Partida Rol por web

El vaquero se gira en dirección de Mike en el momento que empiezan los sonidos de su móvil, con una cara de absoluto pánico. Al ver el gesto de éste da un paso hacia él con cara de mala leche, pero lo que sea que le esté diciendo su "gordita" al otro lado del móvil lo paraliza en el sitio, indeciso entre aclarar la situación o romperle el careto al, nunca mejor llamado, Cabrón. El tartamudeo se hace más intenso hasta que finalmente se queda mirando su móvil, desolado, y sin tener la menor idea sobre qué carajos había pasado. -¿Pero qué mierda...?-

Escucha las palabras de Mike, y se queda en su sitio, dudando. Al final parece decidir que por mucha satisfacción que le daría reventarlo a golpes, igual iba a seguir en problemas al llegar a casa. -¿Qué cojones quieres?-

Nathalie escucha con detalle al Toro, pensando con rapidez cuáles iban a ser sus siguientes movimientos para poder infiltrarse en aquel club selecto donde las trabajadoras tenían mucho que ocultar.

- Imagino que el club no es un sitio vulgar, por eso me postulo como candidata...  - dice la joven con su mejor sonrisa y evidenciando que no aceptaba cualquier oferta si no era adecuada -...Busco un sitio con clase, un negocio al que poder entregarme y donde se me cuide, creo que en las relaciones laborales debe haber reciprocidad... Si ellos me tratan bien deben encontrar lo mejor de mi como trabajadora... Y sí, por supuesto, estoy interesada... Mi nombre es Iris Clarens.... Y este es mi teléfono de contacto... - comenta sacando del bolso un bolígrafo y un papelito donde escribió lo requerido -... Estaré disponible desde ya mismo por si tienen interés en mi... - comenta sugerente y particularmente coqueta -... Querido, yo tengo mucha experiencia... No lo dude.... - y le guió el ojo pensando por dentro ....¿Dónde coño me estoy metiendo?.... Miró a Ian, esperando que el muchacho dijera algo para cambiar de tema y no la pusieran mirando a los Pirineos.

-Busco a una chica, ex novia, sabes? Entró a trabajar para un tipo aquí, y la perdí de vista - Explico como si nada sacando un pucho ahora que estaba bastante seguro que no iban a romperle la cara - Sabes de alguien que no haya venido a trabajar en un tiempo? - Se estiro para ofrecerle el atado como si todo no fuera más que una charla de bar.

-Y si no, alguien a quien pueda preguntar? - Mientras fumaba iban dando vuelta algunas ideas. Ninguna muy prometedora, excepto una. Pero no tenía idea de como llevarla a cabo, y ese vaquero no parecía ser el tipo que iba a ayudarlo con esa idea en particular. -Una cosa más, quiero tener un rato a solas, con las chicas del septimo... verdaderamente a solas. - Lo miró por encima de los anteojos para ver si entendía el mensaje, sabía que había camaras y microfonos por todos lados en el maldito hotel.

La conversación de pronto ganó fuerza cuando las insinuaciones de Nat provocaron que el hombre conocido como El Toro hablara sobre el club privado. Sonaba... peligroso al hablar; como si aquello fuera en verdad algo muy turbio de lo que era mejor estar alejado. Y no le extrañaba, Lizz nunca tuvo buenos instintos para percibir éstas cosas.

Lo más sorprendente fué cómo Nat reaccionó ante el comentario del Toro. No se esperaba que ella pudiera mantener la capacidad de seguir con su papel cuando el otro imponía tanta presencia. Realmente esto la definía como la gran reportera que era, lo cuál despertó inspiración y valentía en Ian para actuar. Era eso o Nat era como Lizz con sus despistes, opción que Ian prefería no creer.

-Esperen...- Interrumpió el camarógrafo una vez terminaron de hablar. -¿Estás diciendo que si tengo el dinero podría yo "probar" tu club?- Aprovechando el ánimo que le despertó su compañera, detectó aquella como una alternativa para que no tuviera que vender si cuerpo. Si iba de cliente, quizás sí tuviera que poner algo de dinero sobre la mesa, pero tendría el control de la situación y nadie estaría vendiendo su cuerpo. Después de todo, podía decir que no le gustaba lo que veía una vez que estuviera dentro y solo irse.

-Tal vez no lo parezca pero...- El camarógrafo se quita los lentes y se peina el cabello con la mano hacia atrás. -Yo no soy un camarógrafo cualquiera. Lo hago por vocación, no por necesidad.- Puso entonces su mejor sonrisa de póker y miró al Toro. -¿Aceptan diferentes medios de pago? Tal vez transferencias bancarias. Aunque esto es un casino. Si puedo extraer dinero desde aquí, podría pasar de ser percibido como un simple gasto en el juego.- Ian se rascó la barbilla haciéndose el interesante. -¿De cuánto dinero estaríamos hablando?- Observó al Toro a los ojos con gran intensidad, intentando que su propia presencia por milagro se comparara a la de éste y que su propio entusiasmo no se rindiera ante el peligro.

El Toro toma la nota de "Iris" y lo guarda con cuidado en su bolsillo. -No tiene de que preocuparse, señorita Clarens. Es un sitio con clase y elegante, se lo aseguro. A los dueños les gusta que sus chicas se sientan cómodas, pero esperan que también ellas también tengan respeto por el negocio. Si los clientes quisieran una chica cualquiera, las pueden conseguir en cualquier calle por unos pocos billetes.- Pone su mano en la mejilla de Nat y luego le levanta la barbilla con los dedos. -En unos días se estarán comunicando con usted.-

La atención del Toro pasa a Ian en ese momento, y el hombre recio lo mira. -Así es. Si puede pagarlo, puede acceder, mientras se comprometa a cumplir las dos reglas del local.- Parece por primera vez interesado en lo que Ian pudiera decir. -El ingreso son 2000 por persona. Aceptamos transferencias bancarias o dinero en efectivo, por supuesto. El Club abre a partir de la media noche. Así que tiene aún...- Mira su costoso reloj un momento. -Una hora para conseguir el dinero, si quiere ser de los primeros en entrar.-

El vaquero, evidentemente enojado aún, se limita a negar. -Tío, acá entra y se va gente cada pocas semanas, no llevo una cuenta de cuantos lo hacen. Las chicas son las que más cambian de casino en casino, así que lo tuyo ya es causa perdida. Seguro está en algún tugurio o una zanja, que se yo.- Dice, aún moviendo la cabeza de un lado a otro.

-Puedes intentar hablar con los de RRHH aquí, pero dudo que le vayan a decir nada a alguien como tú.- Agrega, con ojos entornados aún. A la otra pregunta, la expresión cambia a una de más curiosidad y entendimiento. -¿Las del septimo?- Se relame un momento. Parece dudar unos segundos. -De hecho... Hay una forma de acceder. No puedes usar los ascensores, a menos que tengas la llave que sólo los clientes que han pagado reciben. Pero...- Señala con la cabeza la puerta por donde ha salido. -Si estás dispuesto a subir las escaleras de emergencia siete pisos, puedes llegar al club por la parte de atrás. La seguridad es menos intensa allí, si eres hábil puedes entrar sin problemas.- Dice.

Jugaban a dos bandas, por un lado Nat, de sobrenombre Iris Clarens, se postulaba como dama de compañía. No estaba preparada para tener encuentro sexual alguno con un desconocido, pero pensaba, que si dentro de su astucia podía engatusar a algún cliente, quizás no necesitara llegar tan lejos como para prostituirse. No quería ni imaginarse la situación, cubriendo su cuerpo mientras que el contrato le forzaba a relaciones licenciosas.

Por otro lado Izan toma la delantera haciendo una pregunta interesante, cualquiera con 2000 euros podía acceder al club, el pase VIP se concedía inmediato y de acuerdo al grosor del bolsillo, a medianoche el paraíso abría sus puertas para unos pocos afortunados.

- Las normas del club son muy sencillas de cumplir, es un precio más que justo por el servicio... De hecho es una magnífica idea haberlo creado..., ¿quién es el dueño del negocio? ¿O son varios socios?.... - Nat usaba todo su encanto, sonriendo con docilidad al Toro mientras le levanta la barbilla, con un gesto encantador le mira a los ojos, continuaba aquel coqueteo a pesar de que el número de la periodista ya estaba a buen recaudo, pero si quería seguir el engaño, debería mostrarse deseable en todo momento -...Estaré atenta al teléfono para atender la llamada cuando los jefes tengan a bien buscarme...

La respuesta del Toro llamó mucho su atención. El hecho de que cualquiera con pasta pudiera entrar le daba una oportunidad de acceder al famoso lugar. Esto ya no solo le interesaba por su objetivo profesional sino por uno mucho más importante. No, no el sexo. Ian estaba atrapado en la ciudad por una demanda contra su exnovia vinculado a la prostitución, acto que se realizaba precisamente en ese club. Si podían obtener suficientes pruebas y publicarlas en los periódicos, esto haría que el juicio de Lizz fuera mucho más de prisa, lo que le liberaría para salir de una buena vez de aquella maldita ciudad del pecado.

Miro su teléfono móvil y revisó el estado de su cuenta bancaria. Sus ahorros podían verse fuertemente afectados, pero $2000 euros estaba dentro de sus posibilidades. Después de todo, tenía planeado viajar de regreso a Inglaterra a visitar a su familia en las navidades, hasta que el juicio que le impedía salir del país le implico suspenderlo. Tenía el dinero que correspondía a ello, y si esto era una oportunidad de ganar el juicio, tenía que tomarla.

-Vale. Tengo el dinero. Pásame el número de cuenta y te transfiero el saldo.- "Doroteo" parecía muy concentrado en manejar el móvil y tratar el asunto con el Toro para presentar suficiente atención en lo que estaba sucediendo, aunque sabía que su compañera no se detendría de aprovechar a obtener cada granito de información posible con su sutil lengua.

-Espera.- Dice Doroteo de pronto, en lo cual hace una pausa para tomar un sorbo de su preciado Martini. Lo prueba y siente entonces como ese manjar le eleva a nuevos horizontes nunca antes vistos. Se voltea entonces al bartender. -Estimado. Este trago está exquisito. Mi felicitaciones, realmente.- Entonces bebe otro sorbo y se vuelve al Toro. -¿En qué estaba? Ah sí. Tengo un problema con todo esto. Si bien puedo pagarte, mi trabajo me obliga ir con Iris a todos lados. Así que... Dado a que ya estaban haciendo la insinuación antes, ¿qué tal si la señorita Clarens viene conmigo, solo a observar? Mataríamos dos pájaros de un tiro. Ella quiere conocer el lugar para evaluarlo como alternativa laboral, cosa que os beneficiaría y yo no puedo subir al club sin su compañía. Como te digo, mi dinero para entrar lo tengo. Yo sería el cliente y ella sólo estaría ahí para observar. Aunque bueno, si a sus jefes se les da por probar la mercancía y ella está de acuerdo, ya sería asunto vuestro. ¿Le parece un mal trato?

Dió una larga pitada mirando con atención al hombre, esperaba que su compañera supiera donde se metía. Ocultó su desaprobación exhalando al aire el humo convertido en anillos. -Seguro, también puedo preguntarle a la policía a ver si sabe algo - Mascullo con sarcasmo señalando con un gesto su nariz aún magullada, a veces la mejor forma de situarte en el buen lado de alguien era demostrarle que despreciabas a la misma gente.

Cuando vio las pupilas dilatarse del vaquero, supo que había sacado la grande - Chico, por esas chicas estoy dispuesto a cruzar el atlántico a nado - Bromeo sonriendo con el pucho entre los dientes - Dime tu número y cumpliré mi parte - Pidió volviendo a ofrecerle el atado, siempre era bueno quedar en buenas migas con esa gente cuando era posible, más, si tenías su número para usar luego.

Ian elaboró una respuesta brillante para evitar que ella hiciera algo que en verdad no iba con su forma de ser. Sabía que se echaba barro encima buscando la manera de pertenecer al club, ¿cómo podría evitar que un cliente decidiera tomar su cuerpo?... Grandes dosis de ingenio debería utilizar para no caer en unas redes que la precipitasen al abismo, y su compañero parecía encontrar la forma, haciendo que la mujer sonriera con encanto.

- Oh..., es una idea fabulosa..., si veo de cerca cómo sería el trabajo, podría determinar que mis contratadores son lo que realmente espero de ellos, y en consecuencia tendrán a la mejor de sus empleadas... - indica ella, estaba claro que putas había muchas, pero una cortesana con sus modales y saber estar era algo más complejo, y Toro debía intuirlo -...Sería casi mejor como lo plantea mi compañero, imagínese por un momento que acepto el empleo y al poco me doy cuenta de que no es lo mío, sus jefes cuestionarían su buen hacer, pero si acompaño a Doroteo... pues...mi decisión sería mucho más firme, y eso implicaría una relación laboral imperecedera en el tiempo... Pero claro, siempre que usted quiera..., ser... amable y..., ayudarme.... -le pasa la yema de los dedos por el antebrazo en actitud coqueta, esperaba que no le dijera que no.

El gesto del Toro se enseria, mirando de uno a otro. Si hasta el momento se había mostrado elegantemente cortés aunque directo, ahora su mirada se hace levemente inquisitiva y desconfiada.

-Si tiene el dinero para entrar usted, seguramente tendrá suficiente también para pagar el de ella. ¿Que son 4.000 para un fotógrafo de renombre y su... modelo estrella?- Dice. -No me gustan los rodeos, señor Doroteo. ¿Quieren entrar? Paguen. ¿Paga sólo uno? Entra sólo uno. La señorita Iris puede esperarle aqui si no tiene para ambos - Termina de decir, bebiendo de su trago.

Saca entonces una tarjeta de su bolsillo que extiende con su mano, mirando con atención. -Si está de acuerdo, aquí están los datos para la transferencia. En caso contrario, les pediré amablemente que se retiren. Estoy ocupado.- En su tono no hay amenaza como tal, pero si parece que no tiene mucha paciencia tampoco.

El vaquero le da los datos de su teléfono móvil a Mike, y espera a que termine con la transacción antes de poder respirar tranquilo. -Joder.- Termina de decir, sacando un cigarrillo de su bolsillo trasero y encendiéndose uno, ya un poco menos cabreado y nervioso. -Una cosa más. En esa parte no hay cámaras de video, pero sí sistema de alarma. Es todo lo que sé.- Termina de decir, alzando las manos como para dar a entender que realmente no sabía mas.

Le da unas caladas mas al cigarrillo, apenas consumiéndolo, y lo lanza al suelo para aplastarlo. Tocándose el ala del sombrero a modo de despedida, se mete de nuevo por la puerta trasera al hotel-casino, dejando a Mike y a Winona a solas en el lugar.

Habían tensado mucho la cuerda, estaba claro que el toro no tenía la paciencia de un santo, así que la mujer determinó no encabronarle más -... De acuerdo, háblele a sus jefes de mi..., espero que precisen mis servicios... - fue lo último que la joven comentó antes de mirar a Ian, no debían ser mucho más insistentes, quizás él deseara pagar por ambos o simplemente, ir solo bajo previo pago para visualizar a lo que ella iba a exponerse.

- Deberíamos retirarnos... - le dijo al fotógrafo con solo un susurro, otra opción era intentar colarse a las bravas en el sitio, pero si hacía eso y le pillaban, ya jamás podría sacar información de primera mano, así que Nath casi tuvo claro que debía convertirse en una gatita para poder continuar con su trabajo.

Al recibir semejante respuesta del fornido hombre conocido como Toro, el fotógrafo se sintió un poco abatido. No sabía muy bien cómo reaccionar, pues estaba seguro de que su plan tenía chances. En fin, tal vez habían insistido un poco demasiado, por lo que ahora no les quedaba mucha opción. O subía él solo o no subían. Así que, antes de decidir, tomó la tarjeta que le ofrecían. -Gracias.- La miró bien y se la guardó en el bolsillo.

-Discúlpenos la molestia, señor Toro. Puede que venga en otra ocasión cuando el tiempo me lo permita.- Dicho de esta manera, se levantó del asiento y se llevó a la "modelo" consigo. -Vámonos al casino Iris. Hay mucho juego aquí y la noche es larga.- Se encaminarían fuera del bar, en busca de otra ubicación del casino. Antes que nada, se pondría en busca de los baños, pues por lo general allí habría otra puerta adicional como podía ser el almacén de artículos de limpieza o unas escaleras, y podrían entonces hablar en privado.

Ian había optado por la tercera opción, ni sí ni no. Básicamente, que aún veían muy poco del espectro de posibilidades y oportunidades que se podían presentar como para embaucarse con la primera que les aparecía en frente. Tendría igual la tarjeta, por lo que la oportunidad de volver no la perdería. Lo más importante era que habían encontrado al Toro, confirmando su existencia, habían confirmado la existencia del club de prostitución y sabían dónde encontrarlo. Lo malo era, quizás, que esto aún no podían asociarlo directamente al crimen cometido sobre la Gata Azul, aquel fascinante espécimen femenino que había maravillado al fotógrafo y alimentado sus fantasías aún cuando estaba con su exnovia en la cama. Lo único que sabían era que la Gata parecía haber trabajado en ese club al menos una vez.

Para empezar, tal vez deberían buscar a Mike e informarse mutuamente de lo sucedo. Era posible que él hubiese descubierto algo por su parte. Por otro, quizás fuera hora de reutilizar el plan del hospital y disfrazarse empleados del hotel para entrar en el club, aunque tendrían que informarse de qué servicios del hotel usaba el club primero. También podían aspirar a interrogar a alguna de las "azafatas" antes de entrar o al salir de trabajar, aunque ya sabían por parte de Lizz que las trabajadores no necesariamente se conocían mutuamente. Por último, estaba la opción de volver con el Toro pero esta vez para interrogar; después de todo él sí que debía conocer a todas y cada una de las damas que trabajaban en su club. ¿Incluiría esto a Lizz? ¿Qué tan a fondo la conocería? Ian sacudiría la cabeza un poco para no pensar en ello. Ellos ya no podían interrogar al Toro porque perderían su fachada y oportunidad de entrar, pero quizás podrían intentarlo si usaban a Mike para que le muestre las fotos de la Gata en la cara, un micrófono y la conversación se grabara. Lo único malo de esta opción era que si el Toro estaba involucrado en el asesinato de la Gata, le estarían poniendo alerta de que había gente que ya sospechaba de un vínculo entre la Gata y el club.

Ian y Nat se retiran del bar, con un poco de información extra aunque al parecer sin haber conseguido tener acceso al lugar. Lo que no quiere decir que la puerta estuviera cerrada por completo. Natalie aún tiene en su poder un gran fondo monetario que había pedido para dedicar a la investigación, aún si una tercera parte de ellos ya había sido usada. Pero tenía suficiente para pagar incluso la entrada de ella, Ian, y el Cabrón si llegaba el caso. El Toro, después de todo, parece ser ese tipo de negociante directo y que no juzga, mientras se cumpla con las reglas.

Otra opción es buscar otra manera de acceder al séptimo piso sin usar los ascensores, pues éstos no se detienen en ese piso a menos que se tenga la llave especial. Como sea, aún tienen al menos una hora para decidir cómo proceder, pues el Club abre sus puertas a partir de medianoche.

-Gracias, hermano- Lo miró desaparecer por la puerta, y siguió fumando tranquilamente, haciendo tiempo. Cuando acabo su cigarrillo, aplastó la colilla contra el suelo y exhalo el humo restante en anillos, mirando al cielo mientras pensaba. -Tendrán que confiar, Winona - Murmuró a la perra, quien movió la cola. Mike interpretó eso como un acuerdo y la guió de vuelta al auto, allí fuera no servía como guardia, y se sentiría más tranquilo si se quedaba en el coche mientras el se ocupaba de sus asuntos. Regresó a la puerta, se acomodó la ropa, aunque si las cosas salían como esperaba nadie iba a prestarle atención, y entró por la puerta que había salido el vaquero, buscando las escaleras que le indicaron.

Nathalie se acercó a Ian una vez salieron del bar, estaba claro de que el Toro no iba a darles más información al respecto, y la idea del 2x1 no había colado. Tendrían que buscar alternativas o pagar el precio. Se encontraban cerca de las puertas de los aseos, la joven abrió el baño destinado a los discapacitados y metió al cámara dentro, tirando de la chaqueta tras asegurarse de que no les veía nadie. Cerró la puerta tras de sí y le miró con cierta preocupación.

- Ian yo podría pagar mi acceso para el casino, pero no me hace mucha gracia malgastar los fondos porque algo me dice que voy a necesitarlos más adelante, esta investigación se complica... Si me llamasen para trabajar sería todo más sencillo, yo entraría como novata y tú podrías elegirme como compañía, así nadie me... tocaría... y justificaríamos la noche juntos... ¿no te parece?... - le comenta la mujer, en cierto modo preocupada por su opinión -... Otra opción es intentar colarnos, pero si hacemos eso, no tendremos forma de acceder otra vez, la entrada nos será cerrada para siempre... Y si vamos solos tendríamos que elegir a alguien de compañía, no deberíamos estar juntos y dudo mucho de que a los clientes les hablen sobre la Gata Azul.... La mejor opción es que me contraten, y la noche que lo hagan que tú vayas y me elijas como pareja.... ¿no te parece esto razonable?.... - la joven le miró con intensidad, últimamente estaban viviendo situaciones muy particulares juntos

- Deberíamos hablar con Mike, y exponerle esto mismo... Yo desde dentro podría hablar con las chicas, algunas no conocerían a la Gata, pero si me das algunas imágenes de la muchacha de la morgue quizás alguien la reconozca... ¿No te parece?... Es un riesgo, pero es la vía más segura hacia el éxito... - le comenta ella esperando que expusiera su punto de vista.

Dentro del aseo con su compañera, se sentiría lo suficientemente tranquilo como para conversar de la situación en voz baja. La propuesta de su compañera era coherente y sin lugar a dudas la más segura. Entrarían como socia y cliente, se quedarían juntos en una habitación, escucharían las conversaciones ajenas y tal vez podrían obtener algo de información...

-No Nat, no creo que esperar nos sirva de nada. Para empezar, nos presentamos con identidades falsas. Si te investigan descubrirán que mentimos desde el principio y ni se molestarán en llamarte. Suponiendo que de todas formas te llamen, estos lugares suelen "probar la mercancía" antes de ponerla a trabajar. Y aún suponiendo que llegáramos a entrar, nada nos garantiza que vayamos a escuchar nada de importancia. Seguramente solo unos gemidos. Pero más allá de todo eso, hay un factor que es clave. La muerte de la Gata ocurrió la noche pasada. La historia aún se encuentra al rojo y es nuestra única oportunidad de escuchar algún comentario relacionado a ello. Si te llaman dentro de una semana, seguramente hayamos perdido la oportunidad de sacar información. Incluso puede que el club cierre en pocos días si la investigación se entromete. Perderíamos el hilo.

A Ian no le gustaba nada de eso. Todas parecían malas alternativas. Les faltaba información, pero si de algo estaba seguro era que tenían que entrar esa noche, pues era su mayor oportunidad. Sería una apuesta, seguro, pero una con oportunidades de ganar.

-Tendremos que colarnos. No sé cómo aún. Probablemente disfrazados.- El fotógrafo se detuvo a pensar en voz alta. -Lizz...- Asentía y movía el dedo índice de arriba a abajo, como si hubiera dado con algo. -Ella dijo que todas las mujeres que trabajan ahí usaban máscaras y les prohibían hablar entre ellas. Por ello les era imposible conocerse las unas a las otras, y por eso no reconoció a la Gata en la foto que le mostré. Seguramente, si logras entrar y te pones "la máscara" pasarás de ser percibida.- Luego se detuvo a pensar otra vez. -Por otra parte, no dijo nada de que los clientes también usen máscara, ni que haya "azafatos" así que si entro a hurtadillas tendré que tener más cuidado.

-Por otro lado...- Viró el foco de atención hacia otra dirección. -Quizás deberíamos investigar por esta zona primero. Estar atentos a escuchar algo que nos parezca sospechoso. Seguramente haya clientela aquí abajo y hasta azafatas rondando antes de comenzar su turno. Si mantenemos los bien abiertos y los oídos atentos, podríamos sacar información del caso aún por fuera del club. Tal vez de la Gata, o de la misteriosa mujer asiática. Nuestra mejor oportunidad, de hecho, sería espiar al personal que trabaja en el lugar. Encontremos a Mike y hablemos al respecto.

Atravesando la puerta usada por el vaquero, Mike accede hasta un pasillo en forma de L que da hacia unos baños, señalizados como "Él" y "Ella", y uno con señal de "Discapacitados"; el pasillo más corto da acceso a la planta baja del hotel. No tarda también en notar unas dobles puertas al final del pasillo más largo, sobre el cual hay un letrero de neón verde que dice "Salida de Emergencia".

En ese momento puede escuchar del baño de Discapacitados la voz de Natalia y de Ian. Pudo escuchar las últimas palabras que pronunciaba éste.

Ian: Nuestra mejor oportunidad, de hecho, sería espiar al personal que trabaja en el lugar. Encontremos a Mike y hablemos al respecto.

- Tienes razón Ian..., esperar puede ser precisamente una locura..., identidad falsa y poca capacidad para encerrarme en privado con un cliente que exija algo que no me guste... Y teniendo en cuenta el contexto del lugar, me puedo negar a muchas cosas... - y es que en el fondo, ella tenía moralidad y limites -...Buscaremos la manera de colarnos allí dentro, lo que sí me temo es que debes pagar los 2000, más que nada porque tendrán control de los clientes que entran en el casino, y si hay 5 y tienen 8000 recaudado, van a darse cuenta de que algo no cuadra bien... No sabemos cuántos entrarán buscando los servicios de las señoritas, pero dudo mucho que sean decenas, y si entras de los primeros, podrían cogerte y denunciarte... - le mira preocupada -... Podemos ahorrar esto pagando tu entrada... Ahora eso sí, cuando me veas allí dentro por favor elígeme pronto... que como lo haga otro hombre voy a tener serios problemas para salir de ahí...

Nathalie quedó callada por unos instantes valorando cada una de las informaciones que el muchacho le transmitía -... Necesito pues una máscara, ¿o acaso las tienen allí para las empleadas?... Y bueno es saber de que no puedo hablar con ninguna, aunque tendré que hacerlo si quiero sacar información.... - suspira -... Vayamos a por Mike para ponerle al día, pero me parece buena idea recorrer los exteriores del casino antes de entrar, podemos conseguir bastante información así... Espero que arriesgarnos tanto merezca la pena... - cogió de la mano a Ian para encaminarse fuera del aseo donde estaban, debían buscar a Mike y ponerse al día.