Partida Rol por web

Oscuridad, la oscuridad te envuelve, te arrastra hacia lo profundo de un océano. ¿Era un sueño? No, estabas plenamente consciente, mas parece una visión de algo olvidado, algo que olvidaste hace poco pero ¿en que momento? Hace unos instantes estabas en tu hogar, tus padres te habían recibido y luego gritaban mientras tu cuerpo era arrastrado... ah... si, fuiste arrastrado hacia este lugar, este fue tu camino mientras eras invocado por esa puta princesa. 

- ¡Malditos! - Escuchas la voz cargada de sufrimiento de una mujer - ¡Malditos, malditos, malditos! - Parecía estar al borde del llanto - ¡Malditos humanos, jamás los perdonare! - Grito, un grito desgarrador cargado de resentimiento, pudiste verlo en medio de ese océano oscuro, dos ojos, en blanco y negro entre las sombras que te miraban fijamente mientras descendías en la oscuridad, una cosa negra, como un aura gelatinosa se proyecta hacia ti y es absorbida por tu cuerpo.

Despiertas. O abres los ojos sobresaltado, es temprano por la mañana, el sol parece que salio hace unos minutos, al menos eso puedes ver por la ventana de la habitación en donde te encuentras. Una sala de madera muy rustica, en una cama simple y no tan reconfortante, las sabanas son algo ásperas, pero es mejor que nada. Estas bañado en sudor, pero estas cubierto por ropas limpias, ropas blancas hechas de una tela que no era para nada costosa. Los recuerdos del día anterior te llegan de golpe, la emboscada... habías matado a una persona... a la misma persona dos veces para ser precisos, y también habías muerto por suerte de forma indolora, luego esa cosa tan aterradora y... recuerdas a Choa inconsciente en tus brazos, tan vulnerable, recuerdas como tu instinto de supervivencia pedía a gritos que la abandonaras. El sonido de cabras te saca de tu ensimismamiento. Te das cuenta que en la habitación hay otra cama, en donde Choa esta acostada, aun durmiendo, aunque parece estar inmersa en pesadillas, sobre su frente hay un paño que parece estar húmedo, ahora que lo notas su rostro esta algo enrojecido ¿fiebre quizás? A los pies de la cama hay una cubeta con agua. 

¿En donde diablos estás? 

Recuerdas esas dos personas ayer antes de que tu consciencia se desvanezca ¿Les salvaron la vida? Este parecía ser su vivienda, aunque no hay nadie a quien preguntarle. No puedes ver tu arma por ni un lado. Sientes tu cuerpo adolorido, especialmente tus piernas y tus pies para que hablar, tienes algunas ampollas, por supuesto tras correr tanto es lo normal. Pero tienes lo mas importante aún, tu vida. 

La pesadilla fue muy real, tan real como cuando fue transportado a ese nuevo mundo. Su conciencia había sido arrastrada a un lugar donde resonaron los gritos de una mujer, que no dejaba de maldecir a los humanos. ¿Era una bruja que le había puesto una maldición para vengarse de los humanos?. No lo sabía, pero si sabía que le estaba mirando fijamente, a él. Entonces la masa oscura se lanzó hacia su cuerpo, y todo terminó.

Daniel abrió los ojos empapado en sudor, incorporándose de un golpe y mirando a su alrededor. Lo último que recordaba era huir, desesperado, hasta acabar en un camino. Dos personas los habían recogido...¿Y Choa? Miró hacia el lado, y se la encontró tendida en la cama, aún dormida. No parecía encontrarse muy bien, pero al menos estaban cuidándola, al igual que a él. 

-Pero...¿dónde estamos?- Se preguntó en voz alta. El lugar parecía una granja, por los sonidos que provenían de fuera. Tendría que averiguarlo.

Cuando el joven hizo amago de levantarse, sintió como sus piernas ardían en dolor. Le costaba horrores flexionarlas, con las mayores agujetas que había tenido en su vida. Haciendo un enorme esfuerzo, logró levantarse de la cama y andar unos pasos, cojeando. Se miró de arriba a abajo, y se sintió un poco ridículo con esas ropas, algo toscas para su gusto, pero claro...estaba acostumbrado a ropa del siglo XXI. Cuando logró reunir el valor suficiente para no sucumbir a las dolorosas agujetas, siguió andando hacia la puerta de la habitación.

-¿Hola? ¿Hay alguien aquí?- Preguntó. Tenía que explorar el lugar y encontrar a quienes les habían salvado la vida. Lo primero sería agradecérselo.

Al abrir la puerta de la habitación, puedes ver al joven que los rescato apropiadamente esta vez. Cabello blanco y orejas en el lugar que corresponde, definitivamente humano, esta sentado escribiendo algo en unos papeles, puedes ver tu espada a su lado, al parecer y con motivos suficientes, no confía en ti. Una vez se percata de tu presencia, deja el papel que leía a un lado y te mira, no precisamente con hostilidad, pero si está alerta. 

- Veo que has despertado - Exclama el hombre, esta mucho mas compuesto que ayer cuando se cruzaron en el camino - Disculpa mi rudeza, pero exactamente, ¿Que diablos les paso? Dependiendo de tu respuesta quizás tenga que entregarlos a los soldados de la guarnición local. No es normal encontrar gente en tan malas condiciones en estos parajes, además... quiero saber si están relacionados con el incidente en la carretera real, la chica que estaba contigo ¿Tu novia? Tenia cuatro costillas rotas y estaba en estado de shock, el sanador del pueblo a duras penas pudo salvarla, un poco mas tarde y una de sus costillas hubiese perforado sus pulmones, entonces habría muerto. 

No se anda con rodeos, no parece ser una mala persona, por el contrario, después de todo los salvo a ambos a pesar de ser completos desconocidos, tampoco parece un simple granjero, pues un simple granjero podrías asumir que no sabe leer ni escribir. Se pone en pie y mira tu espada. 

- Te la devolveré si pruebas ser una persona de confianza, no intentes nada extraño, puede que no lo parezca pero soy bastante competente con la espada. 

A los pocos segundos de iniciado vuestro encuentro entra por la puerta una anciana, si no te falla la memoria debiese de ser su abuela, la señora que iba montada en la carreta. 

- ¿Por la diosa Urbick, el chico recién despierta y ya lo estás acosando con tus preguntas? 

- Abuela, por favor no te metas, no es normal encontrar una persona sosteniendo a una chica tan herida en medio de un camino tan tranquilo, además a pocos kilometros sucedió esa matanza. 

- No importa por donde lo mires, este chico no es capaz de haber ocasionado eso - La abuela te mira y se disculpa en caso de que sus palabras te hieran - Lo siento cariño - Luego vuelve a mirar al joven, Urbick al parecer es su nombre  - Pero eso fue demasiado horrible como para ser ocasionado por un ser humano, ¿no viste la cara de espanto que tenia ayer? En vez de perder el tiempo amenazando a este niño deberías preocuparte en verdad por lo que sea que haya en ese bosque. 

Daniel supo que tenía que dar una buena excusa para lo ocurrido. Los habían encontrado destrozados, y cerca de donde había ocurrido todo. El joven que los había salvado además parecía desconfiar completamente de ellos, lo cual era normal después de cómo los habían encontrado, blandiendo una espada. Recordó entonces el joven los pensamientos de abandonar a Choa que se le habían pasado por la cabeza, y se sintió avergonzado por ello.

-No, tranquilo, no somos peligrosos, solo somos dos viajeros- Dijo el joven, extendiendo las manos hacia él, pidiendo calma. No pensaba coger la espada y atacarles, eso seguro -Ibamos camino de la capital cuando...¿Cuatro costillas rotas? ¿Se pondrá bien?- Interrumpió su explicación, preocupado por el estado de Choa.

Se dio cuenta de que desde que había salido de casa de Zac, no había dejado de mentir. No es que quisiera hacerlo, pero cada vez que sucedía algo, el se veía forzado a engañar para sobrevivir. Le había pasado con Choa varias veces, y ahora con ese joven que les había salvado la vida. Iba a continuar respondiendo cuando apareció la que debía ser la abuela del chico, y Daniel no pudo evitar esbozar una sonrisa al escucharla, tan amable y protectora como debía ser una abuela. Eso no cambiaba ni siquiera en otro mundo

-No pasa nada, no me acuerdo de mucho, sólo se que hubo una explosión que nos derribó...y que corrimos- Dijo vagamente. Había sido un evento muy traumático y antes de nada quería saber que recordaba Choa, pero eso tendría que esperar a que la chica despertase -De todas formas, os debo agradecer que nos salvaseis la vida, ¡muchas gracias!- Dijo, y a pesar del dolor, hizo la típica reverencia que en los animes realiza el protagonista cuando se disculpa o da las gracias -No os preocupéis, en cuanto Choa se recupere, nos iremos de aquí. No queremos molestaros.

El joven finalmente suelta un suspiro, no tiene motivos exactos para dudar de ustedes, simplemente estaban siendo precavidos, no es que sea anormal portar armas en este mundo, los viajeros las cargan, los aventureros, los bandidos e incluso no es anormal que los granjeros lleven un puñal o algo oculto entre sus ropas. La abuela lo mira y asiente, finalmente el asunto se relaja un poco. 

- No te preocupes cariño, la chica estará bien, el sanador de la guarnición uso bastante magia para sanarla, pero lo logro, era extraño porque su cuerpo parecía haberse rendido y no respondía bien al tratamiento - Exclama la abuela - Urbick, puedo jurar que desde que volviste de tu viaje te has vuelto mas y mas salvaje ¿No ofrecerás comida a un invitado que acaba de despertar? 

El ojo de Urbick se mueve un poco, como un tic, al parecer provocado por las palabras de su abuela, pero se limita a asentir, se pone en pie y comienza a quitar las cosas de la mesa mientras la abuela coloca una tetera sobre una reja en las llamas de la hoguera del hogar. Al parecer eran personas relativamente humildes, aunque tampoco es que les faltaran cosas, puedes ver que su estancia principal tiene cuatro puertas de corrido, al parecer dan a distintas habitaciones, mientras la estancia principal es una cocina-comedor al mismo tiempo, puedes ver por una de las ventanas lo que parece ser una bodega afuera de la casa. 

 - ¿Algún motivo en especial para ir a la capital? - Pregunta el joven mientras coloca sobre la mesa una panera con unas hogazas en ella y un frasco que parece tener mermelada - Son tiempos peligrosos para simples viajeros, ¿perdieron su equipaje en la explosión? 

- No es de buena educación meterse en la vida de los demás, este chico... - Dice la abuela. 

Nombre: Urbick

Raza: Humano

Clase: Ex-Aventurero (Retiro->Retiro)

Nivel: 20

Habilidades: Esgrima B, Rastreo B, Desactivar Trampas C, Herbología C, Cacería D. 

Poder de Combate: 308

Estado: Precavido, Alerta. 

Especial: -

Daniel soltó un suspiro de alivio al escuchar que Choa se pondría Bien. Desde que había abandonado la casa de Zac, Choa era lo único que había sido una constante durante lo que llevaba de aventura. Después de lo que había ocurrido y de que no lo hubiera delatado a los bandidos en todas las oportunidades que tuvo, sabía que podía confiar en ella. Ahora esperaba que no le hubiera afectado demasiado psicológicamente. Si se ponía en su situación, podía imaginar la desesperación que todo aquello conllevaba, de hecho el la había sentido. Pero saber que volvía de la muerte de alguna forma, lo hacía más llevadero.

-Muchas gracias por todo, de verdad- Volvió a decir Daniel. No se había dado cuenta del hambre que tenía hasta que vio el pan y la mermelada delante suya. Con cierta dificultad por las dolorosas agujetas, se sentó lentamente en la silla. No tardó nada en estar con la boca llena, untando mermelada en el pan y devorándolo -Pof ciefto, me llamo Thrforin- Dijo con la boca llena, y tragó antes de volver a hablar -Me llamo Thorin, y ella Choa.

Cuando Urbick le preguntó, Daniel sonrió un poco. Al ver su ventana de estado sabía exactamente lo que decir, y además es que era cierto. Después de lo sucedido con los bandidos, no le apetecía nada volver a encontrar un trabajo así de desagradable, por lo que la mejor opción para el, sería convertirse en un aventurero.

-Íbamos a la capital porque quiero convertirme en aventurero- Respondió, y después negó con la cabeza -La explosión fue muy fuerte, no recuerdo que pasó con el equipaje. Supongo que se nos cayó y lo dejamos ahí, echamos a correr lo más rápido que pudimos- Al hablar del equipaje, Daniel se acordó de la esfera metálica que había encontrado. No sabía nada de ella, y viendo que Urbick era un antiguo aventurero, tal vez podría tener alguna idea -Eso me recuerda que tenía una esfera metálica que había encontrado. Parecía estar rota, pero no se para que serviría.

La mermelada no era de frambuesa, pero era de una especie de fruto similar, se notaba que era casera, tenía unas pequeñas pepas que eran fácilmente tragables sin casi siquiera sentirlas, y dejaba una sensación algo ácida al final, era bastante sabrosa. El pan por su parte también definitivamente era pan casero, pan amasado. 

- Oh te refieres a esto - Exclama el chico sacando de su bolsillo la esfera y dejándola delante de ti - No se que es, puedes tenerla de vuelta, pero si puedo decir que tiene algo adentro, si te fijas bien, si la sacudes sentirás que hay algo adentro. 

La abuela mira la esfera con curiosidad y niega con la cabeza.

- Los hombres siempre recogiendo cosas del suelo, no entiendo que tiene de especial eso. 

Cuando termina de hablar la abuela, la puerta por donde viniste se abre y de ella sale la chica gato, caminando de forma lamentable igual que tu, esta vestida con un vestido como de campesina, al parecer también le cambiaron la ropa. Lleva una mano en la cabeza. 

- Mi cabeza va a explotar nya... 

- Querida, siéntate a la mesa, el joven nos ha explicado su situación, tiene que ser terrible haber perdido su equipaje en medio de una explosión - Exclama la abuela, puedes ver que Urbick la mira también de forma precavida, pero no hace un comentario al respecto. 

- Entonces, Thorin - Dice finalmente el ex aventurero - ¿Cuales son tus planes ahora? ¿Querrás ir a la ciudad me imagino para volverte aventurero? Supongo que sabes lo difícil que es la vida de un aventurero, ¿perdiste tu recomendación con tu equipaje?

Choa te mira con curiosidad. 

Al escuchar a chico, Daniel pareció un poco decepcionado. Esperaba que un antiguo aventurero pudiera decirle algo más, pero no parecía que el chico tuviera habilidades mágicas. De todas formas, tener nivel 20 tampoco era demasiado, pensó. Aunque seguramente lo estaba comparando con la criatura que les había atacado, que tenía...¿Más de 300?

-Vaya...no me había dado cuenta- Dijo Daniel, mirando la esfera curioso, y sacudiéndola ligeramente para escuchar el sonido que emitía su interior. Era cierto, había algo dentro. 

Cuando escuchó la puerta abrirse tras el, Daniel se giró para ver a Choa, y no pudo evitar soltar una pequeña risa. Con ese vestido estaba totalmente distinta a como la había visto por primera vez. El también tenía unas pintas horribles, pero le resultaba divertido ver a la pequeña gata así.

-¡Estás despierta Choa!- La saludó con una sonrisa, y dejó de comer para que ella pudiera servirse si quería -Está todo delicioso...muchas gracias.

Las preguntas de Urbick le recordaron lo que estaban hablando antes. No sabía lo complicado que era conseguir una recomendación, pero estaba claro que no tenía ninguna. Choa le había mencionado algo de eso anteriormente, sobre recibir una carta de recomendación o una invitación...¿Un aventurero podría recomendar a otros?

-La vida de aventurero es difícil, pero creo que estoy preparado...- Respodió Daniel y asintió con la cabeza -Si, cuando la explosión nos alcanzó y echamos a correr, lo perdimos todo. Imagino que habrá alguna forma de conseguir otra recomendación en la capital...

Choa se sienta a tu lado y comienza a comer lentamente mientras te mira, parece estar mejor, pero no está para nada animada, al parecer prefiere abstenerse de comentar y arruinar la cuartada que has creado, agradece a la mujer anciana en voz baja y simplemente escucha con atención con esas orejas de gato de ella. 

- Siempre hay formas de conseguir una recomendación nueva - Exclama Urbick restando importancia al asunto con una mano, luego permanece callado unos instantes  - Aunque no necesariamente tienes que ir a la capital para ser aventurero, hay varias sucursales en ciudades grandes o en algunos pueblos... ¿Supongo que su recomendación provenía de el jefe de su pueblo o alguien así? De todas maneras si te esfuerzas lo suficiente podrás obtener una nueva, pero ni sueños con ir a un gremio sin el documento, simplemente perderás tu tiempo. 

La anciana interviene en la conversación. 

- ¿Tu no puedes darles una Urbick? ¿No perdiste un par de años de tu vida dando vueltas por ahí?

- No abuela, no llegue a tener un rango importante, pero quizás el jefe del pueblo pueda darles una - Te mira directo a los ojos - Si están dispuestos a trabajar para ganársela claro, si envía gente incompetente solo traerá vergüenza a quien los mando. 

Al mirar de reojo a Choa, supo que luego tendría que hablar con ella. Había mucho que procesar, y después de ver como se había quedado parada en medio del combate, incluso soltando las dagas, supo que tendría que animarla para que no se viniera abajo. De todas formas, ella había pasado por cosas horribles, así que esperaba que eso no fuera suficiente para hundirla.

-Bueno...si consigo una recomendación de un jefe de un pueblo, imagino que valdrá- Pensó en voz alta Daniel.

Seguramente fuera más sencillo, ya que en una zona rural igual no abundaban tanto los aventureros, y Choa y el podían conseguirla. Aunque también habría que ver si Choa quería seguir acompañándole. Hasta ahora sus caminos se habían unido de forma forzosa, pero a partir de ese momento podría elegir.

-¿Fuiste aventurero?- Le preguntó a Urbick. El ya lo sabía, pero aún así le sorprendía que un chico tan joven, que no tendría mucho más que su edad, hubiera sido aventurero, y que además ya se hubiera retirado -Si pudieras presentarme al jefe del pueblo te estaría muy agradecido. No me importa trabajar duro para conseguirlo- Dijo, poniéndose en pie con decisión. Aunque entonces notó todas las partes de su cuerpo doloridas, y tuvo que apoyarse en la mesa para no caer de nuevo -Bueno...igual mejor cuando nos hayamos recuperado un poco...

Ante tu último comentario el ex aventurero no puede evitar reír, al parecer por fin baja un poco la guardia después de escucharte, al parecer no había muchos motivos para estar en guardia contra una persona hambrienta y toda machacada, seguramente comienza a apartar la idea de que tuviste algo que ver con la carnicería que ocurrió en la carretera real, sin saber, que en realidad si tuvieron relación, pero no por los motivos que el sospecha, lo que te lleva a preguntarte a ti ¿Esa gente hubiese muerto de todas maneras con o sin ustedes allí? 

- Es mejor que se repongan, descansen unos días y entonces pueden decidir, si volver por donde vinieron o tratar de conseguir su objetivo - Dice la abuela - He conseguido un lugar para que se hospeden a las afueras del pueblo, es una casa pequeña, pero tendrán la intimidad que necesitan, lamentablemente no está en buen estado porque su anterior dueño... en fin, no creo que importe. 

- Abuela, eres demasiado amable - Exclama Choa de la nada incorporándose a la conversación. 

- Demasiado - Dice el joven mirándola entornando los ojos, parecía acostumbrado a los malos modales de Choa, ¿era así la gente de su especie? Quizás por eso también parecía no importarle que la vieran desnuda. 

A Daniel no le gustaba perder el tiempo,y solía ser bastante impaciente. Pero tenía que darle la razón a la abuela de Urbick, y más cuando sentía perfectamente lo dolorido que estaba su cuerpo. Urbick también parecía algo más relajado, y aunque pudiera sospechar algo sobre su implicación en los acontecimientos ocurridos en el camino, ni de lejos parecían ellos los causantes: estaban machacados y claramente no eran lo suficientemente fuertes para haber masacrado a todos esos hombres. Lo que no sabía Daniel era por qué ese ser había aparecido. ¿Lo habría atraído el con su maldición? ¿O había decidido atacar a los recaudadores de impuestos por si mismo?

Después de las palabras de la abuela, el joven miró a Choa. Tenía razón, estaban siendo demasiado generosos con ellos, y eso que apenas los conocían. Bastante habían hecho con salvarles la vida, ahora estarían mucho más en deuda con ellos.

-Choa tiene razón, eso es...demasiado- Dijo Daniel. Pero realmente no tenían alternativa, en su estado no podrían trabajar para conseguir dinero para pagarse un techo. No les quedaría más remedio que aceptar, y procurar devolvérselo. No podían ser unos ingratos después de tantas molestias -Muchas gracias, abuela...Cuando nos recuperemos y podamos pedirle trabajo al jefe del pueblo, os devolveremos todo lo que habéis hecho por nosotros, os lo prometo- Respondió finalmente Daniel. La verdad era que no tenía palabras suficientes para agradecérselo, otra vez.

- A veces todos necesitan un empujón en está vida niño - Exclama la abuela - Además el jefe de está aldea me debía un favor.

El nieto se limita a soltar un suspiro, parecía que la abuela era una persona muy movida y que no se le escapaba nada, el tipo de persona que realmente daría miedo de tener de enemigo, como dice el dicho "teme a la ira de un hombre amable", pese a que se refería esta vez a una abuelita y que no poseía habilidades combativas y que su nivel fuera simplemente 1. El hombre recoge un saco y te lo pasa, indicándote que son sus pertenencias, también te entrega tu espada, aunque te mira a los ojos intensamente antes de entregartela, como si fuera una advertencia y un voto de confianza al mismo tiempo. 

Tras terminar de comer el chico vuelve a su trabajo, al parecer estaba escribiendo una gran cantidad de cartas, el motivo de estas es desconocido para ti, pero quizás puedas tener alguna idea, o quizás no. La abuela los guía hasta el exterior de la casa. El paisaje que te golpea es hermoso, campos verdes, la casa rodeada de hermosas flores, un festín de distintos olores para tu nariz, hierba fresca, tierra mojada, polen, alguna planta muy aromática por ahí y por supuesto estiércol de cabra, cabras que estaban cerca de la casa pastando plácidamente. Varios árboles crecen por el sector, algunos parecen ser frutales o eso crees, aunque de momento solo tienen flores, siguen por un camino de piedras hasta un camino "principal", aunque no dejaba de ser una simple ruta rural, Choa sigue a ambos desde atrás, mira con curiosidad de aquí para allá, pero se mantiene reservada. 

Caminan hasta llegar a una colina, desde la que pueden ver relativamente cerca un pueblo no muy grande, pero con mucha vida, sin embargo toman un pequeño desvió hasta llegar a una... ¿casa? ¿vivienda? ¿cosa?. Bueno en algún momento fue una casa, definitivamente, sin embargo, esta en un pésimo estado. La casa tiene un jardín sin nada creciendo en el, la puerta al menos está en buen estado, la anciana te entrega la llave, les desea buena suerte y se retira. Desde afuera no parece muy grande, pero se notan agujeros en el techo y algunos vidrios sin cortinas rotos, al abrir la puerta finalmente la bestia hace su declaración, aprovechando que ahora estaban solos. 

- ¿Que acogedor? - Dice de forma irónica. 

El interior de la casa no tiene olor a encierro debido a que estaban rotos los vidrios, pero estaba toda llena de polvo, había telearañas en el techo, contaba con una cocina que parecía no haber sido usada en mucho tiempo, una mesa no muy grande que estaba dada vuelta, al parecer alguien la arrojo con enojo... solo contaba con una habitación interior fuera de la sala común, desde aquí no pueden decir como estaría esa habitación. Pero hay algo que te llama la atención enormemente, y a Choa igual, las paredes de la casa, estaban cortadas... alguien uso un objeto filoso para cortar las paredes, el techo e incluso los pilares interiores de la casa habían sido victimas de los ataques, pero gracias al cielo permanecían firmes. Recuerdas que antes de partir habían mencionado brevemente al anterior dueño de esta casa, pero no tienes nada de información de el... quizás si van a quedarse aquí sería bueno recaudar información al respecto. 

- Bueno, supongo que estaremos aquí un tiempo - Declara la chica mirando el lugar con cierto recelo y a ti de forma intercalda - Supongo que es mejor que nada... dime... ¿que les has dicho? ¿cual es nuestra cuartada?... ¿Te das cuenta que si alguien se entera que participamos en ese asalto... nos mataran cierto? 

Choa te mira con severidad, pero suelta un suspiro y entra al interior de ese hogar tan devastado. 

Sin poder negarse más a las peticiones de la abuela, Daniel y Choa la siguieron, no sin antes recuperar sus pertenencias. Se sentía algo mejor con su espada colgada de la cintura, aunque la mirada del ex-aventurero le decía que no le quitaría ojo de encima.

-Vaya...esto es precioso- Cuando salieron afuera, el paisaje maravilló a Daniel. Nunca había estado en un campo como aquél, tan verde, con el aire tan puro, y con tanta vida. Era prácticamente como una postal. No dejó de mirar a su alrededor, intentando quedarse con todos los detalles. Ya tenía ganas de ver la casita en la que vivirían.

La desilusión fue bastante notable en la cara del chico cuando llegaron a la vivienda. No se esperaba un palacio, pero aquello estaba prácticamente en ruinas, para los estándares de alguien que vivía en el siglo XXI. Aún estupefacto, le dio las gracias a la abuela, y sopesó la llave. Acogedor no era la palabra que el usaría para describir la casa, pero bueno, al menos ahora tendrían un techo bajo el que guarecerse, siempre que no se colocasen debajo de ningún agujero.

-La verdad es que...no me esperaba esto...- Suspiró el chico mientras cerraba la puerta de la casa, y acto le daba la vuelta a la polvorienta mesa, para ponerla en su posición. 

Fue hacia la habitación contigua, para ver en que estado se encontraba. Realmente todo estaba polvoriento y dejado, incluso la habitación de la taberna donde durmieron era mucho mejor. Sin embargo, no podían quejarse, ya que no les costaba nada el alojamiento. Solo esperaba que la cama fuera medianamente decente, o lo pasaría mal durmiendo en el frío suelo. Lo más impresionante eran las marcas afiladas que recorrían las paredes, incluso el techo. No sabia lo que había ocurrido ahí dentro, pero no parecía haber sido nada bueno.

-Les conté que íbamos de camino a la capital para convertirnos en aventureros- Respondió Daniel, mirando a Choa mientras se apoyaba en el marco de la puerta de la habitación -Que de repente hubo una explosión delante nuestra, que nos derribó, y echamos a correr asustados para alejarnos de allí. Abandonamos el equipaje inconscientemente, y ahí fue cuando nos encontraron ellos.

Se acercó a Choa, colocando las manos en los hombros de la chica gato, para intentar reconfortarla. Sabía que lo había pasado fatal, y a Daniel eso le dolía, porque pensaba que era bastante probable que todo fuera culpa suya. 

-Ya se que nada ha salido como queríamos...pero por lo menos estamos vivos- Le dijo, mientras bajaba la mirada, afligido, al recordar a todos los que habían muerto en aquel camino -No se que pensarás hacer después de esto, pero creo que intentaré convertirme en aventurero. No quiero tener que volver a hacer lo que pasó en ese camino- Hizo una pequeña pausa, soltando los hombros de la chica gato -Se que estás enfadada conmigo, pero intenté protegerte, y al menos hemos llegado hasta aquí. La verdad es que me gustaría que...vinieras conmigo. Confío en ti, Choa- Al decir esto último, volvió a mirarla a los ojos. Necesitaba tener a alguien, o se sentiría completamente abandonado en ese mundo hostil y peligroso.

La única habitación de la casa es por descarte el dormitorio, sin embargo... ¿podría ser considerado como tal? No tiene una cama per se... solo un montón de pieles y cueros amontonados, lo suficientemente grande como para ser considerado como una "cama de una plaza y media", por lo demás de llama la atención que la ventana de esta habitación al menos esta en buen estado, no tiene cortina por supuesto, pero parece estar en una buena posición para que no moleste el sol de la mañana, por otro lado, la sala no presenta los cortes en las paredes de madera, pero si tiene una espada clavada celosamente del techo, parece increíblemente apretada contra este y su empuñadura y forma te recuerda mas una "katana" que una espada en si. 

No, te equivocas, hay letras escritas en un idioma que nunca pensaste que encontrarías en este lugar. Parecen ser letras japonesas, palabras escritas en la pared, o mejor dicho talladas en la piedra... 

殺します

全く降伏しない

復讐は私のものです

殺します

¿Esta casa perteneció a alguien de tu mundo de origen? No tienes respuesta para eso. 

Por otro lado están las palabras que le dijiste a la chica... 

De solo pensar en los eventos de ayer me daban ganas de vomitar, el miedo me había consumido por completo, de pasar a estar confundida por lo del destino pasar a estar completamente aterrorizada, debí haberme visto patética. De manera inconsciente aprieto el puño, seguramente mi rostro refleja angustia, enojo, mucho enojo, aunque por suerte Thorin está revisando la habitación de está casa, no me gustaría que viera este lado mio. 

- ¿Por que me importa que lo vea o no? - Pienso por unos instantes, de seguro vio algo peor cuando sucumbí a la desesperación en esa oportunidad - Yo... yo... tan patética - Murmuro cerrando los ojos, podía sentir que se me estaban llenando de lagrimas, no quiero eso, definitivamente no quiero que me vea llorar. 

Cuando mis orejas felinas se percatan que el chico vuelve a esta instancia de la casa, me froto los ojos con el brazo y hago mi mejor esfuerzo para poner cara de poker, tenemos suficientes problemas como para tratar con estúpidas emociones y sentimientos. Escucho con atención su explicación sobre lo que le contó a aquellas personas.

- Viajeros... aventureros... - Exclamo tomando nota mental, es importante estar en la misma hoja, sino podríamos arruinar todo. 

No obstante, sucede una cosa que no me esperaba, me pone ambas manos en los hombros provocando que tanto mis orejas como cola se pongan rígidas de manera instantánea e involuntaria, no había esperado eso y menos las palabras que vinieron a continuación. Cuando menciona que intentará convertirse en un aventurero mi corazón palpita lentamente, pero no de emoción o por ansias, sino por un motivo diferente, dolor, de una u otra manera su declaración me sienta mal, no lo interrumpo. En mi rostro se dibuja una sonrisa adolorida. 

- Es un camino que yo no puedo recorrer - Digo mirando al piso - Tu aun tienes salvación, pero yo ya estoy hundida en esto... no deberías confiar en mi - Cuando mis ojos se cruzan con los de el no se que expresión habría en los míos, aún me quedan muchas cosas por hacer y entonces... entonces aceptare mi final - Eres un buen chico Thorin, haces que me sienta mal - Me separo de el y doy media vuelta, no me da miedo decir estas palabras pero no quiero que me vea la cara al decir estas palabras - Eres demasiado confiado... no deberías confiar nunca en una perra como yo... - Suelto un suspiro - Jamás, tu mereces una mejor vida, estoy de acuerdo con que no tomes mas trabajos como aquella emboscada, si hemos salido con vida de allí es gracias a ti, ¿quizás estés bendecido por la diosa y no lo sepas? Tienes nuevamente una oportunidad para empezar de nuevo, pero ya deberías saber que el mundo no es tan bonito como en la mansión de un noble.... además te acercaste a mi... a mi sabiendo lo que hice en aquella mansión. *

Aprieto los puños. 

- Yo... yo no soy quien tu crees que soy. 

La desilusión fue grande cuando en la otra habitación vio que no había cama siquiera. Un conjunto de pieles cumplía esa función, y tuvo que admitir que imaginando el estado en el que podría haber estado la cama, aquello era mejor que nada. La habitación estaba mejor conservada que el resto de la casa, y era hasta ligeramente acogedora. Fue entonces cuando Daniel se dio cuenta de la espada clavada en el techo, y frunció el ceño. No parecía una espada de corte occidental como la que el llevaba, si no una especie de katana japonesa, o eso diría por la empuñadura. 

Además, se fijo que en la pared habían grabado unos caracteres, que Daniel juraría que eran japoneses. Reuniendo el poco conocimiento del idioma que tenía, intento traducirlos, sin éxito. Volvió a mirar a su alrededor, la espada y esas letras parecían indicar que allí había vivido alguien que provenía de su mundo, lo que no era descabellado, porque podrían llevar buscando héroes mucho tiempo. Seguramente se hubiera peleado con alguien en la casa, aunque no se veían rastros de sangre seca. Decidió que eso era más bien un problema para el Daniel del futuro, pues en ese instante no tenía forma de averiguar lo que había ocurrido allí, así que volvió a la habitación principal a hablar con Choa.

El joven escuchó a la chica gato. No se esperaba que fuera a aceptar fácilmente, pero sus palabras eran totalmente opuestas a lo que quería oír. Tal vez es que había hablado más de la cuenta, pues el haber pasado casi el doble de tiempo con ella debido a volver de la muerte, le hacía tener una confianza con ella que seguramente Choa no sentía, al no acordarse de la primera vez que hablaron antes de la emboscada. Apretó los puños, frustrado, no le gustaba nada escucharla hablar tan mal de si misma, porque verdaderamente pensaba que era una buena persona.

-Claro que puedes salvarte...- Respondió Daniel, con un deje de dolor en la voz. Se le encogía el corazón al escucharla hablar de esa manera.

El bien sabía que era era confiado, pero aún así no se iba a echar atrás. Le habían traicionado una vez en el palacio, y eso le había dolido. Pero desde entonces solo había encontrado gente amable que le había ayudado, y entre ellos estaba Choa. No iba a dejar que se hundiera delante suya de esa forma.

-Ya se que no nos conocemos desde hace mucho, pero no has dejado de ayudarme. Me salvaste de la rata en esa bodega, limpiaste mi espada, no me delataste a Efir...- Enumeró. Realmente pensaba que iba a morir esa noche que durmió con ella, aunque no pensaba decírselo -Me da igual lo que tuvieras que hacer para sobrevivir, se que fue algo horrible, pero eso no significa que esté todo perdido- Dijo con convicción y añadió-No se quien eres, eso es verdad. Pero se que no eres una mala persona, o que por lo menos no eres mala para mi.

Daniel dio un par de pasos hacia adelante, abrazando a Choa desde atrás y pegando su cuerpo a la espalda de la gata. Le había salido solo, sintiendo que ella no había recibido un abrazo en mucho tiempo. Su voz estaba cargada de dolor, y sabía que no le gustaba la persona en la que se había convertido.

-Nunca me has hecho nada malo...y no voy a dejar que te hundas- Le dijo en voz baja. Su cálido aliento rozó la orejita de la gata. Pretendía reconfortarla, hacerla sentir que no estaba sola -Si quieres irte por tu cuenta me parece bien...Pero no lo hagas con la excusa de que no eres buena para mi. Me has demostrado que lo eres, y mucho, y no voy a dejar que sufras así. 

- ¿Quien se cree que el? ¿Cree que me conoce? - Pienso de forma amargada - ¿Lo que he visto? ¿Lo que he hecho? Cuando lo vi pensé que era tan débil... ¿de donde saca fuerza para continuar después de haber visto esa cosa? ¿No se sintió insignificante? ¿Por que?

¿Por que se esfuerza en tratarme bien?

Siento un escalofrió en mi cuerpo, sus palabras no dejan de llegar, y pese a que había volteado para no verle la cara y que mi cuerpo estaba tensado, me siento rara, ¿como fue que llegamos a esto? Solo le conozco de hace dos días, pero tengo una extraña sensación de deja vu en mi cuerpo, que hace que me sienta como si fuera en realidad un poco mas de tiempo, y pese al poco tiempo, habíamos pasado por bastante, la lucha con la rata, la conversación en la habitación, la emboscada y el escape... además se tomo la molestia de salvarme. 

- Guu.... - Exclamo, me duele el pecho, no me había fijado que mientras reflexionaba las lagrimas habían comenzado a correr por mis mejillas. 

Y entonces sucede, el tonto de Thorin, el muy tonto se atreve a abrazarme. Si estuviera en mi correcto estado mental probablemente saltaría sobre el con garras al ataque, y pese a que estaba consciente de ello, mi cuerpo no responde a lo que sería lo forma lógica de enfrentar esa situación, mi cuerpo por el contrario, se paraliza y abro mucho los ojos, en una fracción de segundo, mi mente viaja al pasado en donde una situación similar sucedió, tenía que liberarme de su agarre, sin embargo no tengo la fuerza... no, no tengo la voluntad para hacerlo. 

- Gu.... Thorin... idiota... - Y sin mas preámbulo y sin poder aguantarlo mas me largo a llorar desconsoladamente. 

Notas de narración:

Si esto fuera tu anime cliché, de seguro que se hubiese dado vuelta y te hubiese besado con locura diciéndote en que verdad te amaba desde que se conocieron o algo cliché por el estilo, incluso si fuera un anime subido de tono quizás tendría una cara de tsundere o yandere mientras dice que ahora le perteneces, pero esto no parecía ser lo que originalmente le diste crédito de ser... si, es un mundo de fantasía, con magia y elfas incluidas en el paquete, pero la chica que abrazabas y lloraba en tus brazos era una persona que estaba rota por dentro y diste un martillazo en un doloroso clavo al parecer, esto parecía ser algo mucho mas profundo que vuestro encuentro con ese ente. 

Era la primera vez que una mujer lloraba en sus brazos, y Daniel no sabía muy bien como reaccionar. Esperaba, que como en todo "buen" anime, el protagonista suelta una charla motivacional a uno de sus compañeros, y logra rescatarlo del abismo y que vuelva más fuerte que nunca. Pero con Choa eso no iba a ser así. La vida la había tratado mal, y aunque había construido una coraza para defenderse, ahora esta se desmoronaba. Y el joven, que no tenía apenas experiencia con mujeres, se encontraba con una mujer gato, con tendencias psicópatas, y que lloraba desconsoladamente en sus brazos.

Daniel no dijo nada, simplemente se limitó a abrazarla con más fuerza, apretándola contra el. Desde que había llegado a ese mundo, se lo había tomado como una especie de juego de realidad virtual, que tenía que completar si quería escapar. Pero empezaba a comprender que para la gente que lo habitaba, aquello era su realidad. Cuando mató a ese soldado, o cuando lanzó las bombas, aunque fuera muy realista, en el fondo los veía como personajes de una historia que estaba viviendo, pero a ver a Choa romperse de esa forma, se dio cuenta que ni el era el elegido que lo solucionaría todo, ni ellos unos meros pnjs. 

Sentía el cuerpo de la gata, algo más pequeño que el suyo, temblar entre sus brazos. El solo quería reconfortarla, pero se había dado cuenta de que nada de lo que le dijera podría hacerlo. En esos momentos, pensó, lo único que podía hacer era estar con ella, y que no se sintiera abandonada. 

-Tranquila, estoy aquí- Fue lo único que logró decir. Le estaba costando horrores no ponerse también. Su brazo izquierdo rodeaba la cintura de Choa, mientras que su mano derecha subió hacia arriba, para acariciarle el alborotado pelo a la gata con suavidad. Eso solía funcionar con los animales, pensó.

Aquel momento no podrías decir por ti mismo si fue miserable o conmovedor o una mezcla bizarra de ambos, si alguien los viese ahora lo mas probable es que sientan pena por ambos. Ahora mismo no eran una bandida asesina y un héroe invocado del mundo moderno, simplemente eran dos personas, con problemas reales y palpables, tu inexperiencia en estos temas hacía que la cosa funcionase aun mas, pues la chica continua llorando en tus brazos por un rato mas que pareció una eternidad para ti, pero no fueron mas de unos dos o tres minutos hasta que finalmente se le acabaron las lagrimas, pero continuo sollozando durante un rato mas, cuando finalmente pareció haberse relajado lo suficiente. Cuando se dio media vuelta no se separo de ti, por el contrario, vuestros cuerpos estuvieron bastante pegados y sus ojos enrojecidos por el llanto se quedaron clavados en los tuyos por unos instantes. 

- Gracias - Exclama finalmente soltando un suspiro y luego un sollozo, se quedo así un par de segundos y luego se separo sin forcejear de ti. 

Se limpio los ojos con la manga de sus ropas de campesina y se sienta abrazando sus rodillas en el piso, al parecer necesitaba un momento para recomponerse y reunir fuerzas para continuar, recorre con sus ojos el lugar un par de veces y finalmente se da un par de golpecitos en las mejillas y se vuelve a poner de pie, te mira y aparta la vista nuevamente. 

- Perdón por mostrar un lado tan infantil - Confiesa Choa, parece estar mejor, definitivamente no está feliz, pero ya no está al borde del abismo - Especialmente cuando hay mucho que hacer nya... tenemos que ordenar está casa para que no sea un nido de arañas. 

Cuando las cosas se van al diablo, lo mejor es mantener la mente ocupada. La chica pasa por tu costado hasta una esquina, en donde cubiertas por telas de arañas reposando en allí, hay algunos útiles de aseo, siendo en realidad, unos paños de aspectos viejos y una escoba. Antes de que pudieras responder un mensaje del sistema salta a la luz. 

Tu vinculo con Choa ha aumentado.