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Arquitectos de Voluntad 6: Almas Primitivas (Preludio)

[PRELUDIO-LIZZY, DHARA Y THOMAS] Parte-2: Quejío de Gato

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10/11/2020, 08:52
[Nana de Jubón]

Quejío de Gato

La gruesa y vieja puerta de entrada era de una calidad espléndida. Tras ella se pasa a un recibidor pequeño de paredes en blanco roto con textura en gris que disimula muy bien las manchas. Hay algunos desconchones de alguna que otra pelea de taberna que muestran la pintura verde monte y verde claro que había debajo. El suelo era de loza oscura que también disimulaba la mayoría de las manchas pero no te resultó difícil intuir el antiguo entarimado de madera. -Este edificio es el Palacete de un noble convertido en tabernataberna-

A la izquierda está la puerta para acceder al salón. No hay muebles en el recibidor aunque sí la silueta que indicaba que antes había una alfombra.

El salón es amplio. Hay que subir dos escalones y girar a la derecha para mirarlo de frente, dejando la puerta que da al recibidor a vuestra derecha y un gran ventanal dejáis a la espalda, de teselas cuadradas que dejan pasar la luz aunque hay que pegar la cara a él si se quiere ver al otro lado.

La estancia es amplia y agradable. Mesas circulares de madera se reparten por la estancia. Hay siete mesas en total. Bancas bajas y sillas de todos los tipos y tamaños las rodean. Dos ventanales más a la izquierda. La chimenea de piedra es de tamaño medio, al fondo, está encendida y su eficiente diseño mantiene el frío afuera con poco esfuerzo. La barra se extiende a la derecha, adosada a la pared del recibidor. Una gruesa y espléndida barra de roble muy limpia (más de lo que cabría esperar en un lugar como ese). Tras ella, un mueblebar de extremo a extremo, del suelo al techo lleno de botellas, jarras, copas, vasos, licores, barriles pequeños, trapos, pergaminos con precios y ofertas... Aprovechando un gran hueco en el centro había un gran tapiz sobre el que se clavaba el programa de actuaciones de los músicos, bardos y trovadores cuyo escenario estaba al fondo, en el espacio entre la chimenea y la pared izquierda. Se podía acceder subiendo un par de escalones o por una puerta semioculta detrás de las telas que colgaban del techo.

En la misma pared (escenario, chimenea, puerta) había un acceso a otra estancia que era donde los artistas se preparaban para actuar. Junto a ella, pero en la pared derecha, tras el acceso de la barra estaba la puerta que daba a las escaleras y a un pasillo que conecta la cocina al principio y una despensa después y, al fondo, bajo la escalinata que da a la primera planta, las escaleras que bajan al sótano.

El edificio mantenía la esencia del palacio que era antes y esto lo hacía, con diferencia, la mejor taberna/posada de la región.

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10/11/2020, 09:11
[Narrador]

En esta mañana el ambiente era tranquilo. Cálido y hogareño. Un Posadero corpulento (bastante gordo) traía un barril de manzanas de la despensa del fondo mientras hablaba con una mujer morena (Dhara) sobre lo difícil que es hacer una buena tarta. Todo un arte. La mujer, que luego se presentáq a los recién llegados con el nombre de Dhara Cuervonegro, aún sostiene los útiles que ha usado para limpiar de ceniza la chimenea y volver a encender el fuego.

Un tipo delgado y moreno con más pinta de campesino que de músico está ordenando las sillas en torno a las mesas.

Un muchacho joven de pelo castaño barre el escenario levantando pequeñas nubes de polvo.

Todo apunta a que la noche pasada disfrutaron de intensas actuaciones.

Al alzar la vista se puede ver una barandilla que rodea la mitad de la estancia (la segunda planta), sobre la barra y la pared de la chimenea. Se pueden ver puertas a ambos lados del cuadrado de piedra por donde pasa el humo, el acceso de las escaleras y tres puertas más sobre la barra.

Con todo hay más habitaciones en la tercera planta.

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10/11/2020, 09:19
[Narrador]

Dhara Cuervonegro y Júdor Risternis son los responsables del lugar. También lo es Zacarías Stingrion pero él se encarga de las actuaciones y ahora duerme a piernasuelta.

Todos se detienen cuando un hombre alto y serio, acompañado por un joven rubio, entran en el salón con paso lento pero decidido. Es un Guardián de la Verdad. Fanáticos que luchan contra cualquier manifestación de la magia considerándola una herejía. Eran muy mal vistos pero también temidos pues su inquisidor juicio podría llevar a la muerte a cualquiera sólo con señalarlo y lanzar una acusación.

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13/11/2020, 09:27
Thomas Harwood

Lockligan de Ïluf. Me quedé con el nombre, podía ser importante. Y tenía que preguntar a mis padres quien era a quien habían puesto en peligro. ¿Sería el mismo? Algo me decía que, como mínimo, estaría relacionado. ¿Pero que podía tener que ver un criminal con ellos? Abre bien los ojos, aprende. Si, eso haría. Listo para la lección, entré tras mi maestro.

La posada era grande, con toques de buena calidad. Acostumbrado a vivir con cierta opulencia debido a la posición de mi padrastro, no me costó reconocer a que se debía: aquello, antaño, había sido un palacio, y uno de los buenos. ¿Cómo había acabado convertido en una taberna más? No, no una más, la mejor. Eso no me pasaba tampoco desapercibido. Y hacía tiempo que no había disfrutado de una estancia en un sitio tan lujoso; fuera quien fuera el dueño, tenía estilo. Excepto con el nombre, claro. Quejío de Gato. El gusto que demostraba por un lado, no iba acorde con lo que uno esperaba al escuchar eso. No parecía importante a simple vista, pero conocer a las personas era importante, y en esos detalles estaban las claves.

En cualquier caso, no tenía mucho tiempo para pensar ni para pararme a mirar. Eidamar avanzaba decidido, y no quedaba otra que mantener el ritmo. El gran salón nos dio la bienvenida y, allí, cuatro personas que se quedaron inmóviles, como ciervos sorprendidos por la luz de una linterna, cuando se dieron cuenta de nuestra presencia. El tenso silencio se extendió por la sala. Incómodo.

Buenos días —rompí el hielo, esbozando una sonrisa, mientras saludaba con la mano.

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13/11/2020, 23:02
Dhara Cuervonegro

Aquella mañana había despertado de buen humor. Anoche pude conciliar el sueño temprano para lo acostumbrado y descansé bien. Estaba inmersa, parte en la conversación, parte en terminar de limpiar y encender la chimenea que no me di cuenta de los recién llegados hasta que la atmósfera se convirtió en un signo de interrogación. Miré a la puerta y allí estaban. Una pareja de visitantes a los que no había visto nunca. Uno de ellos saludó.

-¡Hola! Bienvenidos a Quejío de Gato- les dedico mi más sincera sonrisa dejando las cosas tras la puerta junto a la barra con la intención de guardarlas luego. Me limpio las manos en el delantal mientras avanzo -No se ven muchas caras nuevas últimamente- comento con agrado mientras miro de arriba abajo a los recién llegados intentando prever qué motivos le traen por aquí.

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14/11/2020, 11:32
Eidamar

Saco el Sello de La Verdad y lo muestro -Somos Guardianes de la Verdad. Sabemos que habéis dado cobijo a un fugitivo de La Verdad al que estamos buscando. Tenemos fundadas razones para creer que estuvo aquí la semana pasada. Su nombre es Lockligan De Ïluf- Hablo con autoridad y un torrente de voz que inunda la sala.

Avanzó hacia la barra pero hablo a todos. -¿Sigue aquí?-

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14/11/2020, 11:36
[Narrador]

Tras la pregunta los presentes en la posada intercambiaron unas miradas. Júdor fue el primero en hablar. -Las tartas son difíciles de hacer pero las mías son las mejores. Soy Júdor. ¿Puedo ofreceros un trozo?- pregunto con una sonrisa -Nosotros jamás faltaríamos a nuestro deber para a con la Orden de la Verdad. Yo le contaré todo lo que sé mientras mi compañera Dhara puede acompañar a su amigo a la habitación en la que se hospedó pues estáis en lo cierto. Estuvo aquí la semana pasada.- 

El tipo que ordenaba las sillas interviene -No fue la semana pasada, fue hace diez días- sentencia. júdor asiente acariciándose el mentón. -No- añade el muchacho -Lleggó a piprincipipios de la estatación, hace 15 o 16 días. Se marchó de aquíquí hace 10 dídías pepero lo ví popor los alrededores del Totorreón de las Moscas hace 9 dídías-

Júdor sigue con gesto afirmativo y pensativo. -Dejad vuestras tareas por ahora. Estos señores necesitan todo lo que recordemos del viejo Lok. ¿Les pongo algo de tarta, café, una infusión?

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14/11/2020, 11:48
Siverius Van Valtremendicius

-Yo tomaré tarta- digo pasando entre los recién llegados haciéndoles un pomposo saludo y sentándome en un taburete de la barra. -He terminado misstiramientos. Soy Siverius Van Valettrendicius Tercero por parte de padre, quinto por parte de madre y primero por parte de la amante de mi padre. Je, jeje, jejeje. Lo sé, lo sé. No me mires así guardián de la verdad suprema y absoluta. Mentiros es incurrir en un delito castigado con la amputación de la lengua en su variante más severa. Pero aquí todos diremos la verdad. Esa es mi verdad. Soy hijo de noble, mi padre es Dionigialdo Valettrendicius Segundo, mi supuesta madre es su prima (eso explica muchas cosas) pero se rumorea que soy hijo de la sirvienta por una mancha de nacimiento en mi nalga izquierda. ¿Queréis verla?-

Empezaba a desabrocharme el cinto cuando Júdor intervino -Vienen preguntando por Lok. No les interesa tu vida y mucho menos la mancha sentí culo con forma de pez.- Muevo los labios como un besugo y río mi propia gracia que corto ante la seriedad de los presentes. Abandono mi papel tan abruptamente que pareciera que se ha roto el cristal de mi fachada. Ya en serio afirmo con la cabeza y en u tono completamente opuesto al anterior añado -Me pagan por amenizar y mantener un papel. Júdor entenderá que lo abandone mientras estáis vosotros aquí- Júdor quedó sorprendido pero asintió tras unos segundos.

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16/11/2020, 18:51
Dhara Cuervonegro

-No, jamás faltaríamos- repito las palabras de Júdor en una pausa entre sus frases y cabeceo afirmativamente con cada aportación del resto de presentes.

En condiciones normales habría hecho alguna insinuación al cachete marcado de Siverius, pero había sangre nueva en el local y mis ojos se dirigieron al joven rubio que acompañaba al peligroso Guardián de la Verdad.

Me acerco a los recién llegados pero manteniendo una distancia prudente. El rostro del joven rubio me resultaba familiar pero no quería hablar de ello delante de su compañero. -Si me acompañas, joven guardián, te mostraré qué habitación es la del hombre que buscáis- no llamarlo por su nombre me alejaba de él a ojos de los recién llegados.

La situación era extraña pero aquel edificio era nuestro y así debían saberlo -Soy Dhara Cuervonegro y están en el antiguo palacio Cuervonegro de la aldea.- Dije con una sonrisa.

Notas de juego

Máster, como siempre, si tengo que tirar algo házmelo saber.

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18/11/2020, 18:20
Thomas Harwood

Me hizo gracia aquél tipo, pero contuve la sonrisa. En verdad era demasiado bufón, y no estaba ganando puntos con Eidamar; incluso yo sospechaba que intentaba ocultar algo bajo aquella actitud burlona. Si seguía así, al final sería el primero en acabar disfrutando de una estancia en la Casa de la Verdad.

Antes de poder decir nada, el juego que se traía entre manos con el posadero terminó, o más bien cambió. Aquél viraje no era más que otra forma de actuar, por supuesto. ¿Intentaba resultar fiable? ¿Respetuoso? ¿Comprometido? Tarde, para todo ello. Aquella gente fingiría cooperar, pero en el fondo intentarían echar por tierra la investigación. Por un lado me molestaba que no nos tomaran tan en serio como deberían —era patente que los Guardianes llevaban (llevábamos) mucho sin pisar aquél pueblo—, pero por otro, de nuevo, me alegraba de que fuera así; tal vez aquél al que querían proteger mis padres tenía una oportunidad. Bueno, me toca hacer mi parte. Me giré hacia Dhara.

Y por tanto, eres la dueña legítima y estamos en tu casa —acabé por ella, poniendo palabras a lo que ella intentaba dejar claro de manera sutil. Sonreí—. Ningún problema, porque seguro que eres una buena anfitriona. —Hice un gesto con la mano, invitándola a avanzar—. Te sigo entonces.

 

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19/11/2020, 10:39
[Narrador]

Thomas bordeó la barra tras Dhara y ambos cruzaron la puerta tras ella. Las escaleras estaban decoradas con una gruesa alfombra que había perdido el lustre pero seguía absorbiendo el sonido de las pisadas. Las paredes tenían un recubrimiento de madera has la altura de la cintura y pintura verde oscuro hasta el techo. Ya en la primera planta giráis y seguís subiendo pasando la frontera de la última reforma de la casa. En esta ocasión la última planta tenía la pared pintada de azul con motivos humanoides que los desconchones y las faltas de pintura hacen difíciles de identificar. Cruzáis una puerta y os encontráis en la buhardilla. A la derecha hay una pequeña habitación, muy austera, bajo un tragaluz. A la izquierda y al fondo se apilan todo tipo de objetos de épocas pasadas, épocas de esplendor del palacio. Grandes cuadros con pinturas de diversos motivos (nobles posando, escenas de caza), percheros, bahules, muebles tapados con sábanas grises y polvorientas...

Ambos deslizais la mirada por los objetos allí almacenados imaginando los secretos que puedan contener pero girais y cruzais la puerta pequeña de madera vieja, despintada y agrietada que conecta con la habitación. Se nota que ha sido pintada de blanco hace algunos años. La cama pequeña y relativamente nueva está hecha con sábanas de lino y un par de mantas gruesas. Allí no se acumula el calor que sube del resto de la posada, la temperatura es más baja que en el resto de las estancias. En lugar de armario hay una burra de las que usan en los carros de teatreros y comediantes por lo que podéis ver ropa ahí colgada. Generalmente camisas anchas, túnicas y pantalones gastados. Dos cintos y tres pañuelos para el cuello.

Hay un escritorio bastante limpio bajo el tragaluz. Hay tinta, pluma y pergamino. También una rama sobre un pedestal y algunas heces de ave bajo ella, asoma desde detrás del escritorio.

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23/11/2020, 17:13
Thomas Harwood

Durante el paseo, dejé que mi mirada vagara de un lado a otro, admirando lo que otrora había sido digno de un rey, y que ahora lucia deslustrado, antiguo, pero aún cumpliendo su función. El reconvertido palacio daba una sensación de vieja gloria. No podía describir por qué, pero al caminar por aquellos pasillos llenos de historias perdidas, se sentía a gusto.

Así llegamos hasta la buhardilla  —me guardé el dato; quien sea, aprecia la intimidad—, a una habitación sencilla y sobria —y es humilde, sin alardes, pero estudioso, instruido—, pero no tan vacía como esperaba. Al ver todo el contenido, no pude evitar mirar a Dhara con los ojos ligeramente entrecerrados.

Para haberse ido, la habitación sigue pareciendo... Ocupada. ¿Hay otro inquilino acaso? Era algo que se os ha escapado ahí abajo. —Negó y suavizó el rostro al hacerlo—. Se que no confías en nosotros, somos Guardianes de la Verdad —intentó darle un tono rimbombante y burlón, bromeando—, pero yo no soy vuestro enemigo. Si mi maestro sospecha que jugáis con nosotros, indagará más a fondo. Si me ve dudar, indagará más a fondo. Y aunque no lo creas, no quiero que lo haga. Por muy payaso que sea vuestro amigo —me refería al tal Siverius—, no pienso que sea un delito contar historias y entretener a la gente. Es una larga historia la que me ha traído a este punto, pero si me ayudas, podré ayudar.

Dejó un instante para que las palabras calaran, y asintió.

Háblame de Lockligan De Ïluf, por favor.

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27/11/2020, 16:37
Dhara Cuervonegro

Me había comportado como se esperaba. Le mostré la habitación que usó Lock. Lo vi atento, sus ojos se movían rápido y mientras saltaban de una zona a otra de la habitación, yo me fijaba en su mirada.

Para haberse ido, la habitación sigue pareciendo... Ocupada. ¿Hay otro inquilino acaso? Era algo que se os ha escapado ahí abajo.— guardé silencio. Sus ojos me buscaron y yo aparté los míos mirando las cosas del viejo Lock. Me encogí de hombros y él cambió antes de que respondiera. —. Sé que no confías en nosotros, somos Guardianes de la Verdad— Guardianes de la Verdad... a medias, la mayor mentira. Mis ojos brillaron pero me contuve.

, pero yo no soy vuestro enemigo. Si mi maestro sospecha que jugáis con nosotros, indagará más a fondo. Si me ve dudar, indagará más a fondo. Y aunque no lo creas, no quiero que lo haga. Por muy payaso que sea vuestro amigo —y supongo que tú sí eres mi amigo —, no pienso que sea un delito contar historias y entretener a la gente. Es una larga historia la que me ha traído a este punto, pero si me ayudas, podré ayudar.

Comprendo sus palabras y asiento leve y lentamente.

Háblame de Lockligan De Ïluf, por favor.

Me resultas familiar. ¿Nos hemos visto antes?- cambié de tema, pero todo estaba relacionado en esta conversación, siempre que se trataba de Lock todo parecía planeado, medido. -Soy Dhara Cuervo Negro ¿Quién eres tú?- pregunté, esta vez, sosteniendo su mirada. Me acerqué a él más de lo debido. Lo miré con el único ojo que me queda y que alternaba entre los suyos.

Esta es la habitación de Lock. No hay más inquilinos.

Él va y viene. Dijo que se marchava unos días. Lo dejó tan claro que me pareció extraño. Le avisaste de la llegada de tu amo y ahora temes que no se haya ido ¿verdad? Eres amigo de Lockligan. Lo veo en tus ojos. Cualquier guardián se habría abalanzado sobre el escritorio a registrar sus cosas pero tú me has preguntado a mí, con la esperanza de que te cuente la verdad.

O eres muy listo, o muy ingenuo. ¿Quién eres?- Mostrándole mi hilo de pensamiento tuve el mismo respeto que él había mostrado y no oculté el alivio que sentí al ver que no atacaba sus pertenencias como una jauría de perros, lanzando las cosas por el aire y volcando los muebles. Pese a que no había respondido a sus preguntas, la forma de expresarme muestra que me siento cómoda, quiero seguir hablando. Sólo busco posicionarme delante de mi interlocutor.

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01/12/2020, 11:58
[Narrador]

Una rápida mirada a las escaleras os da la certeza de que estáis solos. Podéis hablar sin miedo a ser escuchados ya que todas las atenciones de la posada recaen en el verdadero peligro (Eidamar) y no en su discípulo.

La estancia está tranquila y por ahora nadie os interrumpirá.

Notas de juego

Podéis continuar dialogando un turno más. Luego aparecerá alguien por las escaleras.

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01/12/2020, 16:05
Thomas Harwood

Alcé una ceja. ¿Antes? —No, no creo que nos conozcamos. Me acordaría —respondí a su pregunta, que tan rápido había pasado por alto. ¿Lo haría, no? Si, claro que si. Era imposible que se hubieran visto. Pero decidí seguirla el juego.

¿No me he presentado? Que descortesía, discúlpame. —Sonreí a la para que hice una venia, aprovechado la cortesía para dar un paso atrás, incómodo por tener tan cerca a la mujer. Dije mi nombre nada más incorporarme—: Soy Thomas Harwood, a su servicio.

Estaba siendo amable, agradable incluso, porque no veía motivos para no serlo. Al menos, no los había hasta que aquellas palabras salieron de su boca con tanta franqueza. Mi rostro se tensó al instante y mis ojos se deslizaron furtivamente hacia las escaleras. No hay nada. Suspiré aliviado, pero cuando devolví mi atención a Dhara mi mirada era dura.

Ten cuidado —avisé; yo mismo bajé la voz—. No soy amigo de Lockligan ni le he avisado de nada, pero sospecho quién ha podido ser, lo cual no me pone, como ya he dicho, en una situación fácil. Y tú no me has respondido, lo que complica las cosas. Así que te diré algo: soy Thomas Harwood, pero también un Guardián de la Verdad. Podemos hacer esto por las buenas, que es que tú me cuentes todo, con sinceridad, y yo pueda trabajar a partir de ahí para que las cosas vayan por el camino correcto... O puedo poner patas arriba esta habitación y sacar mis propias conclusiones; pero si llegamos a eso, no sabré que pensar, y entonces mi maestro irá hasta el final. —Volví a echar un vistazo rápido a las escaleras—. No creo que tengamos mucho más tiempo, tú decides si confiar en mi o no.

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02/12/2020, 17:56
[Narrador]

Thomas Harwood.

Jamás olvidarás a la hombre que te sacó del Imperio del Oeste cuando te sacó de allí con cinco años junto a una mujer embarazada: Davis Harwood. Este joven tiene los ojos de esa mujer.

Davis fue el diplomático que te ayudó en todo lo que pudo. Te dejó en una taberna para que aprendieras el oficio antes de que todo fuera a peor, antes de que conocieras al culpable que te arrancó el ojo a golpes.

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02/12/2020, 21:38
Dhara Cuervonegro

Mi rostro mostró una cálida sonrisa cuando supe su nombre.

-No importa que yo confíe en ti si tú no confías en mí- dije con convicción. De poco serviría si le contase la verdad o me inventase lo primero que se me ocurriera. Sin confianza sería tomado igual. Así que di un paso hacia él, le cogí la mano y la volteé para mirar la palma. Acaricié con mi mano libre las durezas producto de la empuñadura de sus armas. -Thomas. Tienes un pasado... curioso cuanto menos.- Acaricio una de las líneas -Veo poder por parte de uno de tus progenitores pero también una huída. Tu madre huyó de tu padre pero no estaba sola. Alguien querido la ayudó a escapar. David. Pero también...- solté su mano y lo miré a los ojos. Le había mostrado cómo engatusaba a la gente y ahora venía la verdad, salí del papel de embaucadora -Una niña pequeña también huyó. Su nombre poco importa ya. Tu padre la ayudó a salir de allí sin saber que su destino aún le tenía preparado más dolor.- Me acaricié la mejilla bajo el ojo que perdí -Hubo muchos golpes hasta que conseguí escapar de nuevo. Primero fue David quien ayudó a escapar a una mujer embarazada, yo sólo me colé en su carro. Tu padre no lo habría conseguido sin Lockligan. Yo no habría escapado una segunda vez sin Lockligan. Él me presentó al difunto señor Cuervonegro y gracias a eso...- Hice un gesto ampliando mis manos señalando el edificio.

-Estuvo aquí, como ya sabes. Suele pasear por el bosque tras la posada. No te puedo decir más, lo siento. Desconozco dónde está ahora pero sí te puedo hablar de él. Lockligan es un orador. Un cuentacuentos. Supongo que los Guardianes lo buscan por no mantener la boca cerrada. ¿De qué se le acusa?¿Lo sabes?- Lo cierto es que me encantaría saber qué podían tener aquellos hombres contra el viejo Lock. Más allá de conjeturas no tengo claro por qué lo persiguen. -Tanto él como yo nos hemos sacado algunas monedas con historias. Ven esta noche. Habrá música y mucha bebida.-

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10/12/2020, 10:36
Thomas Harwood

Las primeras palabras de la mujer me paralizaron; quería apartar la mano, pero era incapaz. ¿Cómo podía saber todo eso? No podía ser cierto, esa magia no era real, solo eran historias y leyendas. ¿Lo eran, no? Dudaba. Tras lo acontecido con mi madre, la historia que me había contado, los pilares que la sociedad había impuesto ahora se tambaleaban. Había fuerzas más allá de la comprensión de la mayoría, poderes ocultos que, pese a los intentos de grupos como los Guardianes de la Verdad, seguían en el mundo, encontrando a veces vehículos a través de los cuales mostrarse. Con algo así, ¿de qué sería capaz? Si esa mujer era capaz de desentrañar los secretos de mi pasado con solo mirarme, todo era posible. Solo que no lo era.

Rápidamente la farsa quedó al descubierto, el engaño. Eso era la mujer, una charlatana y estafadora. Decía a la gente lo que quería escuchar y a cambio se llevaba unas monedas. Todos felices, aunque vivieran en una mentira. Sin embargo, la creía. Si hubiera sido un mes antes, no habría dado crédito a nada que saliera por su boca, pero ahora sabía más. Y ella formaba parte de mi historia. Abrí mucho los ojos a medida que hablaba, que arrojaba luces en el relato.

Entonces, tú... —Escapaste con mi madre. Y mis padres te conocen. No es solo Lockligan a quien pusieron en peligro, sino también a ti. ¿Por qué? ¿Y por qué está en peligro un simple cuentacuentos? No dije nada de todo, mi mirada ya era suficiente. Ella lo entendía, incluso puso voz a alguna de esas preguntas. Por desgracia, no podía responderlas, Negué—. Eidamar no me lo ha contado. Imagino que no confía tanto en mi, o que pretende que saque mis propias conclusiones. —Me encogí de hombros—. Tal vez venga esta noche, si. No lo sé. Ahora, si me disculpas, cuando mi maestro suba, más vale que me vea registrando la habitación, y no charlando. Tranquila, seré respetuoso, pero debo hacerlo a fondo. —Bajé el tono—. Y si hay algo sospechoso, será mejor que lo encuentre yo.

Era mejor que no hablásemos más, hasta estar seguros de que teníamos intimidad. Estaba allí de manera oficial y tenía que ponerme manos a la obra si no quería levantar sospechas, así que eso hice. Me metí en el viejo desván y, con cuidado pero meticulosamente, empecé a registrarlo todo, incluso la ropa allí colgada (podría tener alguna pista), pero sobre todo el escritorio y los papeles que allí había.

Notas de juego

Mil perdones por la demora. Malas fechas en cuanto a trabajo, y luego las fiestas intento desconectar del PC.

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11/12/2020, 11:58
[Narrador]

Pasos por las escaleras delatan que alguien se acerca. Dhara da un paso atrás, quedándose junto a la puerta en señal de fingido respeto hacia la investigación de Thomas. El joven guardián, por su parte, registra sin mover. Cada cosa que aparta la vuelve a dejar en su lugar. Un escrutinio que desde fuera parece concienzudo y bajo la intención de que, si Locligan volviera, no se viera alertado de que alguien ha registrado sus pertenencias.

Curiosamente, el primero en aparecer es Davis Harwood, el padre de Thomas. Dhara y él se miran largo rato. Dhara lo reconoce como el hombre que la salvó, el amigo de Locligan. Tras él y con una seriedad que raya la advertencia.

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11/12/2020, 12:06
†Davis Harwood†

-Hijo, me alegra verte- Thomas, que tanto me conoce, nota en el tono de mi voz que no le habla el padre sino el diplomático que tantas veces a lidiado con escenas peliagudas en el ámbito de la negociación política entre poderosos. -Veo que has encontrado el cuarto del señor Locligan.- Añado con tono de eficiencia, orgulloso de mi hijo aunque mi rostro indica cuidado. -No quería molestarte en el registro.- Me disculpo.

La dualidad entre el tono de mi voz y los gestos del rostro a espaldas del Guardián de la Luz son algo que Dhara puede ver. Me arriesgo mucho delante de la mujer que tardé en reconocer. -¿Habrá cambiado?¿Será un error?- confiaba en que la mujer no nos delatara delante de Eidamar.