Partida Rol por web

bien, parece que por fin empezamos a hablar claro...dice mirándole fijamente a los ojos,soy una mujer de negocios, deberías haber empezado por ahí.Libérame y te daré mi ayuda cuando la necesites.apoya ambas manos sobre el pecho del hombre y lo empuja levemente para conducirlo hasta la cama.Se sienta a orcajadas sobre él y comienza a desabrocharle la camisa,no querrás que cuando entre Ramírez estemos hablando de negocios querido,ahora que todo está claro recibirás el baile que tanto deseabas...

Valenso sintió las manos de la joven sobre su pecho, y el peso del cuerpo desnudo de ella sobre sus piernas. A pesar de estar sorprendido por el cambio de actitud de la joven, las palabras de esta parecieron convencerle, y empezó a acariciar el cuerpo de Ydhir, con gran destreza. Las manos daban masajes circulares ascendiendo desde los costados hacia el cuello, aun sin tocar el sexo ni los pechos de la joven.

Una sonrisa atractiva, aunque con una vena cruel, apareció en los labios del noble zingario, al notar como su cuerpo reaccionaba ante la desnuda cercanía de la joven extranjera

Oh amor,dice dice a Valenso con una sonrisa pícara,no te alegres tanto,le susurra al oido burlona al notar a través de la ropa del noble su reacción,aún no se me ha pasado el enfado.Pero Ramírez está aquí de nuevo y eso cambia las cosas.
Al pronunciar el nombre del capitán la expresión de su rostro cambia totalmente,se borra por completo la sonrisilla burlona que mostraba hace solo unos segundos y en sus ojos se puede ver que realmente le causa pavor, aunque trata de ocultarlo dejando de mirar a Valenso a los ojos.

Valenso notó el cambio de actitud de Ydhir y, casi con ternura, le acarició el pelo, y le hizo levantar la cara con suavidad, hasta quedarse mirandole a los ojos. Había notado el cambio de tono, y al ver los ojos de la joven, vio el miedo

- Me lo contarás. Más tarde. Con vino, y mas tranquila. No temas, sea lo que sea, no logró romperte. - dijo con una medio sonrisa que ahora era mas tranquilizadora que burlona, mientras sus dedos peinaron el exótico pelo rojo, y acariciaban el cuello de Ydhir, que seguía desnuda, sentada sobre sus piernas

Ydhir recibe con calma el mensaje tranquilizador de su acompañante, se toma un par de segundos para cerrar los ojos y respirar profundamente mientras no deja de notar las suaves caricias que recorren su pelo y su cuello.Tras esa pequeña pausa vuelve a mirar a Valenso,y dime,continúa en un susurro,¿como tienes pensado sacarme de aquí?

- Ibas bien quitándome la camisa, ¿por qué no sigues? - dice Valenso en voz mas alta, nuevamente con la mueca entre cínica y divertida, pero rápidamente continua con un susurro quedo junto al oido de la joven - Habrá jaleo dentro de poco, ruido de combate. Si hay suerte después que la dueña del burdel regrese. Si nos ve disfrutando será mas facil que no sospeche y se confie. Recogeré mis armas y saldré de la habitación, dejando la puerta abierta. Habrá mucha confusión y follón. Ve en dirección a donde se desarrolla el combate, y unete a los que atacan a Ramirez. No digas mi nombre hasta que estés sola con ellos. Yo intentaré despistar y confundir detrás, para asegurar la huida con vuestro prisionero. Si todo sale bien.

Mientras habla las manos de Valenso siguen acariciando el cuerpo de Ydhir con destreza. Tiene dedos largos, y ágiles, y los mismos recorren ahora las piernas de la norteña

¿Acaso has olvidado como hacerlo tu solo?dice Ydhir con una sonrisa divertida,oh, no se porque tengo la impresión de que tanto tiempo conspirando te ha hecho olvidar lo que se siente cuando estas a merced de una mujer.continúa mirando fijamente a los ojos de su contertulio hablando con un tono relajado mientras juguetea con el cabello del joven entre sus dedos.no está mal el plan...susurra mientras empuja a Valenso para obligarlo a tumbarse completamente.

Solo Domingo observa el exterior, nervioso por la actividad de Ramirez. Vuestra venganza o vuestra perdción están a punto de llegar.

Fuera, en el salón, Ramirez está sentado, hablando con verónica, sobre su trabajito en el mercado.

Dos forasteros ilegales y una rata de mar. No se nos volverá a escapar ese malnacido. Al pobre lo vamos a colgar mañana Jajajaj

Pero dejemonos de trabajo ahora. Donde está esa preciosa gata peliroja? Aun le faltan unos cuantos azotes...

Verónica le responde con calma, tratando de que sus palabras sean tranquilas.

-Lo siento, capitán. Ahora mismo está con otro cliente. Si quiere puede visitar a otra de mis chicas mientras espera.

Entonces el capitán frunce el ceño y respira profundamente por la nariz, acercándola a su espeso bigote. Pronuncia esto bastante mas fuerte de lo hasta ahora.

-Está bien. Dice algo molesto. Que se le indigeste esa furcia. Hace falta un hombre de verdad para domarla. Ja ja ja

Pega un largo trago a su copa de vino.

Pues traeme a Zang, como siempre.

-Emm, bueno, ahora mismo zang también está ocupada.

Ramirez se pone de pie y está a punto de gritar de nuevo.

Bueno, no se preocupe. Ahora mismo voy a ver. Por favor, sientese aquí y espere un segundo.

Verónica se encamina hacia la habitación en la que están Domingo y Zang.

Domingo corre hacia el otro lado de la cama, ignorando a la chica estirada en ella. Se tira hacia el suelo y empieza a envolverse la cara rápidamente con la venda.

"Mierda, mierda, mierda! Los han capturado... estamos solos. Tengo que avisar a Valenso..."

Cuando vas a desenrollar las vendas de la ventana, una piedrecita choca contra la frente de Domingo. Apresurado, no se da cuenta de ello hasta que ya se está disfrazando de nuevo, pero no muy lejos, en el callejón, Wúlferic a tratado de llamar su atención.

Está escondido detrás de unas cajas en las que antes había el pesacado que se vende en la pescadería que comparte calle con el burdel.

Está solo. Nada se sabe de Halgar, Luug o de Vizarro.

Tiene la respiración acelerada, y algún arañazo nuevo. Pero parece que está bien pese al susto.

Valenso se dejó tumbar por la pelirroja y la miró con una sonrisa expectante

bueno, creo que ya es hora de que yo también vea la mercancía cielo.dice con una pícara sonrisilla,mientras desabrocha los pantalones del joven noble y se los baja hasta las rodillas.no me gusta ser la única que enseña.