Partida Rol por web

-La verdad es que me gusta la colección que tengo ahora mismo, aunque siempre puedo encontrar cosas que intercambiar- el hombre de la máscara mira a Virgilio de arriba abajo, chasquea la lengua varias veces y no termina de convencerse de lo que está a punto de decir- Sin embargo, eres un hombre... peculiar... siento que eres una nota discordante en una melodía caótica, encajas, pero quizás demasiado forzado. Estás ahí, mis ojos te ven, pero algo me dice que eres más, o quizás menos de lo que aparentas- El enmascarado da un par de vueltas por el interior del vehículo mientras atiende a otros clientes y revisa unos extraños cristales esféricos brillantes- Si, cierto, cierto, cierto... veamos. Voy a haceros una tentadora oferta... os cambio un Pulmón de Ángel por el deseo más oculto de vuestro corazón. Estoy convencido de que haré un gran trato con algo que está tan escondido en vuestro interior que ni siquiera lo echaréis de menos. Mis precios pueden parecer altos, pero siempre son justos... y el caso de la nota discordante... tendré que hacer un verdadero esfuerzo para conseguirlo.

Cuando os acercáis a la Plaza Blanca, una niña bastante extraña que juega distraídamente con un pájaro azul se choca con vosotros. La pequeña tiene la piel de un color blanco lechoso, unos grandes y brillantes ojos azules y lleva un gorro bastante raro que imita las orejas de un gato con las puntas negras. Alrededor del cuello lleva un gran lazo rosa, y otro del mismo color alrededor de la cintura, entallando un vestido infantil de color blanco que hace que casi parezca un fantasma. Lejos de asustarse o echarse a llorar, como haría cualquier niña al caer de bruces contra el suelo, simplemente se levanta, os mira de forma extraña y os pregunta si queréis jugar con ella.

La niña está llena de energía, y estáis seguros de que no os consumirá demasiado tiempo un juego infantil.

-Vamos a jugar al pilla pilla- anuncia llena de felicidad la infante- Yo corro y vosotros me tenéis que coger.

Viendo la energía de la niña, os suponéis que puede ser todo un reto, pero cuando la niña empieza a correr descubrís que, en realidad, ni siquiera supone un desafío. La velocidad de la niña es más bien... lenta, y cualquier adulto la podría alcanzar sin demasiado esfuerzo.

-Veo que se os da muy bien jugar a esto- la niña está falta de aliento y muestra obvios signos de fatiga después de perder tres veces seguidas, ni dándola ventaja supone un esfuerzo real- Por cierto, me llamo Chuchu. ¿Qué os parece si jugamos a otra cosa? Contáis hasta diez y yo me escondo, ¿vale? Pero no hagáis trampas...

Siguiendo el juego a la niña, y viendo que sus habilidades atléticas dejan mucho que desear, la seguís la corriente un poco más. Os tapáis los ojos y contáis hasta diez. Cuando os queréis dar cuenta, la niña ha desaparecido. La Plaza es lo suficientemente grande como para que la niña no se haya ido demasiado lejos, incluso entre la gente, la ropa blanca destacaría bastante. A simple vista, no hay rastro de ella.

-Por lo que escuché en el barco, la regente es solo una marioneta del grandullón. No sé si de forma consciente, ya que la puedan tener controlada por algo concreto, o sin que ella lo tenga demasiado claro. No la conozco personalmente y no sé qué tipo de mujer puede ser. 

Mire a nuestro nuevo compañero.

-Tu jefe y los amigos de este, ¿qué opinarían sobre esto? ¿Sobre que Tres Ríos apoye a Puerta del Dragón para que se alce sobre Nueva Alexandría, y luego ellos poder controlar a Puerta del Dragón? 

En aquel momento apareció aquella niña.

-¡Yo sí quiero jugar! ¡Venga! ¡Escóndete!

Conté y, una vez terminé, empecé a buscarla*, mientras le daba vueltas a la cabeza. 

-¿El arca sigue siendo la prioridad? -pregunté a mis compañeros.

-El Arca debería ser nuestra prioridad en todo momento. Sea lo que sea lo que está pasando, ha costado ya demasiadas vidas inocentes. Que haya tanta gente detrás de ella significa que hay intereses que desconocemos, y la aparición de otro Jugador en esta partida es, como mínimo, preocupante. No lo digo por el Perfecto de nuestro compañero Virgilio, lo digo por el hombre de cara extraña de la corte. El encargo parecía fácil, pero después de los que Lyra ha descubierto en la Base de construcción, me gustaría llegar hasta el final.

¿Cómo, por los Dioses, esa niña es capaz de moverse tan rápido y sin dejar un rastro? Eres una gran rastreadora, eso sin duda, y has sido capaz de seguir rastros antiguos en medio de un bosque, o de despistar a los guardias de la ciudad cuando querías tiempo para ti.

Pero lo de esa niña es otro nivel. Sin embargo, salvo que se hubiera desvanecido en el aire, alguien la tenía que haber visto. La niña no es precisamente discreta, llama la atención, así que no queda otra opción que preguntar.

-¿Una niña con un vestido blanco y orejas de gato?- una mujer de avanzada edad muy amable estaba sentada en la plaza, disfrutando del aire libre y viendo simplemente las horas pasar. Sus ojos, aunque apagados por la edad, tenían un brillo amable, como el de una abuela que ofrece dulces a los niños solo por verlos felices- Ah, te refieres a Chuchu. Que niña más encantadora. Tiene mucha energía, y es una niña muy obediente. La verdad es que su familia ha tenido mala suerte en la vida, pero gracias a Su Excelencia, han podido salir adelante y ahora esa pequeña puede llevar una vida normal. Recuerdo...- Iria lanza un suspiro de impaciencia al adelantarse a las batallas de la abuela- Si, claro que la he visto- la señora ni siquiera se inmuta, consciente de que iba a perderse en sus propios pensamientos- ¿ha echo algo malo? No creo, es una niña muy formal. Conoce bastante esta zona y todo el mundo la conoce por aquí... Un juego, claro. Que picardía tiene esta niña. Si, ha pasado hace un momento por aquí, iba en dirección al este... se ha metido por esa calleja... No te va a ser fácil cogerla, niña. Cuando se lo propone Chuchu es una niña muy escurridiza.

Por alguna razón, todo el mundo parece bailar alrededor de la dichosa Arca. ¿La fuente de energía definitiva? ¿El arma definitiva? ¿Qué más da? Un paso más en la despiadada lucha por arrancarle algo de poder al vecino. Pero se lo debe a Verith. Ella los había acogido sin hacer preguntas, y ha llegado la hora de saldar esa deuda. Por otro lado, Máscara de Sombras está metido en el asunto. Probablemente, hasta las cejas. Habrá que andarse con mucho cuidado; por el momento, él va muchos pasos por delante de ellos.

-Perdona, ¿eres de por aquí? -le pregunta a Virgilio- Las joyas me hicieron pensar en Axis City; espero aceptes mis disculpas por el error. En ese caso, te agradecería si pudieras informarnos de qué se cuece por la ciudad. ¿Sabes algo al respecto de la Regente y Chanatos? ¿Y Máscara de Sombras? ¿Hace cuánto tiempo que llegó aquí?

-Disculpa mi curiosidad -añade-, pero sospecho que nuestras vidas dependen de ello. Entiendo que guardes ciertas reservas al respecto, pero ¿qué tiene que ver la higiene de la ciudad en todo esto? Tanto si genuinamente le preocupa el bien de la ciudad como el suyo propio, ¿podemos contar con un aliado entre bastidores? Tengo la sensación de que tal vez el señor Diavolo pueda estar al corriente de todos estos asuntos. ¿Crees que compartiría esa información contigo, caso de que se la solicitases?

El camino a través de la ciudad resultó de lo más interesante. Al llegar a la Plaza Blanca, Luthor no puede evitar un gesto de desaprobación ante la escena de las golosinas:

-Buena idea -masculla-. Si a la niña se le antoja cualquier capricho, lo que debe hacer es patalear lo suficientemente fuerte, y es posible que lo consiga.

-¿Conocéis a la pedagoga? -inquiere, mientras observa a la dama.

Una vez en la tienda, Ninn le causa mucha mejor impresión. Ciertamente, la mujer sabe llevar su negocio. Contempla con interés las botas de fuga, pero no tienen demasiado sentido si Lyra no posee otras iguales, y comprarlas tampoco parece una gran contribución al espíritu de equipo... no es que le importe demasiado la opinión de los demás (ha aprendido por las malas a no confiar en nadie), pero están juntos en esto. La protección contra el Silencio, en cambio, podría ser útil en un momento dado, pero no se puede permitir el precio, así que finalmente se decanta por el Despertador. Es, además de funcional, un cachivache bastante estrafalario. Intercambia una mirada con Lyra, y, efectivamente, a ella también le gusta, así que deciden incorporarlo a su colección.

En el barrio de las especias dedica unos minutos de su atención al espectáculo de marionetas. En ocasiones, los comediantes se atreven a decir cosas por las que otras personas serían ejecutadas. En casa de los artistas adquiere un fragmento de Magma y una piedra de afilar, con intención de llevárselos al orfebre para que los incruste en una de sus pistolas.

-No os desaniméis -intenta trabar conversación con el hombre-. Es una hermosa pieza. ¿Cuál es su destino?

Al fin y al cabo, él también es artesano, y siente una cierta empatía. Se pregunta si incluso podría ayudar de alguna manera...

 -Estos accesorios no tienen nada que ver con los que venden en otras ciudades… -aseguró el pelirrojo un tanto serio sobre el tema. -. La idea de que Lord Chanatos tomé poder en la ciudad es una preocupación tan grande como los motivos detrás del arca: si él toma las decisiones, casi todos los humanos morirán o serán exiliados sólo por su raza… a saber lo que pasará con los pocos que queden -concluyó. -. Sobre Máscara de Sombras… No me suena...

 Contrario a lo que pudo haber pensado Virgilio, Luthor era bastante avispado sobre detalles como lo eran las posiciones de sus aliados.

 -Miralo de esta forma: independientemente de a que se dediquen, a los perfectos les gusta el poder. Julius se dedica a la higiene porque es amante de la limpieza, pero no es tonto, y le gusta estar al tanto de lo que hagan otros perfectos para asegurarse de que no arruinen su estilo de vida -explicó con cierto tono vago antes de añadir. -. Supongo que ciertamente podemos contar con él para conseguir información, siempre y cuando sea por la misión...

 La manera en la que el relojero le describía y analizaba provocaron cierta mirada de desconfianza por parte de Virgilio, como si intentase igualar esa mirada de estudio que hacía el vendedor con él, aunque realmente no sacó ninguna conclusión que nadie más tuviese: era una persona particular… En todo caso, el precio de aquel plumón de ángel resultaba demasiado… profundo, para alguien como el pelirrojo de accesorios metálicos, conformándose únicamente con las pociones, al menos por esta vez, pues tenía la certeza de que no sería la última vez que el grupo vería al vendedor…

 -Si Tres Ríos se involucra en la guerra, ciertamente cambiará la percepción de todos sobre la ciudad: hasta ahora hemos permanecido neutrales a cualquier batalla ajena, y de esa manera se ha vivido bien -aseguró el pelirrojo mientras miraba a las personas alrededor. -. Es una ciudad donde se perdonan los crímenes, donde se refugian a los exiliados de otras ciudades, donde incluso hay organizaciones para aquellos que han sido castigados por crímenes menores…

 Entonces, el grupo terminaría involucrado en el juego de una pequeña niña, al cual sorprendentemente Virgilio se uniría a paso tranquilo persiguiendo a la niña con las manos en los bolsillos hasta que está prácticamente se dejó atrapar de lo lento que iba, completamente contrario a la velocidad con la que fue capaz de esconderse del grupo en tan solo 10 segundos… Ciertamente conocía las calles de la ciudad.

 -No es como si pudiéramos hacer algo respecto al arca ahora -opinó al comentario de Iria, siendo que incluso si no jugaban con la niña no es como si tuvieran otra cosa para hacer ahora… -. Tengo la certeza de que el tema vendrá a nosotros sin que lo busquemos: está es una buena oportunidad para que conozcan a la ciudad -luego de añadir aquellas palabras, se uniría al equipo de búsqueda de Chuchu.

 A pesar de sus palabras, Virgilio realmente no quería esta todo el día detrás de una niña, siendo que incluso tras las palabras de aquella anciana que parecía honesta sobre el destino de Chuchu él recurriría a sus métodos para darse una idea de su paradero, cerrando los ojos momentáneamente mientras se concentraba...

Virgilio "toca" la mente de algunas personas, nada demasiado profundo, solo lo justo para seguir los pasos de la niña. Entonces es cuando entiendes como ha echo la trampa.

La niña, en realidad, tiene una gran vitalidad, normal en su edad. El "juego del pilla pilla" no había sido más que una simple distracción, un señuelo para atraeros donde ella quería. Se había movido entre la gente de la ciudad con bastante celeridad, es una niña ágil, muy conocida por la zona y todos parecen confiar en ella.

El rastro se pierde en la calleja que os han indicado, pero cuando os asomáis y entras en la mente de la pareja de enamorados haciéndose arrumacos al lado del canal, puedes sentir que la niña ha estado allí, pasó por un puente cercano intentando despistaros y volvió sobre sus pasos para ir por otro callejón cercano.

Conoces esa zona lo suficiente como para saber que está cerca de "La Puta Sorda", la taberna más popular entre los extranjeros. Pero por alguna razón está dirigiendo sus pasos hacia la parte trasera de la misma.

Virgilio os guía por calles laterales y callejones que se alejan del mundanal ruido de la plaza. Sus ojos tienen un ligero brillo extraño, y aunque parece perdido en sus propios pensamientos, tiene claro hacia donde se dirige.

Recorréis zonas bastante más descuidadas que las calles principales, bordeando canales que no están en su mejor estado, y aún así el agua inmaculada corre brillante y libre. Aceleráis el paso y finalmente llegáis a lo que parece la parte trasera de una casa de tres plantas; justo en el momento en que una puerta se cierra. Buscáis indicios de la niña, pero esta no aparece por ningún lado, hasta que finalmente os decidís por la puerta misteriosa, de la que salen sonidos de cocina y un fuerte olor a estofado de pescado y vino rancio.

Cuando entráis, veis a la pequeña, con cara inocente y sonrisa amplia hablando con una mujer que no separa sus ojos de los labios de la niña. Ambas están en una cocina bastante amplia, media docena de personas se mueven con agilidad para preparar platos y limpiar vajilla, ajenos a la entrada por lo que debe ser una puerta trasera.

-Mi papá dice que espera que esta vez no se le quede atascada la llave en la cerradura- explica Chuchu al tiempo que entrega una llave de metal a la mujer- Y lamenta mucho que los materiales de la última se echaran a perder. Me contó más cosas... pero no lo entendí.

La mujer simplemente sonríe con ternura, palmea la cabeza de la niña entre sus orejas de gato y la indica una bandeja de pan recién horneado, como si la invitara a coger cuantos gustara. La pequeña, obediente, se lleva rápidamente uno a la boca y se lleva otro para el viaje. Cuando va a salir por la puerta, os mira sonriente.

-Vaya, sois realmente buenos jugando a esto- os cuesta un poco entenderla con la boca llena, pero su mirada brillante y divertida lo dice todo- Ahora tengo que volver con papá, pero me ha gustado mucho jugar con vosotros.

Dicho esto, la niña simplemente sale por la puerta. En ese momento, la mujer con la que estaba hablando se percata de vuestra presencia. Es una mujer que ha cruzado ampliamente los cuarenta años, tiene el rostro surcado de arrugas y marcas de expresión, pero su piel está aún tersa y su cuerpo delgado y nervudo tiene unas insinuantes curvas. La mujer hace un gesto a uno de los cocineros y esta empieza a emplear las manos para hablar con vosotros, al tiempo que su ayudante sirve de traductor.

-Veo que habéis conocido a Chuchu, la hija del cerrajero. Es una buena niña, muy obediente. Si os ha traído aquí, seguro que sois buena gente. Espero que no os haya causado demasiados problemas.

Entonces os invita a pasar por la puerta que da acceso a un enorme salón donde las risas, la música y la bebida llenan el ambiente. Incluso siendo tan pronto, el local está bastante lleno y animado. Os llevan hasta una mesa apartada, cerca de una de las chimeneas que calientan el ambiente, y os traen unas bebidas espumosas sin daros pie ni siquiera a que podáis reclamar.

-Invita la casa- indica la camarera que os ha servido cuyos pechos apenas caben en el ajustado vestido que lleva puesto, cuyo escote es tan pronunciado que solo una gran costurera evitaría que se la salieran disparados.

El trago es ligeramente amargo; la típica bebida de manzana del lugar, pero mucho más sabrosa que la probasteis antes. Apenas tardan un momento en traeros un acompañamiento de rollos de canela antes de que la camarera os dedique su más picante sonrisa.

El ambiente es tan tranquilo y acogedor, y los músicos están tocando una pieza tan exquisita que el tiempo pasa sin que os deis cuenta. Desde hace mucho tiempo estáis tranquilos, ajenos a los problemas del mundo. Simplemente disfrutando del lugar y bebida gratis.

No sabéis cuanto tiempo pasáis en silencio, cuando un chico, bastante apuesto y vestido de forma impecable con los colores de la aristocracia de Tres Ríos, se acerca a vosotros. Su pelo negro ensortijado y sus ojos marrones profundos están acompañados de una sonrisa cómplice y sincera.

-Poso mis ojos en vosotros por primera vez viajeros- el hombre hace una reverencia al tiempo que sostiene una jarra con su mano, sin permitir que una sola gota del interior se derrame- Y me alegro que los Dioses os haya traído a mis brazos, mi Señora Iria. Me preguntaba que había sido de la Emisaria de Golden Ash Tree y cuando vendría a mi ciudad a restregarme el título por la cara.

Luthor mantiene silencio mientras presta atención tanto al desconocido como a la reacción de su compañera. Es a ella a quien le corresponde responder. Mientras aguarda, repasa en su mente los últimos acontecimientos, que no hacen sino sumar nuevas preguntas a la larga lista de incógnitas de este misterioso viaje.

La visita al orfebre había sido relativamente breve, y apenas había tenido tiempo para conversar con el aprendiz mientras le dejaba su pistola ordinaria y los materiales necesarios para que su maestro se encargase de imbuirle la afinidad por el Fuego. La historia del chico era interesante, y se preguntó si la dama pelirroja en cuestión podría ser Verith. Encajaba bastante bien con su patrón de comportamiento, y a estas alturas pocas cosas podían ya sorprenderle. El chaval, por otra parte, parecía bastante conectado al pulso de la ciudad, y Luthor trató de obtener toda la información que pudo. Puesto que le había dado la impresión de ser una persona conocedora de las calles, no intentó sonsacarle, sino que le planteó la cuestión directamente, llegando incluso a ofrecerle una compensación económica si era capaz de proporcionarle algún conocimiento de utilidad.

El último comerciante al que se habían dirigido era el enigmático Relojero con el que ya habían coincidido al salir de Puerta Dragón, solo que, viéndolo de nuevo aquí, Luthor empezó a albergar la sospecha de que quizá no era una coincidencia en absoluto. Desde luego, ni la forma de expresarse del buhonero, ni menos aún la naturaleza del intercambio que había propuesto, contribuyeron a disipar en lo más mínimo tales pensamientos. De hecho, una nueva sombra de temor se abatió sobre su ánimo. ¿Podría tratarse de un mero disfraz para encubrir a Máscara de Sombras, o a alguno de sus secuaces?

-¿En qué consiste el trato, exactamente? -había preguntado-. ¿Averiguar cuál es ese deseo? ¿Arrebatarlo? ¿O tal vez otra cosa? ¿Cómo se llevaría a cabo la transacción?

No tenía, desde luego, la más mínima intención de aceptar, pero quería hacer hablar a aquél individuo un poco más...

-Habéis hecho bien en no fiaros de él -comentó a Virgilio una vez fuera de la tienda, compartiendo con él y con Iria sus sospechas.

Justo en ese momento apareció Chuchu en escena. Las chicas parecían entusiasmadas por la idea de seguirle el juego a la pequeña, y... ¡qué diablos! Al fin y al cabo, en aquella ciudad estaban más perdidos que ella. ¿Por qué no relajarse un poco? Sonrió tras la máscara mientras asentía a su hermana y, tras comprobar que la inocente criatura no les había birlado nada, se unió a su persecución, que finalmente los había llevado al peculiar establecimiento en el que ahora se encontraban.

Aquella niña era rápida, cosa que me gustó, había poca gente a la que pudiera considerar rápida. Aquel juego estuvo bien, pero se complicó un poco cuando escuché a aquella mujer decir que "su excelencia" había ayudado a la familia de la niña, el cerrajero. Este dato debía guardarlo... 

Por suerte llegamos a un establecimiento al que nos invitaron a descansar y tomar algo, momento en el que, para mi sorpresa, le vi:

-¡Calixto! ¡Que alegría verte! 

Me levanté para saludarle como el amigo que era, aunque me detuve un momento para ver su indumentaria.

-¡Sí! Ahora soy emisaria. ¿Te lo puedes creer? Ahora soy... -En aquel momento me fijé en sus ropas-. ¿Qué haces vestido así? Pareces un...

Me detuve.

Es cierto que no sabía mucho de él, como por ejemplo a qué se dedicaba. Y aún así le consideraba un gran amigo. ¿Pertenecía a la nobleza de Tres Ríos? ¿Cómo podía ser? 

Rapidamente mi mente fue hacia el Arca y lo que había dicho Verith. Nuestra prioridad debía seguir siendo el Arca. De manera que Calixto, tal vez, nos podría ayudar de alguna forma. 

 Para él no resultaba una particular sorpresa que aquella niña resultase tan escurridiza entre las calles de la ciudad, más tenía que reconocer que le sorprendía su ingenio de haberles engañado con el juego del “pilla pilla” antes de mostrar sus verdaderas capacidades. Las calles hacían que los pequeños tuviesen que arreglárselas por sí mismos, y aunque se tratase de algo tan simple como un juego Virgilio no exageraba al pensar que, siguiendo ese camino, la niña tendría futuro por delante: ya sería cuestión de ella que tanto lucharía por él.

 Luego de un recorrido por la ciudad y unas visitas a distintos locales destacables vino como anillo al dedo el destino a donde les fue a llevar la niña, siendo un lugar donde, dada la amabilidad de la mujer que les atendería, el grupo podría tomarse un respiro antes de lo que pudiese tenerle preparado el destino, aunque en el caso de Virgilio su relajación se limitaría a la cerveza, ignorando aquellos gestos que si bien eran obvias invitaciones a los hombres poco o ningún interés causaban a Virgilio: sencillamente, la mujer no era su tipo…

 -Hmph… -mientras tomaba un sorbo de su cerveza, dedicaría una mirada y un asentimiento de cabeza a modo de saludo al recién llegado, observando su interacción directa con Iria y la conversación que llevaban. La forma en la que hablaban le dejaban en claro que no eran conocidos políticos, sino más bien amigos, siendo que Virgilio guardaría silencio mientras dejaba a la peli-azul tener su charla; por supuesto, prestando toda la atención que podía sin parecer un mirón.

- La insignia llegó con un poco de retraso por mi parte. La verdad es que tu abuelo me dio instrucciones concisas acerca del momento en que tendría que llegar a tus manos...- se sonroja muy sutilmente mientras se rasca la parte trasera de la cabeza- Me despisté un poco. Con respecto a que hago así vestido, soy diplomático de Tres Ríos, esto es solo...bueno, una formalidad. Había oído que la Boa Blanca llevaba unos pasajeros peculiares, y como se que estás metida en todos los jaleos que puedes, decidí esperar a ver si aparecías por aquí.

-La verdad es que el ambiente en la corte está muy tenso. Regente Milla está especialmente interesada en los beneficios del Arca, pero no confía en Maese Arcturus. Lord Chanatos está como loco por hacerse un nombre, y lleva unos días con una actividad muy extraña. Y como me supuse que tu abuelo te mandaría a investigar el Arca, esperaba que me dieras buenas noticias.- mira con disimulo a su alrededor, y si no fuera porque lo estáis mirando directamente a sus ojos, ni os daríais cuenta de lo que está haciendo- La verdad es que me encantaría que me contarais todo sobre el viaje, pero este no es el mejor sitio para hablar. ¿Qué os parece si vamos al Patio del Filósofo? El padre de Chuchu hizo un gran trabajo con la puerta de acceso, y como es obvio, me hice con una de las llaves...

Durante el paseo hacia la puerta del Barrio del Filósofo, Calixto hace lo que puede para esquivar cualquier tema relacionado con el Arca, con tal maestría que os resulta incluso desconcertante. Ya sea hablando de las flores locales, de la última cosecha, o de cuan hortera es la última moda en la ciudad; es imposible hablar siquiera del viaje, aunque la conversación siempre es animada e interesante.

El recorrido os recuerda en mucho al que hicisteis cuando llegasteis del Arca, pero estabais tan abrumados por la novedad que apenas tuvisteis tiempo de digerir nada. Las mismas calles, los mismos canales; algunos rincones especialmente graciosos que el hombre parece conocer al detalle... hasta que llegáis a una gran muralla blanca que divide la Plaza Blanca del otro lado. Una gran puerta doble está custodiada por un único soldado que más parece una impresionante estatua de metal que un ser vivo. La armadura cubre completamente su cuerpo con una serie de placas articuladas que le darían una completa movilidad, si llegara a moverse.

Calixto saca una extraña llave que lleva colgada alrededor del cuello. La punta tiene cuatro partes dentadas de formas caóticas y extrañas, y cuando os fijáis en la puerta, no hay ninguna cerradura donde meterla. Sin embargo, al acercar la llave a la placa metálica donde tendría que estar la cerradura, el metal se retira como si fuera líquido repelido por la llave, dando paso a la cerradura en sí. El muchacho introduce la llave y la gira en varias direcciones, haciendo que los pistones de la pesada puerta se vayan desplegando con cada nuevo giro. Finalmente la puerta se abre, dando paso a los embarcaderos privados de la corte y unas cuidadas y delicadas plazas que os resultan familiares.

En el puerto más alejado está el Boa Blanca, el buque insignia de la flota de Tres Ríos, hermoso e imponente a partes iguales. Virgilio, incluso a pesar de la máscara inexpresiva que es un rostro, se queda fascinado con la belleza del impresionante navío.

Lo que os llama la atención en esta ocasión es que el puerto está lleno de actividad. Grupos de soldados bien coordinados trabajan sin descanso para preparar al vehículo con todo tipo de material militar. Desde enormes cajas muy pesadas donde se puede leer arsenal en el lateral, vehículos militares de vapor que entran por la parte trasera del vehículo, grandes lanzavirotes con sus descomunales proyectiles de punta acerada...

Es bastante obvio que están preparándolo para alguna maniobra militar.

-Quería que primero vierais esto- la voz de Calixto, normalmente tranquila con un tono adecuado, estaba cargada de preocupación plausible- No se que está pasando, pero si están preparando el Boa Blanca para la guerra, no puede ser nada bueno.

-¿Primero, decís? -se interesa Luthor, preocupado por los preparativos en torno al navío- Ciertamente, toda esta actividad merece ser tenida en cuenta, y probablemente sería buena idea tratar de averiguar algo al respecto. Se me ocurre algo al respecto, pero, antes de eso, ¿hay algo más que queráis discutir con nosotros? Os agradecemos de todo corazón la información que nos estáis facilitando. La actitud de Lord Chanatos también es un dato interesante; ¿podríais ser más concreto? ¿qué tiene de extraño? ¿se ha vuelto amable y misericordioso?

-Por último -añade, bajando aún más la voz-, me gustaría preguntaros por un Perfecto de aspecto muy peculiar que tuvimos ocasión de ver en compañía de Chanatos y de la Regente: suele vestir colores oscuros, y porta una siniestra máscara sonriente que le otorga un aspecto similar a un bufón. ¿Sabríais por casualidad algo de él?

 El grupo parecía gozar de contactos al tanto del movimiento tras bambalinas, algo que visto desde ciertos puntos no sabría decir si era precisamente bueno o malo, siendo que necesitaría conocer mejor al conocido de Iria antes de poder sacar conclusiones...

 La manera en la que evitaba que la conversación girase en torno al arca era digna de admirar, siendo que por más obvio que fuese lo hacía de manera tan natural y espontánea que no se le podía recriminar como si ocultase algo, aunque tarde o temprano Virgilio querría saber lo que se guardaba...

 Las novedades tecnológicas y mágicas nunca dejaban de sorprender incluso en cosas tan sencillas como las cerraduras, siendo particularmente curioso para el pelirrojo la manera en la que está se ocultaba a la vista hasta que se acercó la extraña llave a ella. No obstante, su atención pasaría al destino al que se había dirigido en sí, donde encontrarías aquella nave que destacaba entre cualquier otra de la ciudad: un símbolo como ningún otro en el mar.

 -No cualquiera daría ordenes para movilizar el Boa Blanco con fines de guerra, y ciertamente de correrse la información la ciudad se llenaría de rumores, preocupaciones, e incluso alguna revuelta... -aseguró mientras estudiaba el movimiento de los trabajadores cargando el barco con todo tipo de material militar, asintiendo a la opinión de Luthor de averiguar que era lo que sucedía, así como a su interés por Chanatos y el perfecto de la mascara.