Partida Rol por web

- Tranquilo cuate... - mascullo cuando el tipo me saca de la tienda de malas maneras reprimiendo darle un puñetazo.

Me sacudo los pantalones y me veo frente al tipo del cigarro de antes y el que, evidentemente, es el Capo. Me atuso con dos dedos el bigote con la mirada fija en el Jefazo, no de forma retadora, sino porque en la calle sabemos que quién mira a los ojos, no miente.

- Con aquél grupo coincidí por casualidad - dije al fin - salimos en bola de la estación de metro tras caer la primeras bombas en la ciudad y, joder cabrón, menos mal que lo hicimos porque al momento toda la estación se vino abajo - moví las palmas de mis manos de abajo a arriba - ¡Bum!

- Un túnel llevó a otro y así hasta que Susan y su colega nos vieron y trajeron a tu lugar - dije asintiendo y mirando alrededor apreciando su trabajo - si señor... te lo has montado bien comandante.

Volviendo a la conversación, miro de nuevo al Jefazo, ahora con una sonrisa de resignación.

- ¿Qué quiero? ¿Acaso estoy en situación de pedir? - señalé hacia arriba, luego hacia abajo - ahí fuera mueres des del cielo, sin aviso. Aquí abajo por lo menos puedes pelear.

Menuda mierda... Soy Levinov, tenemos que hacer algo... No sé vosotros, pero no creo que les gusten mucho los uniformados...

El tipo hablaba con una tranquilidad que no me terminaba de gustar. No se si es porque eh estado entre tanta basura que todo me da mala espina o simplemente estoy muy cansado. La mención de los trajes extraños hacen que levante mi rostro hacia él. No podía ocultar la ira que sentía en esos momentos, apreté la mandíbula y asentí lentamente.

-Si, tenían trajes raros...- mostré los dientes como si fuera un perro rabioso-. Y metralletas- en ese instante todo lo que pasó esa noche me cayó encima como si fuera un balde de agua fría-. La ciudad. Atacaron la ciudad. ¿Que pasó después? -él había mencionado que ese podía ser mi hogar, pero yo tenia un hogar. Era asqueroso y pequeño, pero era mio... ¿Que tan fuerte había sido el ataque?...

Aquello no podía estar pasando. En serio que flipaba con lo que estaba viviendo las últimas horas. Entre el bombardeo, el paseo por los oscuros túneles, la peña tan rara con la que nos habíamos tropezado y ahora encontrarme en medio de una operación de película de terror de serie B, me daba la sensación de haberme metido cualquier mierda para colocarme y que lo único que estaba haciendo en esos momentos era tener alucinaciones.

Por fortuna no me mareaba con la sangre y no era la primera vez que tenía que ayudar para curar alguna que otra herida, pero desde luego nunca antes me había visto envuelta en una operación tan grave como aquella. Y lo peor de todo era que, escuchando al Enterrador, nuestras vidas dependían de su éxito. Lo más extraño de todo era ver al joven que supuestamente sabía de Medicina. Parecía tan perdido y nervioso como todos nosotros, bueno... como todos los que acabábamos de llegar a esa especie de pueblo subterráneo.

No me quedó más remedio que hacer de enfermera, no sólo en lo referente a la operación, sino también tranquilizando a Rob, el joven médico. Sufría cada vez que veía como aquellas agujas y cuchillos cortaban para después ser cosida, la carne de Viktor. Por fortuna no parecía estar enterándose de nada gracias a las drogas, pero no las tenía todas conmigo una vez finalizada la operación, de que aquella herida no se infectara.

—¿Quién es ese Jefazo del que tanto habláis? Y otra cosa... ¿Dónde coño estamos?

Ahora que parecía que todo había pasado, el enfado volvía otra vez y no podía dejar pasar un segundo más sin que me dieran algún tipo de explicación. Nos habían traído a punta de pistola sin darnos ningún tipo de opción y yo quería saber el porqué y para qué.

El hombre se acerca hacia ti, sin dejar de apuntarte con la pistola. Sus pasos lo llevan a tu espalda y, desde allí, continúa hablando -Ahora necesito saber si nos serás útil, si colaborarás con nosotros o si lo único que deseas es largarte de aquí. Responde.

El hombre te escucha con atención y no puede evitar sonreír ante tus últimas palabras -Si, parece que no nos hemos equivocado contigo, encajarías bastante bien aquí. Pero antes de que puedas probar nuestra comida, beber nuestra agua, dormir en nuestras camas, consumir nuestra droga o tirarte a nuestras mujeres debes colaborar. De los que han venido contigo, dime quienes creen que son útiles para la lucha y la supervivencia. Al resto no los necesitamos.

La voz del hombre responde al soldado -Uniformados. Así que a ti también te han encerrado, soldado. No me extraña, creo que nos han encerrado por representar una amenaza para ellos. O porque no valemos nada para sus propósitos... ¿te han quitado todo lo que llevabas?

El hombre se encoje de hombros -No tengo ni idea. La mayor parte de los túneles que llevaban a la superficie se han derrumbado. Mis hombres están investigando nuevas vías de acceso a la superficie pero aún no han encontrado nada. Se ve que el gobierno no preparó los túneles del metro ante un ataque de esas características. Ahora lo verdaderamente importante es sobrevivir y, para ello, tendrás que ayudarme.

Para sorpresa de todos el primero en responder a la pregunta de Zoe es Rob -Él se llevó a Gene y le cortó dos dedos a Harry cuando trató de ayudarla. Me dejó a solas con él mientras se desangraba.

El enterrador toca el hombro del joven rubio con cierta delicadeza y, cuando este lo mira, le hace una señal con el dedo para que se calle -Tu nombre era Rob, ¿verdad? Será mejor que no te escuchen decir cosas así, has hecho un buen trabajo y me caes bien. Además, estoy harto de trabajar solo.

Tras tomarse un segundo el sanador del lugar mira a Zoe y le responde -El Jefazo es el que dirige este lugar, nos trae comida, bebida y cualquier sustancia o elemento que necesitemos. Lo único que tenéis que saber es que él manda aquí y que tú -dice señalando a Viktor -le debes la vida. Este lugar, por cierto, es la última parada para algunos de nosotros, perseguidos o excluidos de la sociedad de la superficie.

No me han dejado una mierda... -Se agacha, desatándose los cordones de su bota derecha- Tampoco me hace falta nada, puedo arreglarmelas, creo.

Si consigo que uno de esos cabrones abra la puerta, ya está, podré intentar algo.

¿Qué podía hacer?

¿Irme? ¿Dónde voy a ir? Arriba está todo hecho una mierda. Ustedes lo tienen todo organizado y parece que tienen grandes posibilidades de sobrevivir. ¡Claro que colaboro! Es la esperanza que tenemos.

¿Esas características? Sentí un frío por todo mi cuerpo, empezando por el cuello y desparramándose a mis extremidades. Era aun mas grande de lo que había pensado... o el tipo me estaba vendiendo esa historia para que le ayudara en lo que sea que quiera hacer. Respiré hondo, calmando mi mente. Había visto las detonaciones, las bombas cayendo por todos lados, eso no era un simple ataque terrorista. Estaba seguro que de no ser por el túnel ahora estaría muerto.

-Supongo que las esposas son por si resulto ser un hijo de puta- dije levantando ligeramente mi mano esposada, sin responder a su propuesta. Suspiré alzando la mirada hacia arriba-. Supongo que no tengo muchos lugares a donde ir y tengo que saber que le pasó a los otros- el tipo seguramente no sabia que estaba con mas gente aparte de los que me acompañaban en ese momento-. Soy Warsong, Jack Warsong... ¿Que necesitas de este perro apaleado?

¿¡Pero qué coño....!?

¿Qué clase de pregunta es esa? Bueno, lo sé perfectamente joder, en el cártel nunca ha habido lugar para flojos, weones ni chismosos, pero a esta gente a penas la conozco. Además, esto no es el puto cártel no me jodas.

Levanto la cabeza hacia arriba y luego hacia los lados, haciendo crujir mi cuello, pensando.

- Apenas he cruzado unas palabras con esos cuates, pero vamos a darle que es mole de olla...

Me llevo una mano al mentón mientras empiezo a hablar - está Ray. El tipo no tiene pieles en esto, pero ha hecho todo lo que había que hacer sin quejarse y, ¿sabes qué? Ese tipo trae suerte, te lo digo yo - asiento convencido.

- Esa muchacha es buena, la que tiene cara de niña. Ha estado escondida toooodo el tiempo mientras nos encontramos a los chavos y ni la oyeron llegar. Es buena - me inclino un poco moviendo las manos por encima del suelo - es cómo un ratoncito en las cloacas ¿sabes de que te hablo?

- El tipo de rastas - me encogí de hombros - no abrió la boca. Eso puede ser bueno... o malo. No se hizo el héroe ni se escabulló.

Me llevo la mano a la ingle y me meso la entrepierna, pensativo.

- Ya sabes cómo son los militares wey - abro las manos hacia el Jefazo - si son tuyos, de puta madre. Si no está contigo - me llevé dos dedos al cuello, de lado a lado.

- Ese tío de la chaqueta roja... ese tío... esconde algo - asiento convencido - Si bróder, ese tío... no me fío de ese tío.

- Luego está el de la herida... joder... si no ha palmao merece vivir colega - digo estallando en una carcajada.

Cada vez entendía menos, sobre todo al escuchar la explicación del chaval que había ayudado en la operación.

—Esos de los que hablas ¿son tus amigos? ¿Cómo que le cortó dos dedos? ¿Por qué? ¿Dónde están ahora?

Daba la impresión de que todo el mundo se había vuelto loco. Sabía que eran preguntas y más preguntas, y lo más probable es que no tuvieran contestación, pero tenía que hacerlas para saber exactamente dónde narices había ido a parar. La explicación del Enterrador tampoco me sirivió de gran cosa.

—Vale... Ya veo que le consideráis algo así como vuestro protector, aunque me parece que el tío debe ser poco altruista ya que no debe regalar ni las gracias. Entiendo que muchos de vosotros le debáis algo, la vida, manutención, protección... No sé, lo que sea. Pero en mi caso estoy aquí de pura casualidad, ni lo he buscado ni lo he pedido. Lo único que hice fue buscar refugio durante los bombardeos y está. Además... Ese jefe vuestro... parece que no le hace ninguna gracia que le lleven la contraria ¿verdad? Vamos, que aquí la democracia con su oposición y tal, nada de nada...

Espero a oír qué tipo de gente hay en el resto de celdas antes de responder.

-¡Soy Gen! -hablo demasiado alto. Estoy más nerviosa de lo que intento aparentar- . Me han encerrado porque encontré unas bolsas con comida. No soy soldado ni nada parecido pero si se os ocurre cómo salir puedo ayudar. ¿Quieres atraer a alguien... Levinov? Tengo una idea.

Calo al tipo de pies a cabeza. Primero me detengo en los ojos y la mirada, los yonkies suelen tener ojeras y un color amarillento en el ojo. Las miradas son de párpados caídos y algo perdidas. En el resto del cuerpo busco manchas y lastimaduras en la piel.

- Jeje, y ¿Qué? ¿Eres de los que fuman o de los que se pican? – Me acerco bastante dando pausados saltitos con las muletas. – A ver esos dientes – Le digo mientras acerco la cara para mirarlos bien – ¿Y los brazos? Muestra los brazos – Si es de los que fuman o inhalan tendrá los dientes manchados o muy débiles, si se pica puede que tenga los brazos lastimados, aunque algunos se ocultan pinchando manos y pies la mayoría tiene al menos una vieja cicatriz en el brazo.