Partida Rol por web

El anciano escuchó lo que Brick dijo, y las ideas que sugirió. Lo hizo con educación, y con la misma le respondió:

-Sí, tengo una ferretería. De hecho ahora mismo supongo que está cerrada, tal y como la dejé. Tengo linternas de varios tipos, y pilas alcalinas, también recargables y unos cuantos cargadores. En lo sucesivo podríamos usar las baterías de coche para conseguir electricidad, porque de esas hay a cientos en cualquier taller. Creo que algunos talleres de reparación tienen también generadores autónomos, y eso podría ayudaros.

Vivian anunció que la comida ya estaba, y el viejo parpadeó despacio.

-Yo voy a esperar un día más, aquí con mi nieta. Creo que pasado ese tiempo la ciudad estará tan llena de cadáveres, y los supervivientes tan dispersos, que será fácil huir. Vosotros estáis invitados a quedaros aquí, esta noche y el tiempo que os haga falta.

Cuando todo se tranquilizó y volvimos a ponernos en movimiento, estuve un rato tentada en preguntarle a Stanley por su familia, pero tampoco hacía ser demasiado inteligente para pensar que si no había regresado con ella, es que estaban muertos o no los había encontrado, así que me mantuve en silencio. Además que aún no entendía el por qué de su frialdad contínuamente, y no quise hacer que se enfadara, aún me era imposible calcular como podía reaccionar y lo que menos necesitábamos era llevarnos mal entre nosotros.

El militar no es que me cayera demasiado bien después de lo que le había visto hacer, y si no fuera por la situación en la que estábamos, hubiera preferido que incluso se fuera por su lado, pero como no estaba en condiciones de poder elegir nada, simplemente traté ni de mirarlo, como si prestarle la menor atención posible fuera lo mejor que pudiera hacer.

Tom al menos parecía haberse tranquilizado después de lo que había sucedido. Era como una espcie de niño grande y temía que todo esto pudiera acabar con esa inocencia de la que hacía gala y que tan tierna me resultaba.

Las palabras del hombre me hicieron pensar en aquello que nos dijo la mujer, sobre el hombre de negro, quizás aquel Flag fuera el hombre del que teníamos que escapar, cosa que ya era segura porque quería cazarnos como a patos en una charca.

- No sé tu nombre. - Dije como si todo lo que hubiera sucedido hasta ahora no tuviera importancia. - Sou Alex Silverstone y no soy ni una loca ni una sectaria ni nada parecido. Simplemente me encerraron y tuve un sueño y sí, vi a esa mujer y mi intención en llegar a Nebraska, pero todo el mundo tenemos que mantener la esperanza a nuestra manera y la mía es esa. Me agarraría a un clavo ardiendo en estos momentos aunque ello supusiera perser una de mis manos.

Erika tragó saliva, y no puso ninguna pega porque Howard le cogiera el hombro. Se colgó el arma del hombro, se humedeció los labios, y  se llevó las manos a la cara, arrastrándolas hacia el pelo en un gesto como si quisiera despejarse.

Está bien.... est-estoy de los nervios... Miró al sacerdot. Mire padre... soy de la Cruz Roja, misionera voluntaria, y atea, así que seguramente mis convicciones sean tan fuertes como las suyas. Deje de justificar la muerte de mis familiares con ciudades legendarias y castigos divinos, ignóreme con el rollo religioso... Se señaló y no tendrá que oír cosas que no le gusten oír, ¿De acuerdo?

Miró al suelo, sin saber porqué estaba diciendo aquello... le había dado muchísima rabia, aún no lo tenia tan superado como creía.

Vamos a llevarnos bien... Cogió aire y siguió hacia afuera, saliendo la primera y con paso rápido... necesitaba tomar aire Y a ver qué le pasa a mi hermano que no ha venido todavía...

Ecucho a Andy una vez más. Parece que atiende a razones y acepta mi propuesta. Y además añade la posibilidad de hacerse con un vehículo equipado con megafonía, algo que desde luego permitirá tener más seguridad de que nuestro mensaje llega a los posibles supervivientes. Estrecho su mano, asintiendo.

"-Está bien, Andy.... así lo haremos - le respondo - Si por casualidad me topo con algún vehículo o con algún sistema de megafonía, también mandaré mensajes a los supervivientes. En cualquier caso, al anochecer me dirigiré a la Torre Sears y aguardaré en el hall de la planta baja. Suerte..."

Abandono el párking con lentitud, observando los alrededores y con el arma a punto por si algo se tuerce. Andy me resulta sumamente desconcertante y quiero que Jenny opine sobre todo lo ocurrido. Así que tars asegurarme de que Andy también abandona el lugar, me dirijo al vehículo con el que he llegado aquí...

Erika fue la primera en salir, y vió que algo era extraño, casi demasiado.

Su hermano estaba de pie junto al 4x4, y su abuelo no había salido de él. Kevin estaba quieto, mirándola pero sin hablar, a unos metros. Howard fue el segundo en salir, y en medio de ellos iba el reverendo. Su hermana tuvo el instinto de acercarse deprisa al coche, para comprobar que demonios es lo que iba mal.

Pero entonces, sonaron unos ecos metálicos desde arriba. Sonidos de armas cargándose. Cuando se dió cuenta, vió que había al menos cinco tipos armados, dos en el tejado de enfrente, otros dos en el edificio contiguo al que acababan de abandonar. Y un quinto, sencillamente, había salido del callejón que estaba a unos 20 metros, como dando un agradable paseo. Todos iban fuertemente armados, y los de la azotea les estaban apuntando.

Se hizo el silencio, al menos durante un momento. Entonces, el reverendo se adelantó unos pasos, como compungido. Cuando estuvo frente a ellos, se la dió la vuelta, como si no temiera que le pudieran disparar. Lo más inquietante, es que en su mirada no había ni siquiera un brillo fanático. Parecía que para él, era lo más normal del mundo hacer eso.

-Será mejor que tiréis las armas, chicos. Estos hombres no son sino sicarios que cumplen la voluntad de uno de los jinetes del apocalipsis. No son muy inteligentes, y las amenazas les resultan molestas.

Les miró a los ojos, como si de veras lamentara tener que pasar por ese trámite.

-Ellos reciben órdenes de mi. Y yo solo quiero saber, preguntar. Consideradlo una prueba, un acto de fe. Por favor, tirad las armas.

Andy se marchó, aunque caminando despacio. David lo comprobó y hasta que no estuvo satisfecho, no se quitó la escafandra del traje NBQ, ni volvió con Jennifer. Ella estaba junto al coche, y había preparado dos sandwiches en su ausencia. Aburrida, se había comenzado a comer el suyo, cuando la sorprendió de espaldas, y tuvo un sobresalto.

-Dios, David, avisa cuando te acerques -dijo- Casi me matas.

El doctor le puso al corriente de su conversación con Andy, y ella le escuchó reflexiva, sentándose en un banco público que había junto al coche. Al cabo, ella parpadeó, y desvió la mirada como si estuviera pensando sobre ello.

-Mañana veremos entonces si no es solo un chiflado. Sin embargo, puedo comprenderle, la verdad. En el hospital hay gente que está a punto de morir, o que ha visto morir a sus allegados, y estaban trastornados. Algunos simplemente querían no quedarse solos, aunque fuera de modo desesperado.

Negó despacio, arrugando la barbilla.

-En algo tiene razón, y es que si hay más supervivientes, y hay gente que se dedica a cazarlos con malos fines, quizá no sea mala idea que no andemos solos por ahí. Yo te quiero, David, pero tu y yo solos por ahí somos vulnerables a muchas cosas: un invierno duro, un accidente o esos tipos que se dedican a buscar a los demás para matarles o esclavizarles. Así que no me parece una idea tan descabellada como a ti, aunque tu sabes más que yo sobre epidemias.

Mantuvo ahora el silencio, esperando su respuesta.

Yomara estaba comenzando a sentir cómo el frío le calaba hasta los huesos. El gorro, guantes y bufanda que llevaba puestos no eran suficientes, le hacía falta el abrigo pero Ashton lo necesitaba más que ella en ese momento, por mucho que ya tuviera con qué protegerse las piernas aquellas vestimentas no eran suficientes para que entrara en calor.

Miró a su alrededor, alguna tienda debía haber y dado que a esas alturas era más que seguro no existía propietario vivo para reclamarles ningún daño harían llevándose unas pocas cosas… lo mismo se aplicaba para la obtención de víveres.

Se había apartado unos cuantos pasos del lugar en el que se encontraba James y Amanullah por lo que a sus oídos llegó fuerte y clara la pregunta del hindú.

-El fuego -respondió-… ¿Qué? ¿Señales de humo?

Hubo cierto sarcasmo en sus palabras, la actitud soberbia del doctor estaba comenzando a irritarla.

-¿Por qué mejor no dice de una vez cuál es la respuesta en lugar de estar restregándonos en la cara lo retardados que somos en comparación con su docta inteligencia?

Howard relajó sus tensos músculos con alivio, suspirando sonoramente. Le dedicó una sonrisa al anciano, como festejo de que todo había salido bien, ¡y, por primera vez, gracias a él! Ya, ¿qué le pasa a este viejo? Debería estar agradeciéndome...

Con torpeza, se acercó el arma a la cara lo suficiente para localizar el seguro. -Je je. No será hoy el día que me vuele los huevos por olvidar esto- dijo, asegurando el arma y poniéndola sobre el cinturón. Se acomodó el sombrero, no sin antes rascarse la cabeza, dándose cuenta de que comenzaba a tener demasiado cabello, y luego salió con aire relajado.

Paró en seco cuando Erika comenzó a apurarse hacia el humvee. Aquello era una señal de que algo andaba mal, y aunque fuese insignificante, la verdad es que Howard se encontraba más que paranoico. Le bastó una de sus típicas miradas hacia todos lados para localizar a los tipos apostados en las azoteas. Estaba paralizado por el terror, mientras "vamos a morir" era todo lo que cruzaba su mente. El sonido de las armas recargándose al unísono fue suficiente para despertarlo. Instintivamente, sacó el arma del cinturón con el índice y el pulgar para dejarla caer a sus pies, haciendo gala de su instinto de superviviente. O su cobardía.

Mierda, pensó esta vez, mientras el arrepentimiento demacraba su rostro. -¿Qué diablos iba a hacer?- masculló para sí mismo, mirando hacia el humvee en un gesto de disculpa.

La no muy sutil forma con la que Amanullah me dedicaba aquella mirada con aire de desdén, mientras se pronunciaba de aquella manera que, desde mi punto de vista, cuestionaba nuestra inteligencia, hizo que me retirara. Sin embargo y pese a lo que pudiera parecer no se trataba de un acto de cobardía, sino una simple forma de evitar entrar en polémica, a base de indiferencia.

Ése tipo de enfrentamientos no sólo no nos favorecían en nada sino que a demás conseguían minar mi ya de por si debilitado estad de ánimo, cada vez tenía menos esperanzas de poder superar todo esto, pero tampoco iba a rendirme.

No malgastaré mis escasas fuerzas en discutir, será mejor que busque alimento...

-Voy de compras, ¿alguien se apunta?

Mi sugerencia iba más bien dirigida a Yomara, que perdía la calma de forma totalmente comprensible y también a Ashton.

-¿Chicas?

Si vinieran conmigo ahorraríamos tiempo, haciendo la búsqueda más fructífera y por otra parte podríamos comprobar si mientras tanto el gran físico, ya sin nuestra molesta presencia (tal y como él mismo había insinuado) podía hacer algo útil en el ámbito de las comunicaciones.

Parpadeó y miró a Debbie.

-De compras -susurró y esbozó una sonrisa pues eso de "irse de compras" le parecía gracioso dada la situación en la que estaban.

Suspiró y a ese suspiro le siguió una sonajera de tripas. No había comido nada en horas y el hambre se estaba haciendo sentir; pensó que de confirmarse sus sospechas de un embarazo tenía que alimentarse bien. Miró al cielo y se preguntó si Lance y Oluchi, donde sea que se encontraran, estaban bien o no.

-Sí, te acompaño -dijo tras respirar profundamente y obligarse a no perder la serenidad-... Muero de hambre y además necesitamos conseguirle más ropa de abrigo a Asthon.

Finalmente habian dejado atrás aquel lugar, el pueblo en done había vivido prácticamente toda su vida, en donde había crecido junto a su familia, y en donde los había dejado atrás. Le hubiera gustado no salir tan aprisa, pero la situación lo ameritaba, pues ya había tomado una decisión, al menos de momento. Pero no descarta la idea de volver en un futuro, volver y despedirse de la forma debida, o tal vez volver para quedarse ahí. Aun no lo sabe, y de momento no lo tiene del todo decidido, todavía queda un largo camino hasta Nebraska.

Al parar en la gasolinera sigue con la rutina, revisa el motor de la 4x4 en la que va junto a Tom y Alex, carga el combustible que puede, vuelve a poner todo a punto, y revisa el mapa una vez mas. No interfiere en la charla que llevan Alex y el tipo que había tratado de matarlos. Parece que la chica no le tiene ningún rencor por ello, cosa que ya a esta altura no le sorprende, dada su personalidad, pero Stanley todavía prefiere mantener las distancias y no quitarle ojo de encima, no se fía del todo de aquel sujeto. No acota nada sobre su charla, que vuelve a derivar otra vez en los sueños y demás cosas, con las cuales Stanley aun se mantiene escéptico. Tal vez por eso decida también seguir con aquel viaje, para finalmente saber de que va todo eso, pues cada vez comienza a dudar mas de su postura, aunque no quiera admitirlo.

Sin decir nada, vuelve a repasar el mapa, sin poder evitar escuchar como sigue la conversación.

Agradecí su explicación, así como su ofrecimiento, no estaría mal tener a alguien con quien compartir las horas de vigia, pues yo me encontraba ya bastante cansado como para soportar otra noche en vela.

De todas formas no podía bajar la guardia, este tipo seguía siendo un desconocido después de todo, y aunque me extrañaría que intentará algo con la cría de por medio, no era cuestión de fiarse, no en estas circunstancias, donde la supervivencia empezaba a ser un objetivo primario, y complicado.

Tal vez mañana siga siendo imposible salir de aquí, o tal vez sea imposible salir en una semana, no puedo saberlo, como tampoco puedo saber si seguiremos vivos para entonces, esta enfermedad, ¿por qué parece no afectarnos?

Negué con la cabeza, no esperaba una respuesta, sabía que este hombre no podía darmela, en realidad, no me interesaba tampoco conocer los motivos, simplemente había que intentar adaptarse a esta terrible situación.

Haremos turnos de guardia para vigilar, anoche entraron en mi casa cuatro tipos, o lo intentaron, es posible que alguien lo intente esta noche, y más nos vale estar preparados, hay que protegerlas.

Mañana será otro día, creo que voy a añorar el pensar más allá del día siguiente.

Mi cabeza cedió y mi diestra golpeo levemente mi frente... "Maldito Amanullah, siempre con acertijos e intentando ser mas que los demas en cuanto a inteligencia se refiere..." Era evidente que en ningun momento Amanullah se había visto intimidado por tal situacion, pero aun no entendia si era porque el verdadero Amanullah era fuerte psiquicamente, o simplemente porque no era consciente realmente de lo que estaba pasando en la ciudad.

 A las chicas no las conocía de nada, pero... parecían ser mas sensatas que el profesor... mis oidos en ese instante captaron las palabras de Debbie... ir a comprar... aunque... si que seria bueno ir en busca de alimentos, sería bueno descansar y mañana quien sabe... puede que con la mente y cuerpo frescos pensemos con mas cordura que en estos momentos de caos y locura.

  -"Es buena idea, debemos comprar comida y buscar un refugio en el que descansar, mañana ya pensaremos que hacer, donde ir, a quien buscar o a quien llamar."-

  No era momento para pasarse de listo y tampoco de hacerse el heroe, todos debíamos calmarnos, yo el primero, necesitaba de un descanso, había sido un dia bastante complicado y fuera de lo comun.

Jenny, que siempre ha sido una mujer cabal y con carácter, me recuerda lo que yo sé pero que por precaución..... por miedo, me cuesta reconocer. Apenas he tenido tiempo para digerir el que mundo se está haciendo añicos a nuestros pies, no he sopesado el significado real de lo que esta catástrofe apocalíptica implica y, de repente, tengo que enfrentarme a ello. Y mi mecanismo de defensa es escudarme en Jenny, en hacerlo todo pensando en ella y en su bienestar.

Puede que Andy sea un lunático o que todo esto lo haya quebrado y su mente se esté agrientando ante la cruda realidad. Quizá por eso busca compañía, por que sabe que lo único que le deparará el futuro es soledad y desesperación. Y no lo podría soportar. Yo tampoco.

"-Está bien Jenny, probaremos suerte con Andy - le respondo - pero quiero ser cauteloso. No le he hablado de ti. Si esta noche conseguimos atraer a otros supervivientes y la cosa no pinta mal, nos uniremos a ellos para tratar de sobrevivir. - añado - Mientras, acabemos de conseguir cargar el maletero de este chacharro - digo refiriéndome al coche - y echemos una ojeada a alguna librería. Quiero un libro o una guía sobre el lago Michigan y sus islas..."

 Asthon se marchó justo cuando lo dijo, sin más parafernalia. Al comenzar a alejarse dejó de estar pendiente de la conversación, por lo menos con atención.

  La vida iba en aquello, iba armada, ¿Qué podía hacer sino? No era como en las películas o los videojuegos, tenía que mantenerse escondido, si salía corriendo seguro que acababa por dispararle por la espalda.

  Frunció el ceño y flexionó ambas piernas, llevaba un pantalón vaquero y unas deportivas de adidas algo desgastadas, aunque lo que más abultaba en el y parte de lo que hizo que fuera fácil de ser descubierto, fueron los grandes auriculares que llevaba rodeando su cuello.

  Se le cortó la respiración, emitió un leve gemido de temor al comprobar que la mujer que se había cambiado de ropa estaba dispuesta a usar su arma. Su corazón latía con fuerza, la boca le sabía a sangre y sus pupilas, ahora diminutas, la seguían lentamente detrás de la puerta de un coche calcinado.

  Era complicado, pero el sol hacía que su cabello reflejase y brillase con cierta intensidad descubriendo al observador ante los ojos de Asthon, no obstante, el muchacho no sería consciente de que había sido descubierto, aferrandose a sus rodillas y agachando el mentón, cerrando con fuerza los ojos esperando a que pasase, quizás...rezando.

- ¿A descansar? - Inquirió con cierta sorpresa casi golpeado por una cuestión que escapaba de cualquier plan lógico en su cabeza.

 Que demonios...Masculló para si.

 - Hablo de una radio, James, de una maldihta radio. Y no necesitamos nadie que escuche, tan sólo un receptor y escuchar nosotros. - Explicó mostrandose bastante cansado con la poca predisposición a la conversación...

 Evitó mirar a Yomara, ignorandola con la sutilidad de un hombre suficientemente docto pero no muy ducho en las relaciones sociales.

 Negó llevandose la diestra a la frente, apenas si serían las dos de la tarde...

 - Seguro que hay mucha gente que está en nuehstra misma situación, nos dirán a donde ir, donde es sheguro estar.

 Si...no...si no nos ha matado la enfermedad o el ataque químico que han hecho en la ciudad, no tardará en matarnos cualquier otra cosa con todos eshtos...ca...cadhaveres - dijo con asco -  alrededor.

 Cualquier hombre lo suficientemente inteligente hubiese optado por construir una radio...es obvio que las emisoras nacionales no van a funcionar, pero quizás quede gente en algún bunker con comida, agua potable...

 Amanullah estaba inmovil, pero se sintió excluído, aquello no bastaba para que se rindiese pero...decidió sentarse sobre una roca desprendida de algún edificio.

  vamos a morir...

 - Yo...aconshejaría ir a las Vegas... - Susurró para el cuello de la camisa, el nuedo de la corbata estaba suficientemente suelto como para dejarle respirar.

Cuando estuvo segura de estar fuera de la visión de los otros se incorporó, así era mucho más fácil mantener la pistola en una posición “adecuada”. Unos cuantos pasos y una cara que habiendo mantenido siempre una aparente tranquilidad, dejó trasulicir sorpresa en apenas cuestión de segundos. 

- Se supone que no debo decirle mi nombre a los desconocidos. - Dijo el jovencito con un tono bastante resuelto, antes de hacerlo se había quedado estupefacto, lo bueno de los niños es que pueden anteponerse a ciertas sorpresas en cuestión de segundos..

 Se puso en pie tropezando, caminaba hacia atrás entre los escombros y los cadaveres calcinados, semiagachado, con las piernas ligeramente flexionadas y las manos sujetando los grandes auriculares como si se aferrase a lo que más le importaba en esta vida.

 Pero ella se ha presentado, se supone que también tengo que ser educado...¿no?

 Concluía en sus propias divagaciones.

 - Me llamo Jimmy.

 entonces hizo una observación evidente. - Va armada, pero no parece una militar.

 Su voz era sumamente infantil y también muy dulce. Una pequeña gotita de sangre asomaba por uno de los orificios de su nariz. Estaba terriblemente pálido pero parecía haberselas arreglado.

 - Con todo el respeto, Señora, ...creo que no necesito que nadie cuide de mi. - Hizo que su voz sonase algo más grave y frunció ligeramente el ceño pero no hasta el punto de mostrarse hostil o insultado.

 - ¿Cómo sé que esos o usted son de fiar?

 Ladeó la cabeza y no llegó apronunciar un pícaro "¿Eh?" después de retroceder unos pasos se detuvo. Si seguía retrocediendo llegaría a las verjas del puente de brooklyn o al mismisimo rio.