma inexorable hasta derroteros desconocidos. Ya lo dijo Seline hace tres años: Somos personas especiales, todos y cada uno de nosotros. Si estamos aquí todos los que estuvimos en Corvinos hace tres años es por una razón, y nuestro objetivo es encontrar esa razón... Sea cuál sea. Puede que alguien haya decidido entramar una conspiración en la sombra para volver a reunirnos, puede que todo sea una broma cruel del azar, pero no podemos arriesgarnos. Si uno de nosotros decide irse por su cuenta, lo más probable es que, o bien muera, o bien vuelva a reunirse con los demás tarde o temprano

Clavó sus ojos en los suyos

Dime, Aaron... ¿Hace cuanto que no recurres a tus poderes?

Conforme hablaba, Aaron iba quedándose más y más pálido. En algunos momentos clave incluso llegó a bajar la mirada, pero rápidamente volvía a fijarse en Alice, pues su supervivencia-O así lo creía él-dependía de ello. Una vez hubo terminado, la cara de Aaron no tenía nada que envidiar a la cera y una pequeña gotita de sudor resbaló desde su frente hasta el suelo y se perdió entre la tierra que pisaban.

Ignoró deliberadamente la última pregunta.

-Entonces, suponiendo que todo eso fuera cierto, Quint, Faliar tu y yo somos amigos, ¿No? ¿Quienes son el resto de las personas que hay en la habitación? ¿El otro rubio, la niña y la embarazada? ¿Y esas mujeres que intentaron matarte?

El muchacho negó con la cabeza, miró la puerta de la casa rápidamente y volvió a negar. Todo lo que Alice le había contado parecía increíble. Varios cientos de toneladas volando, una conspiración en la sombra que ellos solos habían resuelto, la destrucción de una isla. Muerte, muerte y más muerte allá por donde fueran...Si, parecía increíble, excepto por la parte del naufragio. Todavía podía sentir cómo se ahogaba.

Alto, alto. Para el carro Alice frunció el ceño Nadie ha dicho nada de amistad. Y ya te lo he dicho: Tanto Catherine como Nahia nos ayudaron a vencer al marqués, y se fueron de la isla con nosotros. La primera es la actual esposa del guerrero, y la segunda es su hija. Una larga historia que no viene al cuento

Aún así, creo que ya he hablado mucho. Te toca: ¿Cuánto llevas sin utilizar tus poderes? Creo que es lo mínimo que puedes responder después de haberte contado todo esto