Partida Rol por web

-Estoy con Catherine.-Dijo Conrad.

-Creo que aunque sea, un carruaje puede servirnos de resguardo. Dudo mucho que los siete entremos dentro, pero al menos la niña y tu esposa podrán pasar un rato a cubierto.

Faliar iba explicando mientras acompañaba a Cath al lugar de la pelea

- Lo cierto es que tampoco me he fijado mucho, pero no recuerdo haber visto ningún caballo. Puede que la pobre bestia huyese...

-¿Estaban las riendas rotas?

Mientras andaban, Cath se abrazaba a su marido. El frío de la lluvia hacía que las ropas se le pegaran al cuerpo, resaltando su hermosa figura, aún con el vientre hinchado. Su pelo, ahora pegado a su cara, dejaba caer el agua.

Faliar pasó su brazo derecho por encima de los hombros de Cath y la acercó a él, para darle el poco calor que le pudiera dar en aquellas circunstancias

- Si; de hecho creo que uno de los bandidos estaba atado al carro con ellas

Alice no se preocupó en recoger sus estiletes. Se acercó a la niña con expresión seria aunque decidida, y se inclinó junto a ella, no sin antes asegurarse de que el peligro había pasado

¿Qué tal te encuentras? ¿Estás herida? Tranquila, no vamos a hacerte daño

Sus palabras sonaban amables y tranquilizadoras

- ¿Un prisionero? Tal vez esta vez podamos hacerle algunas preguntas antes de que alguien lo despache -sugirió con cierto sarcasmo el cartógrafo, que iba unos pocos pasos por detrás de la pareja.

Faliar se gira y le dirige una mirada dura a Conrad

- Oye, no estoy para nada orgulloso de lo que le hice a esa mujer, pero estaba muy cabreado en ese momento. Habían matado a un amigo mio.

- Lo sé, y lo entiendo, pero a veces es mejor mantener la cabeza fría. No te estaba echando en cara aquello, sólo señalo que puede sernos útil lo que pueda decirnos -respondió con una voz que sonaba conciliadora al tiempo que alcanzaba a su interlocutor. Mientras caminaba, alzó la solapa de su chaqueta para cubrirse un poco más del inclemente temporal.

La niña se quedó mirando a Alice con la mirada perdida. Mientras Quint y Nahia se acercaban, ésta convulsionó y se inclinó sobre la asesina.

Entonces, su estómago dio un respingo y vomitó sobre Xerine, para justo después desmayarse.

El evento había sido demasiado para ella.

EL chico rubio fue a recuperar sus dagas, y las limpió en el cuerpo del único bandido que seguía vivo. No le preguntó nada, pero se quedó mirando al pobre hombre con su habitual mirada. Si no estuviera lloviendo, sudores fríos hubieran recorrido la espalda del bandido.

-¿Qué hacemos con... esto?

Tanto Conrad como Faliar aparecieron entre la lluvia, acompañando a la esposa del segundo. La escena no había cambiado mucho.

La niña estaba ahora inconsciente, al lado de Alice y la asesina portaba un lustroso vómito. Quint estaba al lado del único bandido que había quedado vivo, ahora atado con las riendas del carro accidentado. Otros tres bandidos yacían muertos aquí y allá, al igual que el cochero del carro, cuyo cuerpo "descansaba" bajo uno de ellos.

La lluvia seguía cayendo a cántaros del cielo. Si no buscaban refugio pronto, correrían el riesgo de resfriarse.

-¿Qué le ha pasado?¿Está bien?¿Qué le han hecho?

Dijo Cath mientras se deshacía del abrazo de Faliar y salía corriendo para alcanzar a la niña. El espíritu maternal afloraba y el instinto de cuidar a todos los niños del mundo habitaba ahora en Cath.

O quizá fuera símplemente piedad con la pobre chica. ¿Quién sabe?

Faliar siguió a su mujer y se acercó a sus compañeros. Mientras Cath y Alice se ocupaban de la niña, el preguntó a Quint por cuestiones prácticas

- ¿El caballo donde está? ¿Ha huido?

la niña estaba en buenas manos, Cath y Xerine cuidarian de ella.Ahora que había perdido la conciencia , Nahia decicio cambiar su objetivo, y fue a por el unico superviviente de aquel encuentro, a excepcion de la pequeña. 

Cuando llegó hasta él, se colocó a su misma altura, mirándolo fijamente a los ojos. justo a su lado se encontraban Quint y Faliar en otros temas. sentia pena,y asco por aquel hombre. Como habían podido. La pobre niña...

-Quien eres tú y que ha pasado aquí.- su voz sonó seria y casi tan fria como la de Xerine.

-¿Caballo? No había ninguno cuando hemos llegado.

Quint miró a su alrededor, como si tratara de ver a algún animal a su alrededor. Pero no hubo suerte, el caballo habría huído cuando las riendas del carro fueron cortadas.

- Vaya. En fin, tendremos que seguir andando. Y además seremos uno más; no podemos dejarla aquí -dijo mirando a la niña inconsciente

Acto seguido se colocó junto a su hija mientras interrogaba al bandido. No dijo nada, simplemente se quedó de pie a su lado, mirándolo con gesto serio y proyectando su sombra sobre él

-Yo... yo... dejadme irme, por favor...

Casi estaba llorando. Era incapaz de moverse y su voz denotaba un tinte mezcla de miedo y asombro. Esos hombres habían acabado con ellos en poco más de tres segundos y sin que hubieran podido ni reaccionar. Y no solo eso, había algo más en las técnicas que le habían conseguido aprisionar.

Magia...

- Primero contesta a la pregunta que te han hecho, y luego ya veremos -dijo sin un ápice de emoción ni compasión

-Curro ijmez, hijo de Hulfrik y Bjoria, aunque eso poco importa... Yo... mi jefe... Nola... íbamos... ¡NO ME MATEN!¡Les juro que no llamaré a la inquisición!

El terror que anidaba en el cuerpo del bandido era evidente.

Aaron endureció el rostro.

-Claro que no vas a llamarla.

Para el chico no había nada más que preguntar, la situación se explicaba sola. En aquel momento sentía unas ganas terribles de golpear al bandido pero se contuvo. En su lugar siguió apartado de todo y de todos con los brazos cruzados.

-¿Qué hacemos con él?