Partida Rol por web

Yo por poco que pueda cumplo mi palabra y les prendo fuego. 

En cuanto a lo del arco, Bain debe decirme algo (o no...)

   El arco a ti te parece normal y a Bain no le importa que lo recojas. Aunque es de bastante calidad, pero las tres flechas... no sabes si son mágicas, pero desde luego no son normales, te las guardas si quieres.

   Los enanos arden sin problemas y puedes recoger algo de polvo/ceniza si quieres. No te van a poner pegas los enanos, no es una profanación en regla, ni nada demasiado raro.

   Bain no te pone pegas cuando le consultas, pero al girarte para ir a recoger las piedras, jurarías que falta una... o contaste mal. Recoges cuatro esmeraldas, tres rubíes y un zafiro azul.

   Recoges del cofrecillo de las piedras una esmeralda cuando Aegon se gira a preguntarle a Bain. También te guardas la capa, que te queda muy bien. Qué raro, te había parecido mucho más grande, pero ahora que te la colocas te queda como un guante, a tu medida.

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   Bain no os pone ninguna pega, a que recojáis cualquier cosa de la estancia, una vez que se ha guardado El Testamento. - ... para que se lo queden los orcos... - os parece escucharle murmurar.

   Mientras unos buscan, otros vigilan. Un crujido y un estruendo se hace más pronunciado, la puerta de piedra se está rajando por la fuerza de una gran musculatura ¿trolls quizás?

   En ese momento, Bain y los demás, halláis otra puerta disimulada al fondo. ¡Al fin!

   Bain la abre con el amuleto y pasáis todos con los objetos que habéis decidido recoger y conservar. Bain cierra la puerta justo cuando oís que cae la otra al suelo con el estrépito de losas y piedras rotas.

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   Bain levanta su amuleto para iluminar la cámara en la que os encontráis. Caleb hace otro tanto con su luz mágica. Se trata de una pequeña habitación llena de barriles en cuyo centro hay un sumidero con una bulliciosa corriente de agua.

   - Es una de las cámaras para expulsar sedimentos y restos pesados, -os informa. - Es extraña, lo admito, pero útil, cómo veremos. -

   Bain se dirige hacia uno de los barriles con tapas de metal. Los examina satisfecho.

   - Esto nos servirá. -

   Rápidamente os explica que para no ir cargados por los túneles hasta la superficie con restos de tierra, sedimentos y rocas de consistencia no apta para cincelar, idearon un sistema de emergencia para sacar de Moria estos restos. En barriles que están preparados para flotar con gran peso y reforzados con metal para aguantar golpes.

   Sugiere introduciros en los barriles, balancearos de un lado a otro para caer en la corriente y esperar salir de una pieza por la corriente de agua que llevaba en el pasado estos barriles hasta el exterior.

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   Se vuelven a escuchar golpes en las paredes al otro lado. Bain, sin esperaros, se mete en un barril y cierra la tapa. Mientras dentro del barril se mueve de un lado a otro, el barril oscila de izquierda a derecha, cada vez más pronunciado y dentro de poco caerá al agua. Hay 14 barriles en la sala (y en uno se ha introducido a el enano).

 Miré a mis compañeros y me encogí de hombros, antes de imitar al enano y meterme en otro barril, tal y como él había hecho, y cerrar mi tapa, para evitar que nada entrara dentro de él. Esperaba que esto saliera bien y pudiéramos salir de esta difícil situación de una sola pieza...

Rápido, meteros la mitad en los barriles y la otra mitad ayudemos a volcarlos. Al menos así la mitad tendrán una posibilidad. 

Amigo Fosco, tu eres demasiado pequeño para poder mover este barril desde dentro... Yo te ayudaré. En Ciudad del Lago y Valle soliamos manejar toneles que bajaban por el rio, enviados por los elfos...

Calep, no se si cabreis Urko y tu juntos. Quizas el perro con el Hobbit?

Venga luego el resto!!!

Ante tal diversión, ni me lo pensé. Salté de cabeza en uno de los barriles y me coloqué para estar a gusto, cerrando la tapa y encajándola bien para que no entrara agua. Volví a abrir la tapa para contestar a Allister.

-"Gracias, pero prefiero ir solo. No cabemos el grandullón peludo y yo en el mismo barril. ¡Os veo en la salida!" Dije con alegría.

Empecé a balancearme a un lado y a otro, viendo como poco a poco el barril se movía. Seguramente los demás terminarían ayudándome y empujarían el barril por el sumidero.

Quedándose entre los últimos para retener al enemigo si era el caso, Dastar analiza la situación. Era mejor arriesgarse a lanzarse en los barriles que combatir a lo que parecía un grupo grande de enemigos, esa ventaja de números que tuvieron al enfrentar a los enanos primos de Bain ahora no les favorecía. Igual habían conseguido lo que venían a buscar, además de una que otra riqueza que les serviría a futuro.

Espero las instrucciones de McSiry y les dijo a sus hermanos de armas Ceorl y Baldred:

—Que la fortuna nos siga siendo propicia, nos vemos del otro lado.

Tras ver a mis compañeros trato de calmar a Urko y le meto en un barril.
Me esfuerzo en cerrarlo correctamente y asegurarme de que va bien, aunque se lleve un mal rato.

-No te marees amigo- le digo en voz calmada antes de cerrar el barril y ponerlo en el agua.

Cojo y me meto en otro. Antes de cerrar el barril aviso a mis camaradas.

-Compañeros nos vemos al otro lado.
Cierro el barril y me muevo lo justo para caer en el agua.

A la vez que rezo por que la "travesia" vaya sin problemas.

Dastar, venga, no tiene sentido quedarse aqui. esa puerta cederá como la anterior en algun momento. Supongo que algún Troll de las cavernas o algo peor andará al otro lado... Al barril!!!

Allister hizo lo propio, miro una vez más para asegurarse de que nadie quedabase atrás y cerró su propia cuba y balanceandose intentó que esta alcanzara el sumidero camino a la salvación...

No había conseguido ni riquezas ni grandes tesoros, pero si conseguía salir con vida y cumplir su palabra se dabaría por satisfecho... Unas cenizas en una bolsa un arco de calidad y 3 flechas interesantes, pero lo más importante, cumplir con el trabajo que se les encargó...

   Bain y el resto, cada uno más o menos cómodos en un barril, vais enfilando uno a uno la pequeña corriente de la sala que saca los barriles por un túnel bajo y medio inundado. Los últimos tenéis dudas de poder meteros y poder balancearos medio a ciegas en el canalillo de agua que se lleva los barriles, pero descubrís con sorpresa y alivio que están bien alineados y colocados de tal forma que un suave balanceo los pone en camino sin posibilidad de caer fuera del canalillo de agua.

   En seguida el túnel se vuelve descendente, las aguas más rápidas y sois lanzados a través de la corriente a toda velocidad. Tras un oscuro y vertiginoso viaje que dura una cantidad indeterminada de minutos que se os hacen eternos termina siendo arrojados al vacío. Con un nudo en la garganta sentís que caéis a plomo, por fortuna la caída es breve y es en aguas tranquilas, donde los barriles quedan flotando.

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Abro la tapa del barril una vez que mi cabeza y mi estómago se han aposentado, sacando la cabeza para mirar alrededor y ver dónde nos encontramos. Las aguas parecen calmadas... por el momento.

-"¡Uauuuu! ¡Eso sí que ha sido fantástico! ¡Eh, chicos, podéis abrir las tapas de vuestros barriles, no hay peligro!" Les grité a los demás.

Me agarré al borde del barril y miré alrededor. Después, usé las manos a modo de remo para acercarme al barril más próximo.

-"Intentad remar hasta aquí y juntémonos, así podremos hablar sin gritar. Hay que intentar llegar a la orilla para ir a por nuestros caballos y ponis." Les comenté. "¡Uauuuu! De verdad que ha sido alucinante..."

El guerrero aún no se creía que el plan hubiera salido a la perfección.

Desde luego, no daba ni una moneda por este plan tan... particular- dice, sorprendido aún que siga con vida- pero ha sido todo un éxito.- mira a Bain- bendita sea la ingeniería enana. 

 Saqueé la tapa del barril, con cuidado de no perderla, y miré a mi alrededor, desde mi bote improvisado. Con una sonrisa astuta, respondí, mientras me disponía a usar el trozo de madera como remo improvisado:

 - Sugiero que busquemos nuestras monturas y salgamos cuanto antes de aquí. Al anochecer esta zona se convertirá, con toda seguridad, en un hervidero de orcos, y será mejor estar lo más lejos posible cuando ese momento llegue.

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   Encontráis los caballos donde se quedaron, al llegar, Elmarel sale de detrás de una roca con evidente alivio al ver que sois vosotros y no un orco, huargo, troll o cualquier otro monstruo que pudiera haber llegado atraído por el olor de los animales con la intención de darse un banquete con las pobres bestias.

   Pero ajenos a esa eventualidad, los animales pastan felices la escasa vegetación protegidos en la hondonada de rocas donde los dejasteis y alguno se acerca alegre a frotar el morro contra vosotros. Elmarel os comenta, que nada ha perturbado el campamento en vuestra ausencia, si descontamos cuervos y animales salvajes comunes que pasaban de vez en cuando por las cercanías, pero que nunca llegaron a acercarse demasiado al campamento.

   Tras intercambiar noticias, levantáis con rapidez el campamento y partís de vuelta, antes de que oscurezca otra vez.  

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Tras llegar a la orilla, fuimos a donde habíamos dejado los caballos y a Elmarel. ¡Ya se me había olvidado que estaba allí vigilando el campamento! Me fundí en un abrazo y le conté todo apelotonadamente, casi sin respirar.

-"Y entonces... bla bla bla. Ni te puedes imaginar lo que pasó después... bla bla bla. Pero menos mal que estaba yo allí... bla bla bla. Si no hubiera sido por mi oportuna intervención, no hubiéramos salido vivos... bla bla bla....."

No paré de hablar en un par de horas, mientras recogíamos todo y salíamos pitando de allí. La sonrisa que llevaba no se me quitaría en mucho tiempo. ¡Tenía un montón de cosas que contar a mi amigo enano! Se pondría muy contento al saber que habíamos conseguido recuperar el testamento y de que no habíamos sufrido ninguna perdida.