Partida Rol por web

-Estoy bien, Nathan... Han sido todos muy amables, pero no te preocupes por mí, parece que hay cosas que apremian más en este momento...

Miraba a los trasgos y curiosamente poco a poco iba sintiendo cómo mi cuerpo se volvía a sentir fuerte por dentro, con ganas de más, aunque quizás no me le pusiera enfrente a ningún trasgo con flechas.

-A sabes qué me ha dado Magnus pero es mejor que un buen licor-sonreí.

Magnus vio como Hugash cargaba contra los trasgos, mataba a nuo y los otros huian al bosque. No le gustaba demasaido el que se marcharan sin más. pues si había alguna patrulla fuera seguro que la avisarían. Pero el grupo no estaba en condiciones de perseguir a nadie.

Se acercó junto a los demás a la entrada de la cueva.

No estás ni mucho menos recuperada, pero ahora mismo no puedo hacer nada más por ti. Me queda un solo conjuro de curar, y la mayoría de nosotros estamos heridos. De momento lo guardaré para una emergencia.
Así que haz el favor de no exponerte de esa manera de nuevo. Ha sido una imprudencia que te podía haber costado muy cara.

Despues de la regañina, el clérigo prefirió suavizar un poco el ambiente.

No obstante, me alegro de que no fuese nada más grave.

Bajé la mirada, Magnus tenía razón. La regañina había conseguido apartar el buen ánimo que había traído desde que hiciera camino a esa posada antes de conocerlos.

-Lo siento, no lo volveré a hacer. Lo prometo.

Me quedé muy quieta, observando. Si podía hacer algo, lo haría, si no, era mejor que no estorbara.

El trasgo que habiamos capturado estaba trabajando en re-abrir la entrada a la guarida, mientras tanto me dedique a explorar un poco (de forma visual) el interior de la sala donde nos encontrabamos... habia 2 posibles salidas ademas de la obvia en la entrada. Una estaba muy oscura para internarme sola, pero la otra era una puerta cerrada que me picaba la intriga...

-Nathan, hecha un vistazo a nuestro amigo verdoso. Yo voy a ver algo...

Dije en direccion al paladin mientras me movia hacia la puerta cerrada.

Veamos que hay detras de la puerta numero dos...

- De acuerdo, pero no te alejes mucho - respondo a Lorethel, bajando por las escaleras y acercándome al mecanismo en el que el pbore trasgo intentaba hacer andar. Estoy planteándome seriamente el empujar también para abrir la entrada más rápidamente, pero prefiero esperar a que venga Durbara. 2 y medio mejor que 1 y medio, digo yo

Un hurón se escabulló a toda velocidad desde unos matorrales cruzando como una exhalación el campo de batalla y colándose por la rendija de la puerta tras pasar por entre las grebas del paladín que se estaba asomando, dentro descubrió a otra persona más, parecía humana, pero a medias.

Pasó corriendo alejándose todo lo posible y una vez los hubo rebasado miró un momento atrás, con dos ojillos negros que pese a ser los de un animal parecían brillar con cierta inteligencia. Los humanos parecían estar en contra de los pieles verdes, eso era bueno, si no ni se habría planteado el aproximarse.

Olisqueó el aire bsucando algo, y cuando pareció encontrarlo, echó a correr por el pasillo hacia una puerta.

Mientras espero a que Durbara baje por las escaleras, veo cómo el hurón se aproxima a la puerta que la experta en seguridad busca reventar. Parece como si el animal buscase algo en el interior del mismo.

- Lorethel, ¿te asustan los hurones? - bromeo, sin perder de vista al trasgo

Hugash limpiaba su espada con los harapos de las criaturas muertas, todo había acabado, y algunos de sus compañeros se afanaban por intentar abrir la entrada a aquella maldita gruta.... De momento debía esperar, echó un pequeño vistazo alrededor, estaba agotado, y al bajarle la adrenalina los músculos eran todo dolor, necesitaba un respiro, ojeó que la maga se encontraba bien gracias a los cuidados de Magnus, y eso era de agradecer, el grupo había sufrido bastante en la batalla, entonces recordó al maldito orco y su arco... Decidió acercarse a él, quizá aquél arma podría servir más adelante...

Mientras se acercaba a la puerta, Magnus ve como una criatura pequeña y peluda se dirige rápidamente por la rendija. NO era una actitud demasiado normal, y hubiera podido jurar que había un brillo de inteligencia en sus ojos. Eso podría significar problemas para ellos. Quizás fuese una mascosta de alguno de los trasgos.

Nathan cuidado. Ha entrado un animal. Detenlo.

Escucho la advertencia de Magnus, pero estoy vigilando al trasgo YA EN EL INTERIOR.

- Si alguien quiere vigilar a este trasgo, encantado de perseguir animales - comento antes de acercarme con cautela al animal, vigilando de vez en cuando al trasgo. El hurón me parece adorable, pero en su mirada me parece ver que hay inteligencia en él. Tras reflexionar brevemente, lo último que quiero es que se líe otro escándalo por atacar a un simple animal, y dudo que este hurón pueda suponer peligro alguno - ¿Qué haces aquí, pequeño? Este sitio es peligroso, ven aquí... tranquilo, no voy a hacerte daño...

El hurón emitió un sonido agudo y aplastó las orejas redondas contra la cabeza, aterrorizado cuando aquel humano tan grande y que tan metálico sonaba al andar pretendió acercarse.

Se escurrió echando a correr por el pasillo hasta que llegó a una puerta la cual se puso a arañar con desesperación con las pequeñas patitas delanteras como si quisiera entrar, lanzándole miradas furtivas de vez en cuando al paladín que venía por el pasillo y quería cogerlo.

Si se acercaba demasiado echaba a correr hacia otro lado, se le colaba entre los pies y volvía a la puerta a arañar, era evidente que no podía abrirla y era evidente que el humano le daba miedo, pero continuaba empeñado en entrar. Cuando Nathan le habló sin embargo, quien contestó no fue el hurón.

—¡Minsk!—era una voz femenina y se escuchaba amortiguada desde el otro lado—¡Vete de aquí, te van a matar!

Se oyeron también unos golpes fuertes como si alguien estuviese dándole puñetazos furiosamente a la madera y unos jadeos como si el responsable estuviese gastando todas sus energías en ello.

—¡Malditas ratas de pantano! ¡No se os ocurra tocarlo!

Tras dar varias vueltas persiguiendo al hurón, escucho la voz a través de la puerta. Me acerco a la misma, donde estaba Lorethel. ¿Es posible que haya alguien ahí? Viendo cómo se dirigió, parece obvio que no estaba con los trasgos. ¿Una prisionera quizá?

- No somos trasgos... ¿Quién está ahí? - digo en voz alta, tratando de que me escuchara, y después me dirijo a Lorethel - ¿Lo has oído? Lorethel, haz "magia" con tus dedos y abre la puerta

 Estaba preparandome para abrir la puerta misteriosa cuando de repente un peludo huron se abre paso por el hueco de la entrada y entra a correr por el lugar. Finalmente el bichejo se queda arañando la puerta que yo estaba por intentar abrir... para mi sorpresa una voz sale de la puerta, por supuesto era de quien se encontraba tras ella. Escucho con atencion intentando divisar el estado de la persona del otro lado... por su forma de hablar y jadear parecia no estar en muy buen estado, y segun lo que podia inferir parecia ser una mujer prisionera de los trasgos.

Escucho las palabras de Nathan, el siempre valeroso y dispuesto a ayudar Paladin, que me pedia que abriera la puerta... mis años en la profesion me habian enseñado a ser cauta y por es levante una mano en señal de "stop" hacia el Paladin. Luego me volvi hacia la puerta y acercando mi boca hacia la misma dije en voz audible.

-Calmate querida, ya no hay pieles verdes aqui... dime quien eres y quizas te saquemos de donde estas.

Mi idea era transmitir tranquilidad pero no altruismo, si no sabia quien estaba del otro lado no iba a abrir la puerta porque si.

Se escuchó un refunfuño en un lenguaje que por su sonancia musical debía ser élfico.

—Pues una prisionera. Por los dioses, ¿acaso no estoy encerrada?—resopló aún entre jadeos, había cierto timbre de desesperación en aquella voz—¿qué ha sido todo ese escándalo? ¿y quien se supone que sois?

El hurón se había quedado agazapado cerca de la puerta, indeciso, espectante y mirando alternativamente con cierto temor a Nathan y Lorethel.

- Yo soy un paladín de Tyr, y mis compañeros y yo nos hemos encargado de los trasgos, es lo que necesitas saber por el momento. Pero no sabemos nada de ti, y dudo que mi compañera quiera abrir la puerta sin estar seguros de que seas realmente una prisionera o, en cambio, seas una trampa... sin ánimo de ofender, ¿eh? - digo, antes de quedarme pensativo, mirando a Lorethel y luego al hurón, quien parecía indeciso, sin despegarse de la puerta... - Un momento... el hurón no será tu mascota o familiar por casualidad, ¿verdad?

Minsk se sentó agazapado, mirando con sus ojillos oscuros al dúo que "hablaba" con la puerta, estaba oyendo una voz conocida y eso parecía calmarlo ligeramente. La dueña de la susodicha voz de dentro suspiró.

—Tú puedes ser un paladín de Tyr tanto como yo puedo ser una Dragona Argentea... —dijo—tenemos una maldita puerta en medio, es bastante difícil saber si estamos diciendo la verdad hasta que no se abra. Bueno, dos puertas... porque aquí dentro estoy en una jaula—hizo una pequeña pausa como si no estuviera segura de lo que iba a decir era más que obvio, pero por si acaso sus interlocutores eran demasiado paranoicos, lo dijo—y no, evidentemente no soy una Dragona, soy elfa.

Cuando Nathan preguntó por el hurón, se escuchó un sonido suave, como el de la paja al removerse.

—El hurón es mi familiar, ¡es inofensivo!—contestó con cierto ribete preocupado—no le hagáis daño. Si os sirve de algo, me han quitado mi libro de hechizos, y por lo que oigo sois como mínimo dos. Sería increíblemente estúpido por mi parte intentar hacer nada, ¿no creeis?.

Suelto una carcajada cuando la maga elfa pedía que no hiciéramos daño al animal, ya que esa idea no se me había pasado por la cabeza en absoluto.

- Puedes estar tranquila, no pretendía hacer nada al animal, todo lo contrario. No sabemos si hay trampas y lo último que quiero es que un animal asustado lo active por accidente, sólo quería sacarlo fuera del refugio - me giro hacia Lorethel - A mí me vale su respuesta, suena a necesitar ayuda de verdad. ¿Vas a abrir la puerta?

No dejaba de sorprenderme lo maleducada que podia ser la gente cuando alguien podia rescatarlos o ayudarlos... primero el arquero encapuchado que casi mata a hugash, ahora esta "elfa" que no mostraba ni un apice de humildad ante la presencia de alguien que podia ayudarla... aunque las palabras de la muchacha eran sensatas, si es que decidiamos creerle. El Paladin parecia ya haber entrado en confianza, y segun la chica ella estaba en una jaula asi que, daba lo mismo probar.

-Bien, vamos a ver cual es el premio detras de la puerta.

Le digo al paladin con un gesto compinche para luego volverme hacia la puerta y su mecanismo de apertura. Es hora de trabajar... y mostrar lo que alguien de mi calibre es capaz de hacer.

- Ya vamos a sacarte de allí, aguanta un poco - digo para calmar a la prisionera

Tras aquello me giro para comprobar qué estaba haciendo el trasgo que teníamos retenido, y de paso comprobarcómo iba el tema de la puerta

Durbará asiente tras ultimar al ultimo de los durmientes y se acerca hasta la abertura para, no sin algo de trabajo, meterse bajo tierra.

Magnus y Arshade quedan de pie esperando la apertura de la entrada, mientras Hugash se aleja hasta el brutal semiorco muerto...