Partida Rol por web

SUT examina la PDA. Es una PALM OS que poco más sirve que como agenda. Hay sólo dos registros apuntados en los contactos, con sus correspondientes números: Pavlov y El Arsenal. Luego hay una serie de códigos sin sentido en la agenda ¿una clave? Probablemente...

El resto del contenido de la bolsa es inservible: botas, guantes, el traje del Camarada... Nada de interés relevante.

- Salgamos de aquí, SUT, creo que ya hemos tentado demasiado a la suerte...

La Llama como si de una polilla atraída por la luz se tratase, se dirige directamente y sin vacilar hacia la salida más cercana, en este caso, la zona de entrada de las ambulancias de emergencias.

- Vayamos hacia el coche, con suerte Fredric nos verá y podremos salir de este lugar sin llamar demasiado la atención.

Las dos mujeres se dirigen por el pasillo hacia la zona de salidas de ambulancias. Al llegar allí ven que hay bastante movimiento: no es que haya una emergencia, es que todo el personal del hospital de la zona de urgencias parece haberse ido hacia allí. Los comentarios entre la gente corren como la pólvora y llegan al oído de las dos mujeres mientras enfilan hacia la puerta:

- ¿Qué ha pasado...

- .. una emergencia, creo que...

- ... ¡estaba loco! ¡dicen que ha matado a un guardia!...

- ... había unos polis...

- ... no se han escuchado tiros...

- ... nos avisarán cuando no haya peligro?...

- ... ay, dios, espero que mi madre no venga ahora...

-¡Vamos! Esto se está poniendo feo. Me pregunto qué habrá hecho Fredric...

SUT mira a todas partes intentando localizarle. Correr es pasar desapercibido en un tumulto así, de modo que se adapta a lo que la gente hace, pero yendo hacia el coche. Una vez en él esperará, por lo menos si la cosa no empeora.

- Seguro que se ha buscado algún lío como siempre. Esperémosle en el coche y mientras quizás podamos sacar algo más en claro de ese aparatito.

La Llama sigue avanzando junto a SUT intentando seguir pasando desapercibida entre la gente.

Ambas mujeres llegan al coche y esperan. No pasa demasiado tiempo cuando ven salir a tres de los cuatro policías que habían visto en Urgencias llevándose a Fredric preso, con las esposas puestas. Es increíble pero Fredric va muy tranquilo...

-Joder, ahí está. Problemas en marcha. Parece que se lo ha tomado bien... a ver qué está cociéndose en su cabeza imprevisible.

SUT arranca el coche, y maniobra lentamente, para no llamar la atención.

-¿Seguimos a los polis para ver qué pasa con Fredric...? Estoy segura de que puede zafarse de ellos, pero una ayuda no le caerá mal... aunque si tienes otro plan, adelante. Sabe cuidar de sí mismo.

La Llama mira con fastidio la escena de los policías acompañando a Fredric. Era un verdadero incordio y, aunque por un momento dudó en dejar que los agentes hiciesen su trabajo y les librasen por fin del desequilibrado de Fredric, sopesó los pocos apoyos que tenían SUT y ella y decidió que no podía dejar perder a uno de ellos, por muy tarado que estuviese.

- Creo que tenemos que echarle una mano. Y lo mejor será que lo hagamos ahora, en la comisaría será mucho más complicado. Quizás podamos provocar un pequeño accidente... no creo que al dueño del coche le importe...

-De acuerdo. Vamos allá. No aquí mismo, hay demasiada gente pendiente. Dejemos que lleguen a la próxima esquina solitaria, y veré de arreglármelas para un encontronazo... accidental.

Tal como lo dice, hace. Deja distancia y se coloca de modo que podrá interceptar a los polis saliéndoles de lado. Un frenazo, un derrape... y dos enmascaradas contra cuatro polis.

¿Pan comido...?

Las dos mujeres ven como meten a Fredric en uno de los coches policiales que estaban aparcado a la puerta del hospital. SUT pone el motor al ralentí, preparándose. Dos de los policías montan en el coche mientras el tercero queda fuera, hablando durante unos momentos con sus compañeros. Las enmascaradas miran alrededor: demasiada gente todavía. El tercer policía regresa a paso tranquilo hacia el interior del hospital mientras los otros dos arrancan el coche al fin, poniéndose en marcha.

SUT se aproxima al coche de policía para intentar interceptarlo. En su mente tiene la idea de hacerlo en un lugar discreto, pero las cosas nunca suceden como uno espera...

La siguiente página se abre con la entrada del hospital. Los policías empujan la cabeza de Fredric dentro de la parte trasera del coche y arrancan. La cámara sigue en la puerta del hospital en la misma posición mientras el coche de policía se aleja.

Viñeta 3: el coche de policía está un poco más lejos.
Viñeta 4: se enciende una luz roja en un semáforo al final de la calle. La imagen se sigue viendo desde la puerta del hospital.
Viñeta 5: el coche se acerca hacia el semáforo. En todo momento el plano que se muestra es el mismo.
Viñeta 6: el coche da un brusco giro y vuelva.
Viñeta 7: La cámara sigue en la puerta del hospital. La gente chilla alrededor y corre en todas direcciones. El coche está quieto en medio de la carretera, echando humo.
Viñeta 8: La puerta trasera del coche de policía sale disparada y se ven unos brazos saliendo por ella.
Viñeta 9: La cámara sigue en la puerta del hospital. Se ve a Fredric saliendo del coche y un bocata que sale de la boca del sicópata, muestra unos signos inteligibles que seguramente sean insultos.
Viñeta 10: Fredric dispara el gancho hacia el tejado del edificio cercano y sube al techo del mismo. Probablemente en las siguientes páginas se muestre cómo corre hacia el hospital con las manos esposadas, pero no las tiene esposadas a su espalda.

El chico que lee el cómic queda alucinado. ¿En qué momento ha pasado eso? Repasa la hoja de arriba a abajo. ¿Cómo ha podido liberarse? Los dedos del chiquillo buscan una pista que le indique qué ha hecho Fredric para poder volcar el coche, qué ha pasado. Viñeta, viñeta, viñeta. El dedo índice señala la viñeta 5. En el cristal trasero del coche, ¡WOW!, resulta que se ve un enorme charco de sangre. Deja mucho a la imaginación, pero seguramente Fredric se contorsionara mientras iban al semáforo para sacarse el brazo de sitio y poner ambos brazos hacia delante y luego simplemente hizo lo que mejor sabe hacer. Arrancarle la yugular a los policías. El chico sabe que no está bien, pero Fredric es sin duda su personaje favorito.

Repasando nuevamente las viñetas el chaval se fija en la última: mientras Fredric vuela hacia el tejado impulsado por su gancho un coche ha frenado cruzado muy cerca del vehículo policial. La puerta del conductor está abierta y puede verse a SUT mirando hacia el cielo, viendo como desaparece Fredric en el primer plano.

Desde el asiento del copiloto de su coche prestado, la Llama ve volar el coche de policía e, instantes después, aparecer a Fredric entre los restos y, casi con la misma velocidad, desaparecer entre los tejados de la ciudad. Qué ilusas habían sido al pensar que un tipo como Fredric podía necesitar su ayuda. De nuevo, había vuelto a demostrar que se bastaba él solo para salir adelante. Eso sí, la sutileza y la discreción no eran precisamente su firma habitual.

Una vez Fredric desaparece de su vista, la Llama mira a SUT con una expresión a medio camino entre el pasmo y la diversión.

- Anda, vámonos, seguro que ya le encontramos más tarde. ¿Te parece que vayamos a comprarnos unos comunicadores?, creo que nos hacen falta. Y luego podríamos ir a hacer una visita a un viejo amigo...

Aún fuera, aún la mirada clavada en lo alto, SUT atiende a las palabras de su compañera.

-Sí, Fredric... no es alguien que necesite ayuda.

Entra en el coche, y sonríe.

-Vamos, tú diriges...