Partida Rol por web

Bajo la máscara: Ante el abismo

Personajes presentados

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25/09/2008, 13:44
Director
Sólo para el director

Como siempre aquí iré poniendo los personajes que reciba.

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25/09/2008, 13:44
Director
Sólo para el director

Esta es la historia, espero que te guste ;)

Hay varias cosas que se pueden cambiar para que encaje.

Mikhaíl ‘Misha’ Alekséyevich Suvórov. Ex-Vigilante Estrella Roja.

El reloj pitó a las 06:01 AM. Amanecía. El sol, el sol del país de las oportunidades, comenzaba a desperezarse lentamente. También era el sol del enemigo, del capitalismo y los traidores a la Madre Patria. Después había sido el sol que alimentaba una de las mas grandes ciudades del mundo, llena de gente, con todo lo bueno y malo que eso incluye, con todo lo que significa Nueva York. Para él, tras casi una década, por fin era solo el sol.

Misha se detuvo para sentarse en una roca y contemplar el amanecer como venía haciendo desde hacía 6 meses, desde que se mudó a una casa perdida en las Rocosas. Tras una carrera de una hora, extenuante y extrema al ser prácticamente nocturna y en plena montaña, este era el único momento de descanso que se tomaba. Amanecer... Era curioso cuantos significados podían darle los poderosos a la salida del sol y el pueblo, ignorante, asentía como borregos. Pero la realidad era otra, la realidad era que el sol brillaba y daba esperanzas a todos por igual.

Amanece... La escarcha cubría el patio de la instalación Baikal, apenas a 200 kilómetros del corazón de Siberia. En el se haya, inmóvil como una estatua, el capitán Suvórov a la espera de recibir instrucciones del Camarada Comisario Vasiliev del GRU.

No volvió a ver un nuevo amanecer en 217 días. Como miembro de las Spetsnaz, el mejor graduado y mas eficaz miembro desde su fundación, el Capitán Suvórov era el arma viviente mas secreta y letal de la Madre Patria. Durante 217 días viajó, luchó y ejecutó a traidores, desertores, espías capitalistas, rebeldes y todo tipo de elementos revolucionarios contra el Régimen por medio mundo... Siria, Pakistán, Ucrania, Yugoslavia, Alemania, Rusia... Actuaba de noche, sin ver nunca la luz del sol. Fue un período extenuante donde descubrió la crueldad inhumana que impartían los jerarcas del Partido a todo y todos. Daba igual ser un camarada del propio Partido, ser un minero de los Urales, un trabajador de las fábricas de tanques de Stalingrado... Comprendía y aceptaba de pleno corazón las misiones donde debía eliminar a espías enemigos, tropas especiales, científicos y demás calaña capitalista. Pero su corazón se fragmentaba cada vez que debía purgar las filas de sus propios compatriotas, no cuando ejecutaba a traidores y desertores, sino cuando por simples rumores de la sedición del hijo de un general señalaban a este, y a toda su familia, como objetivo de Suvórov.

Contaba con apenas 24 años cuando su hermana pequeña, Ekatherina de 17, a la que no había podido volver a ver oficialmente en 12 años, fue secuestrada. La persecución y lucha por rescatar a su hermana, desobedeciendo órdenes del Partido, llevó a Misha hasta Finlandia, a una recóndita región prácticamente salvaje y bajo el dominio de la naturaleza en estado puro. Allí eliminó a no menos de dos docenas de agentes de la KGB y otros Spetsnaz para abrirse camino hasta su hermana. Pero todo era una trampa, los jerarcas del Partido hacía tiempo que se habían empezado a preocupar por las continuas dudas y recelos de Suvórov. Sabía demasiado y no era tan fiel como les gustaría. Suplantaron a su hermana por una agente secreta que fue seleccionada por su gran parecido, que mejoraron mediante una serie de operaciones de cirugía absolutamente punteras en la época. Apenas logró esquivar la artera puñalada con la que le recibió su falsa hermana. Por suerte el Partido no había descubierto el mote secreto con el que le llamaba su hermana pequeña. Esa fue su salvación pues cuando no le llamó por él, supo que había algo raro. Quedó herido, con una puñalada entre las costillas con un filo envenenado, tendido en mitad de la nieve que se amontonaba en la entrada del bunker secreto.

Cuando abrió los ojos se encontró en un lugar desconocido, vestido con una bata de hospital, conectado a varios aparatos médicos dentro de una celda. Allí se enteró que apenas se había adelantado media hora al asalto de la instalación por parte de fuerzas especiales norteamericanas que habían interceptado varias comunicaciones y descubierto el bunker comunista. Cuando le descubrieron allí no sabían quien era, pero supieron valorar el potencial de salvarle la vida ya que él solo había eliminado a dos docenas de agentes especiales comunistas. Siquiera cuando se recuperó, cuatro días después, sabían quién era él. Los americanos le ofrecieron protección, una nueva vida en EEUU, les interesaba demasiado como para dejarle escapar. Misha tardó un día en decidirse. Las opciones eran o ir con ellos o escapar a sangre y fuego de ellos y después el resto de su vida seguir escapando de la ira del Partido. Los dos caminos llegaban al mismo desenlace, únicamente que el primero, el yanki, era mas fácil inicialmente. Sólo exigió una cosa, que lo acompañase su hermana, que EEUU garantizase su seguridad y la diese asilo y una nueva vida en Norteamérica, segura y con todas las comodidades que pudiese desear. Era la condición, inamovible, que impuso Misha... Y los americanos accedieron.

Prácticamente se desató un estado de alerta máxima entre los jerarcas del Partido cuando se conoció el desenlace de la trampa de la instalación de Finlandia. Sabían que Suvórov buscaría a su hermana y buscaría venganza. Ekatherina fue desplazada prácticamente cada día y sin previo aviso, de una localización secreta a otra, cada cual mas lejos de Moscú. Con ello los jerarcas tenían la esperanza de alejar a Suvórov lo máximo posible y, quizás, muriese en el intento. Pero no fue así gracias a la ayuda americana y finalmente logró dar con ella y rescatarla. Su hermana se había quedado embarazada cuando la secuestraron pero rápidamente calmó a Misha diciéndole que había sido con su novio, no forzado, aunque había muerto cuando intentó defenderla en vano. El bebé nació durante el viaje a EEUU y Ekatherina le llamó Richard, lo mas parecido a la transliteración del ruso рыцарь (rycar' – Caballero) en honor a su hermano por haberlos salvado.

En Estados Unidos la vida no era tan fácil como habían pensado, Misha, y soñado, Ekatherina, pero sin duda era mejor que en la URSS. Suvórov dejó bien claro que le importaba mas la protección de su hermana y su hijo que la suya propia y que él mismo colaboraría para protegerla. A cambio Suvórov reveló mucha de la información que poseía sobre las fuerzas especiales de la URSS, el ejército y el armamento comunista. No reveló toda por mucho que rogaron e incluso exigieron los americanos ya que Suvórov sabía que siempre tenía que conservar algo de información para seguir siendo útil y también porque había, entre los objetivos que revelaba, gente que era inocente y su única culpa era ser rusos. Por desgracia era suficiente para las iras norteamericanas.

Durante varios años antes o después aparecía algún asesino dispuesto a acabar con su vida o con la de su hermana y poco a poco Misha se vio arrastrado a una lucha que se extendió por asegurar el ‘way of life’ norteamericano. Era irónico como la supuesta alternativa al horror comunista, estaba igual o mas podrido interiormente y sus propios ciudadanos se mataban entre ellos, se robaban y muchas mas atrocidades. Poco a poco, por el altruista y entregado motivo de dar a su sobrino, al que quería como el hijo que nunca tuvo, ni seguramente llegue a tener, un futuro mejor, Misha se dedicó a luchar por gente, por la sociedad, por la libertad. Se convirtió en un Vigilante. Se convirtió en Estrella Roja. Contaba con 28 años.

Fue con 32 años cuando todo se hundió en la miseria, el dolor, la oscuridad y la furia. Ekatherina, y el pequeño Richard, sufrieron un terrible accidente por la intervención de un Vigilante que actuó a despecho de las bajas civiles. Aunque ambos salvaron la vida jamás volvieron a ser los mismos. El pequeño Richard perdió una pierna y Ekatherina, sin duda la mas hermosa joya de la Madre Patria sufrió terribles quemaduras en brazos y piernas y horribles cicatrices cruzaron su cráneo. Ambos perdieron las ganas de vivir, uno era un niño que jamás volvería a jugar al baloncesto o al béisbol y otra perdió su independencia, su belleza y su pelo para siempre. El causante de ello no volvió a verse mas y aunque todos los rumores e indicios apuntaban a Suvórov, nada se pudo demostrar nunca. Desde ese momento se volvió bastante violento y extremadamente protector con su familia. Terminó dejándolo todo para irse a vivir con ellos y ayudarlos. Su corazón se moría cada vía que veía a su hermana y su sobrino sufrir semejante destino por la imprudencia de un Vigilante. Jamás volvió a considerarse como uno de ellos y se desentendió de todo su pasado como tal.

Por desgracia Ekatherina y Richard no lograron superar el dolor y el trauma. Una mañana ambos aparecieron muertos en la habitación de Ekatherina, abrazados madre e hijo. Murieron durmiendo, por una bombona de gas que ella dejó abierta. Misha tenía 33 años y lo perdió todo. Su hermana le había dejado una carta en que le pedía perdón y trataba de explicarle entre lágrimas y tinta corrida el porqué, el dolor que sufría no por ella, pero sí por su hijo. Le pedía perdón por el dolor que le causaría pero apelaba al amor que sentía por ella y por su hijo para que entendiese que ya no tenían mas fuerzas para vivir una vida mutilada e incompleta. Misha tras realizar todos los trámites y papeleos necesarios, demostrando un autocontrol fuera de toda duda, organizó el funeral de ambos y su cremación. Durante unos meses siguió viviendo en la misma casa, se dio a la bebida, se hundió en una terrible depresión y abandonó todo cuidado por sí mismo. Una noche al despertarse tras una de sus muchas y continuas borracheras se encontró mirando la media docena de fotos que conservaba de su familia, con sus padres y sus hermanos, y las únicas 3 fotos que tenía en EEUU con su hermana y su hijo. En una de ellas, en la que todos sus hermanos y él mismo eran unos niños pequeños, algunos incluso bebes, estaba su padre, firme, serio y fuerte como siempre había sido, con el uniforme de gala del Ejército rojo, se alzaba protector sobre su familia. En otra se haya él en lugar de su padre y la familia la componían únicamente Ekatherina y Richard. Algo estalló en su interior. Se dio cuenta que estaba destrozando el amor que ella le había dado al dejarse hundir de tal forma en esta miseria.

En este amanecer hace 6 meses de esa última borrachera sin control. Había vendido todo, reunido todo el dinero posible y con las únicas pertenencias de su ropa, la carta-testamento de su hermana, las fotos de su familia y las dos urnas, abandonó nueva york y se mudó a una recóndita cabaña en las rocosas. Enterró las urnas en un pequeño claro llano a una hora de su casa y prometió a su hermana y su sobrino que todos los días, al amanecer, estaría allí con ellos.

Notas de juego

Personaje de Horus.

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29/09/2008, 09:34
Director
Sólo para el director

Hola, hago llegar historia de mi Pj, es algo extraña y esta basada en una serie se eventos que la van conformando..espero la entiendas y te guste..

Por cierto, eta un poco larga

Despertó una noche, es lo unico que sabe, ¿Dónde nació?...¿Como se llamaba?..no estaba seguro o no lo recordaba; en fin, no recordaba nada…nada…oscuridad, solo recordaba la oscuridad y el miedo…un momento..recordaba algo…una presión en su mente le trajo una palabra…Casius…Casius…Casius..resonaba en su boca, lo sentia en sus venas..intentó gritar, pero solo susurró tetricamente Casius…le dolía en todos sus sentidos esa palabra y aunque por alguna razón la pensaba y la sentía queria eliminarla para siempre de sus ser como el mas vil de los recuerdos o sensaciones..

Hubiese preferido el mas terrible de los dolores antes que esa sensación de incapacidad que le producia el depender de la nada para su vida, no era nadie en ese momento, era Casius.. maldito Casius… al menos supiera que o quien era habria sido suficiente para deshacerse de esa maldición que le embargaba el alma..

Luego sintió alegria, felicidad absoluta, risas, carcajadas y cosquillas, era Casius gracioso, nunca en su vida algo…era la primera vez que se sentia feliz, habia nacido como Casius..y era %%&$...pensó intentando mover los dedos de sus manos mientras el cosquilleo que le producia le consternaba en lo más profundo….Se estaba volviendo loco, pensó..y atravesaba las etapas de la locura, tal vez acaba de escapar del manicomio y su nombre era Casius..si..eso sería, seguramente en estos momentos te buscarian por todos lados y pronto vendrían por ti y tu maldito Casius…movió las piernas y flexionó un poco ambas extremidades…quiso levantarse…

Con cuidado se puso de pie y pudo sentir una pared carrasposa a su espalda con una extraña humedad agradable, asprió un extraño olor que pasó de nauseabundo a desagradble a medida que recobraba el sentido del olfato..entre sus pies algo se movia, era una rata, estaba en un basurero..pudo sentir las bolsas de desperdicio negras pegadas a su espalda y uno que otro pañal asqueroso enredarse en sus pantorrilas..fueron cinco segundos de paz…tristemente habia nacido en un basurero…Intentó enfocar la mirada pues una desagradable luz blanca le opacaba la vista..montañas y montañas de basura, montañas de desperdicios de todos los olores y sabores, ratas inmundas del tamaño de una pelota de baloncesto peleaban con aves y lagartijas o con gusanos por algun desecho…era realmente asqueroso y no demoró en vomitar…se sintió mejor pero ahora un gran vacio le agobiaba…Casius..volvió a pronunciar cuando intentó gritar…dio un paso, luego otro…aprendió a caminar y eso le produjo felicidad o lastima, sabia lo patetico que se veia y así se sentia…

No habia dado unos pasos cuando a su espalda susurraron XXX..a donde vas?...acaso le hablaban a el?..acaso no fuese así sintió el deseo de dar vuelta, para su sorpresa parado allí entre algunos desechos de hospital (agujas, sondas, placentas y demás) el Dr Platomiun le esperaba con una sonrisa en el rostro, una sonrisa desagradable pues no entendia que sucedia, que era gracioso…

Quien…es…usted….y porque me llama XXX…Susurró y se sorprendió de haber podido pronunciar tantas palabras juntas, con facilidad y no haber balbuceado aquella palabra que le embadurnaba

Ya lo has olvidado, eres la esperanza parte de nosotros y estabamos preocupados por ti..eres hábil Y siguió Tenemos fé en ti…no entendemos como escapaste del instituto..XXX..debes venir con nosotros…vamos, vamos…

Guardó silencio cuando se dio cuenta que llevaba una bata encima, era una bata de hospital, al parecer era un paciente de alguna institución…….psiquiatrica?..era triste aceptarlo pero parece que lo era, permaneció perplejo y su mente se abrió un poco, no pudo recordar nada aun cuando lo intentó, cerró los ojos y se concentró con todas sus fuerzas pero tan solo logró un leve dolor en el pecho…suspiró y abrió los ojos, allí estaba el Dr Platonium…¡Recordaba al Dr Platonium! Quien era o que hacia, nada..solo recordaba que era el..

Quien soy..por que me llama así y de que está hablando, cual institución Balbuceo No soy ningún XXX y..Sintió miedo, mucho miedo, las piernas empezaron a temblarle y dio algunos pasos hacia atrás pero sentia que en cualquier momento caeria

No tengas miedo, XXX..vamos, te estamos esperando…

De un momento sintió que podria correr, deseos inmensos de correr, de alejarse lo más rápido posible del Dr platonium…una sonrisa se hizo en su rostro, el rostro del Dr cambió, su semblante se hizo frio y seco….no…xxx…no lo hagas..

Y corrió, corrió con todas sus fuerzas mientras que una voz le gritaba ¡XXX! ¡XXX!...

XXX salió de su letargo, nuevamente a su memoria le llegó los recuerdos de ese día, el día en que nació, el Dr Platonium ahora era historia así como la Institución de estudio genetico DTR del gobierno, alguna vez creyó estar solo en el mundo, si….lo habia estado, pero no era el unico, luego de acabar con DTR habia logrado liberar a muchos que como el fueron victimas de los juegos de laboratorio de médicos locos y experimentos diabólicos, habia logrado liberar a Maelia, la hermosa dama que le acompañó durante muchos años cuando era Casius –El Heroe- , trabajando a su lado en contra de la Empresa Mayor de Estudios Biológicos y de Manipulación Genética, la madre de DTR y que en estos momentos es el monopolio a nivel mundial, manejando gobiernos a su antojo tanto politica como económicamente.

Era su mano derecha y su amor, su primer amor desde el nacimiento, los dos habian pasado por lo mismo, habian sufrido el hecho de no recordar sus pasados y tener algunas capacidades tanto fisicas como mentales superiores a la de los demás y ahora luchaban de la mano salvando vidas y evitando que estas empresas continuaran robando almas para transformarlas. Maelia era la fuerza de su vida y quien le transmitia el deseo por la justicia y la paz. Se habian prometido lograr neutralizar el mundo, sería heroes, juntos..

Pero no todos eran libres; algunos “modificados” (Como son llamados aquellos que nacieron de DTR) trabajan para la EMEBPG cumpliendo sus metas, colaborandoles en sus oscuros objetivos y usando sus dones para sus fines e intereses, esos malditos le quitaron a Amelia de sus brazos, aquellas oscuras cloacas de Nueva York le arrebataron la mitad de su vida y el deseo de vivir, el deseo de seguir luchando solo…y a nadie le importó.

Maelia cayó y su rostro sangró, el la observó horrorizado, llevaban dos días en las alcantarillas, dos días de miedo y crueldad, llevaban dos días luchando mano a mano contra aquellas bestias salidas de no se donde, eran muchas y grandes, cientas de esas inmundicias que se alimentaban de lo que se pusiera en su camino…Maelia estaba rendida y él tambien. Pero a su lado peleaban Rayo Rojo y Star, Gigantón ya habia caido y pronto ellos caerian junto a él, no le importaba, debia salvar el mundo y en especial a su amor…

Se levantó y observó a Maelia en el medio, sola mientras Star era brutalmente rasgado en dos y Rayo corria despavorido como nunca le habia visto, Casius intentó caminar hacia ella pero sus piernas estaban destrozadas, estiró su mano derecha hacia ella mientras ella le observaba inmovil y con su cara vuelta añicos..aún así era hermosa, era lo más hermoso que habia visto desde el nacimiento..

Rayo…Balbuceó Ayudalá, salvala….Pero no lo hizo, simplemente corrió gritando..já..un heroe no grita como una niña ni corre como un cobarde…ni abandona a los amigos…Casius sintió como la mente se le nublaba cuando con todas sus fuerzas intentó incorporarse mientras una voz le decia ¡Amigo!…¡vamos!..¡no puedes hacer nada por ella!!!!!

Fue lo último que escucho y la última vez que vió a Maelia…habia fallado…

XXX se dio cuenta que no bastan las buenas intenciones y los deseos del alma, así como los disfraces de lycra o las mascaras de gato..no, no le Salia del alma, se habia equivocado, no era un heroe..los heroes no existen y solo trabajando bajo las leyes del mundo se puede lograr el orden y la justicia, eso le han inculcado sus nuevos amigos, pertenece al Gobierno Americano ya no esta solo, ha dejado atrás a Casius, ahora es XXX..siempre lo ha sido, su destino no era ese…pero no confia en nadie, solo desea olvidar el pasado….olvidar a Amelia…

Notas de juego

Personaje enviado por Maldad.

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04/10/2008, 19:50
Director
Sólo para el director

George William Casey, anteriormente "Puño Nocturno".

Introducción.

¡Bastados! ¡cobardes que se esconden detrás de una máscara!
¡jodidos criminales! ¡maníacos disfrazados que actúan como si estuvieran por encima de la ley, eso es lo que son... hasta el último de ellos...!

Los apelativos se suceden subiendo de tono mientras el experto psiquiatra del Gobierno espera pacientemente, como sabe que debe hacer, hasta que pasa el vendaval.
Esta respuesta, la más enfática que había oído hasta ahora, le ha sorprendido. Lo que tiene delante no es un simple ciudadano de ese 53% (estimado) que se declara contrario a los vigilantes, lo de este candidato contra los enmascarados parece un odio personal. Su perfil tampoco encaja con el patriota fanático que enrojece de ira ante los insultos a su Gobierno que representan los que se toman la justicia por su mano; las anteriores respuestas del sujeto en este sentido fueron correctas de una forma moderada. Suficientes para hacerle muy apto para el puesto pero no para explicar esta curiosa y exagerada reacción.

De hecho hasta el momento este hombre le había dado una excelente impresión: orgulloso de su país, comprometido con su trabajo y, por otro lado, sin ningún lazo familiar desde hace muchos años. Parecía, de una manera artificial y algo inquietante, hecho para este trabajo y, como si el entrevistado fuera consciente de este hecho, cada respuesta suya además de ser correcta fue un ejemplo de moderación entusiasta, de equilibrado pragmatismo.

Hasta ahora.

Cerrando su carpeta el doctor suspira con la resignación indiferente que sólo un médico funcionario del Estado desde hace 25 años puede mostrar ante su campo de estudio.

Este hombre es un misterio pero es perfecto para el equipo antivigilantes. Su violenta opinión es algo muy personal y sin duda tiene una explicación, tal vez un enmascarado matara a un familiar suyo como “daño colateral”, o quizá perdiera su trabajo y su futuro en el mundillo del crimen por culpa de esos guardianes con antifaz. ¡qué más da!... sea cual sea el motivo, más que incapacitarle le cualifica para el puesto.

Distraído con el hilo de su divagación el psiquiatra pestañea un par de veces cuando se da cuenta de que el entrevistado ha recuperado un nivel de calma casi Zen y espera, vacío de expresión, su siguiente pregunta.

Carraspeando da la sesión por concluida con un “ya le llamaremos” intencionadamente ambiguo aún sabiendo que, con su visto bueno y los excelentes resultados de sus pruebas físicas y de tiro, ese extraño (a falta de un diagnóstico clínico mejor) hombre tiene el puesto asegurado.

Notas de juego

Personaje presentado por Lurith.

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05/10/2008, 16:12
Director
Sólo para el director

George W. Casey. Historia.

Los puños americanos durante un tiempo fueron una de las principales bazas, tanto del hampón más sucio como del más brillante justiciero, ajustándoselos a los nudillos no deja de pensar que ahora rara vez se ven pero tal vez eso los convierta en un clásico.

Tal vez.

Siempre le pareció grotesco llevar capa ¿sirve para algo? un detalle colorista en un mundo sucio, oscuro y cruel ¡Bah! mientras su vieja gabardina marrón cae sobre los hombros enfundados de negro se pregunta si algún día su atuendo se pondrá de moda. No lo cree.

Una tela violeta ya le cubre la mitad superior de la cara con sendos agujeros toscamente perforados para los ojos cuando una gorra negra, de algún desconocido equipo de béisbol, corona su cabeza.

Con un último gesto comprueba el arma automática que hace unas noches “requisó” a un matón y la navaja de su bota. Tal vez su breve, aunque fructífera, experiencia en el ejército americano le permita sobrevivir una noche más y tal vez no. En todo caso es su única vida, lo único que sabe hacer.

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La historia del vigilante que se autodenominaba Puño Nocturno es una historia triste, casi tanto como la del hombre tras su máscara, George W. Casey. Desde sus comienzos su carrera estuvo demasiado unida a los bajos fondos, los éxitos fueron pocos y modestos. Este enmascarado nunca fue portada de las revistas que tanta publicidad daban a otros héroes...

En pleno auge del fenómeno vigilante, Puño Nocturno nunca pudo competir con la inmensa mayoría de los vengadores disfrazados que poblaban Nueva York. La razón de esta incapacidad era tan sencilla como cruel: George, con tan sólo el graduado escolar y procedente de una familia rota que no podía financiar sus estudios, jamás logró superar las limitaciones de la clase media baja.
Imposibilitado de recibir un entrenamiento formal que el dinero pagaría y al margen de las ventajas tecnológicas y del abrumador equipo con el que contaban la mayoría de sus colegas de acción, “Puño” (como le llamaban en la calle) trató de compensar sus carencias con un espartano entrenamiento autodidacta que le llevaba constantemente al límite de las capacidades humanas. Su entrenamiento era más duro, más exigente que el de nadie.

Pero no fue suficiente. Un excombatiente no especialmente inteligente sin nada en la cuenta corriente y ningún talento especial poco tenía que hacer ahí fuera. Muchos años más tarde Casey se diría, compadeciéndose de si mismo, que había encontrado un nuevo significado a la máxima de que la Justicia no está al alcance de todo el mundo. Ningún héroe ni villano ha salido de entre los indigentes, la clase baja no puede calzarse un disfraz y salir a luchar por sus intereses ahí fuera cuando está demasiado ocupada en sobrevivir...

El frustrado Puño Nocturno, no obstante, combatió el crimen resignadamente convencido de que su barrio, la gente humilde... los problemas que a ÉL le parecían importantes quedaban fuera de la jurisdicción de los otros guardianes.

Al principio era un idealista que se maldecía al sentirse impotente ante tanto mal y sólo podía lamentarse al desear las capacidades de otros vigilantes (a los que respetaba tanto como envidiaba) con más poder que él pero las prioridades equivocadas. En estos años incluso el más escéptico ciudadano o la recelosa policía admitía que el vulgar guardián nocturno del montón que tapaba su cara con un antifaz violeta al menos sí destacaba por su incorruptibilidad (fruto de la humildad y la falta de ambición que fueron su forzosa herencia) y por su intenso, visceral, odio hacia cualquier tipo de crimen. El hampa y los grandes villanos no eran su presa habitual, si había alguien atracando con violencia a pobre gente de los suburbios, un matón sacaba una navaja o un yonki trataba de asaltar una humilde tienda... ahí estaba él. Virtudes que pasaron más desapercibidas fueron su estricta renuncia a la bebida y cualquier tipo de droga, su empeño (quizá obsesión) en alcanzar la perfección física y el compromiso con la tarea autoimpuesta de erradicar la violencia de las calles mediante la misma fuerza.

La década avanzó y Nueva York cambió. El miedo empezaba a olerse y entre los justicieros el franco compañerismo se convirtió en competencia y frialdad, cuando no en abierta hostilidad. Puño Nocturno, un solitario y reconocidamente mediocre vigilante, nunca tuvo su lugar entre la élite. Abstemio durante toda su vida, en esta época dos fracasos con la consecuencia de dos muertes inocentes e innecesarias le sumieron en sendos periodos de alcoholismo durante semanas. El último, causado por la muerte de una niña en un atraco a mano armada, fue el peor y le llevó a cometer el error por el que toda la autocompasión que sentía se convertiría en odio a si mismo.

Si sólo tuviera dinero, se decía, si tuviera los recursos necesarios... los mismos con los que la policía reprimía al pueblo y con los que la mafia evadía la débil justicia, los mismos recursos que tantos otros vigilantes tenían y malgastaban vanagloriándose ante él. Maldiciendo su vida y su suerte, presa de la desesperación y enloquecido por la bebida, George W. Casey cruzó la línea que todos los que se autoproclaman justicieros pisan continuamente: enfundado en su viejo traje trató de robar un banco.

Un grupo de jóvenes vigilantes de escaso talento evitó el atraco y, con lo que se dijo fue un insoportable gesto de superioridad y desdén, le dejaron ir en lugar de hacerle pagar por su crimen.
En reconocimiento a lo que una vez fue... dijeron ellos, y sintió que no podía evitar las arcadas, por alguna razón recordar esas palabras aún hoy en día le sigue provocando nauseas.

Humillado por sus “compañeros”, odiado por los civiles, que jamás olvidan un error, y perseguido por la policía, Puño Nocturno colgó su uniforme años antes de la ilegalización de la ley Keene, dolorosamente consciente de que la providencia le había negado ese camino como tantas otras cosas. Como un último insulto del destino, la búsqueda policial fue poco intensa y pronto se cerró el caso, el NYPD tenía muchas otras prioridades a un atracador fallido. El mundo continuó al margen, olvidándose del héroe una vez llamado “Puño”, si es que alguna vez se había acordado.

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“Contemplé la opción del suicidio, sí, lo hice” reconoció muchas veces años después a su primer psiquiatra. Sin embargo algo le dijo siempre que esa no era su salida, el dramatismo de darse una muerte honrosa es superfluo en alguien sin familia, amigos ni nadie a quien le importara, alguien como él no es digno de ese poético acto final.

“Quizá lo cierto fuera que no tenía agallas” terminaba por admitir siempre, aunque no le parecía algo realmente importante. La vida o la muerte, según de quién se hable, puede ser un asunto muy intrascendente...
“hablemos de otra cosa”.

Ningún médico nunca le había ayudado, se repetía, pero eso no fue obstáculo para que media docena de especialistas oyeran la patética historia de su vida de civil (cuyos fracasos transcurrieron en patética simetría a los que vivió tras la máscara) y sus furiosas quejas. La indiferencia de estos oyentes conseguía exasperarle, pero se resignaba. Al fin y al cabo era culpa suya si sólo podía permitirse los peores loqueros de la ciudad.
Lo cierto, en todo caso, es que los incompetentes terapeutas sí que le habían enseñado algo, había aprendido a decirle a la gente lo que quiere oír y eso le había ayudado a conseguir una serie de modestos puestos de trabajo que, aunque rutinarios y no muy bien pagados, le permitieron ir tirando a pesar de que ninguno le duró mucho.

Una mañana el teléfono sonó. Este acontecimiento tan mundano no dejó de sorprender a George Casey, que desde que perdió su último trabajo hace dos semanas no había recibido ninguna llamada.
Casey descolgó el auricular con desgana y al otro lado una voz grave le cambió la vida...

¿Cómo podían haber llegado a saber de él? Por el ejército, sin duda, aunque le sorprendía que a alguien se le hubiera ocurrido mencionarle. De no tratarse de un asunto tan serio le habría extrañado igualmente que hubieran dado con él tras tantos años, sin embargo estaba claro que era algo importante y había mucho dinero por medio. La oferta era muy tentadora y sin saber cómo se escuchó prometiendo a la voz al otro lado de la línea que estaría en las pruebas de selección el mes que viene. El aparato volvió a su lugar y él frunció el ceño preguntándose qué le había llevado a aceptar con tanta poca reflexión.

Un equipo armado dependiente del Gobierno para encontrar y acabar con los ilegalizados vigilantes que aún imponen su justicia en las calles.

Trabajar para el Gobierno, el corrupto, estúpido y explotador Gobierno de este maldito país obsesionado con la guerra. Nada podía parecerle menos atractivo. Pero los vigilantes... se vería cara a cara con esos pomposos disfrazados que arruinaron su vida, que le humillaron y marginaron.
¿Acaso existirían justicieros de no ser por que el Gobierno no hace cumplir las leyes? Él no habría tenido que esconderse tras la máscara igualándose a esa escoria vigilante si su barrio hubiera sido un lugar seguro. Si hubieran hecho su trabajo.

Pero no lo hicieron.

Y los vigilantes tampoco. Eso le obligó a actuar, le arrastró por un camino que le llevó a su destrucción. Le impulsaron a convertirse en lo que toda su vida había odiado, un criminal.

Siempre había soñado con disponer de medios para luchar contra el crimen, se repetía una y otra vez.
Armas, equipo, la mejor tecnología... todo eso se lo darían. No lucharía contra la mafia ni los criminales pero lo cierto era que eso no le importaba.
Aunque este análisis estaba fuera de su alcance lo que realmente siempre había soñado Casey era tener los medios, la oportunidad, para ser algo. Por una vez en su vida sería parte de algo, por una vez quería acabar algo.

Y lo haría. Con la mirada fija en un feo cuadro representando una escena desconocida de la guerra civil, Casey acababa de decidirlo.

No se le escapaba la ironía de su situación. Su patética vida le había impedido ser un héroe... ahora el asqueroso Gobierno le ofrecía todos los recursos que años atrás le habrían permitido ser un verdadero Puño Nocturno y solucionar los problemas que el mismo Estado causaba... y se los daba para que cazara auténticos vigilantes. Su psiquiatra lo habría encontrado cómico.

Él no le veía la gracia.

Notas de juego

Más info del PJ enviado por Lurith

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05/10/2008, 16:15
Director
Sólo para el director

Bueno, aquí está mi historia.

Un saludo :)

¿Cómo me convertí en vigilante? Pues eso ocurrió el día que regresé a casa de la escuela y me encontré con un radio patrulla en la puerta de mi casa que venía a dar aviso del hallazgo del cuerpo de mi hermano. Él llevaba casi un mes desaparecido, a las 48 horas hicimos la denuncia a la policía por presunta desgracia pero nadie nos hizo caso, según ellos mi hermano andaba de juerga y drogándose con los amigos. Yo sabía que no era así, él no era un santo, pero jamás nos habría hecho eso de desaparecer sin avisar porque sabía cuánto nos preocupábamos de él.

Gerardo y yo éramos gemelos, nosotros nacimos en suelo estadounidense por lo tanto éramos ciudadanos, pero aquello no nos valía de nada, nuestros padres ingresaron al país como ilegales y eso es lo que contaba. Pertenecer a una minoría racial es una cosa difícil de llevar, todos te ven como un delinduente y cada vez que algo malo ocurre los dardos apuntan hacia tí, cosa que empeora cuando la gente escucha que eres del sureste del Bronx, zona catalogada de alto riesgo por ser un barrio preferentemente de negros y latinos.

Odiaba ese barrio, lo admito y odiaba aún más ser estigmatizada como maleante por el simple hecho de vivir allí. Por eso estudié arduamente y me esforcé en aquello que sabía me abriría puertas otorgándome becas y demases: el deporte. Lamentablemente mi hermano siguió otro camino y mientras yo daba alcance a mis metas, él se alejaba cada vez más de las suyas.

Y sí, ese fue el detonante. Estaba tan decepcionada de esa institución a la que hasta entonces respetaba que decidí tomarme la justicia por mi propia mano, romper con esa barrera de desigualdad y menosprecio que había hacia aquellos como yo, que por ser latinos o de color eran mirados como ciudadanos de segunda clase, sin privilegios y sin honor. Empezó así mi doble vida: durante el día era Sara Solís, profesora de educación física en una escuela de secundaria y por las noches "Sombra", la vigilante.

Pero como en todo existe un principio y un fin, un antes y un después. Muchas veces a las personas nos cuesta darnos cuenta de cosas que son tan obvias y es a causa de la misma rabia y frustración que nuestro juicio se obnubila. Y otra vez ese cambio fue causado por la pérdida de un ser querido, pero esta vez no se trataba de alguien de mi sangre, sino de la persona a la cual le había entregado mi corazón, un vigilante, como yo: "Coyote".

El complejo voló por los aires, el fuego lo consumió todo, incluso su vida. La imagen fue impactante, desagarradora y entonces comprendí, por fin, que combatir el caos con más caos no es bueno; creía estar haciendo un bien pero en el fondo era todo lo contrario, porque no faltaban los locos fanáticos y anarquistas que o bien nos imitaban o simplemente reaccionaban a lo que nosotros hacíamos. Ojos por ojo, diente por diente... no es ese un buen lema y tarde descubrí que era lo que había estado haciendo durante todo ese tiempo.

Me puse, pues, en manos de esa justicia de la cual yo había renegado esos años, arrepentida por el daño causado y dispuesta a pagar por ello, pero se me dio una oportunidad que yo no me esperaba: convertirme en S.W.A.T. y acepté. Ahora mi misión es neutralizar a los vigilantes.

Quis custodiet ipsos custodes? (¿Quién vigila a los vigilantes?) La respuesta es: YO.

Notas de juego

PJ de Hypathia.

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06/10/2008, 12:55
Director
Sólo para el director

-¿Como dices?, ¿que quieres que te cuente mi historia? , dame una buena razón para que lo haga vaquero.
Jueves, en un garito de mala muerte en medio de ninguna parte en la costa oeste. Un tipo alto, ataviado con ropas de vaquero y un sombrero de cowboy me ha abordado mientras bebía en soledad. Mientras le observo hace una seña el camarero y este trae un vaso con un buen doble de whiskey. Noto como el ardiente líquido desciende por mi garganta envolviéndome en una falsa sensación de calidez y bienestar. Miro atentamente a mi interlocutor mientras mi mente divaga perdida entre viejos recuerdos. Poco a poco mi historia fluye con voz pastosa de entre mis labios.
-Yo era la hija de un importante banquero, y como todas las niñas ricas era joven y estúpida. Engañada por el espejismo de un enamoramiento de juventud deje a mi familia y a mis amigos, incluso mi futuro para huir de una vida que no me parecía la mía. Junto a mi amor de juventud, un joven japonés llamado Hisashi, abandone los estados unidos para poner rumbo a Japón donde esperábamos poder comenzar una nueva vida lejos del ambiente en el que me había criado. Aun recuerdo con nostalgia los primeros días que pasamos en Japón, todo un lugar nuevo , exótico y exuberante donde nada era lo que parecía y tan distinto y a la vez tan parecido a Nueva York como solo Tokio puede llegar a ser. Pero las cosas pronto comenzaron a ir mal, el dinero se nos acababa y Hisashi era incapaz de encontrar trabajo como cocinero ya que lo que se estaba en la metrópolis eran restaurantes extranjeros. Poco a poco nuestras reservas de dinero se iban esfumando, la verdadera personalidad de hisashi iba aflorando convirtiéndose en un ser huraño y taciturno que me culpaba de que no podía encontrar trabajo en un mundo tan cerrado. Nuestra nueva oportunidad fue en un restaurante estilo americano en Nagano, muy de moda en esa época en Japón, pero tampoco fue capaz de conseguir ese empleo, en cambio yo logre colocarme como camarera gracias a mi aspecto y al hecho de hablar un japonés con curioso acento que le agradaba a los clientes, aunque pronto cambie de oficio cuando uno de los cocineros empezó a faltar y me toco sustituirle. Enpecé a trabajar de cocinera a pesar de no tener ninguna preparación, pronto me acostumbre a cocinar grandes cantidades de platos relativamente sencillos que allí tenían mucho éxito. Por fin ganábamos dinero, pero como dice un dicho japonés “todos encontramos nuestro camino en la vida”, y el de Hisashi le condujo directamente al juego y la bebida.
Todos los días entraba en los garitos de juego donde gastaba todo el dinero que conseguía ganar con tanto esfuerzo a lo largo de la semanas humor , hasta ahora taciturno , se había vuelto inconstante como el de un huracán , violento , impredecible. Un Día incluso estuvimos apunto de llegar a las manos, pero se contuvo y se marcho esa fue la ultima vez que lo vi. Tiempo después supe que había ido aun garito de juego y que allí había descubierto que lastraban los dados y trucaban los juegos a favor de la casa, trato de hacerle chantaje a los de la casa de juego que le obligaron a jugarse su vida a un partida de dados, encontraron su cuerpo flotando en el río 3 días después de desaparecer de casa con signos mas que evidentes de tortura. Lo que nunca llegue a averiguar es porque me atacaron , un par de noches después de que encontraran a Hisashi en el agua volvía yo a casa después de haber estado en el templo para preparar el entierro , destrozada , sola en un país que no era el mío y sin el sustento que me mantenía allí , ya que puede que fuera un borracho y un jugador pero aun así yo lo amaba, o perdóname , por donde iba a si , el ataque, caminaba en dirección a nuestro humilde casa cunado sentí un golpe por la nuca y perdí el conocimiento. Por lo que me dijeron pase en coma lago más de 7 días, y los que me atacaron debieron darse a la fuga. Me recogió una pareja de ancianos campesinos de una aldea montañosa que volvían hacia su pueblo después de comprar víveres para el invierno. Allí, en una aldea en medio de las montañas de Japón me recupere de mis heridas y encontré un nuevo lugar donde vivir, ciertamente era un lugar mas propio de la edad media donde ocupaba un curioso lugar supersticioso, la dama de cabello de fuego me llamaban, encontrada cunado Marte brillaba en el cielo y según el anciano Hichiro destinada a grandes cosas, Y sabes que? durante mucho timepo crei que estaba loco. Durante más de 8 meses estuve con ellos , compartiendo trabajos , alegrías y penas , era una vida dura , pero que me alejaba de mis recuerdos , y que poco a poco los iba convirtiendo en uno de ellos . Pero como iba a saber yo que realmente el destino tenía algo mas preparado para mí. Esa primavera acompañe al viejo Hichiro y a su mujer Tomoe a la cuidad para mandar noticias a casa ya que llevaban varios años sin saber de mi. Estábamos en una posada cunado los oí, eran 3 hombres que se reían y uno de ellos le contaba a los otros como habían torturado y asesinado a un pobre hombre que les había descubierto haciendo trampas , y como este les había dicho que su mujer era rica ,como la asaltaron y la violaron durante horas antes de arrojarla al río pensando que estaba muerta: en ese momento algo salto en mi cabeza , y lo que yo pensaba que había siglo un golpe se convirtió en una serie de imágenes inconexas en las que un grupo de desconocidos me golpeaban , y me hacían preguntas , y finalmente hartos me violaban una y otra vez. Al salir de ese espantoso lugar de recuerdos apenas podía distinguir realidad de sueño , mis manos estaban cubiertas de sangre , mientras un cuchillo repiqueteaba en el suelo , frente a mi los tres individuos estaban muertos , uno degollado , evidentemente por mi , y los otros dos con extraños artilugios saliéndoles del cuerpo. Sorprendida y enormemente fatigada me deje llevar por los dos ancianos de vuelta a la aldea. Sin saberlo había estado viviendo en las tierras de un antiguo clan de ninfas japoneses y que ahora formaban una orden secreta de asesinos , según ellos ya habían tenido mi bautismo de sangre, y era hora de decidir mi camino si quería seguir siendo una presa o convertirme en la cazadora. No te contare por que pruebas pase ni que me enseñaron en aquella aldea tan especial , solo te diré que ahora la gata que persigue soy yo , y que nunca mas de dejaré perseguir.
Te preguntaras porque te cuento esto, veras , resulta que una vez que me dejaron volver a salir de la aldea volví a Nagano , en busca de los que habían asesinado a mi Marido , y me habían atacado , hay un dicho japonés que dice que uno no puede compartir el mismo cielo que el asesino de su señor, y aunque musáis fuera un cerdo , yo seguía amándole. Comprenderás mi sorpresa cunado supe que se habían ido a estados unidos y que ahora regentaban unos casinos y burdeles en Norteamérica. Si si , no me mires , la familia yamagato para la que trabajas , le digo mientras una pistola de calibre 45 le apunta por debajo de la mesa apoyándose en sus costillas. Vas a coger y iras a ver a tus jefes y les dirás que su pasado vuelve a cobrarse su precio, y sigue mi consejo, deja Este trabajo, puedes sufrir un accidente……

Notas de juego

Personaje presentado por Accalion.

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09/10/2008, 09:25
Director
Sólo para el director

Irina Alexándrovna Ryazanova

Eslavra

Ирина Алекса́ндровнa Ряза́новa

Еславса

 

Irina fue uno de los tantos niños perdidos de Leningrado que vagaron desnudos por las calles del comunismo, llamando a gritos a sus padres perdidos en Siberia. Sus escasos años habían sido dejados a cargo de un pariente lejano de distinto apellido, apenas se supo que la familia era sospechada de relaciones conducentes a sospecha de espionaje. Todos sus hermanos corrieron la misma suerte, enviados a distintos destinos, convirtiéndose en desaparecidos de su vida desde ese mismo momento. Pero las sospechas fueron implacables, como el sistema de información de la inteligencia; y aquel tutor forzoso también cayó bajo el yugo del martillo, consagrado a un destino incierto a la espera que cayera también sobre él la hoz.

Tuvo la suerte de no tener suficiente edad para recordar con cabalidad sus orígenes. Vagó muy poco tiempo en su desamparo y orfandad, lo suficiente para que un hogar se apiadara de una niña tan pequeña, que sólo decía su nombre. La acogieron el lapso necesario para estar seguros que no podía ser heredera de la traición al pueblo; la sometieron a interrogatorios ocultos entre cuchara y cuchara de comida, cada vez que las mujeres voluntarias la lavaban, cada vez que estaban a punto de abrigarla contra los hielos de su patria. Sólo en ese momento, trenzaron sus largos cabellos platinos, secaron sus grandes ojos azul grisáceo, y la dejaron convivir con el resto de desafortunados.

Alexándr Alexéievich Ryazanov era un hombre que se encontraba en una época de soledad transitoria, y en tránsito por Leningrado; su reconocimiento social como miembro del Partido, y el soborno a las autoridades del sitio, convencieron al sistema de que el indicado para quitarles niños que cuidar. Había pasado de casualidad por el hogar, y la había visto en el patio del establecimiento, sentada contra una columna fría y gris. Algo en aquella belleza desoladora le había impactado, posiblemente la crueldad de esa soledad que identificaba con la suya. Había bastado un único contacto de ojos para formar el lazo, como un amor o una necesidad a primera vista. Así, Irina consiguió un padre, Alexándr adoptó una hija, y ambos consiguieron compañía segura contra el frío de su sociedad y su país.

Corrieron las épocas de la desestalinización. La posición de Alexándr como miembro bastante elevado del Partido, por ser experto ingeniero de la rama de la electricidad dentro de la industria en vertiginoso desarrollo, les permitía una comodidad ilegal de vida, un poco más elevada de lo que debía ser. Habían migrado a Magnitogorsk, por su trabajo. Así, Irina creció a la sombra y en la ignorancia de lo que había sido su vida anterior, sólo con alguna memoria en sueños de rostros que sentía cercanos pero a los que no podía reconocer. Alexándr le dio todo el amor de padre que podía darle, pero tenía que viajar continuamente y la dejaba a cargo de una institutriz por algunos períodos de tiempo. Aquella era buena en sus labores y en la educación, pero vacía en el afecto; e Irina se pasaba el tiempo esperando el regreso de su padre, esperando su cariño.

En ese intervalo de historia, Alexándr le contó de sus otras dos hijas en Moscú. Oficialmente, él se había marchado porque tenía un trabajo que atender con base en Magnitogorsk; en pocas palabras, había decidido separarse de su esposa, y no podía oficializarlo. Pero un día, con la infancia de Irina ya avanzada y convertida ella en hija única, Alexándr y su esposa se reconciliaron; y entonces, teniendo que dejar toda aquella nueva felicidad atrás, la solitaria felicidad de tener un padre exclusivo para ella, Irina acabó en Moscú.

La relación con su madre adoptiva fue cordial y calurosa desde el principio; pero, con sus hermanas adoptivas, todo fue tensión. Irina supo desde el comienzo que, tal como ella, también habían sido adoptadas por Alexándr. Sin embargo, ellas se juntaban para marginarla dentro del núcleo familiar, la maltrataban a escondidas de sus padres, y le demostraban con claridad que no la consideraban parte de la familia. Le vedaban el acceso a la mayor parte de la casa, de sus relaciones, y se aprovechaban de la sumisión que traía Irina por ser la “novedad”.

El tiempo corrió en aquella rutina, hasta que Irina se encontró suficientemente afianzada para oponerse a ella. Fue un antes y un después de las relaciones en aquella casa. Las hermanas siguieron sin hacerle lugar en sus vidas, pero dejaron de molestarla y hasta empezaron a demostrar cierto respeto. Los padres dejaron de protegerla, y pasaron a tratarla como una parte más ya totalmente integrada al hogar, aunque en realidad nunca lo estuvo. Dieron así la misma educación, alimentación y amor a las tres, por un tiempo; hasta que Alexándr se terminó de quebrar con las cosas que veía en sus viajes, y decidió que escaparían de la Unión Soviética.

Con menos de diez años, Irina se vio envuelta en una larga espiral de tormentos. De pronto su padre, que había formado parte de la delegación de Jrushchov en el extranjero para la coexistencia pacífica, había desaparecido de los radares soviéticos. Irina conoció por parte del régimen una persecución que no recordaba, como si ella realmente hubiera hecho algo, de los que buscaban las raíces de su padre. Pero éste reapareció rápidamente en Canadá, exigiendo el inmediato traslado de su familia a aquel país, bajo amenaza de ir a Estados Unidos a entregar todo lo que tenía sobre sus actividades secretas para la Unión Soviética. Al Partido ya le había pasado algo parecido, con nefastas consecuencias; y como su caso se hizo conocido en los pasillos de las Inteligencias de la Guerra Fría, y en verdad tenía cosas para divulgar, enviaron a las cuatro mujeres a Canadá. Los declararon, por supuesto, desterrados y proscriptos.

Los Ryazanov estuvieron al menos un año vagando ocultos por las regiones inhóspitas de la Canadá de los anglos, que a ellos les resultaban familiares. Fueron meses muy duros de miedo y privaciones, con la sombra de la KGB y la diplomacia contra sus nucas. Aunque era la más pequeña, Irina demostró una resiliencia sobresaliente, y una capacidad de adaptación a aquella adversidad que ayudó a la familia a tener cierta esperanza. Alexándr tardó poco en conseguir que pudieran pasar a Estados Unidos, bordeando la costa oeste, hasta establecerse, finalmente, en la ciudad de Washington.

Allí Irina conoció la educación formal. Aprendió el idioma entre los libros, el recelo de los extranjeros compatriotas y el marco de la Guerra Fría. Las continuas alusiones a la posibilidad de que sus familiares fueran espías soviéticos, la paranoia generalizada, la discriminación y la latente inseguridad de nunca saber dónde pisar, la acompañaron durante toda su adolescencia. Se acumularon a los abandonos de su niñez, a los desprecios de sus primeros años de familia, y a los huecos perdidos de su historia. Así como se tuvo que hacer espacio entre los que la amaban, se fue haciendo espacio en la sociedad que se cerraba para ella y para los suyos.

Fue por las calles durante su adolescencia y temprana juventud, escapando de su casa donde sus hermanas continuaban apartándola, a pesar de los expresos mandatos de su padre de que dejaran de hacerlo. Pasada la situación extrema, pasado el miedo, aún les quedaban los profundos celos hacia la que consideraban elegida de su padre. Vagó por aquel suelo nacional sintiéndose la extranjera que era, combatiendo aquella falta de pertenencia, aferrándose a sí misma para no perder, en aquella nacionalización obligada, la identidad que tanto le había costado construir.

Cuando tuvo edad para acceder a los estudios superiores, dejó a su familia para mudarse a Nueva York. Fue de los alumnos más excéntricos que tuvo la ingeniería eléctrica en aquella ciudad agitada, y de las deportistas natas más impresionantes que tuvo su universidad. Continuó como caminante de las calles que era, en la costumbre de sus últimos años, entremezclándose con gran facilidad con todo tipo de personas. Fueron largas caminatas de largos años, tocando la realidad de los suburbios, de las ciudades, de las minorías y de la discriminación. Largo tiempo de tocar la miseria del capitalismo como había visto la miseria del comunismo. Lo suficiente para que Irina, sin ninguna duda, empezara a tomar partido.

Y el día que cayó de casualidad frente a ella una pequeña niña rusa, huérfana y atrapada en una red de prostitución infantil, algo en Irina se quebró. En esa tarde, en la que la policía del distrito se negó a tomar la denuncia porque la niña era rusa e inmigrante ilegal, aquello terminó de partirse. Y cuando esa misma noche, guiada por las instrucciones de la niña, esperó al cerdo abusador estadounidense y le partió la cara con un caño perdido en un callejón oscuro, supo que aún quedaban muchos dando vueltas. Que no todos los niños como ella tendrían a su Alexándr; que no todos los perseguidos, como ellos, podrían escapar de la discriminación. Y que el sistema no estaba preparado para defender, ni siquiera para atender, a los mismos que su propia sociedad se encargaba de marginar.

La caída de aquel hombre dio nacimiento a Eslavra.

Eslavra vagó por las calles de Nueva York como un rumor que empezó a estar en boca de todos. Empezó como una leyenda urbana en los atisbos de la comunidad rusa, y paulatinamente se extendió a los chinos. Luego se abrió como un abanico sobre el crisol de minorías de la ciudad hasta llegar a los oídos mayoritarios. Una figura femenina que aparecía sin patrón aparente, vestida siempre de rojo como si estuviera en llamas, con un atletismo digno de un animal y chispas en las manos. Una figura que aparecía dejando niños abusados en hospitales o huérfanos en hogares transitorios, y a la que se atribuía la desaparición de varias figuras bien conocidas, entre susurros, como proxenetas o abusadores seriales; a la que también se le adjudicaban las fracturas de rostro de diversos grupos de ciudadanos, escarches públicos, cuya única conexión entre sí eran sus actitudes xenófobas.

Irina continuó sus estudios hasta licenciarse en ingeniería eléctrica con orientación a la electrónica, y tras una pasantía breve en una empresa privada, ésta decidió explotar su joven talento y asegurársela con un contrato de por medio. Paralelamente a su trabajo en la investigación y desarrollo de circuitos eléctricos y electrónicos, empezó a practicar artes marciales y siguió con el entrenamiento deportivo que arrastraba de su estancia en la universidad. Ambas cosas, con cada vez más fervor, ahora que realmente las necesitaba: de ellas dependían sus manos llenas de chispas y su habilidad corporal para ser la cazadora al acecho.

Los años pasaron en aquel frenesí. Eslavra escaló en la sociedad de los Vigilantes hasta ser conocida: trató a muchos de ellos, aunque siempre mantuvo una notoria distancia con cualquier tipo de organización vertical que buscaran montar. Fue conocida por la pasión con la que actuaba, la fuerza con la que se movía, y aquella característica distintiva de querer mantenerse lejos de el grupo social, aunque cuando interactuaba con ellos lo hacía con soltura, y siempre estaba dispuesta a ayudar a sus compañeros de lucha. Por su parte, Irina avanzó en su profesión y su trabajo hasta desarrollos muy minuciosos de circuitos, manteniéndose a su vez libre de todo compromiso: ninguna pareja estable, ningún hijo, ninguna familia excepto esporádicamente su padre. Sólo fuertes relaciones de amistad con quienes pudieran soportar su carácter excéntrico. Sólo contactos los cuales estaban dispuestos a echarle una mano cuando les echara un grito. Sólo conocidos, y nada más.

Apenas pasaban sus treinta cuando una noche arrasó la puerta de un sótano improvisado. Sus años de experiencia le impidieron vomitar sobre la sangre del niño negro que yacía, boca abajo, roto y expuesto, ante el trío de hombres blancos. La crueldad existencial entró en su corazón como tantas veces, se propagó por sus venas con su sangre como conductor, y encendió su ira. La acumulación de horrores la entregó a su rabia, e hizo justicia: dio a cada uno lo que le correspondía. La electricidad los aturdió, y Eslavra se hizo cargo de darles exactamente lo mismo que ellos habían dado. Les devolvió los cumplidos, en silencio frío entre sus gritos, mirando sin inmutarse la caída de su sangre y el quebrar de sus orgullos. Y siguió. No se detuvo ante la justicia; siguió. Siguió hasta que sintió los movimientos a sus espaldas, y vio que el niño había logrado incorporarse. Y el niño destruido la miraba. El niño daba pasos hacia atrás al verla. El niño huía sin decir ni una palabra.

Mientras lo corría por las escaleras de aquel edificio, en el corazón de Irina se había encendido una alerta. Cuando logró alcanzarlo, le tomó demasiado tiempo hacer que confiara en ella. La noche avanzó hasta el alba, pero los latidos en su pecho se habían detenido. Y al dejar al niño en la institución de siempre, que lo cobijaría y atendería como lo necesitaba, vio de reojo, de casualidad, que varios niños a los que también había rescatado continuaban allí. Una de ellos, una niña rubia de hacía años, lloraba con la cabeza gacha en un rincón. Hasta ese momento, Eslavra no se había preguntado qué era lo que pasaba con aquellos que rescataba: siempre había dado por sentado que cualquier cosa iba a ser mejor que las situaciones en donde los encontraba. No había pensado en qué sucedía con ellos, luego que se hacía justicia.

Esa noche descubrió que la justicia de Eslavra era una justicia incompleta, y peligrosa. Una justicia que servía para extraer a aquellos de esos infiernos, pero que no servía para más. Que daba a cada quien lo que le correspondía, pero que quedaba fuera de su alcance evitar que eso volviera a suceder, si es que aquellos se atrevían. Podía evitar que continuaran haciéndolo al momento, sí, podía rescatar a unos: pero la forma de rescatarlos a todos era borrándolos. Extrayéndolos. Quitándolos por completo del medio. Y eso era lo que estaba haciendo: eso había hecho aquella noche. No había hecho justicia: sólo había asesinado. Eso no iba a hacer nada por el niño. Había perdido el eje; había perdido toda guía.

Con la muerte de aquellos hombres, Irina enterró a Eslavra. Dio vueltas sobre sí misma por un tiempo,  en la cuerda floja, en la inseguridad, buscando reconstruir los valores que había sostenido su vida entera. Nunca se había cuestionado los medios que usaba para sus fines, porque nunca se había excedido en ellos. Siempre había sido para ella la ley del talión. Nunca había ido más allá. Y ahora, ahora que había dado el paso sin darse cuenta, aquello le había golpeado como pocas cosas en toda su vida. Porque si a ella le podía pasar eso, a otro le podría pasar peor. Si ella se lo cuestionaba, otro podría no hacerlo. Entonces, todos aquellos que fueran como ella podían hacer cualquier cosa. Podían dejar de hacer justicia sin que nadie los detuviera. Podían torcerse hasta ser peores que los ajusticiados, como ella había estado al borde. Podían olvidarse de lo que realmente importaba, como ella se había olvidado de qué pasaba con las víctimas, y ceder a la venganza. Podían ser lo peor, el horror, si se cegaban.

Quis custodiet ipsos custodes?

Alguien tenía que controlarlos. Que siguieran haciendo justicia: pero con alguien observando. Con alguien que supiera entender sus motivaciones, pero que les impidiera irse más allá. Alguien, como ella no lo había tenido, como ella nunca había tenido, que siguiera sus pasos, y evitara su caída. Y eso, creyó ella, ya no podía hacerlo como Vigilante. Pero sí podía, del otro lado, observándolos: podía hacerlo, como miembro de la ley.

 

 

De su evaluación de ingreso a las Fuerzas de los Estados Unidos:

Irina Alexándrovna Ryazanova, hija del sujeto de expediente Alexándr Alexéievich Ryazanov, es una mujer en sus treinta. Tiene la piel pálida nívea, como transparente, recuerdo de sus orígenes. Lleva su cabello lacio largo y recto, lloviéndole contra el rostro. El rubio platino de sus cejas le da un marco de luz al profundo azul grisáceo de sus ojos grandes. Tiene las facciones muy finas y delicadas, pero redondeadas, lo que a simple vista la hace parecer mucho más joven e inocente.

Es de contextura delgada pero muy fibrosa. Su estatura media se compensa con un cuerpo muy resistente. Sus movimientos son diestros, algo acelerados a veces, pero siempre alerta. Camina en puntas de pie de a ratos, en apariencia sin notarlo. desplazándose con gran sigilo. En ocasiones, mira muy fijamente a los ojos; en otras, no hace contacto visual en absoluto. Viste ropa común todo el tiempo, sin tener ningún patrón de vestimenta especial; resalta que no usa ninguna prenda rojo puro, sin que exista ninguna razón aparente para...

Notas de juego

Personaje enviado por Venifer.

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21/10/2008, 09:09
Director
Sólo para el director

HISTORIA PUBLICA

University of Chicago Gazzette

Siguiendo con nuestra sección “Who´s Hot in Campus?, tenemos el puesto Nº 7: Roy Johnson, mariscal de campo de nuestros queridos “Maroons” (por cierto: entrenador Anderson, déjenos disfrutar más tiempo de este primor ¿quiere? El staff masculino de este periódico lo exige… y nosotras no podríamos estar más de acuerdo!!!).
Una belleza, y además, el yerno que toda madre aprobaría. Alto, bello, atlético y educado. De buena familia y con un brillante futuro. Está a punto de terminar la Escuela de Leyes, siguiendo los pasos de su padre, el Fiscal de Distrito. ¿Puede ser más perfecto? Tal vez si. Trabaja como ayudante “ad honorem” en la oficina de su padre, aunque se rumorea que sus obligaciones están más relacionadas con la Policía de Chicago. Imaginen… deportista, muy lindo, preocupado por su comunidad… ¡¡y hasta lleva uniforme!!
Este bombonazo podría tomarse unas cervezas con papá, comentando las noticias del día sin sentirse incómodo, mientras nos espera a que terminemos de maquillarnos. Correcto, sin dejar de ser cariñoso y demostrativo, y seguro de si mismo, aunque sin caer en la fanfarronería de la mayoría de los tipos de su clase. Por cierto ¿mencioné que está muy pero muy bueno? Aprovechen, chicas, que aun está solo !!!!

Chicago Tribune

En horas del mediodía, en la explanada de ingreso a los Tribunales Federales, un grupo no identificado ha asesinado al Fiscal de Distrito de la ciudad de Chicago. Según informes preliminares aun no confirmados, el Sr. Johnson ha sido acribillado en circunstancias en que salía del edificio en cuestión para ir a almorzar. El grupo, aparentemente compuesto de cuatro o cinco sujetos descendió de una camioneta no identificada y abrió fuego con armas de grueso calibre, para posteriormente darse a la fuga en el mencionado vehículo. Según fuentes extra-oficiales, han sido encontrados más de 63 impactos en el cuerpo del Sr. Johnson, los cuales le produjeron su deceso inmediato. La policía investiga los móviles de tan tremenda acción, aunque por lo bajo puede oírse que están completamente desorientados. A pesar de lo concurrido del lugar en ese horario, no se han podido encontrar testigos del hecho.
En los últimos años, el Sr. Johnson había comandado una guerra encubierta contra varias de las familias que dominan los negocios menos honorables de la ciudad de Chicago. Este periodista ha oído incluso ciertos rumores que afirman que esta actitud había generado gran descontento entre varios de nuestros representantes en el Parlamento, pues podía traer a la luz algunas vinculaciones incómodas. Al Sr. Johnson lo sobreviven su mujer, una niña de tan solo 12 años y su hijo mayor, quien fue el encargado de reconocer el cadáver.

Chicago Tribune (1 año despues)

En un lamentable accidente automovilístico, ha fallecido el juez federal Robert Callahan. Aparentemente, el magistrado transitaba a alta velocidad por una de las arterias de la ciudad sin cinturón de seguridad. Un desperfecto en su Volvo hizo que perdiera el control del vehículo, impactando contra un poste de luz y causando su muerte en el acto. Junto al Sr. Callahan, viajaba su mujer, que también falleció, y una joven de identidad desconocida, la cual sufrió heridas de muy importante gravedad y quien, al momento de escribir estas líneas, permanecía en un coma farmacológico.
El Sr. Callahan había adquirido una notoria popularidad en los últimos años, pues había sido un aliado incondicional del antiguo Fiscal de Distrito, tristemente fallecido a comienzos del año pasado. Ambos habían sido consignados repetidamente como “Los Nuevos Intocables”, dada su denodada lucha contra el hampa que infesta nuestra ciudad. Incluso se rumoreaba que había una profunda amistad entre ambos servidores de la ley, que el magistrado había extendido a toda la familia Johnson, tras la muerte del abnegado fiscal. De hecho, fuentes no confirmadas sostienen que la joven que viajaba junto al juez al momento de su accidente no era otra que la hija de su antiguo compañero de causa.

Chicago Tribune (6 meses despues)

Parece que la tragedia persigue a la familia Johnson. Ayer, en horas de la tarde, ha fallecido de un paro cardio-respiratorio la hija del antiguo Fiscal de Distrito, quien fuera asesinado hace dos años en un recordado hecho que permanece impune hasta el día de hoy. La pequeña Lucy, de tan solo 14 años, había sufrido un terrible accidente automovilístico en agosto pasado, y permanecía internada hasta el día de hoy, sin haber recuperado nunca la conciencia. En aquel trágico hecho también fallecieron el juez Callahan y su señora, ambos amigos personales de la familia Johnson. La joven había sido sometida a incontables y costosas operaciones durante los últimos meses, que al parecer no pudieron revertir su destino. Sus restos serán velados en el día de hoy, donde su madre y su hermano podrán llorar su partida.

Departamento de Policía de la Ciudad de Chicago
Legajo Personal Nº 23434/78
Aspirante: Roy Johnson, edad 21 años.

1.- El aspirante Johnson se encuentra vinculado a la Fuerza desde muy joven, incluso desde antes de solicitar su ingreso oficial. Su padre, el anterior Fiscal de Distrito, solía encomendarle diversas tareas informales de mensajería y archivo para su oficina, que en la práctica lo convertían en un enlace extra-oficial con el Departamento de Policía. Por supuesto, nunca le fueron asignadas tareas de relevancia, pero dicha experiencia debe ser consignada.
2.- En su paso por el curso de ingreso, el aspirante Johnson ha mantenido un registro impecable, graduándose con todos los honores. Ha sobresalido en todas y cada una de las cuestiones académicas, categoría en que ha logrado clara ventaja sobre los demás miembros de su clase. Evidentemente su experiencia universitaria en la Escuela de Leyes, si bien inconclusa, ha sido un factor determinante. También en el aspecto físico ha logrado excelentes desempeños. Muy probablemente se convierta en el mariscal titular del departamento en los próximos años.
3.- El único factor de riesgo puede estar constituido por su relación con los demás agentes. Durante el curso pudo notarse cierta incapacidad para integrarse al grupo de aspirantes. Incluso fue objeto de varias agresiones, tanto verbales como físicas, que por lo general culminaron en grescas de grandes proporciones.

Conclusión: en definitiva, es consideración de esta Junta de Examinación, aprobar el ingreso del aspirante Roy Johnson al Departamento de Policía de la ciudad de Chicago.

Chicago Tribune

Al parecer un nuevo vigilante enmascarado recorre las calles de nuestra querida ciudad. Varios testimonios han llegado a este periódico, dando cuenta de un sujeto que pretende limpiar esta ciudad a puro golpes de puño y patadas en la cabeza. El demente en cuestión ha sido visto en la zona industrial, vestido simplemente con jeans y campera de cuero negra, donde aparentemente se dedica a intimidar a traficantes menores, amenazándolos o, llegado el caso, agrediéndolos físicamente. Según varias fuentes, solo lleva un pasamontañas para ocultar su identidad, y huye de la escena en una motocicleta de alta cilindrada. Fuentes policiales consultadas no han podido evitar desmayarse de risa ante semejante idiotez.

Chicago Tribune

El enfermo del pasamontañas continúa con sus andadas. Sin embargo, parece que sus métodos se han tornado bastante más agresivos. En la madrugada de ayer, tres sujetos que aparentemente se encontraban comerciando con estupefacientes, fueron reducidos a golpes de puño o con algún otro objeto contundente. Uno de ellos se encuentra en estado crítico, y otro presenta diversas fracturas. El departamento de policía no ha realizado declaraciones, pero los vecinos del barrio industrial aseguran que la zona se ha vuelto mucho más segura desde que este tipo ha comenzado a operar. Algunos memoriosos coinciden en calificar todo este circo como "la vuelta de los Intocables", aunque aún no se ha dado a conocer la identidad de este nuevo "Eliot Ness".

Chicago Tribune

La guerra se ha desatado en el barrio industrial. Si en los últimos meses nuestros lectores se han acostumbrado a ver noticias sobre agresiones a "presuntos narcotraficantes", a esta altura ya deben estar hartos de las carnicerías que organiza este sujeto conocido como "el Intocable". Después de desatar un infierno en la zona, con cadáveres apilándose en las esquinas, parece que ahora ha decidido ir por los ciudadanos honestos. Tal ha sido el caso de conocido empresario Joshua Bender, tristemente fallecido en un atentado perpetrado en la madrugada del lunes. Uno de los hombres más intachables del medio, un ejemplo para las generaciones futuras. Una vida dedicada a su comunidad, cercenada por los caprichos de un psicópata. ¿Qué esperan las autoridades para actuar? ¿Acaso pretenden que este lunático nos mate a todos?

HISTORIA PRIVADA

Las costosas operaciones realizadas sobre la pequeña aumentaron los apuros económicos de la familia. Roy no tuvo tiempo de llorar a su hermana, pues la situación familiar se había hecho desesperante. Su muerte tuvo dos consecuencias catastróficas. Por un lado, fue la bancarrota definitiva de la otrora acomodada familia Johnson. Roy debió abandonar la universidad y buscar un empleo. Por el otro, acabó con al ya mermada tranquilidad mental de la madre de Roy, quien cayó en un profundo pozo depresivo primero, y en la más completa insanía después. Varios meses de internación terminaron con ella y, al finalizar el año, Roy volvía a encontrarse en la oficina del médico forense para reconocer el cadáver de otro ser querido. No había graduación, no había futuro, no había familia. Solo dolor y furia. Debía encontrar al asesino de su padre, pues el había iniciado todo. Y porque en su vida solo había lugar para una cosa. Ni justicia ni deber. Venganza.

No tenía muchos caminos a seguir, y se dirigió al único que le era más o menos familiar. Encaminó sus pasos al Departamento de Policía de la Ciudad de Chicago. Para alguien con su formación, no fue difícil superar el curso y, en poco tiempo, ya estaba patrullando los rincones más sórdidos de la ciudad. Sin embargo, muchos en la Fuerza disfrutaban ver al “niño bonito de mamá” chapoteando en el barro. Había sobrevivido al curso de entrenamiento a base de golpizas y rigor físico (llevando varias veces la peor parte) y nada de ello cambió cuando obtuvo su placa. Si quería ganarse la camaradería de los demás oficiales, debería ganársela a base de sangre, sudor y lágrimas. Roy lo intentó un tiempo, pero pronto se dio cuenta de que no valía la pena. La Fuerza no era más que un nido de corrupción, donde todos hacían sus negocios. Los pocos que intentaban realmente cambiar las cosas eran superados día a día por la desidia y la obsecuencia. Roy no tenía intenciones de pertenecer a ese cuerpo, pero le servía.

Nunca le asignaron grandes casos, pues no era “confiable”. No obstante, se las arreglaba para obtener alguna que otra información y un día decidió proceder por su cuenta. El primer paso fue robar algunas armas del propio archivo de la policía. Allí reposaban las evidencias de los ilícitos durante años, hasta que alguien decidía ocuparse del caso o, mucho más comúnmente, se destruían para hacer más espacio a las nuevas. No fue tan difícil conseguir acceso, el sistema ya estaba bastante aceitado, incluso para un novato como él. Solo tuvo que invertir algunos meses de sueldo.

Sus primeros objetivos eran meros rateros con los que se topaba mientras patrullaba, y que luego “visitaba” bajo su otra identidad. Su contextura física y las armas que portaba, sumadas fundamentalmente al factor sorpresa, le habían evitado mayores problemas. No obstante, tras un episodio particularmente agresivo (uno de los sujetos sacó un arma y le disparó, antes de darse a la fuga), decidió utilizar el chaleco anti-balas que llevaba en sus rondas diarias. Cuando sus objetivos se volvieron más duros, decidió que la etapa del pasamontañas de lana había finalizado. Aunque los enfrentamientos físicos no eran la regla, cualquier golpe en la cara terminaba siendo un problema. Los hilos de lana infectaban la herida y tardaba semanas en cicatrizar. Probó con varios elementos, hasta que dio con un casco tipo S.W.A.T. que resolvía medianamente la cuestión. A medida que la “intimidación” se fue tornando “golpiza”, fue tomando conocimiento de aquellos que jugaban en un nivel algo más alto.

Comenzaba a acostumbrarse a esta doble vida, patrullando las calles por el día y desatando su furia vengadora por la noche. Incluso podía ver que iba logrando cada vez mejores resultados. Las interminables noches de golpizas a yonkis y matones de mala muerte habían dado paso a un trabajo más depurado, más profesional. Extraía información a los golpes de la franja más baja de la cadena criminal, y luego la cotejaba con algunos datos que podía obtener en la propia seccional. Se había vuelto más cuidadoso, y sus “incursiones” eran más esporádicas. Pasaba semanas estudiando a su objetivo (y recuperándose del trabajo anterior).

Todo esto duró hasta el incidente "Bender". El sujeto tenía una organización muy bien montada, con importantes vínculos políticos. Servía de banquero para algunas de las familias, lavando el dinero proveniente del narcotráfico y haciendo las veces de financista. Fue asesinado a sangre fría, mientras dormía en su departamento personal. Aunque se endilgó rápidamente el hecho al "Intocable", por lo bajo todos tenían sus dudas. Lo cierto era que Roy había puesto a todas las Familias en guardia, y muchas aprovechaban la ocasión para resolver sus propios asuntos, anotando los cadáveres en la cuenta del enmascarado. En cualquier caso, lo que siguió a la muerte del banquero fue la guerra de bandas más sanguinaria que la ciudad de Chicago hubiera presenciado desde el ascenso al poder del legendario Al Capone.

Semanas después del asesinato de Bender, Roy fue visitado en su departamento por un par de sujetos. Olían a la Compañía (CIA) por todos lados, pero Roy nunca estuvo seguro para quién trabajaban. Sabían lo de sus andanzas nocturnas, sin embargo le propusieron un trato. Se taparía todo, pero debía trabajar para ellos. Más importante, lo sacarían de Chicago por un tiempo. Roy pensó que de esta forma podría estar más cerca de descubrir al asesino de su familia. Así, a los dos días de su encuentro, Roy fue trasladado a un centro de entrenamiento, representando al Departamento de Policía de la Ciudad de Chicago en un conveniente "Curso de Instrucción para Nuevos Líderes". Estuvo casi un año en una granja perdida en medio de la nada, donde fue adiestrado junto a otros veinte sujetos en tácticas típicas de operaciones encubiertas. Después, fue enviado al frente.

Durante siete años, recorrió el mundo, predicando los beneficios de la libertad y la democracia allí donde era enviado. Centroamérica y Medio Oriente eran los destinos más comunes, aunque ocasionalmente lo enviaban a alguna misión en Europa del Este. Los objetivos eran casi siempre los mismos. Destruir, matar y secuestrar, en ese orden. Roy cumplió con sus tareas como un buen soldado. No es que necesitara demasiadas excusas para aniquilar a los enemigos de su país. Pero la necesidad de encontrar a los asesinos de su padre lo impulsaban a cometer las más terribles atrocidades sin volarse los sesos por el remordimiento.

Sin embargo, cuando la lucha contra los enemigo de la democracia se trasladó hacia dentro de las fronteras, Roy tuvo una nueva asignación. Esta vez, los enemigos eran “los enmascarados”. Y, al parecer, gente importante estaba dedicando muchos esfuerzos en esta nueva misión. Varios años antes de que se iniciara la cruzada mediática contra los vigilantes, los empleadores de Roy ya estaban trabajando en el tema. Primero, lo enviaron de nuevo a las calles, con su antiguo atuendo de vigilante y una prolija maniobra de prensa donde se dejaba bien en claro que el “Intocable” había vuelto. Se planificaron varios golpes al crimen organizado, bien montados y sin ahorrar recursos. Seguían siendo misiones de alto riesgo, pero Roy no estaba solo. Aunque no decidía sobre los objetivos, tenía amplias libertades, tanto en la etapa de planificación como en la ejecución. La oficina estaba demasiado acostumbrada a este tipo de actividades como para confiar en las decisiones tomadas “en los escritorios”. Para cuando se desató la fiebre contra los encapuchados, el “Intocable” se había hecho ya bastante conocido y respetado. Era el momento de la Fase Dos. Después de un par de golpes dignos de Hollywood, que dejaban en claro la integridad moral y el patriotismo de su alter ego, se ordenó a Roy que se entregara. En otra colosal movida de prensa, el “Intocable” se quitó la máscara ante toda la nación, renegando de su actividad como vigilante y pidiendo perdón por haber equivocado el camino. Roy volvió a las sombras, mientras los medios indagaban en su historia personal y el público lagrimeaba por lo bajo con las injusticias que habían signado su vida. En si, todo el montaje tenía como objetivo lograr que los vigilantes se entregaran pacíficamente, siguiendo su ejemplo. La gente se identificaría con sus tortuosas miserias y el gobierno los perdonaría. Una amonestación y de vuelta a casa, todos contentos. Roy conocía lo suficiente como para saber que era una oferta que no se debía desaprovechar. Si el gobierno quería a los vigilantes fuera de las calles, lo lograría por las buenas o por las malas.
Cuando lo integraron nuevamente al servicio activo, Roy sabía muy bien que las charlas amables habían terminado. Solo habría lugar para "the hard way".

Notas de juego

Personaje enviado por Spartan.