Partida Rol por web

Primero actúa Tornado, luego Dawn (pnjtizado) y después Tótem.

Con la mano de la pistola en las costillas, que todavía me arden, y jadeando, me las apaño para avisar a la señora Martha.

- Lo lamento, señora, pero le voy a destrozar el piso. Totem, ¡agárrate a algo!

Creo un tornado, desde la ventana, dentro de la casa, para atraer y atrapar la columna de ceniza e impedir que escape.

- ¡Ahora! ¡Dadle con todo AHORA!

Aquello se convirtió en un infierno: el aire entró por la ventana rota y se arremolinó con violencia lanzando los objetos decorativos de un lado para otro. Había que concentrarte para mantener el pie, moverse era un reto. La nube de humo se vio arrastrada por el remolino hasta que el tipo no pareció soportarlo más. Volvió a su apariencia humana - ropa incluída - y os miró con odio. Intentó avanzar, pero ninguno de vosotros podía controlar sus movimientos.

Dawn echó ambos brazos hacia atrás, las palmas se iluminaron y después los impulsó hacia adelante. Un disco de energía voló hasta vuestro oponente.

- ¡Esquiva esto, tarado!

El disco golpeó en la cara del nazi, quien escupió sangre y trastabilló pero consiguió mantenerse en pie.

Tornado había conseguido que aquel tipo dejara su forma de humo, pero ni tan siquiera el disco de Dawn había logrado detenerlo. Tenía que hacer algo, ahora que era "humano", e hice aparecer mi arco espiritual.

- Vamos allá... - dije entre dientes, mientras tensaba la cuerda.

Totem extendió su brazo izquierda haciendo el gesto de sujetar algo. Desde su mano surgieron unas formas semitransparentes cual ramas que brotaban hasta formar su arco espiritual. Tensó la cuerda fantasmagórica y una flecha "brotó" del mismo modo. Ella soltó la flecha, que impactó en el pecho de aquél villano, atravesándolo y desapareciendo en el proceso. El tipo cayó al suelo justo al lado del sillón.

Los dos hombres habían sido derrotados. La dueña del local sollozaba mirando el destrozo y a vosotros. La cosa se había calmado.

- ¡Qué mierda significa todo esto! 

Exclamó pidiendo explicaciones. 

Por la puerta apareció entonces Carrie, andando tranquilamente. A su lado venía la joven de cabello rojo que habían encontrado en las escaleras, que al parecer era la tercer miembro de aquél grupo. Iba sin el pasamontañas, de modo que se podía ver su rostro joven y redondeado. Sus ojos eran oscuros y la boca pequeña.

La joven tenía la mirada perdida y era evidente que no prestaba atención ni sentía emoción alguna.

- He capturado a la chica. Ha sido fácil, no tenía intención de atacarnos. Pienso que quería huir e incluso se preocupó por nosotras pensando que estábamos en peligro.

Dawn observó la escena un poco aturdido aún por el golpetazo en la cabeza.

- Parece que hemos ganado nuestra primera batalla. Ahora podemos preguntar a la pelirroja porqué buscan a Martha. 

Aiden sintió una gran satisfacción. Aunque era cierto que habían reventado aquella casa, pero habían parado a unos asesinos.

- Buen trabajo, Tótem.

Respiro aliviado un par de segundos. Ahora me froto el pecho, algo dolorido. Algo por decirlo de alguna manera.

- Ocúpate tú de la pelirroja, voy a ayudar a esa señora.

Me agacho e intento tranquilizar a la señor con mi voz y mis gestos relativamente seguros.

- Señora, lamento haberle destrozado la casa, pero mírelo por el lado bueno; ha salido viva de esta. Por si no le ha quedado claro, soy Tornado, y creo que ahora sabe por qué. Ella es Tótem, mi compañero lanzadiscos es Dawn, y la chica rubia con carácter explosivo es Psiónica. Ahora vamos a sacar a su perro y a llevarlo a urgencias, y usted viene conmigo. Vamos a llamar a la policía y a los bomberos y que ellos limpien este desastre. ¿Tiene seguro de hogar? Espero que sí...

La mujer te observó algo fuera de sí, seguramente con la cabeza bastante confusa.

- Claro que tengo seguro, menos mal, pero a ver si piensa que me va a pagar por el disgusto y por el veterinario. Quiero que salgan todos de mi casa y que saquen a estos dos, y que esperen a la policía, sí.

La mujer acercó al perro hasta el sofá y lo tumbó, pensando que era mejor moverlo poco. Se intentaba calmar y lo cierto es que parecía tener bastante dominio de sí misma.

- Voy a llamar al veterinario. Por cierto, aún no se han explicado, ¿qué mierda ha pasado? ¿porqué tengo la suerte de que hayan venido todos a destrozarme la casa?

La señora estaba bastante molesta son lo sucedido, cosa lógica, y nos quería fuera de allí; pero también a aquellos individuos.

- ¿No deberíamos dejar todo tal cual hasta que venga la policía? Al menos eso dicen en las películas... - susurré a Tornado y me dirigí a la señora. - Señora, le pido nuevamente disculpas en mi nombre y el de mis compañeros, no era nuestra intención dejar esto así. Pero como habrá visto, era inevitable para detener a esa gente. Todo se solucionará. - le dije posando una mano en su hombro.

La mujer notó a la nativo americana ponerle el brazo en el hombro con gesto conciliador, pero estaba demasiado alterada y se resistía a relajarse.

En su cabeza todavía rondaba la misma pregunta que esta gente se negaba a responder.

- ¿Pueden decirme porqué esta gente venía buscando a Martha?

Dijo intentando hacer una pregunta más concreta.

Mientras, Dawn y Psiónica comenzaron a interrogar a la mujer pelirroja.

- Esperaba que usted nos lo dijera.

Me siento y me enciendo un cigarro.

- ¿Le molesta si fumo? Verá. Su nieta, o su sobrina, o su hija, o lo que sea, según lo que sabemos, puede haber llamado la atención de algo peligroso. Pero, visto que estos tipos- pateo al neonazi más cerano a mí- también la están buscando, casi puedo deducir que ni aquello peligroso ni nosotros sabemos donde está. Así que, por favor, dígame. ¿Dónde está Martha?

La mujer tomó asiento, todavía aturdida por la situación. Os miró a todos, pasando su mirada por la de los tipos que habíais capturado a costa de reventar su hogar. Al mirar a la joven pelirroja pareció caer en la cuenta de algo y la señaló.

- Yo te he visto antes. Tu eres de la novia de ese hijo de puta de Ben Jackob.

Volvió a ponerse en pie, enfurecida.

- ¿Qué queréis ahora de Martha, cabrones?

La joven pelirroja escuchó las palabras de Elizabeth y se dirigió a ella, alzando la voz.

- Ya se lo estoy diciendo a estos. Ben se ha vuelto loco. De repente se transformó en un ser con poderes. Nos dio poderes a todos...

Miró a unos y a otros nerviosa.

- Pero yo no tengo nada que ver, ni siquiera salgo ya con él. Me obligó a participar en esto. Yo sólo quería irme pero me obligó.

Siguió paseando la mirada.

- Dice que el dios Morpheo le concedió esos poderes y que es la reencarnación de Prometeo. Y tiene que encontrar a Martha porque de ella vienen los poderes. Solo que... bueno... hay un tipo negro así mayor de edad que no sé bien qué pinta, creo que le intentó dar órdenes a Ben y la cagó. Ese tipo negro parecía estar implicado, y se las daba de jefe. Se supone que él sabe donde está Martha pero no se lo quiso decir a Ben. Ben lo quiere matar por capullo.

A la chica se la veía agotada y angustiada.

- Yo sólo quiero irme. Dejadme ir, por favor. Yo no hice nada.

Algo confusa por la historia, Elizabeth abrió mucho los ojos.

- ¿Ese hijo de puta tiene poderes? Ese cabron... ese cabrón la violó, la intentó quemar viva y como sobrevivió no la paró de amenazar. Dios de gracias a la policía por encontrarla a tiempo. Se tuvieron que venir a vivir conmigo. Pero ese asesino estaba ya en la carcel. Y ahora me estás diciendo que está libre...

Viendo que la cosa se complicaba comenzó a acariciarse las manos en un gesto instintivo. Su expresión delataba que estaba atemorizada.

- No despertó esta mañana. No sé cómo lo supiste. - dijo mirando a Tornado. - La llevamos al Harlem hospital center y sigue allí. No está en coma, porque tiene como delirios en los que la persiguen. Solo que los médicos no saben despertarla. Jesús, esto es obra del diablo.

Echó una última mirada a la sala. Estaba teniendo demasiadas emociones y sentía que perdía el control.

- Necesitamos ayuda.

Se fijó en vuestros rostros para saber si érais de esa clase de gente con poderes que ayuda a los demás.

Todo aquel asunto tenía muy mala pinta, pero al menos parecía que íbamos por buen camino. Sin duda la policía no podría hacerse cargo sola de lo sucedido, además, aquella era nuestra misión.

Miré a mis compañeros, y les hice un gesto para que se agruparan un poco.

- Si la chica no ha despertado, seguramente sea la que ha provocado la singularidad... Deberíamos ir a despertarla, pero también está el tema de los otros dos tipos. - la mayoría asintió, sin duda habíamos pensado en lo mismo.

Me dirigí entonces a la pelirroja.

- ¿Dónde podemos encontrar a esos dos de los que hablas?

La mujer se encogió ligeramente de hombros.

- El tipo negro se llamaba "Dokter" y no sabemos donde está. Ben nos estaba esperando en unos almacenes en las afueras. Él se ha transformado en una especie de demonio de piedra y fuego, horrendo, así que llamaba demasiado la atención. Es por eso que no vino con nosotros.

Ella se mostraba ansiosa.

- Yo os he ayudado. Os dejé la pista para que llegárais hasta aquí.

Comentó intentando convenceros de que no era vuestra enemiga.

- Pero si me coje la policía pensará que soy cómplice.

- No solo la pasma, chica. Yo tampoco me trago tu historia.

Sigo fumando, pero ahora estoy algo más atento, pensativo. Nunca he sido un experto en raciocinio.

- Dokter le dió poderes a Ben, y Ben os dio poderes a vosotros. ¿Más o menos es la historia? Y Ben, además de haber violado a la pobre Martha, es tu ex y te ha dado poderes contra tu voluntad. ¿Más o menos te he seguido? Y además, Martha está en un pequeño coma o algo así y ella es la singularidad. ¿Más o menos he acertado? Solo que hay un problema. Dices que nos has dejado una pista en en colegio. Pero hubiera sido más rápido si nos lo hubieras dicho a bocajarro. Y está otro problema, que es el director muerto. Ah, señora, el director del colegio de Martha ha muerto, lo siento mucho, tendrá que acudir a esas tediosas reuniones del consejo escolar. ¿Por dónde iba? Ah, sí, que no te creo. Te diré que pienso.

Me enciendo otro cigarro, dejando ver la pistola, casi por casualidad, en mi cintura.

- Pienso que te has encontrado con un berenjenal enorme. Pienso que viste que tenías unos poderes del copón y pensaste "Genial, ahora que puedo hacer lo que quiera, solo tengo que encontrar esa zorra a la que mi ex violó". Así que fuiste al colegio, conseguiste la dirección de su casa (una casa encantadora, señora Phillips, dicho sea de paso) y viniste hacia aquí para localizar a Martha. Pero llegamos antes de lo que esperabas, y mira tú por donde, cuando ves que no estamos tan indefensos como el director, te da el canguelo. "Oh, joder, estos también tienen poderes. ¿Qué hago ahora?" Así que te rindes, y esperas a que bajemos la guardia para darnos un golpe por la espalda. ¿Más o menos he acertado? Solo que no calculaste una cosa. Tengo una pipa y unas ganas horrorosas de usarlas, y por cierto, la policía tiene que estar en camino. Los vecinos no están sordos. Así que hagas lo que hagas, estás jodida hasta arriba. ¿Más o menos entiendes por donde voy? Empieza a desembuchar, y todo saldrá bien. Rebélate y...- Palmeo mi pistola.- ¿Capisco?