Partida Rol por web

Verith miró a Chatanos con suficiencia, aquel tipo no iba a quedar con la última palabra, eso podía asegurarlo - Esgrimo mi linaje con orgullo, y porque nadie puede someter a un perfecto de esta ruda manera. Y no soy una espía, así que soltadme o acabaréis arrodillado delante de mí antes de que termine el día - Estaba claro que aquel tipo no iba a ceder con facilidad, así que sería muy buena cosa tener información sobre sus vivencias para que le soltara pensando que estaba de su parte, así que Verith utilizó sus poderes telepáticos y quiso conocer la historia de Chatanos, quien era su Excelencia, porqué les habían retenido, qué buscaban, qué temían y su señor de qué parte estaba. Con todas aquellas informaciones se haría pasar por amiga de su Excelencia, con el fin de hallar su propia libertad y la de sus acompañantes.

- Oh, responderé a vuestras preguntas si me dais algo de agua... Tengo sed - Tras la intimidación masculina, ganaba tiempo, y aunque el tipo decía que no podía usar la violencia, tenerla atada era una señal de que en parte, no cumplía su palabra - Seré más educada y respetuosa, pero no me hagáis daño... Yo... yo.... - Hizo el amago de llorar, como si fuera una jovencita inofensiva que tuviese miedo ante la enorme apariencia del varón

El interior de la mente del Perfecto es un enorme salón palaciego, con columnas de mármol blanco que se pierden en un techo infinito; aquí y allá hay estatuas ensalzando su propia figura, en diferentes posiciones para resaltar su impresionante figura, perfectamente musculada y proporcionada, con ocasionales cicatrices que luce con orgullo, puesto que la única vestimenta que lucen  las estatuas es un ligero taparrabos que apenas debería tener fuerza para sostener delicados ligueros de encaje.

El interior de la sala no es menos extraño; hasta donde alcanza la vista, hay cojines de terciopelo y finas alfombras con motivos bélicos por donde tanto hombres como mujeres musculados realizan actividades de toda índoles: desde pruebas de fuerza y resistencia, entrenamientos extenuantes en grupo ya sea como ejercicio así como práctica con armas, hasta actividades más lúdicas como compartir risas, fruta fresca y carne cruda y alguna que otra orgia ocasional.

Intentas buscar a Deus para que te guíe en ese mundo extraño, pero su presencia sigue sin notarse, y casi lo añoras. Nunca había faltado durante tanto tiempo, y sus razones tienen que ser contundentes para que así sean.

Tu presencia busca un rasgo familiar para poder empezar el sondeo, reconoces una estatua de un Chanatos algo menos marcado, pero igualmente musculado y al tocar la fría superficie saltas a un recuerdo que se te antoja incluso familiar.

***

Su primer recuerdo, como el de todos los Perfectos, está cristalino en su mente, casi grabado a fuego. Está en una sala oscura, rodeado de mujeres encapuchadas a las que reconoces fácilmente como las Hermanas Silenciosas. Le ayudan, le educan, le dan forma, entrenamiento militar. En menos de un año consigue dominar varias forma de combate con armas y pelea desarmado... Incluso para un Perfecto, eso es un portento. Su mente lógica rápidamente se da cuenta de las estrategias, de los puntos débiles y fuertes de sus enemigos.

Buscas abriéndote paso por entre los músculos y el sudor y pasas a una estatua extraña. Su posición es de sumisión, pero su rostro está marcado por un rictus de desafío.

***

Conoces la sala por ilustraciones, pero nunca has llegado a estar dentro. Es la Sala del Trono de la Regencia de Tres Ríos, una sala de un blanco prístino solo roto por el color rojo brillante de los estandartes y los tapices en las paredes y la alfombra de rojo y oro que llega hasta un hermoso pero sencillo trono en un extremo de la sala.

Está reunido en torno al trono una docena de elegantes consejeros, vestidos con los más ricos ropajes que la clase alta de Tres Ríos se podría permitir (aunque el estilo tendrá más o menos unos dos siglos) En el trono hay sentada una mujer, hermosa a todas luces, de pelo suelto rubio y unos pequeños anteojos que va vestida de forma tan impecable como elegante. Su mano derecha sostiene el cetro de autoridad de Tres Ríos, y mira con ternura al hombre arrodillado frente a ella, el propio general.

A todas luces, estás en el momento de la ceremonia en que Chanatos es ordenado general de los ejércitos de Tres Ríos, una ceremonia que, ahora que te detienes a contemplar la escena, puedes ver que por detrás de él hay en perfecta formación militar varios regimientos de soldados con sus trajes de gala. A su manera, la ceremonia es espectacular y conmovedora. Al fijarte en el rostro de Chanatos, dos imágenes se sobreponen la una a la otra. Por un lado está su cara de regocijo, alagado y sonriente. Por otro, una cara furiosa y desafiante.

***

Una nueva estatua, un nuevo recuerdo. El despacho del general, un hombre encapuchado habla con él sobre el futuro de Sin Fin, y por ende, del futuro de Tres Ríos. Habla en términos complicados, la mente de Chanatos viaja por la sala sin prestar demasiada atención; su interlocutor es un hombre humilde en presencia de un titán, sus palabras hablan de cosas que a Chanatos le importa más bien poco. Ha recurrido a él por que la burocracia está diseñada para nadie de fuera de la ciudad, y casi nadie de la ciudad, llegue hasta la Regente de Tres Ríos.

Habla de construir algo, algo importante.
Chanatos Pregunta el coste para la ciudad.
El hombre se ofrece para pagar todos los gastos e incluso pagar una cierta cantidad por el uso del territorio de Tres Ríos.

El general mira el mapa, una zona aislada dentro del Gran Mar; demasiado lejos de la costa como para suponer un problema. Tendrá que pagar varias veces por el uso de los puertos, dinero que vendría muy bien en las arcas.

Chanatos acepta y te fijas en el Sello del Consejo de Puerta Dragón.

Miras un papel; conoces el diseño. Acabas de estar allí. Es un boceto del Arca.

***

Saltas a un último recuerdo, una última cuestión que abordar.

Uno de los Emisarios de Tres Ríos advierte de unos extraños movimientos dentro de la Corte. Hablan de poner Puerta Dragón a la cabeza del Imperio, hablan de tecnología y magia combinadas como nunca se ha visto antes. Puerta Dragón no es un problema. Su Gobierno es débil y está enfermo, llegado el momento, lanzará las fuerzas de Tres Ríos contra ellos y se hará con el gobierno de la ciudad, con las adecuadas manipulaciones a su "marioneta" la Regente.

Las palabras le suenan vagamente, pero solo presta atención cuando alguien pronuncia la palabra "espionaje".

Nadie espía a Tres Ríos y queda indemne.

El Boa Blanca está preparado para algo más que viajes diplomáticos; movilizará tantas fuerzas como pueda sin llamar demasiado la atención, e investigará personalmente lo que estaba pasando en lo que dentro de muy poco será su propio reino.

Algo le molesta. La Regente ha pedido explicaciones, y cuando Chanatos se las ha dado, esta se ha ofrecido para encabezar la expedición. Esa maldita mujer no se aburre de entrometerse en los asuntos del General...

***

Has pasado demasiado tiempo en la mente del General, sondeando varios siglos de su historia y sus "proyecciones" empiezan a sospechar. Antes eran solo miradas casuales, pero ahora te miran desafiantes; permanecer demasiado tiempo allí hará que el general perciba de forma activa tu presencia y te quitaría la ventaja táctica de la que ahora dispones.

Cuando vuelves a tu cuerpo apenas han pasado unos segundos. Chanatos está más enfadado que antes, aunque su mente no llega a procesar el porque. Te niega el agua y te amenaza, está francamente iracundo, y por lo que has visto en su mente está lejos de ser un caballero.

La mente del Perfecto determinaba que le agradaba mucho la buena vida, la ostentosidad, la lucha e incluso el sexo, quizás esto último fuera incluso su debilidad, pero las estatuas de porte ideal que mostraban impúdicas sus encantos, tenían muchos secretos escondidos que poco a poco, irían revelándose.

No estaba Deus y eso inquietaba a la Dama. Su acompañante psíquico sólo se ausentaba si ocurría algo realmente preocupante, pero no podía esperar a que se presenciara de nuevo. Era una prisionera tachada como espía, o buscaba la forma de escapar, o estarían perdidos sus humanos y ella misma.

Verith entendía que Chanatos era un combatiente perfecto, alguien que estaba relacionado con la Regencia de Tres Ríos, en cuya máxima posición estaba una mujer rubia y con anteojos. La Dama la miró para memorizar sus facciones, mientras que la del general mostraba una ambivalencia que le preocupaba, sonreía pero a la par, sentía furia. No le gustaba esa dualidad, le preocupaba.

Un hombre encapuchado que hablaba del futuro de Tres Ríos se comunicaba con Chanatos, pero él apenas le presta atención, hasta que hablan de dinero. El encapuchado quiere construir algo y pagaría generosamente por ello, porta el Sello del consejo de Puerta Dragón, debería ser Arcturus quien hubiera pactado con él que el Arca fuera situado donde estaba.

Movimientos políticos, emisarios que desean que Puerta Dragón se haga cabeza del Imperio pues al fin y al cabo sería fácil destituirla, pero el general teme la llegada de espías, aunque no tiene claro quiénes son, ni lo que pretenden. Mucho músculo y poca inteligencia. Él no sirve a la Regente de Tres Ríos, le molesta que quiera encabezar la expedición para averiguar qué pasa con la Puerta de dragón.

- No deberías tocarme Chanatos, servimos al mismo hombre encapuchado que una vez te ofreció dinero para poder llevar a cabo su proyecto en el gran mar - Le miró con seriedad - Los aranceles que has cobrado por ello podría darte problemas con tu Regente, la bonita mujer rubia que te dio el cargo y a quien traicionas. Tócame, dáñame, a mí o a alguno de mis acompañantes y todos los datos que sé de ti y que están por escrito, le será entregado a tu señora. Sería tu fin... Y ahora hablemos del Arca y el porqué está todo rodeado de monstruos... - Le miró manteniendo una tranquilidad pasmosa, solicitando una vez más, un vaso de agua.

Chanatos se queda completamente paralizado. Está claro que la nueva información le ha pillado completamente por sorpresa, pero, como buen general, sabe sobreponerse rápidamente a los golpes.

-No se como ha conseguido esa información, pero demuestra ser un peligro- el hombre habla muy en serio, mide sus palabras con precisión, pero no puede evitar que una sonrisa se escape por la comisura de sus labios- Sin embargo, comete el error de subestimar a su rival. Por el momento, volverá a su celda mientras realizo ciertos.... preparativos. Mi intención NO es negociar con espías, es evitar problemas tanto a mi raza como a mi país y a Su Excelencia, la cual será adecuadamente informada por mi persona.

Dicho eso, uno de los soldados suelta a la Perfecta de sus ataduras y la lleva de vuelta al calabozo.

Desde que vuelven a traer a Luthor pasan escasos cinco minutos cuando cinco soldados y un par de túnicas blancas vuelven a la celda. Uno de ellos, al que reconocéis como el líder del grupo por los galones que ostenta en su solapa porta las llaves.

-Les pido perdón por el trato tan desfavorable que han recibido- el hombre galardonado abre las celdas y os indica que le acompañéis- De haber sabido que estábamos en presencia de la Emisaria de Golden Ash Tree las cosas habrían sido muy diferentes. De parte de Su Excelencia, queremos disculparnos por el trato que han recibido; han de entender que en el estado de guerra en el que estamos, incluso ciudades neutrales como Tres Ríos debemos estar alerta ante todo lo que pase.

El grupo armado os saca sin presiones por otra de las puertas que da acceso a una bodega de carga con una fuerte presencia de seguridad. Desde ahí llegáis a una plataforma elevadora enorme que os lleva a la planta superior.

Os quedáis fascinados ante la belleza del jardín que se abre ante vuestros ojos. Es como una plaza de una ciudad, suelo enlosado de un color blanco prístino, todo adornado de jardineras cargadas de flores de vibrantes colores y fuentes que humedecen el ambiente cargado de exóticos aromas. Por encima de vuestras cabezas se elevan varios arcos de la planta superior que comunica varias direcciones mediante puentes ornamentados de gran belleza y rematados por cenadores que proyectan cómodas sombras sobre la plaza inferior. Más allá de eso está el cielo abierto, que aunque ligeramente encapotado, agradecéis por el tiempo que habéis pasado en la sombra.

El grupo de soldados os lleva hasta unos camarotes dobles situados en esa misma planta. Os indican que se pueden acomodar como quieran en ellos, pero se les pide que no los abandonen.

Los camarotes son el colmo de la comodidad y la amplitud. Dos camas amplias de colchón mullido y sábanas limpias acompañadas de sus respectivos aparadores de madera de primera calidad, un tocador con objetos de higiene de plata finamente labrados, incluso una palangana con agua fresca de mármol gris. Al lado de la puerta de entrada hay una mesita auxiliar con un cuenco con frutos secos variados y frente a las camas hay un cofre donde los soldados dejan vuestras pertenencias una vez que os habéis repartido entre los tres camarotes que os ofrecen. Curiosamente, todos ellos están comunicados por una puerta lateral. En el lado opuesto de las puertas hay unas grandes ventanas circulares por el cual podéis disfrutar de las vistas del mar abierto, brillante y lleno de vida, mientras el barco se balancea lentamente llevado por las olas.

Una vez estáis dentro, podéis oír el sonido de las cerraduras de las puertas, dando a entender que, aunque podéis pasar de un camarote a otro, no os pondrán fácil que salgáis al exterior.

-¿Estás bien, Lyra? -pregunta.

-¡Sí, estoy bien, hermanito! -sonríe esta- Te preocupas demasiado...

No repara en las magulladuras de Luthor, cubiertas por el tapabocas. Este la observa, intentando verificar si ha podido correr la misma suerte que él... claro que, en su caso, él solito se lo había buscado...

Tampoco le importa gran cosa. Al fin y al cabo, el Perfecto que lo había interrogado era un botarate de tomo y lomo. Probablemente peligroso a medio plazo, pero no en aquel momento, que con toda probabilidad tenía órdenes de sacarles información, para lo cual era de gran utilidad que se mantuvieran con vida. Probablemente, ahora tocaba el turno del poli bueno. Luthor echa un vistazo a su alrededor:

-Esta celda es mucho más bonita que la anterior.

-¡Eres incorregible! -protesta Lyra-. ¿Es que no puedes relajarte, aunque solo sea por un minuto?

-Sabes que no.

-Vamos a ver cómo están las demás -es lo que dice en voz alta.

Lyra lo sigue cuando se acerca a la puerta que comunica con el camarote de Verith y golpea con los nudillos.

Luthor estaba en un estado precario, aunque los sanadores hicieron un buen trabajo.

-Agradezco las disculpas -comento cuando entran a los pocos minutos-. Ha sido un mal entendido que se podría haber evitado con tan solo preguntar. 

Intento que mi tono sea, en todo momento, educado y agradable, sin un solo ápice de recriminación en él.

Me mantengo en silencio cuando nos cambian de "celdas", a una bastante más lujosa, pero celda de todas formas.

-Discúlpenme -dije antes de que nos dejasen allí-. Si me permiten, me gustaría presentarme a su regente. Tengo entendido que se encuentra en el barco -Observé sus caras con detenimiento, pendiente de si hacían algún gesto de sorpresa-. Sería de muy mala educación y falta de protocolo, no presentarla mis respetos. 

Esperé su respuesta, aunque imaginaba que sería, como poco, negativa. 

Después nos encerraron allí y me giré a mis compañeros.

-¿Estáis todos bien? ¿Alice? -Luthor parecía el que había sufrido más-. ¿Cómo fueron vuestros interrogatorios? Supongo que, contigo Verith, fue más educado que con nosotros. El hombre al mando ha mostrado su animadversión por los humanos en varias ocasiones. 

No era buena cosa la conversación que había tenido con Chanatos, haber dicho lo que sabía había provocado que el general se antepusiera para hablar con sus superiores, mientras tanto la dama volvería a los calabozos para cumplir una muy injusta condena.

Lo que no esperaba Verith es que llegasen unos soldados y se disculpasen por el trato que habían recibido, por lo visto se trataba mejor a la humana emisaria que a una Perfecta, pero la pelirroja no iba a quejarse, al fin y al cabo estaba fuera del calabozo y eso ya era motivo de satisfacción, así como disfrutar de los jardines hacia donde les dirigieron.

- Que alegría estar fuera - Comentó la Dama suspirando cuando les redireccionaron hacia unos camarotes, ahora eso sí, muy limpios y con camas mullidas, todo un lujo para su disfrute.

¿Dónde estás Deus?

Verith estaba preocupada e inquieta, pero ver a Luthor magullado era algo que requería de sus atenciones. Así que la mujer fue a llamar a la puerta que comunicaban los dos camarotes cuando Lyra se adelantó, abriendo la pelirroja la puerta y dejando a ambos que entrasen.

- ¿Cómo estás Luthor? - Le tocó el rostro con cuidado mientras su mirada verde mostraba preocupación - Ven conmigo, déjame observarte bien - Le llevó Hasta su cama y le obligó a sentarse, mirando su piel hasta comprobar que estaba en perfecto estado. No era grave - ¿Y tú Lyra? - También le dio un repaso a la muchacha, visualizando que no le hubieran hecho daño, tratándola como si fuera su propia hermana.

La llegada de Alice hizo que Verith la invitase a entrar y a sentarse, ya todos posicionados en la cama de la Dama comenzarían la conversación.

- No te creas que Chanatos distingue mucho entre humanos y Perfectos, es un tirano... - Dijo la pelirroja compartiendo su información - Ha recibido dinero de Puerta Dragón para hacer el Arca donde lo ha dispuesto, interesado en cobrar aranceles... Y en tres Ríos quieren poner a Puerta de dragón a la cabeza del imperio porque saben que su gobierno es débil, así más adelante declararles la guerra... La regente es solo una marioneta y Chanatos en realidad está en su contra, pero ella confía en él... Esta situación es muy compleja... - Dijo haciendo un silencio.

Luthor deja hacer a Verith. La verdad, podría estar mucho peor...

-En un hábil movimiento táctico, he conseguido que mi interrogatorio sea, probablemente, el más breve de todos -se interrumpe con una leve mueca de dolor-. No me ha dado tiempo a revelar (ni a aprender) absolutamente nada... ¡pero tampoco puedo reírme!

Se lleva un dedo a los labios cuando la Dama continúa hablando y señala la habitación en derredor. Las paredes oyen...

El barco tarda una media hora en ponerse en movimiento, y un poco más tarde, un marinero se acerca a vuestros camarotes para traeros algo de agua fresca y un poco de pescado en salmuera. El hombre es educado y se disculpa en nombre de la tripulación, pero insiste en que no podréis abandonar las estancias hasta que no le den la orden.

-Me temo que no estoy autorizado a hablar de eso- es la respuesta siempre educada y cortés que os dará a cualquier pregunta (cualquiera, en serio, podréis preguntarle por el tiempo que os responderá eso) Una vez se ha encargado de que todo está en orden y se ha asegurado que está todo correctamente, simplemente sale del camarote y cierra con llave tras de sí.

Si miráis al exterior aprovechando la estancia del marinero podréis ver que, en realidad, no viene solo. Hay un par de marineros más que llevan un carrito con vituallas para vosotros preparadas y junto a ellos cinco soldados fuertemente armados, seguramente para asegurarse de que no hacéis ninguna tontería.

Quitando el encierro en los camarotes, la estancia es bastante agradable; los camarotes son amplios, las camas cómodas, y aunque la comida deja un poco que desear, sacia el hambre y está en un estado correcto.

Verith estaba bastante cómoda en el camarote y el hecho de poder estar con sus compañeros provocaba que tampoco tuviera necesidad de salir por los exteriores del barco. Capaz era de venir una ola y arrastrarla por la borda hasta el fondo marino. Lo que llevaba peor era la dieta impuesta. no le gustaba el pescado, y menos en salmuera, pero el hambre apretaba y no pudo evitar llevarse ese "manjar" a la boca, haciendo un par de arcadas en el proceso.

- Esto está asqueroso... Lo que daría por un buen chuletón y algo de fruta - Y es que la dama, era muy Perfecta, y le gustaba darse sus caprichos.

La Dama miró a Luthor cuando se llevó un dedo a los labios y ella asintió despacio. No iba a decir más en aquella habitación puesto que podían estar siendo vigilados. Se acomodó en la cama y cerró los ojos, buscando a Deus dentro de ella, tan solo atendería a los demás si alguien deseaba comentar algo.

Miré a la perfecta con cierta sorpresa.

¿Tres Ríos se había aliado con Puerta del Dragón contra su enemigo? Con la idea de, más adelante, declararles la guerra. ¿Qué era todo aquello? 

-¿Y qué pintamos nosotros en todo esto? 

La regente estaba allí, pero parecía a las ordenes de aquel desalmado y cabezota troglodita. 

Además, al otro lado de la puerta estaban bastante bien armados. Por mucho que mis dos compañeros no necesitasen armas, no era buena idea enfrentarse a todo un barco de soldados armados... 

-¿Tenéis alguna idea?

El viaje por mar es bastante tranquilo. El paisaje es hermoso y el crucero parece llevar un buen ritmo.

Aun encerrados en los camarotes, puntualmente uno de los camareros os trae comida y agua, y a primera hora de la mañana se encarga del aseo completo del camarote: limpia letrinas, cambia las sábanas, el agua de la palangana... La comida puede que no fuera la mejor, pero os mantienen alimentados.

De no ser por la presencia militar al otro lado de la puerta, casi diríais que es como un crucero de placer.

Al tercer día, uno de los soldados del exterior, aparentemente uno de los mandos intermedios os explican las nuevas normas.

-Dado que han demostrado ser dignos de confianza y que su actitud ha resultado positiva, Lord Chanatos ha decidido relajar las medidas de seguridad para con ustedes. Podrán disfrutar de la zona de Invitados casi en su totalidad. El resto de camarotes han sido cerrados para evitar el acceso, como siempre se ha echo, pero se les invita a disfrutar de su estancia en el Boa Blanca hasta nuestra llegada al puerto, que está previsto dentro de cinco días.

La Zona de invitados es la plaza de acceso a los camarotes que habíais visto antes, un parque interior iluminado por el cielo abierto cargado de fuentes de agua fresca que recorren canales artificiales. Salir de los camarotes a respirar el aire salado es todo un cambio a mucho mejor, pero no os confiáis demasiado al percibir varias patrullas en el perímetro y en la planta superior. Podéis daros relajantes paseos por la cubierta, y siempre estáis acompañados de un hombre que os recuerda en mucho a Alice. Ambos se mantienen en un modesto segundo plano, a distancia suficiente como para que su presencia pase desapercibida, pero siempre atento a cualquier cosa que podáis necesitar; este hombre os suministra cualquier aperitivo o lectura que tienen disponible perdiéndose en la planta superior para volver al cabo de unos pocos minutos. Sin embargo, no responde a ninguna de las preguntas con un cortés "lamento comunicarles que no estoy autorizado a facilitarles tal información".

La noche del primer día en libertad, un extraño pájaro se posa en uno de los árboles que adornan la cubierta. La forma podría ser de cualquier ave autóctona de Puerta Dragón, pero este es casi translúcido y de color azul pálido, lo que le revela como una criatura espiritual o de carácter mágico. El ave trina durante un rato, mientras otea rápidamente a su alrededor con movimientos casi imposibles de seguir.  Cuando finalmente el ave ve a Iria, se acerca volando hasta ella, y cuando está delante se transforma en la mujer que conocisteis en la Puerta del Sur, pero más bien como una proyección astral de ella misma.

-Querida Iria, siempre se me ha dado muy mal este tipo de mensajes.

Me pregunto como estás, si has llegado bien a tu destino o si ya has vuelto a tu ciudad. Espero que vaya todo genial, la verdad.

Te envío este mensaje porque quería informarte de las últimas nuevas. ¿Te acuerdas del noble raro que viajaba con vosotros? Pues se dice por la ciudad que es un rebelde con pretensiones y que se ha ganado la enemistad del mismísimo Lord Irion. He oído por ahí que le llevó a una orgia y que pretendía tenerle para él solo. Una locura. La verdad es que pensaba que estaríais juntos, pero en parte me alegro de que no te juntes con esa chusma.

Ahora las malas noticias. Algo está pasando en la ciudad, y no es bueno. No se exactamente lo que es, pero es grande y tiene pinta de peligroso. El Gremio está involucrado, eso seguro. Varios magos han desaparecido y los más poderosos están asistiendo a reuniones muy raras. Además, Maese Arcturus viene por aquí con más frecuencia que nunca.

Intentaré indagar todo lo que sea posible, pero te adelanto que las cosas se pueden poner muy duras en la ciudad. Será mejor que te alejes de Puerta de Dragón por una larga temporada. Incluso con el broche de emisaria, esta ya no es una ciudad segura.

Mucha suerte con tus viajes y espero que nos volvamos a ver pronto.

Una vez el mensaje ha sido entregado, la forma de la mujer empieza a ondular y perder consistencia hasta el punto de desaparecer por completo.

A la mañana siguiente al mensaje alado, después del escueto desayuno que os sirven, cuando salís a la plaza interior, podéis escuchar los suaves sonidos de un arpa que se hace eco desde el fondo de la misma. Siguiendo el sonido del instrumento interpretando una melodía tan antigua como hermosa, llegáis hasta una gran puerta doble que abarca dos pisos de altura y está finamente labrada con motivos de hiedra dorada.

A ambos lados de la puerta hay apostados dos guardias armados con armaduras tan pesadas que no parece que haya ningún punto flaco en ellas; las placas de la armadura se superponen con la cota de escamas de debajo, blindado a los soldados que están armados con unos enormes escudo de torre y unas peligrosas alabardas.

Es más que obvio que las puertas son algo prohibido para vosotros, y aunque los soldados no mueven un músculo al acercaros, ni siquiera parecen percibir vuestra presencia tras los yelmos completos, sus intenciones son más que claras; desprenden una sensación de vigilancia que os llega hasta el rincón más profundo de vuestra mente, y lo único que acertáis a hacer por el momento es disfrutar de los acordes del hermoso instrumento.